Organo de Difusión de ASPA de México

pasajeros hombres, están ustedes mas que garantizados, .. .
entonces .. . porque no dejan bajar a las mujeres y a los
niños? .. pienso que es por demás mantenerlos en el estado
de angustia en que se encuentran.
- Un momento Capitán - me contestaron y procedieron
a conferenciar entre ellos.
- Muy bien Capitán, tiene usted razón, pueden irse.
Cuando empezaron a subir al avión los del salvoconducto,
portaba cada uno, una ametralladora, que fué otra exigencia
de último momento que hicieron los secuestradores,
¡Ah! y cada una con dos célrgadores. Ahora bien, cuando
estas personas fueron llegando al aeropuerto, según supe
después, las fueron concentrando len un solo cuarto y alguien
cometió la indiscreción de comentar delante de ellos
que en el avión secuestrado viajaba un familiar de un alto
funcionario del Gobierno, por lo que al subirse ellos se lo
comunicaron a los secuestradores y entonces éstos dejaron
bajar a las mujeres, a los niños y a un señor que comprobó
que estaba enfermo del corazón, pero a la señorita en
cuestión, no. Quedamos entonces en el avión más o menos
100 pasajeros, 17 entre secuestradores y liberados y 7 tripulantes.
Al tratar de subir la camilla con la mujer herida, vieron que
ésta no podía acomodarse y pidieron la presencia de un
mecánico (en el riguroso traje de baño), para que desmontara
algunas asientos y pudiera ubicarse.
Por casualidad viajaban con nosotros varios médicos y
uno de ellos, gentilmente aceptó hacerse cargo de la herida.
Otro personaje famoso entre los pasajeros era el escritor
Santiago Genovés, el cual con posterioridad publicó una
reseña de los acontecimientos, pero desde el punto de vista
de. un pasajero.
Un rato después llegó el camión de la comida.
- Oye Tomás, permítenos ir al sanitario y por favor revísanos
para que vean que no llevamos nada.
Aceptaron; cuando llegó mi turno, también solicité permiso
para estirar un poco las piernas y al hacerlo me dí cuenta
que en el camión de la comida venía un chamaco de aproximadamente
16 años, que estaba estibando los alimentos, y
temblaba de pies a cabeza y no por frío , sino por los nervios
y el miedo.
-"Quiubo" cuate, que te pasa, ¿porqué estas así? ..
- iAy Capi, es que tengo un miedo terrible .. . -me contestó
mientras se le escurrían las lágrimas.
- Pues entonces, para que veniste, si tienes tanto miedo?
.. - entonces- ese casi niño me dió una lección que
siempre conservo en la memoria, como ejemplo de responsabilidad
y honestidad. .
- Es que Capi, la chamba es la chamba y hay que cumplir
siempre.
VIII
Uno de esos días me abordó un piloto que todos conodamos
y que le decían "Tiri", por su apellido Tirishenko, el cual
pensábamos que era americano, pues era veterano.de la
segunda guerra mundial, pero que en realidad, lo supe
después, era judío.
- Oye Quintana, - me dijo dentro de la plática- de
veras eres muy hombrecito? ..
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- ¡Oye, ¿porqué es la pregunta?, -le contesté enojadole
hago la lucha por serlo ... y si te puedo servir en algo, nada
mas me dices ...
- ¡No hombre, no te enojes!...lo que pasa es que necesito
personas que de veras tengan muchos pantalones para que
trabajen conmigo.
- Pues de que se trata? ._
- T ú nada mas dime si estas dispuesto ... se trata de volar,
si le entras la condición es que no digas nada y que estés hoy
en la noche a las 10 en este lugar, con tu pasaporte y una
muda de ropa. Vamos a hacer un vuelo (palabras mágicas).
- Cuenta conmigo. (tanta era mi emoción de poder volar
que ni me preocupé de preguntarle si había paga y de cuanto
era ... cosas de la edad).
Me fuí con él de copiloto de un C-46 sin revisión, todo
sucio, lleno de aceite, en fín una lindura. Antes de despegar
me ordenó que revisara el avión.
- Jesús - pensé- pues ¿qué le checo? .. no tengo ni la
más remota idea, pues yo nada más he volado papalotitos.
Después me enteré que el Comité judío de ayuda había
comprado el avión para llevarlo a Miami y después mandarlo
a Palestina con mercenarios.
Como a los 5 días de haber llegado hicimos un vuelo a
Panamá y posteriormente varios vuelos Sudamérica para
recoger aviones que concentrábamos en Miami.
IX
El problema empezó a acrecentarse en virtud de que el
dinero exigido no llegaba y por lo tanto las amenazas y el
nerviosismo empezaron a subir de tono, sintiendo como la
presión podía desbordarse en cualquier momento. Como
ya habíamos cargado combustible y había que checar ·Ias
puertas, les pedí que me dejaran bajar para poder hacerlo,
ya fuera acompañado de uno de ellos o bien solo, pero
dentro de un campo de tiro que me pudieran controlar.
- No Capitán, usted no se baja - me dijo Tomás.
- Cuate, me metes un balazo si yo me separo del avión o
trato de correr; es un ángulo· donde tengo que ir, así que con
tus ametralladoras me puedes dominar perfectamente.
- Lo siento mucho Capitán, pero no ... usted es nuestro
salvoconducto .. .
Entonces en un rasgo de gran coraje, de acuerdo a la
valerosa actuación que tuvo durante toda la odisea, mi
copiloto, Carlos Pérez Rivera, se levantó de su asiento y les
dijo.
- Capitán, si usted lo autoriza y los señores están de
acuerdo, bajo yo.
- Así sí estamos de acuerdo, el copiloto sí puede bajar.
Adelante pero tenga mucho cuidado con lo que hace y
sobre todo no trate de correr o de huir.
- No.se preocupen, sé donde está mi puesto y mi responsabilidad.
Bajó, efectuó la revisión regresó para enfrentarse con su
destino. Ese tipo de compañerismo, de lealtad y valentía es
lo que forma una hermandad entre las personas que desempeñan
determinadas labores.
De repente el avión empezó a moverse, los secuestradores
no se dieron cuenta, pero nosotros sí y también de cual
era el motivo.
-Aquí el vuelo 705 al piloto del helicóptero, iquite inmediatamente
su aparato de encima de nosotros! ipero inmediatamente!,
o lo van a tirar con las ametralladoras.