Organo de Difusión de ASPA de México

LA INFANCIA Y LOS
PERSONAJES
-Usted ha dicho que lo que escribe no ha sucedido
¿Pero no hay elementos reales en ello?
"No, todo es producto de la imaginación, mezcla de
imaginación e intuición".
-Pedro Páramo, ¿no corresponde a los caciques regio·
nales realmente existentes?
"Posiblemente. México es un país de larga tradición de
caciques. El hecho de haber convertido a este personaje en
cacique, no es un tema original. Muchos reporteros trabajan
sobre ellos frecuentemente. Y este cacique no tiene
rostro. El verdadero personaje es el pueblo. El pueblo y sus
muertos".
- También ha dicho que la infancia siempre está presente
en su obra ...
"Está presente en la atmósfera y en el ambiente. Sí,
siempre la tengo presente".
-¿No podría usted evocar su primer recuerdo?
"Si podría hacerlo, pero no lo he hecho. Está disperso en
todas las historias que he contado. Son muchos recuerdos,
no hay uno primero. Están ahí, incluidos en todos los relatos
de la novela. No sólo están incluidos en lo escrito, sino en las
mismas reacciones de inhibición y tristeza que padezco en
la vida real. Todo tiene que ver con una infancia solitaria,
con la soledad de mi infancia. Influye en la timidez para
enfrentarme al ambiente social en que vivimos. En todos
esos aspectos, y a veces hasta en los mismos conceptos que
tengo de la vida, se siguen desarrollando las evocaciones de
la infancia".
- Puesto que desde niño padeció usted la muerte de sus
padres y de otros familiares cercanos, ¿tiene usted especiales
recuerdos de la abuela que les sobrevivió?
Con una sonrisa un tanto irónica, que se filtra en su rostro
siempre serio, responde: "Muchísimos recuerdos, ¿Y cómo
no, si con ella vivía? Era una señora con un sentido matriarcal
muy dominante, dedicada por regla general a cuestiones
religiosas; lo cual me trajo como consecuencia cierta aversión
a las celebraciones de la iglesia".
-¿Y la imagen de su madre ... ?
"Mi madre otra cosa. De eso no quiero hablar. Nunca
hablo ni relato nada autobiográfico. Le huyo a toda remembranza·
autobiográfica".
-En su personaje de Susana, ¿no hay un recuerdo personal
de usted?
"Susana es el símbolo que tiene todo hombre de la mujer
ideal. Símbolo de ese idealismo que nunca llega a encontrar".
-Pero Pedro Páramo evoca a la Susana que conoció en
su infancia, tal como Dante lo hacía con Beatriz. Detrás de
esa Susana, ¿no tiene usted su Beatriz?
"Claro que sí; pero ella simboliza todas las virtudes".
LA NIÑEZ EN SU TIERRA
Deseando saber algo más acerca de su vida, le preguntamos
acerca de su primera escuela.
"Estuve con unas monjas josefinas francesas, maestras
de párvulos, hasta el tercer año de primaria ... Oiga don
Alejandro: hace usted muchas preguntas personales. Y a
esto siempre le he rehuído; razón por la cual nunca he
escrito sobre eso. Algunos han ido a mi tierra - San Gabriel,
Jalisco, y sus alrededores- en busca de mis personajes,
y han hablado con familiares míos, y nunca-han encontrado
ñada. Usted sabe que en los pueblos quieren encontrar
en cualquier libro la historia regional: desconocen la frontera
entre la historia y la literatura. Tal vez por ello han dicho
que yo soy un mentiroso; que lo que cuento en mi novela no
sucedió".
-El pueblo de Comala que aparece en "Pedro Páramo",
¿pudiera ser cualquier pueblo de su región?
"Bueno, en cierto modo. La Comala que hay en Colima
no es mi Comala. Esta es simbólica. Comala es el femenino
del comal, del comal que está sobre las brasas. Ellos, los de
Comala, Colima, me han felicitado porque creen que escogí
su pueblo para mi novela. Ellos lo hicieron pueblo bonito,
muy alejado de la triste Coma la que yo describo".
-¿Dónde, cómo se adueñó usted del paisaje que muestra
en sus escritos?
"El paisaje es el de mi pueblo, el de mis pueblos. Muchos
nombres corresponden a pueblos que sí existen. Mi paisaje
es un reflejo de aquel lado de la sierra de Tapalpa".
-Algunas enciclopedias dicen que usted nació en Sayu·
la.
"No. Yo soy de San Gabriel. Lo que pasó fue que mi
padre, cuando yo era recién nacido, quiso salir de ahí. De la
revolución habían quedado gavillas que quemaban los ranchos
y que entraban seguido a San Gabriel. Mis padres
fueron por unos días a Sayula. La idea era ir a Guadalajara,
donde vivían mis abuelos; pero no hubo posibilidad de
tomar trenes".
- Volviendo al paisaje, ¿no recuerdo a un momento de su
niñez en que se le haya revelado?
"Bueno, como todas las cosas de la infancia. No es que
uno se impresione en la niñez. Las cosas se-.Ie graban y
surgen cuando uno es ya adulto. No es que uno haya sido
feliz en su infancia; pero son años que no se olvidan nunca;
los viene uno arrastrando a través de la vida. En mi caso esto
es muy recurrente".
ADOLESCENCIA Y
LECTURAS; PRIMEROS
ESCRITOS
Inquirimos acerca de su adolescencia.
"Fue muy dura, fue muy cruel. Como en Guadalajara
estaba en huelga la preparatoria, vine a México a los diecisiete
años, con el deseo de estudiar. Pero tuve necesidad de
trabajar y ya no pude seguir estudiando". (Recuérdese que
Rulfo era huérfano desde niño).
-¿Cuáles fueron sus aspiraciones de adolescente?
"Bueno, yo quería estudiar, seguir estudiando; pero como
le dije, tuve necesidad de trabajar para sostenerme".
-Sé que ha sido lector toda su vida. ¿Cuáles fueron sus
primeras lecturas?
"Yo leí lo que leían todos los muchachos entonces: Dik
Turpin, Búffalo Bill. Después Dumas y Salgari; pero ya
cuando entré como oyente a la Facultad de Filosofía, en el
café de Mascarones me enteré de lo que leían los estudiantes.
La primera obra seria fue Hombre de Hamsum".
-He sabido que a los diecisiete años escribió usted su
primer cuento.
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