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LUCES EN EL CIELO<br />
David Huerta<br />
El <strong>de</strong>sastre <strong>de</strong>l transbordador Challenger vuelve todavía<br />
más sombrío el panorama <strong>de</strong> este fin <strong>de</strong> siglo. Esas luces en<br />
el cielo <strong>de</strong>l estallido <strong>de</strong> la nave, envueltas en la estela <strong>de</strong>shecha<br />
<strong>de</strong>l chorro <strong>de</strong> oxígeno e hidrógeno líquidos <strong>de</strong>l combustible<br />
propulsor, son como un garabato siniestro: los trazos<br />
<strong>de</strong>structivos y amenazantes que po<strong>de</strong>mos leer en el reverso<br />
<strong>de</strong> la moneda tecnológica. El resplandor <strong>de</strong> la explosión fue<br />
visto por miles <strong>de</strong> personas que asistieron al lanzamiento; y<br />
por millones en las pantallas <strong>de</strong> televisión. La tragedia segó<br />
siete vidas y ha puesto en entredicho el programa norteamericano<br />
<strong>de</strong> viajes al espacio exterior.<br />
Cuando yo era niño quería ser astrónomo. Leía con<br />
avi<strong>de</strong>z todo cuanto caía en mis manos que tuviera que ver<br />
con el tema y hasta llegué a tener un pequeño teles¿opio.<br />
Uno <strong>de</strong> mis autores favoritos era Willie Ley, <strong>de</strong> quien leí<br />
varias páginas sobre la entonces incipiente carrera espacial<br />
entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Los libros <strong>de</strong><br />
Willie Ley tenían sobre los otros libros esa soberbia ventaja<br />
que nos hace ver Alicia antes <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r su viaje al País<br />
<strong>de</strong> las Maravillas <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l Conejo Blanco: las ilustraciones.<br />
¿Qué chiste tiene -pregunta Alicia en la primera página <strong>de</strong><br />
sus aventuras- un libro sin ilustraciones? Los libros <strong>de</strong><br />
Willie Ley tenían imágenes sorpren<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los cohetes y<br />
los satélites entonces puestos en órbita por rusos y norteamericanos.<br />
Con los años, ver la carrera <strong>de</strong>l espacio exterior entre las<br />
dos gran<strong>de</strong>s potencias se convirtió en algo muy diferente<br />
gracias a la televisión. Como en los asesinatos <strong>de</strong> Oswald y<br />
Sadat, el drama <strong>de</strong>l transbordador Challenger fue visto, en<br />
el momento mismo en que sucedía, por una verda<strong>de</strong>ra<br />
muchedumbre <strong>de</strong> teleespectadores y registrado en cinta <strong>de</strong><br />
vi<strong>de</strong>o-tape, <strong>de</strong> modo que sólo muy pocas horas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />
acci<strong>de</strong>nte, las imágenes <strong>de</strong>l estallido fueron vistas prácticamente<br />
en todo el planeta. La textura <strong>de</strong> la información ha<br />
cambiado por completo en estos años.<br />
¿Qué es en verdad la llamada "carrera <strong>de</strong>l espacio"? Es<br />
<strong>de</strong>cir, ¿cuál es el conjunto <strong>de</strong> propósitos que la anima?<br />
Quizás los rusos y norteamericanos no lo sepan con exactitud,<br />
aunque resulta obvio que, como en el caso <strong>de</strong> la Guerra<br />
<strong>de</strong> las Galaxias reaganiana, hay fines militares en buena<br />
parte <strong>de</strong> los programas espaciales y <strong>de</strong> las potencias. Pero<br />
hay, en el fondo <strong>de</strong> estas proezas <strong>de</strong> la ciencia y la técnica,<br />
una voluntad <strong>de</strong> supervivencia <strong>de</strong> la especie humana, volun-<br />
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