“ FUNDAMENTOS DE BALNEOLOGÍA”

Una acción mas marcada la ejercen las aguas sulfurosas con un mayor contenido de
cloruros y sodio (II34g-b), lo que iguala su efecto sobre el organismo con la ayuda (aunque
insignificante) de compuestos de yodo y bromo contenidos en esas aguas (III 12). Esta
disolución no es necesaria cuando la terapia se realiza con baños, pero si cuando se
realizan inhalaciones (hasta 0,5 –3,0 %) y para la ingestión hasta (0,5-1,0%). En esta
disolución la concentración de yodo y bromo es diminuida a un nivel inferior al que se
necesita para fines curativos. La concentración de fluor también disminuye hasta el punto en
que no llegue a ser contraindicada para su ingestión.
Las aguas sulfurosas con una concentración de fluor por encima de 8 mg/ L (III 7c) no son
recomendables para realizar la terapia por ingestión. Sin embargo, aquellas en que sus
niveles de concentración de fluor sean de 5-8mg/L (III 7b) si pueden utilizarse con este fin,
aunque no para producción de bebidas no alcohólicas. Por lo general embotellamiento de
aguas sulfurosas es una cuestión compleja. Las investigaciones han demostrado que el
contenido de sulfuros disminuye rápidamente durante el proceso tecnológico sobre todo
cuando estas aguas son conducidas por tuberías a largas distancias. Por eso, su
embotellado con fines terapéuticos se realiza atendiendo al contenido de otros componentes
que se encuentren en agua mineral , los que a su vez hace que estas se clasifiquen como
hidrocarbonatadas (II 1) o hidrocarbonatadas – sulfatadas (II 12) (Birimirtsi y Slavianovo). El
embotellado de aguas cloruro-sodicas es recomendable ante todo para ser aplicado en
forma de inhalaciones (II 34 b-c).
Si el caudal de esta agua minerales es muy grande, pueden utilizarse en piscinas , una vez
que se haya resuelto el problema tecnológico con el fin de neutralizar la fase gaseosa de los
sulfuros y el sulfuro de hidrógeno. Estas consideraciones siempre deben ser analizadas, a
pesar de que en la practica, en las piscinas se utilizan aguas con una solución alcalina
mayor y un contenido de sulfuros (10-15 mg/ L) comparativamente bajo (Kiustendil).
Aquí interviene el hecho de que con el aumento de la reacción activa del agua, la cantidad
de la fase gaseosa disminuye y cuando ocurre un contacto mas amplio con el aire, esta se
oxida hasta convertirse en sulfuros no tóxicos. En este principio se basa también la
aplicación de inhalaciones de agua sulfurosas.
Las aguas con una alta mineralización (Shg), si tienen el caudal suficiente, pueden utilizarse
también en la producción industrial de extractos, lejías alcalinas y pastas balneoterapeuticas
y balneocosmeticas.
El tipo de aguas sulfurosas mezcladas naturalmente adquieren las bondades curativas de
los demás compuestos químicos mientras no sean, en algún sentido, antagónicos.
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