Colecci%C3%B3n-Jorge-Carpizo-XXII-Laicidad-y-libertad-religiosa-Miguel-Carbonell
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46<br />
laicidad y <strong>libertad</strong> <strong>religiosa</strong> en méxico<br />
mente no pueden pagarla. La disposición del artículo<br />
3o. que se ha comentado generaría, para este autor,<br />
una “terrible injusticia”. 56<br />
Para comprender el tema, hay que recordar que el<br />
párrafo 4 del artículo 12 de la Convención Americana<br />
de Derechos Humanos dispone que “Los padres,<br />
y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos<br />
o pupilos reciban la educación <strong>religiosa</strong> y moral<br />
que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.<br />
¿Este derecho supone la obligación para los Estados<br />
de incorporar educación <strong>religiosa</strong> en las escuelas<br />
públicas? Desde mi punto de vista, y a reserva de lo<br />
que en seguida se expone sobre el pensamiento de<br />
Will Kymlicka, el contenido de este precepto permite<br />
que los padres puedan tener la opción de acceder<br />
a educación <strong>religiosa</strong>, lo cual supone que el Estado<br />
debe respetar a las escuelas confesionales; pero de<br />
su sentido no puede derivarse contundentemente la<br />
obligación del Estado para que dentro de las escuelas<br />
públicas se impartan contenidos religiosos.<br />
Algunos autores, como Kymlicka, sostienen puntos<br />
de vista contrarios a los que expone Soberanes, y defienden<br />
la pertinencia de que la educación pública se<br />
mantenga ajena a cualquier doctrina <strong>religiosa</strong>. Para<br />
Kymlicka:<br />
los colegios públicos no enseñan civilidad diciendo<br />
únicamente a los estudiantes que sean buenos, sino<br />
insistiendo también en que los estudiantes se sienten<br />
junto a otros estudiantes de razas y religiones diferentes<br />
y cooperen con ellos en los trabajos escolares<br />
o en los equipos deportivos... No basta simplemente<br />
con decir a los estudiantes que la mayoría de las<br />
personas no comparte su religión. Basta con que uno<br />
se vea rodeado de personas que comparten el credo<br />
propio, para que pueda sucumbir a la tentación de