Cuentos_Dia_E

Observó cuidadosamente a su alrededor y confirmó que no había
nadie en la plaza, nadie. Si se le ocurriera levantarse, saltar y
bailar, nadie la vería. «Sin brazos y sin piernas mi cuerpo
parecerá un cohete y vosotros seréis las estrellas». Recordó que
había leído esta frase en algún libro. Le parecía muy absurdo cuando
la leyó, pero ahora la frase coincidió con el sentimiento que tenía. A
veces intentamos explicar cosas a personas que no nos escuchan. Parece
que si las explicamos más veces, al final nos comprenderán. Supongo que
el mundo funciona conforme al mismo principio. Cuanto más alto
gritamos, más aplausos recibimos. Poco a poco ya no nos importan los
principios, nos mantenemos ocupados. Si tenemos tiempo de sobra,
hacemos otras cosas correctas y aceptables para estar más alegres.
Ojo, alegres, no felices. No hay nada más importante que mantenerse
alegre. Entonces intentamos estar más ocupados, hablamos de
cosas correctas y aceptables y pensamos que «mira, estoy ocupado, soy
útil para el mundo y estoy alegre, qué bonita es la vida».
Por fin desistió de bailar en la plaza ni pensar más sobre la
felicidad. ¿Qué sé yo? Sobre todo en tal situación como hoy. ¿Cómo
es posible que se me ocurre pensar en el tema de la felicidad?
¿La vida puede ser más ridícula que eso? Mirando la plaza vacía,
pareció que se acordó de algo. Levantó la cabeza hacia el cielo.
No se veía la luna.
Sin saber por qué, se sintió muy relajada y tranquila súbitamente.
Esta sensación surgió en el momento que levantó la cabeza.
¿Quizá gracias al cielo oscuro sin luna? A veces no quieres decirte
nada a ti mismo, aunque una persona como ella había aprendido a
comunicarse consigo misma desde pequeña, a veces también se quedaba
en silencio consigo misma. Por ejemplo, ahora imaginó que se
quedaba callada frente a otra persona que también era ella misma.
Se miraban a los ojos sin palabras, como cuando después de una
larga e intensa conversación dos amigas ya han dicho todo lo que
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