Cuentos_Dia_E

Miraba a este espectacular entorno y los elementos naturales
parecían reflejar partes de su existencia; las rocas eran sus convicciones
infantiles, el sol la firme voluntad de alcanzar sus metas,
iluminándole ahora un camino de esperanza y renacimiento. Todo
evocaba lo que había sido y lo que habría podido llegar a ser. Cuanto
más numerosos eran los granos de arena, más numerosas eran las
oportunidades para redimirse. Aprendió otra vez a jugar y fantasear
como los niños, que se sorprenden por cada cosa y muestran
sus emociones sin vergüenza. La similitud del paisaje con la luna le
atraía porque le permitía ver todo desde otra perspectiva, que antes
desconocía y que era la correcta porque le comunicaba paz interior.
Jugaba imaginando ser en el espacio. Se identificaba con los minerales
y les decía: «Sin brazos y sin piernas mi cuerpo parecerá un
cohete y vosotros seréis las estrellas».
La verdad es que tampoco importa mucho constatar ahora la
exactitud de todas esas evocaciones. En esos veinte días en el desierto
toda su vida le pasó por delante. Pensaba en sus sueños inocentes de
niño, todavía no contaminados por una sociedad corrupta. Se preguntaba
si podría volver atrás y comenzar una vida nueva, pero la respuesta era
que debía proseguir por donde estaba y mejorar. Se había transformado;
eso importaba. A una gran altitud, donde faltaba el oxígeno, Eric se
sentía libre y volvía a respirar. Antes había vivido dentro de una máscara
que no le pertenecía, hecha de constricciones sociales y engaños. Todo
estaba claro: había vivido una vida falsa, inflada al exterior y rica de
todo pero vacía al interior como un balón lleno de aire, que tiene solo
forma y ninguna sustancia. Cuanto más alto subía, más conciencia
adquiría de los valores fundamentales. Vivir es aprender a amar.
Esta voz advertía en su corazón. Tenía que dejar de ser un autómata
para recuperar la capacidad de soñar, de ver como un niño que se
maravilla por cada pequeño descubrimiento sobre el mundo, preparado
para abrirse hacia el nuevo, capaz de mirar con los ojos del alma.
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