TRADICIÓN REPUBLICANA La tradición republicana se inicia en Roma , en el año 509 a.C., cuando el pueblo, harto de los abusos de sus reyes, abolió la monarquía y creó la república. Se inició, entonces, un régimen político tendiente a impedir que el poder se concentre en las manos de uno solo (como en la monarquía) o en las de unos pocos (como en la aristocracia) o en las de la mayoría (como la democracia). La república buscaba que el poder fuera igual para todos, como única forma de que todos fueran igualmente libres. Desde entonces, la república es el gobierno de los hombres libres, en el que ningún poder puede ser apropiado ni ejercido a perpetuidad, pues es una res pública, que en latín significa un "asunto de todos". Asimismo, la republica es , el "gobierno de las leyes", más justo y poderoso que cualquier gobierno de los hombres. Sólo cuando las leyes que gobiernan la ciudad son hechas por todos, los hombres no son dominados y no pierden la libertad. Por eso en Roma se elimino la figura del rey La tradición republicana de la antigua Roma fue relativamente olvidada, hasta que en la modernidad Montesquieu, en su libro El espíritu de las leyes (1750) propuso el principio de la división de poderes. Montesquieu analizó el gobierno de Inglaterra, cuya organización dividía las funciones entre el monarca, el Parlamento-dividido en Cámara de los Lores (nobles) y la de los comunes (pueblo)-y un sistema de jueces independientes. Sobre esta base, Montesquieu formuló los principios que son las bases de todas las constituciones modernas: la condición para que un gobierno sea libre es la separación entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. De esta manera , un poder controla y limita a otro poder, el poder se limita a sí mismo y también garantiza la libertad. De esta manera, se afirma que todo gobierno con separación de poderes tiene una "constitución", o un poder sometido a las leyes Fuente https://sites.google.com/site/634democracia5b/tradiciones-politicas/tradicin-republicana CIUDADANÍA ACTIVA En línea con la tradición republicana antigua, la ciudadanía puede entenderse como un compromiso de actividad política. El activismo que la ciudadanía democrática requiere supone que los ciudadanos deben participar de las decisiones políticas a través de la propuesta, la lucha, el debate argumentativo, el compromiso, la vigilancia y el acompañamiento. La ciudadanía pasiva, indiferente o descomprometida se apoya en la idea de que "las cosas son como son" y "es lo que hay': Por lo tanto, muy poco o nada se puede hacer para cambiarlo. Cualquier intento de cambio demandaría una energía extraordinaria que no quedaría compensada por los magros resultados que se pudieran obtener. Este prejuicio legitima las actitudes más individualistas, de quienes no están dispuestas a participar en la búsqueda del bien común. En ocasiones, la ciudadanía pasiva se considera "crítica" porque cuestiona todo lo que se hace sin proponer nada a cambio o sin hacerse responsable de hacer algo mejor. Esta actitud se aleja mucho de la criticidad como forma de observación que implica una propuesta constructiva. La ciudadanía activa puede desarrollarse a través de numerosas formas de participación, ya sea integrándose a partidos políticos o a organizaciones que la sociedad civil genera para trabajar por el reconocimiento, la provisión, la ampliación de derechos y el bienestar común. Esas asociaciones también responden a intereses muy diversos. En la Argentina, si una persona quiere participar y contribuir con prácticas ciudadanas activas puede encontrar una organización que responda a sus intereses y, por supuesto, si no la encontrara, puede contribuir a crearla. Estas prácticas ciudadanas activas son también críticas cuando entran en debate con otras posiciones, cuando están dispuestas a cambiar sus puntos de vista y acciones si algún argumento las persuade de que estaban equivocadas o de que hay otra alternativa para la acción u otra perspectiva mejor desde la que se puede reflexionar sobre un tema. Y fundamentalmente, son críticas cuando pueden emprender la lucha por los derechos de las minorías dado que, sin el respeto y la provisión de esos derechos, la calidad de la democracia se resiente y hasta puede perder su sentido. Fuente https://sites.google.com/site/ciudadanosyciudadania/ciudadania-activa <strong>Revista</strong> <strong>Pesca</strong> Mayo <strong>2014</strong> 13
<strong>Revista</strong> <strong>Pesca</strong> Mayo <strong>2014</strong> 14