Los zarpazos del puma - Archivo Chile
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esas <strong>del</strong>aciones anónimas para nada. Pero siguieron con cartas a Antofagasta y a<br />
Santiago.<br />
* "El más afectado, porque aparecía como responsable, era Reveco. El era la<br />
autoridad local, pero lo cierto es que seguía mis instrucciones. Desde Antofagasta<br />
enviaron a un grupo investigador, dos capitanes, a fines de septiembre. Nunca<br />
aclaré con el general Lagos - mi jefe de División - este hecho. Ellos dijeron venir<br />
en su nombre a investigar algunas cosas que no me parecieron importantes. <strong>Los</strong><br />
conocía, habían sido cadetes míos...<br />
* - ¿De quién recibió la orden para detener al mayor Reveco?<br />
* - Del general Lagos. Recibí su llamado como a las seis de la tarde <strong>del</strong> 2 de<br />
octubre. Me dijo que había recibido órdenes de Santiago para mandar detenido a<br />
Reveco. Le manifesté mi extrañeza, que no veía razones para hacerlo. El insistió<br />
en la orden: "Mán<strong>del</strong>o en calidad de detenido". Yo confiaba en Reveco. Así que<br />
decidí que fuera no como detenido, sino que conservara su arma.<br />
* - ¿Supo que fue torturado?<br />
* - Me enteré después.<br />
* - ¿Creyó posible que pudiera estar siendo maltratado?<br />
* - No, jamás. Era imposible que eso sucediera en nuestro Ejército. No podía<br />
concebirlo...El hecho es que Reveco desapareció de Calama y yo esperaba que,<br />
como su jefe, me pidieran todos sus antecedentes para su proceso. Me tenían<br />
que pedir su hoja de vida, sus calificaciones, todos los antecedentes que<br />
corresponden a un proceso normal. Pero nunca pidieron nada. Jamás me<br />
imaginé que le iban a hacer un proceso irregular. Y el caso <strong>del</strong> mayor Reveco -<br />
además de lo sucedido en Calama más tarde - me costó la carrera militar.<br />
* - Explíquese, por favor.<br />
* - Se me sancionó por todo esto en 1974. En lo formal, porque no me<br />
ascendieron a general. En lo de fondo, porque dejé de ser fiable. Yo había sido<br />
designado agregado militar en el Perú y debía partir a mediados de julio. Cuando<br />
fue al Estado Mayor el 4 de marzo <strong>del</strong> 74, le dije al general Arellano que estaba<br />
preocupado por el mayor Reveco, porque estaba en muy malas condiciones.<br />
Incluso le agregué: "se dice que está condenado a muerte y a mí, su comandante,<br />
no se me ha pedido ningún antecedente. Estoy quedando frente a Reveco como<br />
un desleal". El general Arellano, lacónico, me contestó: "Muy bien, lo voy a llamar<br />
a declarar". Yo no capté la diferencia: me iba a llamar a declarar en el juicio, en<br />
circunstancias que se me requirieran los antecedentes como su superior directo.<br />
* "En la Semana Santa de ese año, el jueves, el auditor Melo me dijo que bajara a<br />
su oficina para declarar. Yo, el ingenuo, bajé y relaté todo el desempeño de<br />
Reveco que, aparentemente, contradecía todas las otras declaraciones que se<br />
habían reunido en su contra en el proceso. A los pocos días, en abril, me llegó<br />
una comunicación firmada por el general Pinochet postergando mi viaje a Perú<br />
hasta junio. Yo entonces trabajaba en la Dirección de Operaciones <strong>del</strong> Ejército, en<br />
la reestructuración <strong>del</strong> Ejército.<br />
* "En junio fui a la secretaría <strong>del</strong> Comando en Jefe para hablar con Escauriaza,<br />
quien había sido cadete mío. Llegué diciendo: "Aquí estoy, listo para irme". La<br />
situación fue tensa. "Oiga mi coronel"- me dijo sacando un documento - "es que<br />
mi general Arellano ha pedido que usted quede a disposición <strong>del</strong> tribunal". Me<br />
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