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Los zarpazos del puma - Archivo Chile

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publicadas más tarde - junto a otras veinte - en el diario "El Día" <strong>del</strong> martes 6 de<br />

noviembre de 1973. Ninguna pena de muerte.<br />

****<br />

Josefina Santa Cruz había logrado dar con el paradero de su único hijo tras un<br />

largo e infructuoso deambular entre el Ministerio de Defensa y el campo de<br />

detenidos que funcionaba en el Estadio Nacional de Santiago. La gerencia de la<br />

Minera Santa Fe le comunicó, finalmente, que estaba detenido en el regimiento de<br />

La Serena.<br />

* - Partí de inmediato. Llegué al regimiento y ahí me dijeron que estaba en la<br />

cárcel. Un señor que iba saliendo, al verme tan desesperada, me dijo que fuera<br />

primero donde el abogado Otto Cid, de La Serena, quien podía darme datos y<br />

tomar el caso. Era el presidente <strong>del</strong> Colegio de Abogados de la ciudad. Hablé<br />

con él. Me dijo:<br />

* - ¿Usted quiere que defienda a Roberto Guzmán Santa Cruz?<br />

* - Sí, señor...<br />

* - Pero, ¿acaso usted no sabe que esta gente nos quería matar a todos nosotros?<br />

* - ¡Mi hijo no es un asesino, señor! - le respondí indignada.<br />

* - ¿Es su hijo? - dijo él con sorpresa.<br />

* - Sí, señor, es mi hijo.<br />

* - Yo no puedo defenderlo. Le voy a dar unos nombres de quienes podrían<br />

hacerlo, allá en Santiago - dijo al tiempo que tomó un papel y escribió: "Alfredo<br />

Etcheberry, Manuel Guzmán Vial, Enrique Ortúzar Escobar, Enrique Eguiguren,<br />

Miguel Otero Latroph, Pablo Rodríguez Grez".<br />

* "Finalmente, me dijo que no me preocupara, que a Roberto - por lo que él sabía<br />

<strong>del</strong> caso - lo iban a mandar a Santiago y no le iban a dar mucho tiempo de prisión.<br />

Me fui a la cárcel y logré verlo. Estaba <strong>del</strong>gado, demacrado, con señales de<br />

golpes en la cara. Nos abrazamos largo, muy largo y en silencio..."<br />

Josefina Santa Cruz no puede evitarlo. Trata de seguir hablando, pero el temblor<br />

de sus manos y el mentón marcan la herida profunda y abierta. Era su único hijo,<br />

su amigo y compañero desde la temprana viudez...<br />

* - No hablamos casi nada ¿sabe?...sólo abrazarnos era importante. Al final, me<br />

murmuró que no me preocupara, que lo iban a condenar a cinco años y que iba a<br />

salir antes incluso. Volví a Santiago, desesperada, a buscar ayuda. Hablé con<br />

varios abogados y no quisieron tomar el caso. En esto estaba, cuando llegó el 16<br />

de octubre - relata Josefina entre sollozos.<br />

Roberto ya cumplía su condena cuando, ese día martes, llegaron a la cárcel los<br />

jeeps militares. "Estábamos pintando nuestra celda en la cárcel, cuando un<br />

gendarme fue a buscar al señor Guzmán y a otro preso político, Manuel<br />

Marcarian. Dijo que los llamaba la Fiscalía. Nunca volvieron. Al día siguiente<br />

supimos que habían sido fusilados por escarmiento", aseguró el chofer Lorenzo<br />

Aguilera Rojas.<br />

La esposa de Guzmán Santa Cruz - Magdalena Hemard - llegó la misma noche<br />

<strong>del</strong> 16 a La Serena. Enterada de su muerte por la publicación <strong>del</strong> bando, a la<br />

mañana siguiente gestionó la entrega <strong>del</strong> cuerpo. Y cuando supo que ya había<br />

sido enterrado, fue al cementerio y logró dar con la fosa común: "Me dijeron que<br />

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