Portada codo trazado - Ayuntamiento de Granada
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Judith Leyster<br />
La proposición, (fragmento) 1631<br />
Óleo sobre tabla<br />
Imogen Cunningham<br />
Mi madre pelando manzanas, 1910<br />
Gelatina <strong>de</strong> plata. 23’8 x 18’7 cm<br />
cómo son esos hogares, estamos aprendiendo mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> conducta y formas <strong>de</strong><br />
comportamiento. Se nos inculca qué <strong>de</strong>bemos hacer y qué <strong>de</strong>bemos rechazar,<br />
qué es lo “normal” y qué es lo “extraño” en el ámbito doméstico.<br />
Todas esas imágenes están, por consiguiente, impregnadas y empapadas <strong>de</strong><br />
las i<strong>de</strong>as, valores, actitu<strong>de</strong>s, en fin, <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología imperante en nuestra sociedad.<br />
Son estas imágenes las que conforman nuestra manera “natural” <strong>de</strong> ver y<br />
<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r las cosas. Apren<strong>de</strong>mos a ver el mundo y a interpretar los acontecimientos<br />
<strong>de</strong> nuestra vida y <strong>de</strong> nuestro entorno <strong>de</strong>l mismo modo que esas imágenes<br />
dominantes interpretan la realidad.<br />
La estrecha asociación entre las tareas domésticas y la figura femenina ha sido<br />
una constante en la historia <strong>de</strong> las artes visuales. Cuando aparece una mujer<br />
realizando las tareas domésticas o cuidando a otros miembros <strong>de</strong>l hogar, no hay<br />
ningún motivo <strong>de</strong> sorpresa, sencillamente es lo habitual.<br />
En la pintura europea y española hay muchos ejemplos <strong>de</strong> magníficos cuadros<br />
en los que el asunto central es una mujer preparando los alimentos o cocinando.<br />
Destacaremos tres obras famosas: la titulada La cocinera, <strong>de</strong>l pintor Johannes<br />
Vermeer, la conocida como Vieja friendo huevos, <strong>de</strong> Diego Velázquez, y<br />
la <strong>de</strong> la pintora Judith Leyster, una <strong>de</strong> las pocas mujeres artistas que alcanzó renombre<br />
en el siglo XVII, titulada La proposición. Sobre este último cuadro, la<br />
historiadora <strong>de</strong>l arte W. Chadwick, en su libro Mujer, arte y sociedad, ha escrito:<br />
“...es uno <strong>de</strong> los numerosos cuadros que combinan los discursos sobre virtu<strong>de</strong>s<br />
domésticas con la sexualidad. En él, un hombre insinúa una proposición <strong>de</strong>shonesta<br />
inclinado sobre el hombro <strong>de</strong> una mujer absorbida por su costura. El hombre<br />
tiene una mano en el brazo <strong>de</strong> ella, y la otra asoma llena <strong>de</strong> monedas. Ella,<br />
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