Portada codo trazado - Ayuntamiento de Granada

Meret Oppenheim
El desayuno en piel, 1938
Taza, plato y cuchara forrados de piel.
Museo de Arte Moderno de Nueva York
Louise Bourgeois
Femme maison [Mujer-casa], 1947
entretiene al niño en su regazo. Es ella la que fuerza su postura para que su mirada
pueda sortear la cabeza del niño y dirigir el trabajo de las manos.
Un tercer tema, que ha venido afianzándose en el arte del siglo XX, son los objetos
domésticos, en algunos casos considerados como elementos artísticos por sí
mismos. El movimiento Surrealista, que aspiraba a una radical transformación del
arte y de la sociedad, produjo una gran cantidad de estos objetos para provocar
una sensación turbadora, bien mediante la simple descontextualización del objeto
al extraerlo de su entorno cotidiano, bien por asociarlos entre sí de forma insólita,
bien por haberlo sometido a una transformación desconcertante. Una de
las obras más emblemáticas del Surrealismo es la titulada El desayuno en piel, de
1938, de la artista Meret Oppenheim. Al observar la habitual taza de café con leche,
ahora forrada de piel, es imposible evitar una extraña convulsión, producida
por el contraste entre las sensaciones asociadas a los densos e hirsutos pelos que
estamos viendo y la suave calidez de los recuerdos del desayuno cotidiano.
En el dibujo de la artista Louise Bourgeois se ha establecido una extraordinaria
asociación entre la casa y el cuerpo femenino. La pequeña tarima o rejilla que
delimita el plano inferior contribuye a densificar la atmósfera asfixiante en la que
nos sumerge la escena. En este dibujo, que pertenece a una serie más amplia
sobre el mismo asunto, igual que en muchas de las obras de Louise Bourgeois,
el tema central es su reflexión sobre la condición de la mujer en el mundo actual,
y muy concretamente sobre los conflictos entre los diferentes papeles a los que
se ve sometida la mujer en la vida familiar, expresada a través de sus propias experiencias
autobiográficas. A finales de la década de 1970, recordando esta serie,
Bourgeois declaró: “En aquellos días sólo lo sentía, pero ahora lo entiendo
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