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En nuestra opinión
nuestros artículos analiza parte del Código de la Familia que ya fue aprobado
en lo general y le da potestad al Estado de regir y controlar aspectos de la
vida que no le corresponde.
Al Código de la Familia no le corresponde establecer normas que pretenden
decirnos cómo debemos vivir el amor o a quién debemos escoger para
poder ser una pareja legalmente reconocida, así como la obligación de
tener hijos para ser considerados una familia.
Además establece que las parejas que viven en unión de hecho estable,
ahora para ser reconocidas como tal, deberán inscribirse como que se
hace con un matrimonio. Esto es un retroceso de veinticinco años cuando la
Constitución Política de 1987 reconoció que igual derecho tiene una pareja
que construyen una vida juntos, como otra que decide hacerlo firmando el
contrato del matrimonio.
El exigir la inscripción de una pareja de hecho estable pone en dificultades a
las mujeres pues si el hombre no quiere hacerlo, la pareja no sería reconocida
legalmente y por lo tanto ella perdería derechos como una herencia.
Decidir con quién y cómo hacer pareja entre dos personas adultas y formar
una familia, son decisiones totalmente personales que no tiene por qué ser
impuestas por una ley y mucho menos ser motivo de discriminación.
El respeto a las libertades individuales y los derechos humanos es algo que
vamos a seguir exigiendo, lo mismo el que somos un Estado laico que se debe
a su ciudadanía y no a principios religiosos ni partidarios.
Tengamos presente que estas elecciones municipales tienen una gran
incidencia en nuestras vidas, fijémonos bien a quienes vamos a elegir
para dirigir nuestras comunidades. Veamos que sean personas que hayan
demostrado interés en defender los derechos de las mujeres, que sean
honestas y capaces para desarrollar su cargo y que estén en la comuna no
para responder por un partido político, sino a la ciudadanía en general.
La Boletina
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