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de octubre de 1838 lo forzó a cubrir la vacante, pese a la incomodidad
de un viudo que ya había cumplido los 65 abriles.
El testigo de la representación de la tila redonda, sin conquistar
nunca la alcaldía, pasó a un cuarteto transitorio, especialmente en
los preliminares del ayuntamiento constitucional. A Manuel Alonso
Quevedo, regidor tercero desde noviembre de 1855 hasta las elecciones
de septiembre de 1836, lo reintegraron al término del mes con
la corporación presidida por Miguel Cabrera López y, empatado a 9
votos con Rafael Cabrera Hernández por el distrito del naciente en
los comicios de febrero de 1857, el sorteo le permitió ser segundo
teniente de alcalde hasta la exoneración de julio. Con él coincidió
en las efímeras y convulsas municipalidades de 1835-1836 su paisano
Antonio Rivero, quien sucedió a Domingo Martinón de regidor
segundo en el primer año, reapareció junto al susodicho Cabrera y
rescató la credencial en noviembre del propio r836, resignada en
1838. También otro grancanario, José Manuel Cabrera, sería regidor
sexto de 1837. Y después le llegará su fugaz turno a Vicente Zumbado.
La historia del primer juntismo lanzaroteño reflejará perfectamente
la hegemonía de las afinidades tinerfeñas en Arrecife y la
debilidad primeriza de cuantos objetaban la capitalidad provincial
de Santa Cruz. Quienes compartían las aspiraciones de la ciudad de
Las Palmas de Gran Canaria, no obstante, acabarían por predominar
en Teguise. produciéndose una polarización insular originada tanto
por las fragmentaciones del binomio agricultura-comercio como por
las beligerancias legales sobre las residencias del gobierno de las
armas y de la cabecera del partido judicial. Las clases propietarias
de la Villa se apartaron poco a poco de los afanes capitalinos de
Tenerife, amparados durante un largo trecho a partir de 1808. El
traslado a Arrecife en 1827 de la gobernación castrense y de la asociada
jefatura del Regimiento de Milicias, contó al parecer con el
beneplácito de las autoridades santacruceras y dio origen a reiteradas
súplicas de reposición que fueron, según todos los indicios, sos-
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