Descargar Texto - Memoria Digital de Lanzarote

La nueva estrategia de los jerarcas de Arrecife resultó bastante
utópica. En Lanzarote quizás estuviera afianzada una burguesía
capaz de romper sus lazos de dependencia política con los hermanos
mayores de Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaría,
pero en Fuerteventura, donde entre otras cosas gravitaban los
condicionantes asociados a la poderosa casa de los Manrique de
Lara y Cabrera, el proceso discurría por otros conductos. El antiguo
coronelato insular y su gran patrimonio rústico estaban a esas alturas
fundidos con la oligarquía grancanaria, y los burgueses de
Cabras no ejercían el mismo trasiego a comisión que preservaban
con las empresas tinerfeñas los de Arrecife. La comunión entre el
partido judicial entrañaba también el reconocimiento de una hegemonía
arrecifeña que en la capital majorera no estaban dispuestos a
admitir, máxime al fortalecerse aquí las ansias de una segregación
administrativa. El proyecto de unidad entre las dos islas más orientales
que abanderó desde las filas conservadoras el diputado provincial
Leandro Fajardo y Cabrera, antes de su trágico asesinato en
septiembre de 1896, poseyó de cualquier forma un relativo antecedente
en las directrices que sus paisanos esgrimieron 28 años antes.
Por lo pronto, el Sexenio democrático deparó en Lanzarote la delimitación
de una parroquia caciquil en torno a la ascendente estrella
de Fernando de León y Castillo, diputado a Cortes por el distrito uninomínal
de Guía entre 1871-1873. A pesar de que el duelo con Fajardo
se saldó con una derrota de aquél solamente entre los votantes lanzaroteños,
la opción orientalista que personificaba el que fuera subsecretario
del Ministerio de Ultramar en febrero-junio de 1872
acaparó desde entonces excelentes padrinos insulares'". La Restauración
borbónica no haría sino fortalecerlos e imponer la prima-
"" Lo nómina de los primeros "amigos políticos" de León y Castillo en Lanzarote incluye al alcaide
arrecifeño de septiembre de 1868, Manuel Mario Coll y Carrillo, al también comerciante
Francisco Béttiencourt López y al yo mentado Manuel Curbelo Páez, administrador de los marqueses
de lo Quinto Rojo, quien relegó sus precedentes vacilaciones hacia los prohombres
gtoncanorios. Impresiones sobre la situación fxylítica en i 890 y 1891, Archivo Histórico
Provincial de Los Palmos, Fondo Juan de León y Castillo, Leg. 6, 6-2, fols. 6 r.- 7 v
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