HISTORIAS COMUNITARIAS - conafe.edu.mx

Cuando una persona fallece es costumbre de la comunidad elaborarle lonche al difunto con
una cantidad de siete bocoles con frijol negro y agua en una jícara. Tanto los bocoles, como
el agua se meten en una talega y lo llevan en todo el traslado hasta el cementerio y después
lo reparten entre la gente.
El tima es una jícara que tiene varias utilidades, una de ellas es para cuando llega la
bendición de los panes en la pascua, lo ocupan para poner allí los panes que van a bendecir
por que según ellos es una manera de demostrar respeto. Otra utilidad que le dan es cuando
una pareja contrae matrimonio, el papá de la mujer le regala un tima al marido y el papá del
marido le regala otra a la mujer; en el tima va puesto una talega y unas monedas viejas que
ya no tengan valor esto lo hacen solo como ritual para que nunca les falte nada,
económicamente hablando.
Cuenta don Felipe de que -antes de llegara el servicio de CONAFE a la comunidadanteriormente
los niños iban a la escuela para Paxaljá, ya que se pensaba que lo mejor era
que las niñas aprendieran los labores del hogar para cuando se llegaran a “juntar” para
formar otra familia pero aun así los niños sufrían en las épocas de lluvia y frío ya que tenían
que caminar mucho.
Pero, en tiempos anteriores cuando don Felipe era niño, no habían escuelas más que en
Tamapátz y en Aquismón, pero para llegar a ellas costaba mucho trabajo, es en este
sentido que solamente iban los que les quedaba un poco cerca, pues como obviamente los
beneficios no eran como los de ahora, nos cuenta don Felipe, ya que hoy hasta les dan la
beca de Oportunidades para que estudien, además les regalan hasta libros de texto y todo
eso no lo tuvieron ellos, aun así los que pudieron ir a la escuela tenían que escribir sobre la
rodilla porque no contaban con mobiliario y solo un lápiz con un cuaderno tenían para
ocuparlo todo un año y si se les perdía el lápiz, los niños tenían que ocupar las cenizas de
leña que se ocupan en la cocina.
Cuando se fundó la comunidad junto con la escuela de CONAFE los niños que estudiaban
eran pocos como alrededor de cinco o seis, este primer año de servicio los habitantes no lo
olvidan, fue algo muy grande y especial, para ellos tener la escuela en una casa particular,
utilizando mesas, sillas y bancos de madera elaborados por la misma gente, pero poco a
poco en cuanto se fue construyendo la terracería las familias se fueron estableciendo en las
orillas de ésta, y algunos habitantes que se encontraban en Paxaljá se cambiaron de
domicilio y pasaron a vivir en la nueva comunidad, algunos otros que se juntaron con un
habitante de El Chamal también se pasaron a vivir en la comunidad es así como se fue
poblando la comunidad, comenzando con un total de cuarenta habitantes en la fundación de
la comunidad y hasta ahora se cuenta con ciento veintiséis. Debido a la influencia de otras
familias en la comunidad la población de los alumnos ha aumentado así también como los
servicios que se operan ya que ahora no solamente la comunidad tiene primaria sino que
también tiene preescolar y secundaria, además de educación inicial y con un total de cuatro
instructores comunitarios; uno en preescolar, dos para primaria, uno en secundaria además
de una promotora de educación inicial.
Los papás ven los cambios en sus hijos ya que la educación comunitaria del CONAFE ha
operado bien al impartir la educación en ambas lenguas y esto favorece a los alumnos
porque ellos son del hablante tenek y hay mucha dificultad para aprender la segunda lengua,
los alumnos tienen más confianza en un instructor que hable la misma lengua que ellos
porque así se pueden expresar mejor. También algo que agradecen al CONAFE los padres
de familia es que los alumnos pueden seguir estudiando hasta la secundaria sin tener que ir
hasta Paxaljá o Tamapátz. Muy pocos alumnos que se gradúan de la secundaria continúan