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CAPÍTULO 1 - Universidad de Deusto

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siendo en el tiempo.<br />

Ambas orientaciones, la sociocultural y la genética, comparten sin embargo un problema<br />

metodológico común, que es la discrepancia entre los autores, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada corriente, en<br />

cuanto a la selección <strong>de</strong> los materiales antropológicos y la manera <strong>de</strong> integrarlos sistemática y<br />

coherentemente. (En realidad, es éste un problema que comparten todas las Antropologías,<br />

incluidas la Antropología General y la Antropología Cultural. Nos encontramos, así, como<br />

suele ser habitual en las ciencias humanas o sociales, con que cada autor, pertenezca a una<br />

orientación u otra, acaba por tener su propio punto <strong>de</strong> vista acerca <strong>de</strong> lo que es y <strong>de</strong>be ser la<br />

Antropología <strong>de</strong> la Educación. Y esta multiplicidad <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> vista es justamente el principal<br />

reproche que dirigen las ciencias naturales [también llamadas físicas o exactas] a las ciencias<br />

humanas [sociales o culturales]. Muchos científicos llegan incluso a negar que los saberes<br />

humanos puedan alcanzar alguna vez el rango <strong>de</strong> ciencias. La discusión sigue abierta y no<br />

parece que tenga solución. Conviene, sin embargo, tener en cuenta una observación que los<br />

científicos “duros” parecen pasar por alto, y que <strong>de</strong> algún modo está relacionada con lo que<br />

anteriormente hemos <strong>de</strong>nominado “la paradoja <strong>de</strong> la existencia humana”. La observación se<br />

refiere a que los objetos <strong>de</strong> conocimiento <strong>de</strong> ambos grupos <strong>de</strong> ciencias son sustancial o cualitativamente<br />

diferentes. No es lo mismo estudiar objetos i<strong>de</strong>ales perfectamente <strong>de</strong>finidos [como<br />

hace la Matemática, que es la ciencia “exacta” por antonomasia], que la materia [más “real”,<br />

y por eso mismo más compleja; objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la Física], la vida [mucho más compleja<br />

que la materia; <strong>de</strong> ella se ocupa la Biología], o la vida humana, individual y social [Antropología<br />

y Sociología]; en estas últimas el grado <strong>de</strong> complejidad es máximo, <strong>de</strong>bido a las<br />

características constitutivas <strong>de</strong>l ser humano, entre las que se encuentran por ejemplo la conciencia,<br />

la libertad, las creencias, los valores, el sentimiento <strong>de</strong> justicia, <strong>de</strong> igualdad, etcétera;<br />

y, sobre todo, por el hecho <strong>de</strong> que todas ellas son <strong>de</strong>terminantes a la hora <strong>de</strong> “<strong>de</strong>finir” y “valorar”<br />

la propia existencia humana. En <strong>de</strong>finitiva, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que la complejidad en el objeto<br />

<strong>de</strong> conocimiento es inversamente proporcional a la exactitud <strong>de</strong> la ciencia que lo estudia, y<br />

esto es lo que hace que las ciencias humanas sean menos “exactas” que las físicas o naturales.)<br />

Volviendo a las dos orientaciones, la sociocultural y la antropogenética, <strong>de</strong>cíamos que ambas<br />

comparten ese problema metodológico común que es la discrepancia entre los autores en<br />

cuanto a la selección <strong>de</strong> los materiales antropológicos y en la manera <strong>de</strong> integrarlos sistemática<br />

y coherentemente.<br />

Un riesgo que <strong>de</strong>be evitar la orientación antropogenética es consi<strong>de</strong>rar al educando en abstracto,<br />

porque entonces <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> ser Antropología Pedagógica para convertirse en Antropología<br />

Filosófica, o, cuando menos, en Antropología Filosófica <strong>de</strong> la Educación. La Antropología<br />

Pedagógica <strong>de</strong>be fijarse en el educando real, que vive un proceso <strong>de</strong> humanización partiendo<br />

<strong>de</strong> sus condicionamientos biológicos, psicológicos y sociales.<br />

Vamos a distinguir ahora, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la orientación genética, tres gran<strong>de</strong>s ten<strong>de</strong>ncias: la<br />

filosófica, la generativa o psicogenética y la integradora, que se distinguen entre sí por el modo<br />

en que cada una <strong>de</strong> ellas concibe la educación.<br />

1. Ten<strong>de</strong>ncia filosófica<br />

En primer lugar, los autores <strong>de</strong> la ten<strong>de</strong>ncia filosófica ven la educación como el proceso a<br />

través <strong>de</strong>l cual el individuo llega a realizar en sí mismo el prototipo, mo<strong>de</strong>lo o imagen <strong>de</strong><br />

hombre vigente en una época y una sociedad <strong>de</strong>terminadas. El problema que presenta esta<br />

manera <strong>de</strong> ver la educación es que resulta excesivamente abstracta con respecto a las circunstancias<br />

evolutivas <strong>de</strong>l educando. Se fija en el hombre ya constituido, no en el proceso <strong>de</strong> cons-<br />

Antropología <strong>de</strong> la Educación. Capítulos 1 y 2. Página 13

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