CAPÃTULO 1 - Universidad de Deusto
CAPÃTULO 1 - Universidad de Deusto
CAPÃTULO 1 - Universidad de Deusto
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
hacer la vida normal <strong>de</strong> su especie), y sobre todo con el adulto humano, con lo que ha llegado<br />
a ser y lo que ha logrado a través <strong>de</strong> su perfeccionamiento (que es la educación).<br />
Ahora bien, es importante hacer la siguiente distinción como punto <strong>de</strong> partida: el tener una<br />
naturaleza <strong>de</strong>ficitaria no implica la necesidad <strong>de</strong> recibir una educación, entendida como una<br />
intervención externa en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sujeto. Podría ocurrir -en principio- que ese <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong>l sujeto se diera natural o automáticamente, a través <strong>de</strong> un proceso madurativo, como<br />
ocurre en el animal. Tendremos que distinguir, pues -y lo haremos más a<strong>de</strong>lante-, entre la<br />
posibilidad y la necesidad <strong>de</strong> educación.<br />
2.2. In<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>l ser humano: <strong>de</strong>ficiencias y potencialida<strong>de</strong>s<br />
Vamos a empezar fijándonos en la naturaleza <strong>de</strong>l recién nacido, comparándola con la <strong>de</strong>l<br />
animal, en lo que tiene <strong>de</strong> <strong>de</strong>ficiente pero también, y gracias a ello, en lo que tiene <strong>de</strong> potencialidad.<br />
2.2.1. Naturaleza animal y naturaleza humana<br />
Muchos <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s pensadores <strong>de</strong>l siglo XX, y muy especialmente los existencialistas,<br />
se han referido al hombre como un ser abandonado, in<strong>de</strong>fenso, <strong>de</strong>samparado o, incluso, como<br />
“arrojado al mundo” (Sartre). Lo que se quiere <strong>de</strong>cir con estas expresiones es sencillamente<br />
que, en comparación con el animal, el recién nacido no es lo que <strong>de</strong>bería ser. La naturaleza<br />
animal está ya, al nacer, en cierto modo acabada (literalmente, “perfecta”), y es, por lo mismo,<br />
cerrada; mientras que la <strong>de</strong>l hombre, por el contrario, es una naturaleza “imperfecta”, inacabada,<br />
y por tanto abierta. ¿Abierta a qué, cabe preguntarse. En principio permanece como<br />
una naturaleza in<strong>de</strong>terminada, aunque condicionada, y mucho, por su estructura psicofísica.<br />
Decimos condicionada, pero no <strong>de</strong>terminada a ser algo concreto; y es justamente esta diferencia<br />
entre condicionamiento y <strong>de</strong>terminación la que nos permite hablar <strong>de</strong> perfeccionamiento<br />
en el ser humano y la que nos permite hablar también <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo en principio ilimitado, en<br />
el sentido <strong>de</strong> que a ese <strong>de</strong>sarrollo no pue<strong>de</strong>n fijársele unos límites a priori, es <strong>de</strong>cir, antes <strong>de</strong><br />
la experiencia.<br />
Dicho esto, hay que hacer sin embargo la siguiente matización: no pue<strong>de</strong> hablarse en el<br />
siglo XX -y menos aún en el XXI- <strong>de</strong> naturalezas “cerradas”. La ciencia ha <strong>de</strong>mostrado que,<br />
no ya la naturaleza animal o vegetal sino incluso la materia está en continuo movimiento. Esto<br />
quiere <strong>de</strong>cir que está sometida al cambio y, por tanto, que permanece abierta, aunque sea en<br />
un grado mínimo; la materia -pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse así- tiene vida o está viva. Cuando hablamos por<br />
tanto <strong>de</strong> naturaleza “cerrada” en el animal, esto no es científicamente exacto; la naturaleza<br />
animal también está abierta. Ahora bien: la diferencia en el grado <strong>de</strong> apertura entre uno y otro<br />
es tan enorme que resultan incomparables, y por eso <strong>de</strong>cimos que la naturaleza animal, en<br />
comparación con la humana, es una naturaleza cerrada. (Pero incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma naturaleza<br />
animal, la diferencia entre unos animales y otros es igualmente enorme.)<br />
Hecha esta matización, ¿por qué <strong>de</strong>cimos que la naturaleza humana es in<strong>de</strong>terminada A<br />
primera vista, parece que su evolución es clara: <strong>de</strong> recién nacido a niño, <strong>de</strong> niño a adolescente,<br />
joven, adulto y viejo. Esto es lo que ocurre naturalmente en cualquier animal. Ahora bien, la<br />
experiencia nos dice que en el ser humano esta evolución no se da natural o automáticamente<br />
(como se comprueba en el caso <strong>de</strong> los niños salvajes). Si el recién nacido no tiene contacto<br />
con miembros adultos <strong>de</strong> su especie, su evolución no sólo se estanca sino que inevitablemente<br />
se <strong>de</strong>grada. Pue<strong>de</strong> sobrevivir físicamente, pero se <strong>de</strong>teriora, <strong>de</strong> manera irrecuperable, biológica,<br />
psíquica y socialmente, acortándose su ciclo <strong>de</strong> vida. Y si pasado un tiempo que resulta<br />
Antropología <strong>de</strong> la Educación. Capítulos 1 y 2. Página 20