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ecosistemas y bienestar humano ecosistemas y bienestar humano

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Si bien los <strong>ecosistemas</strong> proporcionan mecanismos eficaces<br />

para limpiar el medio ambiente de desechos, este servicio está<br />

sobreutilizado en muchos entornos, conduciendo a<br />

acumulaciones locales, y a veces mundiales, de desechos<br />

(C15). Los <strong>ecosistemas</strong> en buen funcionamiento absorben y extraen<br />

los contaminantes; por ejemplo, los humedales pueden extraer el<br />

exceso de nutrientes de las aguas servidas, previniendo daños en los<br />

<strong>ecosistemas</strong> río abajo. Si se descarga un exceso de desechos en los<br />

<strong>ecosistemas</strong>, se requieren entonces tecnologías de tratamiento de<br />

residuos que restablezcan o preserven el equilibrio de aquellos, para<br />

reducir o eliminar los riesgos para la salud humana. Cuando se<br />

reciclan apropiadamente, los desechos producidos por el ser <strong>humano</strong><br />

pueden ser un recurso útil que estimule la fertilidad de los suelos. Sin<br />

embargo, cuando los desechos contienen productos químicos<br />

persistentes tales como organoclorados o metales pesados, el<br />

reciclaje puede conducir a la acumulación de estos agentes<br />

contaminantes y a una mayor exposición de los seres <strong>humano</strong>s a los<br />

mismos, a través del alimento y del agua. En países pobres, casi todas<br />

las aguas servidas y la mayoría de los desechos industriales se<br />

descargan sin tratamiento en las aguas de superficie. No se sabe a<br />

ciencia cierta si la capacidad de detoxificación de desechos del<br />

planeta en su conjunto está en aumento, disminuyendo, o alcanzando<br />

un umbral crítico a partir del cual estos servicios dejarían de<br />

funcionar eficazmente.<br />

Los aumentos sostenidos de la carga de nitrógeno y fósforo<br />

en los <strong>ecosistemas</strong>, originada en actividades humanas<br />

terrestres, están contribuyendo al deterioro de la calidad<br />

del agua en muchas de las regiones habitadas del mundo<br />

(C7). El uso de fertilizantes es la causa principal de este<br />

problema. El exceso de escorrentía de fertilizantes hacia los<br />

lagos y cursos de agua puede trastornar el equilibrio de<br />

nutrientes en los lagos y los ríos, facilitando el crecimiento de<br />

ciertas algas, incluyendo algunas que son tóxicas para los seres<br />

<strong>humano</strong>s. La eutrofización, o sea el proceso mediante el cual el<br />

crecimiento excesivo de plantas agota el oxígeno en el agua,<br />

puede afectar negativamente otras formas de vida acuática,<br />

como por ejemplo los peces, y por lo tanto las fuentes de<br />

alimento, creando riesgos para la salud y el <strong>bienestar</strong> <strong>humano</strong>s.<br />

1.2.6 Regulación de enfermedades infecciosas<br />

La magnitud y el rumbo de la incidencia alterada de las<br />

enfermedades infecciosas debida a cambios en los<br />

<strong>ecosistemas</strong> depende de las características de los<br />

<strong>ecosistemas</strong> en cuestión; del tipo de cambio en el uso del<br />

suelo; de la dinámica de transmisión específica de las<br />

enfermedades; y de la susceptibilidad de las poblaciones<br />

humanas (C14). Los riesgos de las enfermedades infecciosas se<br />

ven afectados particularmente por la destrucción o invasión del<br />

hábitat de los animales silvestres, en especial por la tala selectiva y la<br />

construcción de carreteras; por los cambios en la distribución y<br />

disponibilidad de aguas de superficie a través, por ejemplo, de la<br />

construcción de represas; por la irrigación y desviación de<br />

caudales; y por los cambios agrícolas de uso de la tierra, incluyendo<br />

la proliferación de la ganadería y de los cultivos.<br />

Las razones de la aparición o reaparición de algunas<br />

enfermedades son desconocidas, pero los principales<br />

mecanismos biológicos que han alterado la incidencia de<br />

muchas enfermedades infecciosas están claros: la alteración en<br />

los rasgos del hábitat que conlleva cambios en el número de sitios de<br />

reproducción de los vectores o en la distribución de los reservorios<br />

de huéspedes; las invasiones del nicho por nuevas especies o las<br />

transferencias entre especies que son huéspedes; los cambios en la<br />

biodiversidad, incluyendo la pérdida de especies depredadoras y las<br />

modificaciones en la densidad de la población huésped; variaciones<br />

genéticas en los vectores o patógenos de la enfermedad provocados<br />

por el ser <strong>humano</strong> (como la resistencia del mosquito a los pesticidas<br />

o la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos); y la<br />

contaminación del medio ambiente por agentes de las enfermedades<br />

infecciosas (C14). Un gran número de relaciones entre enfermedades<br />

y <strong>ecosistemas</strong> ilustran estos mecanismos biológicos.<br />

Recuadro 1.2<br />

¿PUEDE LA BIODIVERSIDAD REGULAR LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

Muchas otras enfermedades infecciosas se han<br />

transmitido de los animales silvestres a los seres<br />

<strong>humano</strong>s, o potencialmente pueden hacerlo,<br />

directamente o vía insectos vectores. Otras se<br />

transmiten entre seres <strong>humano</strong>s a través de<br />

vectores, como en el caso de la malaria. Se cree<br />

que el estrecho contacto con la carne de<br />

animales silvestres puede haber conducido a la<br />

primera transmisión del VIH a los seres <strong>humano</strong>s.<br />

El SARS pudo haber entrado en la población<br />

humana vía especies silvestres, también criadas<br />

como especies domésticas, y consumidas como<br />

alimento en China. Está claro que el cambio en<br />

los <strong>ecosistemas</strong>, incluyendo una biodiversidad<br />

cambiada, influencia el riesgo de transmisión de<br />

muchas enfermedades a los seres <strong>humano</strong>s<br />

(C14). Por ejemplo, la mayor transmisión de la<br />

enfermedad de Lyme en años recientes es en<br />

parte debido a las crecientes poblaciones de<br />

roedores, los que son el reservorio más<br />

importante del organismo causativo de esta<br />

enfermedad transmitida por garrapatas. Otras<br />

enfermedades zoonóticas que afectan a los seres<br />

<strong>humano</strong>s incluyen el virus del Nilo Occidental y el<br />

virus de Hendra.<br />

Muchos cambios en los <strong>ecosistemas</strong> pueden<br />

alterar los hábitats, y por lo tanto las poblaciones,<br />

de los vectores transmisores de enfermedades.<br />

Tales cambios pueden incluir: tala de bosques;<br />

construcción de presas o de redes de irrigación y de<br />

canales; y recolección deliberada o inadvertida de<br />

agua (por ejemplo con los detritos). Sin embargo,<br />

la transmisión de enfermedades infecciosas<br />

importantes transmitidas por vectores, tales como<br />

la malaria y la fiebre amarilla, nunca pueden<br />

describirse como enfermedades enteramente<br />

dependientes de los <strong>ecosistemas</strong>, sino más bien<br />

como una función de las interacciones humanas y<br />

de los servicios de los <strong>ecosistemas</strong>. Junto con el<br />

manejo mejorado de los servicios de los<br />

<strong>ecosistemas</strong>, otras acciones (como la educación<br />

del público, las intervenciones médicas y químicas,<br />

y las mitigación de la pobreza) desempeñan un<br />

papel en la reducción, y en algunos la eliminación ,<br />

de la transmisión de las enfermedades.<br />

22 ECOSISTEMAS Y BIENESTAR HUMANO: Síntesis de Salud

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