Primavera - Real Sociedad Canina de España

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CAZA
CAZA CON FELINOS EN LA
CHIPRE DE LOS LUSIGNAN
En el Medioevo, Chipre fue frecuente
parada en los viajes a Tierra Santa. Allí
desembarcó, con su ejército de cruzados,
Federico II Hohenstaufen en 1228;
y muchos peregrinos, especialmente
franceses, visitaron la isla a la ida o a la
vuelta. De ellos, alguno dejó noticias de
la caza con felinos. Mas-Latrie incluye
dos en su Historia de Chipre. Una en el
viaje del sacerdote Ludolph von Suchem
a Tierra Santa, en 1336: “En Chipre hay
carneros salvajes (arietes silvestres) 31
que no existen en ninguna otra parte
del Mundo. Se capturan con leopardos,
pues no pueden ser cazados de otra forma.”
Ludolph acompañaba al caballero
Guillermo de Boldensele, de cuyo viaje,
32 tomamos la segunda (p. 215): “Hay
en los montes de Chipre unos carneros
salvajes (oves silvaticae), de pelaje similar
a los corzos y a los perros, que se
dice no existen en ninguna otra parte. Es
un animal muy veloz, de buena carne de
agradable sabor. He visto capturar muchos
cazándolos con perros, pero sobre
todo con los leopardos domesticados de
Chipre.”
El notario italiano Nicola de Martoni 33 llegó
a Chipre en 1394, un año antes que
Ogier de Anglure, y dice de Jaime I de
Lusignan - que reinó de 1382 a 1398 -
que “posee muchas fincas, sobre todo
de caza, y para ella tiene 24 leopardos
y 300 halcones de todos los géneros, algunos
de los cuales lleva a cazar todos
Figura 10.- “Estudio de salukis, dibujo de
Federico Zuccaro (1563). Museos Reales
de Bellas Artes de Bruselas.”
los días”. Y el marqués Nicoló d’Este, a
su regreso de Tierra Santa, visitó Chipre
en 1413, y allí recibió de los Lusignan,
además de halcones y gavilanes, “un
bellísimo leopardo (guepardo),... y lebreles
de Turquía”, que no se resistió
a probar antes de levar anclas: “Se fue
Figura 11.- “Papión, en La Naturaleza de
las Cosas de Tomás de Cantimpré. F. 76v
del ms. 0320 de la Bib. de Valenciennes.”
a correr el citado leopardo y a algunos
lebreles, y encontró muchas liebres, de
las que cazó unas ocho con el leopardo
y con los perros”. 34 Los lebreles de
Turquía, como la mayoría de los orientales,
eran salukis (fig. 10) o llevaban su
sangre. 35
MANDEVILLE EN CHIPRE Y
LOS PAPIÓNES. LOS PERROS
DE DAMASCO
Los que hoy llamamos papiónes son los
babuinos, monos de África y del Yemen,
pero en la Edad Media se llamó así a
otros animales. Y aunque Mandeville
plagió relatos de otros viajeros y fantaseó
hasta la saciedad, por la gran
influencia de sus pretendidos Viajes, 36
nos detenemos ahora en un pasaje del
manuscrito más antiguo conservado, de
1371 37 (f. 8v): “En Chipre, se caza con
papiónes, parecidos a leopardos, que
persiguen vigorosamente a las bestias
salvajes. Son mayores que los lobos 38 y
más fuertes que los perros. También se
caza con perros domésticos, 39 pero los
papiónes tiene más poderío”.
La etiqueta leopardos, que aquí pone
Mandeville a los papiónes, ha influido
mucho en los estudiosos, al punto que
los hemos encontrado como felinos -
sobre todo como guepardo, y alguna
vez como lince - en diccionarios medievalistas,
40 y anotaciones de editores y
traductores a las pocas obras medievales
que lo mencionan. Pero, hasta finales
del s. XIII, los encontramos como cánidos
en cuatro obras. La más antigua 41
es la gesta cruzada de Les Chétifs (Los
Cautivos): 42 “Tras las rocas sale un gran
lobo, coge de través al niño, que grita
con gran dolor, y se lo lleva. Esta bestia
en su idioma [de los turcos] se llama ‘papión’.”
Este papión tendrá relación con
los de la segunda, la Historia Orientalis
Hierosolimitana (1210-20), de Jacques
Figura 12.- “Papión, en La Naturaleza de
las Cosas, de Tomás de Cantimpré. F. 57v
del ms. X.A.4, de la Bib. Nac. de la Rep.
Checa.”
de Vitry 43 (p. 176): “Allí hay papiónes,
que también llaman perros salvajes, son
más audaces que los lobos, y de noche
aúllan con un continuo clamor.” 44
La tercera es el Liber de Natura Rerum
(c. 1230-1245) de Tomás de Cantimpre:
45 “Los papiónes (figs. 11 y 12) son
animales que hay cerca de Cesarea
en Capadocia [Turqúia]. Los más pequeños
son como zorros y los mayores
como lobos, se reúnen para aullar, uno
comienza y los demás le siguen a coro.
Son peludos. Allí donde haya cadáveres,
se juntan inmediatamente y aúllan;
penetran en las sepulturas y si están
hambrientos se comen los cadáveres.
Sus aullidos son los que se oyen más
lejanos, al punto de que cuando por
ellos se piensa que están próximos en
realidad están muy lejos.” Es conocida
la influencia que en este autor ejerció
Jacques de Vitry, a quien cita (como
Iacobus) en algunas de sus descripciones
de animales.
Finalmente, la cuarta, el Viaje (1253-
55) 46 de Willem Van Ruysbroeck, 47 al
describir las costumbres de los tártaros
(p. 70) dice: “Siempre se hacen en invierno
al menos dos abrigos, uno con
el pelo hacia el cuerpo; y el otro hacia
afuera, expuesto al viento y la nieve.
Este último, generalmente, es de pieles
de lobos, zorros o papiónes” Y en otro
pasaje (p. 183) “Por entonces el frío comenzó
a ser intenso, y Mangu Chan 48
nos envió tres abrigos de piel de papión,
que se visten con el pelo hacia afuera.”
Aquí el papión tampoco puede ser guepardo,
porque su corto pelaje descarta
el que se use su piel como abrigo en el
intenso frío de aquellas estepas. Se requerían
pieles de pelo largo, como las
del zorro - blanco o negro - o del lobo.
el perro en españa
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