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Impactos socio-económicos de las especies no-nativas en ambientes costeros<br />
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ejemplo algunos de los recursos alimenticios más populares (p. ej. arroz, maíz, papa y varias especies de<br />
peces) han sido introducidos en casi todas las regiones del mundo proporcionando alimento e ingresos a<br />
diversas poblaciones humanas (Pimentel et al., 2001; Bartley y Casal, 1998). Adicionalmente, el estudio<br />
de la introducción de especies permite aprender sobre los procesos de colonización así como sobre la estructura<br />
y funcionamiento del ecosistema, entre otros (Brown y Sax, 2004; Sax et al., 2007). De hecho, la<br />
categorización de impactos bajo los términos de positivo o negativo depende del punto de vista. Una visión<br />
antropocéntrica considerará que cualquier incremento en el bienestar humano originado por la introducción<br />
de una especie no nativa es un impacto positivo. Sin embargo, este beneficio puede ser considerado negativo<br />
cuando el centro de atención es el efecto sobre la biota nativa del ecosistema. El efecto neto de una<br />
especie no nativa debe ser entonces evaluado tomando en consideración todos los beneficios y daños que<br />
con certeza puedan ser atribuidos a la especie, así como las escala espacial y temporal de análisis (Bartley y<br />
Casal, 1998; Bax et al., 2003; Thielges et al., 2006; Reise et al., 2006). Esta doble naturaleza de los impactos<br />
es frecuentemente omitida en los estudios de invasiones biológicas, y en cambio, aparentemente como<br />
principio de precaución, se tiende a enfatizar los efectos negativos y/o a adoptar la posición de “culpable<br />
hasta demostrar lo contrario” con el fin de evitar los desastres ecológicos y sociales que ya han sido bien<br />
documentados en otras regiones. En la mayoría de los casos conocidos, la presencia de especies no nativas<br />
en los ecosistemas ha disparado una serie de procesos que han resultado en consecuencias negativas y<br />
positivas tanto para la biota como para las poblaciones humanas. Es necesario entonces aprender de estos<br />
casos para establecer las medidas de control y/o mitigación más adecuadas.<br />
En las regiones tropicales todavía se conoce muy poco sobre la presencia e impactos de las especies no<br />
nativas en ambientes costeros y marinos y mucho menos se conoce sobre sus efectos en las poblaciones<br />
humanas. De hecho, en muchos países tropicales uno de los grandes obstáculos para entender el papel<br />
de las especies no nativas es que los inventarios de especies nativas aún están incompletos y algunas<br />
veces especies criptogénicas pasan desapercibidas siendo consideradas nativas por error (Carlton, 1996;<br />
Grosholz, 2002). En el caso de la región Neotropical, la mayoría de los estudios sobre introducción de especies<br />
están enfocados en ambientes continentales y es frecuente que solo se infieran impactos de todo<br />
tipo con base en los casos presentados en ambientes similares de otras regiones. También es frecuente<br />
encontrar estudios que sólo listan las especies no nativas con sus características biológicas y ecológicas sin<br />
hacer estudios evaluativos de los impactos según las particularidades de cada sistema (p. ej. Contreras-B. y<br />
Escalante-C., 1984; Erdman, 1984; Burger et al., 1992; Olivera et al., 1995; Alvarado y Gutiérrez, 2002). Sólo<br />
unas pocas investigaciones han sido publicadas en las cuales se documentan los impactos e interacciones<br />
de las especies no nativas con el ecosistema y la población humana en la región pero se han realizado en<br />
ambientes de agua dulce (p. ej. Lago Gatún – Panamá, Lago Titicaca – Perú y Lago Nicaragua). Este vacío<br />
en el conocimiento de los sistemas costeros y marinos del Neotrópico debe llenarse cuanto antes puesto<br />
que el crecimiento del tráfico internacional de embarcaciones y la acuicultura facilitan a su vez el aumento<br />
de las introducciones de especies no nativas en la región.<br />
En Colombia, muchas de las especies no nativas presentes en aguas continentales han sido introducidas<br />
intencionalmente bien para aumentar la producción pesquera o bien para su uso en acuicultura o en<br />
comercio de ornamentales, y muchas de ellas han llegado a otros ecosistemas accidentalmente debido<br />
a un manejo inadecuado (Gutiérrez, 2004; Narváez et al., 2005). A pesar de que muchas de ellas, ya se<br />
han naturalizado y constituyen parte importante de los recursos pesqueros en varias regiones del país, hay<br />
muy pocos estudios publicados en los que se analicen sus impactos en la biota nativa. Varios autores han<br />
reportado la presencia de especies no nativas en aguas continentales y han advertido sobre sus impactos<br />
potenciales (p. ej. Arenas y Acero, 1992; Díaz y Álvarez, 1998; Álvarez y Salazar, 2001). Gutiérrez (2004)