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Zuriñe García Fernández 2ºB

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Literatura Universal, Bachillerato. Libreta digital de Zuriñe García Fernández (2º B)<br />

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permanece mudo, nunca responde, pero es necesario como destino de las reflexiones<br />

del que monologa consigo mismo.<br />

De esta forma se sustituye el tiempo cronológico externo, por el tiempo psicológico<br />

interno, el que va trascurriendo en la conciencia del individuo que va<br />

contando su vida interna. El que monologa cuenta en 1ª persona sus pensamientos<br />

tal como fluyen en su conciencia.<br />

Para este flujo de conciencia, el novelista se introduce en la sicología del personaje<br />

y la relata al lector tal como va apareciendo en la mente del personaje,<br />

sin ordenar ni explicar nada por su parte. De ahí que en el monólogo interior<br />

puede haber muy escasa puntuación, juegos verbales, frases muy largas,<br />

enumeraciones interminables.<br />

Podría decirse que el novelista, con la técnica del monólogo interior de un personaje,<br />

se convierte en un investigador que hace una exploración sicológica<br />

del pensamiento humano, y la expone al lector directamente, sin intermediarios,<br />

tal como es en la supuesta realidad: desordenada, confusa, llena de sueños,<br />

recuerdos, frustraciones, emociones, juicios de valor... Tal como puede<br />

ocurrir en el personaje que monologa consigo mismo.<br />

Se trata de una técnica literaria para explorar el mundo interior consciente y<br />

subconsciente, siguiendo las investigaciones de moda entonces, a partir del<br />

psicoanálisis con Sigmund Freud o William James. Este tipo de narrativa fue la<br />

moda entre comienzos del XX hasta 1930 sobre todo.<br />

Incluso se llega al monólogo del absurdo: se pierde el sentido lógico, racional<br />

del pensamiento, y se llega a los sucesos sin sentido, las palabras encadenadas<br />

sin coherencia lógica, ni sintáctica.<br />

4.1.4. Tiempo y espacio<br />

La narrativa del s. XX ya no sigue una estructura lineal como hasta ahora: los hechos<br />

no se narran ya respetando su orden de sucesión cronológica. El orden no será el de<br />

los hechos externos, considerados de menor importancia, sino de los hechos internos<br />

de los personajes, de su vida interior, sus vivencias, pensamientos, sufrimientos... Por<br />

eso se pueden cambiar de orden: los más alejados se pueden contar primero, y los<br />

más recientes, después, según la importancia que les dé el protagonista de los sucesos.<br />

Hay, en consecuencia, varios tipos de tiempo:<br />

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Tiempo objetivo. Es el que transcurre en la realidad: horas, días, años... Puede<br />

ser muy corto, pero el protagonista lo hace durar mucho: unos minutos, unas<br />

horas, pueden ocupar muchas páginas de la novela. Y al revés: muchos años<br />

pueden resumirse en pocas páginas.<br />

Tiempo subjetivo, psicológico. Es el que mide la valoración, la importancia que<br />

les da el sujeto a esos hechos externos a su conciencia. Un suceso de unos<br />

minutos puede contarlo el sujeto durante muchas horas de lectura, como si<br />

hubieran pasado muchos días, semanas.<br />

En resumen, la narración del s. XX realiza muchos saltos en el tiempo, influida también<br />

por lo que ocurre en el cine: un hecho se cuenta desde el presente, pero se comienza<br />

por muchos años atrás; luego se cuenta otro, y se vuelve al pasado otra vez...<br />

No hay un orden sucesivo temporal. Hay una constante retrospección del presente al

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