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Protagonista
Protagonista
Foto: Juan Manzanara
Para mí es una gran satisfacción
que la Consejería de Cultura y Deportes
de la DGA, a través de su Dirección
General de Deportes, haya reconocido
el golf como una actividad deportiva
escolar más
FRANCISCO
LAFITA BENITO
PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN
ARAGONESA de golf
¿Quién es Francisco Lafita?, háblenos de sus
orígenes
Nací en Albalatillo, un pueblecito de la provincia
de Huesca, en el seno de una familia
humilde.
Desde muy pequeño, mi madre se preocupó
por inculcarme valores importantes como la
gratitud y el respeto; y también de afianzar
en mí el afán por el conocimiento y el esfuerzo
en el aprendizaje. Siempre me decía:
“déjate los ojos estudiando”, y tanto fue mi
empeño que puede que por eso lleve gafas
hoy día. Como buena castellana (nacida en
Hinojosa de Duero, Salamanca), mi madre
era una mujer muy sacrificada, austera y
trabajadora.
La frase que más recuerdo de ella era: ‘Manos
que no dais, ¿qué esperáis?’. Ha sido
muy importarte en mi vida, siempre la vi
como un referente y un ejemplo de responsabilidad.
Mi padre era un hombre de campo, trabajador,
sereno y siempre receloso y preocupado
por mi futuro. Me transmitió una serenidad
que aún me acompaña en momentos de dificultad.
¿Qué supone la familia para usted?
Es lo más importante, aunque en mi infancia
no pudiera disfrutar mucho de ella, ya que
a los 10 años tuve que ir a estudiar interno
a Huesca. Siempre le he dado importancia
pero ahora, con el paso de los años, la valoro
todavía más.
¿Dónde inicia sus primeros estudios?
En la escuela de mi pueblo estudié hasta los
9 años; más tarde y debido a ese empeño
de mi madre por que estudiara, mis padres
decidieron llevarme interno al Seminario de
Huesca, pese a que no tenían muchas posibilidades
económicas.
Allí estuve haciendo el Bachillerato y Filosofía,
fue una educación fundamentalmente
humanística y escolástica, con mucha disciplina
y sentido del orden. Hoy agradezco
enormemente aquella formación.
¿Dónde continúa su formación?
En Zaragoza me matriculo en el Centro de
Estudios Teológicos de Aragón, a la vez que
convalido estudios de Dirección y Administración
de Empresas. Combiné estudios
y trabajos en diversos sectores de los que
siempre extraje aspectos positivos: hostelería,
agricultura, etc. Después trabajé durante
diez años en la Base Americana con
diferentes empresas y donde tuve la oportunidad
de aprender mucho, sobre todo, con
sistemas de trabajo por departamentos; al
tiempo, conseguí ser supervisor de un área
logística.
¿Dónde prosigue su andadura profesional?
Me presento a un puesto de trabajo para
General Motors y consigo pasar los tests
establecidos para lograr el puesto. En mi
despedida, en la conversación con uno de
mis compañeros (José Rodrigo) mi vida cambia
de rumbo y me voy a trabajar a La Bella
Easo como director financiero y director
de compras. Allí permanecí dieciséis años,
asumiendo diferentes responsabilidades y
llegando con el tiempo a director general y,
más tarde, a consejero delegado.
¿Cómo fue su trabajo en La Bella Easo?
Al haber hecho una nueva fábrica en Malpica,
pensamos que sería una buena idea
adaptar la antigua de La Puebla y empezar
un proyecto muy ilusionante -junto a mi
hoy amigo Arturo Aliaga- para incorporar a
personas con discapacidad; logramos crear
más de treinta puestos para discapacitados.
El proyecto se llamó ‘Horno de la Puebla’, y
la experiencia fue espectacular. Hoy puedo
afirmar que ha sido el mejor dividendo que
he aportado en mi vida profesional.
A mediados del año 1996 hay un cambio en
su vida profesional...
Tuve diferentes alternativas, pero finalmente
decidí trabajar en Fundación ONCE como
director general del grupo alimentario.
Esta experiencia me aportó muchísimas cosas,
entre otras, que la discapacidad no está
reñida con la rentabilidad, tanto social como
económica.
Ahora hablemos de golf, ¿cómo llegó a este
mundo?
De una manera muy casual. Al terminar
mi periplo en Madrid, regreso a Zaragoza y
comienzo a practicar el golf en el club Los
Lagos. En esa época el club estaba en sus
inicios, con la construcción de 9 hoyos. Fue
allí donde empecé a dar los primeros golpes
junto a mi familia.
Al tratarse de un club nuevo, los que inicialmente
nos hicimos socios, lo hicimos como
respuesta a la curiosidad que nos despertaba
este deporte y porque considerábamos
que el entorno natural era magnífico para
nosotros y para nuestros hijos.
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