ALERGIA - Dinero y Salud

Los pacientes
salen del
hospital bien
rehabilitados y con una
situación económica
desahogada gracias
a la mutua
Coslada sigue acogiendo a
los mutualistas que sufren
un accidente tan terrible y los
acompañan durante todo el
proceso curativo, hasta que
pueden regresar a sus casas
y hacer una vida lo más normalizada
posible.
“Cuanto más alta sea la lesión
y más grave la incapacidad,
más largo es el ingreso. Suele
prolongarse durante seis
meses como mínimo, pero
es frecuente que dure un año
e incluso un poquito más
cuando la recuperación es
más lenta y el paciente requiere
más apoyo externo”,
aclara Luis Cuesta Villa.
El proceso curativo transita
por distintas fases. La primera,
tras el accidente, es puramente
médica: hay que estabilizar
al paciente. La fractura
vertebral es grave de por sí y
el shock medular tiene muchas
complicaciones: respiratorias,
digestivas, etc.
Una vez superada esta fase,
llega la rehabilitación. “Aquí
atendemos a las personas de
forma global, con un equi-
ficar la biología del paciente
mediante medicina regenerativa
con células madre, con
intervenciones en el momento
de la lesión que reparen la
médula, etc. Lo verán nuestros
ojos: esto va a cambiar
radicalmente de aquí a 20
años como mucho”. Sin embargo,
no habrá que esperar
Sobre estas líneas, el equipo
de la Unidad de Lesionados
Medulares del Hospital
Asepeyo de Coslada. Luis
Cuesta es el segundo por la
derecha. En la imagen de la
derecha, un paciente durante
una sesión de rehabilitación.
po multidisciplinar. Si en la
primera fase el médico rehabilitador
es el director de
orquesta y figuras como el
traumatólogo, el cirujano ortopédico,
el neurocirujano o
el neurólogo, entre otras, son
fundamentales, en la segunda
entran en acción el urólogo,
el fisioterapeuta, el psicólogo,
el terapeuta ocupacional,
etc.”, aclara el Dr. Cuesta. “Es
preciso decir que este es un
trabajo muy intenso para la
enfermería, que tiene que
estar muy encima de los pacientes,
pero somos un grupo
muy compacto. No obstante,
la enfermería lleva todo el
peso de la educación para la
salud y la educación sexual,
que llegan en la tercera fase
del proceso, cuando los pacientes
ya han superado to-
tanto para contemplar la otra
vía: ha llegado el momento
de los exoesqueletos, estructuras
externas al cuerpo
de los afectados por lesiones
medulares que les permitirán
caminar por la calle, subir
y bajar escaleras... hacer una
vida mucho más normal y
con una movilidad muy aceptable.
Los exoesqueletos son,
en origen, un invento militar
surgido para que los soldados
sean autónomos y puedan
correr y saltar por cualquier
terreno, cargando con
el peso que sea necesario.
“En pocas palabras, el exoesqueleto
suple la fuerza muscular”,
concluye Luis Cuesta.
das las crisis y han aprendido
a valerse por sí mismos en la
medida de lo posible”, añade.
En cualquiera de las tres fases,
la familia es muy importante.
La familia ingresa con el paciente.
Y es que una lesión
medular implica pasar de ser
una persona autónoma a depender
de terceros. “Aunque
deben aprender a vestirse, a
transferirse de la cama a la
silla y de la silla al coche, por
ejemplo, a manejar la silla de
ruedas y muchas otras cosas,
los pacientes son jóvenes y
salen de aquí bien rehabilitados
y con una situación económica
desahogada gracias a
la mutua. En general, se manejan
bien en la vida y no son
más infelices que los demás”,
asegura el Dr. Cuesta.
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