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18Salió bonitoMe ha gustado siempre el teatro, el arte. En másde un lío me metí por canciones revolucionarias,arpas y coplas. Lo hacía adrede porque era partedel proceso de creación de un movimientorevolucionario dentro del Ejército. Fue unacosa de lo más difícil. Con la cultura logramosmuchísimo. Ya de capitán era conocido por declamador,improvisador y animador de elecciónde reina y todas esas cosas. Me utilizaban paramuchas de esas cosas.Un día me llama un general: “Chávez preséntateurgente aquí, a San Juan de los Morros.” Yopensé que era algún lío, porque ya andaba enla revolución, haciendo reuniones, conspirando,pensando en el futuro. Me presento, dice: “MiraChávez, hay un problema grave. Aquí llegó estadirectiva, hace como seis meses, para formar ungrupo de teatro, seleccionar la mejor obra de teatrohistórico para un concurso en Caracas. Resultaque aquí se le olvidó al coronel, no se hizo nada”.Y faltaba como una semana para el concurso nacional.Y, entonces, me dice el general: “Yo nosé cómo vas a hacer, pero tú vas y presentas unaobra de teatro en Caracas dentro de una semana”.“¿Seguro, mi general?” “Bueno, le dije, déme unsubteniente (yo sabía que tenía mucha habilidad),y unos soldados”.Escogimos soldados, llaneros todos. Hicimosuna obra, hicimos el guión. ¿Sabes de dónde? De“Las sabanas de Barinas”, un libro del capitánVowel, que yo había leído. Buscamos en la autobiografíade Páez, entonces, le metimos de todo.¿Cómo se llamó la obra? “El genio y el centauroen Cañafístola”, cuando se encontraron Bolívary Páez en el Hato Cañafístola, 1818. Bolívar, veníade Guayana y se encontró con Páez. Hicimos laobra, pero le metimos arpa, y ahí en “Las sabanasde Barinas”, aparecen algunos de los versosque dice el capitán inglés, quien peleó a la ordende Páez y conoció a Bolívar. Escribió sus memoriasdespués que se fue a Inglaterra. Él diceque las mujeres le cantaban a Bolívar. Nosotrospusimos unas muchachas caraqueñas que conseguimosen el teatro Teresa Carreño, donde trabajami hermano Argenis.Vine corriendo aquí y le dije: “Ayúdame”. Buscamosun vestuario, unos fusiles viejos, unaslanzas, un proyector que en una pared reflejabaunas sabanas y unas nubes que se movían. Yunas coplas y salió una muchacha a cantarle aBolívar, que estaba sentado ahí, un subteniente,que puse de Bolívar. Yo hice de Páez. Y un pocode soldados ahí, muy alegres, llaneros, que yoles hice ejercicio: “¡Relájense, relájense! Vamos,pa’ Caracas”. ¡Un poco de vegueros pa’ Caracas,compadre! Entonces, decía una muchacha quele cantaba a Bolívar: “Mi general Bolívar, tiene enla boca un clavelito encarnado que me provoca”.Sí, y salía otra: “Mi general Bolívar, por Dios, teCUENTOS DEL ARAÑEROpido que de tus oficiales me deis marido”. Y salíaotra, “Mi general Bolívar, tiene en la espada un letrerograbado: ¡Muera la España!” Bueno, aquellofue una cosa... y salió bonito. Esa obra fueun impacto. El general me dijo: “Chávez, ganastetercer lugar, yo pensé que ibas a quedar de último”.“¡No!, tercer lugar de la caballería”, le dije.El “Nuevo” boboYo que estudié las comunicaciones militares,hay una cosa que llaman “radioescucha”. Elenemigo habla por una frecuencia, bien, vamosa oír. Uno no entiende normalmente lo que ellosdicen, porque hablan en clave, códigos. Peroel solo hecho de que la frecuencia de comunicacionesse incremente en un período tal, pontetú: “Oye, las últimas tres horas éstos hanhablado diez veces más de lo que hablan todoslos días, algo va a pasar, algo está pasando porqueestán hablando demasiado”. Entonces unotiene que prender la alerta: “¡Epa!, ¡muévanse!Mire, vean, a lo mejor están preparando un ataquey están coordinando mucho, algo está pasandoque están hablando tres veces más de loque hablaron los días anteriores o el promediohistórico”; pues todo eso es científico. O uno vemucha actividad, prendieron los tanques antesdel amanecer. “¡Oye, cuidado, los tanques estánprendidos! Mira, siempre los prenden a las nuevede la mañana para probarlos y están prendidos alas cuatro de la mañana, ¡ay, compadre!”.Ah bueno, como una vez un nuevo que eraun bobo. Estábamos en una maniobra y el alférezle dice: “Mira, nuevo, póngase allá en esecerrito para que cuide”. Porque había enemigosimulado en la zona, que eran cadetes también,pero que atacaban, sobre todo con gas lacrimógeno.Entonces buscaban agarrarlo a uno y lequitaban el fusil, las botas. ¡Ah!, a mí me gustabamucho ser enemigo, uno gozaba mucho de enemigo,porque uno capturaba. En cambio, el otrono podía capturar al enemigo, tenía que ir poruna ruta; el enemigo estaba libre. Me gustabaser enemigo para montar operaciones nocturnas,emboscadas y tal.Entonces al nuevo bobo lo ponen allá arriba.Íbamos a comer en una quebradita. Uno alavarse la cabeza, a descansar un ratico. Uno seaflojaba las botas de campaña, veníamos de unamarcha por ahí, era por Oriente, por la mesa deLa Tigra, un calorón, incendios había. Estábamosabriendo la ración de combate, íbamos a almorzarla sardinita, el atún, la cosa, ta ta, y de repentenos rodean y nos caen a gas lacrimógenoy nos quitan todo. Casi que nos capturan. Corrimosy corrimos y paramos por allá, en una palmerame acuerdo. “Ah, ¿estamos completos?”.Y el nuevo venía por allá, el bobo, y el alférezlo quería matar. “Mira, nuevo, y no te dije, porqué tú...” Entonces el nuevo dice: “No, es que yovi, pero pensé que era humo del incendio”. Eragas lacrimógeno que nos estaban tirando. Resultaque lo agarraron como a un bobo. Después losoltaron y andaba descalzo. Un nuevo bobo.“Cadavérico, habla Papo”Yo era subteniente y me correspondió hacer unasInstrucciones Operativas de Comunicaciones enun batallón. Y lo hice con un espíritu humorísticomuy grande, tanto que me enredé la vida convarios superiores. Porque al capitán X que era unflaquito y fumaba mucho le puse “Cadavérico”.El otro, un capitán que era gordo le puse “Papo”.Eso andaba escrito y los operadores lo cargaban.Entonces uno oía por radio: “Cadavérico, Cadavéricohabla Papo”. Cuando estos oficiales sedieron cuenta de que yo me los estaba vacilando,cayeron sobre mí las consecuencias, llamadas deatención y tenían razón. Lo hice para darle humoral ejercicio que teníamos.Píntalo de verdeEso fue en Barinas en 1976. Un capitán me decía:“Usted tiene que poner esa grama verde”.Yo era subteniente y le decía: “Mi capitán peroestamos en verano”. No. “Es que viene la Inspectoríadel Ejército y la grama tiene que estar verde,Chávez”. Y unos soldados echándole agua,a aquella grama, que más seca se ponía porquese quemaba con el vapor del llano. Y le decía:“Pero, mi capitán, usted tiene que explicarle alInspector que venga, que estamos en verano yaquí en verano la cosa se pone seca. Él tiene queentender eso”. “No, eso tiene que estar verde”.¿Sabe la instrucción que me dio?, pintarlocon spray, pintura verde. ¡Ah!, porque era lo queexigían y el que hacía eso le ponían muy bien.Pero a lo mejor no revisaban la moral del soldado.A lo mejor no le hurgaban el alma para vercómo estaba la tropa, sino la forma, la apariencia.Ahora las Fuerzas Armadas no es eso. Ahíhan cambiado los patrones y procedimientos enfunción de lo que debe ser la Fuerza Armada:moral mística, voluntad de servicio, trabajo, sacrificio,servicio a la comunidad.Nublado en BarinasA mí me pasaron muchas amonestaciones cuandoera teniente, subteniente, injustas también. ¡Uh!,por allá me amonestaron varias veces y a vecespor cosas que no se interpretaron bien. Una vezen Barinas tenía clase de orientación por las estrellascon unos soldados. Es que uno tiene queaprender a ver el cielo, dónde está la Osa Mayor

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