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46Anuncio algunos de los detalles, y esto va aser muy importante para nuestro pueblo. Voy autilizar mucho el avión presidencial para enviar aCuba a venezolanos. Será todos los meses. ¿A qué?Bueno, allá los operarán y no nos van a cobrarnada, les vamos a pagar con un porcentaje o algode petróleo o de derivados del petróleo. Eso esparte de los acuerdos que vamos a firmar dentrode pocos días con el buen amigo y tremendo líderde América Latina, que se llama Fidel Castro.GénesisEs como aquella niña. ¡Ay!, aquí la llevo. Se llamabaGénesis. Un día, en un acto, me llegó corriendoentre el público. Creo que fue en el Poliedro.Fue y me abrazó. Ella tenía un cáncer enel cerebro. Y me dicen que no le queda sino unaño de vida. ¿Qué hago yo por esta niña, Dios?Ella me regaló una bandera, allá la tengo y la tendréconmigo hasta el último día de mi vida, porqueesa bandera es ella que está conmigo. Ellame dijo: “Chávez, toma mi bandera”. ¡Ah! ¡Quédolor cuando supe la realidad! Hablé con Fidely le hicimos un plan. La mandé pa’ Cuba con lamamá. La pasearon, la hicieron pionera. “Seremoscomo el Che”, dijo. Yo tengo hasta el video.Fue feliz hasta el último día de su vida. ¿Ve?, ¿quémás uno puede hacer? Es un angelito que andapor ahí cuidándonos. Allá está hecha bandera yaquí está hecha vida, Génesis.Esa frente te palpitaLa Misión José Gregorio Hernández, ese es otrogran secreto, un gran misterio y resulta que eneste momento deben estar miles, y sobre todogente joven, visitando casa por casa a las personascon discapacidad, muchas de las cuales estabancondenadas allá, en el último cuarto de la casa,a vivir toda su vida acostados. Ahora muchos deellos están caminando, estudiando o recibiendoimplementos para poder desplazarse, una silla deruedas, etcétera. Un niño sin brazos ya salió pa´Cuba. El carajito salió pa´ Cuba, compadre ¿Teacuerdas del niño sin brazos? Yo me consigo portodos lados cosas que, ¡ay, Dios mío!Una vez en Sabaneta pa’ dentro, en donde yonací, se me ocurrió meterme por un camino despuésde un “Aló Presidente”, como “pa’ relajá”el alma buscando sabana. Llanero busca sabana.“Vámonos por la sabana”, le dije a unoscompañeros. Yo manejando, me metí por unoscaminos que yo recordaba de toda mi vida. Desdeque era niño no me metía por ahí. Llego a unacasa, me bajo y sale la gente. “¡Chávez, mira!”Y viene un niño, un catirito avispa’íto así y unafoto. La muchacha, la mamá y el papá. Era campoadentro, campo y unas vacas. De repente veoCUENTOS DEL ARAÑEROal niño y le veo algo raro en la frente. “Muchacho,esa frente te palpita. Ven acá, ven acá”. Letoqué con cuidadito así y entonces me entero. Elpapá me cuenta que, cuando era más chiquitito,un caballo lo pateó: ¡pa! Está vivo de milagro,le destrozó todo esto, medio lo arreglaron ahíy le cosieron, pero le dejaron el cerebro palpitandodetrás del pellejo, sin hueso. Cualquiergolpe, cualquier accidente y el cerebro estabaallí desprotegido. Éste es el hueso más duro queuno tiene o uno de los más duros, ¿no?, el frontal,para proteger el cerebro, pues la naturaleza essabia. Bueno, pa’ Cuba se lo mandé a Fidel. ¡Ay!allá está, ya es un caballerito, le pusieron ahí unaprótesis para protegerlo.Por allá conseguí otros niños, por un llano deApure. Me paré a saludar a una señora que estabaen la orilla de una carretera. Veníamos de San PabloPaeño y veo a un niño ya grandecito, un correlón.Ahí cargábamos unos refrescos y yo le digo enla camioneta: “Miren, muchachos, están sudando,¿quieren un fresco?”. “Sí”, y le paso la latica de unfresco. Cuando el agarra la lata siento algo raroen las manos. “¡Epa!, ven acá, ¿qué tienes tú enlas manos?” Las manos las tenían pegadas comolos batracios, el sapo, los dedos pegados, las dosmanos y llamo a la mamá: “¿Qué le pasó a estemuchacho?” Cuando era bebé, ella en la cocina, elhombre pa’l campo y tres o cuatro muchachos; habíauna candela prendida en el patio, una basuraque estaban quemando. Se le fue el niño gateando.¡Ay!, se metió, pues, y le quedaron ahí pega’olos deditos y él chillando; ella salió corriendo y yalas manos quemadas ¡Pa’ Cuba lo mandé! ¡Ah, silo vieran ahorita agarrando pelota y todo!¡Chávez, mándame pa’ Cuba!Estuvimos en La Habana en una visita relámpagoy muy provechosa. Esa visita a La Pradera ytener contacto durante varias horas junto al presidenteFidel Castro, amigo y hermano, con esegrupo de venezolanos, quienes han ido allá a recibiratención médica de alta calidad, y además enforma totalmente gratuita y con sus familiares.Nos conseguimos a aquel niño de Elorza; eseniño estaba horriblemente quemado, desfigurado,y un brazo inmovilizado porque se le quemó.Lo encontramos allá en el Fundo Zamorano SantaRita, entre el tierrero, la gente y los caballos.Llegó corriendo con el bracito en alto, no podíamoverlo. Me abrazó con el otro y dice: “¡Chávez,mándame pa’ Cuba!” Ese mismo día lo agarramoscon su familia, lo trajimos en el Camastrón con lagente de seguridad y lo mandamos a atendersea La Habana. Y allá me lo conseguí. ¿Saben quéhizo? Me abrazó. “¡Chávez, mira!”, movió el brazo.“¡Mira, Chávez, mira el brazo!”. Y en el rostroya le hicieron una primera cirugía, van por fases.Ya se le ve rostro, y los ojos que no se le veían.En La Pradera nos encontramos mujeres detodas las edades, muchachitos, gente con problemasmuy delicados; gente muy joven, militares,civiles. Los pobres nunca tuvieron quienles atendiera sus dolores, sus pesares. A veces,enfermedades que se convirtieron en tragediassin tener por qué serlo, solo porque estaban excluidosy esto es lo que vosotros, sabios oligarcas,no entendéis. Algunos tienen allá un año, algunosse fueron postrados y ya están caminando,dando los primeros pasos. Como ese otro niño,quien se está recuperando; le había dado unameningitis, y está vivo casi de milagro.Para los pobres, nadaEste caballero que fue operado anteayer en esehospital de campaña por el Plan Bolívar 2000, teníaveintisiete años con una hernia. Me dijo: “Yosentía que me iba a reventar por dentro”. Es unherrero, tiene un galpón de herrería y, por supuesto,enfermo y desempleado. Ya hicimos unos planespara activar ahí una microempresa. Vamos aapoyar para que este hombre salga de ahí sano,y a trabajar con su esposa, su familia, sus vecinos.Pero lo cierto es que llevaba veintisiete añoscon una hernia que le iba creciendo.También unos ancianos que ya no podían orinar.Imagínense ustedes la tragedia de un hombreque llegue a los sesenta, ochenta y no puedaorinar por aquella dificultad, me comentó unode ellos con una sonrisa, pero feliz; hasta cantóunas canciones. Yo le dije: “Tú no sabes una”.Cantamos una canción ahí: “Traigo polvos delcamino…” Se la sabe completica. Ochenta añostiene ese hombre y me dijo así calladito en eloído: “Chávez, yo no podía ya orinar”. Y teníauna hernia en un testículo que ya no podía nicaminar, chico. Y yo le pregunto: “¿Y cuántotiempo tenías tú así?” “Bueno, como diez años”.Imagínense, haber pasado toda una vida luchando,trabajando y llegar a esa edad para cargaruna cruz tan pesada. Quiero dar gracias a Diosque nos permite ayudar a tanta gente pobre ynecesitada.Y un joven que tuvo un accidente automovilísticohace dos años, desde entonces andabapendiente de una operación. Resulta que lo habíanoperado pero quedó casi igual, porquees que tenían que ponerle una prótesis y ayerse la colocaron. Una prótesis que trajeron deBarquisimeto y se la colocaron a un hombre jovenque me dijo: “De aquí salgo como un caballoa seguir luchando, trabajando y defendiendo lacausa, la Revolución”. Ese es el Plan Bolívar.Ahorita acaba de salir un señor en la esquinacuando veníamos. Anda con un poporo aquí,pero un poporo grandote, gigantesco. María seríe, así decía mi abuelita: “Muchacho, tienes unpoporo ahí”. Es una inflamación. Aquí en el llano

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