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30Ese fue tu abuelo. Era el padre de Rafael Infante,tu padre, nuestro abuelo, y de Pedro Infantea quien yo conocí ancianito, en Guanare, pocoantes de morir. Tú tío, mamá, era igualito al padre,alto, blanco; eran catires, pelo amarillo. Ledecían “el americano”. Por eso viene mi madrey su estirpe criolla, pero blanca. A mi madre ledecían “la americana” cuando era niña.Eso me lo contaba Chucho Navas en Sabaneta,una tarde, ya viejito, poco antes de morir, ytío Julián; con ellos hablé yo mucho. Yo tenía esacinta. ¡Dios mío! Adán, ¿tú no sabes dónde está?Se la llevó el huracán. Eso valía oro para mí. TíoJulián me contó una tarde en Sabaneta, testigo deesto es Miguelito González, mi cuñado. ¿Tú sabescómo se llamaban los perros de Maisanta?Perrondongo y La Chuta, dos perros cazadores.Y su caballo se llamaba Bala, un caballo negro,cuando vivía en La Marqueseña y era coronel. Élera uno de los hombres de Cipriano Castro, y ahíestá la historia, pues. Yo fui consiguiendo el camino,investigando, preguntando, dije: “¿Ah?, ¡ahoraentiendo!”. Uno oía allá lejos que hablabande un tal guerrillero, un asesino, un bicho malo,un abuelo malo. Descubrí la verdad ya siendosoldado. ¿Ah?, ¿qué bicho malo era? No era bichomalo. Maisanta fue ascendido a coronel porel mismísimo Cipriano Castro, porque cuandoen 1899 Castro se vino con Juan Vicente Gómez,con 60 hombres de a caballo, con machete, desdeallá desde el Táchira, pasaron por aquí. Maisantavivía en Sabaneta. Ahí se había venido porquehabía matado a un hombre. Le metió cuatro tirosa un coronel de apellido Masías, en Ospino,porque le preñó a la hermana y no reconoció labarriga. Era un carajito de quince años, le metiócuatro tiros. Ya había muerto el viejo Pedro PérezPérez. Tuvo que irse, porque si no lo matan,y se metió a la guerra.En 1896 se alzó un general que era amado porlos pueblos, se llamaba José Manuel Hernández.La primera campaña electoral que hubo en Venezuelade pueblo en pueblo, la dirigió José ManuelHernández. Perdió los dedos de un machetazo enuna batalla, el “Mocho” Hernández. Era la Venezuelaque buscaba caminos después de la tragediade haber echado de aquí al padre Bolívar, matadoa Sucre, y la tragedia de 1830. Y el “Mocho”Hernández ganó las elecciones, se las robaron. Sevino pal’ monte. Se disfrazó de cura, se vino paralos llanos. Cerca de San Carlos armó un ejército ylanzó la revolución de Queipa. Pedro Pérez Delgadotenía diecisiete o dieciocho años, huyendocon este escapulario, y se hizo soldado.Esa revolución fracasó, el “Mocho” fue hechopreso, se lo llevaron para Caracas. PedroPérez Delgado, el muchacho, se monta en unacarreta de mula con Natalio Menoni, que comerciabadesde Valencia por todos estos llanos.Llegó a Sabaneta de ayudante de carretero, teníamenos de veinte años. Era 1897 /1898. AllíCUENTOS DEL ARAÑEROcomenzó a trabajar con Natalio Menoni, JuliaRache. ¿Papá conoció a Julia Rache, viejita? ¡Nola conoció! Mi abuela, a lo mejor. Yo como que loshubiera conocido, porque me echaron los cuentosde cómo era Julia Rache, que tenía grandes cafetalespor la costa del Padre Vieja, y por aquí porlas montañas de Mijagual, que era todo esto. Erauna montaña impenetrable, había tigres, jaguares,leones, todo eso me lo contaban, y me imaginabade muchacho que vivía aquel tiempo. Esome fue llenando de pasión. Me fui consiguiendoel fuego por los caminos y de repente me hiceun incendio, ¡pum!, y aquí voy. Cogí concienciade qué llevo en la sangre. Cuando agarré un fusildije: “¿Pa’ qué es este fusil, carajo?, ¿pa’ defendé’a los traidores o pa’ defendé al pueblo?”. Y aquíestoy. ¡Es pa’ defendé’ al pueblo!Bueno, pues cuando el “Mocho” se alzó enQueipa, ahí cerquita del Pao, de San Juan Bautista,Joaquín Crespo, que era guerrero, era jefe delejército, no era pendejo. Él entregó la Presidenciapero se quedó de jefe del ejército. Eran hombresde batalla y él mismo se vino comandandoun ejército a buscar al “Mocho” Hernández. Yen la primera escaramuza, los primeros tiros,cayó muerto el ex presidente Joaquín Crespo.Lo mató un francotirador. Como ya iba a entraren batalla, se bajó de la mula y se estaba montandoen el caballo blanco alazano. En el momentoen que está montando el caballo, ¡pam!, caemuerto el jefe del ejército, el ex presidente. Elúltimo caudillo. Cuando cae Crespo, el país seanarquiza, surgen caudillitos por todos lados.Él era el que mantenía aquel caudillaje controlado,y el país entra en un caos terminal. Hubocomo cuatro guerras. Se alzó Ramón Guerra, sealzó el otro en Guárico, se alzaron por aquí yVenezuela se convirtió en un maremagnum, y enese maremagnum surgieron Cipriano Castro yJuan Vicente Gómez.Mire, sesenta hombres se vinieron desde territoriocolombiano. Castro era el líder, Gómez erael que tenía dinero porque era un hacendado. Poraquí pasaron, ¿y saben quién se pegó? Pedro PérezDelgado, que buscó un caballo, a lo mejor elcaballo Bala, y otro grupo de llaneros de aquí y sefue con ellos y peleó en Tocuyito, donde hirierona Castro, quien entró en Caracas con un tiro en lapierna, y tomó el gobierno. Era 1899. ¡Terminabael siglo diecinueve! A los pocos meses, Pedro Pérezera coronel, y Castro lo mandó como jefe civily militar de toda esta zona, desde Boconoíto hastaPuerto Nutria, incluyendo parte de Apure. Y mandóun buen general a Barinas, Juan José Briceño,pacificador de los llanos.Y así pasaron los años. Era 1900 y Pedro Pérezse arrejuntó con tu abuela, la Claudina Infante. EnLa Marqueseña vivían ellos. Esas tierras eran delviejo Severo Infante, el papá de Claudina. En 1903nació el mayor de los hermanos, que era Rafael.Por eso yo me llamo Rafael, por mi abuelo Rafael,aunque no lo conocí. Y además, Pedro Pérez Delgadose llamaba Pedro Rafael. Por eso es que auno le puso Pedro, su primer nombre, y al otro desus hijos le puso Rafael. Y así nacieron Pedro Infantey Rafael Infante. No les dio el apellido. Mecontaba tu tío Pedro, anciano ya, allá en Guanare,que ellos recibían cartas que él les mandaba delas guerras de Apure, diciéndoles: “Firmen con miapellido, firmen Pérez”. Pero nunca hubo un documentolegal que reconociera el apellido y ellosse quedaron Infante.Pasaron los años, 1904, 1905, 1906, 1907, laoligarquía de Caracas contra Cipriano Castro,los gringos contra Castro. Y llegó 1908, rompenrelaciones Caracas y Washington. Se enferma CiprianoCastro. En diciembre se fue Castro paraEuropa a operarse de los riñones, y lo tumbóGómez. Bueno, no lo tumbó Gómez, lo tumbaronlos gringos. Los yanquis se adueñaronde Venezuela, el petróleo. A los pocos mesesen Sabaneta había reuniones, uno de los líderes:Pedro Pérez Delgado. Un italiano, “musiú”Mauriello, de izquierda, revolucionario de losMauriello que por ahí andan. Lo mandaron abuscar, lo mataron, machetea’o en la costa delcaño allá del Boconó. Lo dejaron tirado ahí; vinoalguien a avisarle a Pedro Pérez: “Mataron a musiúMauriello”. Esa noche Pedro Pérez buscó cuarentade a caballo, buscó los machetes, buscó losfusiles, se vino pa’ Mijagual. Por aquí por SantaRosa, emboscó al coronel Colmenares, que erael coronel gomecista que mandaron para sustituirlo.Lo emboscó a machete. Fue la vez que sedisfrazó de vendedor de taparas de miel, una batallaa machete. Por aquí cerca fue, y más nuncavolvió a Sabaneta. Cogió camino pa’ allá, cruzóel Apure y comenzó la leyenda de Pedro PérezDelgado. Hasta 1922 estuvo alzado, como dice lacanción de Cristóbal Jiménez. Cayó preso y, cuandotenía apenas cincuenta años de edad, murióenvenenado en el Castillo Libertador, en PuertoCabello. Dicen los que estaban ahí que salió conun dolor. No aguantaba, se quitó el escapulario,lo lanzó a la pared y dijo: “Maisanta, pudo másGómez”. Y cayó muerto.Yo cuento esto no sólo para mis amigos, nosólo para mí mismo y mis compañeros, sino ustedesyanquis, sepan bien qué es lo que hay aquídentro: conciencia y fuego que nada ni nadie podráapagar mientras viva. Y mientras yo viva, estefuego y esta conciencia estarán al servicio de laRevolución Bolivariana, de la liberación de Venezuela,de la independencia de Venezuela, de lagrandeza de Venezuela.Ya basta, no sólo de traiciones, ya basta de pactoscon la oligarquía, ya basta de derrotas, compatriotas.Llegó la hora definitiva de la gran victoriaque este pueblo está esperando desde hace doscientosaños. ¡Llegó la hora!, no podemos optarentre vencer o morir. Nosotros estamos obligadosa triunfar y nosotros triunfaremos.

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