11.07.2015 Views

Dd5bL

Dd5bL

Dd5bL

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

32de comandantes recibió a Ezequiel Zamora y a todossus federales / que el cielo está encapotado anunciandotempestades / no te nos mueras ahora / no te nos mueras,compadre.Corrío del Catire AcostaOigan a Felipe Acosta, / oigan su grito indomableen la boca del cañón / cuando se lance el ataqueen la defensa enemiga / cuando la quiebre el infantecuando rompan el sonido, / cien aviones de combatecuando mil paracaidistas / caigan en los terrenalesy cuando hagan temblar / la tierra cien divisionesde tanquesy cuando la caballería / lance su carga salvajeoigan a Felipe Acosta, / oigan su grito indomable.Sigues aquí con nosotros, / no te mataron compadre.Punto de encuentroUsted busca La Encrucijada de Aragua. Conseguiráunos sitios muy hermosos donde vendencomida popular, cachapas, chicharrón, pernil…¡Cuidado con el colesterol! No abuse. Ese era unpunto de encuentro de los revolucionarios delMovimiento Bolivariano en la primera etapa.Ahí nos veíamos, en La Encrucijada de Aragua.Porque era cerca de todo, ahí estaba Maracay.A toda hora, sándwich de pernil y chicharrón.Hay una chicha muy buena. ¿Conoces a laseñora Petra, que vende las cachapas? ¡Ajá!, yo síme conozco todo eso.A veces, me paraba a la una de la mañana aesperar a los muchachos. “¿A quién esperas?”,“No, esperando a Diosdado”, o ellos me esperabana mí, o venía Blanco La Cruz de no sé dónde.Ahí nos veíamos y nos escondíamos en casade Lugo López, que vive por ahí cerca. Hugo Lópezes un mayor llanero, de allá de Guárico. Esemuchacho atacó el 27 de noviembre la cárcel deYare, a pesar de que tenía muy pocas fuerzas. Ynosotros dentro, desesperados por no poder hacernada, encerrados ahí en las celdas. Lo primeroque sonó fue un mortero que cayó en el patio dela cárcel. ¡Boom! “Empezó la revolución”, dijimos.Y comenzó un ataque a Yare con un grupode oficiales, de suboficiales y de civiles que seincorporaron tratando de sacarnos. Ellos no pudieronentrar y se replegaron. Lugo López cogiósabana, se fue al frente de una fuerza que se replegaba,cogió pa’ los llanos del Guárico y allá seentregó. El mayor Edgar Lugo López, nunca olvidarésu amistad, su paciencia y sus sentimientosde buen hombre llanero y de buen soldado.Y Luis Figueroa, este muchacho que ustedesven, fue presidente de la Federación de CentrosUniversitarios de la Universidad Central de Venezuela,líder estudiantil, líder social y sigue siéndolo.Fue uno de los jóvenes que fusil en mano seCUENTOS DEL ARAÑEROfueron a Yare el 27 de noviembre a tratar de liberarnosde aquella prisión. No pudimos avisarlesque no lanzaran el ataque; ese movimiento fue delatado.Arias Cárdenas y yo, que no dormimos, estábamosmuy preocupados porque ya sabíamosque los estaban esperando. Oímos los ruidos,estaban ubicando una ametralladora en el techo.Intentamos llamar por un radio toda la madrugada.Me quedé ronco: “Águila no sé que, llamando…”.Nada, no nos comunicamos con nadie.Como a las siete de la mañana sonó el primermortero en el patio de la cárcel, dijimos: “¡Llegaron!”,y se armó el tiroteo ahí.Lástima que no nos llegaron las armas. Yopreso y tirado en el suelo por la plomazón. Despuésagarraron una máquina que estaba porahí. Me asomé y la vi, pero la volaron. Por cierto,un teniente larense, que estaba retirado y seincorporó a ese grupo de combatientes, perdióun ojo. Iba manejando la máquina como fuerzade choque, pero le tiraron con un cañón antitanque.Hubo algunas bajas nuestras, algunosheridos. Los muchachos se replegaron cerroadentro, porque si no, los hubieran masacrado.Los estaban esperando con ametralladoras y cañonesantitanque.De ahí venimosRecuerdo cuando nos reuníamos medio clandestinamente.No estoy hablando antes del 4 defebrero. Estoy hablando del año 1996 y 1997.Reunirse con Hugo Chávez era como estar a laspuertas del infierno, o algo así. Para ser más claritosen la cosa, alguien que se reúna con HugoChávez en un apartamento en Caracas, y cuandosale tiene tres tipos ahí malencarados, con unachaqueta negra y un pistoletón asomándose; ote han “espichado” los cuatro cauchos, o te robaronel carro. A lo mejor, si el carro les gustó, se lollevaron. O no te dicen nada, sino que te miranasí refunfuña’o. Y cuando tú prendes el carro ysales a las diez, once de la noche, te siguen tresmotorizados hasta tu casa y te pasan muy cerca.Cuando llegas a tu casa, a los dos minutos abresla puerta, entonces una llamada telefónica, si tienescelular a tu celular, si no a tu casa, y atiendetu señora o tu hija o tu hermana o tu mamá, y esuna voz extraña que te dice: “Te vamos a matar.Sé que te reuniste con Chávez. Prepárate”. Guerrapsicológica.Y muchas veces no solo amenazas, a vecessecuestro, agarrar a alguien, meterlo en un carro,darle vueltas por Caracas ahí acostado enel piso y dejarlo en la Cota Mil; o meternos a uncalabozo, allá en el Helicoide, cuando la Disipestaba en manos de, bueno, imagínense ustedes,quiénes estaban ahí. Y torturas, por supuesto.No estoy hablando de poesía, estoy hablandode cosas muy reales. Creo que Freddy Bernalestuvo preso más de veinte veces en los sótanosde la Disip, porque les daba la gana. Al coronelDávila, actual ministro del Interior, preso, agárreloy lléveselo. Casas allanadas. Aquellas damas,amigas, de Catia, que estuvieron seis mesespresas. Les sembraron unas granadas y lespusieron no sé qué cosa y detrás venía una cámarade televisión y un periodista pagado porellos mismos, unos testigos: “Aquí está, mire,conseguimos esto”, un fusil, unas granadas demano y dos mujeres presas: “Rebelión militar”.Imagínate tú, seis meses en la cárcel de RamoVerde, de Los Teques. No estamos hablando depuros cuentos, cosas reales. Madres de familia,bueno, de ahí venimos.Tomás MontillaEstaba recordando a algunos maestros de la primaria,profesores de secundaria. Uno de ellossiempre me llamó la atención. Es uno de esosmaestros, profesores, que a uno se le quedaronpara siempre en el recuerdo y en el alma. Recuerdoa mi profesor de secundaria. Él nos hablabade la vida. De vez en cuando llegaba con un cuatroal salón de clases y nos daba un recital, noscantaba unas canciones. Nació en la montaña,por allá en Barinas, en el pie de monte. Nos hablabamucho de las cosas malas y las cosas buenasde la vida. Es uno de esos profesores comoCarmen Landaeta, mi profesora guía de primeraño de bachillerato; o como “Torombolo”, quemurió hace poco en Barquisimeto; un guaro quellegó a Barinas y nos daba clases de matemática.Era un amigo, un compañero, “Torombolo”. Elprofesor Lozada, que murió hace poco.Y con ellos llegó también este muchacho quenos tocaba cuatro de vez en cuando, cantábamoscon él cuando cumplía año uno de nosotros. Noshablaba de las “basuras” de la vida: “Muchachos,cuando vayan por la calle y vean basura,si no pueden quitarla porque es más fuerte queustedes, véanle no el olor, a lo mejor huele mal,véanle el color y la armonía de los colores”.Era un artista. Era Tomás Montilla. Ha muerto,me enteré hace unos días. A su familia todo misentimiento, y a él, mi profesor Tomás Montilla,nuestro recuerdo y homenaje. Yo tenía muchosaños que no veía a Tomás Montilla. Una vez lo andababuscando, cuando estábamos armando elproyecto revolucionario rumbo al 4 de febrero.Porque él era un revolucionario, y un compañeromilitar, me habló de Tomás Montilla. Me dijo:“Hay que hablar con Tomás Montilla, en Guanare”.Yo dije: “¿Tomás Montilla? Ese fue profesormío, ¿será el mismo?”. Y sí, era el mismo.Una madrugada llegamos a su casa, hablamos.Y Tomás Montilla haciendo sus reflexiones, suscomentarios. Él supo que estaba en marcha unproyecto revolucionario y supo que uno de sus

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!