Aspecto de las bóvedasde la nave central <strong>del</strong>templo, reformado aprincipios <strong>del</strong> siglo XVI.foto: javier prieto gallego
san benito el real de valladolidMIRADASUn monumento especialmente significativo de lariqueza patrimonial de Castilla y León y, por supuesto,de Valladolid es, no hay duda, el de San Benito elReal. Lo es por su prestancia física y lo es por la historiade lo que fue, y sigue siendo, no solo un edificio, o un conjuntode edificios, sino también, y durante siglos, el centro de casitodos los monasterios benedictinos de España (y de algunos deEuropa), incluido el de Montserrat, que constituyeron la llamadaCongregación de San Benito de Valladolid. Merece la pena querecordemos, aunque sea muy someramente, su historia.A fines de la Edad Media en Castilla se vivía un ambienteentusiasmado por las reformas entre tantos conventos comohabía de frailes y monjas, profesiones muy demandadas entonces.Eran reformas dominadas por el ideal <strong>del</strong> rigor hasta extremosno fáciles de ser comprendidos hoy día. En aquel clima defervor, el rey de Castilla Juan I fundó (en 1389) los benedictinosde Valladolid con religiosos llegados de Sahagún. Eran inicialmentepocos pero muy rigurosos, sobre todo en su clausura, ypor ello se los denominaba en la villa «los emparedados», «cartujos»y «beatos» de San Benito. Precisamente por la fascinaciónque entonces ejercía el rigor no tardaron en hacerse muypopulares y estimados y en implantar en abadías benedictinasde España su mo<strong>del</strong>o de vida, alentados por los monarcas, por losReyes Católicos sobre todo.Cuando la Congregación creció, también lo hizo su monasteriooriginario, San Benito el Real de Valladolid. Y sobre lo quefuera viejo e incómodo alcázar real, se fueron construyendo edificacionesnuevas, más y mejor adaptadas a las precisiones de losmonjes y al prestigio de la Congregación.Lo primero en renovarse fue la iglesia, que es la actual. Resultabareducida la anterior (situada a lo largo de la calle de Encarnación),que tenía a sus pies la lujosa capilla de los Fuensaldañao de los Vivero. Y en tiempos de los Reyes Católicos y con suprotección, en 1499 comenzó la edificación <strong>del</strong> templo nuevoque fue cubierto en 1515, lo que no quiere decir que no se fuesereformando y remo<strong>del</strong>ando en tiempos posteriores, sobre todoen las cubiertas y en el coro. La construcción de esta iglesia, templode extraordinaria magnitud, es de piedra de sillería toda ella,con sus tres amplias naves y varias capillas. El orden es el gótico,tardío y peculiar, propio de la época en que en España (concretamenteen Valladolid) comenzaba ya el estilo renacentista, por loque este conjunto se hace más interesante aún.Como todos los espacios sagrados de su estirpe, también el deSan Benito el Real se fue ornamentado y alhajado. Hasta el sigloXIX se podían contemplar retablos numerosos en los ábsides, enlas capillas laterales, debajo <strong>del</strong> coro. Era magnífico y sorprendenteel central, obra cumbre <strong>del</strong> genial Alonso Berruguete. Nolo era menos la magnífica sillería, con relieves e incrustacionesde los mejores artistas <strong>del</strong> siglo XVI, con asiento doble para cadauna de las abadías de la Congregación. Todo ello, y mucho más, seencuentra actualmente en el Museo Nacional de Escultura. Permanecenen su sitio, a pesar de todo, las verjas: la principal abarcalas tres naves y se debe a uno de los mejores rejeros de aquellaépoca, Juan Tomás de Celma, que la fecha en 1571, tal y como selee en la cartela correspondiente.Después de la exclaustración y desamortización (1836) de susmonjes, la iglesia, que pasó a ser propiedad municipal, fue destinadaa los más variados usos y ajenos a su origen, y si algo extrañaes que haya podido conservar lo que se ha conservado. Hacia1897 fue confiada por los vallisoletanos, que habían conseguido<strong>del</strong> Ayuntamiento su cesión, a los carmelitas descalzos, quienes,con la ayuda de todos, la han recuperado en su interior, y poriniciativa de la Junta de Castilla y León, de la Fundación <strong>del</strong> <strong>Patrimonio</strong>y <strong>del</strong> Ayuntamiento se ha restaurado en sus cubiertas yen el exterior.De estas intervenciones, posiblemente la más significativahaya sido la realizada en el pórtico <strong>del</strong> templo por la Fundación<strong>del</strong> <strong>Patrimonio</strong> Histórico de Castilla y León (2002), conforme alproyecto <strong>del</strong> arquitecto Javier Blanco. Y es que el pórtico ha sidouna referencia secular de la iglesia, <strong>del</strong> monasterio, de la ciudad.Se ha fantaseado sobre sus orígenes y su intención: fue trazadopor Rodrigo Gil de Hontañón (1575) como elemento sólido de descargade las fuerzas de la iglesia enorme. El historiador de Valladolid,Manuel Canesi, admirado hacia la mitad <strong>del</strong> siglo XVIII detal monumentalidad, decía que doce hombres no bastaban paraabarcar la anchura de los pilares octogonales. Cualquier observadorpodrá constatar su grandeza, que hay que saber situar enaquellos siglos en que las edificaciones <strong>del</strong> contorno no eran tanelevadas.Pues bien, este pórtico, desde el siglo XVI, originariamenteera más alto todavía: tenía otros dos cuerpos, y hasta 1605 tuvootros remates puesto que culminaba en chapitel que albergabala campana <strong>del</strong> reloj. En aquella fecha, las luminarias allí colocadaspara celebrar clamorosamente las fiestas por el nacimientode Felipe IV en Valladolid ocasionaron un incendio que destruyóla parte superior y fundió las campanas y los chapiteles recubiertosde plomo. El rey y el Ayuntamiento ayudaron a su reconssigueen la página 10PATRIMONIO <strong>46</strong> 7