Divina Comedia, Dante Alighieri

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una mujer que sola caminaba, 40cantando y escogiendo entre las floresde que pintado estaba su camino. 42«Oh, hermosa dama, que amorosos rayoste encienden, si creer debo al semblanteque dar suele del pecho testimonio, 45tengas a bien adelantarte ahora-díjele- lo bastante hacia la orilla,para que pueda escuchar lo que cantas. 48Tú me recuerdas dónde y cómo estaba 49Proserpina, perdida por su madre,cuando perdió la dulce primavera.» 51Como se vuelve con las plantas firmesen tierra y juntas, la mujer que baila,y un pie pone delante de otro apenas, 54volvió sobre las rojas y amarillasflorecillas a mí, no de otro modoque una virgen su honesto rostro inclina; 57y así mis ruegos fueron complacidos,pues tanto se acercó, que el dulce cantollegaba a mí, entendiendo sus palabras. 60Cuando llegó donde la hierba estababañada de las ondas del riachuelo,de alzar sus ojos hízome regalo. 63Tanta luz yo no creo que esplendiera 64Venus bajo sus cejas, traspasada,fuera de su costumbre, por su hijo. 66Ella reía en pie en la orilla opuesta,más color disponiendo con sus manos,que esa elevada tierra sin semillas. 69Me apartaban tres pasos del arroyo;y el Helesponto que Jerjes cruzóaún freno a toda la soberbia humana, 72no soportó más odio de Leandro 73cuando nadaba entre Sesto y Abido,que aquel de mí, pues no me daba paso. 75«Sois nuevos y tal vez porque sonrío
en el sitio elegido --dijo ellacomonido de la natura humana, 78asombrados os tiene alguna duda;mas luz el salmo Delestasti otorga, 80que puede disipar vuestro intelecto. 81Y tú que estás delante y me rogaste,dime si quieres más oír; pues prestaa resolver tus dudas he venido. 84«El son de la floresta -dije , el agua,me hacen pensar en una cosa nueva,de otra cosa distinta que he escuchado.» 87Y ella: «Te explicaré cómo derivade su causa este hecho que te asombra,despejando la niebla que te ofende. 90El sumo bien que sólo en Él se goza,hizo bueno y al bien al hombre en este 92lugar que le otorgó de paz eterna. 93Pero aquí poco estuvo por su falta;por su falta en gemidos y en afanescambió la honesta risa, el dulce juego. 96Y para que el turbar que abajo forman 97los vapores del agua y de la tierra,que cuanto pueden van tras del calor, 99al hombre no le hiciese guerra alguna,subió tanto hacia el cielo esta montaña,y libre está de él, donde se cierra. 102Mas como dando vueltas por enterocon la primera esfera el aire gira,si el círculo no es roto en algún punto, 105en esta altura libre, el aire vivotal movimiento repercute y hace,que resuene la selva en su espesura; 108tanto puede la planta golpeada,que su virtud impregna el aura toda,y ella luego la esparce dando vueltas; 111y según la otra tierra sea digna, 112por su cielo y por sí, concibe y cría
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Éste no comerá tierra ni peltre,s
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“Acá bajé desde mi dulce escañ
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Y yo: «Maestro, ¿qué les pesa ta
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Y al darme cuenta yo de su color,di
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el satírico Horacio luego viene;te
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ve el lugar del infierno que merece
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al dulce nido con el ala alzada,van
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Cerbero, fiera monstruosa y cruel,
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los podrás ver si sigues más abaj
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al llegar a los dos puntos del cír
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que bajo el agua hay gente que susp
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a Dios por ello alabo y doy las gra
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cuando vi que mi guía se tornaba,l
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Como las ranas ante la enemigabicha
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con Epicuro todos sus secuaces 14qu
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Me respondió moviendo la cabeza:«
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o con fuerza o con fraude a otros c
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«A quien la entiende, la Filosofí
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Y por su pie corrían los centauros
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el hervidero siempre va bajando,-di
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que a casi todos les negó el secre
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¿qué culpa tengo de tu mala vida?
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de Mongibelo en esa negra fragua,cl
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Y yo insistí «Maestro, ¿dónde s
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dado te habría ayuda en la tarea.
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«Detente quien parece por el traje
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Pero si sales de este mundo ciegoy
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ni fue tal tela hilada por Aracne.
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Encima me senté de la espaldaza:qu
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tal como en Roma la gran muchedumbr
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con el margen segundo se entrecruza
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Y yo: «Lo que tú quieras será bu
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mientras que su virtud plació al m
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como mansión; donde al mirar los a
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Mas ahora ven, que llega ya al conf
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le fue preciso un ánimo templado.
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CANTO XXIICaballeros he visto alzar
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También quiso agarrarle Ponzoñoso
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a cuatro hizo volar a la otra parte
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¡Oh eternamente fatigoso manto!Nos
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quien a los pecadores allí ensarta
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cuando una voz salió del otro foso
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y acusaron a otro hombre falsamente
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por otros miembros enroscó los suy
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Y la lengua, que estaba unida y pre
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Me respondió: «Allí dentro se to
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Del otro polo todas las estrellasvi
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Después que el fuego crepitó un m
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se retiró la llama dolorida,torcie
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con los otros quedó, maravillado,y
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de su principio que está en este t
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mirando y escuchando a los enfermos
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Atamante volvióse tan demente, 4qu
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Fuente Branda, por verlos, no cambi
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haciéndome teñir las dos mejillas
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Después me dijo: «A sí mismo se
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sobre el que apoyan las restantes r
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si el azar o el destino o Dios lo q
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Ignoro yo quién seas y en qué for
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y ha gan presas allí en la hoz del
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y aún en la tierra vivo con el cue
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y, al estar ya las alas bien abiert
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Por surcar mejor agua alza las vela
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en Utica tu muerte; allí dejastela
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A la orilla del mar nos encontrába
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y yo me fui detrás para seguirla.
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volviéndose hacia mí empezó a de
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No os debéis asombrar, pero creedm
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al partir de nosotros aquel grupo.
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Y después de decir estas palabras,
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Y mi maestro: «Bien podéis marcha
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un ángel me cogió, y el del Infie
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no se enmendaba, por rezar, la culp
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¡Verás lo mucho que se quieren to
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supieron y siguieron las restantes.
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Del mal de Francia son el padre y s
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Sólo tres pasos creo que había da
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no el antiguo, sino su descendiente
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Antes, al alba que precede al día,
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porque es aquella que el nudo desat
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y me acerqué, cruzando ante Virgil
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¿de qué se ensorberbecen vuestras
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no sé si conocéis el nombre suyo.
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«Cuando vivía más glorioso -dijo
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¿Qué pincel o buril allí trazara
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CANTO XIIILlegarnos al final de la
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Al andar, parecía que ultrajabaa a
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con tus plegarias puedes ayudarme.
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y en tal modo la deja, que en mil a
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«Yo soy Aglauro, que tornóse en p
Page 187 and 188: y aún más dudas me asaltan en la
Page 189 and 190: No pregunté “qué tienes”, com
Page 191 and 192: mas la razón te pido que me digas,
Page 193 and 194: dices, quedó de aquella raza extin
Page 195 and 196: A tal invitación el paso unamos;pr
Page 197 and 198: que es el fruto y raíz de todo bie
Page 199 and 200: se dieron cuenta de esta libertad;y
Page 201 and 202: del que nacieron otros y diversos;y
Page 203 and 204: anduve hasta llegar donde se cruza.
Page 205 and 206: Tan sólo una sobrina, Alagia, teng
Page 207 and 208: Un tiempo veo, no muy lejos de ese,
Page 209 and 210: viendo yacer las sombras por la tie
Page 211 and 212: Antes lo quiso, y lo impidió el ta
Page 213 and 214: Ya el ángel se quedó tras de noso
Page 215 and 216: mas para ver mejor lo que dibujo,pa
Page 217 and 218: La edad primera, bella como el oro,
Page 219 and 220: santa se vuelve aquí con sed y ham
Page 221 and 222: y las sombras, más muertas parecie
Page 223 and 224: mas no será mi vuelta tan temprano
Page 225 and 226: Sentí decir: «Dichosos los que al
Page 227 and 228: de articularle al feto su cerebro,
Page 229 and 230: marchábamos y el buen maestro a ve
Page 231 and 232: La gente que no viene con nosotros,
Page 233 and 234: CANTO XXVIIIgual que vibran los pri
Page 235 and 236: de un escalón cada uno hizo su lec
Page 237: sin esperar ya más, dejé su marge
Page 241 and 242: Cantando cual mujer enamorada,al te
Page 243 and 244: como si fueran trazos de pinceles;
Page 245 and 246: sino con rosas y bermejas flores; 1
Page 247 and 248: Aunque el velo cayendo por el rostr
Page 249 and 250: y a aquel que le ha traído hasta a
Page 251 and 252: así yo estaba; y ella dijo: «Cuan
Page 253 and 254: ¿quién que bajo las sombras del P
Page 255 and 256: como un pintor que pinte con modelo
Page 257 and 258: que un suspiro la boca tiene abiert
Page 259 and 260: lleva así mis palabras a quien viv
Page 261 and 262: Pero allí va fluyendo el Eunoé:co
Page 263 and 264: este acto suyo, infuso por los ojos
Page 265 and 266: nos lleva la virtud de aquella cuer
Page 267 and 268: punzarte no debieran ya las flechas
Page 269 and 270: deben venir de los motores santos;
Page 271 and 272: con el placer del Espíritu Santo,g
Page 273 and 274: y por entero se volvió a Beatriz;p
Page 275 and 276: es de fe, no de herética perfidia.
Page 277 and 278: CANTO V«Si te deslumbro en el fueg
Page 279 and 280: Sed, cristianos, más firmes al mov
Page 281 and 282: pájaro, junto al monte en que naci
Page 283 and 284: Con él llegó a la orilla del mar
Page 285 and 286: Dudoso estaba y me decía: «¡Dile
Page 287 and 288: si no llena el vacío de la culpaco
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mas a Dione honraban y a Cupido,por
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cargada, aún otra carga no se agre
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nada pues os diré, sólo que un ju
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¿por qué no satisface mis deseos?
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donde dos movimientos se entrecruza
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y escuché dentro de una de ellas:
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tras negocios civiles o robando,o e
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se descalzó, y detrás de tanta pa
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que aquel de fuera nace del de dent
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por vigilar la viña, que marchitap
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haciéndose dos signos en el cielo,
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ni será como en esas dos personas.
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de que seáis de nuevo hechos visib
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Y apagado en mi pecho aún no se ha
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cual fuego por detrás del alabastr
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Florencia dentro de su antiguo muro
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Habladme pues, mi caro antecesor,de
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de nueva felonía tan pesadaque har
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«Cara planta que te alzas de tal m
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no podrán evitar el referirlas. 87
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irradiaba en Beatriz, desde sus ojo
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«DILIGITE IUSTITIAM», verbo y nom
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pues ningún alimento hallé en la
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Al aquietarse las lucientes llamasd
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de igual manera, sin tardanza algun
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mas la vencen pues quiere ser venci
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sabría de qué forma me era gratoo
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que al creado intelecto se le escon
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la punta del deseo, y no se atrevea
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Mi dulce dama me impulsó tras ello
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que el cielo más y más resplandec
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y cuando reflejaron mis dos ojosel
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Y así salta mi pluma y no lo escri
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por qué las tienes por habla divin
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me dijo: «Mira, mira ahí al baró
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Dice Isaías que todos vestidos 91e
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quién a tal blanco dirigió tu arc
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Un animal a veces en un sacose revu
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Del color con que el sol contrario
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son tan iguales, que decir no puedo
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distante de ese punto un círculo
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te muestran Serafines y Querubes. 9
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a las sustancias; y del mundo cimaf
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y así las ovejuelas, que no saben,
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cual todo artista que a su extremo
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De un rayo reflejado en lo más alt
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Si viniendo los bárbaros de donde
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viene por ver el paño de Verónica
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y bajo él separando de igual modom
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de aquel a quien María hermoseaba,
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Y yo que nunca ver he deseadomás d
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que de ella le dejara separarse; 10
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