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Revista Umbral XXIV - Colypro

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Calidad en la educación. Un título ausente.Un concepto elemental de “calidad” se aplica fundamentalmente,pero no exclusivamente, a un producto que contienetodos los elementos e ingredientes de utilidad y funcionalidadesperados. Se supone que dicho producto es el fruto deun proceso que, a su vez, requiere haber sido aplicado conelementos y características de calidad.Transferido este concepto elemental al campo educativo,se tiene que la educación debe verse concretada en unproducto determinado. Y aquí inicia el conflicto: precisar elproducto educativo. Pero vamos a precisarlo, con el riesgoque entraña: el producto educativo es la persona. Por tanto,la persona debe mostrar todos los elementos y característicasque la hacen útil y funcional para sí misma y para la sociedaden que vive. Cada uno de estos dos megaconceptosameritan ser desarrollados, pero no será aquí, por razonesobvias. Planteado así el concepto de “producto educativo”,necesariamente debe visualizarse el proceso que se empleó,lo cual implica, por sí mismo, un gran análisis y una prolijadescripción, tarea que tendrá que posponerse.Con un criterio básicamente didáctico, si utilizamos esteesquema, quizá captemos mejor el concepto de calidad dela ecuación:1.- INSUMOS: MARCO CONCEPTUALSin perjuicio de que en este campo de los insumos puedanplantearse otros indicadores, se esbozan los señalados:1.1 - Filosófico:El insumo filosófico se refiere a la base conceptual quealimenta todo el sistema educativo. Al decir que lo alimenta,decimos que le sirve de base. Sin duda, estas bases estánclaramente indicadas en los fines de la educación costarricense:“Artículo 2°- Son fines de la educación costarricense:a) La formación de ciudadanos amantes de su patria,conscientes de sus deberes, de sus derechos y de suslibertades fundamentales, con profundo sentido de responsabilidady de respeto a la dignidad humana;b) Contribuir al desenvolvimiento pleno de la personalidadhumanac) Formar ciudadanos para una democracia en que se concilienlos intereses del individuo con los de la comunidad;d) Estimular el desarrollo de la solidaridad y de la comprensiónhumanas ye) Conservar y ampliar la herencia cultural, impartiendoconocimientos sobre la historia del hombre, las grandesobras de la literatura y los conceptos filosóficos fundamentales”(Ley Fundamental de Educación, nº 2160,setiembre de 1957)En la lógica del esquema presentado, se impone la pregunta:¿Está nuestra educación costarricense satisfaciendoestos fines? Sin ambages, contestamos: NO. La actitud de40% de ciudadanos que no participan en la principal tareademocrática, cual es emitir su voto, indica que algo muy gravecarcome la conducta ciudadana: la indiferencia. Es ciertoque los partidos políticos tradicionales han creado una olade corrupción, amasada con el virus más putrefacto: la impunidad.Este hecho justifica, para muchos, que se haya entronizadoen los ciudadanos una actitud de pereza mental, deabulia, de indiferencia, actitud que les inhibe para asomarsea otros modos de actuar, de abandonar lo que se considereincorrecto, de generar otras opciones con conciencia debien común, de solidaridad social, de atención a la mayoríade ciudadanos que viven en condiciones infrahumanas.Lo anterior se daría si estuviera en la agenda educativa detodos los niveles el principio fundamental dicho arriba:“a) Formar ciudadanos para una democracia en que se concilienlos intereses del individuo con los de la comunidad”Si este principio filosófico, explícito en la ley, se hubieseexigido en la universidades donde estudiaron los dirigentesde partidos políticos que han gobernado en los últimostreinta años, entonces no tendríamos las deleznables conductasde entregar, a las transnacionales financieras y comerciales,los recursos naturales, patrimonio de todos loscostarricenses.¿Acaso podemos afirmar que estudiar INGLÉS Y COMPU-TACIÓN signifique formar ciudadanos de una personalidadintegral? Este subtema amerita otro artículo. La computacióny el inglés pueden ser una de las tantas destrezas útiles atodo ciudadano del siglo XXI; pero abandonar otras destrezasintelectuales, éticas y espirituales exigidas en la ley, yexplícitas en este marco filosófico, abandonarlas en la formaen que se ha hecho en los últimos 25 años, no solo es perversosino también punible. Ese es otro tema para pensadoresholísticos.47UMBRAL N o <strong>XXIV</strong>, I Semestre, 2009

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