Area de Comunión Pastoral Profética Pastoral Litúrgica Pastoral ...
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VIDA DIOCESANAEstaba así seguro <strong>de</strong> haber equivocado el rumbo.¿Qué caso tenía seguir? Cada esfuerzo hacia <strong>de</strong>lanteera un paso más hacia la nada, el vacío <strong>de</strong>l frío y<strong>de</strong> la muerte, entre los hielos, la oscuridad y lastormentas. No sabía dón<strong>de</strong> estaba, y los gran<strong>de</strong>spuntos <strong>de</strong> referencia eran ambiguos, como todo enel polo, hasta el mismo movimiento.Pero entonces percibió la señal <strong>de</strong> una luz con unmensaje: tres emisiones cortas, una larga, y unapausa <strong>de</strong> silencio. El brillo intermitente se fuerepitiendo con la misma regularidad.No podía ser una estrella, pues estaba sobre lamisma línea horizontal que ellos, las mismas olas,los mismos témpanos, el mismo <strong>de</strong>samparo. Unapresencia humana <strong>de</strong>bía accionar esa luz. Era unfaro. Y el faro continuaba fiel a su mensaje <strong>de</strong> luzintermitente: tres cortas, una larga, silencio; trescortas, una larga, silencio…La tormenta silbaba entre el cordaje <strong>de</strong> susmástiles, y los marineros aturdidos esperaban unapalabra que los ubicara e i<strong>de</strong>ntificara. Pero el farosólo disponía, en su soledad, <strong>de</strong> un medio paracomunicarse. Y continuó lanzando sobre la tormenta,olas y témpanos su mensaje <strong>de</strong> luz conpañales <strong>de</strong> silencio. Era imposible <strong>de</strong>sembarcar enel faro, pues se asientan sobre arrecifes.Pero el velero contaba entre sus bienes un libro<strong>de</strong> faros. Fue ahí don<strong>de</strong> los marineros intentaroni<strong>de</strong>ntificar el mensaje <strong>de</strong>l faro. Gracias a la fi<strong>de</strong>lidadprecisa y silenciosa <strong>de</strong> sus intermitencias, <strong>de</strong>lsilencio <strong>de</strong> ese libro, ubicaron el faro, y con ello unpunto <strong>de</strong> referencia para su propia posición. Entonces,cada cosa antes incoherente, aportó su pequeñomensaje provisorio: la posición <strong>de</strong>l sol en el horizonte,la hora <strong>de</strong>l reloj, la danza <strong>de</strong> la brújula y hastalas mismas estrellas. Supo que estaba proa al polo,y pudo virar en redondo, seguros <strong>de</strong> que así para esevelero comenzaba la oportunidad <strong>de</strong> salvarse.Aunque aparentemente no había cambiado nadaen la geografía concreta <strong>de</strong> su navegación, ro<strong>de</strong>adospor témpanos, frío, olas y viento, pero suconversión los había colocado proa hacia una nuevadirección.Antes, avanzar significaba avanzar hacia el frío<strong>de</strong>l polo y la muerte; ahora, navegar es avanzarhacia la luz, la vida, el encuentro con los <strong>de</strong>más, elregreso a su pueblo. El esfuerzo ahora <strong>de</strong>bía sermayor que antes, pues había que hacer frente a todolo que los había conducido hasta ahí. Pero ahoraesos esfuerzos valían la pena porque ya no erangestos vacíos <strong>de</strong> sentido.Poco a poco fue quedando atrás esa geografíapolar, las estrellas fueron inclinando sus órbitasbuscando el horizonte, la brújula fue estabilizándose,y normalizándose las exigencias <strong>de</strong> la navegación.Y allá quedó el faro, fiel a su arrecife, respetuoso<strong>de</strong> la ruta <strong>de</strong> cada navegante, aunque con la nostalgia<strong>de</strong> recordar los veleros.Comentarios libres:UNA FLOR EN LA MANO(Cada uno tiene una flor o una hoja con cinta para pegarlo a laCruz en el siguiente momento)Guía: Tras juzgar <strong>de</strong> parciales todos los sistemasque ofrecen esperanzas a la humanidad, concluyeel Papa Benedicto XVI: «El recto estado <strong>de</strong>las cosas humanas, el bienestar moral <strong>de</strong>l mundo,nunca pue<strong>de</strong> garantizarse solamente a través <strong>de</strong>estructuras, por muy válidas que éstas sean. Dichasestructuras no sólo son importantes, sinonecesarias; sin embargo, no pue<strong>de</strong>n ni <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>jaral margen la libertad <strong>de</strong>l hombre. Incluso lasmejores estructuras funcionan únicamente cuandoen una comunidad existen unas convicciones vivascapaces <strong>de</strong> motivar a los hombres para una adhesiónlibre al or<strong>de</strong>namiento comunitario. La libertadnecesita una convicción; una convicción noexiste por sí misma, sino que ha <strong>de</strong> ser conquistadacomunitariamente siempre <strong>de</strong> nuevo. Puesto que elhombre sigue siendo siempre libre y su libertad essiempre frágil, nunca existirá en este mundo elreino <strong>de</strong>l bien <strong>de</strong>finitivamente consolidado. Quienpromete un mundo mejor que duraría irrevocablementepara siempre, hace una falsa promesa, puesignora la libertad humana. La libertad <strong>de</strong>be serconquistada para el bien una y otra vez. La libreadhesión al bien nunca existe simplemente por símisma. Si hubiera estructuras que establecieran<strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva una <strong>de</strong>terminada condiciónbuena <strong>de</strong>l mundo, se negaría la libertad <strong>de</strong>l hombre,y por eso, al fin <strong>de</strong> cuentas, en modo algunoserían estructuras buenas» (Spes salvi 24 ab).1. En nuestras manos está una flor: una flor en lamano.pág.76Bol-308