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VIDA DIOCESANAdesprogramó. Cayó por tierra, quedó ciego. El queantes dirigía, ahora tiene que ser guiado; el queantes veía tan claro, ahora no sabe qué hacer; al queantes iba a perseguir y encarcelar, ahora tiene quepedirle de favor que ore por él y reinicia un nuevocamino. Cambia de programa, cambia de caset, yano puede seguir funcionando así como lo estabahaciendo.Cuántas veces nosotros queremos funcionarponiendo un vino nuevo en odres viejos: Nuestrosviejos comportamientos, nuestras viejas convicciones,en lugar de ese cambio total para decir: Bueno,la vida nos está exigiendo una osadía de lanzarnosen el Espíritu y que muchas veces nos desprograma.Tan seguros estábamos de que esta estrategia…Tan seguros estábamos de que este programa…Tan seguros estábamos de que este equipo sí lo ibaa lograr, esta organización… Bien, y Dios ¿qué nosestá diciendo a través de las distintas necesidades ya través de nuestra misma eficacia pastoral?La inercia siempre ha frenado ese impulso delEspíritu hacia lo nuevo. El Constructor de nuevoscaminos, de nuevas autopistas por donde puedaseguirse construyendo la historia de la salvación, seve frenado por la obsesión de esos grupos, quepodíamos compararlos con los ecologistas que seoponen a todo plan de progreso, que porque se va adañar la ecología, y cuántas ocasiones nosotrosestamos igual.Con muchas razones, así como San Pablo: ‘Sinos vamos por aquí a lo mejor nos va a pasar esto,y sí…’ Cuando San Pablo nos dice que no hemosrecibido un espíritu de esclavos para continuar en eltemor, sino la osadía, la valentía, la intrepidez,porque somos hijos para construir este nuevo camino.Sin un San Pablo, qué rumbo tan cerrado llevabala Iglesia. Y Dios tenía su proyecto: El abrirlo depronto a esa cultura urbana, el abrirlo de pronto aesa cultura misionera, el abrirlo de pronto a estainculturación, el darle aquel dinamismo a través deaquel hombre que era perseguidor, pero que un díase dejó desprogramar y que, a continuación, no damarcha atrás como muchas veces hubiera tenido laoportunidad. Cuando lo retiran a Tarso, cuandotiene una serie de persecuciones, cuando no sienteel apoyo de los mismos judíos, cuando sabe que susmismos hermanos andan dividiendo la comunidad,cuando está en la prisión.Pero él, un día, allí dejó que le cambiaran todo el‘CPU’ para poder reiniciar su vida. Es lo que lepedimos al Señor. Hoy continuamos, casi terminamoscon esa lectura semi-continua que toda estasemana hemos llevado del capítulo 6 del Evangeliode San Juan. A raíz de la lectura de la multiplicaciónde los panes, el sábado, viene el discurso del Pan deVida, donde Jesús se presenta como Pan de Vida. Éles el que nos va a dar ese alimento, primero por lafe, y luego por la Eucaristía.Es en este punto donde empieza el problema:¿Cómo puede éste darnos a comer su carne y abeber su sangre? Es el escándalo que se ha provocado.Y es entonces cuando deciden muchos retirarse.Jesús reafirma lo que ya ha dicho: ‘No estoyhablando en figura. No estoy hablando en broma.No estoy haciendo una comparación. En verdad, enverdad les digo que, si ustedes no comen…’(Emiliano nos lo puede decir, cómo el verbo que usaaquí es el de masticar con los dientes). No essimplemente un alimento espiritual, está usando unverbo griego. De ‘comer’, de pronto pasa a otro, elverbo ‘masticar’. ‘Si alguien no mastica mi carne -la expresión más aramea- y bebe mi sangre, notendrá la vida’.Es el escándalo que se provoca entre aquellosque lo están oyendo, porque siempre el canibalismoy el vampirismo, aún por propia sensibilidad, llegana ser repudiados, no se diga por las leyes de todos lospueblos y Jesús parece estar propiciando precisamenteesto. Jesús sabía dentro de su proyecto que,en la Eucaristía, de una manera real, aunque simbólica,Él se iba a entregar de esa manera, cuandonosotros celebráramos ese memorial. Iba a hacerpresente su único sacrificio a través de estos signosdel pan y del vino para que nosotros pudiéramostener la vida comiendo de ese Pan y bebiendo de eseVino, comiendo así realmente su carne y bebiendosu sangre.El lema de nuestro obispo electo va a ser precisamenteese: ‘Para que en Él tengan vida’. Jesúsestá ofreciendo la Vida y la Vida está ligada necesariamentea Él como alimento, que se nos da por supalabra, a fin de que creamos, y una palabra queluego se hace sacramento. Su Cuerpo y su Sangre,a través del pan y el vino para que lo comamos, y deesa manera viene a nosotros por medio del panEucarístico. Y se origina aquel mismo intercambiopág.80Bol-308