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VIDA DIOCESANAANEXO 5: Homilía del Sr. Cura Francisco Escobar(Ap 12, 10-12; Jn 17, 11-19)«El segundo milenio comenzó con una situaciónmuy crítica para la Iglesia: Tanta corrupción delclero, la simonía pro-jubilar, habían dejado la cuestiónde la Iglesia en manos de laicos. Y eran príncipes,reyes y monjes los que manejaban las situacionesde la Iglesia, los eventos, las decisiones. Quienesfundaban los obispados, ponían los obispos. Sehabían considerado el poder del reino en el terrenomoral, superior al que tenían los obispos o el Papa,que eran meramente en el terreno espiritual.Otros movimientos de laicos habían queridoreaccionar. Algunos, boicoteando celebraciones desacerdotes indignos; otros, oponiéndose violentamentecomo movimientos rebeldes; o bien, tratandode suplir las distintas acciones, como grupos depredicadores y demás. Es aquí cuando algunospastores comprometidos tratan de buscar una reformade la Iglesia desde dentro, comenzando por elpueblo.Y tuvieron que oponerse a los intereses y derechosque se habían creado ya los laicos, que antesintervenían en las decisiones de la Iglesia. SantoTomás Beckett en Inglaterra, gran canciller, esaprisionado, luego muerto por el rey Enrique II, ypor este mismo tiempo viene San Estanislao, elsanto que hoy estamos recordando en la Iglesiauniversal. El papa Gregorio VII había iniciado lagran reforma del clero, estaban las protestas portodos lados, decían que, como él había sido monje,quería hacer monjes a todos los clérigos y quería ala Iglesia como un gran monasterio.Con mano dura, firme, habiendo exigido a losdistintos obispos o su renuncia, o el poder entrar enesta condición de hacer que los sacerdotes vivieranbien su identidad, fueran bien seleccionados para elministerio, con la debida preparación en las escuelascatedrales o en los monasterios, que se revisaranbien los exámenes previos. Y esto, pues habríaocasionado tanta crisis entre la sociedad.Polonia, pueblo sufrido, pueblo cristiano, piadoso,llega a tener como su obispo a San Estanislao.Está la oposición de Boleslao, que ya había mandadoasesinar a su hermano San Wenceslao, cuandoBol-308salió de la fiesta de San Miguel. Ahora, cuando sele opone a todos sus intereses el obispo, tambiénbusca de qué forma asesinarlo y logra hacerlo un díacomo hoy, a mediados del siglo XI. Él está defendiendolos derechos de la Iglesia y está presentandoun nuevo estilo de Iglesia. No en prestar servicio alos príncipes que lo pusieron, que son sus bienhechorespara sus distintas actividades y que dejahacer para no darse problemas, sino aquel queconvoca sínodos, visita cada año a sus sacerdotes ensu casa, ya no se diga que visita las distintas comunidades,se distingue por su preocupación por losque entonces eran los súbditos: enfermos, viudas,desterrados. Y su asesinato logra dejar esa otraimagen de obispo que, en lugar de poderlo frenar elrey, más bien hace que sea el pueblo el que prosigala reforma que había iniciado él, según el Papa SanGregorio VII.Hoy estamos en este cambio de época cuandonecesitamos también nuevos paradigmas. ¿En cuántasocasiones tenemos que tomar decisiones así defuertes que, aunque parezcan muchas veces que nosquieren acallar con esta nueva forma de persecución,persecución virtual, a través de los medios decomunicación, donde han destruido más vidas talvez que las armas y los mecanismos de tortura delantiguo imperio romano? Es donde nosotros tenemosla claridad de hacia dónde vamos. Muchasveces tenemos que dejarnos desprogramar comoSan Pablo: Tan seguro que estaba de que él sí veíacon claridad lo que se debía hacer; tan seguro queestaba de que el cristianismo estaba siendo unatentado en contra de aquella religión tan purarecibida de sus padres y custodiada por tantasgeneraciones, que provenía de Dios; tan seguroestaba, que no quedaba otro remedio sino entrar alas casas para poder vilmente matar ‘legalmente’ alos cristianos, por el hecho de estar ‘pervirtiendo’las tradiciones judías, tan ligadas a su religión, unateocracia.Tan seguro que estaba de que no se había equivocadoal apoyar la muerte de Esteban y de otrosmás. Pero de pronto, en el camino de aquella legendariaDamasco de las mil y una noches, allí Dios lopág.79