Biblioteca - Gredos

-Barbo, querido barbo, mi mujer quiere lo que yo
no quiero.
-¿Y qué quiere tu mujer?
-Mi mujer quiere ser Dios, para que no llueva
cuando estrene vestido.
-Pues vuélvete a tu casa que a tu mujer ya le he
dado su merecido.
El niño es muy sensible a la palabra rimada; por
eso las frases del cuento que hayan de ser repetidas
varias veces, seria conveniente darles cierto ritmo
para que el niño se las aprenda con facilidad y por el
gusto que muestra al oírlas.
Todo esto podrá parecer tan pueril que el narrador
se resista a repetir las mismas palabras en las tres
aventuras del cuento.
Yo sé de algunas personas que al narrar un cuen-
to de este tipo, cuando llegan a las palabras que han
de repetirse dicen:
-...Bueno, y entonces Falada dijo: ¡Ay! mi señora,
que eres pastora, etc ... lo mismo que antes ... No, el
cuento tiene que ser tomado en serio por el que lo
narra, porque sino el niño se sentirá humillado de que
nos empeñemos en contarle lo que nosotros conside-
ramos una tontería.
intercalado entre los cuentos de repetición, ritmo
y misterio, debe ir el cuento de gracia. El niño latino
LIBROS INFANTILES Y JWENlLES
tiene muy despierto el sentido de lo cómico. Juana la
Lista y Juancito el Tonto, son dos cuentos viejos que
cumplen muy bien su cometido. Es el cuento eterna-
mente gracioso y eternamente nuevo del personaje
atontado que todo lo hace al revés y en contra de sus
intereses.
Pero hay que advertir, Si cuentan ustedes con fino
humorismo y sin perder la seriedad, los mayores es
posible que se nan, pero los niños no. Hay que adver-
tir antes de empezar a decir: "Os voy a contar un
cuento de risa". Comenzar uno mismo a sonreír
cuando llegue el momento cómico para que todos se
apresten a reir. El niño es muy sugestionable. Reirá y
se divertirá si ustedes ríen y se divierten.
Y ahora no me queda más que decir a ustedes que
no deben narrar el cuento como una obligación, sino
con verdadero gusto y felicidad. Es algo lindo que
tenemos que comunicar a los niños y que el narrarlo
hace tanto nuestra felicidad como la suya.
Señoras y señores, que la alegría y el encanto de
los cuentos infantiles entre con ustedes en la escuela
y el hogar.
Elena Fortún
Tomado de: Elena FORTÚN. El arte de contar cuentos a los niños. Buenos
Aires: Instituto Cultural Joaquín V. Gonialrz, 1947.
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