1945, colonias <strong>de</strong> superposición. El criterio fundamentalpara diferenciar estos tres gran<strong>de</strong>s (y gruesos)mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> experiencia colonial tiene que veren lo fundamental con el grado <strong>de</strong> penetración culturalocci<strong>de</strong>ntal o europea en estas colonias. Elloimplica también una dimensión étnica o «racial», puescomo lo explica muy bien Aníbal Quijano, 4 la colonialidad<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r tiene como una <strong>de</strong> sus premisasla noción <strong>de</strong> raza e instaura la hegemonía <strong>de</strong>l blancoeuropeo o europeoi<strong>de</strong> y la exclusión y marginación<strong>de</strong> los «no-blancos».Las colonias <strong>de</strong> trasplantación 5 son aquel<strong>las</strong> en<strong>las</strong> que se impone una homogeneización cultural yétnica <strong>de</strong> raíz europea, con una casi aniquilación <strong>de</strong>los pueblos y <strong>las</strong> culturas nativas, relegadas a unaextrema marginalidad e invisibilidad. Una cultura yuna población <strong>de</strong> orígenes europeos son trasplantadasa nuevas tierras, como los Estados Unidos oAustralia. Por supuesto, esa cultura <strong>de</strong> raíz europeasufrirá a lo largo <strong>de</strong>l tiempo remodulacionesdiversas, e igualmente evolucionará la situación <strong>de</strong><strong>las</strong> «minorías», pero la matriz que configura su herenciacultural es homogéneamente europea o europeoi<strong>de</strong>:son los ejemplos paradigmáticos <strong>de</strong> estados«criollos».En <strong>las</strong> colonias <strong>de</strong> implantación, la penetracióncultural (y étnica) europea es muy significativa, perono llega a homogeneizar el tejido cultural y social.Las culturas nativas sobreviven, y si bien quedanreducidas a una situación subalterna, a lo largo <strong>de</strong>la historia <strong>de</strong>sempeñan un papel dinámico, que dalugar a vastos procesos <strong>de</strong> transculturación. Des<strong>de</strong>4 Véase su trabajo «Colonialidad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, eurocentrismoy América Latina».5 Aquí me apoyo, por cierto, en la propuesta <strong>de</strong> Darcy Ribeiro,que <strong>de</strong>nomina pueblos trasplantados a aquellosque vivieron este tipo <strong>de</strong> experiencia colonial. Véase sulibro ya citado.el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>mográfico, la presencia <strong>de</strong> <strong>las</strong>poblaciones <strong>de</strong> origen nativo es gran<strong>de</strong> y se generana<strong>de</strong>más complejos procesos <strong>de</strong> mezc<strong>las</strong> o mestizajes.6 Si bien la cultura occi<strong>de</strong>ntal o europeoi<strong>de</strong>arraiga hondamente, es <strong>de</strong>cir, se implanta, en lospaíses que vivieron este tipo <strong>de</strong> experiencia colonialentra en una compleja y dinámica interaccióncon <strong>las</strong> culturas <strong>de</strong> herencia nativa. Perú o México,por ejemplo, son naciones que sufrieron este tipo<strong>de</strong> experiencia colonial. 7Las colonias <strong>de</strong> superposición, si bien, por cierto,totalmente sometidas al dominio imperial europeo,no experimentaron una penetración tan intensiva <strong>de</strong>6 La importancia <strong>de</strong> este factor ha sido <strong>de</strong>stacada por muchos<strong>de</strong> nuestros pensadores, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Bolívar o Martí. Ensu ya clásico Calibán, Roberto Fernán<strong>de</strong>z Retamar enfatizaeste aspecto: «existe en el mundo colonial, en elplaneta, un caso especial: una vasta zona para la cual elmestizaje no es el acci<strong>de</strong>nte, sino la esencia, la líneacentral: nosotros, “nuestra América mestiza”» (1998:10).7 En su libro citado As Américas e a civilização, Darcy Ribeiroc<strong>las</strong>ifica en tres grupos a los pueblos extraeuropeos: losya aludidos «pueblos trasplantados», a quienes <strong>de</strong>nomina«pueblos testimonio» (aquellos que son here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> antiguascivilizaciones originarias) y los «pueblos nuevos»(surgidos <strong>de</strong>l mestizaje y <strong>de</strong>l entrecruzamiento cultural <strong>de</strong>blancos, negros e indios <strong>de</strong> nivel tribal). El inconveniente<strong>de</strong> esta propuesta es que <strong>de</strong>sdibuja la peculiaridad <strong>de</strong> laexperiencia colonial <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong> nuestra América,pues entre los «pueblos trasplantados» figuran, al lado <strong>de</strong>los Estados Unidos y Australia, también Argentina y Uruguay,es <strong>de</strong>cir, países periféricos mezclados con nacionescentrales. Entre los «pueblos testimonio», Perú o Méxicose agrupan junto a la India y otros Estados, con una experienciacolonial tan distinta, o incluso Japón, que no sufriópropiamente la experiencia colonial. En cambio, los representantes<strong>de</strong> los «pueblos nuevos», como Brasil, Cuba oVenezuela, correspon<strong>de</strong>n todos al ámbito <strong>de</strong> la AméricaLatina. La tesis que <strong>de</strong>fiendo aquí, en concordancia con laopinión <strong>de</strong> muchos otros autores, es que a pesar <strong>de</strong> losobvios matices diferenciales, los pueblos <strong>de</strong> nuestra Américacomparten una similar experiencia colonial. Si bien es24
evi<strong>de</strong>nte que resulta necesario establecer diferencias entrenuestros pueblos (se ha propuesto, por ejemplo, la distinciónentre una «Euroamérica», una «Indoamérica» y una«Afroamérica», entre otras opciones), la propuesta <strong>de</strong> Ribeirono me parece el mejor punto <strong>de</strong> partida para abordaresta problemática. Sin embargo, no me propongo ahoraahondar en esta interesante discusión.8 En Calibán, Fernán<strong>de</strong>z Retamar, refiriéndose a los países<strong>de</strong> Asia y África que pa<strong>de</strong>cieron la experiencia colonial,<strong>de</strong>staca que «[e]n estos pueblos, en grado mayor omenor, hay mestizaje, por supuesto, pero es siempreacci<strong>de</strong>ntal, siempre al margen <strong>de</strong> su línea central <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo»(ob. cit. en n. 6, p. 10).la cultura europea; no se produjo tampoco un trasladoy un asentamiento masivo <strong>de</strong> población <strong>de</strong> origeneuropeo. La cultura europea coexistió y se superpusoen condición dominante a culturas localesvigorosas que conservaron en lo esencial sus matricesculturales precoloniales. Una pequeña minoría<strong>de</strong> origen europeo <strong>de</strong>sempeñó un papel dominantedurante la época colonial, pero casi no se mezclóbiológicamente con <strong>las</strong> poblaciones nativas, siendoel mestizaje un fenómeno poco menos que irrelevante.8 Al producirse la <strong>de</strong>scolonización, <strong>las</strong> pequeñasminorías europeas retornaron casi en su totalidada <strong>las</strong> metrópolis. Ejemplo <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong>experiencia colonial son la India, Vietnam, Egipto oNigeria.Las diferencias entre <strong>las</strong> experiencias coloniales<strong>de</strong> implantación y <strong>de</strong> superposición resultan fácilmenteperceptibles incluso en niveles muy evi<strong>de</strong>ntes.En los países que han vivido experiencias coloniales<strong>de</strong> superposición, la mayoría <strong>de</strong> la poblaciónsigue hablando <strong>las</strong> lenguas propias y practica <strong>las</strong>religiones locales, si bien <strong>las</strong> elites manejan el idioma<strong>de</strong> la exmetrópoli, y algún sector <strong>de</strong> la poblaciónpue<strong>de</strong> haber asimilado cultos <strong>de</strong> origen europeo. Encambio, en <strong>las</strong> colonias <strong>de</strong> implantación, la penetracióncultural europea u occi<strong>de</strong>ntal ha sido tanamplia que la mayoría <strong>de</strong> la población habla la lengua<strong>de</strong> la antigua metrópoli colonial 9 y casi la totalidadse adscribe (aunque incorporando diversos fenómenos<strong>de</strong> sincretismo) al cristianismo, la religiónintroducida por los colonizadores. En los niveles másevi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad cultural, la lengua y la religión,se aprecia claramente la diferencia entre esosdos tipos <strong>de</strong> herencia colonial. Por ello, entre otrasrazones, <strong>las</strong> teorizaciones surgidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la experienciacolonial <strong>de</strong> la India, muy importantes sinduda, no pue<strong>de</strong>n trasladarse mecánicamente a laAmérica Latina, sin tomar muy en cuenta esas tandistintas experiencias y herencias coloniales.Des<strong>de</strong> supuestos algo diferentes, Aníbal Quijanollega a conclusiones parecidas. Afirma:Si se compara el tipo <strong>de</strong> relación establecida entrela «cultura occi<strong>de</strong>ntal» y <strong>las</strong> «culturas orientales»[...] y <strong>las</strong> «culturas indígenas» <strong>de</strong> América Latina,se pue<strong>de</strong>n observar diferencias significativas[...] la dominación europea sobre la India, sobrela China y sobre <strong>las</strong> socieda<strong>de</strong>s arábigas, no implicóla <strong>de</strong>sintegración <strong>de</strong> <strong>las</strong> respectivas socieda<strong>de</strong>shasta el punto [en] que sí lo implicó en el caso<strong>de</strong> <strong>las</strong> socieda<strong>de</strong>s indígenas prehispánicas [...] <strong>las</strong>socieda<strong>de</strong>s dominadas en Asia pudieron mantenerseen gran parte integradas como tales socieda<strong>de</strong>s,a pesar <strong>de</strong> los cambios internos originadosen su situación dominada [...] en <strong>las</strong> relaciones entreculturas en América Latina, <strong>las</strong> culturas indígenashan sido arrinconadas como «subculturas9 Este rasgo diferencial lo apunta incisivamente Fernán<strong>de</strong>zRetamar: «Mientras otros coloniales o excoloniales,en medio <strong>de</strong> metropolitanos, se ponen a hablar entre sí ensu lengua, nosotros, los latinoamericanos, seguimos connuestros idiomas <strong>de</strong> colonizadores» (ob. cit., p. 12).25
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