mientras que no faltan los teóricos periféricos queescriben en inglés (sin duda, muy importantes): Bhabha,Guha, Said, Spivak, etcétera. ¡Hasta para unespañol la lengua oficial <strong>de</strong> su país resulta intelectualmentesubalterna! 21 Por cierto, a lo ya comentadohay que agregar la peculiar dificultad <strong>de</strong> losespañoles para lidiar con su pasado como imperiocolonial <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad temprana y <strong>las</strong> consecuencias<strong>de</strong> su accionar en tierras americanas. Máspráctico resulta muchas veces obturar el pasado yvolver la vista hacia Europa, que hoy ya <strong>de</strong>finitivamenteno acaba en los Pirineos. Es una pena, porquela aca<strong>de</strong>mia española podría <strong>de</strong>sempeñar unpapel mucho más activo como traductora cultural enel diálogo con esta parte <strong>de</strong>l (Tercer) Mundo.Como hemos apreciado, ocurre frecuentementelo que critica Nelly Richard:una nueva división <strong>de</strong>l trabajo internacional leencarga al aparato académico norteamericano <strong>de</strong>finirel significado cultural <strong>de</strong> prácticas periféricasmientras Latinoamérica representa el campodon<strong>de</strong> aplicar esas <strong>de</strong>finiciones cuya vigencia estransada por la teoría metropolitana [1996: 21].21 Ya lo apuntaba Fernán<strong>de</strong>z Retamar: «el colonialismo hacalado tan hondamente en nosotros, que solo leemoscon verda<strong>de</strong>ro respeto a los autores anticolonialistasdifundidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> metrópolis» (1998: 33). Esa afirmacióntambién parece aplicable a intelectuales ubicadosen zonas periféricas <strong>de</strong>l propio centro.El Norte fija la agenda y conce<strong>de</strong> escaso o nulovalor a los aportes teóricos surgidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la periferia.En todo caso, para hacerse audible en el centro,el intelectual <strong>de</strong> los márgenes se vería forzado a<strong>de</strong>batir en inglés y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los parámetros que establecela aca<strong>de</strong>mia metropolitana. Frente a esta realidad,conviene promover propuestas como la <strong>de</strong>García Canclini:postular el multilingüismo y el policentrismo tantoen <strong>las</strong> ciencias como en <strong>las</strong> industrias culturales[...] En la producción científica ello suponeimpulsar políticas que robustezcan el <strong>de</strong>sarrolloendógeno <strong>de</strong> investigaciones, publicaciones yactivida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> intercambio en lenguas diferentesal inglés [2006: 192].Pero <strong>las</strong> interferencias no solo se evi<strong>de</strong>ncian enel diálogo académico Norte-Sur, sino tal vez <strong>de</strong>manera aún más <strong>de</strong>scarnada en la comunicación Sur-Sur, frecuentemente inexistente, y en otros muchoscasos solo viables a través <strong>de</strong> la mediación <strong>de</strong> losespacios académicos metropolitanos, como ocurrióseñaladamente en el caso ya comentado <strong>de</strong> la recepciónlatinoamericana <strong>de</strong> los aportes <strong>de</strong>l grupo<strong>de</strong> estudios subalternos <strong>de</strong> la India. Sin duda, propiciarel diálogo Sur-Sur implica tomar muy en cuenta<strong>las</strong> distintas herencias coloniales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> que seenuncian nuestras teorizaciones periféricas. A<strong>de</strong>más,como lo apunta muy bien Amselle (2008), la inspiraciónteórica <strong>de</strong> muchos pensadores poscolonialesy subalternistas proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> fuentes europeas,en especial <strong>de</strong> la llamada French Theory, es <strong>de</strong>cir,<strong>de</strong> los planteamientos <strong>de</strong> filósofos posestructuralistasfranceses como Foucault, Deleuze o Derrida:«c’est donc une pensée totalement européocentrée,y compris dans sa déconstruction, qui a fourni à lathéorie postcoloniale ses principales idées». 2222 «Es pues un pensamiento totalmente europeocentrado,incluso en su <strong>de</strong>construcción, el que ha proporcionadoa la teoría poscolonial sus principales i<strong>de</strong>as» (166)[trad. <strong>de</strong>l autor].32
Se han señalado apenas algunos ejemplos queevi<strong>de</strong>ncian <strong>las</strong> dificulta<strong>de</strong>s que experimenta el diálogoacadémico en un mundo marcado por esa rígidadivisión internacional <strong>de</strong>l trabajo intelectual. Lacrítica a una única razón eurocéntrica u occi<strong>de</strong>ntocéntricasupuestamente universal podría llevarnos aun relativismo multicultural en el plano teórico. Nosencontraríamos ante una fragmentación: la coexistencia<strong>de</strong> múltiples lugares o loci <strong>de</strong> enunciaciónteórica autónomos y aislados entre sí, con sus propioscriterios <strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z y su propia epistemología.Las reflexiones posestructuralistas-posmo<strong>de</strong>rnasnos brindan un vasto arsenal conceptual que permitiríavalidar tal diseminación <strong>de</strong> la autoridad epistémica.Sin embargo, coincido con García Canclinien la necesidad <strong>de</strong> superardos rasgos <strong>de</strong>l pensamiento teórico posmo<strong>de</strong>rno:la exaltación indiscriminada <strong>de</strong> la fragmentacióny el nomadismo. Quedarse en una versiónfragmentada <strong>de</strong>l mundo aleja <strong>de</strong> <strong>las</strong> perspectivasmacrosociales necesarias para compren<strong>de</strong>r e interveniren <strong>las</strong> contradicciones <strong>de</strong> un capitalismoque se transnacionaliza <strong>de</strong> modo cada vez másconcentrado [2006: 22].En oposición al relativismo cognoscitivo, cabepues trabajar una reconstrucción <strong>de</strong> la razón que rescate<strong>las</strong> promesas <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad y su dimensiónutópica, pero <strong>de</strong>sterrando la ceguera al Otro, a lo noocci<strong>de</strong>ntal. Los proyectos <strong>de</strong> reconstrucción <strong>de</strong> larazón crítica surgidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una tradición exclusivay excluyentemente occi<strong>de</strong>ntal, al estilo Habermas,evi<strong>de</strong>ncian serias limitaciones, pues resulta ya imposiblepensar un horizonte universal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> unaperspectiva meramente eurocéntrica, sin consi<strong>de</strong>rarla experiencia <strong>de</strong> pueblos que han sufrido <strong>las</strong>consecuencias prácticas <strong>de</strong>l eurocentrismo, es <strong>de</strong>cir,la experiencia colonial, la herida colonial. De allíla pertinencia <strong>de</strong> reclamos como el <strong>de</strong> Chakrabarty(2000), quien propone provincializar a Europa (aOcci<strong>de</strong>nte), es <strong>de</strong>cir, restaurar su condición <strong>de</strong> particularida<strong>de</strong>n una totalidad mundial heterogénea eintercultural. Por ello, parecen particularmente productivosproyectos que intentan superar ese <strong>las</strong>tre<strong>de</strong>l provincialismo local europeo. Ante la crisis <strong>de</strong>un falso universalismo eurocéntrico, cobra fuerza latentación <strong>de</strong> optar por razones o epistemologíaslocales aisladas. Aunque, sin duda, es una tareamucho más problemática, juzgo <strong>de</strong> mayor provechobuscar una nueva perspectiva universal: ni unaúnica razón global monolítica ni epistemologías localesautistas.Conviene más bien explorar proyectos que tiendanpuentes interculturales, como el humanismo, tal comolo reconceptúa Edward Said, entendiéndolo como unaforma <strong>de</strong> resistencia a la lógica instrumental <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad:lo que intento hacer es lo que <strong>de</strong>nomino «humanismo»,un término que sigo empleando con terquedad,pese al <strong>de</strong>sprecio que les produce a losrefinados críticos posmo<strong>de</strong>rnos... [el humanismo]se apoya en un sentido <strong>de</strong> comunidad con otrosintérpretes, otras socieda<strong>de</strong>s y otros periodos:por consiguiente, en términos estrictos, no existeel humanista aislado [2003].Y aña<strong>de</strong> más a<strong>de</strong>lante: «el humanismo es la únicaforma <strong>de</strong> resistencia –me atrevería a <strong>de</strong>cir quela <strong>de</strong>finitiva– que tenemos contra <strong>las</strong> prácticas inhumanasy <strong>las</strong> injusticias que <strong>de</strong>sfiguran la historia»(2003). 2323 Cf. también su último libro Humanism and DemocraticCriticism.33
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