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La sigui<strong>en</strong>te carta. “Querida Catherine...”<br />
—¿Qué es esto? —murmuró, incapaz de creer lo que<br />
estaba vi<strong>en</strong>do—. ¡No puede ser! —volvió a leer las cartas<br />
sólo para poder confirmarlo.<br />
Era verdad. Eran sus cartas, las cartas para Catherine<br />
que había arrojado por la borda del Happ<strong>en</strong>stance y que no<br />
había esperado volver a ver jamás.<br />
Ap<strong>en</strong>as oyó el ruido de la puerta del fr<strong>en</strong>te al abrirse y<br />
volver a cerrarse.<br />
—Garrett, ya regresé —dijo Theresa. Se detuvo y él<br />
pudo oírla recorrer el departam<strong>en</strong>to. Luego preguntó: —<br />
¿Dónde estás?<br />
Él no respondió.<br />
Theresa <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la habitación y lo miró. Estaba pálido<br />
y t<strong>en</strong>ía blancos los nudillos por sujetar con fuerza las hojas.<br />
—¿Estás bi<strong>en</strong>? —preguntó ella.<br />
Él levantó la cabeza l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te y la miró.<br />
Como <strong>una</strong> ola, todo la golpeó de pronto: el cajón<br />
abierto, los papeles que t<strong>en</strong>ía él <strong>en</strong> las manos, la expresión<br />
del rostro... y supo de inmediato lo que había ocurrido.<br />
—Garrett, yo... verás, puedo explicarte todo —dijo<br />
ella <strong>en</strong> voz baja y rápida.<br />
—Mis cartas —susurró él. La miró con <strong>una</strong> mezcla de<br />
confusión y rabia—. ¿Cómo obtuviste mis cartas?<br />
—Encontré <strong>una</strong> <strong>en</strong> la playa, y...<br />
Él la interrumpió.