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Ella lo miró con at<strong>en</strong>ción mi<strong>en</strong>tras él hablaba.<br />
—¿En verdad, Garrett? ¿Realm<strong>en</strong>te lo habrías<br />
compr<strong>en</strong>dido?<br />
Él sabía que era el mom<strong>en</strong>to de la verdad. Al ver que él<br />
no respondió, Theresa movió la cabeza y desvió la mirada.<br />
Se <strong>en</strong>jugó <strong>una</strong> lágrima <strong>en</strong> el rabillo del ojo, tratando a todas<br />
luces de no llorar, decidida a no derrumbarse.<br />
—Cuando me hablaste por primera vez de Catherine vi<br />
tu expresión. Era evid<strong>en</strong>te que todavía la amabas. Y anoche,<br />
a pesar de tu furia, volví a ver ese gesto <strong>en</strong> tu rostro. A<br />
pesar de todo el tiempo que hemos pasado juntos, todavía<br />
no la olvidas. Y luego... lo que dijiste... —ella aspiró<br />
profundo y de manera irregular—. No sólo estabas <strong>en</strong>ojado<br />
por haber <strong>en</strong>contrado las cartas; estabas furioso porque<br />
s<strong>en</strong>tías que yo am<strong>en</strong>azaba lo que Catherine y tú<br />
compartieron... y todavía lo crees.<br />
Otra vez se acercó para tocarle la mano.<br />
—Eres qui<strong>en</strong> eres, Garrett. Eres un hombre que ama<br />
profundam<strong>en</strong>te, pero también que se <strong>en</strong>amora para siempre.<br />
Sin importar cuánto me ames, no creo que puedas olvidar<br />
alg<strong>una</strong> vez a tu esposa y yo no puedo vivir siempre<br />
preguntándome si soy tan bu<strong>en</strong>a como ella.<br />
—Podemos tratar —com<strong>en</strong>zó a decir él con voz ronca<br />
—. Quiero decir, puedo int<strong>en</strong>tarlo. Sé que puedo hacer que<br />
sea difer<strong>en</strong>te...<br />
Theresa lo interrumpió con un breve apretón de mano.