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dejó <strong>en</strong> casa de <strong>una</strong> amiga; luego fue al aeropuerto y tomó<br />
un vuelo a Wilmington. Se <strong>en</strong>caminó directo a la casa de<br />
Garrett, donde Jeb la esperaba.<br />
—Me alegra que viniera —le dijo Jeb <strong>en</strong> cuanto llegó.<br />
—¿Qué sucede? —preguntó.<br />
Jeb se veía más viejo de lo que ella recordaba. La<br />
condujo hasta la mesa de la cocina y sacó <strong>una</strong> silla para que<br />
ella pudiera s<strong>en</strong>tarse fr<strong>en</strong>te a él.<br />
—Por lo que pude saber después de hablar con varias<br />
personas —dijo <strong>en</strong> voz baja—, Garrett salió <strong>en</strong> el<br />
Happ<strong>en</strong>stance más tarde de lo normal...<br />
S<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te era algo que t<strong>en</strong>ía que hacer. Garrett<br />
sabía que las pesadas nubes negras <strong>en</strong> el horizonte<br />
presagiaban torm<strong>en</strong>ta. Sin embargo, parecían estar aún<br />
bastante lejos para darle el tiempo que necesitaba. Además<br />
sólo iba a salir a mar abierto algunos kilómetros. Incluso si<br />
la torm<strong>en</strong>ta lo alcanzaba, estaría lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te cerca<br />
para regresar al puerto.<br />
Durante tres años había tomado la misma ruta siempre<br />
que salía, dirigido por el instinto y por el recuerdo de<br />
Catherine. Había sido ella la de la idea de navegar hacia el<br />
este aquella noche, la primera <strong>en</strong> que el Happ<strong>en</strong>stance<br />
estuvo listo para navegar. Imaginaba que navegaban hacia<br />
Europa, un sitio al que ella siempre quiso ir. Siempre deseó<br />
ver los castillos del valle del Loira, el Part<strong>en</strong>ón y las<br />
Tierras Altas de Escocia... todos los lugares de los que