MESA 013

| vinos |
Velo de flor: capa de
ciertas levaduras que cubre
la superficie del vino base
impidiendo así su oxidación.
Manzanilla. Elaborado en Sanlúcar de Barrameda,
destaca por su color pálido, sus notas frescas en
nariz y un paso por boca delicado y sutil.
Fino de crianza. Conservado en barricas de
roble americano un mínimo de dos años, presenta un
aroma a frutos secos, amplio y con cierta persistencia.
Los dos tipos de vino anteriores nos preparan para
conocer a sus “hermanos mayores”:
Amontillado. Se expone a una oxidación después
de su velo de flor. Su color es ámbar, con aromas
a frutos secos intensos, notas de tabaco, acidez equilibrada
y sutil sabor a madera.
Oloroso. Fortificado a 17º sin velo de flor, de carácter
oxidativo y color caoba, notas tostadas intensas,
balsámicas, de paso largo y persistente.
Palo Cortado el Jerez. Más místico, indomable,
bajo sus propias leyes de evolución, escoge
ser lo mejor del Amontillado y del Oloroso. De notas
cítricas y frutos secos, destaca su salinidad muy marcada;
es profundo, intenso, aterciopelado, delicado y
de paso largo. El vino rebelde de la bodega que hace
que el bodeguero tenga una observación mucho más
minuciosa en cada una de las botas donde evolucione
de una manera mucho más activa.
El tiempo de crianza en los vinos Amontillado, Oloroso
y Palo Cortado dependerá de la decisión del bodeguero,
llegando a tener hasta 30 años de media en su
envejecimiento.
Christian Lorenzo
Sumiller Experto
El Gusto por El Vino