Excodra XXV: La estética

La obra de arte y la verdad filosófica:
Releyendo a Th. W. Adorno
“Que no se preste atención a las materias, sino a la forma que les doy”,
escribió Michel de Montaigne en el segundo libro de sus Ensayos 1 , confesando
así su deuda con todos los autores que le precedieron a la vez que describía su
obra como el resultado de libros ignorados y de libros “robados”, como una
forma sin materia, una forma hecha de fragmentos. Sus Ensayos se
caracterizan precisamente por una fragmentariedad que define también El
libro de los pasajes de Walter Benjamin, una obra inacabada construida por el
filósofo alemán a partir de recortes escritos por otros, nunca por el propio
Benjamin, quien solamente en ocasiones realiza algunas anotaciones a los
diversos materiales reunidos en el libro. Montaigne abrió la veda, pero ¿es hoy
posible otro tipo de escritura filosófica?
“Sólo una filosofía en forma de fragmentos realizaría de verdad las mónadas
que el idealismo diseñó ilusoriamente. Serían imágenes de la totalidad, que
como tal es irrepresentable, en lo particular” 2 : así escribe la historia Benjamin
y así también escribirá la filosofía Adorno, hallando en el ensayo el lugar
donde lo fragmentario y lo particular se encuentran para representar aquella
totalidad que, de otra manera, sería imposible de mostrar. En el ensayo, la
filosofía se encuentra con el lenguaje artístico, con ese lenguaje mimético, que
permite al concepto ir más allá del concepto, es el lenguaje a partir del cual la
reconciliación es posible. El ensayo es la forma de la filosofía, es la forma
creada por el lenguaje retórico, por esa retórica que, como afirma Adorno en
Dialéctica Negativa, “representa en la filosofía lo que no puede ser pensado de
otro modo que en el lenguaje” 3 . El ensayo es la forma de expresión de la
nueva filosofía, aquella donde el lenguaje conceptual se funde con el lenguaje
1 Montaigne, M.de. Ensayos, libro IIº-X.
2 Adorno, Th. W. Dialéctica Negativa
3 Adorno, Th. W. Dialéctica Negativa