11.12.2012 Views

Imagen cardiovascular avanzada: RM y TC - Seram

Imagen cardiovascular avanzada: RM y TC - Seram

Imagen cardiovascular avanzada: RM y TC - Seram

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Monografías SERAM<br />

<strong>Imagen</strong> <strong>cardiovascular</strong> <strong>avanzada</strong>: <strong>RM</strong> y <strong>TC</strong>


Catalogación en Publicación de la Biblioteca Nacional<br />

IMAGEN <strong>cardiovascular</strong> <strong>avanzada</strong>: <strong>RM</strong> y <strong>TC</strong> / coordinadores, Francisco<br />

Tardáguila Montero, Joaquín Ferreirós Domínguez. — Madrid : Médica<br />

Panamericana, [2003]. — (Monografía SERAM)<br />

XII, 130 p. : il. col. ; 28 cm<br />

ISBN 84-7903-896-9<br />

1. Aparato circulatorio—Diagnóstico por imagen. I. Tardáguila Montero,<br />

Francisco. II. Ferreirós Domínguez, Joaquín. III. Serie<br />

616.1-073.75<br />

La medicina es una ciencia en permanente cambio. A medida que las nuevas investigaciones y la experiencia clínica amplían nuestro conocimiento, se requieren<br />

modificaciones en las modalidades terapéuticas y en los tratamientos farmacológicos. Los autores de esta obra han verificado toda la información con fuentes confiables<br />

para asegurarse que ésta sea completa y acorde con los estándares aceptados en el momento de la publicación. Sin embargo, en vista de la posibilidad de un<br />

error humano o cambios en las ciencias médicas, ni los autores, ni la editorial, o cualquier otra persona implicada en la preparación o la publicación de este trabajo,<br />

garantizan que la totalidad de la información aquí contenida sea exacta o completa y no se responsabilizan de errores u omisiones o de los resultados obtenidos<br />

del uso de esta información. Se aconseja a los lectores confirmarla con otras fuentes. Por ejemplo, y en particular, se recomienda a los lectores revisar el prospecto<br />

de cada fármaco que planean administrar para cerciorarse de que la información contenida en este libro sea correcta y que no se hayan producido cambios en las<br />

dosis sugeridas o en las contraindicaciones para su administración. Esta recomendación cobra especial importancia con respecto a fármacos nuevos o de uso infrecuente.<br />

Los Editores han hecho todos los esfuerzos para localizar a los titulares del copyright del material fuente utilizado por el autor. Si por error u omisión, no se ha<br />

citado algún titular, se subsanará en la próxima reimpresión.<br />

Gracias por comprar el original. Esta monografía es producto del esfuerzo de profesionales como usted, o de sus profesores, si usted es estudiante. Tenga en cuenta<br />

que fotocopiarlo es una falta de respeto hacia ellos y un robo de sus derechos intelectuales.<br />

E DIT O RIAL M E DIC A<br />

Visite nuestra página web:<br />

http://www.medicapanamericana.com<br />

ARGENTINA<br />

Marcelo T. de Alvear 2.145 (C 1122 AAG) - Buenos Aires, Argentina<br />

Tel.: (54-11) 4821-2066 / Fax: (54-11) 4821-1214<br />

e-mail: info@medicapanamericana.com<br />

COLOMBIA<br />

Carrera 7a A Nº 69-19 - Santa Fe de Bogotá DC - Colombia.<br />

Tel.: (57-1) 235-4068 / Fax: (57-1) 345-0019<br />

e-mail: infomp@medicapanamericana.com.co<br />

ISBN: 84-7903-896-9<br />

Todos los derechos reservados. Este libro o cualquiera de sus partes no podrán ser reproducidos ni archivados en sistemas recuperables, ni transmitidos en ninguna<br />

forma o por ningún medio, ya sean mecánicos, electrónicos, fotocopiadoras, grabaciones o cualquier otro, sin el permiso previo de Editorial Médica Panamericana,<br />

S. A.<br />

© 2004, Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM)<br />

© 2004, EDITORIAL MÉDICA PANAMERICANA, S. A.<br />

Alberto Alcocer, 24 - 28036 Madrid<br />

Depósito Legal: M. 39646 - 2003<br />

Impreso en España<br />

ESPAÑA<br />

Alberto Alcocer, 24 - 28036 Madrid, España<br />

Tel.: (34-91) 1317800 / Fax: (34-91) 1317805<br />

e-mail: info@medicapanamericana.es<br />

MÉXICO<br />

Calzada de Tlalpan Nº 5022 entre Tezoquipa y Michoacán<br />

Colonia La Joya - Delegación Tlalpan - 14090 - México D.F. - México<br />

Tel.: (52-55) 5573-2300 / Fax: (52-55) 5655-0381<br />

e-mail: infomp@medicapanamericana.com.mx<br />

VENEZUELA<br />

Edificio Polar, Torre Oeste, Piso 6, Of. 6-C<br />

Plaza Venezuela, Urbanización Los Caobos,<br />

Parroquia El Recreo, Municipio Libertador - Caracas Depto. Capital - Venezuela<br />

Tel.: (58-212) 793-2857/6906/5985/1666<br />

Fax: (58-212) 793-5885<br />

e-mail: info@medicapanamericana.com.ve


Sociedad Española de<br />

Radiología Médica<br />

Monografías SERAM<br />

IMAGEN CARDIOVASCULAR<br />

AVANZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Coordinadores:<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

Joaquín Ferreirós Domínguez<br />

E DIT O RIAL M E DIC A<br />

BUENOS AIRES - BOGOTÁ - CARACAS - MADRID -<br />

MÉXICO - SÃO PAULO<br />

www.medicapanamericana.com


Índice de autores<br />

Rosa Bouzas Sierra<br />

Hospital Xeral-Cies. Vigo (Pontevedra)<br />

Pilar Caro Mateo<br />

DADISA. Unidad de Resonancia magnética, Cádiz<br />

Julián Vicente Del Cerro González<br />

Fundación Hospital de Alcorcón (Madrid)<br />

Jaime Fernández Cuadrado<br />

Hospital Universitario La Paz, Madrid<br />

Gabriel C. Fernández Pérez<br />

Hospital POVISA. Vigo (Pontevedra)<br />

Joaquín Ferreirós Domínguez<br />

Hospital Clínico San Carlos, Madrid<br />

Joaquín Gil Romero<br />

Hospital Clínico de Valencia<br />

Jorge Guijarro Rosaleny<br />

Hospital Clínico de Valencia<br />

Ramiro J. Hernández<br />

Hospital Mott Children's. Universidad de Michigan Ann Arbor, EEUU<br />

Elena Lonjedo Vicent<br />

Hospital Universitario Dr. Peset, Valencia<br />

Jesús López Lafuente<br />

Fundación Hospital de Alcorcón (Madrid)<br />

Antonio Luna Alcalá<br />

Clínica Las Nieves, Jaén<br />

Luis Martí-Bonmatí<br />

Hospital Universitario Dr. Peset, Valencia<br />

Vicente Martínez de Vega<br />

Sanatorio Ntra. Sra. Del Rosario, Madrid<br />

Vicente Martínez Sanjuán<br />

Exploraciones Radiológicas Especiales, S.A. (ERESA). Valencia<br />

Ramiro Méndez Fernández<br />

Hospital Clínico San Carlos, Madrid.<br />

Laura Oleaga Zufiría<br />

Hospital de Basurto, Bilbao<br />

Julio Palmero da Cruz<br />

Hospital Clínico de Valencia<br />

Ramón Ribes Bautista<br />

Hospital Reina Sofía, Córdoba<br />

Esther Rodríguez García<br />

Hospital Juan Canalejo, La Coruña<br />

Ildefonso Roldán Torres<br />

Hospital Universitario Dr. Peset, Valencia<br />

Fermín Sáez Garmendia<br />

Hospital de Cruces. Cruces. Baracaldo (Vizcaya)<br />

Rafaela Soler Fernández<br />

Hospital Juan Canalejo, La Coruña<br />

Alberto Sonlleva Ayuso<br />

Exploraciones Radiológicas Especiales, S.A. (ERESA). Valencia<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

Hospital POVISA, Vigo (Pontevedra)<br />

Isabel Torres Sánchez<br />

Hospital Universitario La Paz, Madrid<br />

Jose María Vida López<br />

Hospital Reina Sofía, Córdoba


Prólogo<br />

La comisión científica de la Sociedad Española de Radiología (SERAM) ha decidido la elaboración de una<br />

monografía anual sobre diversos aspectos de nuestra especialidad que, a nuestro juicio, pudieran ser de<br />

utilidad para los radiólogos. Es de todos conocido que vivimos en un momento en el que la información<br />

científica es cuantiosa, acaso en exceso, sin embargo actualizaciones globales de algún tema escritas en<br />

español, y dirigidas al ámbito radiológico latinoamericano son escasas. Por ello hemos pensado que sería de<br />

interés general la elaboración de un libro en el cual apareciesen una serie de artículos con una estructura<br />

homogénea, que partiendo de un nivel elemental, apropiado para residentes en período de formación,<br />

consiguiese ser además una puesta al día actualizada que lo haga útil para la generalidad de los<br />

especialistas.<br />

Hemos pensado iniciar este camino con una monografía dedicada a la imagen <strong>cardiovascular</strong> <strong>avanzada</strong>.<br />

Nos parece apropiado este tema porque en él se unen dos aspectos cruciales: primero, es un tema objeto de<br />

profundas transformaciones que afectan al manejo radiológico de un gran número de pacientes.<br />

Segundo, buena parte de los radiólogos no están familiarizados con la patología cardíaca, cuyo diagnóstico<br />

por la imagen ha estado tradicionalmente en manos de los cardiólogos. La aparición de los <strong>TC</strong><br />

multidetectores, capaces de visualizar y diagnosticar las enfermedades de las arterias coronarias,<br />

así como la generalización de las técnicas de perfusión y viabilidad miocárdica en la <strong>RM</strong> hacen inaplazable<br />

la entrada de los radiólogos en el diagnóstico de esta patología, y debemos hacerlo además con un alto nivel<br />

de conocimientos y calidad.<br />

Pese a todo lo dicho, no significa que nuestra vocación sea dedicarnos en exclusiva a temas nuevos<br />

relacionados con la alta tecnología, y como demostración de esto, estamos ya trabajando en la elaboración<br />

de una segunda monografía que tratará sobre «La Radiología que dejamos de lado», haciendo referencia a<br />

ese gran número de exploraciones radiológicas que en muchos hospitales no son informadas, incluyendo<br />

parte de la traumatología con aspectos tan destacados como fracturas, valoración de prótesis, escoliosis<br />

con sus mediciones, radiología dental, ortopantomografía, <strong>TC</strong> dentales o la densitometría ósea.<br />

La Comisión Científica parte del convencimiento absoluto de que no debería existir ninguna exploración de<br />

imagen sin su correspondiente informe radiológico riguroso, para lo cual se requieren conocimientos básicos<br />

sobre estas materias, lo que justifica sobradamente una monografía dedicada a este fin, pudiendo servir<br />

además como libro de consulta sobre estos temas.<br />

Es nuestra vocación servir a la Radiología y a los radiólogos. Y creemos que esto debe ser una labor<br />

colectiva de toda nuestra sociedad, por ello los autores de los artículos serán mayoritariamente miembros de<br />

la misma, quienes trabajarán con dedicación y alto nivel de calidad en los temas sobre los cuales escriban<br />

sus artículos y que se caracterizarán además por su capacidad docente, con acreditada aptitud para<br />

transmitir conocimientos. Sin embargo, no renunciamos a recurrir al concurso de expertos, miembros de


VIII PRÓ LO G O<br />

otras sociedades científicas, muy especialmente de aquellas de habla hispana, otros especialistas<br />

o incluso miembros de otras profesiones (como pudieran ser físicos, ingenieros, etc.), cuando el tema<br />

lo requiera.<br />

La comisión científica de la SERAM es responsable de la elección del tema y de la elaboración del índice<br />

de cada monografía, así como de la selección de los autores de los trabajos. Los directores son responsables<br />

de la coordinación y de la revisión de los artículos antes de su publicación. Además, hay detrás de cada<br />

uno de estos ejemplares el trabajo de muchas personas sin las cuales no sería posible su elaboración,<br />

y muy especialmente el personal de la secretaría de la SERAM, a quienes quiero manifestar mi<br />

reconocimiento y gratitud por su profesionalidad y paciencia.<br />

Por último, el hecho de que una sociedad científica con recursos económicos limitados decida utilizarlos<br />

para financiar un trabajo como éste define mejor que cualquier discurso los objetivos que ésta persigue.<br />

Por todo ello y por tomar la decisión de respaldar esta aventura quiero dar las gracias a la junta directiva<br />

de la SERAM y expreso desde aquí mi confianza en que este libro demuestre que no se han equivocado.<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

Presidente de la comisión científica de la SERAM


Introducción<br />

La función más importante de una sociedad científica como la SERAM es la de promover el conocimiento en<br />

el colectivo de profesionales que se agrupa a través de la formación continuada. Uno de los instrumentos<br />

más importantes, para conseguir este objetivo, es la promoción de materiales que faciliten el acceso a una<br />

información científica de forma integrada, rigurosa y actualizada.<br />

Nuestra Sociedad tiene delegada en su Comisión Científica, presidida por el doctor Francisco M. Tardáguila,<br />

la responsabilidad de garantizar el máximo rigor en la selección de autores, producción de materiales y<br />

acreditación de actividades relacionadas con la formación de sus miembros; manteniendo un criterio de<br />

equilibrio entre las distintas áreas de conocimiento de nuestra especialidad y con una especial sensibilidad<br />

para incidir en los temas emergentes y en las nuevas disciplinas que debemos incorporar en nuestra práctica<br />

profesional.<br />

La Junta Directiva de la SERAM ha decidido apoyar la iniciativa de su Comisión Científica para la publicación<br />

de estas Monografías con periodicidad anual. También nos planteamos como objetivo abrir la participación<br />

en su elaboración a profesionales de otras Sociedades, especialmente las integradas en el Colegio<br />

Interamericano de Radiología, y a otras disciplinas además de la Radiología.<br />

Los miembros de la SERAM tenemos que reconocer y agradecer la contribución de los autores de esta<br />

monografía y de las que la seguirán, por el esfuerzo y nivel científico de sus aportaciones que les prestigian a<br />

ellos y a nuestra Sociedad.<br />

Personalmente quiero agradecer por su trabajo y generosidad a todos los miembros de la Comisión Científica<br />

y a la doctora Laura Oleaga, Vicepresidenta de la SERAM, por su especial dedicación a este proyecto.<br />

Lluís Donoso Bach<br />

Presidente de la SERAM


Índice<br />

Prólogo ................................................................................................................................ VII<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

Introducción ....................................................................................................................... IX<br />

Lluís Donoso Bach<br />

Capítulo 1. Corazón: lo que el radiólogo debe conocer................................................................... 1<br />

Laura Olega Zufiría<br />

Capítulo 2. Estudio cardíaco con <strong>RM</strong>: morfología y función............................................................ 11<br />

Esther Rodríguez García y Rafaela Soler Fernández<br />

Capítulo 3. Características y aplicaciones clínicas de la <strong>RM</strong> en el estudio de las miocardiopatías . 27<br />

Rafaela Soler Fernández y Esther Rodríguez García<br />

Capítulo 4. Viabilidad miocárdica........................................................................................................ 39<br />

Luis Martí-Bonmatí e Ildefonso Roldán Torres<br />

Capítulo 5. Estrés miocárdico .............................................................................................................. 47<br />

Alberto Sonlleva Ayuso y Vicente Martínez Sanjuán<br />

Capítulo 6. Cardiopatías congénitas. <strong>RM</strong> ........................................................................................... 57<br />

Fermín Sáez Garmendia y Ramiro J. Hernández<br />

Capítulo 7. Patología coronaria ........................................................................................................... 69<br />

Vicente Martínez de Vega<br />

Capítulo 8. Fisiopatología de la placa de ateroma............................................................................ 75<br />

Gabriel C. Fernández Pérez<br />

Capítulo 9. Tumores y otras masas cardíacas.................................................................................... 79<br />

Antonio Luna Alcalá, Ramón Ribes Bautista y Pilar Caro Mateo<br />

Capítulo 10. Enfermedad pericárdica ................................................................................................... 87<br />

Ramón Ribes Bautista, Antonio Luna Alcalá, Pilar Caro Mateo y José María Vida López<br />

Capítulo 11. Síndrome aórtico agudo................................................................................................... 93<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

Capítulo 12. Tromboembolismo pulmonar: angiografía pulmonar con <strong>TC</strong> helicoidal y A<strong>RM</strong> 3D<br />

con contraste...................................................................................................................... 101<br />

Jaime Fernández Cuadrado y M. Isabel Torres Sánchez<br />

Capítulo 13. Angio-<strong>RM</strong> y angio-<strong>TC</strong> de miembros inferiores.............................................................. 107<br />

Julio Palmero da Cruz, Joaquín Gil Romero, Jorge Guijarro Rosaleny y Elena Lonjedo Vicent


XII ÍN DIC E<br />

Capítulo 14. Angio-<strong>RM</strong> y angio-<strong>TC</strong> de las arterias renales ................................................................ 113<br />

Ramiro Méndez Fernández y Joaquín Ferreirós Domínguez<br />

Capítulo 15. Angio-<strong>TC</strong> y angio-<strong>RM</strong> de las arterias viscerales............................................................ 119<br />

Rosa Bouzas Sierra<br />

Capítulo 16. Troncos supraaórticos (Eco, <strong>TC</strong>, <strong>RM</strong>)............................................................................. 125<br />

Julián Vicente del Cerro González y Jesús López Lafuente<br />

Preguntas de la monografía.................................................................................................................. 131<br />

Índice analítico........................................................................................................................................ 147


1<br />

Corazón:<br />

lo que el radiólogo debe conocer<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Las enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es, hipertensión, enfermedad<br />

coronaria, malformaciones congénitas cardíacas, miocardiopatías,<br />

infartos cerebrales y enfermedad vascular periférica, constituyen<br />

la primera causa de morbilidad y mortalidad en los países<br />

desarrollados. En España se producen al año unas 40.000 muertes<br />

por cardiopatía isquémica 1 .<br />

El desarrollo de nuevos métodos de imagen no invasivos para<br />

el diagnóstico y monitorización de las enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es<br />

ha supuesto una gran revolución en la últimas dos décadas.<br />

Estas técnicas han ido progresivamente reemplazando al cateterismo<br />

y a la angiografía.<br />

El avance que se ha conseguido ha modificado de forma sustancial<br />

el algoritmo diagnóstico en todo tipo de enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es,<br />

tanto congénitas como adquiridas2 .<br />

Dentro de los procedimientos no invasivos de que disponemos<br />

actualmente se incluyen la ecografía, la tomografía computarizada<br />

(<strong>TC</strong>), la resonancia magnética (<strong>RM</strong>), la gammagrafía (Talio-<br />

201, Tc-99 [sestamibi]), la tomografía con fotones (SPECT) y por<br />

emisión de positrones (PET) 2 .<br />

Tradicionalmente el estudio de la patología cardíaca se basaba<br />

en la demostración de alteraciones morfológicas mediante la realización<br />

de una Rx de tórax, angiografía o cateterismo. La introducción<br />

de otros métodos de imagen, como la ecocardiografía<br />

(transtorácica, transesofágica) o la medicina nuclear, permitió obtener<br />

no solamente datos morfológicos sino también cuantificarlos,<br />

pudiendo así determinar la función cardíaca. Esta información cuantitativa<br />

tiene una gran importancia pues permite determinar de una<br />

forma objetiva los efectos del tratamiento médico o quirúrgico3, 4 .<br />

Los radiólogos nos hemos mantenido al margen del diagnóstico<br />

de las enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es, debido a que tanto el<br />

cateterismo como la ecocardiografía han estado a cargo de los servicios<br />

de cardiología.<br />

Los equipos actuales de <strong>TC</strong> y <strong>RM</strong>, gracias al gran desarrollo técnico<br />

que han alcanzado, permiten también realizar análisis cuantitativos<br />

de la función cardíaca, lo que ha contribuido actualmente al<br />

mayor interés de los radiólogos en este campo.<br />

Si no queremos perder la oportunidad de participar en este área,<br />

es necesario alcanzar un alto nivel de competencia que nos permita<br />

conseguir reconocimiento dentro de la comunidad médica. Para<br />

Laura Oleaga Zufiría<br />

poder ser competitivos es necesario un conocimiento profundo tanto<br />

de la patología que afecta a este tipo de pacientes como de los diferentes<br />

métodos de diagnóstico de que disponemos para su estudio.<br />

MÉTODOS DE IM AGEN<br />

El diagnóstico de la mayoría de las enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es<br />

se realiza actualmente mediante métodos de imagen no<br />

invasivos. Disponemos de una gran cantidad de procedimientos<br />

que pueden ser empleados para el diagnóstico de este tipo de patología.<br />

Cada técnica tiene sus aplicaciones así como sus ventajas e<br />

inconvenientes y es necesario conocerlas para poder aplicarlas de<br />

una forma racional 2 .<br />

Dentro de las técnicas no invasivas de que disponemos en los<br />

servicios de radiología se incluyen: la Rx de tórax, la <strong>TC</strong> y la <strong>RM</strong>.<br />

1. Rx tórax<br />

La Rx de tórax sigue siendo un elemento básico y debe ser el<br />

primer estudio a realizar en un paciente con sospecha de enfermedad<br />

<strong>cardiovascular</strong>. En primer lugar porque se trata de un procedimiento<br />

rápido, seguro y barato.<br />

Permite excluir otro tipo de patología que puede ser la causante<br />

de los síntomas del paciente y puede estar provocando una sintomatología<br />

similar.<br />

En una Rx de tórax podemos analizar el tamaño y morfología<br />

de las cámaras cardíacas y los grandes vasos, así como su posición.<br />

También nos permite demostrar calcificaciones cardíacas, en las<br />

arterias coronarias o en el pericardio, que pueden ayudarnos en el<br />

diagnóstico.<br />

Finalmente es un método excelente para evaluar la hemodinámica<br />

pulmonar, tanto los signos de edema pulmonar como de fallo<br />

cardíaco, permitiendo detectarlos antes incluso de que aparezcan<br />

los síntomas físicos 2 .<br />

2. Tomografía computarizada<br />

La <strong>TC</strong>, fundamentalmente tras la aparición de los equipos helicoidales<br />

con múltiples detectores, y la <strong>TC</strong> con haz de electrones<br />

han supuesto una revolución en el diagnóstico de las enfermeda-


2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

des <strong>cardiovascular</strong>es. Se ha conseguido reducir de forma considerable<br />

el tiempo de adquisición y reconstrucción de las imágenes,<br />

mejorando la resolución temporal de los estudios; por otro lado,<br />

se ha avanzado en la obtención de imágenes con una mayor resolución<br />

espacial 2 .<br />

Actualmente la adquisición de las imágenes es tan rápida que<br />

se pueden obtener estudios en tiempo real del corazón, lo que<br />

unido a la utilización de espesores de corte finos permite realizar<br />

reconstrucciones en todos los planos anatómicos cardíacos, así<br />

como reconstrucciones en tres dimensiones (3D).<br />

Las aplicaciones fundamentales de la <strong>TC</strong> incluyen el estudio de<br />

la aorta, tanto en la evaluación de los aneurismas, las disecciones y<br />

las arterias coronarias. Puede también utilizarse para demostrar<br />

aneurismas ventriculares, enfermedad pericárdica, permeabilidad<br />

de las prótesis en arterias coronarias y actualmente se está empleando<br />

también para el diagnóstico de los infartos con estudios de perfusión<br />

del miocardio 3 . Presenta una gran efectividad en la evaluación<br />

de calcificaciones tanto en las válvulas como en las arterias<br />

coronarias o en el pericardio.<br />

3. Resonancia magnética<br />

Los equipos de <strong>RM</strong> han mejorado de forma sustancial en la última<br />

década, lo que ha contribuido a ampliar su espectro de aplicaciones<br />

en las enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es.<br />

Una de las principales limitaciones de la <strong>RM</strong> para su aplicación<br />

en el estudio del corazón es el movimiento cardíaco. Actualmente<br />

esta limitación ha sido superada gracias al diseño y desarrollo de<br />

nuevas bobinas y secuencias que proporcionan imágenes con una<br />

gran resolución y contraste en un período de tiempo muy corto.<br />

Estas nuevas secuencias se han diseñado para obtener imágenes<br />

sincronizadas con el movimiento cardíaco. Al mismo tiempo,<br />

debido a que su tiempo de adquisición es corto se pueden realizar<br />

los estudios en apnea, reduciéndose así no solamente los artefactos<br />

provocados por el movimiento cardíaco sino también aquellos<br />

ocasionados por el movimiento respiratorio.<br />

La <strong>RM</strong> ya no se emplea solamente para el estudio morfológico<br />

del corazón sino que se ha convertido en uno de los principales<br />

instrumentos para el estudio de la fisiopatología cardíaca 4 .<br />

Las aplicaciones actuales de la <strong>RM</strong> incluyen la evaluación de las<br />

malformaciones congénitas, estudio de la aorta, cuantificación de<br />

flujo, cuantificación y estudio de la función miocárdica, estudios de<br />

perfusión en el diagnóstico de los infartos, viabilidad miocárdica y<br />

estudio de las arterias coronarias 2, 3, 4 .<br />

4. Planos de imagen<br />

Debido a la situación del corazón dentro la cavidad torácica, el<br />

eje del corazón tiene una disposición oblicua con respecto al eje<br />

del cuerpo, por lo que al evaluar las cámaras cardíacas los estudios<br />

se planifican en relación al eje del corazón, no en relación al eje del<br />

cuerpo. La terminología que se emplea para denominar los planos<br />

anatómicos del corazón se ha venido utilizando de forma rutinaria<br />

en los estudios de ecografía y debemos familiarizarnos con ella 5 . El<br />

plano de dos cámaras o eje largo es paralelo al septo interventricular;<br />

el plano de cuatro cámaras es coronal con respecto al eje<br />

del corazón y perpendicular al plano sagital o de dos cámaras, y el<br />

plano de eje corto es perpendicular a los dos anteriores, es decir,<br />

perpendicular al septo interventricular (Fig. 1.1).<br />

EVALUACIÓN DEL SISTEM A<br />

CA RDIOVASCULA R<br />

El principal objetivo de los métodos de imagen, en la evaluación<br />

del sistema <strong>cardiovascular</strong>, es determinar la función cardíaca.<br />

Es necesario proporcionar imágenes estáticas morfológicas<br />

de calidad adecuada del corazón y obtener datos sobre la función<br />

cardíaca.<br />

Para realizar un seguimiento adecuado de estos pacientes, es<br />

importante conocer qué datos sobre morfología, tamaño, diámetros<br />

o función necesitan saber el clínico o el cirujano para poder realizar<br />

una correcta planificación del tratamiento médico o quirúrgico.<br />

1. Ventrículos<br />

AO<br />

AD<br />

AP<br />

VD<br />

AI<br />

Eje corto<br />

C uatro cámaras<br />

Dos cámaras<br />

(eje largo)<br />

Figura 1.1. Representación de los planos de imagen siguiendo el eje<br />

del corazón: eje largo (dos cámaras): paralelo al septo interventricular;<br />

cuatro cámaras: plano oblicuo a lo largo del eje longitudinal del<br />

corazón; eje corto: perpendicular al septo interventricular y paralelo<br />

al plano valvular.<br />

La función del corazón es suministrar oxígeno y nutrientes a las<br />

células y eliminar dióxido de carbono. La sangre desaturada es recogida<br />

por la vena cava superior, la vena cava inferior y el seno coronario,<br />

pasa a las cavidades derechas del corazón y es bombeada a<br />

la circulación pulmonar. Las cavidades izquierdas del corazón reciben<br />

la sangre oxigenada a través de las venas pulmonares y bombean<br />

esta sangre a través de la aorta a la circulación sistémica 6 .<br />

El ventrículo derecho soporta presiones bajas, de 25 mmHg,<br />

y el ventrículo izquierdo sin embargo soporta presiones más altas,<br />

de 125 mmHg. Esta diferencia de presiones hace que la pared del<br />

ventrículo derecho sea más delgada (2-3 mm) que la pared del ventrículo<br />

izquierdo (7-12 mm) (Tabla 1.1).<br />

La capacidad de llenado y expulsión de sangre de los ventrículos<br />

viene determinada por la fuerza prellenado y postllenado y por<br />

la contractilidad.<br />

VI


TABLA 1.1<br />

Valores normales de medidas cardíacas<br />

Ventrículo izquierdo:<br />

Fracción de eyección 50-70%<br />

Grosor pared septal anterior 0,7-1,2 cm<br />

Grosor pared posterolateral 0,7-1,2 cm<br />

Ventrículo derecho:<br />

Eje mayor 6,5-9,5 cm<br />

Eje menor 2,2-2,4 cm<br />

Grosor pared 0,2-0,3 cm<br />

Aurícula izquierda:<br />

Diámetro 1,9-4 cm<br />

Pericardio:<br />

Grosor 0,3-0,4 cm<br />

La fuerza prellenado es la fuerza que distiende el miocardio<br />

antes de su contracción. Cuanto mayor es el volumen de sangre<br />

en el ventrículo más distendido está el miocardio y mayor es la presión<br />

al final de la diástole 7, 8, 9 .<br />

La fuerza postllenado es la resistencia contra la cual el ventrículo<br />

se contrae. Viene determinada por la impedancia de la aorta y la<br />

arteria pulmonar, la resistencia arterial, la resistencia vascular periférica,<br />

la presión final diastólica, la masa sanguínea y la viscosidad de<br />

la sangre. La fuerza postllenado aumenta en la hipertensión y disminuye<br />

en los casos de insuficiencia aórtica o mitral 7, 8, 9 .<br />

La contractilidad es la fuerza de contracción de las fibras del<br />

miocardio.<br />

Ventrículo izquierdo<br />

La determinación de la función ventricular izquierda es un componente<br />

esencial de la evaluación de todo paciente con enfermedad<br />

cardíaca. Es necesaria una valoración tanto cualitativa como<br />

cuantitativa del ventrículo izquierdo.<br />

La ecografía es el método de elección para el estudio de la función<br />

cardíaca, pero tiene sus limitaciones en pacientes con una mala<br />

ventana acústica 8 .<br />

a b<br />

C O RAZÓ N : LO Q UE EL RADIÓ LO G O DEBE C O N O C ER 3<br />

Actualmente tanto la <strong>TC</strong> como la <strong>RM</strong> pueden aportar datos<br />

sobre la función cardíaca. Los estudios sobre función cardíaca se<br />

han centrado más en la <strong>RM</strong> y los avances que se están produciendo<br />

en este campo hacen pensar que la demanda de estudios cardíacos<br />

en el futuro va a aumentar de forma considerable 7, 8, 9 .<br />

Los datos de función cardíaca que vamos a evaluar en el ventrículo<br />

izquierdo son los siguientes:<br />

1. Volumen ventricular.<br />

2. Fracción de eyección.<br />

3. Masa miocárdica.<br />

4. Contractilidad del miocardio.<br />

Volumen ventricular. El volumen del ventrículo izquierdo y<br />

su fracción de eyección constituyen unos índices diagnósticos y pronósticos<br />

muy importantes 7, 8, 9, 10 .<br />

Para medir el volumen ventricular es necesario obtener los datos<br />

en al menos dos fases del ciclo cardíaco, al final de la sístole y al final<br />

de la diástole. Se debe medir en imágenes obtenidas siguiendo los<br />

ejes cardíacos, bien utilizando el plano de dos cámaras (eje largo)<br />

o el plano de eje corto, contorneando el borde del endocardio y<br />

el epicardio en la fase telesistólica y telediastólica del ciclo cardíaco<br />

(Fig. 1.2 a y b).<br />

Fracción de eyección. La medición que la mayoría de los cardiólogos<br />

requieren para valorar la función sistólica global del ventrículo<br />

izquierdo es la fracción de eyección. Constituye el principal<br />

factor predictivo de repetición de un nuevo episodio y de muerte en<br />

pacientes con enfermedad coronaria 7, 8, 11 .<br />

Representa el porcentaje o fracción de volumen diastólico del<br />

ventrículo izquierdo que es bombeado en la sístole, los valores normales<br />

varían entre el 50 y el 70% (Tabla 1.1).<br />

Se calcula midiendo el volumen telesistólico y telediastólico y<br />

calculando la diferencia mediante la siguiente fórmula:<br />

Fracción de eyección = volumen telediastólico -<br />

- volumen telesistólico/volumen telediastólico<br />

Masa cardíaca. La masa cardíaca tiene una gran importancia<br />

clínica, diagnóstica y para evaluar la eficacia del tratamiento.<br />

Figura 1.2. <strong>RM</strong> eco de gradiente eje largo (dos cámaras). Volumen ventricular: a) Medida del volumen del ventrículo izquierdo en fase telesistólica.<br />

b) Medida del volumen del ventrículo izquierdo en fase telediastólica.


4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Para medir la masa cardíaca se emplea el plano de eje corto,<br />

diversos estudios han demostrado que éste es el más apropiado<br />

para medirla. La medición puede realizarse en la fase telediastólica<br />

del ciclo cardíaco o telesistólica 7, 8, 9, 10 . El cálculo se realiza determinando<br />

el área epicárdica y endocárdica, que se calcula contorneando<br />

el epicardio y el endocardio, la diferencia corresponde al<br />

miocardio (Fig. 1.3).<br />

Contractilidad. Otro dato a valorar sobre función cardíaca es el<br />

movimiento de la pared ventricular y el espesor de la misma 7, 8, 9, 10 .<br />

El movimiento debe ser valorado en los tres ejes del corazón (dos<br />

cámaras, cuatro cámaras, eje corto). La medida del espesor de la<br />

pared se realiza en fase telediastólica (Fig. 1.4) (espesor de la pared<br />

del ventrículo izquierdo 9 mm).<br />

O tros conceptos que debemos conocer en relación al ventrículo<br />

izquierdo son los de perfusión y viabilidad del miocardio.<br />

Perfusión. La perfusión miocárdica indica la cantidad de sangre<br />

que llega e irriga el miocardio. En los pacientes con enfermedad isquémica<br />

hay una disminución del flujo debido a diferentes grados de estenosis<br />

de las arterias coronarias, lo que provoca una disminución del<br />

aporte de oxígeno al miocardio. Inicialmente esa hipoperfusión ocurre<br />

en el área subendocárdica y luego se extiende a medida que el<br />

flujo disminuye a todo el espesor de la pared del miocardio 12 .<br />

Existen diferentes técnicas para evaluar la perfusión del miocardio,<br />

entre otras: PET, SPECT, ecografía con contraste, <strong>TC</strong> y <strong>RM</strong>.<br />

Desde el punto de vista clínico es la PET el método que proporciona<br />

los datos más precisos en cuanto a cuantificación de la perfusión.<br />

Recientemente la <strong>RM</strong> se está convirtiendo en un claro competidor<br />

en este campo. Diversos trabajos han publicado la<br />

sensibilidad y especificidad comparativa entre las diferentes técnicas<br />

en la evaluación de las alteraciones de perfusión, la sensibilidad<br />

de la SPECT varía entre un 79-96% con una especificidad entre<br />

53-76%, la PET presenta una sensibilidad del 82-97% con una<br />

especificidad entre 82-100% y la <strong>RM</strong>, una sensibilidad entre 60-<br />

90% con especificidad entre 60-100% 10, 12, 13 .<br />

Debido a la gran cantidad de métodos que se han empleado en<br />

el estudio de la perfusión cardíaca y las diferencias en cuanto a nomenclatura,<br />

que han utilizado cada uno de ellos, no existen datos consis-<br />

Figura 1.3. <strong>RM</strong> eco de gradiente eje corto. Masa cardíaca. Representación<br />

del cálculo de la masa cardíaca trazando el contorno epicárdico<br />

y el contorno endocárdico, la diferencia corresponde al miocardio.<br />

tentes que puedan comparar unas técnicas con otras. De ahí que<br />

para homogeneizar este lenguaje, las diferentes sociedades científicas<br />

implicadas en el manejo de estos pacientes y técnicas, en un intento<br />

de que la nomenclatura que se utilice sea siempre la misma y haya<br />

una consistencia entre los datos que se obtengan, han creado una<br />

división del miocardio en segmentos, atribuyendo a cada uno de ellos<br />

un número y nombre basándose en su localización anatómica y permitiendo<br />

unir esta nomenclatura a la distribución topográfica de las<br />

arterias coronarias. Es muy importante familiarizarse con este lenguaje<br />

para utilizarlo en los informes radiológicos como método de<br />

comunicación con los clínicos 5 .<br />

En este esquema de segmentos el ventrículo izquierdo se divide<br />

en tres secciones iguales perpendiculares al eje largo del corazón:<br />

una basal, que pasa por el anillo de la válvula mitral; otra en<br />

la parte central de la cavidad cardíaca, en la región de los músculos<br />

papilares; y otra apical, distal a los músculos papilares. A su vez<br />

estas tres secciones las vamos a dividir en segmentos de forma circunferencial,<br />

aplicando un número a cada uno de ellos. Cada segmento<br />

esta irrigado por una de las tres ramas de las arterias coronarias<br />

y a cada uno se le asigna la rama que le corresponde (Fig.<br />

1.5). Este esquema es una forma gráfica y sencilla de determinar<br />

qué segmentos del miocardio están afectados y qué arterias son<br />

las implicadas. Además de utilizar este gráfico de segmentación<br />

cardíaca para valorar los defectos de perfusión, lo vamos a usar<br />

para evaluar la contractilidad cardíaca con el objetivo de determinar<br />

lo segmentos disquinéticos 5 .<br />

Viabilidad. El término viable cuando se refiere al miocardio<br />

significa tejido que presenta una alteración de su función (aquinesia<br />

o disquinesia) pero que es susceptible de recuperarse. La detección<br />

de la viabilidad miocárdica en pacientes con enfermedad isquémica<br />

cardíaca es de gran trascendencia, desde el punto de vista<br />

clínico, para la planificación del tratamiento. Esto es debido a que<br />

la revascularización de un tejido miocárdico con una alteración de<br />

su función, pero viable, puede mejorar la función del ventrículo<br />

izquierdo y con ello la supervivencia de los pacientes 14, 15, 16, 17 .<br />

Una alteración de la función del miocardio puede estar producida<br />

por una disminución aguda, subaguda o crónica de la per-<br />

Figura 1.4. <strong>RM</strong> eco de gradiente eje corto. Espesor del miocardio.<br />

Medida del grosor del miocardio en fase telediastólica en la pared septal<br />

y en la pared libre.


14<br />

13<br />

15<br />

16<br />

8<br />

9<br />

fusión del mismo. Los términos que se utilizan para describir la disfunción<br />

del miocardio son los de miocardio aturdido y miocardio<br />

hibernado. Ambos términos indican una alteración de la función<br />

pero que puede recuperarse, bien de forma espontánea (miocardio<br />

aturdido) bien tras la revascularización (miocardio hibernado).<br />

El miocardio aturdido se produce en casos de infarto agudo,<br />

en los que hay una revascularización espontánea del tejido afectado<br />

pero persiste la alteración de la contractilidad; el miocardio<br />

hibernado ocurre en situaciones de reducción crónica de la perfusión.<br />

En estos casos hay una alteración tanto de la perfusión como<br />

de la función miocárdica.<br />

Es importante diferenciar el tejido viable del tejido infartado,<br />

primero porque este dato cambia el pronóstico y segundo porque<br />

también modifica el tratamiento. La función del miocardio de esas<br />

áreas viables puede recuperarse empleando técnicas de revascularización,<br />

como la angioplastia, prótesis endoluminales o derivaciones.<br />

Mediante la utilización de diferentes métodos de imagen, como<br />

la PET, la gammagrafía, la ecografía de stress y la <strong>RM</strong>, vamos a poder<br />

determinar las áreas del miocardio que son susceptibles de recuperarse,<br />

si se realiza una terapia de revascularización adecuada, y<br />

diferenciarlas de las zonas de miocardio que están necrosadas<br />

y que no van a recuperarse aunque se revascularicen. Esto permite<br />

una mejor planificación y selección de los pacientes que van a<br />

ser sometidos a este tipo de procedimientos 14, 15 .<br />

La <strong>RM</strong> está adquiriendo actualmente mayor protagonismo en<br />

este terreno porque la resolución espacial de los estudios de <strong>RM</strong><br />

está mejorando de forma sustancial y este tipo de estudios son técnicamente<br />

muy sencillos de realizar e interpretar y no requieren<br />

mucho tiempo de exploración 16, 17 .<br />

7<br />

10<br />

EJE CORTO<br />

Apical Medial Basal<br />

12<br />

11<br />

2<br />

3<br />

AC I AC D AC<br />

4<br />

1<br />

C O RAZÓ N : LO Q UE EL RADIÓ LO G O DEBE C O N O C ER 5<br />

Ventrículo derecho<br />

5<br />

6<br />

EJE LARGO<br />

1. Basal anterior 8. Medial anteroseptal 15. Apical inferior<br />

2. Basal anteroseptal 9. Medial inferoseptal 16. Apical lateral<br />

3. Basal inferoseptal 10. Medial inferior 17. Apex<br />

4. Basal inferior 11. Medial inferolateral ACD: arteria coronaria derecha<br />

5. Basal inferolateral 12. Medial anterolateral ACI: arteria coronaria izquierda descendente<br />

6. Basal anterolateral 13. Apical anterior AC: arteria circunfleja izquierda<br />

7. Medial anterior 14. Apical septal<br />

Figura 1.5. Representación gráfica de los segmentos cardíacos y su irrigación.<br />

El ventrículo derecho bombea sangre desaturada al lecho vascular<br />

pulmonar que tiene una baja resistencia. La circulación pulmonar<br />

constituye un sistema de corto recorrido y de baja presión,<br />

25 mmHg. El ventrículo derecho bombea la misma cantidad de sangre<br />

que el ventrículo izquierdo pero a una presión menor, de ahí<br />

que el espesor de su pared sea menor (2-3 mm) que el de la pared<br />

del ventrículo izquierdo 18 .<br />

La anatomía del ventrículo derecho es compleja y en realidad<br />

no está localizado a la derecha sino que es anterior y está situado<br />

en la línea media. La cavidad del ventrículo se divide en dos porciones:<br />

el tracto de entrada del ventrículo y el tracto de salida. El<br />

tracto de entrada está formado por la válvula tricúspide, las cuerdas<br />

tendinosas, los músculos papilares y las trabéculas del miocardio<br />

que rodean a la válvula tricúspide. El tracto de salida del ventrículo<br />

derecho es el área por la que sale la sangre desde el ventrículo<br />

hacia la válvula pulmonar y está rodeado por el infundíbulo ventricular,<br />

que es la porción muscular del ventrículo derecho que separa<br />

la válvula pulmonar de la válvula tricúspide 18 .<br />

Debido a su localización, variaciones en su morfología, secundarias<br />

a alteraciones de su función, pueden no provocar cambios<br />

en el contorno de la silueta cardíaca en las radiografías de tórax.<br />

Podremos observar aumentos de tamaño del ventrículo derecho<br />

en defectos interventriculares con comunicación izquierda-derecha<br />

o en casos de insuficiencia tricuspídea.<br />

La angiografía permite evaluar de una forma directa la estructura<br />

interna de la cavidad ventricular y hacer una estimación en dos<br />

planos del volumen ventricular y del movimiento de la pared, pero<br />

se trata de una técnica invasiva.<br />

17


6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

El examen ecocardiográfico del ventrículo derecho tiene muchas<br />

limitaciones, debido precisamente a su localización y a su compleja<br />

anatomía, siendo difícil calcular el volumen ventricular o la fracción<br />

de eyección 8 .<br />

Hasta la aparición de la <strong>RM</strong> el estudio de las lesiones del ventrículo<br />

derecho estaba relegado a la evaluación de pacientes con<br />

cardiopatías congénitas. La capacidad de la <strong>RM</strong> para la visualización<br />

de las cámaras cardíacas y su función está haciendo que cada vez<br />

se evalúe más la función ventricular derecha. Actualmente se están<br />

obteniendo datos de función, semejantes a los que se obtienen del<br />

ventrículo izquierdo, que podrán aportar en un futuro información<br />

diagnóstica y pronóstica sobre patología de las cavidades derechas<br />

y la repercusión en ellas de las enfermedades pulmonares. Hasta<br />

ahora no se ha incorporado a los exámenes de rutina el cálculo del<br />

volumen del ventrículo derecho y las mediciones que se hacen<br />

generalmente, tanto en ecografía como en <strong>RM</strong>, son medidas bidimensionales<br />

(Tabla 1.1), tomadas sobre una proyección de cuatro<br />

cámaras en fase telediastólica en la que se mide la distancia desde<br />

el anillo del ventrículo (que corresponde al plano valvular) hasta la<br />

punta, este es el eje largo o longitudinal del ventrículo. El eje corto<br />

o transverso del ventrículo se mide en la parte central de la cavidad<br />

(Fig. 1.6).<br />

El estudio de la patología del ventrículo derecho requiere la evaluación<br />

del tamaño y espesor de la pared del ventrículo y de las<br />

anomalías <strong>cardiovascular</strong>es asociadas que pueden se las causantes<br />

de la disfunción ventricular. La disfunción del ventrículo derecho<br />

puede estar causada por afectación del ventrículo izquierdo o por<br />

enfermedad pulmonar, o ser debida a una afectación primaria miocárdica.<br />

Si hay un aumento de la fuerza prellenado del ventrículo,<br />

éste se dilata; y si hay un aumento de la fuerza postllenado, éste se<br />

hipertrofia 8, 18 .<br />

La causa más frecuente de fallo cardíaco derecho es el fallo cardíaco<br />

izquierdo crónico, incluyendo la arterioesclerosis coronaria,<br />

la isquemia cardíaca, la estenosis e insuficiencia mitral, la hiperten-<br />

AD<br />

VD<br />

AI<br />

Figura 1.6. Representación esquemática del cálculo del volumen del<br />

ventrículo derecho, midiendo los diámetros máximo longitudinal y<br />

transversal. AI: aurícula izquierda, AD: aurícula derecha, VI: ventrículo<br />

izquierdo, VD: ventrículo derecho.<br />

VI<br />

sión crónica y la estenosis aórtica. En todas estas enfermedades,<br />

con la excepción de la estenosis mitral, se produce un aumento<br />

de la presión diastólica del ventrículo izquierdo, que hace que la<br />

presión en la aurícula izquierda aumente y como consecuencia se<br />

produzca un aumento de la presión pulmonar. Cuando hay un<br />

aumento de la presión pulmonar la respuesta del ventrículo derecho<br />

es bombear a mayor presión, dando lugar a una hipertrofia<br />

ventricular.<br />

Los pacientes con enfermedades pulmonares también presentan<br />

un aumento de la presión pulmonar, y este aumento de la resistencia<br />

pulmonar conduce también a una hipertrofia del ventrículo<br />

derecho.<br />

El infarto del ventrículo derecho en ausencia de infarto del ventrículo<br />

izquierdo es muy raro. Se encuentra en asociación al infarto<br />

del ventrículo izquierdo en una cuarta parte de los casos de infarto<br />

de pared inferior y solamente la mitad de ellos presentarán<br />

alteración de la función del ventrículo derecho.<br />

La miocardiopatía hipertrófica puede afectar al ventrículo derecho<br />

pero es raro que tenga repercusión clínica.<br />

La displasia arritmogénica del ventrículo derecho es una cardiomiopatía<br />

de etiología desconocida, que se caracteriza por una<br />

taquicardia ventricular cuyo origen asienta en el ventrículo derecho.<br />

Su pared aparece adelgazada con disquinesia o acinesia e infiltración<br />

grasa. Actualmente la <strong>RM</strong> es la técnica de elección en el<br />

diagnóstico de esta enfermedad. Debido al gran contraste que proporciona<br />

entre los tejidos, es capaz de caracterizar las áreas de infiltración<br />

grasa de la pared ventricular, que son tan características de<br />

esta enfermedad, junto con las alteraciones de la motilidad 18 .<br />

2. Aurículas<br />

La sangre es continuamente recogida en las aurículas. Durante<br />

la sístole, cuando las válvulas atrioventriculares están cerradas, las<br />

aurículas tienen una función de reservorio y durante el llenado ventricular<br />

actúan como conductoras de la sangre, únicamente durante<br />

la contracción auricular tienen una función, propiamente dicha,<br />

favorecedora del llenado ventricular. Debido a que no hay válvulas<br />

en las venas pulmonares puede haber un llenado retrógado de<br />

las mismas durante la contracción de las aurículas. La aurícula derecha<br />

recibe la sangre de la cava superior e inferior y la aurícula izquierda<br />

recibe la sangre de las cuatro venas pulmonares.<br />

Al igual que con el ventrículo derecho, es difícil medir el volumen<br />

de las aurículas 8 . La medición de la aurícula izquierda se realiza<br />

al final de la sístole, cuando la cavidad tiene su mayor volumen<br />

(Tabla 1.1). Se utiliza el plano de dos cámaras o cuatro cámaras para<br />

tal fin y se calcula midiendo los diámetros de los ejes mayor y menor<br />

(Fig. 1.7). En cuanto a la aurícula derecha, la cuantificación de su<br />

volumen o función hasta ahora ha suscitado poco interés.<br />

Es la ecografía el método de diagnóstico que se emplea en el<br />

estudio de las aurículas.<br />

3. Válvulas cardíacas<br />

La función de las válvulas cardíacas es dirigir el flujo sanguíneo.<br />

Las cuatro válvulas cardíacas incluyen dos válvulas semilunares (aórtica<br />

y pulmonar) y dos atrioventriculares (tricúspide y mitral).<br />

La estructura de las válvulas atrioventriculares y las semilunares<br />

es muy diferente pero ambas deben resistir altos gradientes de presión<br />

cuando están cerradas y permitir un alto flujo con gradientes<br />

de presión bajos cuando se abren.


AD<br />

VD<br />

AI<br />

Figura 1.7. Representación esquemática del cálculo del volumen de<br />

la aurícula izquierda. AI: aurícula izquierda, AD: aurícula derecha, VI:<br />

ventrículo izquierdo, VD: ventrículo derecho.<br />

Las válvulas cardíacas normales permiten un flujo unidireccional,<br />

durante la diástole la sangre circula desde las aurículas a los ventrículos<br />

a través de las válvulas mitral y tricúspide 19, 20 .<br />

La válvula mitral se localiza en el lado izquierdo, comunicando<br />

la aurícula y el ventrículo izquierdos. Tiene dos valvas, una anterior<br />

y otra posterior de menor tamaño, cada una de las cuales está formada<br />

por una lámina de tejido conectivo, el cual está firmemente<br />

unido al anillo valvular.<br />

La válvula tricúspide se sitúa en el lado derecho y tiene tres valvas:<br />

anterior, posterior y septal.<br />

El borde libre de la válvula mitral y el de la tricúspide se unen<br />

por medio de las cuerdas tendinosas a los músculos papilares, que<br />

son las prolongaciones de la pared muscular de los ventrículos. La<br />

contracción de los músculos papilares durante la sístole previene<br />

el prolapso de las válvulas hacia las aurículas cuando la presión<br />

aumenta en los ventrículos 6 .<br />

Durante la sístole, la sangre es expulsada desde los ventrículos,<br />

a través de las válvulas aórtica y pulmonar, hasta la aorta y la arteria<br />

pulmonar respectivamente. Ambas válvulas son válvulas tricúspides.<br />

La válvula aórtica contiene tres senos, llamados senos de<br />

Valsalva: el seno anterior, desde el que sale la arteria coronaria<br />

derecha; el seno posterior izquierdo, desde el que sale la arteria<br />

coronaria izquierda; y el seno no coronario, que es el más inferior<br />

(Fig. 1.8).<br />

La afectación de las válvulas cardíacas puede ser congénita o<br />

adquirida. La incidencia de enfermedad valvular cardíaca es relativamente<br />

baja, si se compara con la incidencia de la cardiopatía isquémica,<br />

pero aun así provoca una morbilidad y mortalidad considerables<br />

21 .<br />

La estenosis de la válvula aórtica puede localizarse en la propia<br />

válvula, por encima de ella o por debajo. La causa más frecuente<br />

en adultos de estenosis localizada en la propia válvula aórtica es la<br />

degeneración de una válvula morfológicamente normal, seguida de<br />

la degeneración de válvulas bicúspides y de la enfermedad reumá-<br />

VI<br />

C O RAZÓ N : LO Q UE EL RADIÓ LO G O DEBE C O N O C ER 7<br />

tica. Las estenosis supra o subvalvulares son generalmente congénitas,<br />

aunque las subvalvulares pueden verse en casos de miocardiopatías<br />

hipertróficas. Los hallazgos en imagen incluyen la presencia<br />

de una hipertrofia del ventrículo izquierdo junto con una dilatación<br />

posestenótica de la aorta ascendente.<br />

Las insuficiencias de la válvula aórtica pueden estar ocasionadas<br />

por enfermedad de la propia válvula o por dilatación de la raíz de<br />

la aorta. La causa más frecuente es la degeneración idiopática de la<br />

válvula. En adultos jóvenes la causa más frecuente es el síndrome<br />

de Marfan, que provoca una dilatación de la raíz de la aorta e insuficiencia<br />

valvular. Otras causas que pueden provocar insuficiencia<br />

de la válvula aórtica son las endocarditis, aneurismas, válvula bicúspide,<br />

sífilis, trauma, enfermedad reumática, espondilitis anquilopoyética<br />

y disección. Los estudios de imagen van a demostrar una dilatación<br />

del ventrículo izquierdo.<br />

La estenosis de la válvula mitral es en general secundaria a enfermedad<br />

reumática. Los hallazgos más frecuentes son la dilatación de<br />

la aurícula izquierda y de la orejuela junto con dilatación e hipertrofia<br />

del ventrículo derecho.<br />

La insuficiencia mitral suele estar provocada por diferentes procesos,<br />

entre los que se pueden incluir el infarto, enfermedades del<br />

colágeno, fiebre reumática o endocarditis. Esta insuficiencia valvular<br />

va a provocar una dilatación del ventrículo izquierdo.<br />

La estenosis de la válvula tricúspide se asocia a la enfermedad<br />

reumática. Otras causas incluyen la atresia congénita y el síndrome<br />

carcinoide. La insuficiencia de la válvula tricúspide es debida generalmente<br />

a la dilatación del ventrículo izquierdo.<br />

La estenosis de la válvula pulmonar suele ser congénita y la insuficiencia<br />

se debe en general a dilatación del anillo valvular por hipertensión<br />

o endocarditis 19 .<br />

Figura 1.8. <strong>RM</strong> eco de gradiente axial. Corte axial realizado pasando<br />

por el plano valvular en el que se identifica la anatomía de la válvula<br />

aórtica cerrada con sus tres senos: scd (seno coronario derecho),<br />

del que sale la arteria coronaria derecha y el cual tiene una localización<br />

más anterior; sci (seno coronario izquierdo), del que sale la arteria<br />

coronaria izquierda y tiene una posición posterior; y snc (seno no<br />

coronario) es el más inferior.


8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Actualmente el diagnóstico de las valvulopatías cardíacas se realiza<br />

mediante ecografía. La ecografía, fundamentalmente la ecografía<br />

con Doppler color, permite valorar el grado de estenosis y de<br />

reflujo, así como los gradientes y mapas de flujo. El volumen ventricular,<br />

la fracción de eyección y la contractilidad cardíaca pueden<br />

ser también evaluados mediante esta técnica 22 .<br />

La <strong>RM</strong> no se emplea como método de diagnóstico inicial de las<br />

valvulopatías, la ecografía sigue siendo el método de elección, sin<br />

embargo la <strong>RM</strong> está adquiriendo cada vez mayor protagonismo en<br />

este terreno 19 . Los estudios de <strong>RM</strong> proporcionan información cualitativa<br />

y cuantitativa sobre el grado de estenosis o insuficiencia valvular.<br />

Mediante <strong>RM</strong> se puede evaluar y medir los picos de velocidad<br />

y el flujo, así como la función ventricular, que representa un<br />

factor crítico a la hora de determinar en que momento se debe<br />

realizar la intervención quirúrgica 20 .<br />

Una de las limitaciones de la <strong>RM</strong> es su dificultad para detectar<br />

calcificaciones, más aún cuando en el estudio valvular las calcificaciones<br />

pueden ser difíciles de diferenciar de las alteraciones de señal<br />

ocasionadas por los chorros de flujo, que pasan a través de la válvula<br />

insuficiente o estenótica. En este sentido la <strong>TC</strong> es más efectiva<br />

para demostrar calcificaciones valvulares.<br />

La ecografía es superior a la <strong>RM</strong> debido a su mayor resolución<br />

espacial y temporal. Además es más manejable y permite una mayor<br />

flexibilidad para conseguir la angulación óptima a la hora de medir<br />

la velocidad pico. Una de las limitaciones de la ecografía es la ventana<br />

acústica, que en algunos pacientes no es adecuada; en estos<br />

casos la ecografía transesofágica puede solventar este inconveniente,<br />

pero se trata de un procedimiento invasivo.<br />

La <strong>RM</strong> es más fiable para la medición de otros datos, como la<br />

fracción de eyección, volúmenes cardíacos y masa ventricular.<br />

4. Aorta<br />

La patología de la aorta es la principal responsable de la alta<br />

mortalidad de los pacientes con enfermedad <strong>cardiovascular</strong>. Los<br />

principales procesos patológicos que vamos a encontrar en la aorta<br />

son disecciones y aneurismas. Otro tipo de procesos que afectan<br />

a la aorta son las infecciones, tumores y patología congénita.<br />

La patología aórtica aguda es una situación clínica crítica cuyo<br />

pronóstico depende de un diagnóstico certero y rápido, así como<br />

de la instauración temprana de su tratamiento 23, 24 .<br />

Actualmente se pueden emplear tanto la ecografía transesofágica<br />

como la <strong>TC</strong> y la <strong>RM</strong> para el diagnóstico y seguimiento de los<br />

aneurismas y las disecciones aórticas. La fiabilidad es similar, aunque<br />

hay algunos trabajos que demuestran la mayor fiabilidad de la<br />

ecografía transesofágica frente a la <strong>TC</strong> y la <strong>RM</strong>, pero se trata de una<br />

técnica invasiva 4, 25, 26 .<br />

La sensibilidad y especificidad de la ecografía transtorácica varían<br />

entre el 77-80% y el 93-96% respectivamente, mientras que la<br />

ecografía transesofágica presenta una sensibilidad de un 99%, y una<br />

especificidad del 89%, un valor predictivo positivo del 97% y un<br />

valor predictivo negativo del 93%.<br />

En cuanto a la <strong>TC</strong>, la sensibilidad es de un 95% con una especificidad<br />

que oscila entre el 87-100%.<br />

La <strong>RM</strong> es altamente sensible y específica en el diagnóstico de<br />

las disecciones de aorta, algunos estudios indican que la sensibilidad<br />

y especificidad están cercanas al 100% 4, 24, 26, 27 .<br />

La utilización de uno u otro método depende de la disponibilidad<br />

de los equipos ante una situación urgente, de las condi-<br />

ciones del paciente y de la experiencia de los profesionales implicados.<br />

Ante una sospecha de disección es esencial confirmar el diagnóstico<br />

mediante algún método de imagen. En la mayoría de<br />

los centros se emplea la <strong>TC</strong> como método de diagnóstico inicial.<br />

Se realizó un registro internacional para valorar cuál era el método<br />

de diagnóstico inicial ante una disección de aorta y se vio<br />

que en un 33% de los casos se empleó la ecografía transesofágica,<br />

en un 61% la <strong>TC</strong>, en un 2% la <strong>RM</strong> y en un 4% la angiografía<br />

4, 22 .<br />

Las disecciones de aorta se van a dividir en dos grupos siguiendo<br />

la clasificación de Stanford, que los divide en tipo A si afecta a la<br />

aorta ascendente y tipo B si ésta no se encuentra afectada 4, 23, 24, 28 .<br />

Ante una disección de aorta es importante localizar el lugar de<br />

origen de ésta, pues el objetivo de cualquier procedimiento terapéutico<br />

es ocluirlo. Es necesario también determinar la extensión<br />

y el lugar en el que termina la disección, valorar su extensión hacia<br />

los troncos supraaórticos, la aorta abdominal y las arterias ilíacas<br />

(Tabla 1.2).<br />

Debemos saber diferenciar la luz falsa de la luz verdadera, en<br />

general la luz verdadera es de menor tamaño que la falsa y se expande<br />

en la sístole, se localiza en el borde interno de la aorta y es raro<br />

que se trombose (Tabla 1.3). Para planificar el tratamiento no solamente<br />

es necesario conocer la extensión de la disección, sino saber<br />

qué arterias están afectadas y si salen de la luz verdadera o de la<br />

falsa. Todos estos datos deben de estar reflejados en los informes<br />

radiológicos.<br />

En los aneurismas de aorta es necesario determinar una serie<br />

de medidas del diámetro de la aorta en diferentes puntos, datos<br />

que son imprescindibles para el cirujano a la hora de planificar el<br />

tratamiento, tanto la necesidad de tratamiento quirúrgico o no,<br />

como el tipo de cirugía y su seguimiento (Fig. 1.9). Estos diámetros<br />

se miden en una imagen parasagital en la que se demuestre la salida<br />

de la aorta del ventrículo izquierdo y los podemos obtener tanto<br />

mediante ecografía, <strong>TC</strong> o <strong>RM</strong>. Es muy importante proporcionar<br />

estos datos en todos los informes radiológicos y que todos obtengamos<br />

los diámetros aórticos de la misma manera para que éstos<br />

TABLA 1.2<br />

Datos a valorar por imagen en pacientes<br />

con disección de aorta<br />

1. Si existe o no afectación de la aorta ascendente<br />

2. Lugar de origen de la disección<br />

3. Extensión de la disección<br />

4. Si existe o no hematoma intamural<br />

5. Trombosis o no de la luz falsa<br />

6. Afectación de troncos supra aórticos<br />

7. Afectación de vasos viscerales (tronco celíaco, arteria mesentérica<br />

superior, arterias renales, arterias ilíacas)<br />

8. Afectación de arterias coronarias<br />

9. Derrame pericárdico<br />

10. Insuficiencia valvular<br />

TABLA 1.3<br />

Diferenciación de la luz falsa de la verdadera<br />

en los aneurismas de aorta<br />

Luz verdadera Luz falsa<br />

Verdadera < falsa Falsa > verdadera<br />

Expansión en sístole Compresión en sístole<br />

Borde interno aorta Borde externo aorta<br />

Trombosis rara Trombosis frecuente


puedan ser reproducidos, y así poder realizar un seguimiento adecuado<br />

de estos pacientes.<br />

El diámetro máximo de la aorta ascendente varía entre 3 y<br />

3,5 cm, diámetros superiores ya indican un cierto grado de dilatación<br />

que debe seguir una vigilancia y monitorización estrecha<br />

mediante cualquier método no invasivo. Un diámetro entre 5 y<br />

6 cm es indicación de cirugía. En pacientes con válvulas aórticas<br />

bicúspides se recomienda la colocación de prótesis cuando el diámetro<br />

de la aorta se encuentra entre 4 y 5 cm 4, 21, 23 , de ahí que<br />

ante un paciente con sospecha de aneurisma de la aorta ascendente<br />

se deba estudiar también la morfología y la función de la<br />

válvula aórtica, para descartar que pueda tratarse de una válvula<br />

bicúspide 29, 30 .<br />

TBO<br />

CCI<br />

4<br />

3<br />

5<br />

2<br />

6<br />

ASI<br />

1<br />

1. Anillo valvular<br />

2. Senos valvulares<br />

3. Unión sinotubular<br />

4. Máximo diámetro aorta ascendente<br />

5. Diámetro anterior a la salida de los troncos supraaórticos<br />

6. Diámetro posterior a la salida del tronco braquiocefálico derecho<br />

7. Diámetro de aorta descendente<br />

TBC: tronco arterial braquiocefálico derecho<br />

CCI: arteria carótida común izquierda<br />

ASI: arteria subclavia izquierda<br />

VI: ventrículo izquierdo<br />

AI: aurícula izquierda<br />

Figura 1.9. Representación esquemática del lugar de medición de<br />

los diámetros de la aorta torácica<br />

AI<br />

VI<br />

7<br />

C O RAZÓ N : LO Q UE EL RADIÓ LO G O DEBE C O N O C ER 9<br />

5. Arterias pulmonares<br />

La patología de las arterias pulmonares puede ser congénita<br />

o adquirida. La patología congénita que vamos a encontrar en las<br />

arterias pulmonares son estenosis supravalvulares, que en general<br />

se estudian por ecografía aunque ésta tiene sus limitaciones a<br />

la hora de valorar estenosis en el origen de la arteria pulmonar o<br />

estenosis distales, siendo difícil de demostrar la arteria pulmonar<br />

izquierda 31 .<br />

Tanto la <strong>TC</strong> como la <strong>RM</strong> cada vez se están utilizando más para<br />

el estudio de las anomalías congénitas pulmonares. La <strong>RM</strong> puede<br />

evaluar con gran precisión el tamaño de las arterias pulmonares,<br />

además se pueden hacer medidas de flujo.<br />

La patología adquirida más frecuente de las arterias pulmonares<br />

es la trombosis, que se evalúa en general por <strong>TC</strong> pero también<br />

puede demostrarse por <strong>RM</strong>.<br />

6. Venas pulmonares<br />

Las venas pulmonares pueden estar afectadas por patología<br />

tanto congénita como adquirida. Las estenosis de las venas pulmonares<br />

pueden presentarse como una entidad aislada o easociada<br />

a otras lesiones congénitas. Podemos encontrar estenosis adquiridas<br />

de las venas pulmonares secundarias a tratamiento percutáneo<br />

de ablación en casos de fibrilación auricular.<br />

El estudio de las venas pulmonares se realiza por ecografía transtorácica,<br />

que en general solamente valora las venas pulmonares<br />

superiores derecha e izquierda; la ecografía transesofágica permite<br />

estudiar las cuatro venas pulmonares 31 .<br />

Actualmente tanto la <strong>TC</strong> como la <strong>RM</strong> permiten valorar tanto las<br />

estenosis congénitas como adquiridas de una forma no invasiva.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Marrugata J, Solanas P, D’Agostino R, Sullivan L, Ordovas J, Cordón F,<br />

Ramos R, Sala J, Masià R, Rohlfs R, Elosua R, Kannel WB. «Estimación<br />

del riesgo coronario en España mediante la ecuación de Framigham calibrada».<br />

Rev Esp Cardiol, 2003; 56:253-261.<br />

2. Lipton MJ, Boxt LM, Hijazi ZM. «Role of the radiologist in cardiac diagnostic<br />

imaging». AJR, 2000; 175:1495-1506.<br />

3. Higgings CB. «Cardiac imaging». Radiology, 2000; 217:4-10.<br />

4. Poustchi-Amin M, Gutierrez FR, Brown JJ, Mirowitz SA, Narra VR, Takahashi<br />

N, Woodward PK. «Performing cardiac MR imaging: an overview».<br />

Magn Reson Imaging Clin N Am, 2003; 11:1-18.<br />

5. Cerqueira MD, Weissman NJ, Dilsizian V, Jacobs AK, Kaul S, Laskey WK,<br />

Pennell DJ, Rumberger JA, Ryan TJ, Verani MS. «Standardized myocardial<br />

segmentation and nomenclature for tomographic imaging of the<br />

heart». Journal of Cardiovascular Magnetic Resonance, 2002; 4:203-210.<br />

6. Rademakers F. «Cardiac Physiology». En: Higgins CB, de Ross A. Cardiovascular<br />

MRI and MRA. Lippincott Williams and Wilkins, 2003; 3:38-50.<br />

7. Wood AM, Hoffman KR, Lipton MJ. «Cardiac function. Quantification<br />

with magnetic resonance and computed tomography». Radiol Clin North<br />

Am, 1994; 32:553-579.<br />

8. Feigenbaum H. «Evaluación ecocardiográfica de las cámaras cardíacas».<br />

En: Feigenbaum. Ecocardiografía, 5ª edición Panamericana, 1994; 3:132-<br />

176.<br />

9. Greenberg SB, Sandhu SK. «Ventricular function». Radiol Clin North Am,<br />

1999; 37:341-359.<br />

10. Van der Geest RJ. «Quantification in cardiac MRI». En: Higgins CB,<br />

de Ross A. Cardiovascular MRI and MRA. Lippincott Williams and<br />

Wilkins, 2003; 5:70-100.


1 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

11. Peshock <strong>RM</strong>, Willet DL, Sayad DE, Hundley W G, Chwialkowski<br />

MC, Clarke GD, Parkey RW. «Quantitative MR imaging of the heart».<br />

Mag Reson Imaging Clin N Am, 1996; 4:287-305.<br />

12. Sensky PR, Cherryman GR. «Myocardial perfusion in ischemic heart<br />

disease». En: Higgins CB, de Ross A. Cardiovascular MRI and MRA.<br />

Lippincott Williams and Wilkins, 2003; 11:173-190.<br />

13. Schwitter J, Nanz D, Kneifel S, Berschinger K, Büchi M, Knüsel PR,<br />

Marincek B, Lüscher TF, von Schulthess GK. «Assessment of myocardial<br />

perfusion in coronary artery disease by Magnetic Resonance.<br />

A comparison with Positron Emission Tomography and coronary<br />

angiography». Circulation, 2001; 103:2230-2235.<br />

14. Mahrholdt H, Wagner A, Judd <strong>RM</strong>, Sechtem U. «Assessment of myocardial<br />

viability by <strong>cardiovascular</strong> magnetic resonance imaging». European<br />

Heart Journal, 2002; 23:602-619.<br />

15. Simonetti OP, Kim RJ, Fieno DS, Hillenbrand HB, Wu E, Bundy JM,<br />

Finn JP, Judd <strong>RM</strong>. «An improved MR imaging technique for the<br />

visualization of myocardial infarction». Radiology, 2001; 218:215-<br />

223.<br />

16. Boxt LM. «Cardiac MR imaging: a guide for the beginner». Radiographics,<br />

1999; 19:1009-1025.<br />

17. Reeder SB, Du YP, Lima JAC, Bluemke DA. «Advanced cardiac MR<br />

imaging of ischemic heart disease». Radiographics, 2001; 21:1047-<br />

1074.<br />

18. Boxt LM. «Radiology of the right ventricle». Radiol Clin North Am,<br />

1999; 37:379-400.<br />

19. Didier D. «Assessment of valve disease. Qualitative and quantitative».<br />

Magn Reson Imaging Clin N Am, 2003; 11:115-134.<br />

20. Duerinckx AJ, Higgins CB. «Valvular heart disease». Radiol Clin North<br />

Am, 1994; 32:613-630.<br />

21. Lipton MJ, Coulden R. «Valvular heart disease». Radiol Clin North<br />

Am, 1999; 37:319-339.<br />

22. Hartnell GG. «Imaging of aortic aneurysms and dissection: CT and<br />

MRI». Journal of Thoracic Imaging, 2001; 16:35-46.<br />

23. Flamm SD, VanDyke CW, White RD. «MR imaging of the thoracic<br />

aorta». Magn Reson Imaging Clin N Am, 1996; 4:217-235.<br />

24. Gomes AS. «MR imaging of congenital anomalies of the thoracic<br />

aorta and pulmonary arteries». Radiol Clin North Am, 1989; 27:1171-<br />

1181.<br />

25. Feigenbaum H. «Enfermedades de la aorta». En: Feigenbaum. Ecocardiografía,<br />

5ª edición Panamericana, 1994; 12:606-630.<br />

26. Von Kodolitsch Y, Csösz SK, Koschyk DH, Schalwat I, Loose R, Karck<br />

M, Dieckmann C, Fattori R, Haverich A, Berger J, Meinetz T, Nienaber<br />

CA. «Intramural hematoma of the aorta. Predictors of progression<br />

to dissection and rupture». Circulation, 2003; 107:1158-<br />

1163.<br />

27. Erbel R, Alfonso F, Boileau C, Dirsch O, Haverich A, Rakowski H,<br />

Struyven J, Radegran K, Sechtem U, Taylor J, Zollikofer CH. «Diagnosis<br />

and management of aortic dissection». European Heart Journal,<br />

2001; 22:1642-1681.<br />

28. Zamorano JL, Mayordomo J, Evangelista A, San Román JA, Bañuelos<br />

C, Gil Aguado M. «Guías de práctica clínica de la Sociedad Española<br />

de Cardiología en enfermedades de la aorta». Rev Esp Cardiol,<br />

2000; 53:531-541.<br />

29. Fedak PWM, Verma S, David TE, Leask RL, Weisel RD, Butany J.<br />

«Clinical and pathophysiological implications of a bicuspid aortic<br />

valve». Circulation, 2002; 106:900-904.<br />

30. Keane MG, Wiegers SE, Plappert T, Pochettino A, Bavaria JE, St.<br />

John Sutton MG. «Bicuspid valves are associated with aortic dilatation<br />

out of proportion to coexistent valvular lesions». Circulation,<br />

2000; 102:III-35-III-39.<br />

31. Feigenbaum H. «Cardiopatías congénitas». En: Feigenbaum. Ecocardiografía,<br />

5ª edición Panamericana, 1994; 7:342-435.


INTRODUCCIÓN<br />

El diagnóstico de las enfermedades cardíacas, congénitas y adquiridas<br />

se ha basado tradicionalmente en la presentación clínica<br />

y en la identificación de cambios morfológicos. El desarrollo de técnicas<br />

de imagen cardíaca, como el cateterismo, la medicina nuclear<br />

y la ecocardiografía, ha permitido, además de identificar los cambios<br />

morfológicos, cuantificar las alteraciones morfológicas y la función<br />

cardíaca global y regional. Esta información cuantitativa tiene<br />

un valor muy significativo porque proporciona la base para establecer<br />

la severidad de las alteraciones y estratificar el riesgo y pronóstico<br />

de las enfermedades y porque permite realizar una valoración<br />

objetiva del tratamiento médico o quirúrgico.<br />

La <strong>RM</strong> es una técnica de imagen que permite analizar la morfología<br />

del corazón, de los grandes vasos y de las estructuras mediastínicas<br />

adyacentes, y analizar y cuantificar la función cardíaca global<br />

y regional de forma inocua, objetiva y reproducible.<br />

En este capítulo revisamos algunos de los conocimientos necesarios<br />

para realizar e interpretar los estudios de <strong>RM</strong> cardíaca que<br />

incluyen los aspectos técnicos básicos para la realización del estudio,<br />

los planos de adquisición de las secuencias, el análisis de la anatomía<br />

cardíaca y el análisis de la función cardíaca.<br />

ASPECTOS TÉCNICOS B ÁSI-<br />

COS PA RA<br />

LA REALIZ ACIÓN<br />

DE LOS ESTUDIOS<br />

Antenas o bobinas<br />

2<br />

Estudio cardíaco con <strong>RM</strong>:<br />

morfología y función<br />

Esther Rodríguez García y Rafaela Soler Fernández<br />

Los estudios de <strong>RM</strong> cardíaca pueden realizarse con la antena<br />

estándar del imán o con antenas de superficie. La antena del<br />

imán proporciona una señal más homogénea y con menos artefactos<br />

respiratorios que si se usan antenas de superficie, pero su<br />

resolución espacial será mucho menor; por eso, aunque los primeros<br />

estudios de <strong>RM</strong> cardíaca se realizaban con esta antena, en<br />

la actualidad su uso en estudios cardíacos es muy limitado.<br />

La utilización de antenas de superficie para realizar los estudios<br />

cardíacos mejora la relación señal/ruido y la resolución espacial de<br />

la imagen. En los estudios cardíacos de pacientes adultos se utilizan<br />

preferentemente las antenas acopladas en fase (phase array) de<br />

corazón o de cuerpo; si no se dispone de estas antenas se puede<br />

utilizar una receptora circular, que colocada en la zona precordial<br />

permite mejorar la resolución espacial, aunque con las limitaciones<br />

del campo de visión derivadas del tamaño de esta antena (habitualmente<br />

250 mm). Cuando se realizan estudios pediátricos la<br />

antena dependerá del tamaño del niño: siempre que sea posible<br />

colocar al niño en el interior de la antena de cuello se utilizará esa<br />

antena, en niños mayores de ese tamaño se utilizarán las antenas<br />

phase array.<br />

Movimiento cardíaco y respiratorio<br />

El corazón está moviéndose permanentemente, debido al movimiento<br />

del ciclo cardíaco y del ciclo respiratorio. Para obtener imágenes<br />

cardíacas nítidas es necesario realizar los estudios de <strong>RM</strong> con<br />

sistemas que permitan minimizar o eliminar el efecto de estos movimientos<br />

fisiológicos.<br />

La sincronización entre el electrocardiograma (ECG) y la secuencia<br />

de <strong>RM</strong> provocará el efecto de «parar» el corazón, lo que nos<br />

permitirá obtener imágenes nítidas en el instante del ciclo cardíaco<br />

que nos interese según la patología que se esté estudiando.<br />

Para sincronizar el corazón con la secuencia es necesario obtener<br />

una buena señal del ECG a través de unos electrodos que colocaremos<br />

en el tórax. En ocasiones la sincronización con el EC G<br />

puede ser imposible por las interferencias que se generan entre los<br />

procesos físicos <strong>cardiovascular</strong>es, el campo magnético y los gradientes.<br />

En estos casos se puede sincronizar el latido cardíaco a través<br />

de un sensor periférico de pulso, que colocado en un dedo<br />

registrará la sístole y diástole y que, aunque nunca es tan preciso<br />

como la sincronización ECG, puede permitir realizar un estudio<br />

con calidad diagnóstica.<br />

Para contrarrestar el efecto del movimiento respiratorio existen<br />

dos posibilidades: realizar los estudios en apnea o realizarlos<br />

con sincronización respiratoria. Lo más frecuente en la actualidad<br />

es realizar los estudios en apnea; todas las secuencias en apnea<br />

deberán obtenerse en la misma fase del ciclo respiratorio, inspiración<br />

o espiración, si bien en nuestra experiencia la espiración es


1 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

más reproducible y siempre hacemos los estudios en esa fase respiratoria.<br />

Las secuencias que por su duración no son posibles<br />

hacer en apnea se harán con sincronización respiratoria, en estas<br />

secuencias la señal de <strong>RM</strong> sólo se obtendrá en determinada fase<br />

del ciclo respiratorio y como consecuencia disminuirán los artefactos<br />

respiratorios pero se prolongará el tiempo de adquisición<br />

de la secuencia.<br />

Secuencias<br />

Los dos grupos de secuencias básicas habitualmente utilizadas<br />

en la <strong>RM</strong> cardíaca son las secuencias espín-eco o de «sangre negra»<br />

y las secuencias eco de gradiente o de «sangre blanca». Desde la<br />

descripción de la aplicación de estos tipos secuencias a la <strong>RM</strong> cardíaca,<br />

se han ido produciendo sucesivos desarrollos técnicos que<br />

han permitido obtener la información de forma más rápida y con<br />

mayor resolución temporal y espacial. Como ocurre con otras áreas<br />

de la <strong>RM</strong>, secuencias similares reciben diferentes nombres, muchos<br />

de ellos acrónimos acuñados por las diferentes casas comerciales<br />

(Tabla 2.1), que aparentemente hacen más compleja, de lo que es<br />

en la práctica, la programación y el diseño de los protocolos de<br />

estudio.<br />

Las secuencias espín-eco convencionales, turbo o fast espíneco,<br />

o con doble pulso de inversión generan imágenes de «sangre<br />

negra» (Fig. 2.1 a), debido al efecto del tiempo de tránsito de la<br />

sangre en movimiento por el plano de corte. Las secuencias espíneco<br />

potenciadas en T1 (SE-T1) se utilizan fundamentalmente para<br />

obtener información anatómica y, junto con las imágenes espín-eco<br />

potenciadas en densidad protónica (SE-DP) y T2 (SE-T2), son útiles<br />

para la caracterización tisular de las estructuras cardíacas y de<br />

las masas. En estas secuencias pueden aparecer señales intra<strong>cardiovascular</strong>es<br />

que corresponden a artefactos por flujo lento o turbulento<br />

y que pueden limitar la interpretación del estudio. Existen<br />

algunos recursos que pueden utilizarse para disminuir estos artefactos<br />

intra<strong>cardiovascular</strong>es por flujo lento, consisten en aplicar bandas<br />

de presaturación por encima y por debajo del área anatómica<br />

que se va a estudiar, disminuir el grosor de corte, utilizar pulsos de<br />

presaturación o aplicar doble pulso de inversión 1 .<br />

Las secuencias eco de gradiente convencionales y sus múltiples<br />

variantes generan imágenes de «sangre brillante» aprovechando el<br />

realce de la señal de la sangre en movimiento, que contrasta con<br />

la pérdida de señal por saturación de los tejidos estacionarios (Fig.<br />

2.1 b). En estas secuencias la hiperseñal intra<strong>cardiovascular</strong> será<br />

mayor si la dirección del flujo es perpendicular al plano en que se<br />

está obteniendo la secuencia, pero además hay algunos recursos<br />

técnicos que pueden utilizarse para aumentar el efecto de «sangre<br />

brillante», como la disminución del grosor de corte, el ajuste de la<br />

relación entre el tiempo de repetición (TR) y el ángulo de inclinación<br />

(TR corto entre 30 y 60 ms y ángulo intermedio, entre 30 y<br />

60º) y el uso de técnicas de compensación de flujo.<br />

La característica fundamental de las secuencias eco de gradiente<br />

es su elevada resolución temporal, que permite adquirir una imagen<br />

a intervalos de 20-40 ms durante el ciclo cardíaco en casi todos<br />

los equipos actuales. De esta manera se puede adquirir en una<br />

apnea un conjunto de imágenes de múltiples fases del ciclo cardíaco<br />

en uno o más cortes que podremos ver en modo cine-<strong>RM</strong> 2 .<br />

Recientemente se han desarrollado secuencias muy rápidas, capaces<br />

en pocos milisegundos de obtener imágenes en tiempo real de<br />

«sangre brillante» sin la necesidad de sincronismo cardíaco 3, 4 . Estas<br />

secuencias eco de gradiente se utilizan fundamentalmente para analizar<br />

y cuantificar la función cardíaca global y regional, el flujo intravascular<br />

y la motilidad valvular.<br />

Otras secuencias eco de gradiente de gran aplicación en los<br />

estudios cardíacos son las secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación de<br />

la velocidad, las secuencias de perfusión del miocardio, los marcajes<br />

del miocardio y la angiografía tridimensional con inyección intravenosa<br />

de quelatos de gadolinio.<br />

Las secuencias eco de gradiente con codificación de la velocidad<br />

se basan en que los protones que se mueven a lo largo de un campo<br />

magnético cambian la dirección de la fase de forma proporcional a<br />

la velocidad y a la intensidad del gradiente y producen una señal hiperintensa<br />

o hipointensa según la dirección del flujo. Con esta técnica<br />

se puede obtener información separada de la magnitud de la señal<br />

y de la fase (Fig. 2.2). Mediante sistemas matemáticos de postprocesado<br />

se extrae la información de las imágenes de fase y se obtienen<br />

curvas de velocidad/tiempo o de flujo/tiempo que se utilizan<br />

para cuantificar la velocidad del flujo y los gradientes de presión en<br />

los vasos o en los conductos de derivaciones quirúrgicas 5 . Para<br />

cuantificar el flujo con esta técnica es necesario que el plano de<br />

imagen sea perpendicular o paralelo al vaso o a la estructura que<br />

se está estudiando, seleccionar la codificación del flujo en la dirección<br />

del flujo sanguíneo y ajustar la velocidad codificada a la velocidad<br />

de la sangre en la zona que se está estudiando. Antes de realizar<br />

el postprocesado de los datos es necesario revisar las imágenes<br />

para detectar posibles artefactos, ya que si la velocidad seleccionada<br />

es menor que la velocidad pico en el vaso de interés, se produce<br />

un artefacto habitualmente denominado envolvimiento o<br />

aliasing. Este artefacto de envolvimiento se puede reconocer en<br />

las imágenes de fase como una intensidad de señal inversa a la<br />

esperada. Si se detecta envolvimiento en las imágenes de fase,<br />

debe repetirse la secuencia añadiendo a la velocidad codificada un<br />

TABLA 2.1<br />

Acrónimos de algunas de las secuencias o técnicas utilizadas en estudios de <strong>RM</strong><br />

por diferentes pautas comerciales<br />

Philips G eneral Electric Siemens Picker<br />

Espín eco SE SE SE SE<br />

SE TSE SEF TSE FA ME<br />

Sigle Shot TSE HASTE<br />

Eco de gradiente FFE GRASS FISP FAST-II<br />

EG TFE SPGR FLASH T1-FAST<br />

SSFP PSIF CE-FAST<br />

Balanced FFE Fiesta True FISP<br />

Bandas de presaturación REST SAT PreSAT PreSAT<br />

Supresión espectral de la grasa SPIR C HEMSTAT FATSAT FATSAT


a b<br />

10% de la velocidad pico más alta detectada o una media estándar<br />

de 30 cm/s 6 .<br />

Para calcular las curvas de velocidad/tiempo o de flujo/tiempo<br />

se necesita un programa de postprocesado que permite dibujar un<br />

contorno (ROI) dentro del vaso de interés y copiarlo automáticamente<br />

desde las imágenes de magnitud a las imágenes de fase. La<br />

forma y posición del ROI debe revisarse y adaptarse en cada imagen<br />

para que permanezca siempre dentro del vaso que se está<br />

estudiando, ya que la posición de las estructuras <strong>cardiovascular</strong>es<br />

cambia en las diversas fases del ciclo cardíaco. Además, para evitar<br />

valores de velocidad arbitrarios procedentes de los tejidos adyacentes<br />

y para que los resultados sean más precisos, el ROI dibujado<br />

dentro del vaso debe ser pequeño 7 .<br />

Un inconveniente común a todas las técnicas de imagen es la<br />

falta de medidas estándar en la cuantificación del flujo sanguíneo en<br />

vivo. Aunque los resultados de la cuantificación de la velocidad en<br />

grandes vasos utilizando secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación de la<br />

velocidad son inferiores a los obtenidos con Eco Doppler 8 , se ha<br />

descrito que la Eco Doppler tiende a sobrestimar en un 25% las<br />

velocidades medias en los grandes vasos al asumir una velocidad<br />

constante en todo el área del vaso 9 .<br />

El principio de las medidas cuantitativas de contraste de fase no<br />

se limita a la cuantificación del flujo sanguíneo sino que puede apli-<br />

ESTUDIO C ARDÍAC O C O N <strong>RM</strong>: MO RFO LO G ÍA Y FUN C IÓ N 1 3<br />

Figura 2.1. Imágenes espín-eco axial («sangre negra») (a) y eco de gradiente cuatro cámaras («sangre blanca»). La sangre en movimiento dentro<br />

de las cámaras cardíacas y de la aorta se ve como un vacío de señal en la imagen espín-eco y es hiperintensa en la imagen eco de gradiente.<br />

a b<br />

Figura 2.2. (a, b). Secuencia eco de gradiente con codificación de la velocidad. La imagen de magnitud (a) es una imagen de «sangre brillante»<br />

que se utiliza para la identificación anatómica. En la imagen de fase (b), la señal hiperintensa o hipointensa indica que el flujo se acerca<br />

o se aleja del plano de adquisición de la secuencia.<br />

carse a cualquier movimiento. Se han realizado estudios aislados<br />

de cine-<strong>RM</strong> con contraste de fase para analizar el movimiento del<br />

miocardio con resultados prometedores 10, 11 .<br />

Las técnicas de perfusión de primer paso (Fig. 2.3) utilizan<br />

secuencias eco de gradiente ultrarrápidas con alta resolución temporal<br />

y máxima relación señal/ruido que aprovechan la llegada del<br />

bolo de contraste intravenoso para analizar la perfusión del miocardio<br />

en reposo o tras estrés farmacológico 12 . El análisis de la perfusión<br />

puede realizarse cualitativamente o cuantitativamente mediante<br />

programas de postprocesado 13 . La utilización de estas secuencias<br />

no se ha generalizado en la práctica clínica porque todavía no existe<br />

consenso sobre cuáles son los mejores protocolos que se deben<br />

utilizar ni cuáles son las dosis de contraste o las pautas de inyección<br />

óptimas, y por el aún escaso desarrollo y difusión de los programas<br />

de análisis de las imágenes.<br />

Las imágenes de miocardio negro se obtienen con secuencias<br />

eco de gradiente a las que se le aplica un pulso de inversión previo<br />

que anula la señal normal del miocardio; de este modo el miocardio<br />

normal hipointenso contrasta con las áreas hiperintensas de<br />

realce tardío por trastorno del «lavado» del contraste (Fig. 2.4). Las<br />

imágenes de perfusión tardía, combinadas con las imágenes de perfusión<br />

de primer paso, pueden utilizarse para analizar la viabilidad<br />

del miocardio tras un infarto agudo 14 .


1 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figura 2.3. <strong>Imagen</strong> de máximo realce del miocardio en plano eje corto<br />

obtenida tras la inyección iv en bolo de contraste de gadolinio utilizando<br />

una secuencia eco de gradiente ultrarrápida durante una apnea.<br />

Figura 2.4. <strong>Imagen</strong> eco de gradiente T1 con pulso de inversión previo<br />

para anular el miocardio en plano eje corto. Hiperintensidad transmural<br />

en el territorio de la arteria descendente anterior izquierda (puntas<br />

de flecha) en un paciente con infarto agudo de miocardio.<br />

La técnica de marcaje del miocardio consiste en aplicar pulsos<br />

de presaturación que se proyectan sobre el miocardio como líneas<br />

o rejillas negras (Fig. 2.5) y sirven para analizar subjetivamente y<br />

cuantificar objetivamente, mediante técnicas de postprocesado, el<br />

movimiento complejo de rotación, traslación y deformación del<br />

corazón durante cada ciclo cardíaco 15, 16 .<br />

La angiografía por <strong>RM</strong> tridimensional (angio-<strong>RM</strong> 3D) con inyección<br />

intravenosa de quelatos de gadolinio es una secuencia eco de<br />

gradiente rápida, que adquiere imágenes volumétricas sincronizadas<br />

con la inyección intravenosa de contraste, con elevada resolución<br />

y campos de visión amplios durante una apnea, sin necesidad<br />

de sincronización electrocardiográfica 17 . El postprocesado de las<br />

Figura 2.5. <strong>Imagen</strong> en plano eje corto obtenida aplicando pulsos<br />

de presaturación que se proyectan sobre el miocardio en forma<br />

de rejilla.<br />

imágenes adquiridas permite la visualización angiográfica de las imágenes<br />

en cualquier plano del espacio. La angio-<strong>RM</strong> 3D post-contraste<br />

es útil para valorar la luz y el contorno de los vasos (Fig. 2.6 a),<br />

la anatomía vascular compleja en las cardiopatías congénitas, la relación<br />

con vasos pequeños y el calibre y permeabilidad de las derivaciones<br />

postquirúrgicas (Fig. 2.6 b y c).<br />

PLANOS DE ESTUDIO<br />

La <strong>RM</strong> cardíaca es capaz de obtener imágenes del corazón en<br />

cualquier plano del espacio. Los dos grupos de planos habitualmente<br />

utilizados para planificar un estudio cardíaco son los planos<br />

ortogonales y los planos intrínsecos. La selección de los planos<br />

del estudio depende de la sospecha clínica.<br />

Planos ortogonales<br />

Los planos ortogonales se orientan sobre los ejes anatómicos<br />

de la caja torácica (axial, coronal y sagital) y son útiles para establecer<br />

las relaciones anatómicas del corazón con el resto de las estructuras<br />

torácicas, analizar la relación de las cámaras cardíacas y los<br />

vasos mediastínicos en las cardiopatías congénitas, estudiar la patología<br />

del pericardio y para la caracterización y extensión de las masas<br />

cardíacas primarias y extracardíacas.<br />

El plano axial se programa sobre un plano coronal y uno sagital<br />

y debe incluir desde la base del corazón hasta el diafragma; es<br />

un plano muy útil para analizar la morfología y las relaciones de las<br />

cámaras cardíacas y el pericardio. El plano coronal se programa<br />

sobre un plano axial y uno sagital; en este plano se analiza mejor el<br />

tracto de salida del ventrículo izquierdo, la aurícula izquierda y las<br />

venas y arterias pulmonares. El plano sagital se programa sobre un<br />

plano axial y uno coronal; es un plano útil para estudiar las conexiones<br />

entre los ventrículos y los grandes vasos, y el tracto de salida<br />

del ventrículo derecho. Los planos sagitales oblicuos se utilizan


a b c<br />

para definir la anatomía de la aorta torácica y se obtienen programando<br />

sobre una imagen axial un plano que se extienda desde la<br />

aorta torácica ascendente a la descendente (Fig. 2.7).<br />

Planos intrínsecos<br />

Los planos intrínsecos se programan teniendo en cuenta la dirección<br />

de las estructuras cardíacas. Son de elección para cuantificar el<br />

grosor del miocardio, las dimensiones de las cámaras cardíacas, la función<br />

cardíaca global y regional y para el estudio de las valvulopatías.<br />

Para facilitar la comunicación entre las diferentes técnicas de<br />

imagen cardíaca y unificar criterios, la Sociedad Americana de Cardiología<br />

ha publicado recientemente unas guías de recomendación<br />

sobre la nomenclatura de los planos cardíacos intrínsecos, número,<br />

localización y nomenclatura de los segmentos del miocardio,<br />

asignando cada segmento al territorio específico de las arterias coronarias<br />

18 .<br />

Se denomina eje largo del ventrículo izquierdo al plano que se<br />

extiende desde la punta hasta la base del ventrículo, éste puede ser<br />

horizontal o vertical según sea perpendicular o paralelo al septo<br />

interventricular.<br />

a b<br />

ESTUDIO C ARDÍAC O C O N <strong>RM</strong>: MO RFO LO G ÍA Y FUN C IÓ N 1 5<br />

Figura 2.6. (a-c). Angio-<strong>RM</strong> 3D con inyección iv de gadolinio. a) <strong>Imagen</strong> angiográfica de un<br />

paciente con drenaje anómalo de las venas pulmonares del lóbulo superior izquierdo en el tronco<br />

venoso braquiocefálico (flecha). b) Reconstrucción MIP coronal de un paciente con hipolasia<br />

de una arteria pulmonar interlobar (flechas). c) La imagen de superficie sombreada del mismo<br />

paciente demuestra la permeabilidad de la fístula quirúrgica (operación de Glenn) entre la vena<br />

cava superior y la arteria pulmonar derecha.<br />

El eje largo horizontal del ventrículo izquierdo, también llamado<br />

tres cámaras, se obtiene angulando sobre una imagen coronal<br />

un plano desde la punta del ventrículo izquierdo hasta el punto<br />

medio de la válvula aórtica (Fig. 2.8 a). En el eje largo horizontal<br />

puede analizarse la aurícula izquierda, la válvula mitral, el tracto de<br />

entrada del ventrículo izquierdo, las paredes septal, lateral y apical<br />

del ventrículo izquierdo, el tracto de salida del ventrículo izquierdo<br />

y la válvula y la raíz aórticas (Fig. 2.8 b).<br />

El plano eje largo vertical puede adquirirse en dos direcciones,<br />

según se pretenda analizar el ventrículo izquierdo con su tracto de<br />

entrada (dos cámaras aurícula izquierda-ventrículo izquierdo) o el<br />

ventrículo izquierdo con su tracto de salida (eje largo vertical-tracto<br />

de salida del ventrículo izquierdo). El plano dos cámaras aurícula<br />

izquierda-ventrículo izquierdo se programa angulando sobre un<br />

eje largo horizontal un plano coronal que pase por la punta del ventrículo<br />

izquierdo y por el punto medio de la válvula mitral (Fig. 2.9 a).<br />

En este plano puede analizarse la aurícula izquierda, la válvula mitral<br />

y la pared superior e inferior del ventrículo izquierdo (Fig. 2.9 b).<br />

De forma similar, se puede obtener un plano dos cámaras aurícula<br />

derecha (aurícula derecha-ventrículo derecho), angulando sobre<br />

una imagen axial un plano coronal que pase por la punta del ven-<br />

Figura 2.7. (a, b).<br />

Angulación sobre<br />

una imagen axial<br />

(a) para obtener un<br />

plano sagital oblicuo<br />

anterior izquierdo<br />

de la aorta torácica<br />

(b).


1 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

Figura 2.8. (a, b). Angulación simple sobre una imagen coronal (a) para obtener un eje largo horizontal del ventrículo izquierdo (b).<br />

a b<br />

Figura 2.9. (a, b). Angulación simple sobre una imagen en eje largo horizontal (a) para obtener un plano eje largo vertical o tracto de entrada<br />

del ventrículo izquierdo (dos cámaras aurícula izquierda-ventrículo izquierdo).<br />

trículo derecho y por el punto medio de la válvula tricúspide. El<br />

plano eje largo vertical o tracto de salida del ventrículo izquierdo<br />

se obtiene angulando sobre un eje largo horizontal un plano coronal<br />

que pase por el punto medio de la válvula aórtica (Fig. 2.10 a).<br />

En este plano se puede analizar el ventrículo izquierdo, la válvula<br />

aórtica y la aorta ascendente (Fig. 2.10 b).<br />

El plano eje corto muestra el ventrículo izquierdo de frente,<br />

perpendicular a su eje largo (Fig. 2.11 a). Para obtener el plano eje<br />

corto del ventrículo izquierdo es necesario realizar una doble angulación.<br />

Se puede programar sobre un plano axial y un plano coronal,<br />

de modo que el eje corto será estrictamente perpendicular al<br />

septo interventricular y perpendicular al eje largo del ventrículo<br />

izquierdo o se puede programar sobre un cuatro cámaras y un eje<br />

largo vertical de forma que sobre el cuatro cámaras será perpendicular<br />

al septo (y el corte superior pasará por la zona atrio-ventricular)<br />

y sobre el eje largo vertical será perpendicular al eje mayor<br />

del ventrículo izquierdo. Los cortes de la secuencia eje corto incluirán<br />

desde la base hasta la punta del ventrículo (Fig. 2.11b y c). El<br />

plano eje corto es el más utilizado para cuantificar la función cardíaca.<br />

El plano cuatro cámaras permite, como su nombre indica, analizar<br />

ambas aurículas, ambos ventrículos y las válvulas mitral y tricúspide<br />

(Fig. 2.12 a). El método habitualmente utilizado para obtener<br />

una imagen en cuatro cámaras consiste en angular sobre un eje<br />

largo vertical dos cámaras aurícula izquierda-ventrículo izquierdo<br />

un plano que pase desde la punta del ventrículo izquierdo hasta el<br />

punto medio de la válvula mitral; posteriormente se desplaza este<br />

plano hasta la base de implantación de la valva posterior de la mitral<br />

y se inclina sobre un eje corto, de manera que pase por el músculo<br />

papilar posterior del ventrículo izquierdo y la punta del ventrículo<br />

derecho (Fig. 2.12 b y c).<br />

ANÁLISIS DE LA<br />

MORFOLOGÍ A CA RDÍ ACA<br />

El valor de la <strong>RM</strong> para el análisis de la morfología <strong>cardiovascular</strong><br />

ha sido ampliamente reconocido. Las estructuras cardíacas<br />

que pueden identificarse en la mayoría de los equipos de <strong>RM</strong> disponibles<br />

para uso clínico son las aurículas, los ventrículos, el peri-


a b<br />

cardio, el origen de las arterias coronarias y, en ocasiones, las válvulas<br />

cardíacas normales.<br />

La aurícula derecha se identifica fácilmente por su característico<br />

apéndice triangular ancho. Este apéndice u orejuela posee una<br />

conexión amplia con la cámara principal y contiene un puente<br />

muscular prominente, denominado crista terminalis, que se extiende<br />

a lo largo de la parte posterior de la aurícula derecha entre el<br />

orificio de la vena cava superior e inferior. La crista terminalis marca<br />

la división embriológica entre la parte de la aurícula derecha que<br />

deriva del seno venoso y la parte que deriva de la aurícula embrio-<br />

ESTUDIO C ARDÍAC O C O N <strong>RM</strong>: MO RFO LO G ÍA Y FUN C IÓ N 1 7<br />

Figura 2.10. (a, b). Angulación simple sobre una imagen coronal (a) para obtener un plano eje largo vertical o tracto de salida del ventrículo<br />

izquierdo (b).<br />

a b c<br />

Figura 2.11. (a-c). Plano eje corto (a) obtenido por medio de una doble angulación perpendicular al septo interventricular sobre un plano axial<br />

(b) y un plano coronal (c).<br />

a b c<br />

Figura 2.12. (a-c). Plano cuatro cámaras (a) programado con una doble angulación sobre un eje largo vertical dos cámaras aurícula izquierda-ventrículo<br />

izquierdo (b) y un eje corto (c).<br />

lógica. En las imágenes de <strong>RM</strong> en planos axial o cuatro cámaras la<br />

crista terminalis puede simular un nódulo o pseudomasa de tamaño<br />

variable localizado en la parte posterior de la pared auricular<br />

(Fig. 2.13) 19 . El septo interauricular constituye la pared posterior de<br />

la aurícula derecha y se ve en <strong>RM</strong> como una línea delgada que separa<br />

las dos aurículas, sin embargo, en la zona del agujero oval el septo<br />

interauricular es muy fino y puede incluso no verse con los equipos<br />

actuales de <strong>RM</strong>. Las venas cavas superior e inferior y su conexión<br />

con la aurícula derecha se ven bien con <strong>RM</strong> en cualquier plano.<br />

La vena cava inferior desemboca en la aurícula derecha a través de


1 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figura 2.13. <strong>Imagen</strong> SE-T1 axial. Prominencia de la crista terminalis<br />

en la pared posterior de la aurícula derecha (punta de flecha).<br />

la válvula de Eustaquio, que carece de importancia funcional en el<br />

adulto y con frecuencia está multiperforada formando un «encaje»<br />

o red de Chiari. El seno coronario desemboca en la aurícula derecha<br />

a través de la válvula de Tebesio o válvula del seno coronario;<br />

ambas válvulas pueden identificarse en ocasiones en las imágenes<br />

axiales de <strong>RM</strong> y diferenciarse de trombos o tumores 19, 20 .<br />

La aurícula izquierda forma gran parte de la superficie dorsal y<br />

basal del corazón, es más pequeña que la derecha y tiene una pared<br />

más gruesa. El apéndice de la aurícula izquierda (orejuela izquierda)<br />

se ve en <strong>RM</strong> en planos axiales o cuatro cámaras como una<br />

estructura tubular larga que posee una conexión estrecha con la<br />

cámara principal y tiene una superficie interna rugosa formada por<br />

los músculos pectíneos. Los planos eje largo horizontal (Fig. 2.8 b),<br />

eje largo vertical (Fig. 2.10 b) y cuatro cámaras (Fig. 2.12 a) son útiles<br />

para analizar la aurícula izquierda.<br />

El ventrículo derecho constituye la mayor parte de la superficie<br />

anterior del corazón y posee unas estructuras trabeculadas muy prominentes<br />

que van desde la porción apical del septo interventricular<br />

hasta la pared libre anterior. Las dos estructuras más importantes<br />

que ayudan a identificar el ventrículo derecho son la banda moderadora<br />

y el tracto de salida o infundíbulo. La banda moderadora es<br />

una de las estructuras trabeculadas más gruesa, se localiza en la parte<br />

central o apical del ventrículo y atraviesa la cavidad ventricular desde<br />

la base del músculo papilar anterior hasta el septo interventricular.<br />

El infundíbulo o tracto de salida del ventrículo derecho está poco<br />

trabeculado y separa la válvula tricúspide de la válvula pulmonar. Los<br />

planos cuatro cámaras (Fig. 2.12 a) y el eje largo vertical dos cámaras<br />

aurícula derecha-ventrículo derecho (Fig. 2.10 b) son útiles para<br />

analizar la válvula tricúspide, el tracto de salida y la pared libre del<br />

ventrículo derecho. En el plano sagital puede analizarse el tracto de<br />

salida del ventrículo derecho y la válvula pulmonar.<br />

El ventrículo izquierdo tiene forma de elipse de base truncada<br />

constituida por el plano valvular mitral y aórtico. La luz del ventrículo<br />

izquierdo tiene unas trabéculas más finas que las del ventrículo<br />

derecho y dos músculos papilares, anterior y posterior, en<br />

los que se insertan las cuerdas tendinosas de las dos hojas de la válvula<br />

mitral, la cúspide anterior (de mayor tamaño) y la cúspide posterior.<br />

El septo interventricular está formado por una pequeña parte<br />

superior membranosa muy fina, situada inmediatamente por debajo<br />

de las cúspides derecha y posterior de la válvula aórtica y por<br />

una parte inferior de tejido muscular. Los mejores planos para analizar<br />

el ventrículo izquierdo son el eje largo horizontal, el eje largo<br />

vertical y el eje corto (Figs. 2.9 b, 2.10 b, 2.11a).<br />

Figura 2.14. La imagen axial SE-T1 muestra el receso pericárdico<br />

superior adyacente a la aorta torácica ascendente (puntas de flecha).<br />

El pericardio es una membrana formada por una banda serosa<br />

visceral y una banda fibrosa parietal que envuelve al corazón y<br />

a los grandes vasos. El pericardio fibroso normal se identifica en<br />

<strong>RM</strong> como una línea fina hipointensa rodeada por la grasa mediastínica<br />

y epicárdica. El pericardio normalmente se extiende por encima<br />

de la aorta ascendente, formando el receso pericárdico superior<br />

(Fig. 2.14), que en ocasiones, cuando se llena de líquido, puede<br />

simular una disección de aorta.<br />

ANÁLISIS DE LA FUNCIÓN<br />

CA RDÍ ACA<br />

El análisis de la función cardíaca es imprescindible para el manejo<br />

correcto de las enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es. Conocer<br />

el tamaño y el volumen de las cámaras cardíacas, la función<br />

global y regional, la masa del miocardio, si el flujo sanguíneo y la<br />

perfusión del miocardio son normales y si existe evidencia de alguna<br />

lesión es necesario para el diagnóstico, el pronóstico y el seguimiento<br />

de las enfermedades cardíacas. La <strong>RM</strong> es capaz de responder<br />

en un solo estudio a todas estas cuestiones mediante la<br />

combinación de una serie de secuencias dinámicas en diferentes<br />

planos.<br />

Para realizar una valoración funcional del corazón es necesario<br />

reconocer la fase del ciclo cardíaco que estamos observando y definir<br />

la fase diastólica y sistólica del ciclo cardíaco. La imagen diastólica<br />

es la obtenida inmediatamente antes del cierre de las válvulas<br />

aurículo-ventriculares, que corresponde al momento de máximo<br />

volumen ventricular y que en las secuencias cine-<strong>RM</strong> suele corresponder<br />

a la primera imagen de la serie si la sincronización ECG es<br />

correcta. La imagen telesistólica es la inmediatamente anterior a la<br />

apertura de la válvula mitral en la que la luz del ventrículo es más<br />

pequeña.<br />

Tamaño de las cavidades<br />

El tamaño de las cámaras es uno de los parámetros utilizados<br />

para el análisis por imagen del corazón y la cuantificación de muchas<br />

situaciones patológicas.<br />

Con <strong>RM</strong> se pueden medir los tres diámetros de cada cámara,<br />

sin embargo, en la práctica clínica lo más útil es realizar las medi-


das del mismo modo que en la ecografía. Suele medirse el diámetro<br />

antero-posterior mayor de las cámaras en diástole y en<br />

sístole utilizando una secuencia cine-<strong>RM</strong>. La aurícula derecha se<br />

debe medir en el plano axial o cuatro cámaras desde el tercio<br />

medio del septo interauricular hasta el tercio medio de la pared<br />

libre (Fig. 2.15). El ventrículo derecho se mide desde el septo<br />

interventricular hasta la región subvalvular de la pared libre, en el<br />

plano axial o en el plano cuatro cámaras (Fig. 2.16). La aurícula<br />

izquierda debe medirse desde el septo interauricular hasta la pared<br />

posterior (Fig. 2.15). Del ventrículo izquierdo se mide el diámetro<br />

antero-posterior (Fig. 2.16), que es igual al cráneo-caudal si<br />

la morfología del ventrículo izquierdo es normal, y el eje largo del<br />

ventrículo izquierdo desde el plano valvular mitral hasta el ápex<br />

(Fig. 2.17).<br />

La correlación entre las medidas obtenidas con <strong>RM</strong> y las obtenidas<br />

con ecocardiografía de las cámaras cardíacas es excelente,<br />

siempre que se midan de la misma forma y utilizando los mismos<br />

puntos de referencia 21, 22 .<br />

Figura 2.15. Cine-<strong>RM</strong> cuatro cámaras. Diámetro antero-posterior<br />

mayor de la aurícula derecha e izquierda en diástole auricular.<br />

Figura 2.16. Cine-<strong>RM</strong> cuatro cámaras. Diámetro antero-posterior<br />

de los ventrículos derecho e izquierdo en diástole.<br />

ESTUDIO C ARDÍAC O C O N <strong>RM</strong>: MO RFO LO G ÍA Y FUN C IÓ N 1 9<br />

Figura 2.17. Cine-<strong>RM</strong> dos cámaras aurícula izquierda-ventrículo<br />

izquierdo. Eje largo del ventrículo izquierdo.<br />

Grosor del miocardio<br />

La <strong>RM</strong> es la técnica de imagen que permite medir con mayor<br />

exactitud y objetividad el grosor del miocardio en todos los segmentos.<br />

Estudios comparativos entre ecocardiografía y <strong>RM</strong> han<br />

demostrado que la ecocardiografía, incluso en pacientes con buena<br />

ventana acústica, tiene limitaciones para analizar la pared anterior,<br />

inferior y el ápex del ventrículo izquierdo 23 . Esta limitación de la<br />

ecocardiografía tiene especial importancia en aquellos casos en los<br />

que la afectación del miocardio es focal o segmentaria, en donde<br />

las medidas de los segmentos basales pueden no ser representativas<br />

del conjunto del miocardio.<br />

La secuencia de elección para medir el grosor del miocardio es<br />

la cine-<strong>RM</strong> en plano eje corto del ventrículo izquierdo para los segmentos<br />

basales y apicales y en plano eje largo horizontal o eje largo<br />

vertical del ventrículo izquierdo para el ápex puro. El grosor del<br />

miocardio se debe medir en fase diastólica y sistólica en planos<br />

estrictamente perpendiculares a la pared del miocardio que se está<br />

analizando.<br />

El grosor del miocardio en diástole, medido por <strong>RM</strong> en sujetos<br />

adultos normales, oscila entre 10 y 12 mm en el ventrículo<br />

izquierdo y es menor de 6 mm en el ventrículo derecho 24 .<br />

Masa del miocardio<br />

La cuantificación de la masa miocárdica es un parámetro muy<br />

importante del estado morfológico y funcional del corazón. La hipertrofia<br />

miocárdica puede producirse como expresión de algunas<br />

enfermedades miocárdicas o como mecanismo cardíaco de adaptación<br />

al aumento de las resistencias o de las sobrecargas de volumen<br />

y la masa del ventrículo izquierdo es uno de los determinantes<br />

de la distensibilidad del ventrículo, de modo que un incremento<br />

en la masa ventricular implica con frecuencia disfunción diastólica.<br />

La determinación de la masa miocárdica, en consecuencia, es importante<br />

en diversas situaciones clínicas, fundamentalmente en miocardiopatías,<br />

hipertensión arterial y enfermedad valvular.<br />

La ecocardiografía, la ventriculografía y la gammagrafía isotópica<br />

suelen medir la masa miocárdica en la práctica clínica mediante<br />

una serie de fórmulas matemáticas que parten de la hipótesis de<br />

que el ventrículo izquierdo tiene una forma elíptica de base trun-


2 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

cada, cuya pared es de un grosor homogéneo. Estos métodos son<br />

indirectos e inexactos, fundamentalmente cuando se estudian pacientes<br />

con patología que deforma el ventrículo izquierdo o que altera<br />

el grosor del miocardio de forma heterogénea y tampoco permiten<br />

cuantificar la masa miocárdica del ventrículo derecho, cuya forma<br />

no se adapta a ninguna figura geométrica. La <strong>RM</strong> permite medir la<br />

masa miocárdica con los mismos métodos indirectos que la ecocardiografía,<br />

pero además permite cuantificar de forma directa y<br />

reproducible la masa miocárdica de ambos ventrículos.<br />

Para medir la masa miocárdica con el método indirecto se selecciona<br />

una imagen basal diastólica de la secuencia cine-<strong>RM</strong> en plano<br />

eje corto del ventrículo izquierdo y se mide el grosor del tabique<br />

interventricular (TIV) y de la pared posterior (PPVI) y el diámetro<br />

del ventrículo izquierdo desde el septo interventricular hasta la pared<br />

libre (D DVI), de acuerdo con las guías de recomendación de la<br />

Sociedad Americana de Ecocardiografía 25 . A partir de estas medidas<br />

se calcula la masa por el denominado método de Penn 26 , que<br />

aplica la fórmula: masa del ventrículo izquierdo (g) = 1,04 x [(TIV<br />

+ D DVI + PPVI) 3 – D DVI 3 ] - 13,6 o mediante la fórmula: masa<br />

del ventrículo izquierdo (g) = 0,80 x [(TIV + D DVI + PPVI) 3 –<br />

DDVI 3 ] + 0,6 27 .<br />

Para calcular la masa del ventrículo izquierdo por el método<br />

directo en <strong>RM</strong> es necesario obtener una secuencia multicorte-multifase<br />

en eje corto que incluya todo el ventrículo. En las imágenes<br />

de esta secuencia se delimita el borde endocárdico y epicárdico del<br />

miocardio desde la base hasta el ápex de ventrículo izquierdo. La<br />

delineación de los bordes puede realizarse de forma libre, dibujando<br />

manualmente, o semiautomática. Aunque es controvertido,<br />

suelen utilizarse las imágenes telediastólicas para delinear los bordes<br />

del miocardio. Una vez delineados los bordes se aplicará la<br />

regla de Simpson, que consiste en multiplicar la suma de las áreas<br />

del miocardio de cada sección por el grosor y el intervalo de corte,<br />

con lo que se obtiene el volumen del miocardio. La masa miocárdica<br />

es el volumen del miocardio multiplicado por una constante:<br />

la densidad específica del miocardio (1,05 g/cm 3 ) (Fig. 2.18). Aunque<br />

todavía no existe un consenso claro, la mayoría de los autores<br />

incluyen los músculos papilares y la trabeculación del endocardio<br />

en el cálculo de la masa y los excluyen del cálculo del volumen.<br />

Los estudios llevados a cabo utilizando secuencias convencionales<br />

eco de gradiente en modo cine-<strong>RM</strong> y aplicando el método<br />

directo han demostrado excelentes resultados 28, 29 con unas diferencias<br />

intra e interobservador menores que las obtenidas con ecocardiografía<br />

30 . En la actualidad, se considera a la <strong>RM</strong> como la técnica<br />

de referencia para el cálculo de la masa miocárdica 31 .<br />

La cuantificación de la masa del ventrículo derecho por ecocardiografía<br />

es muy limitada debido a que su posición retroesternal<br />

limita la visión ecográfica de la pared libre y a que la anatomía<br />

compleja del ventrículo derecho dificulta la aplicación de los métodos<br />

indirectos. La <strong>RM</strong> es la única técnica que puede medir con precisión<br />

y fiabilidad la masa del ventrículo derecho aplicando el método<br />

directo 32, 33 ; esta medición se realiza de forma similar al cálculo<br />

de la masa del ventrículo izquierdo, en diástole y plano eje corto,<br />

incluyendo la trabeculación del endocardio 34 .<br />

Los valores normales de la masa obtenidos aplicando el método<br />

directo en secuencias cine-<strong>RM</strong> convencionales oscilan entre 92,3<br />

y 190,4 g (media: 146 ± 23,1 g) en el ventrículo izquierdo 24, 35 y<br />

entre 23,3 y 26 g en el ventrículo derecho 36, 37 . Los valores de la<br />

masa del ventrículo izquierdo obtenidos utilizando las secuencias<br />

recientemente descritas, capaces en pocos milisegundos de obtener<br />

imágenes en tiempo real sin la necesidad de sincronismo cardíaco,<br />

son ligeramente inferiores a los descritos con las secuencias<br />

Figura 2.18.<br />

Cálculo de la masa<br />

del ventrículo<br />

izquierdo por el<br />

método tridimensional<br />

directo.<br />

Masa del ventrículo<br />

izquierdo<br />

(g) = 1,05 x<br />

(área 1 + área 2<br />

+ ….. área x) x<br />

grosor de corte x<br />

intervalo de corte.<br />

convencionales 4 .<br />

Aunque las diferencias<br />

entre los<br />

valores de la<br />

masa del ventrículo<br />

izquierdo<br />

obtenidos con las<br />

secuencias convencionales<br />

y las<br />

nuevas secuencias<br />

son estadísticamentesignificativos<br />

38 , probablemente<br />

sea necesario,<br />

desde el<br />

punto de vista<br />

práctico, definir el<br />

rango de valores<br />

normales para cada<br />

secuencia y tener<br />

en cuenta las<br />

diferencias cuando<br />

se comparan<br />

estudios realizados con diferentes técnicas, ya que es muy difícil<br />

que se puedan actualizar los equipos disponibles con la misma rapidez<br />

que se desarrollan las nuevas secuencias.<br />

Volúmenes ventriculares y función cardíaca<br />

global<br />

La cuantificación de los volúmenes diastólico y sistólico, volumen<br />

latido, fracción de eyección y el gasto cardíaco son índices<br />

importantes de la función cardíaca global. Conocer estos parámetros<br />

tiene una importancia fundamental para establecer un diagnóstico,<br />

y de ellos deriva en múltiples patologías cardíacas el pronóstico,<br />

las decisiones terapéuticas y la valoración del riesgo<br />

preoperatorio 39 .<br />

La función cardíaca global del ventrículo izquierdo puede cuantificarse<br />

por métodos indirectos, que no ofrecen ninguna ventaja<br />

sobre la ecocardiografía o por métodos tridimensionales directos,<br />

más precisos. El método área-longitud biplano es el método indirecto<br />

habitualmente utilizado en ecocardiografía y ventriculografía,<br />

se basa en la hipótesis de que el ventrículo izquierdo se parece<br />

a una forma geométrica elipsoide. Para calcular el volumen del<br />

ventrículo izquierdo por este método, es necesario seleccionar la<br />

imagen telediastólica y telesistólica de una secuencia cine-<strong>RM</strong> en


plano eje largo horizontal o plano oblicuo anterior derecho (similar<br />

a la de la ventriculografía), dibujar el borde endocárdico del ventrículo<br />

izquierdo en ambas fases del ciclo cardíaco y trazar el eje<br />

largo del ventrículo. Aplicando la fórmula y volumen del ventrículo<br />

izquierdo (ml) = 0,85 x [(área ventrículo izquierdo) 2 /eje largo<br />

ventrículo izquierdo], se obtiene el volumen telediastólico, telesistólico<br />

y latido y la fracción de eyección. Aunque se ha demostrado<br />

una correlación excelente en la cuantificación de los volúmenes<br />

y la fracción de eyección obtenidos mediante <strong>RM</strong> aplicando<br />

el método área-longitud y los valores obtenidos con ventriculografía<br />

y ecocardiografía 40, 41 , este método comparte con ambas técnicas<br />

las desventajas de asumir una forma geométrica del ventrículo.<br />

Es un método de cálculo fácil, rápido y preciso para<br />

cuantificar la función cardíaca global cuando el ventrículo conserva<br />

su forma geométrica normal, pero no debe utilizarse para calcular<br />

los volúmenes y la fracción de eyección en pacientes con patologías<br />

que deforman el ventrículo 42 .<br />

La mayor ventaja de la <strong>RM</strong>, sobre otras técnicas de imagen convencionales,<br />

es su capacidad de obtener imágenes tridimensionales.<br />

La cuantificación de la función cardíaca global puede obtenerse<br />

en <strong>RM</strong> por el método directo o tridimensional sin asumir una<br />

forma geométrica del ventrículo.<br />

Para calcular los volúmenes y la fracción de eyección del ventrículo<br />

izquierdo aplicando el método directo, es necesario obtener<br />

una secuencia cine-<strong>RM</strong> multicorte en plano eje corto y dibujar,<br />

de forma libre o semiautomática, el borde endocárdico del<br />

miocardio en fase telediastólica y telesistólica, excluyendo los músculos<br />

papilares y la trabeculación del endocardio. El volumen telediastólico<br />

y el telesistólico del ventrículo izquierdo se calculan aplicando<br />

la regla de Simpson (volumen = suma de las áreas dibujadas,<br />

multiplicada por el grosor y por el intervalo de corte). A partir de<br />

los volúmenes se obtiene el volumen latido, la fracción de eyección<br />

y el gasto cardíaco. La precisión y reproducibilidad de la <strong>RM</strong><br />

para cuantificar la función global del ventrículo izquierdo, aplicando<br />

el método tridimensional en ventrículos geométricamente normales<br />

o deformados, ha sido ampliamente demostrada 42 .<br />

La función del ventrículo derecho se ha estudiado tradicionalmente<br />

de forma cualitativa, por la ausencia de un modelo geométrico<br />

estándar que se ajuste a su compleja anatomía. Además,<br />

la posición retroesternal del ventrículo derecho, dificulta su análisis<br />

por ecocardiografía. La <strong>RM</strong> es la única técnica capaz de cuantificar<br />

con precisión y fiabilidad la función del ventrículo derecho por<br />

Parámetro<br />

ESTUDIO C ARDÍAC O C O N <strong>RM</strong>: MO RFO LO G ÍA Y FUN C IÓ N 2 1<br />

el método directo aplicando la regla de Simpson 34 . El cálculo de<br />

los volúmenes y la fracción de eyección del ventrículo derecho<br />

aplicando el método directo se realiza de forma similar al cálculo<br />

en el ventrículo izquierdo utilizando una secuencia cine-<strong>RM</strong> multicorte.<br />

El plano axial suele utilizarse para el cálculo de los volúmenes<br />

y de la fracción de eyección porque es más fácil identificar<br />

el plano valvular de la tricúspide y separar la aurícula derecha del<br />

ventrículo 34 . Sin embargo, se ha demostrado que el plano eje corto<br />

es más preciso para el cálculo de la masa del ventrículo derecho,<br />

porque la mayor parte de la pared inferior del ventrículo no puede<br />

analizarse por el efecto del volumen parcial en el plano axial 37, 43 .<br />

La precisión y reproducibilidad de la <strong>RM</strong> en la cuantificación de los<br />

volúmenes del ventrículo derecho utilizando secuencias convencionales<br />

cine-<strong>RM</strong> son buenas 44 , aunque la variabilidad intra e interobservador<br />

es mayor que en el ventrículo izquierdo porque la<br />

compleja trabeculación del endocardio dificulta su delimitación 43 .<br />

Los valores y la reproducibilidad de los volúmenes de ambos ventrículos,<br />

utilizando las nuevas secuencias cine-<strong>RM</strong> en tiempo real,<br />

son ligeramente mayores a los descritos con las secuencias convencionales<br />

38, 45 .<br />

La cuantificación de los volúmenes de las aurículas puede obtenerse<br />

de forma similar a la descrita para los ventrículos 46 .<br />

La tabla 2.2 muestra los valores de la masa del miocardio y de<br />

la función de ambos ventrículos obtenidos por <strong>RM</strong> en adultos normales,<br />

utilizando secuencias cine-<strong>RM</strong> convencionales 24 .<br />

Las secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad, en las<br />

que se separa la información de magnitud de la señal de la de fase,<br />

sirven para analizar la dirección y la velocidad del flujo sanguíneo.<br />

Utilizando estas secuencias puede obtenerse el volumen latido y el<br />

gasto cardíaco del ventrículo izquierdo y del ventrículo derecho,<br />

midiendo respectivamente el volumen en la aorta ascendente y en<br />

la arteria pulmonar principal en un plano perpendicular al vaso 5 . El<br />

volumen latido del ventrículo izquierdo es igual a la medida del volumen<br />

en la aorta ascendente en un ciclo cardíaco completo. De<br />

forma similar, el volumen latido del ventrículo derecho es igual al<br />

valor del volumen en la arteria pulmonar principal durante el ciclo<br />

cardíaco. El gasto cardíaco de ambos ventrículos se obtiene fácilmente<br />

multiplicando el volumen latido por la frecuencia cardíaca.<br />

Los valores del volumen latido y del gasto cardíaco obtenidos<br />

mediante secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad son<br />

similares a los obtenidos aplicando el método tridimensional en<br />

secuencias cine-<strong>RM</strong> convencionales 47 .<br />

TABLA 2.2<br />

Valores de la masa del miocardio, volúmenes y fracción de eyección de ambos ventrículos<br />

en adultos normales 24<br />

Hombres Mujeres<br />

Media ± DS Rango Media ± DS Rango<br />

VTD VI (ml) 136 ± 30 77 - 195 96 ± 23 52 - 141<br />

VTD VD (ml) 157 ± 35 88 - 227 106 ± 24 58 - 154<br />

VTS VI (ml) 45 ± 14 19 - 72 32 ± 9 13 - 51<br />

VTS VD (ml) 63 ± 20 23 - 103 40 ± 14 12 - 68<br />

M asa VI (g) 178 ± 31 118 - 238 125 ± 26 75 - 175<br />

MPL VD (g) 50 ± 10 30 - 70 40 ± 8 24 - 55<br />

FE VI (%) 67 ± 5 56 - 78 67 ± 5 56 - 78<br />

FE VD (%) 60 ± 7 47 - 74 63 ± 8 47 - 80<br />

VL VI (ml) 92 ± 21 51 - 133 65 ± 16 33 - 97<br />

VL VD (ml) 95 ± 22 52 - 138 66 ± 16 35 - 98<br />

G C (l / min) 5,8 ± 3,0 2,82 - 8,82 4,3 ± 0,9 2,65 - 5,98<br />

DS = Desviación estándar, VI = Ventrículo izquierdo, VD = Ventrículo derecho, VTD = Volumen telediastólico, VTS = Volumen telesistólico, VL = volumen latido; MPL = M asa<br />

de la pared libre, FE = Fracción de eyección, G C = G asto cardíaco.


2 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Función cardíaca regional<br />

La función cardíaca regional puede analizarse de forma cualitativa<br />

o cuantitativa. La contracción del miocardio puede analizarse<br />

en situación de reposo o de estrés. El estrés suele ser farmacológico,<br />

utilizando dobutamina en dosis bajas para detectar áreas de<br />

miocardio viable o en dosis altas para detectar áreas de miocardio<br />

isquémico 48 , aunque hay algunos trabajos sobre la realización de<br />

estrés con esfuerzo físico mediante dispositivos mecánicos acoplados<br />

a la mesa de resonancia.<br />

El análisis cualitativo de la contracción del miocardio se realiza de<br />

forma similar a la ecocardiografía mediante secuencias cine-<strong>RM</strong> en<br />

los planos eje corto, eje largo vertical y eje largo horizontal, pero sin<br />

limitaciones de ventana y, por tanto, sin limitaciones para analizar cualquier<br />

segmento de miocardio. La identificación y denominación de<br />

cada segmento de miocardio del ventrículo izquierdo se debe realizar<br />

siguiendo el acuerdo de las guías de la Sociedad Americana de<br />

Cardiología, recientemente publicadas, que incluye 17 segmentos<br />

en los planos eje corto, eje largo horizontal y eje largo vertical 18 .<br />

La <strong>RM</strong> permite cuantificar la función cardíaca regional mediante<br />

el cálculo del engrosamiento miocárdico absoluto y del índice de<br />

engrosamiento sistólico y, de forma más precisa, utilizando las técnicas<br />

de marcaje del miocardio. Para obtener el valor absoluto del<br />

engrosamiento del miocardio y el índice de engrosamiento sistólico,<br />

es necesario medir el grosor del miocardio en diástole y en sístole<br />

utilizando una secuencia cine-<strong>RM</strong> en plano eje corto. El engrosamiento<br />

del miocardio en valores absolutos (mm) es la diferencia entre<br />

el grosor sistólico y diastólico. El índice de engrosamiento del miocardio<br />

(%) se calcula aplicando la fórmula [grosor sistólico (mm) –<br />

grosor diastólico (mm)/grosor diastólico] x 100.<br />

El acortamiento fisiológico que se produce en el ventrículo izquierdo<br />

a lo largo de su eje longitudinal durante la sístole puede provocar<br />

que la imagen obtenida en un plano en diástole no corresponda<br />

exactamente al mismo plano en la sístole. Esta limitación de la<br />

valoración de la motilidad miocárdica a lo largo del ciclo cardíaco es<br />

común a cualquier técnica de sección como son la ecocardiografía<br />

y la <strong>RM</strong>. Para eludir esta limitación se ha desarrollado una técnica de<br />

<strong>RM</strong> que permite la cuantificación tridimensional de la motilidad miocárdica<br />

y que ha supuesto un avance muy significativo en el estudio<br />

no invasivo de la contractilidad del miocardio. Esta técnica consiste<br />

en realizar un marcaje del miocardio, aplicando pulsos de presaturación<br />

que se proyectan sobre el miocardio como líneas o rejillas<br />

negras 15, 16 . Utilizando técnicas de postprocesado pueden cuantificarse<br />

con precisión desplazamientos de las líneas o de la rejilla inferiores<br />

a 0,1 mm 48 y conocerse con exactitud la posición de cada<br />

segmento del miocardio en cualquier plano del espacio durante las<br />

diversas fases del ciclo en reposo y tras estrés farmacológico 49 .<br />

Estudios aislados han demostrado que las secuencias de cine-<br />

<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad pueden utilizarse para cuantificar<br />

el movimiento del miocardio en un eje perpendicular al plano<br />

durante el ciclo cardíaco 10, 11, 49 . Aunque se han obtenido resultados<br />

prometedores, las principales limitaciones de esta técnica son<br />

la baja resolución temporal y espacial, los artefactos de movimiento<br />

del flujo y que en cada adquisición sólo es posible analizar el<br />

movimiento del miocardio en un eje perpendicular al plano de la<br />

imagen que se está estudiando 10 .<br />

Función valvular<br />

En el estudio de las enfermedades valvulares las técnicas de imagen<br />

se utilizan para definir la morfología de las válvulas, cuantificar<br />

la severidad de las estenosis e insuficiencias y analizar las consecuencias<br />

sobre la función cardíaca global.<br />

Las válvulas normales son estructuras muy finas, difíciles de identificar<br />

y analizar con precisión en secuencias convencionales de <strong>RM</strong>.<br />

Sin embargo, tanto las secuencias cine-<strong>RM</strong> como las imágenes de<br />

«sangre negra» pueden demostrar la anatomía valvular, detectar<br />

anomalías morfológicas, como válvulas aórticas bicúspides (Fig. 2.19)<br />

o engrosamientos de las valvas, definir el tipo de disfunción valvular<br />

y sus consecuencias sobre la función cardíaca 50 . Por eso, aunque<br />

la ecocardiografía es la técnica de elección para el análisis de la<br />

morfología y función valvular, la <strong>RM</strong> puede ser útil en casos de limitación<br />

de la ecocardiografía, fundamentalmente en el estudio de<br />

confirmación de abscesos perivalvulares difíciles de definir por ecocardiografía<br />

y para establecer su tamaño y relación con las cámaras<br />

cardíacas y los grandes vasos.<br />

Las secuencias cine-<strong>RM</strong> en planos perpendiculares a las válvulas<br />

son útiles para el análisis cualitativo de las insuficiencias y estenosis<br />

valvulares, así como para la cuantificación del orificio valvular<br />

y las alteraciones secundarias de la función cardíaca. La valoración<br />

cuantitativa de la severidad de las estenosis e insuficiencias valvulares<br />

puede realizarse de forma objetiva y reproducible con secuencias<br />

cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad 50 .<br />

La clave para identificar la existencia de valvulopatía en las secuencias<br />

cine-<strong>RM</strong> es la detección de un vacío de señal debido a las turbulencias<br />

de flujo. En las estenosis valvulares el vacío de señal se<br />

verá como un chorro hipointenso en la cámara cardíaca o arteria<br />

distal a la estenosis durante la sístole (Fig. 2.20), mientras que en<br />

las insuficiencias valvulares el vacío de señal se dirigirá retrógradamente<br />

a la cámara proximal a la válvula insuficiente durante la diástole<br />

(Fig. 2.21).<br />

La severidad de las valvulopatías puede establecerse por métodos<br />

semicuantitativos o cuantitativos. La insuficiencia valvular se<br />

puede cuantificar en cine-<strong>RM</strong> según el tamaño del vacío de señal<br />

en la cámara receptora o calculando la fracción de regurgitación a<br />

partir de los volúmenes ventriculares 51, 52 . La cuantificación de la<br />

insuficiencia según el tamaño del vacío de señal (midiendo el área<br />

y la longitud mayor del vacío de señal o la relación de éste con el<br />

tamaño de la cámara receptora) es muy limitada porque sólo permite<br />

una valoración semicuantitativa y porque tanto la visibilidad<br />

Figura 2.19. La cine-<strong>RM</strong> en plano perpendicular a la válvula aórtica<br />

muestra la morfología de una válvula bicúspide (flechas) y el orificio<br />

valvular (asterisco) en un paciente con coartación de aorta.


Figura 2.20. Insuficiencia valvular aórtica. La imagen cine-<strong>RM</strong> coronal<br />

en diástole demuestra un chorro hipointenso proximal al plano valvular<br />

aórtico (flechas) en un paciente con dilatación del anillo valvular<br />

y aneurisma de la aorta ascendente.<br />

como el tamaño del vacío de señal dependen de variables técnicas<br />

como el tiempo de eco y el plano de imagen que se ha seleccionado<br />

52 .<br />

La severidad de las insuficiencias valvulares puede cuantificarse<br />

calculando la fracción de regurgitación a partir de los volúmenes<br />

latido de ambos ventrículos. Estos volúmenes pueden calcularse,<br />

como se indicó previamente, mediante el método de Simpson<br />

sobre una secuencia cine-<strong>RM</strong> en eje corto o mediante secuencias<br />

cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad 6 . El principal inconveniente<br />

de este método es que no es válido en pacientes con más de una<br />

válvula insuficiente 50 .<br />

La severidad de las estenosis valvulares se cuantifica en <strong>RM</strong>, por<br />

medio del gradiente de presión transvalvular, que se obtiene a partir<br />

de las medidas de la velocidad pico y de la velocidad media a través<br />

de la válvula en secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad.<br />

El gradiente de presión transvalvular se calcula de la misma<br />

forma que en ecocardiografía, aplicando la ecuación de Bernoulli<br />

modificada [gradiente de presión transvalvular [mmHg = 4 x (velocidad<br />

pico 2 )] 50 .<br />

Otro método que habitualmente se utiliza en ecocardiografía<br />

para la cuantificación de las valvulopatías aórticas es el cálculo del<br />

área valvular efectiva. Utilizando secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación<br />

de la velocidad, en plano eje largo del ventrículo izquierdo,<br />

se puede cuantificar el área valvular efectiva aplicando la misma<br />

ecuación que habitualmente se utiliza en la ecocardiografía y la<br />

ventriculografía. Aunque se ha obtenido una buena correlación<br />

entre las medidas obtenidas aplicando este método en <strong>RM</strong> y las<br />

medidas obtenidas por ventriculografía, la utilidad de este método<br />

en la cuantificación de las valvulopatías no ha sido suficientemente<br />

demostrada 53 .<br />

CONCLUSIÓN<br />

La <strong>RM</strong> cardíaca es una técnica no invasiva, objetiva y reproducible<br />

capaz de analizar la morfología y la función cardíaca en<br />

una sola exploración. Igual que ocurre con otras técnicas de imagen,<br />

es muy importante tener unos protocolos de estudio claros<br />

y estar familiarizado con la anatomía normal. Si se poseen estos<br />

conocimientos, la <strong>RM</strong> cardíaca puede convertirse en la técnica más<br />

ESTUDIO C ARDÍAC O C O N <strong>RM</strong>: MO RFO LO G ÍA Y FUN C IÓ N 2 3<br />

Figura 2.21. Estenosis valvular aórtica. La imagen cine-<strong>RM</strong> coronal<br />

en sístole muestra un chorro hipointenso distal al plano valvular aórtico<br />

(flechas).<br />

efectiva para el estudio de pacientes con enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Pettigrew RI, Oshinski JN, Chatzimavroudis G, Dixon WT. «MRI techniques<br />

for <strong>cardiovascular</strong> imaging». J Magn Reson Imaging, 1999;<br />

10:590-601.<br />

2. Bluemke DA, Boxerman JL, Atalar E, McVeigh ER. «Segmented kspace<br />

cine breath-hold <strong>cardiovascular</strong> MR imaging. Principles and<br />

technique». AJR, 1997; 169:395-400.<br />

3. Carr JC, Simonetti O, Bundy J, Li D, Pereles S, Finn JP. «Cine MR<br />

angiography of the heart with segmented true fast imaging with steady-state<br />

precession». Radiology, 2001; 219:828-834.<br />

4. Lee VS, Resnick D, Bundy JM, Simonetti OP, Lee P, Weinreb JC. «Cardiac<br />

function: MR evaluation in one breath hold with real-time true<br />

fast imaging with steady-state precession». Radiology, 2002; 222:835-<br />

842.<br />

5. Szolar D H, Sakuma H, Higgins CB. «Cardiovascular applications of<br />

magnetic resonance flow and velocity measurements». J Magn Reson<br />

Imaging, 1996; 6:78-89.<br />

6. Lotz J, Meier C, Leppert A, Galanski M. «Cardiovascular flow measurement<br />

with phase-contrast MR imaging: basic facts and implementation».<br />

Radiographics, 2002; 22:651-671.<br />

7. Hamilton CA, Moran PR, Santago P 2nd, Rajala SA. «Effects of intravoxel<br />

velocity distributions on the accuracy of the phase-mapping<br />

method in phase-contrast MR angiography». J Magn Reson Imaging,<br />

1994; 4:752-755.<br />

8. Lee VS, Spritzer CE, Carroll BA, Pool LG, Bernstein MA, Heinle SK,<br />

MacFall JR. «Flow quantification using fast cine phase-contrast MR<br />

imaging, conventional cine phase-contrast MR imaging, and Doppler<br />

sonography: in vitro and in vivo validation». AJR, 1997; 169:1125-<br />

1231.<br />

9. Hoskins PR. «Accuracy of maximum velocity estimates made using<br />

Doppler ultrasound systems». Br J Radiol, 1996; 69:172-177.<br />

10. Pelc NJ, Drangova M, Pelc LR, Zhu Y, Noll D C, Bowman BS, Herfkens<br />

RJ. «Tracking of cyclic motion with phase-contrast cine MR velocity<br />

data». J Magn Reson Imaging, 1995; 5:339-345.<br />

11. Kayser HW, van der Geest RJ, van der Wall EE, Duchateau C, de<br />

Roos A. «Right ventricular function in patients after acute myocardial<br />

infarction assessed with phase contrast MR velocity mapping encoded<br />

in three directions». J Magn Reson Imaging, 2000; 11:471-475.


2 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

12. Wilke NM, Jerosch-Herold M, Zenovich A, Stillman AE. «Magnetic<br />

resonance first-pass myocardial perfusion imaging: clinical validation<br />

and future applications». J Magn Reson Imaging, 1999; 10:676-<br />

685.<br />

13. Wilke N, Jerosch-Herold M, Wang Y, Huang Y, Christensen BV, Stillman<br />

AE, Ugurbil K, McDonald K, Wilson RF. «Myocardial perfusion<br />

reserve: assessment with multisection, quantitative, first-pass MR<br />

imaging». Radiology, 1997; 204:373-384.<br />

14. Rogers WJ Jr, Kramer CM, Geskin G, Hu YL, Theobald TM, Vido<br />

DA, Petruolo S, Reichek N. «Early contrast-enhanced MRI predicts<br />

late functional recovery after reperfused myocardial infarction». Circulation,<br />

1999; 99:744-750.<br />

15. Zerhouni EA, Parish DM, Rogers WJ, Yang A, Shapiro EP. «Human<br />

heart: tagging with MR imaging - a method for noninvasive assessment<br />

of myocardial motion». Radiology, 1988; 169:59-63.<br />

16. Moore C C, McVeigh ER, Zerhouni EA. «Quantitative tagged magnetic<br />

resonance imaging of the normal human left ventricle». Top<br />

Magn Reson Imaging, 2000; 11:359-371.<br />

17. Alley MT, Shifrin RY, Pelc NJ, Herfkens RJ. «Ultrafast contrast-enhanced<br />

three-dimensional MR angiography: state of the art». Radiographics,<br />

1998; 18:273-285.<br />

18. Cerqueira MD, Weissman NJ, Dilsizian V, Jacobs AK, Kaul S, Laskey<br />

WK, Pennell DJ, Rumberger JA, Ryan T, Verani MS. «Standardized<br />

myocardial segmentation and nomenclature for tomographic imaging<br />

of the heart: a statement for healthcare professionals from the<br />

Cardiac Imaging Committee of the Council on Clinical Cardiology<br />

of the American Heart Association». Circulation, 2002; 105:539-<br />

542.<br />

19. Mirowitz SA, Gutiérrez FR. «Fibromuscular elements of the right<br />

atrium: pseudomass at MR imaging». Radiology, 1992; 182:231-<br />

233.<br />

20. Meier RA, Hartnell GG. «MRI of right atrial pseudomass: is it really<br />

a diagnostic problem?». J Comput Assist Tomogr, 1994; 18:398-401.<br />

21. Dinsmore RE, Wismer GL, Miller SW, Thompson R, Johnston DL,<br />

Liu P, Okada RD, Saini S, Brady TJ. «Magnetic resonance imaging of<br />

the heart using image planes oriented to cardiac axes: experience<br />

with 100 cases». AJR, 1985; 145:1177-1783.<br />

22. Kaul S, Wismer GL, Brady TJ, Johnston DL, Weyman AE, O kada<br />

RD, Dinsmore RE. «Measurement of normal left heart dimensions<br />

using optimally oriented MR images». AJR, 1986; 146:75-79.<br />

23. Devlin AM, Moore NR, Ostman-Smith I. «A comparison of MRI and<br />

echocardiography in hypertrophic cardiomyopathy». Br J Radiol,<br />

1999; 72:258-264.<br />

24. Lorenz C H, Walker ES, Morgan VL, Klein SS, Graham TP Jr. «Normal<br />

human right and left ventricular mass, systolic function, and gender<br />

differences by cine magnetic resonance imaging». J Cardiovasc<br />

Magn Reson, 1999; 1:7-21.<br />

25. Sahn DJ, DeMaria A, Kisslo J, Weyman A. «Recommendations regarding<br />

quantitation in M-mode echocardiography: results of a survey<br />

of echocardiographic measurements». Circulation, 1978; 58:1072-<br />

1083.<br />

26. Devereux RB, Reichek N. «Echocardiographic determination of left<br />

ventricular mass in man. Anatomic validation of the method». Circulation,<br />

1977; 55:613-618.<br />

27. Devereux RB. «Detection of left ventricular hypertrophy by M-mode<br />

echocardiography. Anatomic validation, standardization, and comparison<br />

to other methods». Hypertension, 1987; 9:II9-126.<br />

28. Katz J, Milliken MC, Stray-Gundersen J, Buja LM, Parkey RW, Mitchell<br />

JH, Peshock <strong>RM</strong>. «Estimation of human myocardial mass with<br />

MR imaging». Radiology, 1988; 169:495-498.<br />

29. Maddahi J, Crues J, Berman DS, Mericle J, Becerra A, Garcia EV,<br />

Henderson R, Bradley W. «Noninvasive quantification of left ventricular<br />

myocardial mass by gated proton nuclear magnetic resonance<br />

imaging». J Am Coll Cardiol, 1987; 10:682-692.<br />

30. Germain P, Roul G, Kastler B, Mossard JM, Bareiss P, Sacrez A. «Interstudy<br />

variability in left ventricular mass measurement. Comparison<br />

between M-mode echography and MRI». Eur Heart J, 1992;<br />

13:1011-1019.<br />

31. Pattynama PM, Lamb HJ, van der Velde EA, van der Wall EE, de<br />

Roos A. «Left ventricular measurements with cine and spin-echo MR<br />

imaging: a study of reproducibility with variance component analysis».<br />

Radiology, 1993; 187:261-268.<br />

32. Mackey ES, Sandler MP, Campbell <strong>RM</strong>, Graham TP Jr, Atkinson JB,<br />

Price R, Moreau GA. «Right ventricular myocardial mass quantification<br />

with magnetic resonance imaging». Am J Cardiol, 1990 15;<br />

65:529-532.<br />

33. McDonald KM, Parrish T, Wennberg P, Stillman AE, Francis GS, Cohn<br />

JN, Hunter D. «Rapid, accurate and simultaneous noninvasive assessment<br />

of right and left ventricular mass with nuclear magnetic resonance<br />

imaging using the snapshot gradient method». J Am Coll Cardiol,<br />

1992; 19:1601-1607.<br />

34. Jauhiainen T, Jarvinen VM, Hekali PE, Poutanen VP, Penttila A, Kupari<br />

M. «MR gradient echo volumetric analysis of human cardiac casts:<br />

focus on the right ventricle». J Comput Assist Tomogr, 1998; 22:899-<br />

903.<br />

35. Ostrzega E, Maddahi J, Honma H, Crues JV 3rd, Resser KJ, Charuzi<br />

Y, Berman DS. «Quantification of left ventricular myocardial mass<br />

in humans by nuclear magnetic resonance imaging». Am Heart J,<br />

1989; 117:444-452.<br />

36. Katz J, Whang J, Boxt LM, Barst RJ. «Estimation of right ventricular<br />

mass in normal subjects and in patients with primary pulmonary<br />

hypertension by nuclear magnetic resonance imaging». J Am Coll<br />

Cardiol, 1993; 21:1475-1481.<br />

37. Jauhiainen T, Jarvinen VM, Hekali PE. «Evaluation of methods for MR<br />

imaging of human right ventricular heart volumes and mass». Acta<br />

Radiol, 2002; 43:587-592.<br />

38. Moon JC, Lorenz C H, Francis JM, Smith GC, Pennell DJ. «Breathhold<br />

FLASH and FISP <strong>cardiovascular</strong> MR imaging: left ventricular<br />

volume differences and reproducibility». Radiology, 2002; 223:7897-<br />

97.<br />

39. Ghali JK, Liao Y, Cooper RS. «Influence of left ventricular geometric<br />

patterns on prognosis in patients with or without coronary artery<br />

disease». J Am Coll Cardiol, 1998; 31:1635-1640.<br />

40. Cranney GB, Lotan CS, Dean L, Baxley W, Bouchard A, Pohost GM.<br />

«Left ventricular volume measurement using cardiac axis nuclear<br />

magnetic resonance imaging. Validation by calibrated ventricular<br />

angiography». Circulation, 1990l; 82:154-163.<br />

41. Utz JA, Herfkens RJ, Heinsimer JA, Bashore T, Califf R, Glover G,<br />

Pelc N, Shimakawa A. «Cine MR determination of left ventricular<br />

ejection fraction». AJR, 1987; 148:839-843.<br />

42. Chuang ML, Hibberd MG, Salton CJ, Beaudin RA, Riley MF, Parker<br />

RA, Douglas PS, Manning WJ. «Importance of imaging method over<br />

imaging modality in noninvasive determination of left ventricular volumes<br />

and ejection fraction: assessment by two- and three-dimensional<br />

echocardiography and magnetic resonance imaging». J Am Coll<br />

Cardiol, 2000; 35:477-484.<br />

43. Pattynama PM, Lamb HJ, Van der Velde EA, Van der Geest RJ, Van<br />

der Wall EE, De Roos A. «Reproducibility of MRI-derived measurements<br />

of right ventricular volumes and myocardial mass». Magn Reson<br />

Imaging, 1995; 13:53-63.<br />

44. Helbing WA, Rebergen SA, Maliepaard C, Hansen B, Ottenkamp<br />

J, Reiber JH, de Roos A. «Quantification of right ventricular function<br />

with magnetic resonance imaging in children with normal hearts<br />

and with congenital heart disease». Am Heart J, 1995; 130:828-<br />

837.<br />

45. Alfakih K, Thiele H, Plein S, Bainbridge GJ, Ridgway JP, Sivananthan<br />

MU. «Comparison of right ventricular volume measurement between<br />

segmented k-space gradient-echo and steady-state free precession<br />

magnetic resonance imaging». J Magn Reson Imaging, 2002;<br />

16:253-258.<br />

46. Mohiaddin RH, Hasegawa M. «Measurement of atrial volumes by<br />

magnetic resonance imaging in healthy volunteers and in patients<br />

with myocardial infarction». Eur Heart J, 1995; 16:106-111.


47. Van Rossum AC, Sprenger M, Visser FC, Peels KH, Valk J, Roos JP.<br />

«An in vivo validation of quantitative blood flow imaging in arteries<br />

and veins using magnetic resonance phase-shift techniques». Eur<br />

Heart J, 1991; 12:117-126.<br />

48. Reeder SB, Du YP, Lima JA, Bluemke DA. «Advanced cardiac MR<br />

imaging of ischemic heart disease». Radiographics, 2001; 21:1047-<br />

1074.<br />

49. McVeigh ER. «MRI of myocardial function: motion tracking techniques».<br />

Magn Reson Imaging, 1996; 14:137-150.<br />

50. Didier D, Ratib O, Lerch R, Friedli B. «Detection and quantification<br />

of valvular heart disease with dynamic cardiac MR imaging». Radiographics,<br />

2000; 20:1279-1299.<br />

ESTUDIO C ARDÍAC O C O N <strong>RM</strong>: MO RFO LO G ÍA Y FUN C IÓ N 2 5<br />

51. Sechtem U, Pflugfelder PW, Cassidy MM, White RD, Cheitlin MD,<br />

Schiller NB, Higgins CB. «Mitral or aortic regurgitation: quantification<br />

of regurgitant volumes with cine MR imaging». Radiology, 1988;<br />

167:425-30.<br />

52. Wagner S, Auffermann W, Buser P, Lim TH, Kircher B, Pflugfelder P,<br />

Higgins CB. «Diagnostic accuracy and estimation of the severity of<br />

valvular regurgitation from the signal void on cine magnetic resonance<br />

images». Am Heart J, 1989; 118:760-767.<br />

53. Sondergaard L, Stahlberg F, Thomsen C, Stensgaard A, Lindvig K,<br />

Henriksen O. «Accuracy and precision of MR velocity mapping in<br />

measurement of stenotic cross-sectional area, flow rate, and pressure<br />

gradient». J Magn Reson Imaging, 1993; 3:433-437.


3<br />

Características y aplicaciones clínicas de la<br />

<strong>RM</strong> en el estudio de las miocardiopatías<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Rafaela Soler Fernández y Esther Rodríguez García<br />

Las miocardiopatías constituyen un conjunto de procesos patológicos<br />

cuyo denominador común es la disfunción del tejido<br />

muscular cardíaco originado por causas que le afectan directamente.<br />

Su clasificación según la Organización Mundial de la Salud (OMS)<br />

se realiza dependiendo de las alteraciones fisiopatológicas que se<br />

producen en miocardiopatía hipertrófica, arritmogénica, dilatada y<br />

restrictiva, y cuando es posible según su etiopatogenia. Se denominan<br />

miocardiopatías primarias aquellas en las que no es posible<br />

definir la etiología y llamamos secundarias o específicas a aquellas<br />

en las que se puede definir la etiopatogenia, e incluyen la miocardiopatía<br />

isquémica, hipertensiva y todo un conjunto de formas<br />

secundarias a una variedad de agentes y causas1 .<br />

Uno de los objetivos más importantes en la valoración de las<br />

miocardiopatías es identificar, de forma inocua, los hallazgos normales<br />

y patológicos de la estructura y la función del miocardio para<br />

poder reconocer su etiología, establecer la severidad y realizar un<br />

seguimiento del tratamiento.<br />

La ecocardiografía es la técnica de imagen más utilizada en la<br />

práctica clínica para el diagnóstico y seguimiento de las miocardiopatías;<br />

sin embargo, la ecocardiografía tiene limitaciones derivadas<br />

de la ventana acústica, de los campos de visión pequeños, problemas<br />

de subjetividad y relativa baja reproducibilidad.<br />

La <strong>RM</strong> es reconocida en la actualidad como la técnica más precisa<br />

para definir la distribución de la hipertrofia del miocardio y monitorizar<br />

la regresión de la masa del ventrículo izquierdo en respuesta<br />

al tratamiento 2, 3 . Además es el método más preciso y reproducible<br />

para cuantificar los volúmenes ventriculares, lo que la convierte<br />

en una técnica atractiva para monitorizar el tratamiento médico<br />

o quirúrgico de la miocardiopatía dilatada (MC D) 4, 5 . Las técnicas<br />

de imagen convencionales como la ecocardiografía, la ventriculografía<br />

y la gammagrafía isotópica son habitualmente normales o<br />

muestran hallazgos inespecíficos en los pacientes con sospecha de<br />

miocardiopatía arritmogénica (MCA) 6 . La <strong>RM</strong> aporta información<br />

muy útil en el estudio de la MCA, porque puede mostrar los hallazgos<br />

morfológicos y funcionales característicos de esta entidad y diferenciarla<br />

de otras causas de arritmias de origen en el ventrículo<br />

derecho 6-8 . Es, además, la técnica más precisa para demostrar el<br />

engrosamiento focal o difuso del pericardio, característico de la peri-<br />

carditis constrictiva (PC) y establecer el diagnóstico diferencial con<br />

la miocardiopatía restrictiva (MCR) 9 .<br />

En la actualidad, el papel del radiólogo en el diagnóstico y manejo<br />

de las miocardiopatías ha cambiado debido, sobre todo, a los<br />

avances técnicos en la <strong>RM</strong> que se han producido en la última década,<br />

lo que ha conllevado una mayor demanda de esta exploración.<br />

En este capítulo revisamos la etiopatogenia, los hallazgos clínicos y<br />

las características y aplicaciones de la <strong>RM</strong> cardíaca en el diagnóstico<br />

y seguimiento de las miocardiopatías.<br />

MIOCA RDIOPATÍ A HIPER -<br />

TRÓFICA<br />

a miocardiopatía hipertrófica (MCH) es una enfermedad car-<br />

L díaca caracterizada por hipertrofia del miocardio (Fig. 3.1), en<br />

ausencia de enfermedad cardíaca o extracardíaca capaz de producirla1<br />

. Los hallazgos microscópicos son característicos, con hipertrofia<br />

de las fibras miocárdicas, desorganización de los haces musculares,<br />

fibrosis intersticial y reducción del calibre de las arterias coronarias<br />

intramiocárdicas por engrosamiento de su pared (Fig. 3.2) 10 .<br />

La prevalencia de esta patología es baja, de 0,02 a 0,2% de la<br />

población. Los pacientes pueden estar asintomáticos o presentarse<br />

con dolor torácico, fatiga, angina, síntomas congestivos, síncope,<br />

infarto o muerte súbita10, 11 . Alrededor del 50% de los casos se<br />

transmite genéticamente, en forma autosómica dominante con<br />

Figura 3.1. MCH.<br />

La sección en eje<br />

corto del tercio medio<br />

de los ventrículos<br />

muestra un marcado<br />

engrosamiento del<br />

septo interventricular<br />

(asterisco) y, en menor<br />

grado, de las paredes<br />

libre e inferior<br />

del ventrículo izquierdo<br />

y de la pared libre<br />

del ventrículo derecho.


2 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

Figura 3.2. MCH. El estudio microscópico (hematoxilina-eosina) demuestra hipertrofia de las células miocárdicas con marcada desorganización<br />

celular, prominencia de los núcleos, fibrosis intersticial (a) y disminución de la luz de las arterias coronarias intramurales por engrosamiento<br />

de su pared (asterisco) (b).<br />

penetrancia variable, y en el resto de los casos se debe probablemente<br />

a mutaciones espontáneas 10 .<br />

La ecocardiografía es la técnica de imagen inicial en el estudio<br />

de la MCH. Sin embargo, algunas variantes que afectan al ápex o<br />

a la pared posterolateral del ventrículo izquierdo o a la pared libre<br />

del ventrículo derecho son difíciles de detectar con esta técnica<br />

debido a su localización. La <strong>RM</strong> cardíaca no sólo es capaz de analizar<br />

todos los segmentos del miocardio con la misma precisión y<br />

diagnosticar esas formas de hipertrofia, sino que además permite<br />

analizar y cuantificar de forma objetiva y reproducible el resto de<br />

los hallazgos morfológicos y funcionales que caracterizan a esta<br />

enfermedad (Tabla 3.1).<br />

Aunque algunas formas de MCH pueden cursar sin hipertrofia<br />

del miocardio, la detección y la cuantificación del grosor del miocardio<br />

es el hallazgo morfológico más importante para su diagnóstico<br />

y seguimiento tras el tratamiento. Estudios realizados con ecocardiografía<br />

han demostrado que la localización de la hipertrofia es<br />

muy variable, afectando con mayor frecuencia al septo y a la pared<br />

lateral, seguida de la hipertrofia basal septal, la hipertrofia concéntrica,<br />

la hipertrofia de la pared lateral y la hipertrofia apical 12 . El uso<br />

más frecuente de la <strong>RM</strong> en la última década en pacientes con sospecha<br />

de MCH ha demostrado que la afectación de los segmen-<br />

TABLA 3.1<br />

Criterios morfológicos y funcionales de la MCH en <strong>RM</strong><br />

tos apicales (Fig. 3.3) o de la pared libre del ventrículo derecho es<br />

más frecuente de lo que anteriormente se había descrito 3, 13 . Para<br />

definir la localización y severidad de la hipertrofia debe adquirirse<br />

una secuencia cine-<strong>RM</strong> en planos eje corto desde la base hasta el<br />

ápex y en eje largo horizontal del ventrículo izquierdo.<br />

La cuantificación precisa de la masa miocárdica en pacientes con<br />

MCH se utiliza como parámetro independiente para definir la severidad<br />

de la enfermedad, porque refleja de forma directa el grosor<br />

del miocardio y de forma indirecta su distensibilidad 12 . En la actualidad,<br />

la <strong>RM</strong> es reconocida como la técnica de referencia para cuantificar<br />

la masa del miocardio, aplicando el método tridimensional<br />

sin la necesidad de asumir una forma geométrica, lo que es especialmente<br />

importante en pacientes con MC H, cuyos ventrículos<br />

suelen tener una notable distorsión de su morfología 2, 14 .<br />

El volumen sistólico, el gasto cardíaco y el volumen latido suelen<br />

estar conservados hasta los estadios finales 15 . En hipertrofias<br />

severas, la contracción del miocardio puede llegar a obliterar casi<br />

por completo la cavidad ventricular, disminuyendo a cifras muy bajas<br />

el volumen sistólico (Fig. 3.4). En esos casos es necesario una cuidadosa<br />

delimitación del contorno endocárdico para no infravalorar<br />

el volumen sistólico.<br />

Información diagnóstica Secuencia Plano Parámetros obtenidos<br />

Distribución de la hipertrofia Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC Grosor del miocardio<br />

Cine-<strong>RM</strong> un corte ELH<br />

Cine-<strong>RM</strong> un corte ELV<br />

Severidad de la hipertrofia Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC M asa miocárdica<br />

Aumento diámetros AI Cine-<strong>RM</strong> un corte ELH Diámetros de cavidades<br />

Insuficiencia mitral Cine-<strong>RM</strong> un corte ELH ó ELV Chorro hipointenso VI-AI<br />

Cine-<strong>RM</strong> con CV PV Curvas velocidad / tiempo<br />

O bstrucción del TSVI Cine-<strong>RM</strong> un corte ELH Chorro hipointenso TSVI<br />

Cine-<strong>RM</strong> con CV PTSVI Curvas velocidad / tiempo<br />

Disfunción diastólica Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC VTD, VTS, FE, G C, VL<br />

(↑ tiempo llenado precoz VI VTD normal ó ↓, FE ↑)<br />

Alteración función regional Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC Trastornos motilidad<br />

Cine-<strong>RM</strong> con MM EC Deformación miocardio<br />

C aracteriz ación tisular SE-T1, SE-T2, G d Axial Intensidad de señal miocardio<br />

EC = eje corto, ELH = eje largo horizontal, ELV = eje largo vertical, AI = aurícula izquierda, VI = ventrículo izquierdo, AI = aurícula izquierda, PV = perpendicular a la válvula,<br />

CV = codificación de la velocidad, PTSVI = perpendicular al tracto de salida del VI, TSVI = tracto de salida del VI, VTD = volumen telediastólico, VTS = volumen telesistólico,<br />

FE = fracción de eyección, G C = gasto cardíaco, VL = volumen latido, MM = marcaje del miocardio, G d = gadolinio.


La distensibilidad del miocardio suele estar disminuida en un<br />

alto porcentaje de casos, debido a la desorganización de los haces<br />

musculares, independientemente de la existencia de obstrucción o<br />

de la extensión y la distribución de la hipertrofia 10 . Utilizando secuencias<br />

cine-<strong>RM</strong>, se puede cuantificar la disfunción diastólica del ventrículo<br />

izquierdo que se caracteriza por una prolongación de la fase<br />

de llenado precoz del ventrículo izquierdo y, en ocasiones, también<br />

del ventrículo derecho. A pesar de la disminución de la fase<br />

de llenado precoz, el volumen diastólico del ventrículo izquierdo<br />

suele ser normal o encontrarse disminuido 16 .<br />

Además de definir la localización y la severidad de la hipertrofia<br />

y de cuantificar la función cardíaca global, la <strong>RM</strong> se utiliza para<br />

cuantificar las alteraciones de la función cardíaca regional. Utilizando<br />

secuencias cine-<strong>RM</strong> en plano eje corto del ventrículo izquierdo<br />

puede calcularse el engrosamiento miocárdico absoluto y el índice<br />

C ARAC TERÍSTIC AS Y APLIC AC IO N ES C LÍN IC AS DE LA <strong>RM</strong> EN EL ESTUDIO DE LAS MIO C ARDIO PATÍAS 2 9<br />

a b<br />

Figura 3.3. MCHl. Imágenes cine-<strong>RM</strong> en planos eje largo horizontal<br />

(a) y vertical (b) del ventículo izquierdo en fase diastólica. Engrosamiento<br />

simétrico del miocardio localizado en el ápex del ventrículo izquierdo<br />

(flechas).<br />

a b<br />

Figura 3.4. MCH difusa simétrica. Las imágenes cine-<strong>RM</strong> en plano eje corto muestran un engrosamiento simétrico del miocardio del ventrículo<br />

izquierdo en diástole (a) con disminución muy marcada de la cavidad ventricular durante la sístole (b).<br />

de engrosamiento sistólico. En pacientes con MCH, existe una disminución<br />

del engrosamiento del miocardio durante la sístole atribuida<br />

a focos de fibrosis, variaciones en la proporción y extensión<br />

del flujo sanguíneo coronario, isquemia miocárdica, alteraciones en<br />

las proteínas contráctiles, aumento de la proporción de tejido conectivo<br />

y alteraciones estructurales en la dirección de las fibras miocárdicas<br />

15, 17 . La disminución del engrosamiento sistólico es inversamente<br />

proporcional al grosor del miocardio 17 . Las secuencias<br />

cine-<strong>RM</strong> con marcaje del miocardio pueden utilizarse para demostrar<br />

y cuantificar de forma precisa las alteraciones de la contracción<br />

regional del miocardio hipertrófico (Fig. 3.5) 18 , aunque su utilidad<br />

desde el punto de vista práctico todavía no se ha demostrado.<br />

La obstrucción dinámica del tracto de salida del ventrículo izquierdo<br />

(TSVI) es uno de los hallazgos fisiopatológicos más importantes<br />

de la MCH, por ser uno de los factores determinantes de la forma


3 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figura 3.5. MCH con hipomotilidad del septo interventricular. La<br />

imagen cine-<strong>RM</strong> en fase sistólica con marcaje del miocardio demuestra<br />

una menor deformación de la rejilla hipointensa proyectada sobre<br />

el septo interventricular respecto a los segmentos de la pared libre del<br />

ventrículo izquierdo.<br />

de presentación clínica y porque su manejo terapéutico difiere del<br />

de la MC H no obstructiva. En la actualidad se cree que el movimiento<br />

sistólico anterior de la válvula mitral, al contactar con el septo<br />

interventricular, es el principal responsable de la obstrucción dinámica<br />

del TSVI 10 . La distorsión de las valvas mitrales con el crecimiento<br />

de la valva anterior puede producir además insuficiencia<br />

mitral. Las secuencias cine-<strong>RM</strong> en plano eje largo horizontal del ventrículo<br />

izquierdo son útiles para demostrar el chorro turbulento<br />

durante la sístole, característico de la obstrucción dinámica del TSVI<br />

(Fig. 3.6), el movimiento sistólico anterior de la válvula mitral y la<br />

turbulencia en la aurícula izquierda por la insuficiencia mitral. Las<br />

secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad se utilizan para<br />

cuantificar el gradiente a través del tracto de salida en las MCH obs-<br />

Figura 3.6. MCH difusa de predominio septal con obstrucción del<br />

tracto de salida del ventrículo izquierdo. La imagen sistólica de una<br />

secuencia cine-<strong>RM</strong> en plano eje largo horizontal del ventrículo izquierdo<br />

demuestra un chorro hipointenso (flechas) en el tracto de salida<br />

de éste por turbulencias del flujo.<br />

tructivas y el volumen y la fracción de regurgitación de la insuficiencia<br />

mitral. Además, la <strong>RM</strong> puede utilizarse para monitorizar y cuantificar<br />

la reducción del gradiente a través de TSVI, la remodelación<br />

septal tras la miectomía o la ablación septal con alcohol en las MCH<br />

obstructivas 19 .<br />

La isquemia es un hallazgo frecuente e importante en pacientes<br />

con MCH por ser uno de los factores responsables de la muerte<br />

súbita. Su origen es multifactorial, pudiendo deberse al engrosamiento<br />

y estrechamiento de las coronarias intramurales, a la mayor<br />

demanda de oxígeno o al aumento de la presión diastólica del ventrículo<br />

izquierdo con isquemia subendocárdica resultante 10 . La utilización<br />

de contrastes paramagnéticos como el gadolinio se está utilizando<br />

cada vez con más frecuencia en los estudios de la <strong>RM</strong> cardíaca<br />

para valorar la perfusión del miocardio, fundamentalmente en pacientes<br />

con cardiopatía isquémica. Estudios recientes que utilizan técnicas<br />

de perfusión de primer paso tras administración de gadolinio han<br />

demostrado que la severidad de la isquemia miocárdica se correlaciona<br />

con el grado de hipertrofia 20 .<br />

El diagnóstico diferencial de la MCH debe hacerse con otras causas<br />

de engrosamiento difuso o focal del miocardio. Aunque el engrosamiento<br />

difuso del miocardio que se produce en la amiloidosis cardíaca<br />

puede simular una MCH, el depósito intersticial de amiloide se<br />

presenta con más frecuencia en forma de una MCR, con dilatación<br />

de las aurículas y engrosamiento de las válvulas aurículoventriculares<br />

21 . Algunos tumores, como los fibromas cardíacos, pueden manifestarse<br />

con un engrosamiento focal isointenso del miocardio y simular<br />

una MCH. La utilización de secuencias tras la administración de<br />

gadolinio ayuda a diferenciar las formas focales de MCH (Fig. 3.7) de<br />

otras causas tumorales de engrosamiento focal del miocardio.<br />

MIOCA RDIOPATÍ A<br />

A RRITMOGÉNICA<br />

La MCA también conocida como displasia arritmogénica del<br />

ventrículo derecho (DAVD), es una enfermedad miocárdica<br />

de origen desconocido caracterizada por el reemplazamiento progresivo<br />

del miocardio por tejido adiposo o fibroadiposo (Fig. 3.8).<br />

La afectación se produce preferentemente en el ápex del ventrículo<br />

derecho, tracto de salida de ventrículo derecho y pared subtricuspídea<br />

(triángulo de la displasia), pero puede afectar a cualquier zona<br />

de ambos ventrículos e incluso puede haber casos con afectación<br />

exclusiva del ventrículo izquierdo1, 22 . Se ha descrito una incidencia<br />

familiar en 30-70% de los casos con una herencia autosómica dominante<br />

de penetración y expresión variables6 . Afecta con mayor frecuencia<br />

a jóvenes, manifestándose por palpitaciones, síncope o<br />

muerte súbita que aparecen característicamente en relación con el<br />

ejercicio 6, 23 .<br />

El diagnóstico definitivo de MCA se basa en la demostración<br />

histológica de la sustitución transmural del miocardio del ventrículo<br />

derecho por tejido fibroadiposo. Debido a la dificultad de la mayoría<br />

de las técnicas de imagen para analizar la estructura y función<br />

del ventrículo derecho, las múltiples potenciales etiologías de las<br />

arritmias de origen en el ventrículo derecho, la afectación segmentaria<br />

y las dificultades en la interpretación de las biopsias endomiocárdicas<br />

del ventrículo derecho, el diagnóstico de la MCA es<br />

difícil. El grupo de expertos que estudia las enfermedades miocárdicas<br />

de las Sociedades Europea e Internacional de Cardiología ha<br />

estandarizado una serie de criterios diagnósticos de la MCA que se<br />

basan en la demostración de disfunción global y/o regional y alte-


C ARAC TERÍSTIC AS Y APLIC AC IO N ES C LÍN IC AS DE LA <strong>RM</strong> EN EL ESTUDIO DE LAS MIO C ARDIO PATÍAS 3 1<br />

a b<br />

Figura 3.7. MCH focal simulando una masa. (a). La imagen axial SEEPI-T1 muestra un engrosamiento focal del septo interventricular (flechas)<br />

simulando una masa (b). El realce (flechas) similar al resto del miocardio en la imagen obtenida tras la administración de gadolinio descarta<br />

la presencia de un tumor.<br />

Figura 3.8. MCA.<br />

El estudio macroscópico<br />

demuestra<br />

depósito graso (asterisco)<br />

y atrofia<br />

(flechas) del miocardio<br />

de la pared<br />

libre del ventrículo<br />

derecho.<br />

TABLA 3.2<br />

Criterios para el diagnóstico de MCA<br />

raciones estructurales del ventrículo derecho detectadas mediante<br />

ecocardiografía, angiografía, <strong>RM</strong> o isótopos radiactivos, en la existencia<br />

de sustitución fibroadiposa del miocardio en la biopsia endomiocárdica,<br />

de anomalías de la repolarización, en la despolarización<br />

o conducción en el electrocardiograma, en la presencia de arritmias<br />

de origen en el ventrículo derecho o en la existencia de antecedentes<br />

familiares de la enfermedad 24 . Según esta guía son necesarios<br />

dos criterios mayores, un criterio mayor y uno menor, o<br />

cuatro criterios menores para el diagnóstico de MCA (Tabla 3.2).<br />

A pesar de la estandarización en el diagnóstico, las formas leves o<br />

los estadios iniciales de la enfermedad pueden pasar desapercibidos<br />

y las formas <strong>avanzada</strong>s pueden ser difíciles de diferenciar clínicamente<br />

de la MCD.<br />

Los hallazgos típicos de MCA en <strong>RM</strong> han sido descritos por<br />

muchos autores 6-8, 25 y se resumen en la tabla 3.3.<br />

Para analizar la morfología del ventrículo derecho y detectar las<br />

alteraciones estructurales del miocardio, características de la MCA,<br />

deben adquirirse secuencias SE-T1 en plano axial desde la bifurcación<br />

de las arterias pulmonares hasta el diafragma. Aunque algunos<br />

autores sugieren que el estudio en decúbito prono mejora la visua-<br />

Factor Criterios mayores Criterios menores<br />

Disfunción global y / o regional y alteraciones<br />

estructurales<br />

C aracteriz ación tisular<br />

Alteraciones en la repolariz ación<br />

Alteraciones en la conducción<br />

Arritmias<br />

Historia familiar<br />

Dilatación severa y disminución de la fracción<br />

de eyección del VD<br />

Aneurismas localiz ados del VD<br />

Dilatación segmentaria severa del VD<br />

Sustitución fibroadiposa del miocardio del VD<br />

(biopsia endomiocárdica)<br />

O ndas Epsilon o complejos Q RS prolongados<br />

(>110 ms) en V 1-V 3<br />

Historia familiar confirmada por necropsia o<br />

cirugía<br />

VD = ventrículo derecho, TV = taquicardia ventricular, BRI = bloqueo de rama izquierda, EV = extrasístoles ventriculares 24 .<br />

Dilatación moderada y difusa del VD o disminución<br />

de la fracción de eyección<br />

Dilatación moderada y segmentaria del VD<br />

Hipocinesia regional del VD<br />

O ndas T negativas (V 2-V 3)<br />

Potenciales tardíos<br />

EV con BRI<br />

EV frecuentes<br />

Historia familiar de muerte súbita sospechosa<br />

de M A<br />

Historia familiar (diagnóstico clínico en base a<br />

estos criterios)


3 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

lización de la pared libre del ventrículo derecho 8 , en nuestra experiencia,<br />

esta posición no mejora significativamente las imágenes y a<br />

muchos pacientes les resulta más incómodo que el decúbito supino.<br />

La identificación de áreas hiperintensas focales o difusas en las<br />

secuencias SE-T1 es considerada por muchos autores la clave diagnóstica<br />

de la MCA (Fig. 3.9). Sin embargo, se ha demostrado que<br />

pueden existir pequeñas áreas de infiltración grasa del miocardio<br />

del ventrículo derecho en sujetos normales 26 y además, según los<br />

criterios estandarizados de las Sociedades Europea e Internacional<br />

de Cardiología, la sustitución fibroadiposa del miocardio, demostrada<br />

incluso por biopsia endomiocárdica, no es suficiente por sí<br />

sola para el diagnóstico 24 .<br />

El adelgazamiento del miocardio por sustitución fibroadiposa,<br />

la dilatación severa del ventrículo derecho (Fig. 3.10) o de su tracto<br />

de salida, los abombamientos acinéticos o discinéticos de la<br />

pared libre o del tracto de salida del ventrículo derecho durante<br />

la diástole (Fig. 3.11) y la disminución de la función sistólica global<br />

son otros de los criterios mayores que pueden analizarse en<br />

secuencias cine-<strong>RM</strong> en plano axial, desde la bifurcación pulmonar<br />

hasta el diafragma, y en el plano dos cámaras del ventrículo<br />

derecho.<br />

Una de las mayores ventajas de la <strong>RM</strong>, sobre otras técnicas de<br />

imagen convencionales, es su capacidad de cuantificar la función del<br />

ventrículo derecho aplicando el método tridimensional sin las limitaciones<br />

del campo de visión de otras técnicas. Estudios de <strong>RM</strong> realizados<br />

a pacientes con MCA han demostrado que, además de la<br />

disminución de la función sistólica global del ventrículo derecho y<br />

de las alteraciones focales o difusas de la contractilidad, puede exis-<br />

TABLA 3.3<br />

Hallazgos morfológicos y funcionales de la MCA en <strong>RM</strong><br />

Información diagnóstica Secuencia Plano Parámetros obtenidos<br />

Infiltración fibroadiposa miocardio SE-T1 Axial Áreas hiperintensas<br />

Adelga z amiento miocardio VD Cine-<strong>RM</strong> multicorte Axial o 4 C Grosos del miocardio<br />

Aumento diámetros VD y AI Cine-<strong>RM</strong> multicorte Axial o 4 C Diámetros de cavidades<br />

Dilatación TSVD Cine-<strong>RM</strong> multicorte Axial o 4 C Diámetros TSVD<br />

Saculaciones discinéticas y aneurismas del VD y TSVD Cine-<strong>RM</strong> multicorte Axial o 4 C Trastornos motilidad<br />

Cine-<strong>RM</strong> un corte 4 C, sagital Deformación miocardio<br />

Cine-<strong>RM</strong> con MM 4 C, sagital<br />

Disminución función sistólica VD (↑ VTD, ↓ FE) Cine-<strong>RM</strong> multicorte Axial VTD, VTS, FE, G C, VL<br />

VD = ventrículo derecho, AI = aurícula izquierda, 4 C = cuatro cámaras, TSVD = tracto de salida del VD, M M = marcaje del miocardio, VTD = volumen telediastólico,<br />

VTS = volumen telesistólico, FE = fracción de eyección, G C = gasto cardíaco, VL = volumen latido.<br />

Figura 3.9. MCA. <strong>Imagen</strong> basal SE-T1 en plano axial. Áreas hiperintensas<br />

focales en el miocardio de la pared libre del ventrículo derecho<br />

y en el ápex del ventrículo izquierdo por infiltración grasa (flechas).<br />

Figura 3.10. Miocardiopatía arritmogénica. La imagen axial ci<br />

ne-<strong>RM</strong> en diástole muestra dilatación del ventrículo derecho y pequeños<br />

abombamientos de la pared libre (flechas).<br />

Figura 3.11. MCA. <strong>Imagen</strong> axial cine-<strong>RM</strong> en fase sistólica. Múltiples<br />

saculaciones discinéticas de la pared libre del ventrículo derecho<br />

(flechas).<br />

tir una disminución en la función diastólica global del ventrículo derecho<br />

en las fases iniciales de la enfermedad 27 .<br />

Aunque la <strong>RM</strong> puede aportar criterios morfológicos y funcionales<br />

importantes para el diagnóstico o la exclusión de la MCA, es<br />

importante no olvidar que los hallazgos detectados en <strong>RM</strong> por sí


solos no son suficientes para el diagnóstico o exclusión de esta entidad.<br />

El diagnóstico de MCA debe establecerse en base a los criterios<br />

estandarizados propuestos por las Sociedades Europea e Internacional<br />

de Cardiología 24 .<br />

El diagnóstico diferencial de la MCA incluye otras causas de<br />

arritmias de origen en el ventrículo derecho (taquicardia de origen<br />

en el tracto de salida del ventrículo derecho y síndrome de<br />

Brugada), la anomalía de Uhl y la MC D. Aunque algunos autores<br />

creen que las taquicardias de origen en el tracto de salida del ventrículo<br />

derecho son idiopáticas 28 , otros sugieren que pueden originarse<br />

de alteraciones en el miocardio del ventrículo derecho, ya<br />

que han demostrado, en estudios de <strong>RM</strong>, adelgazamientos focales<br />

de la pared libre del ventrículo derecho, disminución focal del<br />

engrosamiento sistólico y trastornos de la motilidad localizados en<br />

la porción inferior del tracto de salida del ventrículo derecho 29 . La<br />

similitud de los hallazgos detectados en pacientes con taquicardias<br />

de origen en el tracto de salida del ventrículo derecho y pacientes<br />

con MCA sugiere que ambas entidades pueden estar relacionadas.<br />

El síndrome de Brugada es una enfermedad hereditaria que<br />

puede presentarse clínicamente y con hallazgos electrocardiográficos<br />

similares a la MCA. El diagnóstico diferencial entre ambas entidades<br />

puede establecerse fácilmente mediante <strong>RM</strong> al demostrar<br />

la estructura normal del corazón, característica del síndrome de<br />

Brugada 28 . La anomalía de Uhl es una cardiopatía congénita rara,<br />

caracterizada por ausencia casi completa del miocardio del ventrículo<br />

derecho y dilatación severa de su cavidad. La demostración<br />

de sustitución fibroadiposa del miocardio en <strong>RM</strong> es la clave diagnóstica<br />

para diferenciar a la MCA de la anomalía de Uhl 30 . El diagnóstico<br />

diferencial entre la forma <strong>avanzada</strong> de MCA y la MCD idiopática<br />

puede ser difícil.<br />

MIOCA RDIOPATÍ A<br />

DILATA DA<br />

La OMS define a la MCD como la enfermedad del miocardio<br />

más frecuente, caracterizada por dilatación progresiva del ventrículo<br />

izquierdo o de ambos ventrículos (Fig. 3.12), disminución<br />

de la capacidad contráctil, hipertrofia inadecuada del miocardio y<br />

aumento de la masa miocárdica en ausencia de enfermedad cardíaca<br />

o sistémica capaz de producirla1 . La mayoría de los casos son<br />

de causa desconocida (MC D primaria o idiopática) y el resto se<br />

relacionan con factores genéticos, metabólicos, isquémicos, inmunológicos,<br />

víricos o tóxicos 31 , que, aunque comparten el mismo<br />

C ARAC TERÍSTIC AS Y APLIC AC IO N ES C LÍN IC AS DE LA <strong>RM</strong> EN EL ESTUDIO DE LAS MIO C ARDIO PATÍAS 3 3<br />

TABLA 3.4<br />

Criterios morfológicos y funcionales de la MCD en <strong>RM</strong><br />

Figura 3.12. Pieza macroscópica. Aspecto globuloso característico<br />

de la MCD por dilatación de las cuatro cámaras.<br />

mecanismo fisiopatológico, se agrupan según la definición de la<br />

OMS como MCD secundarias.<br />

Histológicamente, la MCD se caracteriza por fibrosis intersticial<br />

progresiva y disminución del número de miocitos con capacidad<br />

contráctil. La forma clínica de presentación más frecuente es la insuficiencia<br />

cardíaca, como expresión de una afectación global de la<br />

función del ventrículo izquierdo 31, 32 .<br />

En la práctica clínica, la ecocardiografía suele proporcionar todos<br />

los datos necesarios para el diagnóstico y seguimiento de la MCD.<br />

La <strong>RM</strong> suele utilizarse en aquellos casos en los que la ecocardiografía<br />

es limitada, para analizar los cambios morfológicos y cuantificar<br />

las alteraciones funcionales características de esta enfermedad<br />

(Tabla 3.4). En la actualidad, la <strong>RM</strong> es considerada la técnica más<br />

precisa para monitorizar el seguimiento del tratamiento médico o<br />

quirúrgico de la MC D, por su precisión y reproducibilidad para<br />

cuantificar el tamaño y la función ventricular 4, 5 .<br />

Aunque las secuencias espín-eco son las que se utilizan habitualmente<br />

para analizar la morfología del corazón y de los grandes<br />

Información diagnóstica Secuencia Plano Parámetros obtenidos<br />

Grosor pared VI normal o disminuida Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC Grosor del miocardio<br />

Aumento masa miocardio Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC M asa miocárdica<br />

Aumento diámetros ventriculares Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC Diámetros de cavidades<br />

Cine-<strong>RM</strong> un corte 4 C<br />

Insuficiencia mitral Cine-<strong>RM</strong> un corte 4 C Chorro hipointenso VI-AI<br />

Cine-<strong>RM</strong> con CV PV Curvas, velocidad / tiempo<br />

Disminución función sistólica (↑ VTD y VTS, ↓ FE) Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC VTD, VTS, FE, G C, VL<br />

Alteración funcional regional Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC Trastornos motilidad<br />

Cine-<strong>RM</strong> con MM EC Deformación miocardio<br />

C aracteriz ación tisular SE-T1, SE-T2 Axial Intensidad de señal miocardio<br />

EC = eje corto, 4 C = cuatro cámaras, VI = ventrículo izquierdo, VD = ventrículo derecho, AI = aurícula izquierda, AD = aurícula derecha, PV = perpendicular a la válvula,<br />

C V = codificación de la velocidad, VTD = volumen telediastólico, VTS = volumen telesistólico, FE = fracción de eyección, G C = gasto cardíaco, VL = volumen latido,<br />

MM = marcaje del miocardio.


3 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

vasos, las secuencias cine-<strong>RM</strong> permiten simultáneamente demostrar<br />

y cuantificar las alteraciones morfológicas y funcionales características<br />

de la MCD.<br />

El aumento de la masa del ventrículo izquierdo junto con el<br />

aumento de los volúmenes diastólico y sistólico, la disminución de<br />

la fracción de eyección y las alteraciones de la motilidad del miocardio<br />

son los hallazgos funcionales típicos de la MCD 4, 33 . Su cuantificación,<br />

mediante secuencias cine-<strong>RM</strong> en plano eje corto del<br />

ventrículo izquierdo, se utiliza para definir la severidad y monitorizar<br />

la respuesta al tratamiento 4, 16 . La adquisición de estas secuencias<br />

en el plano cuatro cámaras es útil para demostrar el agrandamiento<br />

de las cámaras cardíacas (Fig. 3.13) y la insuficiencia mitral<br />

secundaria a la dilatación del ventrículo izquierdo. Las secuencias<br />

cine-<strong>RM</strong> con marcaje del miocardio permiten cuantificar objetivamente<br />

los trastornos de la motilidad miocárdica; además, son considerados<br />

como un parámetro muy sensible para predecir la disfunción<br />

sistólica característica de los pacientes con MC D 34 .<br />

Utilizando estas secuencias se ha demostrado una marcada reducción<br />

del acortamiento de las fibras del miocardio y una disminución<br />

en el engrosamiento normal del miocardio desde la base hasta<br />

el ápex 35 .<br />

La diferenciación entre las formas de MCD idiopáticas y secundarias<br />

es importante, porque algunas de estas últimas pueden ser<br />

potencialmente reversibles. El papel de la biopsia endomiocárdica<br />

en la valoración de la etiología de la MC D es controvertido<br />

porque la información que se obtiene es baja. En la actualidad,<br />

existe consenso en que la biopsia endomiocárdica no debe realizarse<br />

sistemáticamente en la MC D y que únicamente podría<br />

tener sentido en pacientes en los que exista sospecha de alguna<br />

enfermedad sistémica que pueda afectar al miocardio, como la<br />

hemocromatosis, la amiloidosis o la sarcoidosis 36 . En algunos casos,<br />

estas enfermedades pueden ser diagnosticadas por la afectación<br />

de otros órganos; en otros, como la hemocromatosis, la demostración<br />

de una disminución de la intensidad de señal focal o difusa<br />

del miocardio en las secuencias espín-eco y eco de gradiente<br />

(Fig. 3.14) es suficiente para confirmar el diagnóstico 37 . La <strong>RM</strong><br />

puede además contribuir al diagnóstico diferencial entre las formas<br />

de MC D isquémica y no isquémica. En la mayoría de los<br />

Figura 3.13. MCD. La imagen cine-<strong>RM</strong> diastólica en plano cuatro<br />

cámaras muestra dilatación de ambos ventrículos (asteriscos) en un<br />

paciente con MCD y ausencia de compactación del miocardio del<br />

ventrículo izquierdo (flechas).<br />

Figura 3.14. Hemocromatosis con MCD. <strong>Imagen</strong> SE-T1 coronal.<br />

Dilatación del ventrículo izquierdo e hiposeñal difusa del miocardio<br />

(flechas) y del parénquima hepático (asterisco) por sobrecarga de hierro.<br />

casos de MC D no isquémicas, el grosor del miocardio y la dilatación<br />

de la cavidad ventricular es uniforme, mientras que en la<br />

dilatación secundaria a isquemia suelen verse adelgazamientos<br />

segmentarios del miocardio que en ocasiones pueden ser aneurismáticos<br />

(Fig. 3.15) 38 .<br />

Figura 3.15. Aneurisma del ventrículo izquierdo por miocardiopatía<br />

isquémica. <strong>Imagen</strong> cine-<strong>RM</strong> diastólica en plano eje largo vertical del<br />

ventrículo izquierdo. Dilatación focal (flecha) de la pared apical anterior<br />

del ventrículo izquierdo con transición progresiva entre el miocardio<br />

normal y el aneurisma (puntas de flecha).


MIOCA RDIOPATÍ A<br />

RESTRICTIVA<br />

La miocardiopatía restrictiva (MCR) se define como una enfermedad<br />

del miocardio que produce disfunción diastólica secundaria<br />

a un aumento de la rigidez ventricular, con disminución del volumen<br />

diastólico de uno o ambos ventrículos, función sistólica conservada<br />

y ausencia de dilatación o hipertrofia ventricular1 . Es la forma menos<br />

frecuente dentro del grupo fisiopatológico de miocardiopatías, pudiendo<br />

ser idiopática o secundaria a diversas enfermedades sistémicas<br />

que cursan con infiltración miocárdica, como amiloidosis, sarcoidosis,<br />

fibrosis endomiocárdica o endocarditis de Löffler (síndrome hipereosinofílico).<br />

A diferencia de la miocardiopatía dilatada y especialmente<br />

de la hipertrófica, rara vez tiene carácter familiar39 .<br />

La mayoría de los pacientes se diagnostican cuando la enfermedad<br />

está muy <strong>avanzada</strong> y tanto la sintomatología como los hallazgos<br />

hemodinámicos son similares a los de la pericarditis constrictiva<br />

(PC). Diferenciar entre ambas entidades es crucial para su manejo,<br />

porque mientras que el tratamiento de la MCR suele ser médico<br />

y con escasos resultados, la PC tiene un tratamiento quirúrgico que<br />

es efectivo.<br />

Ambas entidades se caracterizan por una disminución de la distensibilidad<br />

ventricular con un aumento secundario de las presiones<br />

C ARAC TERÍSTIC AS Y APLIC AC IO N ES C LÍN IC AS DE LA <strong>RM</strong> EN EL ESTUDIO DE LAS MIO C ARDIO PATÍAS 3 5<br />

a b<br />

de llenado tanto del lado derecho como del izquierdo del corazón,<br />

con la consiguiente congestión venosa pulmonar y sistémica. La restricción<br />

del llenado ventricular se traduce morfológicamente en un<br />

aumento del diámetro de las aurículas y del calibre de la vena cava y<br />

suprahepáticas, con un tamaño normal de las cavidades ventriculares<br />

y un grosor normal del miocardio y del pericardio 39, 40 . La demostración<br />

de un engrosamiento focal o difuso del pericardio es el criterio<br />

clave que permite diferenciar a la PC de la MCR (Fig. 3.16).<br />

La ecocardiografía es la técnica habitualmente utilizada en la<br />

práctica clínica para la valoración inicial de las características morfológicas<br />

y funcionales de los pacientes con sospecha de MCR 40 .<br />

Sin embargo, el diagnóstico diferencial con la PC no siempre es<br />

posible porque en la ecocardiografía, es difícil analizar con precisión<br />

el grosor del pericardio y caracterizar su engrosamiento 41 .<br />

La <strong>RM</strong> es capaz de analizar en un solo estudio las características<br />

morfológicas y funcionales de la MCR (Tabla 3.5) y establecer<br />

el diagnóstico diferencial con la PC. Las secuencias cine-<strong>RM</strong> se utilizan<br />

para analizar el tamaño de las cavidades y el grosor del miocardio.<br />

Deben adquirirse en plano eje corto, para cuantificar el<br />

tamaño del ventrículo izquierdo y el grosor del miocardio y en plano<br />

cuatro cámaras para analizar la dilatación de las aurículas. Utilizando<br />

secuencias cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad y midiendo<br />

el volumen diastólico a través de las válvulas mitral y tricúspide<br />

puede cuantificarse y monitorizarse la restricción del llenado ven-<br />

Figura 3.16. Pericarditis constrictiva. Las imágenes axiales SE-T1 (a) y cine-<strong>RM</strong> en diástole (b) muestran engrosamiento difuso del pericardio<br />

adyacente a ambos ventrículos (flechas) y dilatación de la aurícula derecha (asterisco).<br />

TABLA 3.5<br />

Criterios morfológicos y funcionales de la MCR en <strong>RM</strong><br />

Información diagnóstica Secuencia Plano Parámetros obtenidos<br />

Grosor miocardio normal Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC Grosor miocardio<br />

M asa miocardio normal Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC M asa miocardio<br />

Aumento diámetros AI y AD Cine-<strong>RM</strong> multicorte Axial Diámetros de cavidades<br />

Cine-<strong>RM</strong> un corte 4 C<br />

Insuficiencia mitral y tricúspide Cine-<strong>RM</strong> un corte 4 C Chorro hipointenso VI-AI, VD-AD<br />

Cine-<strong>RM</strong> con CV PV Curvas, velocidad / tiempo<br />

Disminución función diastólica Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC VTD, VTS, FE, G C, VL<br />

Alteración funcional regional Cine-<strong>RM</strong> multicorte EC Trastornos motilidad<br />

Cine-<strong>RM</strong> con MM EC Deformación miocardio<br />

C aracteriz ación tisular SE-T1, SE-T2, G d Axial Intensidad de señal miocardio<br />

EC = eje corto, 4 C = cuatro cámaras, VI = ventrículo izquierdo, VD = ventrículo derecho, AI = aurícula izquierda, AD = aurícula derecha, PV = perpendicular a la válvula,<br />

C V = codificación de la velocidad, VTD = volumen telediastólico, VTS = volumen telesistólico, FE = fracción de eyección, G C = gasto cardíaco, VL = volumen latido,<br />

MM = marcaje del miocardio, G d = gadolinio.


3 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figura 3.17. Pericarditis constrictiva. <strong>Imagen</strong> axial SE-T1. Engrosamiento<br />

focal del pericardio (flechas), dilatación de ambas aurículas y<br />

aumento de señal en aurícula derecha (asterisco) por flujo lento secundario<br />

a aumento de las resistencias al llenado ventricular.<br />

tricular 42 . Además, ambas secuencias son útiles para analizar la insuficiencia<br />

mitral o tricúspide habitualmente asociadas.<br />

La demostración de un engrosamiento focal o difuso del pericardio<br />

(mayor de 4 mm) permite establecer el diagnóstico de la PC<br />

(Fig. 3.16 y 3.17) y diferenciarla de la MCR con una precisión del<br />

93% 9 . Aunque el engrosamiento del pericardio es el criterio clave<br />

para el diagnóstico de la PC, debe utilizarse en el contexto clínico<br />

adecuado, porque el pericardio puede estar engrosado tras una<br />

cirugía cardíaca o en la pericarditis urémica sin que exista una repercusión<br />

funcional constrictiva 43 . El pericardio se analiza mejor en las<br />

secuencias SE-T1, que deben incluir desde la bifurcación pulmonar<br />

hasta la desembocadura de las venas suprahepáticas en la vena cava<br />

inferior. En esta secuencia, el flujo lento en el interior de las aurículas<br />

puede simular trombos (Fig. 3.17). En casos dudosos, la correlación<br />

con las imágenes de cine-<strong>RM</strong> permite diferenciar entre ambas<br />

posibilidades.<br />

Algunas miocardiopatías específicas, como la amiloidosis, sarcoidosis<br />

o la enfermedad endomiocárdica, pueden manifestarse con<br />

una restricción del llenado ventricular y compartir el mismo aspecto<br />

morfológico y funcional de la MCR idiopática. En algunos casos,<br />

la <strong>RM</strong> puede aportar datos útiles para su diagnóstico diferencial y<br />

en otros sirve como guía para planificar la biopsia endomiocárdica.<br />

La amiloidosis cardíaca es una causa frecuente de MCR secundaria<br />

caracterizada por el depósito intersticial de amiloide en la pared<br />

de las cámaras cardíacas y en las válvulas aurículoventriculares. Aunque<br />

suele ser indistinguible de la MCR idiopática, en algunos casos<br />

el miocardio infiltrado por amiloide es de señal hipointensa en<br />

secuencias SE-T1 y T2 21 .<br />

La afectación cardíaca de la sarcoidosis puede tener características<br />

restrictivas o congestivas y, aunque el diagnóstico clínico y por<br />

técnicas de imagen es difícil, afecta al 20-30% de los casos según<br />

se ha constatado en series necrópsicas 44 . Los granulomas sarcoideos<br />

se manifiestan en <strong>RM</strong> como áreas focales hiperintensas en<br />

secuencias SE-T2, que se realzan tras la administración de gadolinio<br />

45 . Aunque estos hallazgos son inespecíficos, porque pueden<br />

verse en otras miocardiopatías inflamatorias, pueden ser útiles para<br />

planificar la biopsia endomiocárdica y para monitorizar la respuesta<br />

al tratamiento 46 .<br />

La enfermedad endomiocárdica, también conocida como MCR<br />

obliterativa, incluye a la endocarditis de Löffler y a la fibrosis endomiocárdica<br />

(enfermedad de Davis). Ambas entidades se caracterizan<br />

por un engrosamiento fibroso del endocardio, que de manera<br />

ocasional se extiende al miocardio, localizado habitualmente en<br />

el ápex y en la región subvalvular de uno o ambos ventrículos. En<br />

fases tardías, el miocardio es reemplazado por fibrosis y es frecuente<br />

la aparición de trombos apicales 39 . Son raras en nuestro medio y<br />

se diferencian porque la endocarditis de Löffler tiene predilección<br />

por climas templados y se asocia con eosinofília, mientras que la<br />

fibrosis endomiocárdica es más frecuente en climas tropicales y no<br />

se asocia con eosinofília. Aunque la fibrosis endomiocárdica comparte<br />

los hallazgos funcionales de la MCR idiopática, la <strong>RM</strong> es útil<br />

para diferenciar la obliteración característica del ápex ventricular por<br />

trombos y tejido fibroso de una tumoración apical 47 , diferenciarla<br />

de otras causas de restricción ventricular y monitorizar la respuesta<br />

al tratamiento 48 .<br />

CONCLUSIÓN<br />

La <strong>RM</strong> cardíaca es una técnica inocua capaz de diagnosticar y<br />

diferenciar las miocardiopatías en un solo estudio. Puede<br />

demostrar diferencias morfológicas y funcionales en los distintos<br />

tipos de miocardiopatías, lo que ayuda a aumentar la seguridad diagnóstica,<br />

adoptar las decisiones terapéuticas y a monitorizar los efectos<br />

del tratamiento. Además, en algunos casos, aporta información<br />

útil para diferenciar los distintos tipos de miocardiopatías específicas.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Richardson P, McKenna W, Bristow M y cols. «Report of the 1995 World<br />

Health Organization/International Society and Federation of Cardiology<br />

task force on the definition and classification of cardiomyopathies». Circulation,<br />

1996; 93:841-842.<br />

2. White RD, Obuchowski NA, Gunawardena S, Lipchik EO, Lever HM,<br />

Van Dyke CW, Lytle BW. «Left ventricular outflow tract obstruction in<br />

hypertrophic cardiomyopathy: presurgical and postsurgical evaluation by<br />

computed tomography magnetic resonance imaging». Am J Card Imaging,<br />

1996; 10:1-13.<br />

3. Soler R, Rodríguez E, Rodríguez JA, Pérez ML, Penas M. «Magnetic resonance<br />

imaging of apical hypertrophic cardiomyopathy». J Thorac Imaging,<br />

997; 12:221-225.<br />

4. Doherty NE 3rd, Seelos KC, Suzuki J, Caputo GR, O’Sullivan M, Sobol<br />

SM, Cavero P, Chatterjee K, Parmley WW, Higgins CB. «Application of<br />

cine nuclear magnetic resonance imaging for sequential evaluation of response<br />

to angiotensin-converting enzyme inhibitor therapy in dilated cardiomyopathy».<br />

J Am Coll Cardiol, 1992; 19: 1294-1302.<br />

5. Parga JR, Avila LF, Bacal F, Moreira LF, Stolf NG, Ramires JA, Bocchi EA.<br />

«Partial left ventriculectomy in severe idiopathic dilated cardiomyopathy:<br />

assessment of short-term results and their impact on late survival by magnetic<br />

resonance imaging». J Magn Reson Imaging, 2001; 13:781-786.<br />

6. Kayser HW, van der Wall EE, Sivananthan MU, Plein S, Bloomer TN, de<br />

Roos A. «Diagnosis of arrhythmogenic right ventricular dysplasia: a review».<br />

Radiographics, 2002; 22:639-648.<br />

7. Ricci C, Longo R, Pagnan L, Dalla Palma L, Pinamonti B, Camerini F, Bussani<br />

R, Silvestri F. «Magnetic resonance imaging in right ventricular dysplasia».<br />

Am J Cardiol, 1992; 70:1589-1595.<br />

8. Blake LM, Scheinman MM, Higgins CB. «MR features of arrhythmogenic<br />

right ventricular dysplasia». AJR, 1994; 162:809-812.


9. Masui T, Finck S, Higgins CB. «Constrictive pericarditis and restrictive<br />

cardiomyopathy: valuation with MR imaging». Radiology, 1992; 182:369-<br />

373.<br />

10. Maron BJ. «Hypertrophic cardiomyopathy: a systematic review». JAMA,<br />

2002; 287:1308-1320.<br />

11. Liberthson RR. S«udden death from cardiac causes in children and young<br />

adults». N Engl J Med, 1996; 334:1039-1044.<br />

12. Maron BJ, Gottdiener JS, Epstein SE. «Patterns and significance of distribution<br />

of left ventricular hypertrophy in hypertrophic cardiomyopathy.<br />

A wide angle, two dimensional echocardiographic study of 125 patients».<br />

Am J Cardiol, 1981; 48:418-428.<br />

13. Mozaffarian D, Cadwell JH. «Right ventricular involvement in hypertrophic<br />

cardiomyopathy: a case report and literature review». Clin Cardiol,<br />

2001; 24: 2-8.<br />

14. Soler R, Rodríguez E, Marini M. «Left ventricular mass in hypertrophic<br />

cardiomyopathy: assessment by three-dimensional and geometric<br />

methods». J Comput Assist Tomogr, 1999; 23:577-582.<br />

15. Maron BJ, Bonow RO, Cannon RO 3rd, Leon MB, Epstein SE. «Hypertrophic<br />

cardiomyopathy. Interrelations of clinical manifestations, pathophysiology,<br />

and therapy (1)». N Engl J Med, 1987; 316:780-789.<br />

16. Suzuki J, Chang JM, Caputo GR, Higgins CB. «Evaluation of right ventricular<br />

early diastolic filling by cine nuclear magnetic resonance imaging<br />

in patients with hypertrophic cardiomyopathy». J Am Coll Cardiol, 1991;<br />

18:120-126.<br />

17. Dong SJ, MacGregor JH, Crawley AP, McVeigh E, Belenkie I, Smith ER,<br />

Tyberg JV, Beyar R. «Left ventricular wall thickness and regional systolic<br />

function in patients with hypertrophic cardiomyopathy. A three-dimensional<br />

tagged magnetic resonance imaging study». Circulation, 1994;<br />

90:1200-1209.<br />

18. Kramer CM, Reichek N, Ferrari VA, Theobald T, Dawson J, Axel L.<br />

«Regional heterogeneity of function in hypertrophic cardiomyopathy».<br />

Circulation, 1994; 90:186-194.<br />

19. Schulz-Menger J, Strohm O, Waigand J, Uhlich F, Dietz R, Friedrich MG.<br />

«The value of magnetic resonance imaging of the left ventricular outflow<br />

tract in patients with hypertrophic obstructive cardiomyopathy after septal<br />

artery embolization». Circulation, 2000; 101:1764-1766.<br />

20. Sipola P, Lauerma K, Husso-Saastamoinen M, Kuikka JT, Vanninen E, Laitinen<br />

T, Manninen H, Niemi P, Peuhkurinen K, Jaaskelainen P, Laakso M,<br />

Kuusisto J, Aronen HJ. «First-pass MR imaging in the assessment of perfusion<br />

impairment in patients with hypertrophic cardiomyopathy and<br />

the Asp175Asn mutation of the alpha-tropomyosin gene». Radiology,<br />

2003; 226:129-137.<br />

21. Fattori R, Rocchi G, Celletti F, Bertaccini P, Rapezzi C, Gavelli G. «Contribution<br />

of magnetic resonance imaging in the differential diagnosis of<br />

cardiac amyloidosis and symmetric hypertrophic cardiomyopathy». Am<br />

Heart J, 1998; 136:824-830.<br />

22. Aguilera B, Suárez MP, Morentín B. «Miocardiopatía arritmogénica como<br />

causa de muerte súbita en España. Presentación de 21 casos». Rev Esp<br />

Cardiol, 1999; 52:656-662.<br />

23. Fontaine G, Fontaliran F, Frank R. «Arrhythmogenic right ventricular cardiomyopathies:<br />

clinical forms and main differential diagnoses». Circulation,<br />

1998; 97:1532-1535.<br />

24. McKenna WJ, Thiene G, Nava A, Fontaliran F, Blomstrom-Lundqvist C,<br />

Fontaine G, Camerini F. «Diagnosis of arrhythmogenic right ventricular<br />

dysplasia/cardiomyopathy». Task Force of the Working Group Myocardial<br />

and Pericardial Disease of the European Society of Cardiology and<br />

of the Scientific Council on Cardiomyopathies of the International Society<br />

and Federation of Cardiology. Br Heart J, 1994; 71:215-218.<br />

25. Midiri M, Finazzo M, Brancato M, Hoffmann E, Indovina G, Maria MD,<br />

Lagalla R. «Arrhythmogenic right ventricular dysplasia: MR features». Eur<br />

Radiol, 1997; 7:307-312.<br />

26. Burke AP, Farb A, Tashko G, Virmani R. «Arrhythmogenic right ventricular<br />

cardiomyopathy and fatty replacement of the right ventricular myocardium:<br />

are they different diseases?». Circulation, 1998; 97:1571-1580.<br />

27. Kayser HW, Schalij MJ, van der Wall EE, Stoel BC, de Roos A. «Biventricular<br />

function in patients with nonischemic right ventricle tachyarrhythmias<br />

assessed with MR imaging». AJR, 1997; 169:995-999.<br />

C ARAC TERÍSTIC AS Y APLIC AC IO N ES C LÍN IC AS DE LA <strong>RM</strong> EN EL ESTUDIO DE LAS MIO C ARDIO PATÍAS 3 7<br />

28. Naccarella F, Naccarelli G, Fattori R, Nava A, Martini B, Corrado D,<br />

Masotti A, Gatti M. «Arrhythmogenic right ventricular dysplasia: cardiomyopathy<br />

current opinions on diagnostic and therapeutic aspects».<br />

Curr Opin Cardiol, 2001; 16:8-16.<br />

29. Carlson MD, White RD, Trohman RG, Adler LP, Biblo LA, Merkatz KA,<br />

Waldo AL. «Right ventricular outflow tract ventricular tachycardia: detection<br />

of previously unrecognized anatomic abnormalities using cine magnetic<br />

resonance imaging». J Am Coll Cardiol, 1994; 24:720-727.<br />

30. Greer ML, MacDonald C, Adatia I. «MRI of Uhl’s anomaly». Circulation,<br />

2000; 101:E230-E232.<br />

31. Dec GW, Fuster V. «Idiopathic dilated cardiomyopathy». N Engl J Med,<br />

1994; 331:1564-1575.<br />

32. Elliott P. «Diagnosis and management of dilated cardiomyopathy». Heart,<br />

2000; 84:106-112.<br />

33. Strohm O, Schulz-Menger J, Pilz B, Osterziel KJ, Dietz R, Friedrich MG.<br />

«Measurement of left ventricular dimensions and function in patients<br />

with dilated cardiomyopathy». J Magn Reson Imaging, 2001; 13:367-<br />

371.<br />

34. Fujita N, Duerinekx AJ, Higgins CB. «Variation in left ventricular regional<br />

wall stress with cine magnetic resonance imaging: normal subjects<br />

versus dilated cardiomyopathy». Am Heart J, 1993; 125:1337-1345.<br />

35. MacGowan GA, Shapiro EP, Azhari H, Siu C O, Hees PS, Hutchins GM,<br />

Weiss JL, Rademakers FE. «Noninvasive measurement of shortening in<br />

the fiber and cross-fiber directions in the normal human left ventricle<br />

and in idiopathic dilated cardiomyopathy». Circulation, 1997; 96:535-<br />

541.<br />

36. Mason JW. «Endomyocardial biopsy and the causes of dilated cardiomyopathy».<br />

J Am Coll Cardiol, 1994; 23:591-592.<br />

37. Waxman S, Eustace S, Hartnell GG. «Myocardial involvement in primary<br />

hemochromatosis demonstrated by magnetic resonance imaging».<br />

Am Heart J, 1994; 128:1047-1049.<br />

38. Wagner S, Auffermann W, Buser P, Semelka RC, Higgins CB. «Functional<br />

description of the left ventricle in patients with volume overload,<br />

pressure overload, and myocardial disease using cine magnetic resonance<br />

imaging». Am J Card Imaging, 1991; 5:87-97.<br />

39. Kushwaha SS, Fallon JT, Fuster V. «Restrictive cardiomyopathy». N Engl<br />

J Med, 1997; 336:267-276.<br />

40. Ammash NM, Seward JB, Bailey KR, Edwards WD, Tajik AJ. «Clinical<br />

profile and outcome of idiopathic restrictive cardiomyopathy». Circulation,<br />

2000; 101:2490-2496.<br />

41. Karia DH, Xing YQ, Kuvin JT, Nesser HJ, Pandian NG. «Recent role of<br />

imaging in the diagnosis of pericardial disease». Curr Cardiol Rep, 2002;<br />

4:33-40.<br />

42. Szolar DH, Sakuma H, Higgins CB. «Cardiovascular applications of magnetic<br />

resonance flow and velocity measurements». J Magn Reson Imaging,<br />

1996; 6:78-89.<br />

43. Breen JF. «Imaging of the pericardium». J Thorac Imaging, 2001; 16:47-<br />

54.<br />

44. Perry A, Vuitch F. «Causes of death in patients with sarcoidosis. A morphologic<br />

study of 38 autopsies with clinicopathologic correlations». Arch<br />

Pathol Lab Med, 1995; 119:167-172.<br />

45. Chandra M, Silverman ME, Oshinski J, Pettigrew R. «Diagnosis of cardiac<br />

sarcoidosis aided by MRI». Chest, 1996; 110:562-565.<br />

46. Shimada T, Shimada K, Sakane T, Ochiai K, Tsukihashi H, Fukui M, Inoue<br />

S, Katoh H, Murakami Y, Ishibashi Y, Maruyama R. «Diagnosis of cardiac<br />

sarcoidosis and evaluation of the effects of steroid therapy by gadolinium-DTPA-enhanced<br />

magnetic resonance imaging». Am J Med, 2001;<br />

110:520-527.<br />

47. Goo HW, Han NJ, Lim TH. «Endomyocardial fibrosis mimicking right<br />

ventricular tumor». AJR, 2001; 177:205-206.<br />

48. Puvaneswary M, Joshua F, Ratnarajah S. «Idiopathic hypereosinophilic<br />

syndrome: magnetic resonance imaging findings in endomyocardial fibrosis».<br />

Australas Radiol, 2001; 45:524-527.<br />

Agradecimiento: A la doctora M Cuesta, del Servicio de Anatomía<br />

Patológica del Hospital Juan Canalejo de la Coruña.


INTRODUCCIÓN<br />

4<br />

Viabilidad miocárdica<br />

Luis Martí-Bonmatí e Ildefonso Roldán Torres<br />

A<br />

pesar de los avances en el tratamiento médico y la mejora<br />

de las técnicas de revascularización miocárdica, el pronóstico<br />

de pacientes con miocardiopatía isquémica con afectación<br />

coronaria extensa y disminución de la función ventricular izquierda<br />

continúa siendo malo. Valorar la viabilidad miocárdica tiene una<br />

gran importancia tanto en los pacientes con infarto agudo como<br />

en aquellos con disfunción ventricular izquierda severa (fracción<br />

de eyección inferior al 35%) 1-4 , dado que la recuperación de la<br />

disfunción ventricular puede predecirse por la presencia de miocardio<br />

viable.<br />

La disfunción ventricular izquierda severa es per se un poderoso<br />

predictor de evolución adversa, asociándose con una tasa de<br />

supervivencia a los cinco años en torno al 60% 5 . La supervivencia<br />

empeora conforme disminuye la fracción de eyección, se extiende<br />

la enfermedad coronaria y aumenta la edad. Estudios observacionales<br />

tras revascularización sugieren que los pacientes con mayores<br />

áreas de miocardio viable tienen una mayor tasa de supervivencia<br />

perioperatoria, mayor recuperación de la función ventricular izquierda,<br />

menos síntomas de insuficiencia cardíaca y mayor tolerancia al<br />

esfuerzo. Es decir, a mayor viabilidad mejores resultados6 . De aquí<br />

la gran importancia clínica de la cuantificación de la viabilidad miocárdica<br />

residual1-3, 7 .<br />

CONCEPTOS GENERALES<br />

A<br />

unque las primeras observaciones sobre los efectos de la<br />

disminución del flujo sanguíneo en la contractilidad miocárdica<br />

se llevaron a cabo ya en 1935, sólo en las últimas décadas se<br />

han conocido las consecuencias funcionales, estructurales y bioquímicas<br />

de la isquemia miocárdica. Se han descrito síndromes<br />

isquémicos como el de la conmoción o aturdimiento miocárdico,<br />

la hibernación, el precondicionamiento isquémico y la microcirculación<br />

coronaria. Junto a ellos nace el concepto de miocardio viable,<br />

que hace referencia a un miocardio desdiferenciado pero vivo,<br />

con alteraciones estructurales y funcionales que pueden normalizarse<br />

tras la revascularización.<br />

Mientras en algunos pacientes la disfunción severa del ventrículo<br />

izquierdo es el resultado de un infarto de miocardio con<br />

presencia de necrosis y formación de tejido cicatricial, con o sin<br />

remodelado ventricular; en otros es debida a grandes áreas de<br />

miocardio disfuncionante pero viable, representado por miocardio<br />

aturdido y/o hibernado que podría ser reversible mediante<br />

revascularización. Desde el punto de vista conceptual 8,9 , la conmoción<br />

miocárdica hace referencia a una disfunción postisquémica por<br />

afectación de la contractilidad con un flujo sanguíneo ya normalizado;<br />

mientras que el miocardio hibernado representa un estado<br />

concomitante de reducción en la contractilidad y la perfusión. La<br />

hibernación miocárdica se define como el estado de disfunción<br />

regional o global persistente del ventrículo izquierdo debido a una<br />

disminución prolongada del flujo sanguíneo coronario, que puede<br />

volver parcial o completamente a la normalidad si mejora el flujo<br />

tras la revascularización. La hibernación representa una adaptación<br />

de la contractilidad al descenso en el aporte energético, suficiente<br />

para sostener viables a los miocitos pero insuficiente para mantener<br />

la contracción sistólica 3 .<br />

La mejoría de la supervivencia tras la revascularización ocurre<br />

en subgrupos de pacientes que presentan arteriopatía coronaria<br />

multivaso y disfunción ventricular izquierda 10 . Este beneficio no se<br />

sabe si es el resultado de la mejoría de la disfunción ventricular<br />

izquierda presente en reposo, de la reducción de la isquemia y del<br />

infarto subsiguiente o de ambos. Se estima que del 25 al 40% de<br />

los pacientes con disfunción ventricular izquierda isquémica pueden<br />

mostrar una mejoría de la fracción de eyección ventricular<br />

izquierda tras la revascularización. La mejoría de la disfunción sistólica<br />

del ventrículo izquierdo es importante debido a que su fracción<br />

de eyección es uno de los determinantes principales de la<br />

supervivencia en pacientes con cardiopatía isquémica.<br />

La revascularización coronaria puede mejorar los síntomas de<br />

insuficiencia cardíaca y disminuir la mortalidad anual frente al tratamiento<br />

médico (del 16 al 3,2%). Sin embargo, no existe beneficio<br />

aparente para la revascularización respecto al tratamiento médico<br />

en ausencia de viabilidad 6 . Dada la elevada mortalidad perioperatoria<br />

(5-37%) en este grupo de pacientes, la cirugía debe contrastarse<br />

con prudencia, seleccionando cuidadosamente aquellos pacientes<br />

que obtendrían un mayor beneficio de la revascularización. Es<br />

primordial la identificación precisa de los pacientes con disfunción<br />

ventricular izquierda potencialmente reversible para recomendar<br />

la revascularización.


4 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

La disponibilidad de un método diagnóstico incruento y seguro<br />

que distinga el miocardio viable de aquel que ha sido irreversiblemente<br />

dañado, es decir, el hecho de que se diferencie la disfunción<br />

severa del ventrículo izquierdo originada por hipoperfusión<br />

crónica de aquella secundaria a pérdida de miocitos y fibrosis es<br />

muy importante en la toma de decisiones clínicas, ya que permitiría<br />

identificar a los pacientes con enfermedad coronaria y disfunción<br />

del ventrículo izquierdo en reposo que se beneficiarían de una<br />

estrategia de revascularización, estableciendo además un factor pronóstico<br />

1, 7 .<br />

M A RCA DORES Y TÉCNICAS<br />

DI AGNÓSTICAS<br />

DE MIOCA RDIO VI A BLE<br />

A<br />

unque las anormalidades en la contracción no se relacionan<br />

con la viabilidad, ya que tanto el miocardio viable como el<br />

necrótico pueden ser disfuncionales, el estándar clínico de viabilidad<br />

es la mejoría de la motilidad parietal global o regional tras la<br />

revascularización miocárdica. Muchos factores afectan al grado de<br />

mejoría de la función ventricular izquierda tras la revascularización.<br />

Entre éstos se pueden destacar la presencia y grado de aturdimiento<br />

y/o de hibernación, la anatomía coronaria, el hecho de que la revascularización<br />

sea completa o no, el infarto perioperatorio, la permeabilidad<br />

de los injertos, la reestenosis tras la angioplastia percutánea,<br />

el tamaño ventricular izquierdo, la posible existencia de una miocardiopatía<br />

primaria y la fiabilidad de los métodos empleados para<br />

detectar la mejora.<br />

Para poder comprender el fundamento de las diferentes técnicas<br />

en el estudio de la viabilidad miocárdica es conveniente recordar<br />

que la glucosa, el lactato y los ácidos grasos libres son los primeros<br />

sustratos productores de energía miocárdica en situación<br />

basal de reposo. En ayunas, los ácidos grasos son la principal fuente<br />

de energía, aportan aproximadamente el 60% de los requerimientos<br />

del metabolismo oxidativo; mientras que en el estado posprandial<br />

la glucosa es el principal sustrato para la producción de<br />

energía, la cual aporta aproximadamente el 68% de los requerimientos.<br />

En situaciones de isquemia se producen una serie de alteraciones<br />

en el metabolismo miocárdico, con pérdida del potencial<br />

oxidativo y una mayor utilización de glucosa. Las células podrían<br />

utilizar la vía de la glucólisis anaeróbica (efecto Pasteur), manteniendo<br />

la viabilidad del miocito a expensas de una menor eficiencia<br />

en la utilización del sustrato. La energía obtenida por esta vía<br />

puede ser suficiente para mantener el gradiente electroquímico a<br />

través de la membrana celular, pero insuficiente para sostener la<br />

actividad mecánica del miocito.<br />

Se han desarrollado técnicas precisas que tratan de valorar la<br />

necrosis y predecir mejor la recuperación funcional del ventrículo<br />

izquierdo tras la revascularización coronaria. En la evaluación de<br />

estas técnicas se considera a una región disfuncionante como viable<br />

sólo si la función mejora tras la revascularización. La principal<br />

fuerza de estos métodos de imagen corresponde a su precisión<br />

global para distinguir el miocardio hibernado del irreversiblemente<br />

dañado mediante la observación de diferentes aspectos del<br />

músculo cardíaco: perfusión miocárdica, actividad metabólica celular,<br />

integridad de la membrana celular y reserva contráctil.<br />

La valoración de la integridad de membrana y perfusión miocárdica<br />

mediante los estudios isotópicos con radiotrazadores, como<br />

el 201talio o los compuestos tecneciados ( 99mTc sestamibi, 99mTc tetro-<br />

fosmin), se realiza utilizando una gammacámara con SPECT sincronizada<br />

con el ECG. La viabilidad se asocia a una extracción de<br />

los trazadores igual o superior al 50%. Las desventajas de la SPECT<br />

incluyen su limitada resolución espacial y la incapacidad para diferenciar<br />

entre viabilidad subendocárdica y transmural.<br />

La valoración de la reserva contráctil celular puede analizarse<br />

mediante ecocardiografía con infusión de dobutamina o de milrinona.<br />

El engrosamiento sistólico en los segmentos acinéticos indica<br />

su viabilidad. Los problemas de esta técnica son la incompleta<br />

visualización de segmentos miocárdicos en un 15-20% de pacientes,<br />

la valoración visual subjetiva del engrosamiento de la pared y<br />

la observación de que algunos segmentos severamente isquémicos<br />

presentan falsos negativos con la estimulación inotrópica. Recientemente<br />

se han incorporado otras técnicas ecocardiográficas de vialidad,<br />

como el estudio de perfusión con contraste, el Doppler tisular<br />

y el análisis de la función diastólica del ventrículo izquierdo.<br />

La PET permite la evaluación simultánea de la perfusión miocárdica,<br />

con 13 N-amonio como trazador del flujo, y del metabolismo<br />

celular, por la captación miocárdica de 18 F-desoxiglucosa.<br />

Un patrón de falta de correspondencia en el que se muestra captación<br />

de 18 F-desoxiglucosa en áreas con flujo disminuido indica<br />

viabilidad. Sin embargo, las limitaciones de la PET son su incapacidad<br />

para valorar la extensión transmural en profundidad y su<br />

alto coste.<br />

La <strong>TC</strong> de alta velocidad de adquisición y sincronismo cardíaco,<br />

representada clásicamente por el tomógrafo de haz de electrones<br />

y recientemente por los equipos multicanales-multidetectores, permite<br />

evaluar la calcificación miocárdica, la luz de los vasos coronarios,<br />

la perfusión miocárdica y algunos determinantes funcionales<br />

con una alta eficacia 3 . Sin embargo, esta técnica utiliza radiaciones<br />

ionizantes y medios de contrastes iodados, es poco sensible en la<br />

detección de necrosis-fibrosis y necesitaría para ser más reproducible<br />

de unos tiempos de adquisición todavía menores, del orden<br />

de 25 ms 11 .<br />

RESONANCI A M AGNÉTICA<br />

Esta técnica permite estudiar múltiples aspectos de la viabilidad<br />

cardíaca, como las variaciones en el espesor de la pared miocárdica<br />

y su contracción, la perfusión miocárdica y el lavado del contraste,<br />

la reserva funcional y la integridad metabólica mediante la<br />

espectroscopia 12, 13 .<br />

La <strong>RM</strong> es la técnica que mejor visualiza la localización, el tamaño<br />

y la extensión de la cicatriz miocárdica, con una excelente resolución<br />

espacial14 . El uso de secuencias sincronizadas con el corazón<br />

y la respiración, junto a una alta resolución temporal y la utilización<br />

de un medio de contraste de distribución extravascular, identifica<br />

las alteraciones funcionales y los infartos como regiones con depresión<br />

en la contractilidad, hipoperfundidas y/o tardíamente hiperintensas<br />

tras el contraste. Esta aplicación de la <strong>RM</strong> es una de las de<br />

mayor impacto clínico de la técnica.<br />

Método<br />

Tanto las imágenes de contractilidad como las tardías se obtienen<br />

al menos en los tres planos principales del corazón: dos cámaras,<br />

eje corto y cuatro cámaras 13, 15 (Figs. 4.1-4.4). Las imágenes<br />

dinámicas de perfusión suelen obtenerse en el eje corto, ya que<br />

en este plano se observa mejor el ventrículo izquierdo. El empleo


de técnicas de aceleración en la adquisición ha tenido una gran<br />

repercusión en la calidad de las imágenes y los estudios. La imagen<br />

en paralelo (principales acrónimos: SENSE, IPAT, ASSET) permite<br />

obtener mayores coberturas espaciales y fases del ciclo cardíaco, a<br />

la par que permite reducir el tamaño del voxel y reducir el tiempo<br />

de adquisición 13 . El relleno segmentado del espacio k ha permitido<br />

también mejorar considerablemente la resolución.<br />

En un estudio de <strong>RM</strong> hay que tener en cuenta que el paciente<br />

debe estar en una posición cómoda dada la duración global, el sincronismo<br />

respiratorio debe hacerse en espiración, debe ajustarse<br />

el sincronismo en cada secuencia a la frecuencia cardíaca real, debe<br />

minimizarse el movimiento respiratorio ajustando los retrasos en<br />

la adquisición sincronizada, deben evitarse los artefactos de solapamiento<br />

al programar la geometría, debe aumentarse la resolución<br />

espacial y disminuir la temporal (bobinas de superficie, imágenes<br />

en paralelo y técnicas de aceleración en el relleno del espacio<br />

k) y deben estudiarse el mayor número posible de fases en un<br />

ciclo cardíaco 15 .<br />

Las principales características técnicas en nuestro centro se detallan<br />

en la tabla 4.1. La contracción ventricular se analiza con estudios<br />

dinámicos multicorte-multifase obtenidos con sincronismo respiratorio<br />

y cardíaco, visualizados en modo cine. La técnica que más<br />

ha influido en el avance de esta parcela es la eco de gradiente potenciada<br />

en T2 con sensibilización al flujo en las tres direcciones del<br />

espacio (2D-FR-EGR, fully refocused EGR; principales acrónimos:<br />

B-FFE, FISP, True-FISP, FIESTA) (Figs. 4.1 a y b). Esta secuencia presenta<br />

un excelente contraste de los límites endocárdicos y epicárdicos,<br />

con una alta resolución espacial y temporal. Su robustez frente<br />

a los artefactos de movimiento la hace muy fiable y reproducible<br />

en los estudios cardíacos. También pueden emplearse secuencias<br />

con enrejillado (tagging) para estimar más objetivamente las alteraciones<br />

en la contracción.<br />

De forma complementaria pueden utilizarse otras técnicas<br />

potenciadas en T2 con secuencias RARE, y especialmente la secuencia<br />

RARE-STIR con un prepulso adicional de anulación de la sangre,<br />

para visualizar el área de edema mural asociado al infarto 3 .<br />

La <strong>RM</strong> permite analizar la perfusión miocárdica utilizando el primer<br />

paso de un medio de contraste administrado en bolo, mediante<br />

el análisis de las propiedades del tránsito en cada región del miocardio.<br />

Los estudios de perfusión se realizan con una secuencia<br />

dinámica potenciada en T1, minimizando los artefactos de despla-<br />

VIABILIDAD MIO C ÁRDIC A 4 1<br />

zamiento químico mientras el paciente respira muy suavemente<br />

(Figs. 4.1 c y d y 4.3 a). Se obtienen tras la inyección de un medio<br />

de contraste extracelular cuyo primer paso por la circulación es<br />

principalmente intravascular. Los quelatos de gadolinio empleados<br />

realzan el miocardio normal durante su fase en el compartimiento<br />

intravascular. Se emplean dosis altas de 0,4 ml/kg de peso a una<br />

velocidad de 5-6 ml/s, simultaneando el inicio de la inyección y el<br />

de la adquisición para asegurar unas primeras imágenes basales sin<br />

contraste. Las imágenes se adquieren al final de la diástole (máximo<br />

retraso en la sincronización, trigger delay) para permitir la máxima<br />

captación coronaria del miocardio. Aunque debería adquirirse<br />

toda la cobertura ventricular sobre su eje largo, es frecuente<br />

tener que ajustar el número de cortes a la resolución temporal<br />

requerida. En nuestro equipo (Intera 1.5 Philips Medical Systems)<br />

se ha priorizado la resolución temporal (30 dinámicos repetidos<br />

cada tres segundos) frente a la espacial (paquete dinámico de tres<br />

cortes).<br />

Los estudios para valorar las captaciones tardías se realizan con<br />

secuencias que presentan una alta resolución temporal y espacial,<br />

junto a una baja señal miocárdica. Pueden utilizarse las secuencias<br />

2D-FR-EGR balanceadas (Figs. 4.1 e y f y 4.4 c), con lo que se obtienen<br />

imágenes en los tres planos principales antes y después del contraste.<br />

Sin embargo, estas secuencias tienen una menor sensibilidad<br />

a la captación que las EG potenciadas en T1 con preparación tisular<br />

mediante un prepulso de inversión (principales acrónimos: Turbo-<br />

FFE, Turbo Flash, Fast GRE, Fast SPGR) (Fig. 4.4) 4, 12, 16 . El tiempo<br />

de inversión se ajusta para minimizar la señal miocárdica (usualmente<br />

entre 200-400 ms), mientras que el TE se acorta para minimizar el<br />

tiempo de adquisición y maximizar la potenciación en T1 (Figs. 4.2,<br />

4.3 b, c y d, 4.4). La potenciación T1 se requiere para aumentar la<br />

sensibilidad al efecto paramagnético del gadolinio y minimizar la<br />

hiperseñal del edema tisular asociado a las áreas alteradas pero no<br />

necesariamente infartadas.<br />

Debido al lavado miocárdico rápido, el tejido normal no retiene<br />

gadolinio pasados cinco minutos de su administración 3, 17 . En<br />

nuestra experiencia, una vez pasados los cinco minutos tras el inicio<br />

de la inyección ya se pueden obtener imágenes con un contraste<br />

suficiente entre el infarto y el miocardio viable 12 , aunque algunos<br />

autores las adquieren a los 15-30 minutos postcontraste para<br />

asegurar la delimitación del área no viable por el acúmulo de gadolinio<br />

en el espacio extracelular 2 . Parece, no obstante, constatado<br />

TABLA 4.1<br />

Protocolo de viabilidad miocárdica. Secuencias utilizadas en un equipo Philips Intera de 1,5 Tesla con gradientes de 30 mT / m<br />

Contractilidad Perfusión Tardío Tardío<br />

2D-FR-EGR 2D-Turbo-EGR 3D-Turbo-EGR-T1 2D-Turbo-FR-EGR<br />

Bobina cardíaca de 5 elementos cardíaca de 5 elementos cardíaca de 5 elementos cardíaca de 5 elementos<br />

acoplados acoplados acoplados acoplados<br />

F O V 400 470 380 400<br />

M atriz 192 x 256 256 x 256 256 x 256 192 x 256<br />

Espesor 9 mm 10 mm 5 mm 7 mm<br />

Número de cortes 6 3-5 16 9<br />

Factor <strong>Imagen</strong> Paralelo 2 no 2 2<br />

Secuencia EGR fully refocused (balanced) TurboEGR single-shot 3D-TurboEGR multi-shot TurboEGR fully refocused<br />

(balanced) single-shot<br />

TR / TE / ángulo 2,8 / 1,4 / 60° 2,9 / 1,4 / 60° 3,9 / 1,2 / 15° 3,3 / 1,6 / 50°<br />

TI no 400 200 280<br />

Imágenes por fase VC G máximo (11-15) 1 1 1<br />

Sincronismo cardíaco VC G , 550 ms retraso VC G , 470 ms VC G , 550 ms retraso VC G , 550 ms retraso<br />

Apnea sí, espiratoria no sí, espiratoria sí, espiratoria<br />

NSA 1 1 1 1<br />

Duración promedio 11 s 90s 16 s 7 s


4 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

d<br />

que no existen diferencias apreciables en el área del infarto en las<br />

imágenes obtenidas entre los 5 y los 30 minutos tras la inyección<br />

(Fig. 4.4 a y b) 14, 16, 18 .<br />

Aunque todavía falta por desarrollar todo el potencial, la espectroscopia<br />

tendrá un papel primordial en el análisis metabólico mio-<br />

e f<br />

Figura 4.1. Paciente con infarto postero-infero-lateral. En el estudio de contractilidad (2D-FR-EGR, eje corto) se observa una ausencia de<br />

engrosamiento miocárdico en telesístole (a) respecto a la misma área en telediástole (b). La fracción de eyección calculada fue del 25%. En<br />

los estudios de perfusión (2D-Turbo-EGR) se observa una ausencia de captación en los segmentos aquinéticos (c), que permanecen con la misma<br />

hipointensidad que en la imagen inicial con el Gd únicamente en la cavidad ventricular (d). En las imágenes tardías (2D-FR-EGR); e) eje corto;<br />

f) cuatro cámaras se evidencia el hiperrealce transmural del infarto.<br />

Figura 4.2. Corte de cuatro cámaras tardío (3D-Turbo-EGR-T1)<br />

donde se aprecia un infarto subendocárdico que afecta al ápex y segmento<br />

medio del septo.<br />

cárdico. La 1 H-E<strong>RM</strong> (espectroscopia de hidrógeno) analiza la disminución<br />

de la concentración relativa de creatina fosforilada en el infarto<br />

con una mayor sensibilidad y eficacia global que la 31 P-E<strong>RM</strong> (espectroscopia<br />

de fósforo) en el análisis de fosfatos energéticos 11, 19 . Ambas<br />

técnicas pueden utilizar volúmenes únicos, aunque su mayor eficacia<br />

vendrá de la mano de las imágenes paramétricas moleculares<br />

adquiridas con sincronismo cardíaco 2 .<br />

Análisis<br />

c<br />

El adelgazamiento mural en diástole se asocia al infarto crónico<br />

transmural y puede analizarse con las secuencias 2D-FR-EGR (Fig.<br />

4.1 b) o con aquellas potenciadas en T1 con la señal de la sangre<br />

minimizada (como con la secuencia 2D-SE-EPI potenciada en T1).<br />

Las mediciones del espesor de la pared ventricular parecen ser más<br />

precisas con <strong>RM</strong> que con ecocardiografía. Deben considerarse anormales<br />

los espesores telediastólicos inferiores a 5,5 mm 7 . Este signo<br />

tardío no aparece hasta que pasan seis semanas del infarto 3 .<br />

Los infartos recientes se observan hiperintensos en las secuencias<br />

potenciadas en T2, siendo esta alteración mayor que el área<br />

no viable 20 . Los infartos crónicos pueden ser tanto hipo como isointensos<br />

en estas secuencias, dada la menor cantidad de agua presente<br />

en el tejido cicatricial (Figs. 4.1 a y b) 3 .<br />

La contractilidad se analiza visualizando en modo cine la secuencia<br />

2D-FR-EGR. Esta técnica es rápida de adquirir y permite visualizar<br />

alteraciones morfológicas y de contractilidad. Dado su contraste<br />

T2/T1, permite también analizar las hiperintensidades de<br />

señal del edema tisular precoz asociado a la necrosis miocárdica.<br />

La secuencia 2D-FR-EGR permite además cuantificar la fracción de


a b c d<br />

eyección del ventrículo izquierdo con una alta precisión 21 . La presencia<br />

de hemorragia en el infarto se visualiza por señales heterogéneas<br />

y áreas hipointensas por susceptibilidad magnética. Puede<br />

utilizarse el aumento en la contractilidad tras estímulo (como tras<br />

dobutamina) para identificar el miocardio viable frente al necrótico-cicatricial<br />

que no responde.<br />

La reducción de la perfusión miocárdica es un indicador sensible<br />

de isquemia, ya que el flujo sanguíneo miocárdico está directamente<br />

relacionado con el aporte de oxígeno. Su capacidad para<br />

detectar la isquemia miocárdica es superior a la de la coronariografía<br />

debido a que valora la relevancia funcional más que la apariencia<br />

morfológica de la estenosis. Además, el análisis de la perfusión permite<br />

estimar la presencia de flujo por colaterales. La perfusión de<br />

los segmentos se analiza con la observación del primer paso de Gd<br />

a través de los capilares. El contraste en la perfusión refleja la densidad<br />

de capilares regionales efectivos y funcionantes, y se relaciona<br />

con estenosis significativas de las arterias coronarias 21 y con el<br />

área del infarto 20 . Con la hipoperfusión se alarga el tiempo hasta la<br />

captación máxima, disminuyendo también el grado de captación 12 .<br />

En las imágenes fuente se constatan áreas hipointensas, originadas<br />

en la región subendocárdica, con una extensión transmural variable<br />

(Figs. 4.1 d y 4.3 a). Esta reducción del flujo sanguíneo debe integrarse<br />

como información adicional al hallazgo del realce tardío 1, 2, 21 .<br />

El área de hipercaptación miocárdica en las adquisiciones tardías<br />

se corresponde con las áreas infartadas, tanto recientes como subagudas<br />

y crónicas 4, 18 , aunque también pueden existir pequeñas zonas<br />

de realce tardío periinfarto asociadas sólo con el edema 2, 20 e, incluso,<br />

se han llegado a describir áreas hiperintensas recuperadas tras la<br />

revascularización 12 . En la captación tardía el medio de contraste extravascular<br />

extracelular se acumula por diversos mecanismos: alteraciones<br />

en la permeabilidad capilar, pérdida de la integridad de la mem-<br />

brana miocitaria, aumento del espacio extracelular, fijación a áreas de<br />

fibrosis y lavado lento del contraste 2, 22, 23 . La <strong>RM</strong> es la mejor técnica<br />

para detectar los infartos subendocárdicos con afectación transmural<br />

inferior al 50% (Fig. 4.2) 24 . Esta captación tardía, reflejo bastante<br />

fiel del área de infarto establecido, constituye la indicación clínica más<br />

aceptada de la <strong>RM</strong>.<br />

Para que la relación entre el área de hipercaptación y la del infarto<br />

sea precisa se necesitan imágenes con la mayor resolución espacial<br />

posible, idealmente isométricas. La afectación en los estudios de<br />

perfusión y tardíos se define, de mayor a menor recuperación funcional,<br />

como subendocárdica, transmural y homogénea o transmural<br />

de predominio marginal 1, 3, 14, 24 . Las áreas hipointensas en el interior<br />

de las cicatrices representan obstrucción microvascular 2, 22, 25 y<br />

son un signo de peor pronóstico (Fig. 4.3 b).<br />

La profundidad del hiperrealce mantenido y progresivo predice la<br />

recuperación de la función después de la revascularización. Así, la contractilidad<br />

aumentó en el 78% de las regiones sin hiperrealce, mientras<br />

que en las regiones con hiperrealce mayor del 75% de la pared<br />

aumentó sólo en el 1,7% 26 . De este modo se puede predecir la recuperación<br />

funcional sobre la base del porcentaje de pared con hiperseñal<br />

tardía. Si ésta no existe, prácticamente todos los segmentos acinéticos<br />

mejoran en función, mientras que si hay más de un 50%, la<br />

probabilidad de mejora funcional es muy baja ( = 7%) 26, 27 .<br />

CRÍTICAS A LOS ESTUDIOS<br />

DE VI A BILIDA D<br />

A unque<br />

VIABILIDAD MIO C ÁRDIC A 4 3<br />

Figura 4.3. Estudio de perfusión donde se observa el área hipoperfundida que afecta al territorio de la cara anterior (2D-Turbo-EGR; a) eje<br />

corto). En los estudios tardíos (3D-Turbo-EGR-T1; b) eje corto; c) cuatro cámaras; d) dos cámaras) se constata el hiperrealce transmural en<br />

septo y cara anterior con un coágulo en ápex. Nótese el área hipointensa en el interior de la cicatriz por obstrucción microvascular (b).<br />

a b c<br />

Figura 4.4. Estudio tardío cuatro cámaras donde se observa un área de miocardio no viable en el ápex del ventrículo izquierdo. Esta área se<br />

evidencia con un tamaño similar a los cinco minutos (a, 3D-Turbo-EGR-T1) y a los diez minutos (b, 3D-Turbo-EGR-T1), mientras que su tamaño<br />

se infraestima con la secuencia 2D-FR-EGR (c).<br />

la <strong>RM</strong> es una técnica muy fiable, todas las pruebas existentes<br />

de viabilidad presentan un número de «segmentos via-


4 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

bles según el test» cuya función no mejora tras la revascularización.<br />

Son varias las explicaciones posibles para estos falsos resultados.<br />

Muy pocos estudios evalúan la permeabilidad del vaso o del<br />

injerto mediante angiografía coronaria. Por tanto, no se puede excluir<br />

la revascularización incompleta, reestenosis, reoclusión ni la progresión<br />

de la enfermedad. Los segmentos viables localizados en<br />

estos territorios pueden no recuperar su función con un miocardio<br />

viable.<br />

El momento idóneo para valorar la recuperación de la función<br />

es de gran importancia. La valoración postoperatoria muy temprana<br />

de la función puede estar mediatizada por la presencia de aturdimiento<br />

postquirúrgico, cuya duración se ha descrito de hasta siete<br />

días tras la cirugía coronaria. Puede producirse una recuperación<br />

retrasada de hasta doce a catorce meses después de la revascularización<br />

28 , aunque la mayoría de estos pacientes ya exhiben una<br />

recuperación funcional a los tres meses de la revascularización. El<br />

miocardio severamente lesionado por hibernación prolongada<br />

puede necesitar un tiempo mayor para recuperar su función tras<br />

la restauración de una perfusión adecuada.<br />

También puede haberse producido isquemia y/o necrosis antes,<br />

durante o tras la revascularización, lo que puede haber impedido<br />

la mejoría de la función en los segmentos viables. Además, es plausible<br />

que la presencia de un remodelado severo con dilatación ventricular<br />

antes de la revascularización no permita la recuperación de<br />

la función tras la misma, aunque exista tejido viable. Se ha comprobado<br />

que los pacientes en los que se recupera la función tras la<br />

revascularización tienen volúmenes telesistólicos y telediastólicos<br />

significativamente menores.<br />

En presencia de una angina severa la supervivencia tras la revascularización<br />

puede deberse al aumento del flujo de sangre hacia áreas<br />

miocárdicas, ni aturdidas ni hibernadas pero irrigadas por coronarias<br />

severamente estenóticas. Tales regiones pueden mostrar isquemia<br />

inducida por el estrés antes de la revascularización sin anormalidad<br />

de la función en reposo. Bajo estas circunstancias, la<br />

revascularización de este miocardio puede prevenir subsiguientes<br />

episodios isquémicos fatales y contribuir a optimizar el resultado<br />

clínico sin mejorar la función del ventrículo en reposo.<br />

La mayoría de las técnicas se muestran menos precisas en los<br />

segmentos hipoquinéticos, ya que suelen representar una mezcla<br />

de tejido epicárdico viable normal y necrosis subendocárdica y, aunque<br />

son realmente viables, la totalidad de ellos no recuperan la función<br />

tras la revascularización debido a que la disfunción se relaciona<br />

con la presencia de necrosis subendocárdica. Esta observación<br />

enfatiza que los términos viabilidad y recuperación de la función no<br />

son intercambiables.<br />

La pronta revascularización de un miocardio viable, dentro de<br />

las primeras seis semanas posteriores al diagnóstico, contribuye a<br />

obtener mejores resultados respecto al incremento de la fracción<br />

de eyección del ventrículo izquierdo. La hibernación miocárdica<br />

representa una adaptación incompleta a la isquemia, por lo que el<br />

precario balance entre perfusión y viabilidad no puede mantenerse<br />

indefinidamente ya que la necrosis miocárdica ocurrirá finalmente<br />

si el flujo sanguíneo no se restaura.<br />

CONCLUSIÓN<br />

En la enfermedad coronaria arterioesclerótica el disbalance entre<br />

demanda tisular y acceso al oxígeno resultará en isquemia miocárdica.<br />

El pronóstico a largo plazo de los pacientes con miocardiopatía<br />

isquémica es muy variable. Entre los factores más imbri-<br />

cados se encuentran la extensión del infarto, el éxito en las técnicas<br />

de revascularización, la función ventricular, la extensión de la<br />

lesión coronaria y la edad del paciente. La disfunción ventricular<br />

izquierda crónica se relaciona con la extensión de la fibrosis y de la<br />

hibernación miocárdica, por lo que la identificación de estos factores<br />

es de suma importancia. El miocardio con alteraciones en la<br />

contracción e hipoperfundido pero viable es el que se beneficiará<br />

de los procedimientos de revascularización.<br />

Aunque todavía se necesitan imágenes de una mayor resolución<br />

espacial y temporal, así como clarificar el uso de la espectroscopía<br />

miocárdica y el impacto de los nuevos medios de contraste<br />

intravasculares, la <strong>RM</strong> es un método excelente y reproducible para<br />

evaluar la perfusión y el hiperrealce tardío en regiones miocárdicas<br />

disfuncionantes, indicativo de ausencia de viabilidad representada<br />

por necrosis y fibrosis.<br />

En un futuro próximo la <strong>RM</strong> permitirá evaluar con precisión<br />

la localización y grado de la estenosis coronaria, su impacto en el<br />

miocardio (contractilidad, perfusión y viabilidad), el metabolismo<br />

parietal (espectroscopia e imagen molecular) y las complicaciones<br />

de la isquemia (remodelación de cavidades e insuficiencia valvular).<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Bax JJ, de Roos A, van der Wall EE. «Assesment of myocardial viability<br />

by MRI». J Magn Reson Imaging, 1999; 10:418-422.<br />

2. Sandstede JW. «Assessment of myocardial viability by MR imaging». Eur<br />

Radiol, 2003; 13:52-61.<br />

3. Lipton MJ, Bogaert J, Boxt LM, Reba RC. «Imaging of ischemic heart<br />

disease». Eur Radiol, 2002; 12:1061-1080.<br />

4. Kitagawa K, Sakuma H, Hirano T, Okamoto S, Makino K, Takeda K.<br />

«Acute myocardial infarction: myocardial viability assessment in patients<br />

early thereafter comparison of contrast-enhanced MR imaging with resting<br />

(201)Tl SPECT. Single photon emission computed tomography».<br />

Radiology, 2003; 226:138-144.<br />

5. Bonow RO. «Myocardial viability and prognosis in patients with ischemic<br />

left ventricular dysfunction». J Am Coll Cardiol, 2002; 39:1159-1162.<br />

6. Allman KC, Shaw LJ, Hachamovitch R, Udelson JE. «Myocardial viability<br />

testing, and impact of revascularization on prognosis in patients with<br />

coronary artery disease and left ventricular dysfunction: a meta-analysis».<br />

J Am Coll Cardiol, 2002; 39:1151-1158.<br />

7. Mahrholdt H, Wagner A, Judd <strong>RM</strong>, Sechtem U. «Assessment of myocardial<br />

viability by <strong>cardiovascular</strong> magnetic resonance imaging». Eur Heart<br />

J, 2002; 23:602-619.<br />

8. Braunwald E, Kloner R. «The stunned myocardium: prolonged, postischemic<br />

ventricular dysfunction». Circulation, 1982; 66:1146-1149.<br />

9. Rahimtoola S. «The hibernating myocardium». Am Heart J, 1989;<br />

117:211-220.<br />

10. Di Carli MF, Hachamovitch R, Berman DS. «The art and science of predicting<br />

postrevascularization improvement in left ventricular (LV) function<br />

in patients with severely depressed LV function». J Am Coll Cardiol,<br />

2002; 40:1744-1747.<br />

11. Rienmüller R. «Cardiac radiology. Is there any role for radiology of the<br />

heart?». Eur J Radiol, 2001; 38:167-172.<br />

12. Lauerma K, Niemi P, Hanninen H, Janatuinen T, Voipio-Pulkki LM, Knuuti<br />

J, Toivonen L, Makela T, Makijarvi MA, Aronen HJ. «Multimodality MR<br />

imaging assessment of myocardial viability: combination of first-pass and<br />

late contrast enhancement to wall motion dynamics and comparison<br />

with FDG PET-initial experience». Radiology, 2000; 217:729-736.<br />

13. Plein S, Ridgway JP, Jones TR, Bloomer TN, Sivananthan MU. «Coronary<br />

artery disease: assessment with a comprehensive MR imaging protocol-initial<br />

results». Radiology, 2002; 225:300-307.


14. Mahrholdt H, Wagner A, Holly TA, Elliott MD, Bonow RO, Kim RJ, Judd<br />

<strong>RM</strong>. «Reproducibility of chronic infarct size measurement by contrastenhanced<br />

magnetic resonance imaging». Circulation, 2002; 106:2322-<br />

2327.<br />

15. Boxt LM. «Primer on cardiac magnetic resonance imaging: how to<br />

perform the examination». Top Magn Reson Imaging, 2000; 11:331-<br />

347.<br />

16. Simonetti OP, Kim RJ, Fieno DS y col. «An improved MR imaging technique<br />

for the visualization of myocardial infarction». Radiology, 2001;<br />

218:215-223.<br />

17. Matsui T, Saeed M, Wendland MF, Higgins CB. «Occlusive and reperfused<br />

myocardial infarcts: MR imaging differentiation with nonionic Gd-<br />

DTPA-BMA». Radiology, 1991; 181:77-83.<br />

18. Kim RJ, Fieno DS, Parrish TB y cols. «Relationship of MRI delayed contrast<br />

enhancement to irreversible injury, infarct age and contractile<br />

function». Circulation, 1999; 100:1992-2002.<br />

19. Beer M, Buchner S, Sandstede J, Viehrig M, Lipke C, Krug A, Kostler<br />

H, Pabst T, Kenn W, Landschutz W, von Kienlin M, Harre K, Neubauer<br />

S, Hahn D. «(31) P-MR Spectroscopy for the evaluation of energy<br />

metabolism in intact residual myocardium after acute myocardial infarction<br />

in humans». MAGMA ,2001; 13:70-75.<br />

20. Choi SI, Jiang C Z, Lim KH, Kim ST, Lim C H, Gong GY, Lim T H.<br />

«Application of breath-hold T2-weighted, first-pass perfusion and<br />

gadolinium-enhanced T1-weighted MR imaging for assessment of<br />

myocardial viability in a pig model». J Magn Reson Imaging, 2000;<br />

11:476-480.<br />

21. Chiu CW, So NM, Lam WW, Chan KY, Sanderson JE. «Combined<br />

first-pass perfusion and viability study at MR imaging in patients with<br />

VIABILIDAD MIO C ÁRDIC A 4 5<br />

non-ST segment-elevation acute coronary syndromes: feasibility stud»y.<br />

Radiology, 2003; 226:717-722.<br />

22. Sandstede JJ, Lipke C, Beer M, Harre K, Pabst T, Kenn W, Neubauer S,<br />

Hahn D. «Analysis of first-pass and delayed contrast-enhancement patterns<br />

of dysfunctional myocardium on MR imaging: use in the prediction<br />

of myocardial viability». AJR, 2000; 174:1737-1740.<br />

23. Saeed M, Wendland MF, Watzinger N, Akbari H, Higgins CB. «MR contrast<br />

media for myocardial viability, microvascular integrity and perfusion».<br />

Eur J Radiol, 2000; 34:179-195.<br />

24. Wagner A, Mahrholdt H, Holly TA, Elliott MD, Regenfus M, Parker M,<br />

Klocke FJ, Bonow RO, Kim RJ, Judd <strong>RM</strong>. «Contrast-enhanced MRI and<br />

routine single photon emission computed tomography (SPECT) perfusion<br />

imaging for detection of subendocardial myocardial infarcts: an imaging<br />

study». Lancet, 2003; 361:374-379.<br />

25. Kim RJ, Chen EL, Lima JA, Judd <strong>RM</strong>. «Myocardial Gd-DTPA kinetics<br />

determine MRI contrast enhancement and reflect the extent and severity<br />

of myocardial injury after acute reperfused infarction». Circulation,<br />

1996; 94:3318-3326.<br />

26. Kim RJ, Wu E, Rafael A y cols. «The use of contrast-enhaced magnetic<br />

resonante to identify reversible myocardial dysfunction». N Engl J Med,<br />

2000; 343:1445-1453.<br />

27. Choi KM, Kim RJ, Gubernikoff G, Vargas JD, Parker M, Judd <strong>RM</strong>. «Transmural<br />

extent of acute myocardial infarction predicts long-term improvement<br />

in contractile function». Circulation, 2001; 104:1101-1107.<br />

28. Bax JJ, Poldermans D, Elhendy A, Boersma E, Rahimtoola SH. «Sensitivity,<br />

specificity, and predictive accuracies of various non-invasive techniques<br />

for detecting hibernating myocardium». Current Problems in Cardiology,<br />

2001; 24:141-188.


INTRODUCCIÓN<br />

5<br />

Estrés miocárdico<br />

Alberto Sonlleva Ayuso y Vicente Martínez Sanjuán<br />

La cardiopatía isquémica constituye en el momento actual la<br />

principal causa de morbimortalidad en los países desarrollados,<br />

por lo que conlleva un elevado coste socioeconómico. De<br />

ello se deduce la importancia que tiene el desarrollo de métodos<br />

de diagnóstico fiables que permitan la detección precoz de la enfermedad<br />

coronaria y, así, la prevención de sus consecuencias. Aunque<br />

el patrón de referencia para su diagnóstico sigue siendo la angiografía<br />

convencional, ésta es una técnica invasiva que a pesar de que<br />

permite la visualización de lesiones en las arterias epicárdicas no<br />

demuestra la repercusión sobre la perfusión miocárdica ni tampoco<br />

detecta alteraciones en la microcirculación.<br />

La secuencia de eventos que ocurren durante la isquemia miocárdica,<br />

la denominada «cascada isquémica», se inicia con una reducción<br />

del flujo coronario. Esto produce alteraciones del metabolismo<br />

miocárdico, que se traducen en una alteración de la relajación<br />

diastólica ventricular, seguida de una disfunción de la contractilidad<br />

ventricular sistólica. Finalmente, si se mantiene la isquemia, aparecen<br />

las alteraciones electrocardiográficas que suelen preceder al<br />

dolor torácico.<br />

La ergometría es la técnica diagnóstica más empleada, pero existen<br />

circunstancias que limitan su uso como por ejemplo la incapacidad<br />

funcional del paciente o las alteraciones electrocardiográficas<br />

preexistentes, entre las que se encuentran los síndromes de preexcitación,<br />

los bloqueos de rama y los crecimientos ventriculares.<br />

En la actualidad se dispone de técnicas de imagen no invasivas<br />

que permiten el diagnóstico de la enfermedad coronaria. Así, la cardiología<br />

nuclear detecta las alteraciones secundarias en la perfusión<br />

miocárdica, mientras que la ecocardiografía valora las disfunciones<br />

que esta patología produce en la contractilidad ventricular. La <strong>RM</strong>,<br />

por otro lado, ofrece la gran ventaja de la capacidad de evaluación<br />

de ambos tipos de alteraciones. Por último, queda por establecer<br />

la utilidad clínica de otras técnicas que tratan de visualizar directamente<br />

las arterias coronarias de forma no invasiva, como la angiografía<br />

por <strong>RM</strong> o por <strong>TC</strong>.<br />

De entre la técnicas de imagen, la ecocardiografía es la más utilizada<br />

en la práctica clínica. Aunque se ha sugerido su utilización en<br />

la evaluación de la perfusión miocárdica mediante el empleo de<br />

agentes de contraste con microburbujas de gas, éstos requieren de<br />

una inyección intracoronaria para su óptima visualización, lo que<br />

limita su empleo. La ecocardiografía de estrés valora los cambios<br />

de la contractilidad miocárdica en relación con el reposo, pero<br />

tiene limitaciones como la mala ventana ultrasónica que pueden<br />

presentar hasta un 10% de los pacientes, sobre todo aquellos con<br />

enfermedad pulmonar, obesidad o cirugía torácica previa; circunstancias<br />

que, por otro lado, suelen asociarse con una mayor prevalencia<br />

de coronariopatía. Esta limitación persiste a pesar del empleo<br />

del segundo harmónico o de la utilización de agentes de contraste<br />

intravasculares para delimitar los bordes endocárdicos 1, 2 . Por<br />

otra parte, algunas alteraciones preexistentes de la contractilidad,<br />

como el movimiento anómalo del septo interventricular secundario<br />

al bloqueo de rama izquierda, dificultan la detección de disfunciones<br />

contráctiles en dicha localización. Por último, cabe señalar<br />

que estos estudios requieren un importante período de<br />

aprendizaje para su correcta interpretación.<br />

Los estudios de perfusión con isótopos se pueden realizar con<br />

la <strong>TC</strong> de emisión de fotón único y con la tomografía de emisión de<br />

positrones; a las que habitualmente nos referimos mediante los<br />

acrónimos ingleses SPECT y PET, respectivamente. Estas pruebas<br />

valoran la captación y redistribución del radiofármaco. Entre sus<br />

limitaciones se encuentran su baja resolución espacial, que dificulta<br />

la detección de los defectos de perfusión leves y subendocárdicos,<br />

y el empleo de elementos radioactivos, que cuestiona su uso<br />

en los estudios de seguimiento. Además, la SPECT puede presentar<br />

artefactos de atenuación por interposición de estructuras, como<br />

la mama o el diafragma, o por obesidad. Sin embargo, la PET aunque<br />

no presenta estas últimas limitaciones y permite la cuantificación<br />

de la perfusión, lo que supone una mayor exactitud diagnóstica,<br />

sigue siendo una técnica cara y aún no disponible en la mayoría<br />

de los centros 3, 4 .<br />

La <strong>RM</strong>, mejorada con los recientes avances en gradientes,<br />

secuencias y técnicas de adquisición en paralelo, posee una alta<br />

resolución temporal, lo que junto con el empleo de contraste, permite<br />

el estudio de la perfusión miocárdica tanto en reposo como<br />

después del estrés. Su alta resolución espacial posibilita la detección<br />

de defectos de perfusión leves o subendocárdicos. Este hecho,<br />

junto a que no emplea radiaciones ionizantes y a la ausencia de<br />

artefactos de atenuación, le confiere ciertas ventajas con respecto<br />

a las técnicas de medicina nuclear. Por otro lado, con la <strong>RM</strong> es posible<br />

estudiar también la contractilidad en reposo y tras el estrés con<br />

una exacta delimitación de los bordes endocárdicos y sin los pro-


4 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

blemas de la ventana ultrasónica, lo que supone claras ventajas con<br />

respecto a la ecocardiografía 5 .<br />

ESTUDIOS DE PERFUSIÓN<br />

La isquemia miocárdica es el resultado de un disbalance entre<br />

el aporte de oxígeno y las demandas miocárdicas del mismo.<br />

En los casos en los que exista una estenosis coronaria que origine<br />

una disminución de aporte de oxígeno al miocardio, se produce<br />

una vasodilatación del lecho vascular subendocárdico distal a la estenosis,<br />

para proporcionar un flujo normal en reposo. En situaciones<br />

de estrés se produce una dilatación de los vasos subepicárdicos y<br />

de los subendocárdicos, excepto de los que ya lo estaban basalmente<br />

y que, por lo tanto, habían agotado su reserva vasodilatadora.<br />

Este aspecto conlleva un fenómeno de robo de flujo y desencadena<br />

el proceso isquémico.<br />

Fármacos vasodilatadores<br />

Los dos fármacos vasodilatadores empleados en los estudios de<br />

estrés son el dipiridamol y la adenosina. Ambos producen una vasodilatación<br />

coronaria mediada por el aumento de la concentración<br />

extracelular de adenosina, la cual activa los receptores α2, sobre<br />

todo en las arteriolas coronarias y en los pequeños vasos de resistencia.<br />

Esto produce una disminución de la resistencia vascular coronaria<br />

y un incremento del flujo coronario de hasta cuatro o cinco<br />

veces el nivel basal. Mediante este mecanismo, inducen la aparición<br />

de isquemia por el fenómeno de robo en aquellos pacientes con<br />

estenosis hemodinámicamente significativa (Fig. 5.1). Por otra parte,<br />

estos fármacos tienen cierto efecto adicional sobre la resistencia sistémica,<br />

lo que conlleva un incremento reflejo de la frecuencia cardíaca<br />

que puede contribuir también a la isquemia miocárdica 6 .<br />

Flujo<br />

coronario<br />

Estenosis<br />

Percusión en<br />

reposo<br />

Miocardio<br />

Percusión de<br />

estrés<br />

Figura 5.1. Efecto del agente vasodilatador sobre la estenosis coronaria.<br />

En reposo la perfusión es normal y ambos segmentos miocárdicos<br />

muestran un realce postcontraste similar. Después de la infusión<br />

de un fármaco vasodilatador, el segmento irrigado por la arteria<br />

con estenosis aparece como un área hipointensa con captación de<br />

contraste nula o disminuida.<br />

Ambos fármacos se administran por vía intravenosa. La adenosina<br />

tiene la ventaja frente al dipiridamol de su corta vida media,<br />

que llega a ser menor de 10 segundos, por lo que los efectos secundarios,<br />

aunque frecuentes, son breves. Entre los efectos secundarios<br />

más comunes se encuentran la aparición de disnea, dolor torácico,<br />

cefalea, náuseas y rubor facial; menos frecuentes, pero<br />

potencialmente más graves, son el broncoespasmo, la hipotensión<br />

y las bradiarritmias. Todos ellos son reversibles con aminofilina intravenosa,<br />

que es el antídoto específico. Es recomendable disponer<br />

también de nitroglicerina para el tratamiento de la isquemia prolongada,<br />

de atropina y adrenalina para el tratamiento de las bradiarritmias<br />

sintomáticas y de expansores del plasma para casos de<br />

hipotensión severa 7 .<br />

El uso de estos fármacos está contraindicado en pacientes con<br />

hipotensión, infarto reciente, angina inestable, hiperreactividad bronquial,<br />

disfunción sinusal y bloqueo aurículoventricular avanzado.<br />

El dipiridamol se administra con un régimen de infusión de<br />

0,56 mg/kg en cuatro minutos, alcanzando su efecto máximo a los<br />

dos minutos de finalizada la infusión. Si no se produce angina ni<br />

aumento de la frecuencia cardíaca se pueden administrar de forma<br />

adicional 0,28 mg/kg en dos minutos. La adenosina se infunde a<br />

una dosis de 0,84 mg/kg peso en seis minutos, alcanzando su efecto<br />

máximo a los dos-tres minutos. Por tanto, los estudios de perfusión<br />

comenzarán a los dos minutos de la administración del fármaco<br />

8, 9 .<br />

Es necesario evitar el consumo de café, té y chocolate las 24<br />

horas previas, ya que antagonizan el efecto de los vasodilatadores.<br />

Además, en la medida de lo posible, se deben retirar los betabloqueantes<br />

y los calcioantagonistas con efecto cronotrópico negativo<br />

entre 48 y 24 horas antes de la realización de la prueba.<br />

Agentes de contraste<br />

Hoy en día en la práctica clínica se utilizan los quelatos de gadolinio.<br />

Se trata de agentes de contraste extracelulares, relativamente<br />

inocuos, que se difunden rápidamente desde los capilares hacia<br />

el intersticio miocárdico y acortan la relajación longitudinal tisular.<br />

Por tanto, en las secuencias de perfusión, potenciadas en T1, las<br />

zonas hipoperfundidas se verán en los primeros minutos como<br />

áreas de intensidad disminuida, a diferencia del miocardio normoperfundido<br />

que se verá hiperintenso. Se recomienda utilizar la dosis<br />

más baja con la que se puedan demostrar diferencias en la perfusión,<br />

mantener una relación lineal de la concentración con el índice<br />

de relajación longitudinal y para que no produzca una disminución<br />

de la señal debida al efecto de saturación 10 .<br />

Secuencias de perfusión<br />

Las primeras secuencias que permitieron la realización de estudios<br />

cardíacos fiables en apnea, y las más utilizadas en la actualidad,<br />

son las de eco de gradiente de pulso rápido con ángulo de basculación<br />

pequeño, conocidas como FLASH, SPGR o FFE-T1. Para disminuir<br />

sus tiempos de exploración en mayor medida, se pueden<br />

realizar con adquisición segmentada del espacio k 11, 12 .<br />

Combinando la obtención de ecos de estas secuencias con las<br />

de imagen de eco plano, se han desarrollado secuencias híbridas,<br />

potencialmente utilizables en estos estudios. Estas secuencias poseen<br />

la gran velocidad de adquisición de datos de las técnicas de eco plano,<br />

pero con reducción de los artefactos propios de las mismas 13 .


Recientemente se ha propuesto la aplicación de secuencias de<br />

precesión libre en el estado estacionario, que tienen nombres comerciales<br />

tales como FIESTA, TrueFISP o balanced FFE 14 . Todas ellas tienen<br />

la resolución temporal suficiente para el estudio dinámico de la<br />

perfusión del primer paso del contraste en el miocardio.<br />

Para valorar adecuadamente el realce tisular por el contraste, es<br />

necesario anular la señal del miocardio. Para ello se emplean distintos<br />

esquemas de preparación de la magnetización para potenciaciones<br />

en tiempo de inversión (T1) que incluyen, entre otros, los de<br />

inversión-recuperación, recuperación de saturación o saturación parcial.<br />

Con éstos, además, se pretende evitar las alteraciones en la intensidad<br />

de la señal condicionadas por las variaciones interindividuales<br />

de las constantes T1 miocárdicas y las motivadas por la posible existencia<br />

de arritmias. Actualmente, se recomiendan las secuencias de<br />

recuperación de la saturación, ya que en las de inversión-recuperación<br />

el TI limita el número de fases a adquirir si no es en detrimento<br />

de las relaciones contraste a ruido y señal a ruido 15 .<br />

Protocolo de estudio<br />

El estudio requiere una monitorización tanto electrocardiográfica<br />

y oximétrica continua como de la presión arterial, mediante dispositivos<br />

compatibles con el entorno de resonancia 16 .<br />

Asimismo, debe disponerse de un equipo completo de reanimación<br />

cardiopulmonar, con toma de oxígeno, desfibrilador y todo<br />

el material y medicación necesarios para la atención de las posibles<br />

eventualidades durante la prueba.<br />

BASAL<br />

MEDIO<br />

APEX<br />

VD VI<br />

2<br />

1<br />

5<br />

VD VI<br />

7<br />

6<br />

10<br />

11<br />

9<br />

12<br />

13<br />

4<br />

8<br />

3<br />

VI<br />

Una vez que se logra una adecuada señal electrocardiográfica, se<br />

obtienen planos anatómicos axiales, a partir de los cuales mediante<br />

planos oblicuos y dobles oblicuos se consiguen imágenes en el eje<br />

corto cardíaco. Con las secuencias actuales es posible la obtención de<br />

varios planos en el eje corto, recomendando la adquisición en localizaciones<br />

basal, media y apical, ya que la extensión del defecto de perfusión<br />

se correlaciona con la severidad de la enfermedad coronaria 17 .<br />

Las imágenes se sincronizan con el electrocardiograma en la<br />

diástole con el fin de minimizar los artefactos provocados por el<br />

movimiento cardíaco y para que su obtención se efectúe en el<br />

momento en que la perfusión miocárdica es máxima.<br />

La secuencia de perfusión se adquiere dos minutos después de<br />

haber finalizado la administración del fármaco vasodilatador, ya que<br />

es el momento en el cual se alcanza su efecto máximo. El gadolinio<br />

se administra por vía intravenosa a una dosis de 0,1-<br />

0,05 mmol/kg, seguido de 20 ml de suero salino, con un ritmo de<br />

infusión de 5 ml/s. Cada plano en el eje corto se repite un número<br />

suficiente de veces para cubrir el primer paso de contraste por<br />

el miocardio. Si se ha empleado el dipiridamol como vasodilatador,<br />

se recomienda la administración de aminofilina intravenosa a todos<br />

los pacientes una vez completado el estudio, por su prolongada<br />

vida media de aproximadamente 10 horas.<br />

Análisis de resultados<br />

ESTRÉS MIO C ÁRDIC O 4 9<br />

Es importante no sólo la detección de un déficit de perfusión<br />

en un territorio miocárdico, sino además la determinación de su<br />

ADA CD CX<br />

VD<br />

3<br />

5<br />

VI<br />

VI<br />

10<br />

8<br />

2 7 12<br />

Figura 5.2. División en 13 segmentos miocárdicos y su relación con las arterias que los irrigan. ADA: descendente anterior, CX: circunfleja,<br />

CD: coronaria derecha.1: Septo anterior basal. 2: Anterior basal. 6: Septo anterior medio. 7: Anterior medio. 11: Septo apical. 12: Anterior apical.3:<br />

lateral basal. 8: lateral medio. 5: septo inferior basal. 4: posterior basal.10: septo inferior medio. 9: posterior medio.13: posterior apical.<br />

AO<br />

1<br />

4<br />

4<br />

VI<br />

9<br />

VD<br />

9<br />

6<br />

11<br />

12<br />

13<br />

11<br />

13<br />

4 CV<br />

2 CV<br />

3 CV


5 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

relación con la arteria que lo irriga. Así, se valora la extensión de la<br />

enfermedad coronaria y la identificación de la arteria o arterias responsables<br />

de la isquemia. Con fines prácticos y para la sistematización<br />

del estudio, se ha sugerido la división del ventrículo izquierdo<br />

en 16 segmentos basándose en la propuesta de la Sociedad Americana<br />

de Ecocardiografía. Aunque se pueden utilizar otras clasificaciones<br />

más sencillas, el número empleado debe mantener una<br />

correcta relación entre los segmentos ventriculares y la anatomía<br />

coronaria (Fig. 5.2) 18 .<br />

En general se asume que los segmentos anteriores y septales<br />

anteriores dependen de la descendente anterior; los laterales, de<br />

la circunfleja; y los posteriores y septales inferiores, de la coronaria<br />

derecha (Fig. 5.3).<br />

El análisis de la perfusión se puede realizar bien de forma cualitativa,<br />

mediante la detección visual subjetiva de los defectos de<br />

perfusión miocárdica, o bien de forma semicuantitativa mediante<br />

el empleo de curvas de intensidad de señal respecto al tiempo.<br />

Dichas curvas se obtienen mediante la selección de unas regiones<br />

de interés en los diferentes segmentos miocárdicos en que dividimos<br />

cada plano basal, medio y apical. Se valora, por un lado, el<br />

tiempo en que se alcanza la máxima intensidad de señal y, por<br />

otro, el pico máximo alcanzado en cada segmento. Las regiones<br />

con defecto de perfusión mostrarán un retraso de señal y un pico<br />

máximo menor que las regiones con perfusión normal (Figs. 5.4<br />

y 5.5) 19, 20 .<br />

La resolución espacial conseguida con la <strong>RM</strong> permite estimar las<br />

diferencias transmurales y detectar los defectos de perfusión subendocárdicos<br />

que ocurren en casos de isquemia menos severa 21 .<br />

Se debe tener en cuenta que dicho análisis puede verse alterado<br />

por las inhomogeneidades de señal producidas por las antenas<br />

de superficie, por la forma de administración del bolo de inyección,<br />

por los artefactos de flujo valvulares, así como por los<br />

movimientos cardíacos o respiratorios debidos a una mala sincronización<br />

electrocardiográfica o a una incorrecta realización de la<br />

apnea.<br />

La cinética de los medios de contraste está determinada por<br />

factores fisiológicos tisulares y de flujo, así como por propiedades<br />

biofísicas del agente. Los agentes de contrastes extracelulares salen<br />

rápidamente del lecho vascular y difunden en el espacio extracelular<br />

del miocardio; así, las gráficas temporales de la intensidad de<br />

señal reflejan una combinación de perfusión y difusión, estando<br />

ambas influenciadas por las características del lecho vascular miocárdico.<br />

Este hecho dificulta la determinación absoluta de la perfusión<br />

miocárdica. El componente precoz de estas curvas está influenciado,<br />

principalmente, por la perfusión y, en menor medida, por la<br />

difusión; sin embargo, dicha relación se invierte posteriormente de<br />

Descendente anterior<br />

Diagonal<br />

Descendente anterior<br />

Marginal Tronco común<br />

Diagonal<br />

manera progresiva. Por todo ello y para minimizar el componente<br />

de difusión, se recomienda realizar un ajuste lineal de la pendiente<br />

inicial ascendente de la curva, empleándolo como el parámetro<br />

más importante para la cuantificación de la perfusión.<br />

Las secuencias de adquisición empleadas en la actualidad amplían<br />

el rango en el que la relación entre la intensidad de señal, el índice<br />

de relajación longitudinal y la concentración del medio de contraste<br />

es de tipo lineal, lo que permite una mejor estimación de la<br />

perfusión 22 .<br />

Se ha propuesto crear un índice de reserva de perfusión que<br />

mida la perfusión en estrés respecto al reposo. Basándose en este<br />

índice se pretendería obtener un posible valor umbral en el cual o<br />

por debajo del mismo se pudieran identificar con seguridad segmentos<br />

isquémicos 23 .<br />

El desarrollo de nuevos agentes de contraste intravasculares,<br />

que permanecen en el interior del vaso y no se difunden al espacio<br />

extracelular, haría innecesario el estudio durante el primer paso<br />

del contraste y podría mejorar el análisis semicuantitativo y cuantitativo<br />

de la cinética de la perfusión miocárdica. No obstante, sus<br />

aplicaciones se encuentran en fase de investigación 24 .<br />

ESTUDIOS<br />

DE CONTRACTILIDA D<br />

Otra forma de inducir isquemia miocárdica es provocando un<br />

incremento del consumo de oxígeno, mediante el ejercicio<br />

o con el uso de fármacos con efecto inotrópico positivo. En el<br />

caso de que exista una estenosis coronaria significativa se produce<br />

un disbalance entre el aporte de oxígeno limitado por la estenosis<br />

y la demanda de oxígeno miocárdica incrementada, lo que<br />

se traduce en alteraciones contráctiles en los segmentos dependientes<br />

de la arteria coronaria enferma.<br />

Fármacos<br />

A nivel práctico los estudios de contractilidad mediante <strong>RM</strong><br />

se realizan con fármacos, y más concretamente con dobutamina.<br />

Se trata de una amina sintética que actúa principalmente sobre<br />

los receptores β1-adrenérgicos, por lo que tiene un efecto inotrópico,<br />

cronotrópico y dromotrópico positivo. También estimula<br />

los receptores α y β2 del sistema <strong>cardiovascular</strong>, lo que condiciona<br />

alteraciones variables de la presión arterial 25 .<br />

La dobutamina posee un metabolismo hepático y su vida media<br />

es de aproximadamente dos minutos. Se administra en infusión<br />

a b c d<br />

Tronco común<br />

Marginal C or. derecha C or. derecha<br />

Figura 5.3. Coronariografía con <strong>TC</strong> multicorte. Se señala el recorrido de las coronarias principales. Se destaca el ventrículo izquierdo en color<br />

más oscuro. La descendente anterior y sus ramas irrigan la cara anterior y el septo anterior del ventrículo izquierdo (a, b). La circunfleja, la cara<br />

lateral. La coronaria derecha perfunde el ventrículo derecho, la cara posterior del ventrículo izquierdo y el septo inferior (c, d).


a<br />

Mean 66,0 28,4 8,6<br />

66,0<br />

34,5<br />

3,0 2 41 80 119 158 197<br />

continua intravenosa con una dosis inicial habitual de 10 µg/kg/min,<br />

que se va aumentando en 10 µg/kg/min cada dos-tres minutos hasta<br />

alcanzar una dosis total de 40 µg/kg/min. Si con la dosis máxima no<br />

se alcanza el 85% de la frecuencia máxima teórica y la prueba continúa<br />

siendo negativa, se administra 1 mg de atropina intravenosa<br />

sin interrumpir la infusión de dobutamina 26, 27 .<br />

a b<br />

b c<br />

Image N o.<br />

Figura 5.5. Coronariografia del paciente que muestra lesión significativa en el segmento proximal<br />

de la coronaria derecha (a), que irriga los segmentos hipoperfundidos, y otras lesiones no<br />

significativas en la misma coronaria derecha y la descendente anterior (b).<br />

d<br />

Los efectos secundarios son infrecuentes, leves y transitorios y<br />

pueden consistir en cuadros de hipertensión, hipotensión, arritmias<br />

ventriculares o supraventriculares. Estos efectos son potencialmente<br />

reversibles con betabloqueantes, aunque se recomienda también<br />

disponer de nitroglicerina para el tratamiento de la isquemia prolongada,<br />

de nifedipino para el tratamiento de las crisis hipertensivas<br />

y de expansores del plasma por si se desencadena hipotensión<br />

severa 28 .<br />

No obstante, su uso está contraindicado en pacientes con miocardiopatía<br />

hipertrófica obstructiva, hipertensión grave, angina inestable<br />

o infarto reciente.<br />

Se recomienda interrumpir la infusión del fármaco si se detecta<br />

la aparición de alteraciones contráctiles, angor progresivo o severo,<br />

hipertensión severa (presión arterial diastólica �120 mmHg o<br />

presión arterial sistólica � 220 mmHg), hipotensión (presión sistólica<br />

� 90 mmHg) o si se produce taquicardia ventricular o extrasístoles<br />

ventriculares con frecuencia creciente.<br />

Se aconseja retirar los betabloqueantes y antagonistas del calcio<br />

24 horas antes del estudio, en el caso de que constituyan parte<br />

del tratamiento habitual del paciente, debido<br />

a su efecto cronotrópico negativo 29 .<br />

Por último, hay que señalar que los fármacos<br />

vasodilatadores como el dipiridamol<br />

y la adenosina también se han utilizado para<br />

valorar las alteraciones de la contractilidad<br />

miocárdica. Estos fármacos actúan, a diferencia<br />

de la dobutamina, provocando una<br />

disminución del aporte de oxígeno al miocardio<br />

mediante redistribución del flujo coronario.<br />

Aunque la taquicardia refleja que se<br />

produce al disminuir la presión arterial sistémica,<br />

también contribuye a la aparición<br />

de isquemia.<br />

Secuencias<br />

ESTRÉS MIO C ÁRDIC O 5 1<br />

Figura 5.4. (a-c) Perfusión de estrés con dipiridamol. Secuencia Turbo-<br />

FLASH en los planos basal, medio y apical del eje corto. Se demuestra<br />

hipoperfusión en los segmentos septales inferiores y en la pared posterior.<br />

d) Curva de intensidad de señal vs tiempo. Se observa una disminución<br />

del valor de intensidad de señal máximo y un retraso en alcanzarlo en las<br />

áreas con defecto de perfusión.<br />

Últimamente se han venido utilizando<br />

secuencias rápidas eco de gradiente con


5 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

incoherencia en la magnetización transversal, conocidas con acrónimos<br />

comerciales tales como FLASH, SPGR o FFE, entre otros.<br />

La aplicación, en estas secuencias, de la adquisición segmentada del<br />

espacio k permite obtener imágenes sincronizadas con el latido cardíaco<br />

en una pausa de apnea.<br />

El contraste entre la sangre intraventricular y el miocardio en<br />

estas secuencias se basa en el refuerzo relacionado con el flujo.<br />

Esta propiedad origina, sin embargo, sus principales limitaciones.<br />

La sangre intracavitaria adyacente a las paredes ventriculares posee<br />

un flujo más lento, por lo que puede saturarse y dificultar de esta<br />

manera su delimitación con el endocardio. Además, restringe el<br />

incremento potencial de la velocidad de adquisición con los avances<br />

de los gradientes, ya que la utilización de tiempos de repetición<br />

muy cortos condicionaría un menor tiempo de aflujo y determinaría<br />

la saturación de la intensidad de señal de la sangre y, por<br />

tanto, la disminución o la pérdida del contraste entre la sangre y<br />

las paredes cardíacas.<br />

Últimamente se han perfeccionado las secuencias eco de gradiente<br />

de precesión en el estado estacionario (trueFisp, FIESTA,<br />

balanced FFE). Estas secuencias producen imágenes dependientes<br />

de la relación T2/T1. La relación mucho mayor de la sangre respecto<br />

al miocardio, la relativa independencia del flujo de estas<br />

secuencias y sus tiempos de adquisición muy cortos conllevan que<br />

el contraste entre la sangre y el miocardio de las imágenes resultantes<br />

sea elevado. Todo ello condiciona una mejora de las imágenes<br />

morfológicas, del estudio del movimiento mural y de la detección<br />

y gradación de sus alteraciones 30 .<br />

Aunque son secuencias muy sensibles a las inhomogeneidades<br />

del campo magnético, los posibles artefactos son fácilmente detectables<br />

y corregibles y, habitualmente, no suelen ocurrir en el campo<br />

de interés.<br />

Recientemente, aplicando tiempos de repetición y tiempos<br />

de eco muy cortos en estas últimas secuencias, se han obtenido<br />

imágenes en tiempo real. Éste es un método prometedor<br />

que posibilita una amplia cobertura anatómica mediante la adquisición<br />

de múltiples planos, sin necesidad de sincronismo cardíaco.<br />

Por tanto, se optimizaría la realización de estudios en pacientes<br />

con arritmias o en aquellos poco colaboradores. No obstante,<br />

esto se consigue en detrimento de una menor resolución espacial<br />

y cierta pérdida de contraste entre la sangre y el miocardio,<br />

por lo que su aplicación clínica todavía se considera en desarrollo<br />

31 .<br />

Protocolo de estudio<br />

Se requiere un equipamiento similar a<br />

los estudios de perfusión. Se adquieren las<br />

imágenes con las secuencias descritas previamente<br />

en, al menos, los planos basal,<br />

medio y apical en el eje corto; pudiendo<br />

planificarlas, además, en los ejes largos cardíacos.<br />

Se obtienen en reposo y en cada<br />

uno de los estadios de administración farmacológica<br />

y se visualizan en modo cine. El<br />

estudio en reposo nos aporta información<br />

acerca de la contractilidad basal y de la función<br />

sistólica del ventrículo izquierdo. Es<br />

conveniente adquirir los mismos planos en<br />

la fase de recuperación tras finalizar la administración<br />

del fármaco.<br />

Análisis de resultados<br />

La interpretación de los resultados puede hacerse de forma<br />

cualitativa, semicuantitativa o cuantitativa. Para la sistematización<br />

del análisis se recomienda utilizar las mismas divisiones segmentarias<br />

del ventrículo izquierdo que hemos visto en el apartado de<br />

perfusión, en el que ya se ha señalado la correspondencia entre<br />

cada segmento y la arteria que lo irriga. Los segmentos se clasifican<br />

en hipocinéticos si su motilidad está deprimida, acinéticos si<br />

está ausente o discinéticos si presentan un movimiento sistólico<br />

paradójico.<br />

La prueba se considera positiva cuando se detectan alteraciones<br />

en la motilidad de la pared ventricular que no existían en el examen<br />

basal o cuando éstas eran de menor grado, exceptuando aquellos<br />

segmentos acinéticos que se hacen discinéticos ya que este<br />

proceso es la respuesta habitual de los segmentos necróticos 26 .<br />

Cabe mencionar que existen zonas disfuncionantes aunque sin<br />

afectación necrótica y, por tanto, viables. Así, se denomina «miocardio<br />

aturdido» a aquella región que presenta un movimiento disfuncional<br />

transitorio después de la reperfusión espontánea o terapéutica<br />

como consecuencia del insulto isquémico, antes de que<br />

recupere una contractilidad normal.<br />

El «miocardio hibernado» es una zona de miocardio disfuncional<br />

con metabolismo reducido como mecanismo de autoprotección,<br />

pero puede recuperar la función contráctil normal después<br />

de una reperfusión efectiva 32 .<br />

La estimación cualitativa consiste en la valoración subjetiva de<br />

la movilidad de los segmentos miocárdicos comparando las imágenes<br />

obtenidas en reposo con las de estrés. La exactitud del análisis<br />

dependerá de la experiencia del examinador (Fig.5.6).<br />

Se ha propuesto obtener un índice de motilidad ventricular concediendo<br />

a cada segmento una puntuación según sea su movilidad,<br />

en reposo y bajo estrés, y dividiendo la suma de las mismas por el<br />

número de segmentos. El índice resultante es independiente de la<br />

clasificación segmentaria empleada e integra la extensión y severidad<br />

de la isquemia.<br />

En los estudios de contractilidad bajo estrés mediante <strong>RM</strong> se<br />

puede precisar tanto el grosor miocárdico diastólico como su<br />

engrosamiento sistólico. El grosor miocárdico es un buen indicador<br />

de la viabilidad debido a la pérdida de sustancia y de volumen<br />

de flujo vascular en las zonas infartadas. Por otra parte, el engrosamiento<br />

durante la sístole es una buena medida de la función<br />

cardíaca regional, dado que el miocardio dañado se contrae de<br />

forma anómala.<br />

a b<br />

Figura 5.6. Secuencia cine trueFisp en el eje de 4 cavidades (a) y en plano medio del eje corto<br />

(b) que pone de manifiesto una acinesia septal.


a b<br />

d e<br />

La dobutamina presenta como ventaja, frente a otros agentes<br />

farmacológicos, su forma de administración. Se ha propuesto que<br />

las zonas de miocardio hibernado muestran una reserva contráctil<br />

con estimulación de bajas dosis de dobutamina, mientras que estas<br />

mismas zonas se muestran disfuncionales con dosis más altas 33, 34 .<br />

El análisis semicuantitativo se basa en la delineación informatizada<br />

de los contornos endocárdicos y epicárdicos en una serie de<br />

planos sucesivos en el eje corto, desde la base hasta el ápex, que<br />

engloba todas las fases del ciclo cardíaco o sólo la fase telediastólica<br />

y telesistólica de cada plano. A partir de estas mediciones es posible<br />

la estimación de parámetros e índices importantes para el diagnóstico<br />

de la repercusión funcional de la isquemia, así como la actitud<br />

terapéutica y el pronóstico del paciente (Fig.5.7).<br />

Los volúmenes ventriculares se pueden calcular trazando los<br />

bordes endocárdicos, mediante el sumatorio de los productos del<br />

área de la cavidad, por el grosor de cada plano de imagen más el<br />

intervalo entre ellos. Este cálculo se conoce como la regla de Simpson.<br />

Deduciendo los volúmenes telesístolicos y telediastólicos, se<br />

puede determinar de manera sencilla tanto el volumen de eyección<br />

como la fracción de eyección. Aplicando la misma regla, pero<br />

considerando el área de la pared ventricular, mediante el trazo de<br />

los bordes endocárdicos y epicárdicos, y multiplicando el resultado<br />

por la densidad del miocardio (1,05 g/ml) obtendremos la masa<br />

ventricular 35, 36 .<br />

La determinación de los volúmenes ventriculares y de la fracción<br />

de eyección se puede realizar en los ejes largos de dos y cuatro<br />

cavidades por el método de área-longitud, pero es un procedimiento<br />

inexacto ya que emplea presunciones geométricas; además<br />

existen mayores problemas de volumen parcial, fundamentalmente<br />

en el ápex.<br />

No obstante, todos estos parámetros se ofrecen de forma automática<br />

en muchos de los programas de análisis de datos disponibles<br />

para las estaciones de trabajo, después del dibujo de los contornos.<br />

El análisis visual puede verse facilitado, al igual que para los<br />

estudios de perfusión, mediante la utilización de mapas paramétricos<br />

de representación de valores, como los denominados «ojos de<br />

buey», entre otros 37 (Fig.5.8).<br />

Por último, el análisis cuantitativo se realiza mediante técnicas<br />

de marcado miocárdico.<br />

Marcado miocárdico<br />

ESTRÉS MIO C ÁRDIC O 5 3<br />

Figura 5.7. Planos en eje corto con detección semiautomática de los bordes endocárdicos y epicárdicos, así como la división en cinco segmentos<br />

miocárdicos para valoración de contractilidad y estimación de parámetros funcionales. Se detecta hipocinesia de los segmentos septales<br />

y posteriores.<br />

-6,79<br />

2,28<br />

11,35<br />

20,42<br />

29,49<br />

38,56<br />

47,62<br />

56,69<br />

65,76<br />

74,83<br />

83,90<br />

N o válido<br />

4<br />

c<br />

f<br />

5<br />

Porcentaje de engrosamiento ED a ES<br />

Apex<br />

Figura 5.8. Mapa paramétrico del porcentaje de engrosamiento<br />

miocárdico del mismo paciente que el de la figura 5.7 que confirma<br />

la hipocinesia de los segmentos septales y posteriores (Argus ® Siemens).<br />

El estudio de la contractilidad miocárdica debe considerar que<br />

el corazón realiza un movimiento complejo de translación, rotación,<br />

torsión y deformación intrínseca con variaciones regionales y<br />

además debe tener en cuenta que está influido por el movimiento<br />

de las estructuras adyacentes.<br />

El miocardio se marca, en los estudios de <strong>RM</strong>, aplicando una<br />

combinación de pulsos de radiofrecuencia en uno o más planos<br />

3<br />

1<br />

2


5 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

Figura 5.9. Mismo paciente que el de las figuras 5.4 y 5.5. Secuencia cine trueFisp con marcado<br />

miocárdico en el eje de cuatro cavidades (a) y en el plano medio del eje corto (b) que demuestra<br />

la ausencia de deformación sistólica de las zonas marcadas del septo interventricular.<br />

perpendiculares al plano de imagen, antes de la aplicación de secuencias<br />

de imagen convencionales. Así, se consigue la saturación de la<br />

señal en los planos de marcado, que aparecen como un diseño en<br />

bandas paralelas o mediante una rejilla hipointensa sobre las imágenes<br />

morfológicas. El movimiento tisular se refleja por la deformación<br />

y el desplazamiento de las bandas de saturación a lo largo<br />

del ciclo cardíaco 38 .<br />

Al basarse en este principio, este fenómeno es temporal ya que<br />

los protones saturados vuelven gradualmente a sus niveles habituales<br />

de energía y las diferencias entre el tejido marcado y el no<br />

marcado pueden disminuir o, incluso, desaparecer en las fases tardías<br />

de adquisición. Dicha pérdida está influida por parámetros de<br />

relajación T1 del miocardio y por los parámetros de imagen utilizados,<br />

por lo que puede ser corregida (Fig. 5.9).<br />

Esta técnica no sólo favorece el análisis cualitativo del movimiento<br />

ventricular, sino que sirve incluso de base para el desarrollo<br />

de programas informáticos que permiten registrar el desplazamiento<br />

de las zonas marcadas o de los puntos de intersección de<br />

las mismas. Esto posibilita la valoración cuantitativa del desplazamiento<br />

miocárdico a lo largo del ciclo cardíaco, de forma bidimensional,<br />

o aplicando planos de marcado ortogonales, de modo<br />

tridimensional. Este hecho permitiría evaluar la función miocárdica<br />

regional en los tres ejes del espacio: el movimiento circunferencial<br />

y longitudinal en los ejes tangenciales a la pared ventricular y el movimiento<br />

radial en el eje perpendicular a la pared 39, 40 .<br />

No obstante, en la actualidad, el manejo de estas imágenes es<br />

bastante complejo, por lo que su implantación en la práctica diaria<br />

queda pendiente de aplicaciones en fase de desarrollo.<br />

CONCLUSIÓN<br />

Los estudios de <strong>RM</strong> cardíaca de perfusión y contractilidad bajo<br />

estrés farmacológico permiten la detección y la valoración de<br />

la isquemia miocárdica de manera fiable. Su realización requiere de<br />

un conocimiento tanto de las secuencias y las aplicaciones apropiadas<br />

en cada caso como de la indicación y los efectos de los distintos<br />

fármacos disponibles. A efectos prácticos se prefieren los estudios<br />

de perfusión por la mayor comodidad de manejo de los<br />

fármacos empleados, excepto en los casos en que su administración<br />

esté contraindicada.<br />

El desarrollo de nuevas técnicas y métodos<br />

de procesamiento de datos podría<br />

mejorar la comprensión de las repercusiones<br />

clínicas y terapéuticas del tejido isquémico,<br />

facilitar el análisis de los resultados<br />

obtenidos y, por tanto, favorecer su realización<br />

en la práctica clínica diaria.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Caidahl K, Kazzam E, Lidberg J, Neumann A,<br />

Andersen G, Nordanstig J, Rantapaa C,<br />

Dahlqvist S, Waldestrom A, Wikh R. «New<br />

concept in echocardiography: harmonic imaging<br />

of tissue without use of contrast agent».<br />

Lancet, 1998; 352:1264-1270.<br />

2. Agrawal G, Cape EG, Raichlen JS, Tirtaman<br />

C, Lee ET, Fan PH, Nanda N C. «Usefulness<br />

of combined color Doppler/contrast in provi-<br />

3. ding complete delineation of left ventricular cavity». Am J Cardiol, 1997;<br />

80:98-101.<br />

3. Bremerich J, Buser P, Bongartz G, Müller-Brand J, Grädel Ch, Pfisterer<br />

M, Steinbrich W. «Noninvasive stress testing of myocardial ischemia: comparison<br />

of GRE-MRI perfusion and wall motion analysis to 99mTc-MIBI-<br />

SPECT, relation to coronary angiography». Eur Radiol, 1997; 7:990-995.<br />

4. Krivokapich J, Smith GT, Huang SC, Hoffman EJ, Ratib O, Phelps ME,<br />

Schelbert HR. «13N ammonia myocardial imaging at rest and with exercise<br />

in normal volunteers quantification of absolute myocardial perfusion<br />

with dynamic positron emission tomography». Circulation, 1989;<br />

80:1328-1337.<br />

5. de Roos A, Kunz P, Lamb H, Kroft L, Langerak S, Doornbos J, van der<br />

Wall E. «Magnetic resonance imaging of ischemic heart disease: why<br />

cardiac magnetic resonance imaging will play a significant role in the<br />

management of patients with coronary artery disease». J Comput Assist<br />

Tomogr, 1999 Nov; 23 Suppl 1:S135-41.<br />

6. Picano E. Dipyridamole echocardiography test: Historical background<br />

and physiologic basis. Eur Heart J, 1989; 10:365-376.<br />

7. Ranhosky A, Kempthorne-Rawson J. «The safety of intravenous dipyridamole<br />

thallium myocardial perfusion imaging». Circulation, 1990;<br />

81:1205-1209.<br />

8. Verani MS. «Pharmacologic stress myocardial perfusion imaging». Curr<br />

Probl Cardiol, 1993; 18:481-525.<br />

9. Wilson RF, Wyche K, Christensen BV y cols. «Effects of adenosine on<br />

human coronary arterial circulation». Circulation, 1990; 82:1595-1606.<br />

10. Saeed M, Higgins CB, Geschwind JF, Wendland MF. «T1-relaxation kinetics<br />

of extracellular, intracellular and intravascular MR contrast agents in<br />

normal and acutely reperfused infarcted myocardium using echo-planar<br />

MR imaging». Eur Radiol, 2000; 10:310-318.<br />

11. Reeder SB, Faranesh AZ. «Ultrafast pulse sequence techniques for cardiac<br />

magnetic resonance imaging». Top Magn Reson Imaging, 2000;<br />

11(6):312-330.<br />

12. Atkinson DJ, Edelman RR. «Cineangiography of the heart in a single breath<br />

hold with a segmented turbo-FLASH sequence». Radiology, 1991;<br />

178:357-360.<br />

13. Reeder SB, Atalar E, McVeigh ER. «Multi-echo segmented k-space imaging:<br />

a hybrid sequence for ultrafast cardiac imaging». Magn Reson Med,<br />

1999; 41:375-385.<br />

14. Schreiber WG, Schmitt M, Kalden P, Mohrs OK, Kreitner KF, Thelen M.<br />

«Dynamic contrast-enhanced myocardial perfusion imaging using saturation-prepared<br />

TrueFISP». J Magn Reson Imaging, 2002; 16(6):641-<br />

652.<br />

15. Fritz-Hansen T, Rostrup E, Ring PB, Larsson HB. «Quantification of gadolinium-DTPA<br />

concentrations for different inversion times using an IRturbo<br />

flash pulse sequence: a study on optimizing multislice perfusion<br />

imaging». Magn Reson Imaging, 1998 Oct;16(8):893-899.


16. Castillo E, Bluemke DA. «Cardiac MR imaging». Radiol Clin N Am, 2003;<br />

41:17-28.<br />

17. Lauerma K, Virtanen KS, Sipilä LM, Hekali P, Aronen HJ. «Multislice MRI<br />

in assessment of myocardial perfusion in patients with single-vessel proximal<br />

left anterior descending coronary artery disease before and after<br />

revascularization». Circulation, 1997; 96:2859-2867.<br />

18. Schiller NB, Shah PM, Crawford M, DeMaria A, Devereux R, Feigenbaum<br />

H, Gutgesell H, Reicheck N, Sahn D, Schilger I. «Recommendations<br />

for quantitation of the left ventricle by two-dimensional echocardiography».<br />

J Am Soc Echocardiogr, 1989; 2:358-367.<br />

19. Manning WJ, Atkinson DJ, Grossman W, Paulin S, Edelman RR. «Firstpass<br />

nuclear magnetic resonance imaging studies using gadolinium-DTPA<br />

in patients with coronary artery disease». J Am Coll Cardiol, 1991; 18:959-<br />

965.<br />

20. Nagel E, al-Saadi N, Fleck E. «Cardiovascular magnetic resonance: myocardial<br />

perfusion». Herz, 2000 Jun; 25 (4):409-416.<br />

21. Schwitter J, Nanz D, Kneifel S, Bertschinger K, Büchi M, Knüsel PR,<br />

Marincek B, Lüscher TF, Von Schulthess GK. «Assessment of myocardial<br />

perfusion in coronary artery disease by magnetic resonance. A comparison<br />

with positron emission tomography and coronary angiography».<br />

Circulation, 2001; 103:2230-2235.<br />

22. Vallée JP, Sostman HD, MacFall JR, Coleman RE. «Quantification of myocardial<br />

perfusion with MRI and exogenous contrast agents». Cardiology,<br />

1997; 88:90-105.<br />

23. Cullen JHS, Horsfield MA, Reek CR, Cherryman GR, Barnett DB, Samani<br />

NJ. «A myocardial perfusion reserve index in humans using first-pass<br />

contrast-enhanced magnetic resonance imaging». J Am Coll Cardiol, 1999;<br />

33:1386-1394.<br />

24. Gerber BL, Bluemke DA, Bennett BC, Boston RC, Heldman AW, Lima<br />

JAC, Kraitchman DL. «Single-vessel coronary artery stenosis: myocardial<br />

perfusion imaging with Gadomer-17 first-pass MR imaging in a swine<br />

model of comparison with gadopentetate dimeglumine». Radiology,<br />

2002; 225:104-112.<br />

25. Severi S, Underwood R, Mohiaddin RH y cols. «Dobutamine stress:<br />

effect on regional myocardial blood flow and wall motion». J Am Coll<br />

Cardiol, 1995; 26:1187-1195.<br />

26. Nagel E, Lehmkuhl HB, Bocksch W, Klein C, Vogel U, Frantz E, Ellmer<br />

A, Dreysse S, Fleck E. «Nonivasive diagnosis of ischemia-induced wall<br />

motion abnormalities with the use of high-dose dobutamine stress MRI.<br />

Comparison with dobutamine stress echocardiography». Circulation,<br />

1999; 99:763-770.<br />

27. Pingatore A, Picano E, Quarta Colosso M y cols. «The atropine factor<br />

in pharmacological stress echocardiography». J Am Coll Cardiol, 1996;<br />

27:1164-1170.<br />

ESTRÉS MIO C ÁRDIC O 5 5<br />

28. Mertes H, Sawada SG, Ryan T y cols. «Symptoms, adverse effects, and<br />

complications associated with dobutamine stress echocardiography.<br />

Experience in 1118 patients». Circulation, 1993; 88:15-19.<br />

29. Hoffer EP, Dewe W, Celentano C, Pierard LA. «Low-level exercise<br />

echocardiography detects contractile reserve and predicts reversible<br />

dysfunction after acute myocardial infarction». J Am Coll Cardiol,<br />

1999;34:989-997.<br />

30. Pereles FS, Kapoor V, Carr JC, Simonetti OP, Krupinski EA, Baskaran V,<br />

Finn JP. «Usefulness of segmented TrueFISP cardiac pulse sequence in<br />

evaluation of congenital and acquired adult cardiac abnormalities». Am<br />

J Roentgenol, 2001; 177:1155-1160.<br />

31. Lee VS, Resnick D, Bundy JM, Simonetti OP, Lee P, Weinreb JC. «Cardiac<br />

function: MR evaluation in one breath hold with real-time true<br />

fast imaging with steady-state precession». Radiology, 2002; 222:835-<br />

842.<br />

32. Reeder SB, Du YP, Lima JAC, Bluemke DA. «Advanced cardiac MR imaging<br />

of ischemic heart disease». Radiographics, 2001; 21:1047-1074.<br />

33. Baer FM, Theissen P, Schneider CA, Voth E, Sechtem U, Schicha H,<br />

Erdemann E. «Dobutamine magnetic resonance imaging predicts contractile<br />

recovery of chronically dysfunctional myocardium after successful<br />

revascularization». J Am Coll Cardiol, 1998; 31:1040-1048.<br />

34. Chen C, Li L, Chen LL y cols. «Incremental doses of dobutamine induce<br />

a biphasic response in dysfunctional left ventricular regions subtending<br />

coronary stenoses». Circulation, 1995; 92:756-766.<br />

35. Greenberg SB, Sandhu SK. «Ventricular function». Radiol Clin N Am,<br />

1999; 37(2):341-358.<br />

36. Zandrino F, Molinari G, Smeraldi A, Odaglia G, Masperone MA, Sardanelli<br />

F. «Magnetic resonance imaging of athlete´s heart: myocardial mass,<br />

left ventricular function, and cross-sectional area of the coronary arteries».<br />

Eur Radiol, 2000; 10:319-325.<br />

37. Eusemann CD, Ritman EL, Robb RA. «Parametric visualization methods<br />

for quantitative assessment of myocardial motion». Acad Radiol, 2003;<br />

10:66-76.<br />

38. Masood S, Yang G, Pennell DJ, Firmin D N. «Investigating intrinsic myocardial<br />

mechanics: the role of MR tagging, velocity phase mapping, and<br />

diffusion imaging». J Magn Reson Imaging, 2000; 12:873-883.<br />

39. Moore C C, Lugo- Oliveri C H, McVeigh ER, Zerhouni EA. «Threedimensional<br />

systolic strain patterns in the normal human left ventricle:<br />

characterization with tagged MR imaging». Radiology, 2000; 214:453-<br />

466.<br />

40. Rademakers F, Van de Werf F, Mortelmans L, Marchal G, Bogaert J. «Evolution<br />

of regional performance after an acute anterior myocardial infarction<br />

in humans using magnetic resonance tagging». J Physiol, 2003; 546.3:<br />

777-787.


6<br />

Cardiopatías congénitas. <strong>RM</strong><br />

INTRODUCCIÓN<br />

Fermín Sáez Garmendia y Ramiro J. Hernández<br />

Las cardiopatías congénitas tienen una incidencia aproximada<br />

de siete-ocho casos por cada 1.000 nacidos vivos. Para un 20-<br />

40% de éstos constituye un problema médico grave. En niños por<br />

debajo de un año de edad, la mortalidad por esta causa es de aproximadamente<br />

un caso por cada 1.000 nacidos vivos. La distribución<br />

por sexos es globalmente similar, aunque la CIA es más frecuente<br />

en niñas, mientras que la coartación y la transposición de<br />

grandes vasos es más frecuente en niños.<br />

La etiología es desconocida en el 80% de los casos. En el 20%<br />

restante se relaciona con aberraciones cromosómicas (5%), síndromes<br />

polimalformativos (3-15%) y agentes teratogénicos externos<br />

(2%).<br />

En los últimos 10 años, la <strong>RM</strong> se ha constituido en un método<br />

de imagen muy importante para su evaluación1-6 . La <strong>RM</strong> tiene varias<br />

ventajas sobre otros métodos de imagen, como es la posibilidad<br />

de mostrar un amplio campo de visión (puede incluir todo el tórax),<br />

obtener imágenes en múltiples planos del espacio, es fácilmente<br />

reproducible y poco dependiente del observador, y todo ello sin<br />

radiación ionizante.<br />

En un primer momento, se utilizaron casi únicamente secuencias<br />

de eco del espín. Posteriormente se han incorporado otras<br />

secuencias (eco de gradiente, contraste de fase con mapa de velocidad,<br />

angio-<strong>RM</strong> post-gadolinio 3D, marcaje del bolo sanguíneo<br />

–bolus tagging–, etc.) 5, 7 , que permiten estudiar no sólo la morfología,<br />

sino también la función cardíaca 8 . Estos avances han hecho<br />

que la <strong>RM</strong> sea en la actualidad un método de amplia utilización en<br />

cardiopatías congénitas, aunque en la mayoría de los hospitales sigue<br />

siendo un método de segunda elección, tras la ecografía.<br />

El principal inconveniente de la <strong>RM</strong> es que requiere sedación<br />

o anestesia en la mayoría de los niños por debajo de los seis años<br />

de edad. En niños sin importante compromiso cardiorrespiratorio<br />

se puede utilizar hidrato de cloral a una dosis de entre 50-100 mg/kg<br />

por vía oral. Siempre debe emplearse un pulsioxímetro y un electrocardiograma<br />

especialmente diseñados para su uso en <strong>RM</strong>. En<br />

casos de claro compromiso cardiorrespiratorio la presencia de un<br />

anestesista es casi siempre necesaria.<br />

Es importante utilizar antenas de superficie para optimizar la<br />

señal y el ruido.<br />

Las contraindicaciones para la <strong>RM</strong> <strong>cardiovascular</strong> son las mismas<br />

que para la <strong>RM</strong> en general (marcapasos, implantes cocleares,<br />

esquirlas metálicas intraoculares, etcétera).<br />

Las imágenes deben obtenerse en sincronismo con el ciclo cardíaco,<br />

lo que se consigue con el electrocardiograma o vectocardiograma.<br />

La única secuencia que no necesita de este sincronismo<br />

es la angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D.<br />

Se obtiene un topograma localizador en planos axial y coronal,<br />

para seguir con una serie axial. A partir de esta serie axial, dependiendo<br />

de cual sea el problema clínico, se realizarán las secuencias<br />

más adecuadas para obtener la información deseada.<br />

TÉCNICAS DE ESTUDIO<br />

Las secuencias concretas se han descrito en detalle en el capítulo<br />

2, por lo que únicamente cabe enumerar las diferentes secuencias:<br />

morfológicas con sangre negra3, 9 eco del espín o turboeco del<br />

espín, con o sin doble inversión-recuperación; secuencias funcionales<br />

modo cine, de sangre blanca, en diferentes planos10-12 ; secuencias<br />

de cuantificación de flujo12a, 13-15 para valorar flujos y gradientes;<br />

angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D7, 16 , que, como única secuencia, es la más<br />

rentable y no necesita sincronismo cardíaco.<br />

Las indicaciones específicas de estas secuencias se han descrito<br />

ya en el capítulo 2.<br />

A PLICACIÓN CLÍNICA<br />

La <strong>RM</strong> está especialmente indicada en aquellas áreas en las que<br />

la ecografía tiene más limitaciones, como son las estructuras<br />

supracardíacas, en especial la aorta torácica, las arterias pulmonares,<br />

las venas sistémicas y pulmonares, en casos de cardiopatías<br />

complejas y para el seguimiento postoperatorio. También puede<br />

evaluar la permeabilidad y cuantificar el flujo de shunts, estenosis e<br />

insuficiencias valvulares.<br />

Las principales indicaciones de la <strong>RM</strong> en la actualidad son:<br />

1. Evaluación de la morfología y calibre de las arterias pulmonares.<br />

2. Evaluación de las anomalías de la aorta torácica y troncos<br />

supraaórticos.


5 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

3. Anatomía cardíaca por segmentos.<br />

4. Evaluación de la función cardíaca.<br />

5. Evaluación de cardiopatías complejas.<br />

6. Evaluación de anomalías venosas sistémicas y pulmonares.<br />

7. Seguimiento postquirúrgico.<br />

1. Arterias pulmonares<br />

Es muy importante identificar la anatomía de las arterias pulmonares,<br />

especialmente en lesiones con obstrucción del tracto de<br />

salida del ventrículo derecho. En estos pacientes, los segmentos<br />

hiliares de las arterias pulmonares siempre están presentes, pero<br />

puede haber grados variables de desarrollo de las arterias pulmonares<br />

centrales. Esta discrepancia ocurre porque el tronco de la<br />

arteria pulmonar, las ramas centrales, izquierda y derecha, y las<br />

ramas intraparenquimatosas tienen cada una de ellas diferentes orígenes<br />

embriológicos. El tronco principal se origina de la septación<br />

del truncus arteriosus, lo que da lugar a la formación de la aorta y<br />

la arteria pulmonar; las arterias pulmonares derecha e izquierda se<br />

originan de los sextos arcos ventrales aórticos; las ramas intraparenquimatosas<br />

se originan del pulmón primitivo. Precozmente en<br />

el desarrollo embriológico el pulmón está irrigado por el plexo<br />

esplácnico adyacente. Posteriormente, estas conexiones involucionan<br />

a medida que se desarrollan las anastomosis entre las arterias<br />

pulmonares centrales y las ramas intraparenquimatosas. Sin<br />

embargo, las conexiones primitivas pueden persistir cuando hay<br />

hipodesarrollo de las arterias pulmonares centrales (como, por<br />

ejemplo, en la atresia pulmonar con septo abierto) o en caso de<br />

otras anomalías congénitas asociadas con un aporte arterial sistémico<br />

a los pulmones (como en el secuestro pulmonar) 17 .<br />

Es indispensable disponer de información precisa sobre la presencia,<br />

calibre y confluencia de las arterias pulmonares centrales<br />

para planear qué tipo de cirugía realizar en cada caso: paliativa o<br />

definitiva. Esta información es crucial en la decisión de aplicar cirugía<br />

correctora definitiva de entrada o bien un shunt paliativo para<br />

promover el crecimiento de las arterias pulmonares centrales y proceder<br />

después a una cirugía definitiva. Por consiguiente, la <strong>RM</strong> también<br />

es importante para evaluar el crecimiento de las arterias pul-<br />

a b<br />

Figura 6.1. Paciente con atresia pulmonar.<br />

Angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D Axial (a) y coronal<br />

(b). Se objetivan pequeñas arterias pulmonares<br />

centrales (flechas). Ambas ramas son confluentes<br />

(cabeza de flecha). La ecografía y la<br />

<strong>RM</strong> con series de eco del espín no permitieron<br />

su visualización. La imagen coronal muestra<br />

grandes vasos de suplencia sistémico-pulmonares<br />

a ambos lados de la aorta torácica.<br />

monares después de shunts paliativos, así como para detectar el<br />

desarrollo de estenosis postquirúrgicas.<br />

Con secuencias de eco del espín, se requieren cortes finos (3-<br />

5 mm) en proyección axial para demostrar el tronco principal y las<br />

arterias pulmonares centrales derecha e izquierda. Una serie coronal<br />

puede ayudar a la hora de identificar vasos colaterales aortopulmonares,<br />

hallazgo frecuente en pacientes con obstrucción al<br />

tracto de salida de ventrículo derecho. En imágenes de eco del<br />

espín es crucial no confundir el receso pericárdico periaórtico, los<br />

bronquios centrales o las venas pulmonares con arterias pulmonares<br />

centrales confluentes. Las secuencias de angio-<strong>RM</strong> postgadolinio<br />

3D son definitivas para evitar esta posible confusión y permiten<br />

visualizar las arterias pulmonares centrales de muy pequeño<br />

tamaño (Fig. 6.1), difícilmente identificables en otras secuencias de<br />

<strong>RM</strong> e, incluso, con cineangiografía convencional.<br />

Varios estudios han comparado la <strong>RM</strong> con la cineangiografía y<br />

la ecocardiografía y han confirmado la utilidad de la <strong>RM</strong>. La <strong>RM</strong> ha<br />

demostrado que puede identificar la región subvalvular del tracto<br />

de salida del ventrículo derecho, la arteria pulmonar principal y las<br />

porciones centrales de las arterias pulmonares derecha e izquierda<br />

tan bien o mejor que la cineangiografía convencional 18 . La cineangiografía<br />

tiene dificultades para cateterizar las arterias pulmonares<br />

en pacientes con obstrucción al tracto de salida del ventrículo<br />

derecho y, en ocasiones, no identifica con claridad pequeñas arterias<br />

pulmonares centrales.<br />

Hipertensión arterial pulmonar. En pacientes con cardiopatías<br />

izquierda-derecha es muy importante evaluar la presión arterial<br />

y la resistencia pulmonar. La decisión quirúrgica depende en<br />

gran parte de ello. Hallazgos sugestivos de hipertensión pulmonar<br />

son la dilatación e hipertrofia ventricular derecha, septo recto o<br />

convexo hacia la izquierda, dilatación de la arteria pulmonar y disminución<br />

o ausencia del vacío de señal de la comunicación interventricular<br />

en secuencias modo cine de eco de gradiente. Las<br />

secuencias de cuantificación de flujo pueden ofrecer también una<br />

aproximación a la cifra de presión en arterias pulmonares, estimando<br />

el gradiente a través de la válvula tricúspide y a través de la<br />

comunicación interventricular 19, 20 .<br />

Arteria pulmonar izquierda aberrante. En pacientes con<br />

arteria pulmonar izquierda aberrante (pulmonary<br />

artery sling), la arteria pulmonar<br />

izquierda se origina de la arteria pulmonar<br />

derecha y pasa entre la tráquea y el esófago<br />

para irrigar el pulmón izquierdo. Estos<br />

pacientes tienen estridor u otros síntomas<br />

respiratorios, causados por la compresión<br />

traqueal que se produce por la arteria pulmonar<br />

izquierda aberrante o por otras<br />

anomalías asociadas de la vía aérea. La <strong>RM</strong><br />

(Fig. 6.2) es mejor que la cineangiografía<br />

para visualizar la relación del vaso aberrante<br />

con la vía aérea, así como para valorar el<br />

calibre de la misma, habitualmente muy disminuido<br />

21 .<br />

2. Aorta y troncos<br />

supraaórticos<br />

Coartación de la aorta. En su inmensa<br />

mayoría se asientan en aorta torácica


a b c<br />

(existen también coartaciones de aorta abdominal), como estenosis<br />

congénita localizada en la zona del ductus arterioso, inmediatamente<br />

distal a la arteria subclavia izquierda, en la zona de unión del<br />

arco aórtico con la aorta descendente (istmo aórtico). Puede haber<br />

hipoplasia o no del resto del arco aórtico 22 . Normalmente se puede<br />

llegar al diagnóstico con el examen físico, radiografía de tórax y ecocardiografía;<br />

sin embargo, en muchas ocasiones la efectividad de la<br />

ecografía se ve limitada por la falta de una adecuada ventana acústica.<br />

La <strong>RM</strong> (Fig. 6.3), con secuencias eco del espín y angio-<strong>RM</strong> postgadolinio<br />

3D, ha sustituido en la mayoría de los centros a la aortografía<br />

en la valoración prequirúrgica de la coartación, ya que<br />

permite evaluar la localización y grado de estenosis, la presencia y<br />

longitud de hipoplasia del arco aórtico, el calibre de la dilatación<br />

postestenótica, la hipertrofia del ventrículo izquierdo y la magnitud<br />

de la circulación colateral, midiendo la diferencia entre el flujo inmediatamente<br />

distal a la coartación y el flujo en aorta torácica descendente<br />

a nivel diafragmático: en sujetos normales se observa una<br />

disminución del 7%; mientras que en coartaciones moderadasseveras<br />

se objetivan aumentos de flujo del 80% 23 . En la mayoría<br />

de los casos, la ecografía y la <strong>RM</strong> son suficientes para planear la<br />

mejor opción terapéutica.<br />

Aunque la aorta ascendente, el arco y la aorta descendente no<br />

están en el mismo plano sagital, la <strong>RM</strong> puede visualizar en muchos<br />

casos toda la aorta torácica en un plano oblicuo sagital. En algunos<br />

pacientes, con marcado desenrollamiento aórtico, esto no puede<br />

conseguirse en un solo plano con secuencias de eco del espín, lo<br />

que puede dar lugar a sobrevalorar el grado de coartación. Sin<br />

embargo, con imágenes eco de gradiente modo cine o, aún mejor,<br />

con angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D y reconstrucciones MIP (Fig. 6.3)<br />

siempre se puede visualizar toda la aorta torácica.<br />

En imágenes modo cine eco de gradiente, se puede ver un chorro<br />

de vacío de señal inmediatamente distal a la coartación y con<br />

C ARDIO PATÍAS C O N G ÉN ITAS. <strong>RM</strong> 5 9<br />

Figura 6.2. Paciente con arteria pulmonar<br />

izquierda aberrante. Esofagograma (a), <strong>RM</strong><br />

axial eco del espín y angio-<strong>RM</strong> (b), <strong>RM</strong> sagital<br />

(c). Se observa una gran impronta esofágica<br />

anterior (cabezas de flecha). Es la única<br />

anomalía vascular que ocasiona una impronta<br />

anterior. La tráquea (flechas) muestra un calibre<br />

muy disminuido. La arteria pulmonar<br />

izquierda (PI) se origina de la pulmonar derecha<br />

(PD).<br />

secuencias de cuantificación de flujo (con codificación de la velocidad),<br />

se puede calcular el gradiente a través de la estenosis.<br />

La <strong>RM</strong> es superior a la ecografía para demostrar toda la información<br />

necesaria para la cirugía. Asimismo, es el mejor método<br />

para la evaluación de posibles complicaciones o secuelas postquirúrgicas<br />

inmediatas (hematoma perianastomótico, pseudoaneurisma<br />

micótico) o tardías (recoartación, pseudoaneurisma) 24-26 . Las<br />

coartaciones intervenidas con plastias de Dacron son las que presentan<br />

un índice más alto de formación de pseudoaneurismas tardíos<br />

(Fig. 6.3 c).<br />

Pseudocoartación de aorta. En esta situación, la aorta está<br />

relativamente ectásica y elongada, observándose un arco aórtico<br />

muy alto, con una ventana aorto-pulmonar muy grande. La elongación<br />

aórtica hace que se produzcan angulaciones muy marcadas<br />

en algunas zonas, que pueden simular una coartación, pero sin que<br />

exista clara estenosis ni alteraciones hemodinámicas significativas.<br />

Estenosis supravalvular aórtica. Es una estenosis congénita<br />

de la aorta, localizada por encima del origen de las arterias coronarias.<br />

Habitualmente se encuadra dentro del síndrome de Williams,<br />

que cursa con hipercalcemia, cara peculiar (de duende), retraso mental,<br />

etc. La <strong>RM</strong> muestra la diferencia de calibre entre los senos de Valsalva<br />

(dilatados) y la zona estenótica inmediatamente por encima.<br />

Interrupción del arco aórtico. No existe continuidad entre<br />

la aorta ascendente y la descendente. A veces es difícil distinguir<br />

entre interrupción y coartación severa. La más frecuente de las interrupciones<br />

(52%) es la que se localiza entre la arteria subclavia<br />

izquierda y la carótida común izquierda. La anomalía puede verse<br />

con imágenes de eco del espín, en plano oblicuo sagital, en las que<br />

no se objetiva luz vascular en la zona de la interrupción. Sin embargo,<br />

la angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D (Fig. 6.4) se considera superior<br />

para su diagnóstico.


6 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b c<br />

Figura 6.3. Pacientes con coartación aórtica sin intervenir (a, b) e intervenida (c). <strong>RM</strong> eco del espín sagital (a) muestra coartación severa (flecha)<br />

con marcada hipoplasia del arco aórtico. Angio-<strong>RM</strong> postgadolinio sagital en otro paciente (b) con coartación severa (flecha) de localización<br />

preductal, con ductus abierto (d), responsable de la mayor parte del flujo que llega a la aorta descendente. Paciente con coartación de<br />

aorta operada hace dos años con plastia de Dacron (c). Angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D. Se observa un gran pseudoaneurisma (flechas) en la zona<br />

de la coartación intervenida.<br />

Anillos vasculares. La <strong>RM</strong> está considerada actualmente como<br />

la técnica de elección para identificar las anomalías del arco aórtico,<br />

aunque el esofagograma sigue siendo el método de despistaje<br />

preferido para niños con sospecha de anillos vasculares. Las anomalías<br />

del arco aórtico siempre tienen un trayecto retroesofágico, por<br />

lo que en el esofagograma se pueden ver como improntas esofágicas<br />

posteriores. Sólo la arteria pulmonar izquierda aberrante (pulmonary<br />

artery sling) cursa por delante del esófago y puede producir<br />

por tanto una impronta esofágica anterior (Fig. 6.2 a).<br />

El doble arco aórtico (Fig. 6.5) y el arco aórtico derecho con<br />

arteria subclavia izquierda aberrante son las anomalías que suelen<br />

a b<br />

Figura 6.4. Paciente con interrupción del arco aórtico. Imágenes coronales de angio-<strong>RM</strong> postgadolinio<br />

3D. No se objetiva cayado aórtico, por encontrarse interrumpido. Únicamente se<br />

observa aorta ascendente (a). De la arteria pulmonar (P) se origina la arteria subclavia izquierda<br />

(flecha).<br />

ser sintomáticas con mayor frecuencia. El resto de anillos aórticos<br />

rara vez dan síntomas.<br />

Los planos axiales y coronales son los más útiles para ver la<br />

anomalía en las secuencias eco del espín. Muestran la relación del<br />

vaso anómalo con el esófago y la tráquea y el calibre de esta última,<br />

que en algunos casos está comprometido. La angio-<strong>RM</strong> postgadolinio<br />

3D con reconstrucciones MIP permite ver la anomalía en<br />

una sola imagen.<br />

En pacientes con doble arco aórtico (Fig. 6.5), el arco derecho<br />

es generalmente dominante y está en una posición más alta que el<br />

izquierdo. Los dos arcos se vuelven a unir posteriormente formando<br />

un anillo completo que rodea la tráquea<br />

y el esófago.<br />

En casos de arco aórtico derecho con<br />

arteria subclavia izquierda aberrante o arco<br />

aórtico izquierdo con arteria subclavia derecha<br />

aberrante, existen cuatro troncos<br />

supraaórticos con origen diferenciado. El<br />

último tronco es la arteria subclavia aberrante,<br />

que cursa posterior al esófago. En<br />

estos casos el anillo vascular se completa<br />

anteriormente con el ligamento arterioso,<br />

que no es visible en <strong>RM</strong>. El ligamento arterioso<br />

puede estar a la derecha o a la izquierda,<br />

aunque se encuentra más frecuentemente<br />

en el lado izquierdo. El vestigio de la<br />

raíz aórtica dorsal izquierda puede presentarse<br />

como un divertículo (Kommerell) en<br />

el origen de la arteria subclavia izquierda<br />

aberrante. El ligamento arterioso cursa<br />

desde la arteria pulmonar hasta el diver-


a b c<br />

Figura 6.5. Paciente con doble arco aórtico.<br />

Imágenes eco del espín axial (a) y coronales (b,<br />

c). Se observa doble arco aórtico completo<br />

(cabezas de flecha) con arco derecho dominante,<br />

como es habitual.<br />

tículo. En el caso de la arteria subclavia derecha aberrante la existencia<br />

de divertículo es muy rara (si existe, es un vestigio de la raíz<br />

aórtica dorsal derecha).<br />

Aneurismas y disecciones aórticos. Los aneurismas y disecciones<br />

aórticos son raros en niños con cardiopatías congénitas. Casi<br />

siempre están asociados con enfermedades subyacentes 2, 27 , como<br />

síndromes de Turner, Marfan, Ehlers-Danlos y Noonan; válvula<br />

aórtica bicúspide, arteritis de Takayasu, endocarditis bacteriana, coartación<br />

aórtica o cirugía previa. La <strong>RM</strong>, sobre todo con imágenes<br />

axiales, oblicuas sagitales y coronales, muestra el calibre del aneurisma,<br />

la extensión de la disección (despegamiento de la íntima) y<br />

el flujo o presencia de trombo en las luces verdadera y falsa. La<br />

reconstrucción MIP de la angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D puede enmascarar<br />

la disección (el despegamiento intimal queda borrado por el<br />

brillo del realce intravascular), por lo que siempre deben examinarse<br />

con atención las imágenes fuente.<br />

3. Anatomía y patología cardíaca<br />

por segmentos<br />

Los segmentos cardíacos (las aurículas, los ventrículos y las grandes<br />

arterias) son la base del denominado análisis secuencial por seg-<br />

a b c<br />

C ARDIO PATÍAS C O N G ÉN ITAS. <strong>RM</strong> 6 1<br />

mentos de las cardiopatías congénitas. En primer lugar, debe definirse<br />

la disposición de las aurículas: el llamado situs auricular. Después,<br />

la morfología y localización de los ventrículos y las conexiones<br />

ventrículo-arteriales. Finalmente, se analizan las uniones entre<br />

los segmentos.<br />

1. En el situs solitus (normal), la aurícula derecha se encuentra<br />

a la derecha, los bronquios principales derecho e izquierdo<br />

están en su sitio, el estómago y el bazo a la izquierda, y la<br />

cava inferior y la mayor parte del hígado en la derecha.<br />

Determinadas características anatómicas permiten identificar<br />

la morfología derecha o izquierda de las estructuras pares:<br />

la orejuela derecha es de forma triangular, con ancha base,<br />

mientras que la orejuela izquierda es digitiforme y tiene una<br />

base estrecha (Fig. 6.6). Además, el situs auricular se puede<br />

deducir de la anatomía bronquial, con la que está estrechamente<br />

relacionado. El bronquio principal derecho es relativamente<br />

corto (ya que enseguida se origina el bronquio del<br />

lóbulo superior), comparado con el izquierdo. La relación<br />

entre los bronquios principales y las arterias pulmonares centrales<br />

también es característica: la arteria pulmonar derecha<br />

cursa por delante del bronquio principal derecho, mientras<br />

que la arteria pulmonar izquierda pasa por encima de su bron-<br />

Figura 6.6. Pacientes con situs solitus. Típica configuración de orejuela derecha (OD), con ancha base (a). La orejuela izda (OI) presenta una<br />

morfología digitiforme, con base estrecha (b). En imagen (c) se observa la relación normal de las arterias pulmonares con los bronquios principales<br />

(B). La arteria pulmonar derecha (PD) cursa por delante de su bronquio correspondiente, mientras que la arteria pulmonar izquierda (PI)<br />

pasa por encima del bronquio homolateral.


6 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b c<br />

Figura 6.7. Pacientes con situs inversus. <strong>Imagen</strong> coronal (a) en la que se observa dextrocardia, el estómago (E) a la derecha y el hígado (H)<br />

a la izquierda. <strong>Imagen</strong> coronal (b) con arco aórtico (A) a la derecha. La arteria pulmonar derecha (P) pasa por encima de su bronquio correspondiente.<br />

Anatomía bronquial en espejo: del bronquio principal izquierdo se originan los bronquios del lóbulo superior y medio (flechas). <strong>Imagen</strong><br />

axial (c) en la que se observa estómago (E), bazo y aorta (A) a la derecha y vena cava inferior (C) e hígado a la izquierda.<br />

2. quio correspondiente (Fig. 6.6 c). El situs inverso es una imagen<br />

en espejo del situs solitus (Fig. 6.7), mientras que en el<br />

situs ambiguo o heterotaxia visceral (asplenia, que cursa con<br />

isomerismo derecho [ambos bronquios principales de morfología<br />

derecha] o polisplenia, con isomerismo izquierdo<br />

[ambos bronquios principales de morfología izquierda]) hay<br />

una mezcla de ambos. Asplenia se asocia frecuentemente con<br />

retorno venoso anómalo pulmonar y sistémico, canal aurículo-ventricular,<br />

transposición de grandes vasos, atresia o estenosis<br />

pulmonar severa y ventrículo único. Polisplenia se relaciona<br />

con ausencia de la porción hepática de la cava inferior<br />

y continuidad por la ácigos, vena cava superior bilateral, retorno<br />

venoso anómalo pulmonar, comunicación interauricular,<br />

estenosis pulmonar y ventrículo derecho de doble salida.<br />

2. El siguiente paso es identificar la disposición ventricular. Normalmente<br />

hay dos ventrículos, con morfología diferenciada.<br />

Ocasionalmente sólo hay un ventrículo, sin unas características<br />

definidas (tipo indeterminado).<br />

2. La principal característica que define al ventrículo derecho es<br />

la falta de continuidad directa de las válvulas tricúspide y semilunar<br />

(pulmonar o aórtica), que se encuentran separadas por<br />

un infundíbulo muscular. Otros datos que apoyan una morfología<br />

derecha son: la existencia de trabeculaciones en el<br />

septo apical; la presencia de la banda moderadora en su ápex;<br />

el anillo tricuspídeo, que está más cerca del ápex cardíaco<br />

que del anillo mitral; y que el ven-<br />

trículo derecho conecta generalmente<br />

con el vaso más anterior, ya<br />

sea éste la aorta o la arteria pulmonar.<br />

Por el contrario, el ventrículo<br />

izquierdo es de paredes lisas y en él<br />

existe continuidad directa de la válvula<br />

mitral con la semilunar (aórtica<br />

o pulmonar) debido a la ausencia de<br />

un infundíbulo muscular (Fig. 6.8). En<br />

un asa ventricular derecha (D loop),<br />

situación normal, el tracto de entrada<br />

(inflow) del ventrículo derecho<br />

morfológico está a la derecha del<br />

ventrículo izquierdo morfológico;<br />

mientras que en un asa ventricular<br />

a b<br />

izquierda (L loop), el tracto de entrada del ventrículo derecho<br />

morfológico está a la izquierda del ventrículo izquierdo<br />

morfológico.<br />

3. Por último, es necesario identificar las conexiones ventrículo-arteriales<br />

y la relación entre los grandes vasos:<br />

3. Normalmente la aorta es posterior y se sitúa a la derecha<br />

de la arteria pulmonar (D normal) (Fig. 6.8 a); en D (dextro)<br />

transposición, la aorta es anterior y se encuentra a la<br />

derecha de la arteria pulmonar; y en L (levo) transposición,<br />

la aorta es anterior y se mantiene a la izquierda de la arteria<br />

pulmonar. La descripción como D o L de la relación entre<br />

la aorta y la arteria pulmonar no debe confundirse con la D<br />

o L (asa ventricular) de la relación entre los dos ventrículos.<br />

Por ejemplo, una transposición no corregida de los grandes<br />

vasos en un paciente con situs solitus se denominará como<br />

solitus/D asa ventricular/D transposición (es decir, las aurículas<br />

están en situación normal, los ventrículos también –concordancia<br />

aurículo-ventricular–, la aorta está a la derecha de<br />

la pulmonar, pero en situación anterior, saliendo por tanto<br />

del ventrículo derecho: discordancia ventrículo arterial).<br />

3. En cardiopatías complejas se puede seguir la regla de R. Van<br />

Praagh: el ventrículo derecho y la aorta están situados en el<br />

mismo lado en el 95% de los corazones normales y patológicos.<br />

Un asa ventricular derecha cursa con la aorta a la<br />

derecha de la arteria pulmonar y a la inversa 28 .<br />

Figura 6.8. Continuidad normal de válvulas mitral y aórtica (cabezas de flecha). Los grandes<br />

vasos están en relación normal con la aorta (A) situada por detrás y a la derecha de la pulmonar<br />

(P).


Transposición de grandes vasos. El término transposición<br />

completa de los grandes vasos se suele utilizar como sinónimo de<br />

D-transposición, en la que existe situs solitus, concordancia aurículo-ventricular,<br />

pero discordancia ventrículo-arterial, con la aorta<br />

anterior a la pulmonar y saliendo del ventrículo derecho morfológico.<br />

La pulmonar sale del ventrículo izquierdo y existe continuidad<br />

entre las válvulas pulmonar y mitral, mientras que la tricúspide y la<br />

aórtica están separadas por un infundíbulo. El ventrículo derecho<br />

es la cámara sistémica, con alta presión, lo que puede verse en <strong>RM</strong>,<br />

en el plano sagital como impronta o desplazamiento posterior (hacia<br />

el ventrículo izquierdo) del septo interventricular 29 .<br />

Otra forma más rara de transposición es la L transposición, con<br />

la aorta anterior a la arteria pulmonar, pero a la izquierda. Puede<br />

verse como hecho aislado o como parte de una transposición congénitamente<br />

corregida, en la que existe discordancia aurículo-ventricular<br />

(asa o loop ventricular L, con la aurícula derecha conectando<br />

con el ventrículo izquierdo y viceversa) y ventrículo-arterial (la<br />

aorta conecta con el ventrículo derecho morfológico y la pulmonar<br />

con el izquierdo).<br />

Las anomalías asociadas más frecuentes son comunicación interventricular,<br />

obstrucción del tracto de salida del ventrículo izquierdo<br />

(por estenosis pulmonar y/o hipertrofia septal, entre otras<br />

causas), persistencia del ductus, ventrículo único (Fig. 6.13) y anomalías<br />

de las coronarias.<br />

4. Evaluación de la función cardíaca<br />

El procedimiento de obtención del volumen ventricular, fracción<br />

de eyección 30 , volúmenes diastólico y sistólico finales, volumen<br />

por latido y la masa miocárdica se describen en el capítulo 2.<br />

Los valores normales de masa y función ventriculares (derecho<br />

e izquierdo) son aproximadamente los mismos en niños que en<br />

adultos, cuando se calculan en relación con el área de la superficie<br />

corporal, peso o altura 31 . A continuación se reseñan los valores<br />

pediátricos normales31 , en función del área de la superficie corporal:<br />

volumen diastólico final del ventrículo izquierdo: 67 ± 9 ml/m2 ,<br />

y del ventrículo derecho: 70 ± 11 ml/m2 ; volumen por latido del<br />

ventrículo izquierdo: 44 ± 7 ml/m2 , y del derecho: 43 ± 7 ml/m2 ;<br />

volumen sistólico final del ventrículo izquierdo: 23 ml/m2 , y del<br />

derecho: 27 ml/m2 ; fracción de eyección del ventrículo izquierdo:<br />

65,6%, y del derecho: 61,4%; masa total del ventrículo izquierdo:<br />

81 ± 13 g/m2 ; masa de pared libre del ventrículo<br />

derecho: 26 ± 3 g/m2 .<br />

5. Evaluación de cardiopatías<br />

congénitas complejas<br />

Tetralogía de Fallot. Los cuatro componentes<br />

de la tetralogía pueden evaluarse<br />

con <strong>RM</strong>: estenosis-obstrucción del tracto<br />

de salida del ventrículo derecho<br />

(infundíbulo), hipertrofia del ventrículo derecho,<br />

aorta a caballo entre ambos ventrículos<br />

y comunicación interventricular. Existe<br />

continuidad directa entre las válvulas mitral<br />

y aórtica, lo que permite su diferenciación<br />

con otra entidad: el ventrículo derecho de<br />

doble salida, en el que hay discontinuidad<br />

entre las válvulas aurículoventriculares (mitral<br />

C ARDIO PATÍAS C O N G ÉN ITAS. <strong>RM</strong> 6 3<br />

y tricúspide) y ambas válvulas semilunares (aórtica y pulmonar). En<br />

general con la ecografía se puede hacer el diagnóstico de estas<br />

anomalías, pero la <strong>RM</strong> es claramente superior para identificar si existen<br />

arterias pulmonares centrales confluentes (Fig. 6.9) y su calibre<br />

(crucial para decidir el tipo de intervención), así como para evaluar<br />

la presencia e importancia de vasos colaterales sistémico-pulmonares.<br />

Atresia pulmonar. En este caso existe interrupción completa<br />

entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar, con el consiguiente<br />

hipodesarrollo del infundíbulo y de la arteria pulmonar y<br />

sus ramas. Generalmente cursa con comunicación interventricular<br />

(septo abierto). En <strong>RM</strong> se observa una banda de intensidad de señal<br />

intermedia o alta (dependiendo de su contenido en grasa), interrumpiendo<br />

la continuidad del infundíbulo de salida de ventrículo<br />

derecho con la arteria pulmonar. Al igual que en el Fallot, el principal<br />

papel de la <strong>RM</strong> reside en identificar si hay arterias pulmonares<br />

confluentes (Fig. 6.1) y valorar la localización e importancia de los<br />

vasos colaterales sistémico-pulmonares, que deben ser ligados en<br />

la cirugía 32 . Estos vasos colaterales se distinguen de las arterias pulmonares<br />

por su trayecto, que es posterior a los bronquios principales,<br />

al contrario que las arterias pulmonares, que se sitúan por<br />

delante 33 .<br />

Ventrículo derecho de doble salida. La aorta y la arteria pulmonar<br />

se originan del ventrículo derecho morfológico (Fig. 6.10).<br />

La única salida del ventrículo izquierdo es la comunicación interventricular.<br />

Ambas válvulas aurículo-ventriculares están separadas<br />

de las semilunares por un infundíbulo, sin continuidad directa entre<br />

ambas. Se asocia con comunicación interventricular, que puede<br />

estar en localización subaórtica, subpulmonar (complejo Taussig-<br />

Bing) o abarcando ambos vasos, información que resulta fundamental<br />

para la cirugía correctora y que la <strong>RM</strong> puede aportar 29, 34 .<br />

En la mayoría de los casos la comunicación interventricular está<br />

debajo de la crista supraventricularis, en localización subaórtica.<br />

Truncus arterioso. Es una anomalía rara, en la que un solo<br />

vaso se encuentra a la salida de ambos ventrículos y de él se originan<br />

las arterias sistémicas, las pulmonares y las coronarias. Se produce<br />

por fallo en la septación del truncus embrionario. Se acompaña<br />

siempre de una comunicación interventricular y a menudo<br />

(en el 25-30% de los casos) el arco aórtico es derecho. En el 10-<br />

15% de los casos existe insuficiencia y/o estenosis de la válvula truncal.<br />

Puede cursar con anomalías de las arterias coronarias.<br />

a b<br />

Figura 6.9. Paciente con tetralogía de Fallot. Arterias pulmonares no confluentes. Imágenes<br />

eco del espín axial (a) y angio-<strong>RM</strong> postgadolinio coronal (b), en las que se observa un vaso anormal<br />

(flecha) saliendo del lado izquierdo de la aorta (A). Este vaso es la arteria pulmonar izquierda,<br />

no confluente con la arteria pulmonar derecha (PD). La ecocardiografía no fue capaz de<br />

visualizar la anatomía arterial pulmonar.


6 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a<br />

d<br />

Existen cuatro<br />

tipos: tipo I, en el<br />

que una arteria pulmonar<br />

muy corta<br />

se origina del truncus<br />

único, e inmediatamente<br />

da lugar a las dos arterias pulmonares centrales; tipo<br />

II, en el que no existe arteria pulmonar principal y ambas arterias<br />

pulmonares, derecha e izquierda, se originan directamente de<br />

la cara posterior del truncus; tipo III, en el que sólo una de las<br />

ramas se origina del truncus (Fig. 6.11) y la otra sale del ductus<br />

arterioso persistente o de una colateral sistémica, rama de la aorta;<br />

tipo IV, que es una combinación del tipo I con interrupción<br />

del arco aórtico, en el que la aorta descendente se irriga por el<br />

ductus.<br />

La fenestración o ventana aórtico-pulmonar (Fig. 6.12) es<br />

una forma parcial de truncus arterioso en la que existe comunicación<br />

entre la aorta y la pulmonar en la zona inmediatamente por<br />

encima de las válvulas semilunares.<br />

Ventrículo único. Consiste en una sola cámara ventricular que<br />

recibe sangre de una o dos válvulas aurículo-ventriculares. En el<br />

caso de una única válvula aurículo-ventricular, se suele asociar con<br />

anomalías esplénicas. No se incluyen en esta anomalía las atresias<br />

tricúspide o mitral. Casi siempre se acom-<br />

paña de transposición de grandes vasos, bien<br />

L-malposición o D-malposición. Son frecuentes<br />

otras anomalías asociadas, como<br />

estenosis pulmonar (valvular o subvalvular),<br />

estenosis subaórtica, retorno venoso anómalo<br />

parcial o total y coartación aórtica.<br />

En más del 80% de los casos el ventrículo<br />

único es el ventrículo izquierdo morfológico,<br />

conectado con una cámara rudimentaria<br />

anterior (tracto de salida de<br />

ventrículo derecho) por el foramen bulboventricular<br />

(Fig. 6.13). En este caso, también<br />

se le denomina ventrículo izquierdo de<br />

doble entrada. Como casi siempre se acompaña<br />

de transposición de grandes vasos, la<br />

aorta sale de la cámara rudimentaria anterior,<br />

que puede estar a la derecha (D-malposición)<br />

o a la izquierda (L-malposición).<br />

b c<br />

Figura 6.10. Ventrículo derecho de doble salida. Imágenes eco del espín axiales (a, b) y coronales<br />

(c, d), en las que se observa que la aorta (A) y la pulmonar (P) salen del ventrículo derecho.<br />

Las válvulas mitral y tricuspídea están separadas de las válvulas semilunares (aórtica y pulmonar)<br />

por un infundíbulo. Existen dos comunicaciones interventriculares: una en el tracto de<br />

entrada (flecha) y otra en el tracto de salida (cabeza de flecha).<br />

En las raras ocasiones en las que los grandes vasos están en relación<br />

normal, la cámara rudimentaria comunica con la arteria pulmonar.<br />

Es mucho más raro que el ventrículo único sea de morfología<br />

derecha (también llamado ventrículo derecho de doble entrada) o<br />

indeterminada.<br />

Síndrome del ventrículo izquierdo hipoplásico. Es un grupo<br />

de anomalías caracterizadas por hipodesarrollo de las cámaras<br />

izquierdas, atresia o estenosis de los orificios aórtico y/o mitral, e<br />

a b<br />

Figura 6.11. Truncus<br />

arterioso tipo III.<br />

Sólo existe un tronco<br />

arterial (T), del que se<br />

origina una sola arteria<br />

pulmonar (flecha).<br />

La arteria pulmonar<br />

izquierda se originaba<br />

en este caso de la<br />

aorta descendente.<br />

Figura 6.12. Ventana o fenestración aórticopulmonar. Imágenes eco del espín coronal (a) y<br />

angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D axial (b). Se observa amplia comunicación entre la aorta ascendente<br />

(A) y la pulmonar (P).


hipoplasia de la aorta. El ventrículo derecho<br />

es hipertrófico, ya que funciona como cámara<br />

sistémica y pulmonar, el retorno venoso<br />

pasa a través del foramen oval y la circulación<br />

sistémica recibe la sangre por el ductus<br />

persistente. La intervención quirúrgica<br />

(Norwood) en estos casos se realiza en tres<br />

etapas.<br />

Anomalía de Ebstein. Se caracteriza<br />

por un desplazamiento inferior de la válvula<br />

tricúspide hacia el ventrículo derecho, lo<br />

que provoca que la parte proximal del ventrículo<br />

derecho (la comprendida entre el<br />

orificio aurículo-ventricular y la inserción de<br />

las valvas) funcione como parte de la aurícula<br />

derecha (atrialización del ventrículo derecho),<br />

por lo que sólo queda un pequeño<br />

ventrículo derecho funcional. Siempre existe<br />

insuficiencia tricuspídea. El grado de afectación<br />

de la función ventricular depende de<br />

la magnitud de la insuficiencia valvular y de<br />

la porción del ventrículo derecho atrializada,<br />

datos que la <strong>RM</strong> puede aportar de forma<br />

fiable, aunque generalmente con la ecografía<br />

es suficiente.<br />

6. Anomalías venosas<br />

sistémicas y pulmonares<br />

La <strong>RM</strong> es muy buen método para evaluar<br />

las anomalías de drenaje venoso sistémico<br />

y pulmonar 35,35a . Por otra parte, la ecografía<br />

y la angiografía tienen importantes<br />

limitaciones para evaluar estas anomalías.<br />

Secuencias de eco del espín son generalmente<br />

suficientes para mostrar una doble<br />

vena cava superior, así como una interrupción<br />

de la cava inferior con continuación por la ácigos. Sin embargo,<br />

los retornos venosos pulmonares anómalos suelen requerir<br />

para su diagnóstico secuencias de eco de gradiente y, aún mejor,<br />

angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D (Fig. 6.14). Tanto los retornos venosos<br />

parciales como los totales pueden visualizarse con nitidez con<br />

estas secuencias.<br />

Los retornos venosos anómalos pueden desembocar, directamente<br />

(los parciales) o a través de un colector venoso común (los<br />

totales), en tres diferentes niveles:<br />

— Por encima del corazón: en la vena vertical izquierda (vena<br />

cava superior izquierda persistente), que a su vez drena en<br />

la cava superior. Es la forma más frecuente de drenaje venoso<br />

anómalo total (80-90%). El drenaje anómalo parcial más<br />

frecuente es el de las venas pulmonares derechas del lóbulo<br />

superior y medio, desembocando en la cava superior.<br />

— En el corazón: en el seno coronario u otra zona de la aurícula<br />

derecha (Fig. 6.14).<br />

— Por debajo del diafragma: en una vena vertical que atraviesa<br />

el diafragma y drena en la vena porta y/o cava inferior.<br />

Incluye el síndrome de la cimitarra.<br />

Siempre existe comunicación interau-ricular y puede haber otras<br />

anomalías asociadas.<br />

a b<br />

Figura 6.13. Ventrículo único, con transposición de grandes vasos. Imágenes eco del espín<br />

axial (a) y coronal (b). Se observa ventrículo único (VU) y pequeña cámara rudimentaria (CR)<br />

anterior, de la que sale la aorta (A). La arteria pulmonar (P) sale del ventrículo único. Se denomina<br />

foramen bulbo-ventricular a la comunicación entre el ventrículo único y la cámara rudimentaria.<br />

a b<br />

Figura 6.14. Drenaje venoso anómalo parcial.<br />

Angio-<strong>RM</strong> axial (a) y coronal (b) en las que<br />

se observan venas pulmonares derechas (VP y<br />

flecha blanca) desembocando, las superiores<br />

en aurícula izquierda (AI) y el resto en aurícula<br />

derecha (AD). Implantación de la parte posterior<br />

del septo auricular (flecha negra) a la<br />

izquierda de las venas pulmonares, lo que condiciona<br />

que éstas drenen a la aurícula derecha.<br />

C ARDIO PATÍAS C O N G ÉN ITAS. <strong>RM</strong> 6 5<br />

7. Evaluación postquirúrgica de niños<br />

y adultos con cardiopatías congénitas<br />

La <strong>RM</strong> puede proporcionar información muy valiosa en el seguimiento<br />

de cardiopatías intervenidas, tanto en niños como en adultos<br />

(en los que la ecografía no dispone de una buena ventana acústica).<br />

Aunque en muchos casos las imágenes de eco del espín<br />

pueden ser suficientes para visualizar las anomalías, sin embargo se<br />

puede necesitar la práctica de angio-<strong>RM</strong> y/o cuantificación de flujo<br />

para llegar al diagnóstico.<br />

Además de las aplicaciones ya reseñadas para el seguimiento<br />

postquirúrgico de las anomalías aórticas y pulmonares, la <strong>RM</strong> es<br />

muy buen método para las siguientes situaciones:<br />

— Valorar la permeabilidad y detección de complicaciones en<br />

shunts sistémico-pulmonares paliativos y otro tipo de conductos<br />

(Fig. 6.15).<br />

— Valoración de pacientes postcirugía correctora de tetralogía<br />

de Fallot. Las complicaciones o secuelas que se pueden<br />

encontrar son estenosis o dilatación aneurismática del tracto<br />

de salida reconstruido del ventrículo derecho; estenosis<br />

u obstrucción de algún conducto; in-suficiencia valvular pulmonar<br />

e insuficiencia ventricular derecha. Todo ello puede ser<br />

evaluado con <strong>RM</strong> 36, 37 .


6 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a<br />

d<br />

— Evaluación de<br />

la intervención<br />

de Fontan<br />

(realizada<br />

en una variedad<br />

de cardiopatíascongénitas<br />

carac-<br />

— terizadas por la presencia de un único ventrículo funcional,<br />

como la atresia tricuspídea, ventrículo único, ventrículo<br />

izquierdo hipoplásico, etc.) que consiste en una conexión<br />

de las venas sistémicas con las arterias pulmonares, eludiendo<br />

el ventrículo derecho. Puede añadirse a lo anterior<br />

una conexión intracardíaca entre el ventrículo y la aorta. La<br />

<strong>RM</strong> puede detectar obstrucción o estenosis de estas conexiones<br />

quirúrgicas, así como valorar la dinámica del flujo 38<br />

y la función del ventrículo 39 . En series eco del espín se ha<br />

visto que, en adultos, un diámetro de la conexión cavo-pulmonar<br />

menor a 15 mm se relaciona con un gradiente significativo.<br />

Por encima de 20 mm se considera óptimo 40 .<br />

— Evaluación de conexiones y parches intracardíacos. Antes<br />

de que se impusiera la intervención de Jatene, la transposición<br />

de grandes vasos se intervenía usando parches y conexiones<br />

intraauriculares para redirigir el retorno venoso sistémico,<br />

a través del ventrículo izquierdo, hacia la arteria<br />

pulmonar y el retorno venoso pulmonar, a través del ventrículo<br />

derecho, hacia la aorta (intervenciones de Mustard<br />

y Senning). La <strong>RM</strong> puede identificar obstrucción de las conexiones<br />

y fugas postquirúrgicas, especialmente con angio-<br />

<strong>RM</strong> postgadolinio 3D y cuantificación de flujo 2, 42, 43 .<br />

— La intervención de Jatene o arterial switch (intercambio de<br />

posición de la aorta y la arteria pulmonar en casos de transposición<br />

de grandes vasos) se realiza precozmente antes<br />

de que se produzca la caída fisiológica de la resistencia vascu-<br />

b c<br />

Figura 6.15. Imágenes de angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D de dos pacientes diferentes postcirugía:<br />

conducto (C) de arteria pulmonar a ambas pulmonares (a, b) y transposición de grandes<br />

vasos con intervención de Jatene, o intercambio aterial (c, d). En el plano axial (a) el conducto<br />

parece normal, sin estenosis significativa; sin embargo, en el plano sagital (b) se aprecia un área<br />

de estenosis en la vertiente superior del conducto (flecha), que requirió cirugía. En el paciente<br />

con transposición intervenida (Jatene) (c, d), la arteria pulmonar (P) y sus ramas derecha e<br />

izquierda (PD y PI) rodean la aorta por delante (A). Se observa estenosis significativa en la rama<br />

izquierda (flecha).<br />

lar pulmonar, para mantener la capacidad de bombeo del<br />

ventrículo izquierdo bajo presión sistémica, preparándolo<br />

por tanto para su papel como cámara sistémica. Al desplazar<br />

anteriormente el tronco de la arteria pulmonar, las arterias<br />

pulmonares derecha e izquierda se encuentran estiradas<br />

alrededor de la aorta ascendente, por lo que se pueden<br />

producir estenosis difusas o focales de alguna de estas ramas<br />

(Fig. 6.15 c, d), así como obstrucción del tracto de salida<br />

del ventrículo derecho, estenosis supravalvular (aórtica o<br />

pulmonar), dilatación de la raíz aórtica y compresión bronquial)<br />

43 . La <strong>RM</strong> ha demostrado su superioridad sobre la ecografía<br />

para visualizar estas alteraciones 44 .<br />

CONCLUSIÓN Y FUTURO<br />

DE LA CA RDIO- <strong>RM</strong><br />

a <strong>RM</strong> es ya una técnica sólidamente establecida para la eva-<br />

L luación de la patología pediátrica <strong>cardiovascular</strong>. Programas de<br />

cálculo automático de función cardíaca y cuantificación de flujo facilitarán<br />

la obtención rutinaria de importantes datos funcionales. A<br />

medida que se vayan introduciendo y difundiendo los últimos avances<br />

en secuencias cada vez más rápidas que permitan imágenes en<br />

tiempo real sin necesidad de electrocardiograma ni respiración mantenida45,<br />

46 , su aportación será aún más definitiva.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Chung T. «Assessment of <strong>cardiovascular</strong> anatomy in patients with congenital<br />

heart disease by magnetic resonance imaging». Pediatr Cardiol,<br />

2000; 21:18-26.<br />

2. Bank ES. «Magnetic resonance of congenital <strong>cardiovascular</strong> disease».<br />

Radiol Clin North Am, 1993; 31:553-572.


3. Choe YH, Kim YM, Han BK, Park KG, Lee HJ. «MR imaging in the<br />

morphologic diagnosis of congenital heart disease». Radiographics,<br />

1997; 17:403-422.<br />

4. Rebergen S, Niezen RA, Helbing W. «Cine-gradient echo MR imaging<br />

and MR velocity mapping in the evaluation of congenital heart<br />

disease». Radiographics, 1996; 16:467-481.<br />

5. Schlesinger AE, Hernández RJ. «Magnetic resonance imaging in congenital<br />

heart disease in children». Texas Heart Institute Journal, 1996;<br />

23:128-143.<br />

6. Roos A, Roest AAW. «Evaluation of congenital heart disease by magnetic<br />

resonance imaging». Eur Radiol, 2000; 10:2-6.<br />

7. Croissille P, Revel D. «MR imaging of the heart: functional imaging».<br />

Eur Radiol, 2000; 10:7-11.<br />

8. Boxt LM. «MR imaging of congenital heart disease». Magn Reson Imaging<br />

Clin North Am, 1996; 4:327-359.<br />

9. Didier D, Ratib O, Friedli B y cols. «Cine gradient-echo MR imaging<br />

in the evaluation of <strong>cardiovascular</strong> diseases». Radiographics, 1993;<br />

13:561-573.<br />

10. Hernández RJ, Aisen AM, Foo TKF, Beckman RH. «Thoracic <strong>cardiovascular</strong><br />

anomalies in children: evaluation with a fast gradient-recalledecho<br />

sequence with cardíac-triggered segmented adquisition». Radiology,<br />

1993; 188:755-780.<br />

11. Pettigrew RI, Oshinski JN, Chatzimavroudis G, Dixon WT. «MRI techniques<br />

for <strong>cardiovascular</strong> imaging». J Magn Reson Imaging, 1999;<br />

10:590-601.<br />

12. Davis CP, McKinnon GC, Debatin JF, Duewell S, von Schulthess GK.<br />

«Single-shot versus interleaved echo-planar MR imaging: application<br />

to visualization of cardíac valve leaflets». J Magn Reson Imaging, 1995;<br />

5:107-112.<br />

12a. Varaprasathan GA, Araoz PA, Higgins CB, Reddy GP. «Quantification<br />

of flow dynamics in congenital heart disease: applications of velocityencoded<br />

cine MR imaging». Radiographics, 2002; 22:895-906.<br />

13. Powell AJ, Geva T. «Blood flow measurement by magnetic resonance<br />

imaging in congenital heart disease». Pediatr Cardiol, 2000; 21:47-<br />

58.<br />

14. Oshinski JN, Ku D N, Bohning DE, Pettigrew RI. «Effects of acceleration<br />

on the accuracy of MR phase velocity measurements». J Magn<br />

Reson Imaging, 1992; 2:665-670.<br />

15. Sondergaard L, Stahlberg F, Thomsen C. «Magnetic resonance imaging<br />

of valvular heart disease». J Magn Reson Imaging, 1999; 10:627-<br />

638.<br />

16. Krisky GA, Rofsky NM, DeCorato DR y cols. «Thoracic aorta: comparison<br />

of gadolinium-enhanced three-dimensional MR angiography<br />

and conventional MR imaging». Radiology, 1997; 202:183-193.<br />

17. Hernández RJ, Bank ER, Shaffer EM, Anider AR, Rosenthal A. «Comparative<br />

evaluation of the pulmonary arteries in patients with right ventricular<br />

outflow tract obstructive lesions». Am J Roentgenol, 1987;<br />

148:1189-1194.<br />

18. Vick GW III, Rokey R, Huhta JC, Mulvagh SL, Johnston DL. «Nuclear<br />

magnetic resonance imaging of the pulmonary arteries, subpulmonary<br />

region, and aorticopulmonary shunts: a comparative study with twodimensional<br />

echocardiography and angiography». Am Heart J, 1990;<br />

119:1103-1110.<br />

19. Bogren HG, Klipstein RH, Mohiaddin RH y cols. «Pulmonary artery<br />

distensibility and blood flow patterns: a magnetic resonance study of<br />

normal subjects and of patients with pulmonary arterial hypertension».<br />

Am Heart J, 1990; 118:990-999.<br />

20. Kondo C, Caputo GR, Masui T y cols. «Pulmonary hypertension: pulmonary<br />

flow quantification and flow profile analysis with velocity-encoded<br />

cine MR imaging». Radiology, 1992; 183:751-758.<br />

21. Rebergen SA, van der Wall EE, Doornbos J, de Roos A. «Magnetic<br />

resonance measurement of velocity and flow: technique, validation,<br />

and <strong>cardiovascular</strong> applications». Am Heart J, 1993; 126:1439-1456.<br />

22. Bank ER, Hernandez RJ. «CT and MR of congenital heart disease».<br />

Radiol Clin North Am, 1988; 26:241-262.<br />

C ARDIO PATÍAS C O N G ÉN ITAS. <strong>RM</strong> 6 7<br />

23. Steffens JC, Bourne MW, Sakuma H, Higgins CB. «Quantification of<br />

collateral blood flow in coarctation of the aorta by velocity encoded<br />

cine magnetic resonance imaging». Circulation, 1994; 90:937-943.<br />

24. Rees S, Somerville J, Ward C y cols. «Coarctation of the aorta: MR<br />

imaging in late postoperative assessment». Radiology, 1989; 173:499-<br />

502.<br />

25. Canteli B, Sáez F, García F, Cabrera A, Galdeano JM, Rodríguez O.<br />

«Ecografía Doppler y resonancia magnética en la evaluación de pacientes<br />

con coartación de aorta operada». Radiología, 1994; 36:261-268.<br />

26. Greenberg SB, Marks LA, Eshaghpour EE. «Evaluation of magnetic<br />

resonance imaging in coarctation of the aorta: the importance of múltiple<br />

imaging planes». Pediatr Cardiol, 1997; 18:345-349.<br />

27. Schlesinger AE, Hernández RJ. «Congenital heart disease: applications<br />

of computed tomography and magnetic resonance imaging». Semin<br />

Ultrasound CT MRI, 1991; 12:11-27.<br />

28. Van Praagh R, Weinberg PW, Van Praagh S. «Malpositions of the heart».<br />

En Moss AF, Adams FH, Emmanouidlides GC (eds.). Heart disease in<br />

infants, children and adolescents. Baltimore: Williams and Wilkins, 1977.<br />

29. Donnelly LF, Higgins CB. «MR imaging of conotruncal abnormalities».<br />

Am J Roentgenol, 1996; 166:925-928.<br />

30. Dulce MC, Higgins CB. «Evaluation of ventricular dimensions and function<br />

with magnetic resonance imaging». Am J Card Imaging, 1994;<br />

8:168-180.<br />

31. Lorenz CH. «The range of normal values of <strong>cardiovascular</strong> structures<br />

in infants, children, and adolescents measured by magnetic resonance<br />

imaging». Pediatr Cardiol, 2000; 21:37-46.<br />

32. Powell AJ, Chung T, Landzberg MJ. «Accuracy of MRI evaluation of<br />

pulmonary blood supply in patients with complex pulmonary stenosis<br />

or atresia». In J Card Imaging, 2000; 16:169-174.<br />

33. Kersting-Sommerhoff BA, Sechtem UP, Higgins CB. «Evaluation of<br />

blood supply by nuclear magnetic resonance imaging in patients with<br />

pulmonary atresia». J Am Coll Cardiol, 1988; 11:166-171.<br />

34. Akins EW, Martin TD, Alexander JA y cols. «MR imaging of double<br />

outlet right ventricle». Am J Roentgenol, 1989; 152:128-130.<br />

35. Masui T, Seelos KC, Kersting-Sommerhoff BA y cols. «Abnormalities<br />

of the pulmonary veins: evaluation with MR imaging and comparison<br />

with cardíac angiography and echocardiography». Radiology, 1991;<br />

181:645-649.<br />

35a. Greil GF, Powell AJ, Gildein HP, Geva T. «Gadolinium-enhanced threedimensional<br />

magnetic resonance angiography of pulmonary and systemic<br />

venous anomalies». J Am Coll Cardiol, 2002; 39:335-341.<br />

36. Helbing WA, Niezen RA, Le Cessie S y cols. «Right ventricular diastolic<br />

function in children with pulmonary regurgitation after repair of<br />

tetralogy of Fallot: volumetric evaluation by magnetic resonance velocity<br />

mapping». J Am Coll Cardiol, 1996; 28:1827-1835.<br />

37. Geva T. «Determinants of functional status in long-term survivors of<br />

T OF repair». Comunicación personal. Sesión en Ann Arbor, Michigan.<br />

USA, febrero 2002.<br />

38. Be’eri E, Maier SE, Landzberg MJ, Chung T, Geva T. «In vivo evaluation<br />

of Fontan pathway flow dynamics by multidimensional phase-velocity<br />

magnetic resonance imaging». Circulation, 1998; 98:2873-2882.<br />

39. Fogel MA, Weinberg PM, Chin AJ, Fellows KE, Hoffman EA. «Late<br />

ventricular geometry and performance changes of functional single<br />

ventricle throughout staged Fontan reconstruction assessed by magnetic<br />

resonance imaging». J Am Coll Cardiol, 1996; 28:212-221.<br />

40. Sampson C, Martínez J, Rees S y cols. «Evaluation of Fontan’s operation<br />

by magnetic resonance imaging». Am J Cardiol, 1990; 65:819-<br />

821.<br />

41. Kersting-Sommerhoff BA, Seelos KC, Hardy C, Kondo C, Higgins SS,<br />

Higgins CB. «Evaluation of surgical procedures for cyanotic congenital<br />

heart disease by using magnetic resonance imaging». Am J Roentgenol,<br />

1990; 155:259-266.<br />

42. Sampson C, Kilner PJ, Hirsch R, Rees RS, Somerville J, Underwood<br />

SR. «Venoatrial pathways after the Mustard operation for transposi-


6 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

43. tion of the great arteries: anatomic and functional MR imaging». Radiology,<br />

1994; 193:211-217.<br />

43. Hourihan M, Colan SD, Wernovsky G y cols. «Growth of the aortic<br />

anastomosis, annulus and root after the arterial switch procedure performed<br />

in infancy». Circulation, 1993; 88:615-620.<br />

44. Hardy CE, Helton GJ, Kondo C, Higgins SS, Young NJ, Higgins CB.<br />

«Usefulness of magnetic resonance imaging for evaluating great-ves-<br />

sel anatomy after arterial switch operation for D-transposition of the<br />

great arteries». Am Heart J, 1994; 128:326-332.<br />

45. Alley MT, Pelc NJ, Herfkens RJ. «A fast 3D-cine adquisition for cardíac<br />

imaging». Proc Int Soc Magn Reson Med, 1997; 2:907.<br />

46. Yang PC, Kerr AB, Liu AC y cols. «New real-time interactive cardiac<br />

magnetic resonance imaging system complements echo-cardiography».<br />

J Am Coll Cardiol, 1998; 32:2049-2056.


INTRODUCCIÓN<br />

A ctualmente<br />

en España las enfermedades del aparato cardiocirculatorio<br />

constituyen la primera causa de muerte. En 1998,<br />

último año en el que hay datos publicados, estas causas provocaron<br />

131.710 muertes, lo que supone el 37% de todas las defunciones.<br />

Dentro del grupo de enfermedades <strong>cardiovascular</strong>es, la<br />

enfermedad isquémica del corazón es la que ocasiona el mayor<br />

número de muertes (30%). El método diagnóstico de elección para<br />

estudiar las arterias coronarias es la angiografía coronaria, que además<br />

permite realizar tratamientos intervensionistas como angioplastia<br />

con balón o colocación de stent para dilatar las arterias. En<br />

España durante el año 2000 se realizaron 1.825 coronariografías<br />

diagnósticas por cada millón de habitantes 1 . Aunque es un procedimiento<br />

bastante seguro, con un mínimo riesgo, los inconvenientes<br />

para el paciente, así como su impacto económico, son el motivo<br />

de que se busquen métodos diagnósticos alternativos no invasivos<br />

para visualizar y analizar el árbol vascular coronario. Dos técnicas<br />

de imagen están demostrando utilidad diag-<br />

nóstica y apuntan un gran potencial futuro<br />

en este campo: la <strong>TC</strong> con multidetectores<br />

y la <strong>RM</strong>.<br />

Las arterias coronarias, así denominadas<br />

porque rodean al corazón como una «corona»<br />

en la unión auriculoventricular, son las<br />

encargadas de la vascularización del corazón.<br />

Generalmente son dos arterias, una<br />

derecha y una izquierda.<br />

La arteria coronaria izquierda se origina<br />

en el seno de Valsalva izquierdo de la aorta<br />

ascendente, discurre por la depresión existente<br />

entre el tronco pulmonar y la orejuela<br />

izquierda y alcanza el surco interventricular<br />

anterior donde se divide en dos ramas, la<br />

arteria circunfleja (que se dirige hacia la<br />

izquierda por el surco coronario y termina<br />

a nivel del surco interventricular posterior)<br />

y la arteria descendente anterior (que camina<br />

por el surco interventricular anterior hasta<br />

el vértice del corazón). La arteria circunfleja<br />

da ramas auriculares y ventriculares, sien-<br />

7<br />

Patología coronaria<br />

Vicente Martínez de Vega<br />

do la más importante la arteria marginal que irriga la pared lateral<br />

libre del ventrículo izquierdo. La arteria descendente anterior da<br />

ramas septales anteriores y diagonales que vascularizan la porción<br />

anterior del septo interventricular y la pared anterolateral del ventrículo<br />

izquierdo.<br />

La arteria coronaria derecha nace del seno de Valsava derecho,<br />

discurre entre el tronco pulmonar y la orejuela derecha y alcanza<br />

el surco interventricular posterior para agotarse antes de llegar al<br />

vértice cardíaco. Da ramas auriculares, ventriculares derechas y<br />

septales posteriores (Fig. 7.1).<br />

<strong>TC</strong> MULTIDETECTOR<br />

DE A RTERI AS CORONA RI AS<br />

La reciente introducción de los nuevos equipos de <strong>TC</strong> con tiempo<br />

de rotación del Gantry muy corto (0,5 segundos) y posibilidad<br />

de adquirir varios cortes simultáneamente (<strong>TC</strong> multicorte,<br />

a b<br />

Figura 7.1. Esquema de las arterias coronarias. Vistas anterior (a) y posterior (b).<br />

1. Coronaria izquierda. 2. Descendente anterior. 3. Circunfleja. 4. Ramas auriculares izquierdas.<br />

5. Ramas ventriculares izquierdas. 6. Marginal. 7. Septales anteriores. 8. Diagonales.<br />

9. Coronaria derecha. 10. Ramas auriculares derechas. 11. Ramas ventriculares derechas.<br />

12. Septales posteriores. 13. Interventricular posterior.


7 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

<strong>TC</strong> multidetector o <strong>TC</strong> multicanal) ha abierto nuevos horizontes<br />

en el diagnóstico por imagen no invasiva del corazón 2-4 . La capacidad<br />

de realizar 8, 16 ó 32 cortes por segundo, con colimación de<br />

corte de 0,5-1 mm, permite estudiar el corazón en el período de<br />

una apnea, proporcionando imágenes de alta resolución espacial 5 .<br />

Además de alta resolución temporal y espacial, la <strong>TC</strong> cardíaca<br />

necesita como condición imprescindible adquirir las imágenes de<br />

forma sincronizada con el ritmo cardíaco. Existen dos técnicas de<br />

adquisición de imagen sincronizada con el electrocardiograma: prospectiva<br />

y retrospectiva. Con la sincronización prospectiva las imágenes<br />

se obtienen de forma secuencial en una fase determinada del<br />

ciclo cardíaco, habitualmente en la fase final de la diástole. Con la<br />

técnica retrospectiva se realiza una adquisición helicoidal continua<br />

durante todas las fases del ciclo cardíaco. Los datos pueden ser seleccionados<br />

para reconstruir imágenes de una fase determinada del<br />

ciclo cardíaco, especificada temporalmente con respecto a la onda<br />

R del ECG. De la adquisición helicoidal es posible reconstruir imágenes<br />

3D en diferentes fases del ciclo cardíaco, produciendo un<br />

estudio «multifase» que cubre todo el ciclo cardíaco. Desde el punto<br />

de vista práctico es recomendable reconstruir imágenes en diferentes<br />

fases y evaluar separadamente cada arteria, ya que en determinadas<br />

ocasiones cada uno de los vasos coronarios se ve mejor<br />

en fases diferentes con menos artefactos de movimiento 6-7 .<br />

Se conoce que el ritmo cardíaco durante la adquisición de la<br />

imagen es un factor crítico que influye de manera importante en la<br />

calidad de la imagen 7-9 . Es deseable conseguir ritmos cardíacos en<br />

torno a 60 latidos/minuto para minimizar los artefactos por movimiento,<br />

por lo que se recomienda administrar un β−bloqueante en<br />

pacientes con ritmo cardíaco superior a 60 latidos/minuto. Se pueden<br />

administrar 50 mg de atenolol por vía oral entre una o dos<br />

horas antes del estudio, excluyendo a los pacientes con enfermedad<br />

pulmonar obstructiva.<br />

La presencia de arritmia es un serio inconveniente y habitualmente<br />

un criterio de exclusión para realizar un estudio de arterias<br />

coronarias con <strong>TC</strong> multidetector.<br />

Con los equipos multicorte de cuatro canales (8 cortes/segundo)<br />

existe una importante limitación para la obtención de imágenes<br />

diagnósticas de arterias coronarias, que se ve incrementada<br />

de forma notable en pacientes con ritmo cardíaco superior<br />

a 60 latidos/minuto, pues es frecuente la degradación de la imagen<br />

por artefactos de movimiento 7-8 , debido a la baja resolución<br />

temporal del <strong>TC</strong> en la adquisición de la imagen (250 ms). Por<br />

otro lado, el período de apnea para obtener imágenes es de 25<br />

a 40 segundos.<br />

Estos problemas se han solucionado con los equipos de ocho<br />

canales (16 cortes/segundo) y especialmente con los de 16 canales<br />

(32 cortes/segundo) en los que la resolución temporal es muy<br />

alta, del orden de 125 a 65 ms. Este hecho permite realizar estudios<br />

con una colimación de corte inferior a 1 mm y en un tiempo<br />

razonable de apnea de aproximadamente 20 segundos 5 .<br />

Otra de las limitaciones que afectan a la calidad de la imagen<br />

cuando se evalúa estenosis coronaria es la presencia de intensa calcificación<br />

de las arterias.<br />

A PLICACIONES CLÍNICAS<br />

Medición del calcio coronario. Esta técnica fue propuesta<br />

inicialmente por Agatston 10 y mide el área total de placa calcificada<br />

coronaria, calculando los píxeles con una atenuación superior<br />

a 130 U.H. Inicialmente este estudio de medición se realizaba<br />

con equipos de <strong>TC</strong> por haz de electrones (Electrón-Beam Computed<br />

Tomography -EBCT-) 11 . En este tipo de equipos la imagen<br />

cardíaca se obtiene sincronizada con el EC G, con adquisición<br />

secuencial prospectiva durante fase diastólica final, con cortes de<br />

3 mm de grosor. Los <strong>TC</strong> multicanal han demostrado mayor fiabilidad<br />

y repetitividad en el estudio del calcio coronario, debido<br />

a la adquisición helicoidal continua de datos durante todo el ciclo<br />

cardíaco, al menor ruido de la imagen y a la mejora de la resolución<br />

espacial en el eje Z (Fig. 7.2). Esto permite evaluar las placas<br />

calcificadas individualmente en términos de volumen, masa y<br />

densidad, de forma altamente reproducible 12 . La desventaja del<br />

<strong>TC</strong> multicorte con sincronización cardíaca retrospectiva es que<br />

produce mayor dosis de radiación que el EBC T 13 . Hasta el<br />

momento, ningún estudio ha proporcionado suficiente evidencia<br />

clínica acerca de que la medición de calcio coronario propuesta<br />

por Agatson estima el riesgo de futuros ataques cardíacos. En la<br />

actualidad existen varios ensayos clínicos que intentan definir los<br />

efectos de diferentes tratamientos en la calcificación de las arterias<br />

coronarias y determinar su importancia a la hora de predecir<br />

posibles accidentes coronarios futuros.<br />

Exploración de arterias coronarias. Se realiza tras introducir<br />

contraste intravenoso yodado (100-150 cc), utilizando<br />

un inyector. La velocidad de infusión recomendable es de<br />

4-5 cc/segundo y la inyección de suero fisiológico al final (30-<br />

50 cc) permite lavar la vía y compactar el bolo. Este tipo de estudios<br />

fue descrito inicialmente con equipos de cuatro canales<br />

(8 cortes/segundo), aunque en las primeras publicaciones queda<br />

patente la importancia de obtener las imágenes en pacientes con<br />

frecuencia cardíaca baja y ritmo regular 6-7 . En estas publicaciones<br />

el estudio de estenosis coronaria muestra una sensibilidad entre<br />

el 40 y el 91% y una especificidad del 71 al 97% 5 . No obstante,<br />

únicamente en el 39% de los casos resultaba posible evaluar las<br />

tres arterias coronarias.<br />

Con los nuevos equipos de 16 canales (32 cortes/segundo)<br />

el estudio de arterias coronarias se realiza con una colimación de<br />

corte de 0,5-0,75 mm en un período de apnea de 16-20 segundos.<br />

Las reconstrucciones 3D que se obtienen con solapamiento<br />

del 50% producen imágenes de gran calidad 5 . Con estos nuevos<br />

equipos y utilizando β-bloqueantes para mantener el ritmo<br />

cardíaco en torno a 60 latidos/minuto, más del 95% de los estudios<br />

son valorables y la sensibilidad y especificidad para detectar<br />

correctamente estenosis coronaria es superior al 90% 9 .<br />

Las técnicas de tratamiento de imagen utilizadas en el estudio<br />

de los vasos coronarios son la reconstrucción multiplanar, la pro-<br />

a b<br />

Figura 7.2. Estudio de medición de calcio coronario con <strong>TC</strong> de haz<br />

de electrones EBCT (a) y con <strong>TC</strong> multicorte (b). La imagen obtenida<br />

con EBCT tiene más ruido, más efecto de volumen parcial y menos<br />

resolución espacial.


yección de píxeles de máxima intensidad (MIP) (Fig. 7.3), las reconstrucciones<br />

tridimensionales de tipo volume rendering (Fig. 7.4), así<br />

como otras herramientas más específicas que permiten desplegar<br />

y medir las arterias coronarias (Fig. 7.5). Todas estas herramientas<br />

permiten estudiar cada arteria coronaria de forma independiente<br />

o todo el árbol coronario de forma conjunta. Las arterias pueden<br />

ser desplegadas y reconstruidas en cualquier plano del espacio, lo<br />

que constituye una teórica ventaja con respecto a la coronariografía<br />

convencional.<br />

Las principales aplicaciones clínicas iniciales de la angio-<strong>TC</strong> coronaria<br />

son la detección de estenosis de alto grado en segmentos<br />

proximales de arterias coronarias 3-5,9 y el control de permeabilidad<br />

de stents y bypass coronarios 14 . También es útil en el estudio de<br />

anomalías congénitas.<br />

<strong>Imagen</strong> de la placa. Es conocido que sólo un tercio de los<br />

infartos de miocardio proceden de una estenosis significativa de una<br />

arteria coronaria ( > 75%). Las placas no estenóticas causan aproximadamente<br />

el 80% de las muertes por infarto de miocardio.<br />

Aproximadamente el 90% de todos los pacientes con infarto agudo<br />

de miocardio no tienen una estenosis hemodinámicamente significativa.<br />

Lo más frecuente es que la oclusión de la arteria coronaria<br />

se produzca por la ruptura de una placa vulnerable (con alto contenido<br />

lipídico en su interior) con formación posterior de un trombo.<br />

La coronariografía identifica la luz del vaso y la estenosis, pero<br />

no es capaz de caracterizar la composición de la placa. Existen trabajos<br />

preliminares que indican que la <strong>TC</strong> multicorte es capaz de<br />

detectar y evaluar las placas no calcificadas, con alto contenido en<br />

lípidos, basado en medidas de atenuación del <strong>TC</strong> 15 , mostrando<br />

hallazgos similares a los encontrados con ecografía intracoronaria,<br />

que es considerada la técnica de elección en el estudio de la placa<br />

coronaria.<br />

Figura 7.3. Reconstrucción<br />

de un subvolumen<br />

MIP de arteria<br />

coronaria descendente<br />

anterior izquierda.<br />

Placa calcificada no<br />

estenótica (cabeza<br />

de flecha) y placa no<br />

calcificada (flecha)<br />

que produce estenosis<br />

del 50%.<br />

Figura 7.4. Reconstrucción<br />

3D volume<br />

rendering.<br />

PATO LO G ÍA C O RO N ARIA 7 1<br />

ANGIOGRAFÍ A CORONA RI A<br />

POR RESONANCI A<br />

M AGNÉTICA<br />

Durante los últimos años se han desarrollado varias técnicas de<br />

<strong>RM</strong> para estudiar las arterias coronarias. Limitaciones relacionadas<br />

con baja resolución espacial, largos tiempos de apnea y<br />

artefactos de reconstrucción por el movimiento cardíaco han impedido<br />

obtener imágenes diagnósticas de las arterias coronarias de<br />

forma consistente. Por este motivo el papel actual de la <strong>RM</strong> en la<br />

valoración de los vasos coronarios es menor si se compara con la<br />

creciente importancia que está adquiriendo la utilización del <strong>TC</strong><br />

multidetector en este campo.<br />

Los vasos coronarios en sus segmentos proximales son estructuras<br />

relativamente pequeñas (2-5 mm), lo que exige la utilización<br />

de secuencias con alta resolución espacial, aspecto que penaliza el<br />

tiempo de adquisición de las imágenes de <strong>RM</strong>. Además, con tiempos<br />

de adquisición largos, es más fácil que se produzcan artefactos<br />

de movimiento causados por la respiración y por las contracciones<br />

cardíacas. Para obtener imágenes de alta resolución y sin artefactos<br />

es preciso abordar varios aspectos:<br />

— Adquisición de la imagen con sincronización cardíaca: la <strong>RM</strong><br />

cardíaca, incluyendo el estudio de las arterias coronarias,<br />

precisa de la obtención de un buen registro del ECG, con<br />

el fin de adquirir las imágenes en una fase determinada del<br />

ciclo cardíaco, generalmente en diástole en su fase media,<br />

antes de la contracción auricular, momento en el que el<br />

movimiento cardíaco es menor.<br />

— Supresión de los movimientos respiratorios: la obtención de<br />

imágenes con sincronización respiratoria clásica mediante<br />

la colocación de un cinturón en pared torácica o abdominal<br />

que mide el desplazamiento durante las fases respiratorias<br />

no es un método adecuado para obtener imágenes<br />

de alta resolución de las arterias coronarias, pues los desplazamientos<br />

de la pared tóraco-abdominal con respecto<br />

al corazón y estructuras en el interior del abdomen varían<br />

dependiendo de la profundidad de cada inspiración. Existe<br />

una nueva técnica<br />

de sincronización<br />

respiratoria más<br />

fiable que consiste<br />

en el uso de navegadores,<br />

con los<br />

que es posible conocer<br />

el desplazamiento<br />

exacto del<br />

diafragma 16 . La sincronización<br />

con navegadores<br />

puede<br />

realizarse de forma<br />

prospectiva o<br />

Figura 7.5. Arteria<br />

coronaria descendente<br />

anterior izquierda<br />

desplegada para realizar<br />

mediciones automáticas<br />

(«vessel tracking»).


7 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

— retrospectiva. Con las técnicas de sincronización prospectiva<br />

es posible utilizar un eco navegador corrector, que<br />

se obtiene inmediatamente antes de la adquisición de la<br />

imagen, para conocer exactamente la posición del diafragma<br />

en ese momento, lo que incrementa la eficacia de<br />

la adquisición 17 .<br />

Otra forma de suprimir los movimientos respiratorios es adquiriendo<br />

la imagen durante un período de apnea al utilizar secuencias<br />

cortas que pueden ser 2D o 3D.<br />

PRINCIPALES SECUENCI AS<br />

DE ANGIO- <strong>RM</strong> DE A RTERI AS<br />

CORONA RI AS<br />

Diferentes secuencias pueden utilizarse para el estudio de las<br />

arterias coronarias por <strong>RM</strong>. Todas utilizan sincronización<br />

cardíaca, por lo que es prioritario obtener un registro consistente<br />

del EC G.<br />

Las primeras secuencias utilizadas fueron eco de gradiente<br />

2D en apnea. Es una técnica rápida, que se puede hacer en cualquier<br />

equipo18 . Los inconvenientes son los inherentes a la secuencia<br />

2D: no es posible hacer reconstrucciones multiplanares, artefactos<br />

de integración de múltiples imágenes y efectos de volumen<br />

parcial. Esto hace que sea difícil explorar vasos tortuosos.<br />

Posteriormente se han utilizado secuencias 3D eco de gradiente<br />

con segmentación del espacio k y navegadores para suprimir<br />

los movimientos respiratorios 19 . Estas técnicas proporcionan<br />

imágenes de alta resolución temporal y espacial (Fig. 7.6). Su principal<br />

inconveniente es el largo tiempo de adquisición.<br />

Las secuencias 2D o 3D Eco Planar (EPI) con lectura espiral<br />

del espacio k son secuencias muy rápidas que se pueden adquirir<br />

en apnea, sin o con contraste intravenoso. Aunque tienen<br />

menos resolución espacial, su ventaja es la rapidez de adquisición.<br />

Más recientemente se están utilizando secuencias 3D en apnea<br />

tras inyección de contraste paramagnético 20 , con adquisiciones<br />

oblicuas independientes para arteria coronaria derecha e izquierda<br />

(Fig. 7.7). Las limitaciones actuales de estas técnicas son la baja<br />

resolución temporal y la relativa baja resolución espacial.<br />

Figura 7.6. Secuencia<br />

eco de gradiente<br />

3D con segmentación<br />

del espacio K<br />

sobre segmentos proximales<br />

de arterias<br />

coronarias utilizando<br />

navegador para suprimir<br />

los movimientos<br />

respiratorios.<br />

A PLICACIONES CLÍNICAS<br />

Durante los últimos años la <strong>RM</strong> ha demostrado cierta utilidad en<br />

la evaluación de algunas patologías: anomalías congénitas como<br />

arteria coronaria única21 , aneurismas de arterias coronarias, más frecuentes<br />

en niños con enfermedad de Kawasaki22 y permeabilidad de<br />

bypass coronario utilizando secuencias 3D en apnea tras contraste23 .<br />

Sobre la utilidad de la <strong>RM</strong> en la identificación de estenosis de<br />

arterias coronarias, existen numerosas publicaciones con márgenes<br />

muy amplios de sensibilidad y especificidad utilizando diversas<br />

secuencias. No obstante, hasta la fecha, no hay evidencia suficiente<br />

para utilizar la <strong>RM</strong> en la identificación rutinaria de estenosis de<br />

arterias coronarias en pacientes con angina de pecho o en screening<br />

de enfermedad coronaria.<br />

La <strong>RM</strong> es capaz de mostrar la placa arteriosclerótica en arterias<br />

coronarias. La utilización de secuencias de «sangre negra» de alta<br />

resolución en apnea24 o con navegadores25 permite evaluar la presencia<br />

de placa en las arterias coronarias. El objetivo que se persigue<br />

con estas técnicas es poder detectar la placa vulnerable, con<br />

alto contenido lipídico25 .<br />

CONCLUSIÓN<br />

El <strong>TC</strong> multidetector y la <strong>RM</strong> son las técnicas de imagen no invasivas<br />

más prometedoras en el estudio de la enfermedad coronaria.<br />

Son capaces de identificar estenosis arterial y placa calcificada,<br />

visualizar y medir la placa arteriosclerótica y caracterizar su composición.<br />

Todo ello proporciona una información única que permite<br />

predecir el riesgo <strong>cardiovascular</strong>, facilitar futuros estudios de la progresión<br />

de la arteriosclerosis y de su respuesta al tratamiento y finalmente<br />

será posible detectar patología coronaria subclínica.<br />

La rápida evolución tecnológica permite intuir una utilización<br />

amplia de estas técnicas, especialmente del <strong>TC</strong>, como método de<br />

estudio no invasivo de las arterias coronarias.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

Figura 7.7. Secuencia<br />

3D tras contraste<br />

sobre arteria coronaria<br />

izquierda.<br />

1. Cardiopatía isquémica en España. Análisis de la situación 2001. Ministerio<br />

de Sanidad y Consumo. Sociedad Española de Cardiología.<br />

2. Ohnesorge B, Flor T, Becker C. «Cardíac imaging by means of electrocardiographically<br />

gated multisection spiral CT: initial experience». Radiology,<br />

2000; 217:546-571


3. Kopp AF, Ohnesorge B, Flohr T y cols. «Multidetector-row CT for the<br />

noninvasive detection of high-grade coronary artery stenoses and<br />

occlusions: first results». Radiology, 1999; 213:435<br />

4. Achenbach S, Giesler T, Ropers D y cols. «Detection of coronary<br />

artery stenoses by contrast-enhanced, retrospectively electrocardiographically-gated,<br />

multislice spiral computed tomography». Circulation,<br />

2001; 103:2535-2538<br />

5. Kopp A, Küttner A, Heuschmid M y cols. «Multidetector-row CT cardíac<br />

imaging with 4 and 16 slices for coronary CTA and imaging of<br />

atherosclerotic plaques». Eur Radiol, 2002; 12:17-24<br />

6. Hong C, Becker CR, Huber A y cols. «ECG-gated reconstructed multidetector-row<br />

coronary angiography: effect of varying trigger delay<br />

on image quality». Radiology, 2001; 220:712-717<br />

7. Giesler T, Baum U, Roper D y cols. «Noninvasive visualization of coronary<br />

arteries using contrast-enhanced multidetector CT: influence of<br />

heart rate on image quality and stenoses detection». Am J Roentgenol,<br />

2002; 179:911-916.<br />

8. Becker C, Knez A, Leber A y cols. «Detection of coronary artery stenoses<br />

with multislice helical CT angiography». J Comput Assist Tomogr,<br />

2002; 26:750-755<br />

9. Ropers D, Baum U, Phole K y cols. «Detection of coronary artery stenoses<br />

with thin-slice multi-detector row spiral computed tomography<br />

and multiplanar reconstruction». Circulation, 2003; 107:664-666.<br />

10. Agatston A, Janowitz WR, Hildner FJ y cols. «Quantification of coronary<br />

artery calcium using ultrafast computed tomography». J Am Coll<br />

Cardiol, 1990; 15:827-832.<br />

11. O’Rourke RA, Brundage BH, Froelicher VF y cols. «American College<br />

of cardiology/American heart association expert consensus document<br />

on electron-beam computed tomography for the diagnosis and prognosis<br />

of coronary artery disease». Circulation, 2000; 102:126-140.<br />

12. Becker CR, Kleffel T Crispin A y cols. «Coronary artery calcium measurement:<br />

agreement of multirow detector and electron beam CT».<br />

Am J Roentgenol, 2001; 176:1295-1298.<br />

13. Hunold P, Vogt F, Schmermud A y cols. «Radiation exposure during<br />

cardíac CT: effective doses at multi-detector row CT and electronbeam<br />

CT». Radiology, 2003; 226:145-152.<br />

14. Wayhs R, Zelinger A, Raggi P. «High coronary artery calcium score<br />

pose an extremely elevated risk for hard events». J Am Coll Cardiol,<br />

2002; 39:225-230.<br />

PATO LO G ÍA C O RO N ARIA 7 3<br />

15. Gerber <strong>TC</strong>, Kuzo RS, Karstaedt N y cols. «Current results and new<br />

developments of coronary angiography with use of contrast-enhanced<br />

computed tomography of the heart». Mayo Clin Proc, 2001; 77:55-<br />

71.<br />

16. Schröder S, C OP AF, baumbach A y cols. «Noninvasive detection and<br />

evaluation of atherosclerotic plaques with multislice computed tomography».<br />

J Am Coll Cardiol, 2001; 37:1430-1435.<br />

17. Taylor AM, Jhooti P, Wiesmann y cols. «MR navigator-echo monitoring<br />

of temporal changes in diaphragm position: implications for MR<br />

coronary angiography». J Magn Reson Imaging, 1997; 7:629-636.<br />

18. Danias PG, McConnell MV, Khasgiwala VC y cols. «Prospective navigator<br />

correction of image position for coronary MR angiography».<br />

Radiology, 1997; 203:733-736.<br />

19. Duerinckx AJ, Urman MK. «Two-dimensional coronary MR angiography:<br />

analysis of initial clinical results». Radiology, 1994; 193:731-<br />

738.<br />

20. Stuber M, Botnar <strong>RM</strong>, Danias PG y cols. «Double-oblique free-breathing<br />

high resolution three-dimensional coronary magnetic resonance<br />

angiography». J Am Coll Cardiol, 1999; 34:524-531.<br />

21. Regenfus M, Ropers D, Achenbach S y cols. «Noninvasive detection<br />

of coronary artery stenoses using contrast-enhanced three-dimensional<br />

breath-hold magnetic resonance coronary angiography». J Am<br />

Coll Cardiol, 2000; 36:44-50.<br />

22. Post JC, van Rossum AC, Bronzwaer JG y cols. «Magnetic Resonance<br />

angiography of anomalous coronary arteries.A new gold standard<br />

for delineating the proximal course?». Circulation, 1995; 92:3163-<br />

3171.<br />

23. Greil GF, Stuber M, Botnar <strong>RM</strong> y cols. «Coronary magnetic resonance<br />

angiography in adolescents and young adults with Kawasaki disease».<br />

Circulation, 2002; 105:908-911.<br />

24. Vrachliotis TG, Bis KG, Aliabadi D y cols. «Contrast-enhanced breath-hold<br />

MR angiography for evaluating patency of coronary artery<br />

bypass grafts». AJR Am J Roentgenol, 1997; 168:1073-1080.<br />

25. Fayad ZA, Fuster V, Fallon JT y cols. «Noninvasive in vivo human coronary<br />

artery lumen and wall imaging using black-blood magnetic resonance<br />

imaging». Circulation, 2000; 102:506-510.<br />

26. Botnar <strong>RM</strong>, Stuber M, Kissinger KV y cols. «Noninvasive coronary vessel<br />

wall and plaque imaging with magnetic resonance imaging». Circulation,<br />

2000; 46:848-854.


8<br />

Fisiopatología de la placa<br />

de ateroma<br />

INTRODUCCIÓN<br />

La arteriosclerosis y sus complicaciones <strong>cardiovascular</strong>es siguen<br />

constituyendo actualmente un problema sanitario de primer<br />

orden. Esta entidad produce una alta morbi-mortalidad en los países<br />

industrializados, no sólo por la asociación con factores de riesgo,<br />

sino también por el envejecimiento de la población que sufren<br />

estos países, constituyendo así una de las mayores causas de muerte.<br />

Lógicamente, y por su repercusión, la enfermedad coronaria<br />

es la localización a la que más medios se han destinado tanto desde<br />

la vertiente del tratamiento como del diagnóstico. Pero la arteriosclerosis<br />

es una enfermedad generalizada, donde varios territorios<br />

estarán afectados o se afectarán en el tiempo. Se ha observado<br />

que la mitad de los pacientes con enfermedad vascular<br />

periférica tienen también enfermedad coronaria. Además la supervivencia<br />

de un enfermo con enfermedad coronaria disminuye<br />

desde un 90 a un 62% cuando existen alteraciones en otro territorio<br />

vascular 1 .<br />

La importancia para el radiólogo radica en el diagnóstico cuando<br />

la enfermedad <strong>cardiovascular</strong> ya ha ocurrido, representando<br />

la angiografía el patrón oro de la imagen. Pero se introducen nuevas<br />

técnicas de imagen que aportan gran información diagnóstica<br />

con la ventaja de ser incruentas. Fundamentalmente la <strong>RM</strong>, la <strong>TC</strong><br />

o la ecografía Doppler-color han experimentado importantes avances<br />

técnicos que permiten no sólo el estudio de la luz del vaso,<br />

sino también de la pared y de las estructuras vecinas. Actualmente<br />

la llegada de nuevos tipos de <strong>TC</strong> con multidetectores pueden realizar<br />

estudios angiográficos coronarios de gran exactitud diagnóstica<br />

2 .<br />

Pero no sólo interesa decir si existe una zona de obstrucción,<br />

de estenosis significativa o no significativa, sino que debemos<br />

acostumbrarnos a observar las alteraciones de la pared arterial<br />

antes de que la enfermedad arteriosclerótica produzca la<br />

sintomatología clínica, y esto significa conocer la placa de ateroma<br />

en sus fases evolutivas. Por tanto, tenemos un papel relevante<br />

en el diagnóstico precoz de la ateromatosis donde la aplicación<br />

de medidas higiénico-dietéticas y de tratamiento<br />

farmacológico retrasen la evolución e, incluso, disminuyan su<br />

formación 3-6 .<br />

Gabriel C. Fernández Pérez<br />

FASES EVOLUTIVAS<br />

DE LA PLACA DE ATEROM A<br />

A<br />

la placa de ateroma hay que entenderla como un proceso activo<br />

y focal, que afecta a la pared del vaso y particularmente a<br />

la íntima. La American Heart Association Commitee on Vascular Lesions<br />

clasifica las placas de ateroma en distintos estadios. Fuster y cols. 7 han<br />

simplificado esta clasificación en distintas fases evolutivas, en relación<br />

con la progresión morfológica y clínica de la placa (Fig. 8.1).<br />

FASE I: hiperplasia intimal<br />

Representa el inicio de la placa de ateroma. Un factor de flujo<br />

o reológico puede dañar el endotelio vascular, especialmente en<br />

los sitios de mayor turbulencia como son las bifurcaciones. La presencia<br />

de factores de riesgo, como la hipercolesterolemia, el tabaco,<br />

la diabetes, agentes infecciosos, etc., también participa en esta<br />

PLACA I-III<br />

FASE 1<br />

Hiperplasia intimal<br />

Placa fibrótica<br />

con calcio y<br />

estenosis de<br />

la luz.<br />

Angor pectoris.<br />

PLACA IV-Va<br />

FASE 2<br />

Formación del núcleo<br />

lipídico<br />

PLACA Vb-Vc PLACA VI<br />

Trombo<br />

FASE 5 FASE 4<br />

PLACA VI<br />

FASE 3<br />

Hiperplasia intimal<br />

Ruptura del<br />

núcleo lipídico<br />

y formación<br />

de trombo sin<br />

oclusión.<br />

Ruptura del núcleo<br />

lipídico y formación<br />

de trombo que<br />

incluye la luz.<br />

S. C ARDIO VASC ULAR<br />

AG UDO : angina<br />

inestable IAM, etc.<br />

Figura 8.1. Clasificación clínica de la placa de ateroma. La franja<br />

superior (fondo claro) indicaría las placas subclínicas, mientras que la<br />

inferior (fondo oscuro) las placas que producirían clínica. Modificado<br />

de Fuster y cols. 7 .


7 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

alteración de la pared del vaso. Estos mecanismos producen un<br />

daño endotelial y permitirán la entrada de lipoproteínas (colesterol-LDL)<br />

hacia la pared del vaso. El colesterol-LDL tiene una razón<br />

para entrar en los lugares de mayor turbulencia porque forma parte<br />

de la membrana de la célula muscular lisa. Este hecho provocará<br />

un engrosamiento de la pared, que en un primer momento servirá<br />

de defensa en estas zonas vasculares. Pero cuando entra más<br />

grasa de la necesaria, el colesterol-LDL se oxida actuando como<br />

agente quimiotáctico del monocito, el cual se adhiere fagocitándolo<br />

(Fig. 8.2). El exceso de grasa fagocitada (células espumosas) y<br />

retenida en la pared del vaso producirá cambios macroscópicos<br />

visibles como estrías grasas, que pueden estar ya presentes en jóvenes<br />

e incluso en niños. Se ha observado también como actúan otros<br />

mecanismos de defensa en la zona de daño endotelial, como es la<br />

adhesión de las plaquetas, las cuales liberan un factor que atrae a<br />

las células musculares lisas del interior de la pared trasladándose a<br />

la íntima y formando tejido conectivo, produciendo una hiperplasia<br />

intimal. Glagov 8 observó como el engrosamiento intimal, en<br />

muchos casos, engrosaba la pared pero no reducía la luz del vaso.<br />

Esta respuesta arterial se denomina «remodelamiento positivo» y,<br />

por tanto, estos cambios no pueden ser demostrados en estudios<br />

angiográficos.<br />

FASE II: placa vulnerable<br />

Hasta ahora los macrófagos han actuado como mecanismo de<br />

limpieza de la pared del vaso. Si este mecanismo es sobrepasado<br />

por la entrada de más LDL, los macrófagos, ya excesivamente cargados,<br />

se mueren. Este proceso se denomina apoptosis celular. Su<br />

núcleo disminuye de tamaño, pierden su textura y desaparecen formando<br />

un magma de ésteres de colesterol y restos celulares que<br />

dan lugar a un centro o core lipídico en la pared del vaso (Fig. 8.3).<br />

Este centro lipídico se rodeará por una cápsula fibrosa para impedir<br />

el contacto de este material graso con la luz. El vertido de este<br />

material lipídico en la luz vascular activa los factores de coagulación<br />

e induce el fenómeno trombótico. Por eso la placa se denomina<br />

vulnerable, ya que la ruptura de la cápsula fibrosa desencadenará<br />

una obstrucción trombótica aguda (infarto miocardio, cerebral, obstrucción<br />

arterial periférica, etc.). En esta fase la aplicación de un tra-<br />

1 2<br />

3<br />

LDL LDL<br />

LDL<br />

LDL LDL<br />

Daño endotelial Aumento de la permeabilidad<br />

LDL<br />

LDL LDL<br />

4<br />

Q uimiotaxis del monocito Fagocitosis del LDL (macrófago)<br />

LDL<br />

LDL<br />

LDL<br />

LDL<br />

LDL LDL<br />

Figura 8.2. Esquema fisiopatológico de la formación de la placa de<br />

ateroma.<br />

Figura 8.3. Estudio histológico del núcleo lipídico. Los macrófagos<br />

apoptóticos (cabezas de flechas) muestran núcleos pequeños e irregulares<br />

y al destruirse forman un magma lipídico (asterisco), el núcleo<br />

lipídico.<br />

tamiento apropiado puede reducir el centro lipídico y engrosar la<br />

cápsula fibrosa, disminuyendo así la probabilidad de instauración del<br />

cuadro agudo 9 .<br />

FASE III y IV: ruptura de la placa<br />

Este tipo de placa vulnerable puede romperse hacia la luz del<br />

vaso, desencadenando la activación simultánea de varios factores<br />

de la coagulación y la trombosis vascular aguda. Así el término aterotrombosis<br />

define con exactitud esta fase de la ateromatosis. Este<br />

centro lipídico tiene, por tanto, una importante capacidad trombótica<br />

debida a un alto contenido de factor tisular, que es producido<br />

por el macrófago apoptótico. Pero recordemos que el núcleo<br />

lipídico está rodeado por la cápsula fibrosa. Esta cápsula puede ser<br />

gruesa (menos peligrosa) o fina, pudiendo esta última romperse<br />

fácilmente. La razón por la cual la placa tiende a su ruptura espontánea<br />

es debido a que los macrófagos apoptóticos liberan una enzima<br />

llamada metaloproteinasa, que favorece la lisis de los tejidos circundantes,<br />

en este caso la cápsula fibrosa 10-12 . Yuan Chun estudió<br />

las carótidas de 53 pacientes con accidentes cerebrales isquémicos<br />

y observó como el 75% presentaban placas con cápsula fibrosa<br />

rota o fina, mientras que sólo un 9% tenían placas de ateroma con<br />

cápsula fibrosa gruesa. Valorar estos hallazgos es de extraordinaria<br />

importancia, ya que la presencia de una cápsula fibrosa rota o fina<br />

conlleva un riesgo de accidente cerebrovascular isquémico 23 veces<br />

superior a aquellos pacientes con placas que tienen una cápsula<br />

fibrosa gruesa 13 .<br />

FASE V: placas fibrosas<br />

Representan hasta un 30% de las placas de ateroma. Son placas<br />

duras y las causantes de las estenosis vasculares. Este tipo de<br />

placa es la evolución de las anteriores en la cual la fibrosis se ha<br />

seguido produciendo. Sukhova y cols. 14 han encontrado una menor<br />

proporción de macrófagos en este tipo de placas y, por tanto, un<br />

menor contenido en metaloproteinasas. Por eso son más estables,


a b<br />

tienden menos a la ruptura y llegan en la mayoría de los casos a la<br />

calcificación.<br />

CONSIDERACIONES<br />

RADIOLÓGICAS<br />

En múltiples exploraciones diagnósticas realizadas, los radiólogos<br />

estamos habituados a encontrarnos con placas de ateroma.<br />

Hasta ahora hemos visto que existen distintas fases evolutivas<br />

de las lesiones con implicaciones pronósticas muy diferentes, es<br />

por tanto obligado preguntarse si ante una determinada lesión podemos<br />

identificar aspectos clave como el núcleo lipídico o la cápsula<br />

fibrosa. Para contestar esta pregunta hemos realizado <strong>RM</strong> de aorta<br />

de cadáveres, con los cuales hemos comprobado que al menos in<br />

vitro somos capaces de identificar las distintas capas de la aorta cuando<br />

realizamos cortes finos, así como el engrosamiento intimal<br />

(Fig. 8.4 a-b), y también de hallar el núcleo lipídico y la cápsula fibrosa.<br />

Por tanto, debemos de tratar de trasladar los hallazgos a la imagen<br />

in vivo (Fig. 8.5 a-b).<br />

Las secuencias con doble pulso de<br />

inversión que anulan la señal del flujo no<br />

producirán artefactos en las imágenes de la<br />

pared del vaso. Las secuencias con doble<br />

eco, el primero entre 10-20 ms (DP) y el<br />

segundo entre 40-80 ms (T2), han demostrado<br />

gran utilidad en la caracterización de<br />

la placa vulnerable. El núcleo lipídico, al estar<br />

compuesto de ésteres de colesterol, que<br />

tiene un tiempo T2 corto, y será hipointenso<br />

en T2 e hiperintenso en DP, lo que<br />

permite diferenciar la grasa del calcio que<br />

sería hipointenso tanto en DP como en T2.<br />

La cápsula fibrosa es hiperintensa en T2 con<br />

respecto al núcleo lipídico. Las secuencias<br />

eco de gradiente también ayudan a identificar<br />

la cápsula fibrosa que rodea al núcleo<br />

lipídico. No se ha comprobado la utilidad<br />

de las secuencias en fase y fuera de fase en<br />

la caracterización del núcleo lipídico. Las<br />

placas fibrosas son hiperintensas en todas<br />

FISIO PATO LO G ÍA DE LA PLAC A DE ATERO MA 7 7<br />

Figura 8.4. a) <strong>RM</strong>, imagen potenciada en T2<br />

de una necropsia de una mujer joven. La pared<br />

normal tiene un grosor homogéneo y con señal<br />

intermedia, observado en varios territorios vasculares<br />

(cayado aórtico, troncos supraaórticos, aorta<br />

abdominal y coronarias). b) <strong>RM</strong>, imagen potenciada<br />

en T2 de una pieza de necropsia de la aorta<br />

abdominal mostrando una zona de hiperplasia<br />

intimal con la característica hiperintensidad de<br />

señal. Fíjese como pueden diferenciarse las distintas<br />

capas de la pared y como, en esta fase, el<br />

daño afecta exclusivamente a la íntima.<br />

las secuencias. Los estudios de la literatura han demostrado una<br />

sensibilidad de la técnica del 74% (IC: 50-90%), con una especificidad<br />

de 85% (IC: 62-97%) en la caracterización de las placas<br />

vulnerables. La prueba es altamente reproducible con un índice<br />

de acuerdo interobservador muy bueno (85%), además de ser<br />

una técnica que no irradia, pudiendo repetir y observar la progresión<br />

o regresión de la placa de ateroma tras el tratamiento realizado<br />

15 .<br />

Otro aspecto relevante que puede tener influencia en la caracterización<br />

de la placa vulnerable es el uso de contraste, ya que<br />

los conceptos comentados demuestran que en la pared del vaso<br />

se produce un fenómeno inflamatorio con presencia de macrófagos<br />

que puede ser demostrado con el uso de gadolinio al mostrar<br />

la captación del mismo por el núcleo lipídico (Fig. 8.6 a-b).<br />

También esta captación se ha observado con el uso de otros<br />

contrastes, como el USPIO (ultra small superparamagnetic iron<br />

oxided particles) que es captado por el sistema mononuclearfagocítico<br />

y, por tanto, por los macrófagos de la placa de ateroma,<br />

como demostró Schmitz quien incidentalmente lo observó<br />

en las exploraciones realizadas para estadiar las adenopatías de<br />

pacientes con neoplasias vésico-prostáticas 16 . Este hallazgo refleja<br />

la capacidad de la <strong>RM</strong> para demostrar la actividad de la placa<br />

de ateroma y, en especial, la de los macrófagos contenidos en<br />

ese centro lipídico. Sería, por tanto, un marcador de actividad<br />

de la placa. Este comportamiento abre importantes expectativas<br />

de futuro, al observar como influyen los distintos tratamientos<br />

en la actividad y, por tanto, la progresión o la regresión de la<br />

placa de ateroma.<br />

a b<br />

Figura 8.5. <strong>RM</strong> in vivo, imagen potenciada en T2 de la aorta abdominal. a) Hiperplasia intimal.<br />

Muestra una hiperintensidad de señal de la pared vascular en la zona de la bifurcación.<br />

Note como esta alteración de la señal afecta a la capa más interna de la pared, «la íntima».<br />

b) Placa vulnerable con el centro lipídico de señal hipotensa. La cápsula fibrosa que la rodea es<br />

hiperintensa.


7 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

Figura 8.6. Placa de ateroma vulnerable en la arteria carótida. <strong>RM</strong> pre (a) y postcontraste<br />

(b). Se aprecia un aumento de realce del centro lipídico, pudiendo diferenciarse de la cápsula<br />

fibrosa que la rodea (cápsula fibrosa fina).<br />

Actualmente estamos analizando el comportamiento de las placas<br />

de ateroma, estudiándolas mediante <strong>TC</strong> multidetectores. Esta<br />

técnica tiene una alta resolución espacial y además alcanza una alta<br />

calidad en las imágenes de vasos de muy pequeño calibre, como las<br />

arterias coronarias. Estamos investigando la capacidad tisular para<br />

caracterizar la placa de ateroma en las distintas fases. No hemos podido<br />

observar con exactitud el núcleo lipídico, pero sí distinguir muy<br />

bien las placas calcificadas de las no calcificadas (placa blanda), siendo<br />

estas últimas las que producen la mayoría de los episodios trombóticos<br />

agudos. Así en pacientes con infarto de miocardio la obstrucción<br />

vascular se producía en zonas del vaso que no tenían calcio en<br />

la pared, hallazgos similares también los hemos apreciado en otros<br />

vasos como las arterias carótidas causantes de infartos cerebrales (Fig.<br />

8.7). Este método alcanzará una importancia muy relevante en el<br />

estudio de la ateromatosis y, en especial, en el corazón donde la <strong>RM</strong><br />

ha tenido mayores problemas de resolución.<br />

CONCLUSIÓN<br />

La <strong>RM</strong> emerge como el método diagnóstico de elección para<br />

la caracterización de la placa de ateroma en diferentes territorios<br />

vasculares. Además, identifica las placas de alto riesgo que<br />

preceden a la aparición del evento <strong>cardiovascular</strong> agudo, abriendo<br />

importantes expectativas en un tratamiento de prevención antes<br />

de que la enfermedad isquémica ocurra. Las secuencias con doble<br />

pulso de inversión potenciadas en T2 muestran con mayor resolución<br />

la placa, tanto en su morfología como en su composición.<br />

Sin embargo, no está exenta de limitaciones, debido al calibre de<br />

los vasos de pequeño tamaño y a artefactos de movimiento como<br />

ocurre en las coronarias y, especialmente, en sus ramas distales.<br />

Nuevas técnicas diagnósticas como el <strong>TC</strong> multidetectores permitirán<br />

estudiar de forma más exacta las coronarias al permitir un grosor<br />

de corte por debajo de 1 mm y posibilitar la eliminación de los<br />

artefactos de movimiento debidos al latido cardíaco.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Keller N, Grogan M, Sopko G, Sutton-Tyrrell K. «Long-Term Prognostic<br />

Value of Clinically Evident Noncoronary Vascular Disease in Patients<br />

Undergoing Coronary Revascularization in the Bypass Angioplasty Revascularization<br />

Investigation (BARI)». Am J Cardiol, 1998; 81:375-381.<br />

2. Vogl TJ, Abolmaali<br />

N D, Diebold T y<br />

cols. «Techniques<br />

for detection of<br />

Figura 8.7. <strong>TC</strong> de 16 filas de detectores,<br />

en un paciente con infarto agudo de miocardio.<br />

La ausencia de flujo de la arteria descendente<br />

anterior se produce en una zona<br />

sin calcificación en la pared (flecha). Las calcificaciones<br />

se observan distalmente (cabezas<br />

de flecha).<br />

coronary atherosclerosis: Multi-detector row CT coronary angiography».<br />

Radiology, 2002; 223:212-220.<br />

3. Fuster V. «Avances en el diagnóstico por <strong>RM</strong> de la enfermedad arterial».<br />

Rev Esp Cardiol, 2001; 54(supl 1):2-7.<br />

4. Pohost GM, Fuisz AR. «From the microscope to the clinic MR assessment<br />

of atherosclerotic plaque». Circulation, 1998; 98:1477-1478.<br />

5. Sefarty JM, Chaabane L, Tabib A, Chevallier JM, Briguet A, DoueK PC.<br />

«Atherosclerotic plaques: classification and characterization with T2weighted<br />

high-spatial-resolution MR imaging. An in vitro study». Radiology,<br />

2001; 219:403-410.<br />

6. Helft G, Worthley SG, Fuster V, Fayad Z, Zaman AG, Corti R, Fallon JT,<br />

Badimon JJ. «Progression and regression of atherosclerotic lesions. Monitoring<br />

with serial noninvasive magnetic resonance imaging». Circulation,<br />

2002; 105:993-998.<br />

7. Fuster V, Badimon L, Badimon J, Chesebro J. «The pathogenesis of coronary<br />

artery disease and the acute coronary syndromes». N Engl J Med,<br />

1992; 326:242.<br />

8. Glagov S, Weisenberg E, Zarins CK y cols. «Compensatory enlargement<br />

of human atherosclerotic coronary arteries». N Engl J Med, 1987;<br />

316:1371-1375.<br />

9. Zhao X, Yuan C, Hatsukami T y cols. «Effects of Prolonged Intensive lipidlowering<br />

Therapy on the Characteristics of Carotid Atherosclerotic Plaques<br />

In Vivo by MRI». Arterioscler Thromb Vasc Biol, 2001; 21:1623-1629.<br />

10. Fuster V, Stein B, Ambrose JA y cols. «Atherosclerotic plaque rupture<br />

and thrombosis: envolving concepts». Circulation, 1990; 82:147-159.<br />

11. Falk E, Shah PK, Fuster V. «Coronary plaque disruption». Circulation,<br />

1995; 92:657-6571.<br />

12. Moreno PR, Falk E, Palacios IF y cols. «Macrophage infiltration in acute<br />

coronary syndromes. Implications for plaque rupture». Circulation, 1994;<br />

90:775-778.<br />

13. Yuan C, Zhang S, Polissar NL y cols. «Identification of Fibrous Cap Rupture<br />

With Magnetic Resonance Imaging is Highly Asociated with Recent<br />

Transient Ischemic Attack or Stroke». Circulation, 2002; 105:181-185.<br />

14. Sukhova GK, Schönbeck U, Rabkin E, Schoen FJ, Poole AR, BillinghurstRC,<br />

Libby P. «Evidence for Increased Collagenolysis by Interstitial<br />

Collagenases-1 and -3 in Vulnerable Human Atheromatous Plaques».<br />

Circulation, 1999; 99: 2503-2509.<br />

15. Corti R, Fuster V, Badimon J, Hutter R, Fayad Z. «New Understanding<br />

of Atherosclerosis (Clinically and Experimentally) with Evolving MRI Technology<br />

in vivo». Ann N Y Acad Sciencies, 2001; 947:181-198.<br />

16. Schmitz SA, Taupitz M, Wagner S, Wolf KJ, Beyersdorff D, Hamm B. «Magnetic<br />

Resonance Imaging of Atherosclerotic Plaques Using Superparamagnetic<br />

Iron Oxide Particles». J Magn Reson Imaging, 2001; 14:355-361.


INTRODUCCIÓN<br />

A<br />

9<br />

Tumores y otras masas<br />

cardíacas<br />

Antonio Luna Alcalá, Ramón Ribes Bautista y Pilar Caro Mateo<br />

unque la incidencia de tumores cardíacos primarios es muy<br />

baja1 , su frecuencia aumenta si consideramos la afectación<br />

cardíaca metastásica 2 y, sobre todo, si incluimos otras entidades<br />

que pueden simular tumores, como la presencia de trombos intracavitarios3<br />

. Las masas cardíacas no han sido objeto de estudio habitual<br />

de los radiólogos en nuestro medio porque han sido evaluadas<br />

con ecografía directamente por los cardiólogos. Aunque su<br />

evaluación radiológica inicial comienza habitualmente con una radiografía<br />

de tórax, ésta suele ser normal o bien muestra sólo signos<br />

indirectos 4, 5 . La ecografía bidimensional (E2D) es capaz de detectar<br />

y caracterizar la mayor parte de las masas cardíacas, así como<br />

su repercusión funcional, pero no está exenta de limitaciones, entre<br />

las que se encuentran su limitada reproductibilidad, la dificultad en<br />

la evaluación de la extensión extracardíaca y su dependencia en<br />

gran medida de disponer de ventanas acústicas adecuadas. La ecografía<br />

transesofágica (ETE) permite una mejor valoración de la<br />

masas situadas en las estructuras cardíacas posteriores 6 , evalúa con<br />

mayor precisión el grado de infiltración miocárdica 7 y permite la<br />

caracterización de un mayor número de lesiones cuando se realizan<br />

estudios Doppler 8 . La <strong>TC</strong> valora adecuamente la extensión<br />

de las masas cardíacas 9 , y si se utiliza la <strong>TC</strong> de haz de electrones<br />

o con multidetectores se pueden estudiar también sus repercusiones<br />

funcionales, llegando, en el caso del <strong>TC</strong>HE, a modificar el<br />

diagnóstico inicial o aportar información adicional con respecto a<br />

la ETE hasta en el 70% de los casos, especialmente en casos de<br />

tumores malignos10 . La <strong>RM</strong>, por su buena resolución de contraste<br />

y su capacidad multiplanar, se utilizó desde sus inicios en la evaluación<br />

de masas cardíacas 11 . En la actualidad, con las mejoras técnicas,<br />

la <strong>RM</strong> permite un estudio morfológico y funcional en un<br />

mismo análisis, aunque aún persisten su dependencia de un sincronismo<br />

cardíaco adecuado y su tendencia a los artefactos por<br />

movimiento.<br />

El objeto de este capítulo es describir los principales hallazgos<br />

en imagen de los tumores y, en general, de las masas cardíacas,<br />

valorando los aspectos que permiten la diferenciación de los tumores<br />

cardíacos benignos de los malignos, así como los criterios que<br />

nos permitan sospechar de la existencia de masas no tumorales,<br />

teniendo en cuenta además los aspectos clínicos más relevantes de<br />

los hallazgos radiológicos. Dedicaremos, por último, especial atención<br />

al papel de la <strong>RM</strong> en su evaluación.<br />

TUMORES BENIGNOS<br />

Mixoma<br />

Es el tumor cardíaco primario más frecuente y supone del 25<br />

al 50% de todos los tumores cardíacos primarios 3, 12 . La edad media<br />

de presentación es variable, con un discreto predominio en mujeres<br />

12, 13 . Habitualmente es único y tiene una presentación esporádica<br />

14 , sin embargo alrededor del 7% presenta una predisposición<br />

familiar o se asocia al complejo de Carney (asociación de alteraciones<br />

endocrinas, nevus cutáneos múltiples, schawnomas y mixomas<br />

cutáneos o/y cardíacos) 4, 13 . Es un tumor intracavitario adherido<br />

al endocardio por un pedículo. Habitualmente se origina en la<br />

fosa oval o en el septo interauricular, aunque puede originarse potencialmente<br />

en cualquier superficie endocárdica 13 . Alrededor del 75%<br />

de los mixomas se sitúa en la aurícula izquierda, el 20% en la aurícula<br />

derecha y sólo excepcionalmente se origina en los ventrículos 15 .<br />

Clínicamente, la mayor parte de los pacientes presenta al menos<br />

uno de los componentes de la tríada clásica: obstrucción valvular,<br />

embolismo periférico o síndrome constitucional.<br />

Los mixomas de la aurícula izquierda demuestran signos en la<br />

radiografía de tórax de obstrucción mitral, indistinguibles de otras<br />

causas de valvulopatía mitral más comunes, en el 53% de los casos 13 .<br />

La presencia de calcificaciones intratumorales es típica de mixomas<br />

de la aurícula derecha 13, 16 . Ecográficamente, la presencia de un<br />

pedículo estrecho es el hallazgo diferencial más importante, siendo<br />

también habitual su movilidad y capacidad para distenderse 14 . Si<br />

estos hallazgos están presentes en una masa adherida al septo interauricular<br />

son diagnósticos de mixoma 14 , sin embargo existen también<br />

variantes inmóviles y con una base amplia de implantación. Es<br />

en este último subgrupo y en casos de localización atípica donde<br />

se procede a un estudio con <strong>TC</strong> o <strong>RM</strong>, para descartar un tumor<br />

maligno 3 .<br />

En la <strong>TC</strong> aparecen como defectos de replección intrauriculares<br />

hipo o isodensos respecto al miocardio con realce heterogéneo<br />

tras la administración de contraste intravenoso 13, 16 , estando<br />

dilatadas las cámaras de origen hasta en un 38% 13 . La detección<br />

del punto de anclaje con <strong>TC</strong> varía desde el 30 al 100% según las<br />

series 13, 17 , aunque este hecho se evalúa mejor normalmente con<br />

la <strong>RM</strong> (Fig. 9.1) 3, 13 . En la <strong>RM</strong> los mixomas son habitualmente isointensos<br />

al miocardio en secuencias potenciadas en T1 (SE T1) e


8 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

Figura 9.1. Mixoma intrauricular en una mujer de 58 años. a) En la secuencia coronal con<br />

doble inversión TSE se objetiva una masa discretamente hiperintensa respecto al miocardio en la<br />

aurícula izquierda (cabeza de flecha blanca). b) En la secuencia cine eco de gradiente cuatro<br />

cámaras, la lesión es marcadamente hipointensa (cabeza de flecha negra), por la presencia de<br />

un artefacto de susceptibilidad magnética, y se demuestra su origen en el septo interauricular.<br />

hiperintensos en secuencias potenciadas en T2 (SE T2), pudiendo<br />

ser hipointensos en SE T2 por la presencia de áreas de hemorragia<br />

3 , o excepcionalmente ser isointensos a la sangre circundante 18 .<br />

Las consecuencias cine-<strong>RM</strong> en eco de gradiente o eco planar (EPI)<br />

se identifican como lesiones nodulares de baja intensidad de señal 19 ,<br />

permitiendo también el estudio la detección del punto de unión al<br />

endocardio así como la evaluación de su motilidad 3 . Tras la administración<br />

de gadolinio la mayor parte de los mixomas presentan<br />

un realce heterogéneo 3, 13, 19 .<br />

Fibroelastoma papilar<br />

En las series quirúrgicas su prevalencia correponde al 10% de<br />

los tumores cardíacos primarios 16 . Es un papiloma avascular revestido<br />

por una capa de células endoteliales 14 . Tiene su origen en las<br />

válvulas cardíacas, sobre todo de las cámaras izquierdas, en más<br />

del 90% de las ocasiones, aunque se han descrito casos adheridos<br />

a cualquier superficie endocárdica 14 o incluso en las venas pulmonares<br />

20 . La mayor parte son asintomáticos.<br />

Se suelen detectar con ecografía, donde aparecen como masas<br />

pequeñas, móviles y pedunculadas adheridas a la superficie valvular.<br />

La presencia de una vibración en la interfase del borde del tumor<br />

con la sangre adyacente es útil en el diagnóstico diferencial con los<br />

trombos 21 . Tanto el <strong>TC</strong> multidetector 22 como la <strong>RM</strong> 23 pueden ayudar<br />

a su detección en casos de estudios ecográficos no concluyentes<br />

o en tumores sin relación con las válvulas 14 . En la <strong>RM</strong> aparecen<br />

como lesiones hipointensas en SE T2 adheridas a las válvulas cardíacas<br />

y las secuencias cine ponen de manifiesto el flujo turbulento<br />

secundario al tumor 16 . El uso de la <strong>RM</strong> para el diagnóstico diferencial<br />

fibroelastoma-trombo paravalvular está limitado, ya que los<br />

estudios postcontraste son difíciles de evaluar 24 .<br />

Lipoma e hipertrofia lipomatosa del septo<br />

interauricular<br />

La prevalencia real del lipoma cardíaco es probablemente más<br />

alta 19 que el número de casos publicados en la literatura. Se trata<br />

de un tumor de tejido adiposo, encapsulado. Su edad de pre-<br />

sentación es muy variable, al igual que su<br />

tamaño. Puede tener su origen en cualquier<br />

capa miocárdica, variando sus repercusiones<br />

clínicas según su localización, aunque<br />

casi siempre es asintomático 14, 25 .<br />

Ecográficamente, se identifica como una<br />

masa bien definida, de ecogenicidad variable<br />

según su localización 14 , y por tanto difícil<br />

de caracterizar. Tanto la <strong>TC</strong> como la <strong>RM</strong><br />

permiten su diagnóstico al presentar las<br />

características típicas de la grasa 14, 16 . Más<br />

allá de su caracterización, la <strong>RM</strong> es muy útil<br />

para demostrar su relación con las arterias<br />

coronarias, para la planificación prequirúrgica<br />

26 .<br />

La hipertrofia lipomatosa del seno interauricular<br />

se define como un depósito graso<br />

en el septo interauricular mayor de 2 cm,<br />

respetando clásicamente la fosa oval 12 . Su<br />

incidencia aumenta con la edad y con la<br />

obesidad, existiendo una lipomatosis<br />

mediastínica asociada en el 50% de las ocasiones<br />

26 . Son lesiones no encapsuladas, que pueden rodear estructuras<br />

adyacentes, pero a las que no infiltran y nunca muestran<br />

extensión intracavitaria 27 . Los hallazgos tanto en el <strong>TC</strong> como en<br />

la <strong>RM</strong> son definitivos (Fig. 9.2) 26 .<br />

Rabdomioma<br />

Se le considera un hamartoma 16 , sobre todo teniendo en cuenta<br />

su asociación con la esclerosis tuberosa, hasta en un 50% de los<br />

Figura 9.2. Hipertrofia lipomatosa del septo interauricular en una<br />

mujer de 63 años. Secuencia axial T1 EPI demuestra un ensanchamiento<br />

del septo interaurícular por una lesión con alta intensidad de<br />

señal (cabezas de flecha), indicando su origen graso. Éste es el aspecto<br />

típico de la hipertrofia lipomatosa, como una lesión grasa no infiltrativa<br />

con morfología en reloj de arena.


casos 16 . Es un tumor intramiocárdico, habitualmente situado en los<br />

ventrículos. Suele ser múltiple y su diámetro es variable 12 . La mayor<br />

parte se diagnostica mediante ecografía en el período prenatal, y<br />

no requiere tratamiento ya que suele regresar espontáneamente<br />

16 . En ocasiones, puede dar lugar a arritmias y a la obstrucción<br />

del tracto de salida del ventrículo izquierdo, siendo necesaria su<br />

extirpación 28 .<br />

Ecográficamente, suele presentarse como una masa hiperecogénica<br />

en el septo o en las paredes ventriculares, pudiendo<br />

alterar el contorno interno o externo cardíaco. Existe una entidad<br />

denominada rabdomiomatosis, donde existen múltiples lesiones<br />

menores a 1 mm que se manifiestan, tanto en la E2D como<br />

en la <strong>RM</strong>, como un engrosamiento miocárdico difuso 16 . Las lesiones<br />

de pequeño tamaño intramiocárdicas probablemente son<br />

mejor individualizadas con la E2D 29 , pero la <strong>RM</strong> y la E2D son<br />

complementarias, ya que ambas son en ocasiones capaces de<br />

detectar lesiones que la otra técnica no visualiza 16 . En <strong>RM</strong> es habitualmente<br />

iso 30 o hiperintensa 11, 31 en SE T1 respecto al miocardio,<br />

y discretamente hiperintensa en SE T2 11 con importante realce<br />

en adquisiciones postcontraste 11, 31 . Las secuencias de «tagging<br />

miocárdico» permiten identificarlos como áreas de miocardio no<br />

contráctil 32 .<br />

Fibroma<br />

Es un tumor congénito, siendo frecuente su diagnóstico en<br />

niños menores de 1 año o en período neonatal 14, 16 . Existe un<br />

aumento de su prevalencia en pacientes con síndrome de Gorlin14<br />

. Se presenta de forma más habitual como una masa única de<br />

márgenes bien definidos o infiltrantes, en el septo interventricular<br />

o en la pared libre del ventrículo izquierdo. Dado que se asocia<br />

a muerte súbita y a arritmias se suele recomendar su resección<br />

quirúrgica 19 .<br />

La radiografía de tórax puede demostrar cardiomegalia y<br />

calcificaciones groseras hasta en un 50% de las ocasiones 16 .<br />

Ecográficamente, es una masa hiperecogénica<br />

que se asienta sobre un miocardio<br />

hipoquinético 14, 16 . La <strong>TC</strong> identifica la presencia<br />

de calcificaciones en el seno de una<br />

masa heterogénea, permitiendo su diferenciación<br />

de los rabdomiomas en neonatos.<br />

En la <strong>RM</strong>, se comporta como una<br />

lesión hipointensa de manera característica<br />

en SE T23, 19 , reflejando tanto su componente<br />

fibroso como las calcificaciones.<br />

En SE T1 son isointensos al miocardio, con<br />

un realce variable en secuencias postcontraste<br />

14 .<br />

Otros tumores benignos<br />

El hemangioma es un tumor infrecuente,<br />

asintomático, que se descubre de<br />

manera incidental 4 . Ecográficamente es<br />

hiperecogénico y heterogéneo. En la <strong>TC</strong><br />

es hipervascular, a veces con calcificaciones<br />

16 . La <strong>RM</strong> es la técnica que probablemente<br />

aporta más datos para su caracteri-<br />

TUMO RES Y O TRAS MASAS C ARDÍAC AS 8 1<br />

zación, ya que permite demostrar la presencia de áreas hiperintensas<br />

en SE T1, representando grasa 16 o flujo lento intratumoral<br />

19 . En SE T2 es hiperintenso, a veces con pequeños focos hipointensos<br />

en relación con fleblolitos o áreas de ausencia de flujo 3 . Tras<br />

la administración de contraste es hipervascular respecto al miocardio,<br />

de manera precoz.<br />

Los paragangliomas se sitúan habitualmente en o alrededor<br />

de la aurícula derecha, al encontrarse allí las células neuroendocrinas<br />

en las que tienen su origen. Su frecuencia es<br />

muy baja 14 , son habitualmente funcionantes 16 y la mayor parte<br />

de estos tumores son benignos, pero pueden presentar incluso<br />

metástasis 33 . Hasta un 20% de los casos presenta asociados<br />

paragangliomas extracardíacos. La mayoría se diagnóstica por<br />

la detección de una excrección elevada de catecolaminas en<br />

orina, y un estudio gammagráfico con I-131 MIBG los sitúa<br />

en el mediastino, siendo necesario un estudio complementario<br />

con <strong>TC</strong> o <strong>RM</strong> para precisar su localización y extensión. En la <strong>TC</strong>,<br />

aparecen como masas heterogéneas de carácter hipervascular<br />

en la aurícula derecha o por delante de la raíz aórtica 16 . En la<br />

<strong>RM</strong>, son lesiones hipointensas en SE T1 e hiperintensas en<br />

SE T2, aunque se han publicado otras presentaciones 3, 14 . Son<br />

lesiones hipervasculares, a veces con áreas centrales de necrosis<br />

33, 34 .<br />

La leiomiomatosis intravenosa es una entidad infrecuente<br />

que se define como la extensión de un tumor de células musculares<br />

lisas con origen en las paredes de un mioma o de un vaso uterino<br />

35 . Habitualmente se desarrolla en mujeres blancas y premenopáusicas.<br />

Suele presentarse como una masa móvil en la aurícula<br />

derecha, con origen en la vena cava inferior. La <strong>RM</strong> es de elección<br />

en su evaluación (Fig. 9.3) 19 .<br />

La presencia de un quiste broncogénico afectando el corazón<br />

es excepcional. Pero la presencia de una masa quística en el<br />

septo interauricular lo hace muy probable (Fig. 9.4). También se<br />

han descrito casos de localización pericárdica. Habitualmente son<br />

a b<br />

Figura 9.3. Leiomiomatosis intravenosa en una mujer de 43 años. a) El coronal doble inversión<br />

TSE demuestra una masa algo heterogénea, pero predominantemente isointensa al miocardio<br />

en el interior de la aurícula derecha. b) En la secuencia axial contraste de fase TEG con<br />

segmentación del espacio K (CF fastcard) se demuestra un ensanchamiento, ocupación y ausencia<br />

de flujo de la vena cava inferior, por una masa (flechas) que se extiende hasta la aurícula<br />

derecha (a). El acceso al corazón a través de la vena cava inferior es posible en casos de tumores<br />

renales, hepáticos y, como en este caso, en la leiomiomatosis intravenosa. (Caso cedido<br />

por el Dr. Jeremy Erasmus. Radiología Torácica. M.D. Anderson Medical Center. Houston.<br />

Texas. Estados Unidos.)


8 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

asintomáticos, aunque pueden dar lugar a arritmias 36 e, incluso, se<br />

ha descrito su rotura 37 .<br />

TUMORES M ALIGNOS<br />

Sarcomas<br />

Figura 9.4. Quiste<br />

broncogénico en un<br />

hombre de 55 años<br />

que presentaba un<br />

bloqueo aurículo ventricular<br />

completo.<br />

Axial T2 TSE que demuestra<br />

una lesión<br />

hiperintensa a nivel<br />

del septo interauricular.<br />

El estudio postcontraste<br />

(no mostrado)<br />

demostró su<br />

naturaleza quística.<br />

Son neoplasias mesenquimales muy infrecuentes, pero a pesar<br />

de ello, son los segundos en frecuencia de los tumores primarios<br />

y los primeros entre los malignos 16 . Cualquier subtipo histológico<br />

puede potencialmente presentarse en el corazón, pero el más frecuente<br />

es el angiosarcoma 38 . Se suelen presentar normalmente en<br />

adultos, excepto el rabdomiosarcoma que se detecta en edades<br />

más tempranas 38 y con clínica cardiopulmonar variable de varios<br />

meses de evolución 16 .<br />

La radiografía de tórax suele demostrar cardiomegalia o incluso<br />

una masa focal, derrame pericárdico o signos de insuficiencia<br />

cardíaca 16 . La ecografía demuestra la presencia de una masa, casi<br />

Subtipo de Frecuencia Datos<br />

sarcoma relativa epidemiológicos<br />

TABLA 9.1<br />

Clasificación de los tumores cardíacos*<br />

C ámara de<br />

origen más<br />

frecuente<br />

Figura 9.5. Angiosarcoma<br />

en una<br />

mujer de 65 años. A<br />

nivel de la pared libre<br />

de la aurícula derecha,<br />

con extensión<br />

intracavitaria y afectación<br />

del ventrículo<br />

ipsilateral, se objetiva<br />

una masa heterogénea<br />

con áreas<br />

hiperintensas en esta<br />

secuencia cine EG 4<br />

cámaras, que representan<br />

áreas de<br />

hemorragia intratumoral, que es un hecho típico del angiosarcoma<br />

cardíaco. (Caso cedido por el Dr. Jeremy Erasmus. Radiología<br />

Torácica. M.D. Anderson Medical Center. Houston. Texas. Estados<br />

Unidos.)<br />

siempre heterogénea, pero no permite determinar su extensión.<br />

La <strong>TC</strong> valora adecuadamente la extensión real del tumor y puede,<br />

además, descartar la existencia de metástasis, así como demostrar<br />

grasa o calcificaciones intratumorales que ayudan a precisar<br />

el subtipo histológico. La <strong>RM</strong> es la técnica de elección para la evaluación<br />

de estos tumores, a partir de la que se demuestra algún<br />

signo de malignidad (Figs. 9.5 y 9.6), como: afectación de más de<br />

una cámara cardíaca, extensión a las arterias o venas pulmonares,<br />

extensión extracardíaca, necrosis intratumoral, base amplia<br />

de implantación miocárdica, derrame pericárdico hemorrágico,<br />

extensión intracavitaria y mural a la vez, heterogeneidad, edema<br />

peritumoral y/o presencia de metástasis 3, 19 . La tabla 9.1 recoge<br />

los hallazgos clínicos en la <strong>RM</strong> que permiten acotar el diagnóstico<br />

diferencial de los principales subtipos.<br />

Hemorragia / Afectación Afectación Halla zgos<br />

calcificación pericárdica valvular típicos <strong>RM</strong><br />

Angiosarcoma 37 Varones de Aurícula Típica / N o Muy frecuente y O casional Áreas hiperintensas<br />

edad media derecha difuso. Puede ser de en T1 (hemorragia)<br />

origen pericárdico Hipervascular<br />

(síndrome de Kaposi)<br />

Sarcoma 24 Variable Aurícula O casional / Puede originarse O casional Puede ser infiltrativo<br />

indiferenciado izquierda N o en el pericardio o como una masa<br />

Rabdomio- 4-7 N iños, leve Igual en todas O casional / O casional, pero Sarcoma que afecta Apariencia<br />

sarcoma predilección las cámaras N o siempre con con más frecuencia pseudoquística o con<br />

masculina afectación miocárdica a las válvulas importante necrosis<br />

O steosarcoma 3-9 Variable Aurícula Inusual / O casional O casional N inguno<br />

izquierda Típica<br />

Leiomio- 8-9 Variable Aurícula Inusual / Muy Tendencia a afectar Tendencia a afectar N inguno<br />

sarcoma izquierda infrecuente la válvula mitral las venas pulmonares<br />

(n = 1)<br />

Fibrosarcoma 5 Variable Aurícula O casional / Puede originarse en O casional Lobulada, con áreas<br />

izquierda N o el pericardio de necrosis<br />

Liposarcoma < 1 Variable Aurícula Común / N o Puede originarse en O casional A veces grasa<br />

izquierda el pericardio macroscópica<br />

(hiperintensa en T1)<br />

* Modificado de Araoz PA, Eklund HE, Welch TJ, Breen JF. «CT and MR imaging of primary cardiac malignancies». Radiographics, 1999; 19(6):1421-1434.


Linfoma<br />

Figura 9.6. Sarcoma<br />

indiferenciado en un<br />

varón de 44 años. La<br />

secuencia cine EG<br />

cuatro cámaras demuestra<br />

una masa<br />

infiltrativa ocupando<br />

la pared de las cámaras<br />

izquierdas, con<br />

extensión intracavitaria<br />

y pericárdica.<br />

Suele ser más frecuente la afectación cardíaca secundaria en<br />

casos de linfoma no Hodgkin sistémico que el infrecuente linfoma<br />

cardíaco primario 38 . Éste es siempre un linfoma de células B, y con<br />

más frecuencia afecta a pacientes inmunocomprometidos 16 . Suelen<br />

presentarse en las cámaras derechas, sobre todo en la aurícula,<br />

asociando derrame pericárdico 3 .<br />

En la radiografía de tórax se puede objetivar cardiomegalia,<br />

derrame pleural o signos de insuficiencia cardíaca derecha 16 . La<br />

morfología de las masas es variable, pudiendo ser tanto polipoideas<br />

como infiltrativas 3 , aunque tanto en la <strong>TC</strong> como en la <strong>RM</strong> la<br />

presencia de derrame o engrosamiento pericárdico puede ser el<br />

único hallazgo 38 . Signos diferenciadores de los sarcomas son la<br />

rara afectación valvular e intracavitaria y la excepcional presencia<br />

de necrosis. En la <strong>RM</strong> suelen ser hipo o isointensos al miocardio<br />

en SE T1 e iso o hiperintensos en SE T2, con variable realce tras<br />

la administración de gadolinio (Fig. 9.7) 3, 19 . Su diagnóstico precoz<br />

ayuda a un mejor pronóstico, al favorecer su respuesta a la<br />

quimioterapia.<br />

Afectación tumoral secundaria cardíaca<br />

Las metástasis cardíacas son hasta 40 veces más frecuentes<br />

que los tumores primarios 3 . La afectación cardíaca se suele producir<br />

por cuatro vías distintas: extensión retrógrada linfática, exten-<br />

Figura 9.7. Linfoma<br />

B tipo Burkitt primario<br />

cardíaco en un<br />

varón de 33 años. A<br />

nivel miocárdico de la<br />

pared libre de la<br />

aurícula derecha se<br />

demuestra una masa<br />

isointensa al miocardio,<br />

bien definida<br />

(asterisco), que oblitera<br />

parcialmente la<br />

luz de dicha aurícula,<br />

en esta secuencia<br />

axial T1 EPI. También se objetiva asociado un importante derrame pericárdico<br />

(cabezas de flecha). La afectación de cámaras derechas y el<br />

derrame pericárdico asociado son signos típicos del linfoma primario cardíaco.<br />

sión hematógena, por contigüidad directa o extensión transvenosa.<br />

La primera es la más frecuente, produciendo pequeños<br />

implantes epicárdicos a través de los vasos linfáticos mediastínicos<br />

39 y dando lugar habitualmente a derrame pericárdico. La vía<br />

hematógena se da en estadios finales de la enfermedad, y se realizan<br />

implantes miocárdicos a través de las coronarias o la vena<br />

cava 40 . Este tipo de extensión es típica del melanoma, aunque es<br />

posible en cualquier tipo de tumor. El carcinoma broncogénico y<br />

otros tumores mediastínicos pueden afectar por contigüidad al<br />

corazón, siendo importante su evaluación para valorar la resecabilidad.<br />

La extensión transvenosa es típica del carcinoma renal a<br />

través de la cava inferior 38 , aunque también puede objetivarse en<br />

casos de carcinoma hepatocelular o broncogénico.<br />

El hallazgo de imagen más frecuente es el derrame pericárdico,<br />

y su presencia en enfermos oncológicos plantea un diagnóstico<br />

diferencial entre pericarditis postradioterapia, pericarditis<br />

por toxicidad farmacológica, pericarditis idiopática y derrame<br />

metastásico 38 . Entre los métodos de imagen, la <strong>TC</strong> y la <strong>RM</strong> son<br />

superiores a la ecografía para valorar las estructuras mediastínicas<br />

y paracardíacas. La <strong>RM</strong> es la mejor técnica para delimitar la<br />

extensión tumoral en el miocardio y para su diferenciación con<br />

los trombos.<br />

M ASAS Y PSEUDOM ASAS<br />

NO TUMORALES<br />

Trombos intracardíacos<br />

TUMO RES Y O TRAS MASAS C ARDÍAC AS 8 3<br />

Los trombos son la causa de masa cardíaca más frecuente, con<br />

afectación principalmente de las cámaras izquierdas 3 . Los auriculares<br />

se asocian a fibrilación o valvulopatía mitral, y los ventriculares a<br />

alteraciones de la motilidad miocárdica, como en la miocardiopatía<br />

dilatada o postinfarto 41 . La mayor parte de las veces se trata de un<br />

hallazgo incidental, aunque su diagnóstico es importante por su asociación<br />

con fenómenos embólicos. La E2D es la técnica de elección<br />

para el diagnóstico de trombos auriculares y la ETE para el de los<br />

situados en el ventrículo izquierdo, en cualquier caso la tasa de falsos<br />

positivos de ambas técnicas es alta 19 .<br />

La <strong>RM</strong> es útil en la detección de trombos de muy pequeño<br />

tamaño 42 y en su caracterización. Sus características de imagen varían<br />

con el tiempo 43 , en la fase aguda son hiperintensos en todas las<br />

secuencias 3 , en estadio subagudo presentan pérdida de señal en<br />

SE T2 42 , y cuando están organizados son hipointensos en SE T1<br />

y SE T2 44 . La presencia de calcificaciones puede darles un aspecto<br />

muy heterogéneo 3 . En casos de trombos inmóviles es necesario<br />

diferenciarlos del flujo lento y de tumores intracavitarios. El uso de<br />

secuencias cine 44 y postcontraste 45 ayudan a establecer el diagnóstico<br />

diferencial (Fig. 9.8).<br />

Pseudomasas:<br />

variantes anatómicas normales<br />

La crista terminalis, la válvula de Eustaquio y la red venosa de<br />

Chiari son estructuras anatómicas normales, que proceden de estructuras<br />

embriológicas con diferentes grados de regresión 46 . Se sitúan<br />

todas en la aurícula derecha, principalmente en su pared posterior,<br />

y aparecen estructuras nodulares de diverso tamaño en la <strong>RM</strong> (Fig.<br />

9.9), aunque difícilmente son confundibles con tumores 47 .


8 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

Figura 9.8. Trombo intraventricular agudo en varón de 63 años con antecedentes de cardiopatía<br />

isquémica. a) La secuencia cine eco de gradiente cuatro cámaras muestra un nódulo<br />

hipointenso en la punta del ventrículo izquierdo (flecha negra) en contraste con la sangre intraventricular<br />

que aparece hiperintensa. Las secuencias cine-<strong>RM</strong> permiten la diferenciación de un<br />

trombo del flujo lento y de los tumores intracardíacos, al ser normalmente las estructuras más<br />

hipointensas en estas secuencias, con la excepción de los trombos frescos que pueden ser hiperintensos.<br />

b) La secuencia axial T1 TSE con saturación grasa postcontraste demuestra que dicho<br />

nódulo es hipocaptante con un discreto realce periférico (flecha blanca). La ausencia de realce<br />

diferencia a los trombos de los tumores intracavitarios, ya que éstos realzan. Una excepción es<br />

la captación que pueden presentar los trombos organizados.<br />

CONCLUSIONES<br />

El estudio de imagen de una masa cardíaca se realiza en primer<br />

lugar y en muchas ocasiones de forma única con ecografía. Sin<br />

embargo, existen indicaciones crecientes para la <strong>TC</strong> y, sobre todo,<br />

para la <strong>RM</strong> en casos donde la ecografía no es definitiva y en la evaluación<br />

de la extensión tumoral en casos de malignidad. Tanto la<br />

<strong>TC</strong>MD como la <strong>RM</strong> permiten analizar la repercusión funcional, la<br />

extensión y características morfológicas de los tumores en un mismo<br />

estudio. La combinación de los datos clínicos, la localización y las<br />

características de imagen de una masa cardíaca permiten una adecuada<br />

caracterización prequirúrgica en muchos casos.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Lam KJ, Dickens P, Chan AC y cols. «Tumors of the heart: a 20 year experience<br />

with a review of 12.485 consecutive autopsies». Arch Pathol Lab<br />

Med, 1993; 117:1027.<br />

2. Abraham DP, Reddy V, Gatussa P. «Neoplasms metastasic to the heart:<br />

review of 3314 consecutive autopsies». AM J Cardiovasc Pathol, 1990;<br />

3:195-198.<br />

3. Krombach GA, Saeed M, Higgins CB. «Cardiac masses». En: Higgins CB,<br />

de Roos A. Cardiovascular MRI and MRA. Lippicont Willians & Wilkins,<br />

Philadelphia, PA, EEUU. 2003; 136-154.<br />

4. De la Torre J. «Patología tumoral cardíaca y pericárdica». Syllabus C NR<br />

2002. Marban, Madrid 2002; 125-146.<br />

5. Grebenc ML, Rosado de Christenson ML, Burke AP, Green CE, Galvin<br />

JR. «Primary cardiac and pericardial neoplasms: radiologic-pathologic correlation».<br />

Radiographics, 2000; 20(4):1073-1103.<br />

6. Lobo A, Lewis JF, Conti CR. «Intracardiac masses detected by echocardiography:<br />

case presentations and review of the literature». Clin Cardiol,<br />

2000; 23(9):702-708.<br />

7. Goldman JH, Foster E. «Transesophageal echocardiographic (TEE) evaluation<br />

of intracardiac and pericardial masses». Cardiol Clin, 2000;<br />

18(4):849-860.<br />

8. Bartel T, Muller S,<br />

Nesser HJ, Mohlenkamp<br />

S, Bruch<br />

C, Erbel R. «Usefulness<br />

of motion<br />

Figura 9.9. Crista terminalis en un varón<br />

de 43 años. La secuencia cine EG cuatro<br />

cámaras pone de manifiesto un nódulo milimétrico<br />

en la pared posterior de la aurícula<br />

derecha, que corresponde a la crista terminalis<br />

y que no debe confundirse con un tumor<br />

o trombo intracavitario. Esta estructura es<br />

un remanente muscular que separa la porción<br />

de la aurícula derecha derivada de las<br />

venas pulmonares de la derivada de la aurícula<br />

embriológica.<br />

patterns indentified by tissue Doppler echocardiography for diagnosing<br />

various cardiac masses, particularly valvular vegetations». Am J Cardiol,<br />

1999; 15; 84(12):1428-1433.<br />

9. Dawson WB, Mayo JR, Muller NL. «Computed tomography of cardiac<br />

and pericardial tumors». Can Assoc Radiol J, 1990; 4 1(5):270-275.<br />

10. Mousseaux E, Hernigou A, Azencot M, Sapoval M, Auguste M, Gaux<br />

JC. «Evaluation by electron beam computed tomography of intracardiac<br />

masses suspected by transoesophageal echocardiography». Heart,<br />

1996; 76(3):256-263.<br />

11. Winkler M, Higgins CB. «Suspected intracardiac masses: evaluation with<br />

MR imaging». Radiology, 1987 Oct; 165(1):117-122.<br />

12. Burke A,Virmani R. «Tomours of the heart and great vessels». 3rd series,<br />

fasc 16. Whashington, DC: Armed Forces Institute of Pathology, 1996.<br />

13. Grebenc ML, Rosado-de-Christenson ML, Green CE, Burke AP, Galvin<br />

JR. «Cardiac myxoma: imaging features in 83 patients». Radiographics,<br />

2002; 22(3):673-689.<br />

14. Araoz PA, Mulvagh SL, Tazelaar HD, Julsrud PR, Breen JF. «CT and MR<br />

imaging of benign primary cardiac neoplasms with echocardiographic<br />

correlation». Radiographics, 2000; 20(5):1303-1319.<br />

15. Reynen K. «Cardiac myxomas». N Engl J Med, 1995 14; 333:1610-<br />

1617.<br />

16. Grebenc ML, Rosado de Christenson ML, Burke AP, Green CE, Galvin<br />

JR. «Primary cardiac and pericardial neoplasms: radiologic-pathologic<br />

correlation». Radiographics, 2000; 20(4):1073-1103.<br />

17. Tsuchiya F, Kohno A, Saitoh R, Shigeta A. «CT findings of atrial myxoma».<br />

Radiology, 1984; 151(1):139-143.<br />

18. Pflugfelder PW, Wisenberg G, Boughner DR. «Detection of atrial myxoma<br />

by magnetic resonance imaging». Am J Cardiol, 1985; 55(1):242-<br />

243.<br />

19. Frank H. «Cardiac and Paracardiac masses». En: Manning WJ, Pennell<br />

DJ. Cardiovascular Magnetic Resonance. Churchill Livingstone, Philadelphia,<br />

PA, EEUU. 2002; 342-354.<br />

20. Gowda <strong>RM</strong>, Khan IA, Mehta NJ y cols. «Cardiac papillary fibroelastoma<br />

originating from pulmonary vein--a case report». Angiology, 2002;<br />

53(6):745-748.


21. Klarich KW, Enríquez-Sarano M, Gura GM, Edwards WD, Tajik AJ,<br />

Seward JB. «Papillary fibroelastoma: echocardiographic characteristics<br />

for diagnosis and pathologic correlation». J Am Coll Cardiol, 1997;<br />

30(3):784-970.<br />

22. Rbaibi A, Bonnevie L, Guiraudet O y cols. «Importance of transesophageal<br />

echocardiography and computed tomography in the differential<br />

diagnosis of a case of papillary fibroelastoma revealed by a neurologic<br />

accident». Arch Mal Coeur Vaiss, 2002; 95(6):601-605.<br />

23. al-Mohammad A, Pambakian H, Young C. «Fibroelastoma: case report<br />

and review of the literature». Heart, 1998 Mar; 79(3):301-304.<br />

24. Wintersperger BJ, Becker CR, Gulbins H y cols. «Tumors of the cardiac<br />

valves: imaging findings in magnetic resonance imaging, electron beam<br />

computed tomography, and echocardiography». Eur Radiol, 2000;<br />

10(3):443-449.<br />

25. Conces DJ Jr, Vix VA, Tarver RD. «Diagnosis of a myocardial lipoma by<br />

using CT». Am J Roentgenol, 1989; 153(4):725-726.<br />

26. Meaney JF, Kazerooni EA, Jamadar DA, Korobkin M. «CT appearance<br />

of lipomatous hypertrophy of the interatrial septum». Am J Roentgenol,<br />

1997; 168(4):1081-1084.<br />

27. Gaerte SC, Meyer CA, Winer-Muram HT, Tarver RD, Conces DJ Jr.<br />

«Fat-containing Lesions of the Chest». Radiographics, 2002; 22 Spec<br />

No:S61-78.<br />

28. Smythe JF, Dyck JD, Smallhorn JF, Freedom <strong>RM</strong>. «Natural history of cardiac<br />

rhabdomyoma in infancy and childhood». Am J Cardiol, 1990;<br />

66(17):1247-1249.<br />

29. Rienmuller R, Lloret JL, Tiling R y cols. «MR imaging of pediatric cardiac<br />

tumors previously diagnosed by echocardiography». J Comput Assist<br />

Tomogr, 1989 Jul-Aug; 13(4):621-626.<br />

30. Go RT, O’Donnell JK, Underwood DA y cols. «Comparison of gated<br />

cardiac MRI and 2D echocardiography of intracardiac neoplasms». Am<br />

J Roentgenol, 1985; 145(1):21-25.<br />

31. Lund JT, Ehman RL, Julsrud PR, Sinak LJ, Tajik AJ. «Cardiac masses:<br />

assessment by MR imaging». Am J Roentgenol, 1989 Mar; 152(3):469-<br />

473.<br />

32. Bouton S, Yang A, McCrindle BW, Kidd L, McVeigh ER, Zerhouni EA.<br />

«Differentiation of tumor from viable myocardium using cardiac tagging<br />

with MR imaging». J Comput Assist Tomogr, 1991; 15(4):676-678.<br />

33. Hamilton BH, Francis IR, Gross BH y cols. «Intrapericardial paragangliomas<br />

(pheochromocytomas): imaging features». Am J Roentgenol,<br />

1997; 168(1):109-113.<br />

TUMO RES Y O TRAS MASAS C ARDÍAC AS 8 5<br />

34. Orr LA, Pettigrew RI, Churchwell AL, Jennings HS 3rd, Petracek MR,<br />

Vansant JP. «Gadolinium utilization in the MR evaluation of cardiac paraganglioma».<br />

Clin Imaging, 1997; 21(6):404-406.<br />

35. Kullo IJ, Oh JK, Keeney GL, Khandheria BK, Seward JB. «Intracardiac<br />

leiomyomatosis: echocardiographic features». Chest ,1999; 115(2):587-<br />

591.<br />

36. Kusch B, Vogt S, Rybinski L, Moosdorf R. «Cardiac dysrhythmia and<br />

atypical angina symptoms caused by two bronchogenic cysts». Herz,<br />

2002; 27(8):799-802.<br />

37. Benslimane A, Bellorini M, Funck F, Guillard N, Lefevre T. «Recurrent<br />

bronchogenic cyst with rupture into the pericardium. A case report».<br />

Arch Mal Coeur Vaiss, 1998; 91(9):1187-1191.<br />

38. Araoz PA, Eklund HE, Welch TJ, Breen JF. «CT and MR imaging of primary<br />

cardiac malignancies». Radiographics, 1999; 19(6):1421-1434.<br />

39. Hancock EW. «Neoplastic pericardial disease». Cardiol Clin, 1990;<br />

8(4):673-682.<br />

40. Weiss L. «An analysis of the incidence of myocardial metastasis from<br />

solid cancers». Br Heart J, 1992 Nov; 68(5):501-504.<br />

41. Dooms GC, Higgins CB. «MR imaging of cardiac thrombi». J Comput<br />

Assist Tomogr, 1986; 10(3):415-420.<br />

42. Paydarfar D, Krieger D, Dib N y cols. «In vivo magnetic resonance<br />

imaging and surgical histopathology of intracardiac masses: distinct features<br />

of subacute thrombi». Cardiology, 2001; 95(1):40-47.<br />

43. Gomes AS, Lois JF, Child JS, Brown K, Batra P. «Cardiac tumors and<br />

thrombus: evaluation with MR imaging». Am J Roentgenol, 1987;<br />

149(5):895-899.<br />

44. Jungehulsing M, Sechtem U, Theissen P, Hilger HH, Schicha H. «Left<br />

ventricular thrombi: evaluation with spin-echo and gradient-echo MR<br />

imaging». Radiology, 1992; 182(1):225-229.<br />

45. Funari M, Fujita N, Peck WW, Higgins CB. «Cardiac tumors: assessment<br />

with Gd-DTPA enhanced MR imaging». J Comput Assist Tomogr,<br />

1991; 15(6):953-958.<br />

46. Mirowitz SA, Gutiérrez FR. «Fibromuscular elements of the right atrium:<br />

pseudomass at MR imaging». Radiology, 1992; 182(1):231-233.<br />

47. Meier RA, Hartnell GG. «MRI of right atrial pseudomass: is it really<br />

a diagnostic problem?». J Comput Assist Tomogr, 1994; 18(3):398-<br />

401.<br />

48. Brodwater B, Erasmus J, McAdams HP, Dodd L. «Case report.<br />

Pericardial hemangioma». J Comput Assist Tomogr, 1996; 20(6):954-<br />

956.


INTRODUCCIÓN<br />

La ecocardiografía es la técnica de evaluación inicial del pericardio<br />

por su elevada disponibilidad. Sin embargo, el escaso grosor del<br />

pericardio normal; la difícil obtención, en muchas ocasiones, de una<br />

ventana acústica adecuada; la imposibilidad de obtener imágenes de la<br />

totalidad del pericardio en un plano determinado y su baja reproductibilidad<br />

suponen serios inconvenientes 1 . Sin embargo, tanto la <strong>TC</strong><br />

como la <strong>RM</strong> proporcionan excelentes imágenes de la totalidad del pericardio<br />

y no están sometidas a las limitaciones de la ecocardiografía1 .<br />

ANATOMÍ A<br />

10<br />

Enfermedad pericárdica<br />

Ramón Ribes Bautista, Antonio Luna Alcalá, Pilar Caro Mateo<br />

y José María Vida López<br />

El pericardio es un saco serofibroso que rodea el corazón y la<br />

porción proximal de los grandes vasos. Tiene dos capas:<br />

1. Parietal: es gruesa, con abundante tejido fibroso y subdividida<br />

en tres láminas: serosa, fibrosa y epipericardio.<br />

2. Visceral: es muy fina, compuesta por una sola capa de células<br />

en íntimo contacto con la grasa epicárdica.<br />

El espacio pericárdico es un espacio virtual que contiene entre<br />

20 y 60 ml de líquido 2 .<br />

Los límites anatómicos del pericardio son, cranealmente, el tronco<br />

de la arteria pulmonar y las porciones proximales de aorta ascendente<br />

y vena cava superior y, caudalmente, el diafragma rodeando<br />

a la vena cava inferior a su entrada en la aurícula derecha. El pericardio<br />

que rodea los ventrículos es liso y el que envuelve a las aurículas<br />

y los grandes vasos presenta varios recesos. Los recesos pericárdicos<br />

más constantes son:<br />

1. Receso retroaórtico: entre aorta ascendente y aurícula<br />

izquierda.<br />

2. Receso anterior: por delante de la aorta ascendente y la arteria<br />

pulmonar.<br />

3. Receso lateral derecho: rodea a la vena cava superior y a la<br />

arteria pulmonar derecha.<br />

4. Receso lateral izquierdo: envuelve a la arteria pulmonar<br />

izquierda.<br />

5. Receso oblicuo: por detrás de aurícula izquierda y ventrículo<br />

izquierdo.<br />

MÉTODOS DE IM AGEN<br />

PA RA LA EVALUACIÓN<br />

DEL PERICA RDIO<br />

La radiografía de tórax suele detectar los derrames pericárdicos<br />

moderados y grandes. Son clásicos los signos de aumento de<br />

tamaño de la silueta cardíaca con pérdida de sus contornos anatómicos<br />

normales3, 4, 5 .<br />

La ecocardiografía transtorácica es el método más empleado<br />

en la evaluación de pacientes con sospecha de enfermedad pericárdica.<br />

Aunque su utilidad para la detección de derrames pleurales<br />

y de pericarditis constrictiva está fuera de toda duda, el diagnóstico<br />

de engrosamientos pericárdicos y la caracterización del<br />

líquido en los derrames cuenta con importantes limitaciones 3, 4, 5 .<br />

La ecocardiografía transesofágica proporciona información adicional<br />

y es superior a la transtorácica en la evaluación de la aurícula<br />

izquierda, la orejuela izquierda y la vena cava inferior6 . La ecografía<br />

Doppler transmitral y transtricuspídea es muy útil para el diagnóstico<br />

de taponamiento cardíaco y pericarditis constrictiva 3, 4, 5 .<br />

El pericardio puede verse en más del 95% de las <strong>TC</strong> de tórax<br />

de adultos7 ; en los niños se ve con menor frecuencia. Se observa<br />

como una fina línea con densidad de partes blandas de 1 a 2 mm<br />

de grosor separada del miocardio por la grasa epicárdica. La <strong>TC</strong> es<br />

un método seguro para el diagnóstico y la evaluación de engrosamientos<br />

pericárdicos; es el método de elección para el diagnóstico<br />

de calcificaciones pericárdicas 8, 9, 10 y en los pacientes con contraindicaciones<br />

para <strong>RM</strong>11, 6, 12 .<br />

La <strong>TC</strong> de haz de electrones, al proporcionar adquisiciones muy<br />

rápidas, disminuye la borrosidad del pericardio. Pero incluso con<br />

esta técnica se tienen importantes limitaciones cuando se trata de<br />

diferenciar derrames con alto contenido proteináceo y fibrosis pericárdica<br />

10, 13 .<br />

La angiografía con radionúclidos con Tc-99 sestamibi puede<br />

detectar grandes derrames pericárdicos, aunque su resolución espacial<br />

es limitada. La angiografía con radionúclidos puede diferenciar<br />

pericarditis constrictiva de cardiomiopatía restrictiva, basándose en<br />

los distintos patrones de llenado ventricular de ambas entidades 14 .<br />

En <strong>RM</strong>, las imágenes eco del espín potenciadas en T1 muestran<br />

el pericardio como una fina banda de baja intensidad de señal,<br />

situada entre dos áreas de alta intensidad de señal, la grasa epicárdica,<br />

por dentro, y la pericárdica, por fuera. El grosor del pericar-


8 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

dio normal es muy variable y suele ser mayor delante del ventrículo<br />

derecho y alrededor de la superficie inferior y apical del ventrículo<br />

izquierdo. Cuando el pericardio es de grosor normal, se evalúa<br />

mejor en cortes axiales. El espesor, habitualmente entre 1 y 2 mm,<br />

debe ser igual o inferior a 3 mm. En pacientes asintomáticos pueden<br />

observarse engrosamientos pericárdicos, que no requieren<br />

tratamiento 15, 16 .<br />

Las imágenes cine-<strong>RM</strong> eco de gradiente y las imágenes de contraste<br />

de fase son útiles para la evaluación de la afectación hemodinámica<br />

cardíaca secundaria a patología pericárdica.<br />

El pericardio puede afectarse por un gran número de procesos<br />

patológicos que se describen a continuación.<br />

Divertículos pericárdicos<br />

Los divertículos pericárdicos son malformaciones congénitas<br />

extremadamente raras. Son colecciones de líquido abiertas al espacio<br />

pericárdico. Cuando a lo largo del desarrollo se cierran o quedan<br />

comprimidos, dan lugar a quistes pericárdicos 17 .<br />

Quistes pericárdicos<br />

Los quistes pericárdicos son infrecuentes anomalías benignas<br />

del desarrollo embrionario, clínicamente indistinguibles de los divertículos<br />

pericárdicos. Su localización más habitual es el ángulo cardiofrénico<br />

derecho. En ocasiones causan obstrucción del tracto de<br />

salida del ventrículo derecho por compresión extrínseca 18 . Pueden<br />

ser indistinguibles de quistes broncogénicos o quistes tímicos, salvo<br />

por su típica localización cardiofrénica derecha 19 .<br />

Suelen ser uniloculares, de paredes finas, adheridas al pericardio<br />

mediante un pedículo o una amplia base de contacto, y su contenido<br />

suele ser un trasudado. Los quistes pericárdicos pueden calcificarse.<br />

La <strong>TC</strong> aporta información adicional en estos casos1 .<br />

Su aspecto en <strong>RM</strong> es el propio de las lesiones quísticas: paredes<br />

finas, contenido homogéneo hipointenso en T1 e hiperintenso<br />

en T2, en íntimo contacto con el pericardio de los ángulos cardiofrénicos,<br />

en especial con el derecho (Fig. 10.1). En ocasiones,<br />

son ricos en proteínas y por ello su intensidad de señal en T1 es<br />

elevada 19 . Existen casos de quistes hidatídicos intrapericárdicos 20<br />

(Fig. 10.2). En los niños, los quistes pericárdicos pueden ser confundidos<br />

con teratomas21<br />

.<br />

Agenesia del<br />

pericardio<br />

Constituye un amplio<br />

espectro de anomalías,<br />

desde defectos<br />

pericárdicos localizados<br />

a agenesia completa.<br />

Es poco frecuente.<br />

Suelen ser<br />

hallazgos incidentales<br />

en radiografías simples<br />

de pacientes asintomáticos<br />

o su detección<br />

puede orientarse por<br />

un dolor torácico inespecífico<br />

22, 23 .<br />

a b<br />

La agenesia del pericardio izquierdo es la menos infrecuente.<br />

Da lugar a una disposición anómala del corazón, que se desplaza,<br />

ocupando casi exclusivamente el hemitórax izquierdo, y rota, presentando,<br />

en el plano axial, una horizontalización del tabique interventricular,<br />

normalmente oblicuo hacia delante y a la izquierda de<br />

base a ápex; asimismo, el tronco de la arteria pulmonar protruye<br />

hacia el pulmón izquierdo. En estos casos, no se visualiza el hemipericardio<br />

parietal izquierdo; la grasa epicárdica entra en contacto<br />

directo con la pleura mediastínica 24, 25 .<br />

Los defectos parciales del pericardio son casi siempre izquierdos.<br />

A través del defecto se pueden herniar estructuras; la herniación<br />

más común es la de la orejuela izquierda, aunque también se<br />

puede herniar parcialmente el ventrículo izquierdo. Se han descrito<br />

casos de muerte súbita como consecuencia de necrosis cardíaca<br />

secundaria a incarceración miocárdica 26 .<br />

Pericarditis<br />

Figura 10.1. Quiste<br />

pericárdico en un<br />

varón de cinco años.<br />

Adyacente a la pared<br />

posterior de la aurícula<br />

derecha se objetiva<br />

una lesión redondeada,<br />

hipodensa y<br />

bien definida (cabezas<br />

de flecha), a nivel<br />

del ángulo cardiofrénico<br />

derecho posterior,<br />

en esta <strong>TC</strong> sin<br />

contraste.<br />

La inflamación del pericardio puede deberse a múltiples patologías.<br />

Pueden existir pericarditis infecciosas en relación con gran variedad<br />

de gérmenes: virus, bacterias, microbacterias y hongos 3, 4, 5 . Entre<br />

las causas no infecciosas de pericarditis deben destacarse: la pericarditis<br />

urémica, que en pacientes en diálisis se resuelve intensificándose;<br />

el síndrome de Dressler (secundaria a infarto de miocardio);<br />

el síndrome postpericardiotomía; la posterior a traumatismo<br />

Figura 10.2. Quiste hidatídico pericárdico en un varón de 37 años. a) La radiografía anteroposterior de tórax muestra<br />

una alteración del contorno cardíaco en su borde izquierdo de morfología nodular (flecha). b) La <strong>TC</strong> sin contraste<br />

muestra la naturaleza quística de la lesión y su localización pericárdica. (Caso cedido por el Dr. Santiago Rossi. Radiología<br />

Torácica. Centro Dr. Enrique Rossi. Buenos Aires. Argentina.)


Figura 10.3. Pericarditis aguda en una mujer de 67 años con diagnóstico<br />

de artritis reumatoide. La secuencia axial T1 TSE con saturación<br />

grasa demuestra un engrosamiento nodular pericárdico difuso<br />

(cabezas de flecha), con captación importante de ambas capas del<br />

pericardio y derrame pericárdico.<br />

torácico; la pericarditis postradioterapia; la asociada a patología<br />

autoinmune y a las conectivopatías (Fig. 10.3). A menudo no se<br />

identifica el agente responsable, aunque se presume viral; en estos<br />

casos se les denomina pericarditis idiopáticas 3, 4, 5 .<br />

El diagnóstico de pericarditis aguda es clínico y electrocardiográfico,<br />

con el apoyo de marcadores serológicos de inflamación,<br />

con o sin evidencia de infección 1 . Las pericarditis suelen llevar aparejado<br />

derrame pleural. Tanto la ecografía, como la <strong>TC</strong> y la <strong>RM</strong><br />

pueden mostrar derrame y engrosamiento pericárdico. Además la<br />

<strong>RM</strong> puede manifestar hiperintensidad de señal del pericardio en T2<br />

secundaria a inflamación activa, con eventual afectación inflamatoria<br />

de estructuras mediastínicas adyacentes.<br />

Constricción pericárdica<br />

La pericarditis constrictiva es una forma infrecuente de enfermedad<br />

pericárdica que causa disfunción diastólica progresiva de<br />

ambos ventrículos como consecuencia del engrosamiento, fibrosis<br />

y calcificación pericárdica 27, 28 . Se puede afectar el miocardio subyacente<br />

causando atrofia y fibrosis. La etiología puede ser infecciosa<br />

(tuberculosa o vírica), inflamatoria (uremia) o idiopática.<br />

La distinción entre pericarditis constrictiva y miocardiopatía restrictiva<br />

supone a menudo un reto diagnóstico con gran trascendencia<br />

terapéutica, pues el tratamiento de la pericarditis es quirúrgico,<br />

la pericardiotomía, en tanto que el de la miocardiopatía es<br />

médico. Los datos hemodinámicos obtenidos mediante cateterismo<br />

pueden ser idénticos y no son infrecuentes los errores diagnósticos<br />

ecocardiográficos 29 . Tanto la <strong>TC</strong> como la <strong>RM</strong> aportan datos<br />

de gran valor para el diagnóstico diferencial. Cuando las pericardiotomías<br />

no son completas, pueden producirse recurrencias sobre<br />

todo en aquellos casos donde queda pericardio residual en las fositas<br />

auriculoventriculares 1 .<br />

Las hechos más relevantes en los cuales se basa el diagnóstico<br />

de pericarditis constrictivas son:<br />

— Engrosamientos pericárdicos de 0,5 a 2 cm 30, 31, 25 .<br />

— Signos de hipertensión venosa sistémica.<br />

— Aurículas dilatadas con ventrículos pequeños y tubulares.<br />

— Hipertrofia del tabique interventricular.<br />

— Pico de llenado ventricular rápido 1 . La fase precoz del llenado<br />

ventricular no se ve afectada mientras que las fases<br />

tardías se ven alteradas por la constricción extrínseca ocasionada<br />

por el pericardio fibrosado.<br />

— Igualamiento de las presiones diastólicas en las cuatro cámaras<br />

cardíacas.<br />

— Aumento de la presión venosa sistémica con la inspiración<br />

(signo de Kussmaul).<br />

— Ausencia de visualización de la pared ventricular izquierda<br />

secundaria a infiltración por fibrosis pericárdica, signo ominoso<br />

25, 32, 33, 34 .<br />

En la miocardiopatía restrictiva pueden aparecer signos de hipertensión<br />

venosa y dilatación de cavidades cardíacas 30 . Aunque en<br />

ocasiones las miocardiopatías restrictivas cursan con pericardio normal,<br />

no es infrecuente que éste se encuentre engrosado por otras<br />

causas como radioterapia previa, pericarditis, traumatismos, calcificación<br />

o pequeños derrames pericárdicos secundarios a disfunción<br />

ventricular sin repercusión hemodinámica. La existencia de<br />

engrosamientos pericárdicos en casos de miocardiopatías restrictivas<br />

dificulta sobremanera el diagnóstico diferencial con la pericarditis<br />

constrictiva y la biopsia endomiocárdica es, en estos casos, la<br />

que puede determinar el diagnóstico 33 .<br />

Los hallazgos de la pericarditis constrictiva en la <strong>RM</strong> son similares<br />

a los de la <strong>TC</strong> 35 (Fig. 10.4). Un pericardio de grosor igual o superior<br />

a 4 mm se considera anormal en un 93% de los casos 35, 36 ,<br />

siendo éste el criterio diagnóstico clave. La <strong>RM</strong> es superior a la <strong>TC</strong><br />

para delinear el pericardio normal, así como en la diferenciación<br />

precisa entre pericardio engrosado y derrame pericárdico, que por<br />

<strong>TC</strong> pueden ser difícilmente diferenciables. En cambio la <strong>TC</strong> aventaja<br />

a la <strong>RM</strong> en la detección de calcificaciones pericárdicas, no infrecuentes<br />

en el contexto de pericarditis 37 . Aunque las pericarditis<br />

constrictivas suelen ser trastornos crónicos, existen casos de pericarditis<br />

constrictivas transitorias 29 .<br />

Derrames pericárdicos<br />

EN FE<strong>RM</strong>EDAD PERIC ÁRDIC A 8 9<br />

La cantidad de líquido pericárdico normal oscila entre 10 y<br />

50 ml 37 . Cuando la acumulación de líquido pericárdico es lenta,<br />

como en las pericarditis inflamatorias, suele ser bien tolerada y no<br />

ocasiona alteraciones hemodinámicas importantes. Si la acumulación<br />

es rápida (hemopericardio por rotura cardíaca o porción proximal<br />

de grandes vasos), supone la elevación súbita de la presión<br />

intrapericárdica e importantes consecuencias hemodinámicas, tales<br />

como el taponamiento cardíaco.<br />

Aunque la ecografía es el método diagnóstico de elección, tanto<br />

la <strong>TC</strong> como la <strong>RM</strong> son de gran utilidad. En <strong>TC</strong> los trasudados intrapericárdicos<br />

suelen mostrar una atenuación similar a la del agua, en<br />

tanto que en los exudados oscila entre 20 y 60 UH. No es posible<br />

diferenciar los derrames benignos de los malignos en base a su<br />

densidad 25, 7 . Los derrames pericárdicos con alto contenido en proteínas<br />

son difíciles de diferenciar de los engrosamientos pericárdicos<br />

mediante <strong>TC</strong>, en especial si son pequeños ya que su atenua-


9 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

Figura 10.4. Pericarditis constrictiva en una mujer de 59 años. Las secuencias cine-<strong>RM</strong> EG cuatro cámaras en telesístole (a) y telediástole<br />

(b) muestran un marcado engrosamiento pericárdico (cabezas de flecha) acompañado de derrame pericárdico. Moderada dilatación auricular<br />

bilateral, hipertrofia del septo interventricular y limitación del ventrículo derecho en telediástole (c). Secuencia axial T2 TSE muestra dilatación<br />

de venas suprahepáticas y el típico patrón en empedrado del parénquima hepático como consecuencia de la insuficiencia cardíaca derecha<br />

secundaria a la constricción pericárdica. Todos estos hallazgos sugieren el diagnóstico de pericarditis constrictiva.<br />

ción es similar a la fibrosis pericárdica; también se pueden confundir<br />

con un pequeño tumor 7 .<br />

La <strong>RM</strong> permite la detección y, en ocasiones, la caracterización<br />

de derrames de pequeño tamaño. Los derrames pequeños tienden<br />

a ser hipointensos en secuencias eco del espín en todas las<br />

secuencias debido a los artefactos de movimiento cardíaco, lo que<br />

impide su caracterización. Los derrames mayores sí se pueden<br />

caracterizar: los derrames quilosos son hiperintensos en T1 con<br />

respecto al miocardio debido a la presencia de lípidos en el quilo,<br />

como también lo son los exudados debido a su alto contenido proteináceo.<br />

Los trasudados, en cambio, son hipointensos en T1 e<br />

hiperintensos en T2 debido a su escasez de proteínas y células.<br />

Es difícil establecer el estadio evolutivo del sangrado intrapericárdico<br />

debido a que la influencia del artefacto de movimiento sobre<br />

la señal obtenida es mayor que la debida a las propiedades de los<br />

derivados hemáticos. Las secuencias eco del espín T2 con sincronismo<br />

cardíaco se artefactan más que las turbo eco de espín (TSE)<br />

por estos movimientos, por lo que son estas últimas las que resultan<br />

de gran utilidad para caracterizar los sangrados intrapericárdicos<br />

38 .<br />

Tumores pericárdicos<br />

Los tumores pericárdicos son infrecuentes y, en su mayor parte,<br />

son secundarios a invasión metastásica. El pericardio puede ser<br />

objeto de afectación paraneoplásica, dando lugar a engrosamiento<br />

pericárdico y signos de constricción sin evidencia de infiltración<br />

metastásica. Entre los tumores primarios pericárdicos descritos en<br />

la literatura destacan mesotelioma 39 , teratoma 11, 40 , sarcoma 40, 41 ,<br />

teratocarcinoma 42 , lipoma, liposarcoma y linfangioma. Angiosarcomas,<br />

liposarcomas y linfomas primarios cardíacos son los tumores<br />

primarios cardíacos que tienden a invadir el pericardio 12 .<br />

El teratoma pericárdico es una neoplasia benigna de células germinales.<br />

El derrame pericárdico es el hallazgo clave para diferenciarlo<br />

del teratoma del mediastino anterior, siendo la localización<br />

mucho más frecuente. Suelen situarse en el lado derecho del pericardio<br />

y típicamente un pedículo lo conecta a los grandes vasos.<br />

Son grandes, con áreas sólidas y quísticas. Se diagnostican en la<br />

infancia por distress respiratorio y/o taponamiento cardíaco 11 . Existe<br />

al menos un caso descrito de teratocarcinoma (Fig.10.5) en un<br />

paciente con SIDA 42 .<br />

c<br />

Figura 10.5. Teratocarcinoma pericárdico en un varón de 22 años.<br />

Masa intrapericárdica con componentes sólidos y predominantemente<br />

de densidad grasa en una <strong>TC</strong> sin contraste intravenoso. (Caso cedido<br />

por el Dr. Jesús García de la Torre. Radiología Torácica. Hospital<br />

Universitario Gregorio Marañón. Madrid.)<br />

El mesotelioma pericárdico representa el 50% de todos los<br />

tumores pericárdicos primarios, aunque sólo supone el 1% de los<br />

mesoteliomas. Tiene múltiples formas de presentación tales como<br />

una masa única, masas múltiples coalescentes o un engrosamiento<br />

pericárdico nodular, o mediante placas que afectan a ambas<br />

hojas39 .<br />

El linfangioma es una neoplasia benigna multiloculada, estando<br />

sus finas paredes tapizadas por células endoteliales; los espacios<br />

quísticos están aislados del sistema linfático 43 . Puede situarse en el<br />

espacio pericárdico. A veces comprime las estructuras vecinas<br />

44, 45<br />

y, en ocasiones, asocia derrame pericárdico quiloso.<br />

Las cuatro vías de acceso de la enfermedad metastásica a corazón<br />

y pericardio son (Fig. 10.6):<br />

1. Diseminación linfática retrógrada a través de un estrecho<br />

desfiladero en la raíz aórtica.


a<br />

d<br />

2. Diseminación hematógena vía arterias coronarias o vena<br />

cava.<br />

3. Extensión directa, típica del carcinoma broncogénico.<br />

4. Extensión transvenosa vía venas cava inferior y superior o<br />

venas pulmonares 44 .<br />

CONCLUSIÓN<br />

La patología pericárdica se estudia inicialmente con ecocardiografía.<br />

La <strong>RM</strong> y la <strong>TC</strong> superan las limitaciones técnicas de la<br />

ecografía y mejoran su capacidad diagnóstica en indicaciones concretas,<br />

tales como la distinción entre pericarditis constrictiva y miocardiopatía<br />

restrictiva y la caracterización de las neoplasias pericárdicas<br />

entre otras.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Smith WHT, Beacock DJ y cols. «Magnetic Resonance evaluation of the<br />

pericardium». The British Journal of Radiology, 2001; 74, 384-392.<br />

2. Sechtem U, Tscholakoff D, Higgins CB. «MRI of the abnormal pericardium».<br />

AJR, 1986; 147:239-244.<br />

3. Lorell BH: Pericardial disease. En: Braunwald E (ed): Heart Disease. A<br />

textbook of Cardiovascular medicine. Philadelphia, WB Saunders, 1997;<br />

1478.<br />

4. Shabetai R. «The pericardium». New York, Grune & Stratton, 1981.<br />

5. Fowler N O. «The pericardium in Health and Disease». Mount Kisco, NY,<br />

Futura, 1985.<br />

6. Hoffman U, Globits S, Frank H. «Cardiac and paracardiac masses. Current<br />

opinion on diagnostic evaluation by magnetic resonance imaging». Eur<br />

Heart J, 1998; 19:553-563.<br />

b c<br />

EN FE<strong>RM</strong>EDAD PERIC ÁRDIC A 9 1<br />

Figura 10.6. Vías de afectación metastásica cardíacas y pericárdicas. a) Derrame pericárdico<br />

metastásico en mujer de 57 años con carcinoma de mama. Coronal T1 TEG que demuestra un<br />

llamativo derrame pericárdico sin cardiomegalia. El análisis tras pericardiocentesis dio como resultado<br />

afectación metastásica. La vía de acceso al pericardio más frecuente es forma retrógrada a<br />

través de los vasos linfáticos torácicos. b) Metástasis hematógena miocárdica de carcinoma de<br />

cérvix en mujer de 37 años. La secuencia axial T1 TSE con saturación grasa postgadolinio demuestra<br />

una masa hipercaptante (asterisco) en la pared libre de la aurícula derecha con extensión pericárdica<br />

e intracavitaria. c) Infiltración pericárdica por contigüidad por un carcinoma broncogénico<br />

en un varón de 55 años. La secuencia axial T2 TSE demuestra un lesión paracardíaca izquierda<br />

que corresponde a un carcinoma broncogénico con la afectación pericárdica por contigüidad. d)<br />

Colangiocarcinoma intrahepático con extensión a vena cava inferior y aurícula derecha en mujer<br />

embarazada, de 33 años. La secuencia axial STIR demuestra una gran masa en segmento VII,<br />

con extensión a la cava inferior y, cranealmente, a la aurícula derecha (no mostrado).<br />

7. Silverman PM, Harell GS. «Computed tomography of the abnormal<br />

pericardium». Invest Radiol, 1983; 18:141-144.<br />

8. Wiese TH, Enzweiler C N H, Borges AC, Beling M y cols. «Electron<br />

beam CT in the diagnosis of recurrent cardiac lipoma». AJR Am J Roentgenol,<br />

2001; 176:1066-1068.<br />

9. Meaney JF, Kazerooni EA, Jamadar DA y cols. «CT appearance of lipomatous<br />

hypertrophy of the interatrial septum». AJR Am J Roentgenol,<br />

1997; 168:1081-1084.<br />

10. Alcalá López JE, Cantón Rubio T, Pajín Valbuena F y cols. «Diagnóstico<br />

de los tumors cardíacos». Moncardio, 1997; 49.<br />

11. Grebenc ML, Rosado de Christenson Ml y cols. «Primary cardiac and<br />

pericardial neoplasms: radiologic pathologic correlation». Radiographics,<br />

2000;20. 1073-1103.<br />

12. Araoz PA, Eklund HE, Welch TJ y cols. «CT and MR imaging of primary<br />

cardiac malignancies». Radiographics, 1999; 19:1421-1434.<br />

13. Jiménez Casso S, Benito Bartolomé F y cols. «Cardiac rhabdomyomas<br />

in tuberous sclerosis: clinical symptoms and course in 18 cases diagnosed<br />

in childhood». An Esp Pediatr, 2000 Jan; 52(1):36-40.<br />

14. Higgins CB. «Acquired heart disease». En: Higgins CB, Hricak H. York<br />

NY: Lippincot Raven Press, 1997; 409-460.<br />

15. Siripornpitak S, Higgins CB. «MRI of primary malignant <strong>cardiovascular</strong><br />

tumors». J Comput Assist Tomogr, 1997; 21: 462-466.<br />

16. Stark DD, Higgins CB, Lanzer P y cols. «Magnetic resonance imaging of<br />

the pericardium». AJR Am J Roentgenol, 1986; 147:239.<br />

17. Edwars JE. «Malformations of the pericardium». En: Gould SE (ed.).<br />

Pathology of the heart and great vessels, 3.ª ed. Springfield MA: Charles<br />

C. Thomas, 1968; 376-378.<br />

18. Ng AF, Olak J. «Pericardial cyst causing right ventricular outflow tract obstruction».<br />

Ann Thora Surg, 1997; 63:1147-1148.<br />

19. Vinee P, Stober B y cols. «MRI of paracardial cyst». J MagnReson Imaging,<br />

1992; 2:593-596.<br />

20. Kudaiberdiev T, Djoshibaev S, Yankovskay L, Djumanarazov A. «Multiple<br />

hydatid custs of epicardium and pericardium». Int J Cardiol, 2001<br />

Dec; 81 (2-3):256-257.<br />

21. Moncada R, Baliga K, Moguillansky SJ y cols. «CT diagnosis of congenital<br />

intrapericardial masses». J Comput Assist Tomogr, 1985; 9:56-59.


9 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

22. Rusk RA, Kenny A. «Congenital pericardial defect presenting as chest<br />

pain». Heart, 1999; 81:327-328.<br />

23. Gassner I, Judmaier W, Fink C, Lener M, Waldenberger F, Scharfetter<br />

H y cols. «Diagnosis of congenital pericardial defects, including a pathognomonic<br />

sign for dangerous apical ventricular herniation, on magnetic<br />

resonance imaging». Br Heart J, 1995; 74:60-66.<br />

24. Baim RS, McDonal IL y cols. «Computed tomography of absent left pericardium».<br />

Radiology, 1980; 135:127.<br />

25. Moncada R, Baker M y cols. «Diagnostic role of computed tomography<br />

in pericardial heart disease: congenital defect, thickening, neoplasms and<br />

effusions». Am Heart J, 1982; 103:263-282.<br />

26. Glover I, Barcia A, Reeves TJ. «Congenital absence of the pericardium:<br />

a review of the literature with demostration of previously unreported<br />

fluoroscopic findings». AJR Am J Roentgenol, 1969; 106:542.<br />

27. Bake S, Bonar S, O Neill H y cols. «Aetiology of chronic constrictive<br />

pericarditis». Br Heart J, 1983; 50:273.<br />

28. Cameron J, Oesterle SN, Baldwin JC y cols. «The etiologic spectrum<br />

of constrictive pericarditis». Am Heart J, 1987; 113:354.<br />

29. VG. Vaitkus PT, Kussmaul WG. «Constrictive pericarditis versus restrictive<br />

cardiomyopathy: A reappraisal and up to date of diagnostic criteria»<br />

Am Heart J, 1991; 122:1431-1441.<br />

30. Isner JM, Carter BL y cols. «Differentiation of constrictive pericarditis<br />

from restrictive cardiomyopathy by computed tomographic imaging».<br />

Am Heart J, 1983; 105:1019-1025.<br />

31. McNamara MT, Higgins CB y cols. «Detection and characterization of<br />

acute myocardial infarctions in man using gated magnetic resonance imaging».<br />

Circulation, 1985; 71:717-724.<br />

32. Reinmuller R, Doppman JL y cols. «Constrictive pericardial disease: prognostic<br />

significance of a nonvisualized left ventricular wall». Radiology, 1985;<br />

156:753-755.<br />

33. Roberts WC, Waller BF. «Cardiac amyloidosis causing cardiac dysfunction<br />

analysis of 54 necropsy patients». Am J Cardiol, 1983; 52:137-146.<br />

34. Van Praag R. «The segmental approach to diagnosis in congenital heart<br />

disease». Radiographics, 1988; 8 5:857-871.<br />

35. Masui T, Fink S. «Constrictive pericarditis and restrictive cardiomyopathy:<br />

evaluation with MR imaging». Radiology, 1992; 182:369-373.<br />

36. Masui T, Seelos KC y cols. «Abnormalities of the pulmonary veins: evaluation<br />

with MR imaging and comparison with cardiac angiography and<br />

echocardiography». Radiology, 1991; 81:645-649.<br />

37. Wesley G, Rokey R. «Cardiovascular magnetic resonance evaluation<br />

of the pericardium in health and disease». En: Manning W, Pennell D.<br />

Cardiovascular magnetic resonance. Philadelphia: Churchill Livingstone,<br />

2002.<br />

38. Seelos KC, Von Smekal A y cols. «Cardiac abnormalities: Assessment<br />

with T2-weighted turbo spin echo MR imaging with electrocardiogram<br />

gating at 0.5T.» Radiology, 1993; 189:517.<br />

39. Gossinger HD; Siostrzonek P, Zangeneh M y cols. «Magnetic resonance<br />

imaging findings in a patient with pericardial mesothelioma». Am Heart<br />

J, 1988; 115:1321-322.<br />

40. Beghetti M, Prieditis M y cols. «Images in cardivascular medicine. Intrapericardial<br />

teratoma». Circulation, 1998; 97:1523-1524.<br />

41. Bruna j, Lockwood M. «Primary heart angiosarcoma detected by computed<br />

tomography and magnetic resonance imaging». Eur Radiol, 1998;<br />

8:66-68.<br />

42. Jacomet C, Maslo C, Boulleuc C, Lebrette MG, Rozenbaum W. «Teratocarcinoma<br />

with pericardial extension in an AIDS patient». Presse Med,<br />

1994 May 14; 23 (18):859-860.<br />

43. Burke A,Virmani R. «Tomours of the heart and great vessels». 3.ª series,<br />

fasc 16. Whashington, D.C.: Armed Forces Institute of Pathology,<br />

1996.<br />

44. Daubeney PE, Oglivie BC, Mur IE, Weber SA. «Intrapericardial lympahngioma<br />

presenting as neonatal cardiac tamponade». Pediatr Cardiol, 1996;<br />

17:129-131.<br />

45. Pasaouglu I, Dogan R, Ozme S, Kale G, Bozer AY. «Cardiac lymphangioma».<br />

Am Heart J, 1991; 6:1821-1824.<br />

46. Chiles C, Woodard PK y cols. «Metastatic Involvement of the Heart<br />

and Pericardium: CT and MR Imaging». Radiographics, 2001; 21:439-<br />

449.


INTRODUCCIÓN<br />

11<br />

Síndrome aórtico agudo<br />

l síndrome aórtico agudo (SAA) se refiere a un grupo de enfer-<br />

Emedades que afectan a la pared de la aorta, presentándose<br />

con un cuadro clínico dominado por el dolor y un riesgo elevado<br />

de muerte. Las enfermedades que se agrupan bajo esta denominación<br />

son básicamente tres: la disección aórtica (DA), el hematoma<br />

intramural (HI) y la úlcera aterosclerótica penetrante (UAP) 1 .<br />

Otras entidades originadas en la aorta pueden presentarse de forma<br />

similar, aunque se ven en un contexto clínico diferente, como son<br />

la ruptura aórtica traumática, los aneurismas micóticos y la ruptura<br />

de un aneurisma preexistente.<br />

Las tres entidades clásicas que forman el SAA afectan a pacientes<br />

habitualmente en la sexta y séptima década y el factor subyacente<br />

más relevante es la presencia de hipertensión arterial (HTA).<br />

La frecuencia de este síndrome es relativamente baja, 2,9/100.000<br />

habitantes/año 2 . Cuando estos pacientes llegan a los servicios de<br />

urgencias, suelen confundirse con otros cuadros dolorosos más<br />

comunes, habiendo sido publicadas cifras de sospecha clínica de<br />

esta patología de tan sólo el 15% 2 . La enfermedad puede afectar<br />

a la aorta ascendente o comenzar en la descendente. La gravedad<br />

es mayor cuando la aorta ascendente está afectada, con una mortalidad<br />

intrahospitalaria de aproximadamente el 32% 3 .<br />

La <strong>TC</strong> y la <strong>RM</strong> han mostrado una sensibilidad y especificidad en<br />

el diagnóstico de estas enfermedades cercanas al 100% 4 . Ambas<br />

técnicas, junto con la ETE, son las de elección para el diagnóstico<br />

del SAA. Esta última suele estar fuera del campo de los radiólogos<br />

y por ello no va a ser tratada aquí. En la actualidad son la <strong>TC</strong> y la<br />

<strong>RM</strong> las técnicas de estudio habitual ante la sospecha clínica de patología<br />

aórtica aguda. Ambas son equiparables y, por tanto, utilizables<br />

ante la sospecha de SAA, sin embargo la mayor rapidez del estudio<br />

de <strong>TC</strong>, en pacientes a menudo en estado crítico, y su mayor<br />

reproducibilidad y disponibilidad hacen que ésta sea la técnica de<br />

elección en la valoración de los pacientes con sospecha de patología<br />

aórtica aguda. La <strong>RM</strong> debe quedar como técnica de segunda<br />

línea, reservada para pacientes hemodinámicamente estables, en<br />

los que exista contraindicación para el uso de los contrastes yodados,<br />

así como para aclarar dudas en el diagnóstico de la enfermedad<br />

o para confirmar aspectos de patología subyacente no diagnosticable<br />

con <strong>TC</strong>, como puede ser la insuficiencia valvular aórtica.<br />

La posibilidad de patología aórtica aguda es una urgencia que pone<br />

al radiólogo en una situación de máxima alerta, porque de él depende:<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

— Realizar un diagnóstico correcto que posibilitará una terapéutica<br />

agresiva, frecuentemente una gran cirugía.<br />

— Provocar consecuencias fatales para el paciente si no se diagnostica<br />

la enfermedad (falso negativo).<br />

— Condicionar la indicación incorrecta de una cirugía de elevada<br />

mortalidad si se diagnostica una enfermedad inexistente<br />

(falso positivo).<br />

ASPECTOS TÉCNICOS<br />

La rapidez de los avances tecnológicos hace imposible la descripción<br />

de una técnica estándar en la <strong>TC</strong>, de forma que ésta<br />

depende de la tecnología disponible, helicoidal o multidetector en<br />

cualquiera de sus versiones. El espesor de corte si es posible no<br />

debe superar los 5 mm y la cantidad de contraste variará según las<br />

características de la máquina, utilizándose flujos altos de 3-5 ml/s.<br />

En la <strong>RM</strong> se deben realizar secuencias eco de gradiente 3D tras la<br />

administración de gadolinio. Si las condiciones del paciente lo permiten<br />

se recomienda, además, realizar secuencias de sangre negra<br />

EPI-SE-T1, secuencias eco de gradiente sangre blanca o secuencias<br />

TrueFISP y secuencias HASTE.<br />

Algunos aspectos relevantes de la técnica, tanto para la <strong>TC</strong> como<br />

para la <strong>RM</strong>, son:<br />

1. A la hora de programar el estudio, debemos incluir toda la<br />

aorta, desde la porción mediastínica de los troncos supraaórticos<br />

hasta el final de las ilíacas primitivas (Fig. 11.1). Esto es<br />

así por las siguientes razones:<br />

— En las disecciones, la falsa luz frecuentemente se extiende<br />

a lo largo de toda la aorta y puede verse progresiva<br />

dilatación de la misma, con formación de aneurismas y<br />

ruptura u obstrucción vascular en el punto de reentrada,<br />

frecuentemente en las ilíacas (Fig. 11.1).<br />

— Se ha descrito que en un pequeño porcentaje (5%) de las<br />

disecciones la falsa luz sólo se identifica en el abdomen 5 .<br />

—La presencia de patología en la aorta es frecuentemente<br />

multifocal. Según un estudio, el 29% de los aneurismas se<br />

extendieron desde la aorta torácica a la abdominal y en un<br />

12% de ellos había aneurismas múltiples en la aorta torácica<br />

y abdominal sin continuidad entre ellos 6 .


9 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

2. Es necesario optimizar el contraste consiguiendo imágenes<br />

con el máximo realce de la aorta (Fig. 11.2), bien mediante<br />

test para el cálculo del tiempo de llegada o con métodos<br />

automáticos, si se dispusiera de ellos (bolus tracking, smart<br />

prep, etcétera).<br />

3. Siempre que sea posible, se deben realizar dos adquisiciones<br />

sucesivas de toda la aorta con contraste, en dos apneas<br />

consecutivas. Esto permitirá visualizar la luz verdadera,<br />

con máximo realce en el primer dinámico, y la luz falsa, habitualmente<br />

con flujo más lento en el segundo (Fig. 11.5), permitiendo<br />

valorar mejor la salida de los troncos arteriales que<br />

puedan partir desde esta luz 7 .<br />

4. Los estudios deben visualizarse en la estación de trabajo con<br />

técnicas de postproceso, MPR, MIP, volume rendering, etc.,<br />

con objeto de identificar con la mayor claridad posible todos<br />

los aspectos importantes de esta enfermedad. Es obligado<br />

visualizar siempre las imágenes fuente, ya que con técnicas<br />

volumétricas puede no verse el «flap» (Fig. 11.6)<br />

LAS ENFE<strong>RM</strong>EDA DES<br />

Disección aórtica (DA)<br />

Es un proceso que comienza con la disrupción de la pared de<br />

la aorta. La ruptura de la íntima provoca la entrada de la sangre en<br />

el interior de la pared del vaso, separando las capas de la media, formándose<br />

así un falso canal limitado externamente por la parte respetada<br />

de la pared aórtica, que comprende la parte externa de la<br />

media, y la adventicia y separado internamente de la luz verdadera<br />

por una pared formada por la íntima y el resto de la media. Esta capa<br />

que separa las dos luces es lo que se conoce en la literatura como<br />

el «flap» intimal, o más correctamente íntimo-medial. La nueva luz<br />

así formada presenta flujo en su interior, gracias a que distalmente<br />

vuelve a perforar el «flap», conectando nuevamente con la luz del<br />

vaso a través de un orificio de reentrada. El diámetro externo de la<br />

luz del vaso frecuentemente permanece normal, por lo que el término<br />

de aneurisma disecante no es apropiado, debiendo ser abandonado<br />

y sustituido por el de disección. Se habla de «disección aórtica<br />

aguda» en aquellos casos en los que el diagnóstico es realizado<br />

durante las dos primeras semanas, tras los primeros síntomas. Después<br />

de este período se denomina «disección aórtica crónica» 7 .<br />

El inicio de la disección tiene lugar en los puntos de mayor estrés<br />

hidráulico, fundamentalmente en la pared lateral derecha de la aorta<br />

ascendente y en el segmento proximal de la aorta torácica descendente<br />

1 .<br />

Comúnmente los hombres se encuentran más afectados que<br />

las mujeres (1,5/1) 2 y su máxima incidencia ocurre en la sexta y<br />

séptima década de la vida, siendo la HTA mal controlada el factor<br />

predisponente más frecuentemente encontrado. Cuando ocurre<br />

en pacientes por debajo de los 40 años, las disecciones suelen asociarse<br />

a otras causas subyacentes, entre las que destacan necrosis<br />

quística de la media, valvulopatía aórtica, coartación e iatrogenia<br />

(cateterismos o cirugía).<br />

El diagnóstico se basa en la demostración del «flap» intimal que<br />

separa la luz verdadera de la falsa. La identificación del punto de<br />

disrupción de la íntima y del comienzo de la doble luz permite clasificarlas<br />

en dos tipos, A y B (clasificación de Stanford), según comiencen<br />

proximales a la salida de la subclavia izquierda o distales a la<br />

misma (Figs. 11.1 y 11.2). Otra clasificación utilizada en algunos<br />

centros es la de De Bakey, la correspondencia entre ambas se expone<br />

en la tabla 11.1. La importancia de clasificarlas correctamente<br />

es grande, ya que las de tipo A, que son la mayoría de las disecciones,<br />

con una frecuencia que varía según las series entre 60-80%<br />

del total 2, 3 , son siempre quirúrgicas; mientras que las del tipo B, en<br />

las que sólo se afecta la aorta descendente, no son necesariamente<br />

indicación de cirugía (Tabla 11.1).<br />

El «flap» se puede disponer realizando un recorrido lineal, siendo<br />

fácil de seguir en todo su trayecto, pero otras veces muestra<br />

algunos hechos atípicos que conviene conocer:<br />

— «Flap» de recorrido espiral que hace cambiar la situación<br />

de una luz con respecto a la otra, según la zona de la aorta.<br />

— Existencia de un «flap» circunferencial por desprendimiento<br />

de toda la íntima.<br />

— Presencia de un «flap» con morfología fusiforme, engrosándose<br />

distalmente por la formación de hematoma en la<br />

íntima desprendida.<br />

— Existencia de tres o más luces falsas (signo del Mercedes-Benz).<br />

— Intususcepción íntimo-intimal.<br />

Una vez demostrado el «flap», y realizado por tanto el diagnóstico,<br />

la responsabilidad del radiólogo no ha concluido, ya que<br />

existen una serie de aspectos, que son importantes para la toma<br />

de decisión del cirujano, sobre los que debemos pronunciarnos<br />

siempre que sea posible. Son los siguientes:<br />

— Comienzo de la disección (tipo A o B).<br />

— Punto de reentrada (Fig. 11.1) (extensión de la disección).<br />

— Identificación de la luz verdadera y de la luz falsa y la relación<br />

de la salida de los troncos vasculares con cada una de<br />

las luces (Fig. 11.8)<br />

— Además en los de tipo A debe especificarse si existe:<br />

— • Afectación de los troncos supraaórticos. Cuáles y hasta<br />

dónde (Fig. 11.6)<br />

— • Posible afectación del ostium de las coronarias (Fig. 11.4)<br />

— • Signos de insuficiencia valvular aórtica (<strong>RM</strong> modo cine).<br />

— • Derrame pericárdico asociado (Fig. 11.3).<br />

Es importante de cara a la planificación de la cirugía o para la reparación<br />

endovascular diferenciar en todo su recorrido la luz verdadera<br />

de la luz falsa. En ocasiones esto se convierte en un problema práctico,<br />

que nos dificulta señalar de qué luz salen cada una de las arterias<br />

viscerales abdominales. Por esta razón debemos conocer las características<br />

típicas de cada luz 8 , que se resumen en la tabla 11.2.<br />

A menudo existen puntos de comunicación entre ambas luces<br />

que son debidos al ostium de salida de las arterias intercostales o lumbares<br />

que han sido rotas por el paso de la sangre por la falsa luz 1 (Figs.<br />

11.7 y 11.8). La reentrada de la luz falsa se puede producir a diferentes<br />

niveles: aorta abdominal, ilíacas u otras ramas aórticas.<br />

Hematoma intramural (HI)<br />

El HI fue descrito por Krukenburg en 1920 9 . Es una hemorragia<br />

localizada en la media de la pared aórtica y puede ser definida<br />

como una disección sin «flap» íntimal ni presencia de flujo en la luz<br />

TABLA 11.1<br />

Correspondencia de las clasificaciones<br />

de Stanford y De Bakey<br />

Lugar de afectación Stanford De Bakey<br />

Solo aorta ascendente A II<br />

Solo aorta descendente B III<br />

Ascendente y descendente A I<br />

Descendente y abdominal B III-B


TABLA 11.2<br />

Criterios para diferenciar la luz verdadera y la luz falsa<br />

Luz verdadera Luz falsa<br />

Menor tamaño Mayor tamaño<br />

Forma redonda Forma de cuarto creciente<br />

Parte interna del cayado y descendente Parte externa del cayado y descendente<br />

Flujo más rápido Flujo más lento y a menudo bidireccional<br />

Interior homogéneo Imágenes en tela de araña (patognomónico)<br />

N o signo pico Signo pico (ángulo agudo «flap»-pared externa)<br />

C alcificación de la pared externa Sin calcio en la pared externa<br />

Trombos muy poco frecuentes Frecuente presencia de trombos<br />

C alcio excéntrico en el «flap» de su lado Calcio excéntrico en el «flap» hacia el otro lado<br />

falsa (Fig. 11.9). La explicación clásica a la formación de los HI es<br />

que se producirían secundariamente a la ruptura espontánea de la<br />

vasa vasorum, esto teóricamente justificaría la ausencia de ruptura<br />

de la íntima, que lo diferenciaría de la DA clásica, puesto que no<br />

existe puerta de entrada para la sangre acumulada en la pared. Sin<br />

embargo, existe evidencia en la literatura de la existencia de pequeñas<br />

rupturas de la íntima en un número apreciable de casos de HI,<br />

aunque no se detectara con los medios de imagen 10, 11 . Exista o no<br />

una pequeña lesión intimal, ésta no es la única condición necesaria<br />

para que la sangre se acumule y se forme un hematoma en la pared<br />

del vaso, sino que además es necesario la ausencia de un orificio<br />

de comunicación (reentrada) desde el hematoma de la pared hacia<br />

la luz del vaso que permita a la sangre acumulada vaciarse. La inexistencia<br />

de reentrada hace imposible la presencia de flujo en su interior.<br />

Existe controversia sobre el mecanismo causal que desencadena<br />

el HI y, al menos, hay en teoría tres posibilidades:<br />

1. Desarrollo de una hemorragia por sangrado espontáneo de<br />

la vasa vasorum dentro de la pared de la aorta.<br />

2. Existencia de una placa de ateroma ulcerada que actuaría<br />

como una vía de entrada de la sangre hacia la media.<br />

3. Que se produzca la trombosis de la falsa luz en una disección<br />

clásica.<br />

La presentación clínica del HI es indistinguible de la disección<br />

clásica, pero existen discrepancias en la literatura sobre si su pronóstico<br />

y tratamiento son los mismos. Se clasifican, al igual que las<br />

disecciones, en tipo A y B y, similarmente, se propone cirugía en<br />

los de tipo A, que son los que presentan mayor índice de complicaciones<br />

y mayor mortalidad 12, 13 .<br />

La evolución espontánea de los HI es variable, habiéndose documentado<br />

las siguientes posibilidades:<br />

1. Resolución del HI con normalización de la luz y la pared aórtica<br />

14 (Fig. 11.9).<br />

2. Evolución a aneurismas saculares o fusiformes 15 .<br />

3. Desarrollo de úlceras que desde la luz verdadera penetran<br />

en la luz falsa como bolsas llenas de sangre 15 .<br />

4. Conversión del hematoma en una disección con «flap» íntimal,<br />

esta eventualidad parece ser más frecuente en los hematomás<br />

de tipo A 13 .<br />

El hallazgo radiológico en <strong>TC</strong>, que permite realizar el diagnóstico,<br />

es la identificación en los estudios sin contraste de un engrosamiento<br />

de la pared, con forma de cuarto creciente, en los cortes<br />

axiales, hiperdenso con respecto a la luz de la aorta y que se<br />

extiende a lo largo del vaso en una longitud variable. Se pueden<br />

observar calcificaciones en la íntima desplazada (Fig. 11.9 b). Tras<br />

la administración del contraste, no se visualiza paso del mismo hacia<br />

SÍN DRO ME AÓ RTIC O AG UDO 9 5<br />

la zona de engrosamiento que permanece<br />

invariable, su pared externa puede mostrar<br />

realce. En <strong>RM</strong> en secuencias T1 sangre negra<br />

puede apreciarse el hematoma hiperintenso<br />

y en los estudios EG sangre blanca o en los<br />

estudios TrueFISP puede verse el hematoma<br />

hipointenso con respecto a la luz, traduciendo<br />

la ausencia de flujo. Tras la administración<br />

de gadolinio no se produce el paso del contraste<br />

a la zona del hematoma. Al igual que<br />

en <strong>TC</strong> la pared externa del hematoma suele<br />

mostrar realce.<br />

Úlcera aterosclerótica penetrante (UAP)<br />

La UAP es descrita por Stansong en el año 1986, como una<br />

entidad clínica diferenciada 16 . Consiste en una lesión aterosclerótica<br />

ulcerada que penetra la lámina elástica y está asociada con formación<br />

de hematoma dentro de la media de la pared aórtica 17 .<br />

Esta lesión se produce en pacientes con arterosclerosis <strong>avanzada</strong><br />

y suele estar limitada a la íntima, siendo asintomática hasta que<br />

la ulceración progresa y se hace más profunda, llegando a traspasar<br />

la lámina elástica y penetrando en la media. Clásicamente esta<br />

lesión asienta en la aorta torácica y lleva aparejada la existencia concomitante<br />

de cierto grado de hematoma en la media. Las posibilidades<br />

evolutivas de estas lesiones son múltiples:<br />

— Por una parte, la pared aórtica debilitada puede romperse<br />

y provocar una ruptura aórtica espontánea, que es una rara<br />

entidad en cuya génesis puede estar frecuentemente una<br />

UAP 17 .<br />

— En otras ocasiones, la pared adelgazada y debilitada por la<br />

UAP puede dilatarse y transformarse en un aneurisma sacular<br />

1, 16, 17 .<br />

— La disrupción de la pared por la UAP puede provocar la<br />

entrada de sangre y formarse una disección clásica, si<br />

encuentra un punto de reentrada a la luz verdadera que<br />

permita el establecimiento de flujo 1, 17 .<br />

— La entrada de sangre en la pared no consigue establecer<br />

una comunicación distal con la luz verdadera, trombosándose<br />

y dando lugar a un HI 1 .<br />

Algunas úlceras pueden aparecer en la evolución espontánea<br />

de un HI, siendo consideradas nuevas disrupciones intimales, presumiblemente<br />

secundarias al debilitamiento de la pared de la íntima<br />

y llamativamente más comunes en aorta ascendente y arco<br />

aórtico, en hematomas tipo A. Esto sugiere que el estrés hidráulico,<br />

mayor en aorta ascendente y arco aórtico que en la descendente,<br />

es un factor determinante a la hora de lesionar nuevamente<br />

la íntima debilitada por el hematoma preexistente 15 .<br />

Radiológicamente se visualizan en <strong>TC</strong> y <strong>RM</strong> como imágenes de<br />

sumación, con forma de cráter, con el mismo grado de opacificación<br />

por el contraste que el resto de la luz, similares semiológicamente<br />

a úlceras o divertículos vistos en otros órganos (por ejemplo<br />

en el tubo digestivo) (Figs. 11.10 y 11.11). Su localización más<br />

habitual es el tercio distal de la aorta torácica (Fig.11.10). Se acompaña<br />

de engrosamiento variable de la pared aórtica adyacente, probablemente<br />

traduciendo el hematoma acompañante, con realce<br />

de su parte externa (Figs. 11.10 y 11.11). La íntima, habitualmente<br />

calcificada, suele estar desplazada hacia el interior de la luz. Las<br />

UAP pueden en ocasiones ser múltiples y afectar incluso a la aorta<br />

abdominal.


9 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figura 11. 2. Disección tipo A en paciente<br />

con S. de Marfan, asentando en una aorta<br />

ascendente con dilatación aneurismática.<br />

Figura 11.3. Disección tipo A con «flap» en<br />

la aorta ascendente (cabeza de flecha) y descendente.<br />

Presencia de derrame pericárdico.<br />

Figura 11.1. Disección tipo B. La falsa luz, con menor<br />

realce que la verdadera, comienza por detrás de la salida<br />

de la subclavia izquierda (cabeza de flecha) y se<br />

extiende a lo largo de toda la aorta. La reentrada en la<br />

ilíaca izquierda está provocando obstrucción de la misma<br />

(flecha).<br />

Figura 11.4. «Flap» intimal en aorta descendente<br />

en una disección tipo B. Obsérvese<br />

la salida normal de las coronarias y la morfología<br />

de los senos valvulares.<br />

a b<br />

Figura 11.5. Disección tipo B (a) primer dinámico y (b) segundo dinámico. Obsérvese el mayor<br />

grado de realce de la luz verdadera en (a) y de la luz falsa en (b).<br />

a b<br />

Figura 11.6. <strong>RM</strong> de disección tipo A. En (a) la imagen MIP no permite<br />

apreciar con claridad el «flap» en el cayado. En (b) la imagen<br />

fuente permite visualizar el «flap» en el arco aórtico, con afectación<br />

de la subclavia izquierda (cabeza de flecha).


a b<br />

Figura 11.7. Disección tipo B. En (a) la falsa luz aparece debilmente realzada. A un nivel inferior<br />

(b) las dos luces tienen similar grado de realce lo cual está en relación con una comunicación<br />

(cabeza de flecha) por ruptura del «flap» intimal.<br />

a<br />

c<br />

Figura 11.9. En (a) y (b) se aprecia un hematoma<br />

intramural que estenosa la luz aórtica.<br />

Nótese en (b) una calcificación de la íntima<br />

desplazada (cabeza de flecha). (c) y (d) nuevo<br />

<strong>TC</strong> dos meses más tarde muestra la resolución<br />

espontánea del hematoma.<br />

b<br />

d<br />

a b<br />

Figura 11.11. a) <strong>RM</strong> sangre negra, mostrando<br />

una gran úlcera penetrante con engrosamiento<br />

de la pared. En (b) se aprecia la úlcera<br />

y el realce externo de la pared.<br />

SÍN DRO ME AÓ RTIC O AG UDO 9 7<br />

Figura 11.8. <strong>RM</strong> mostrando perforación del<br />

«flap» (cabeza de flecha). Apréciese que el<br />

realce de la luz falsa es mayor distalmente.<br />

Figura 11.10. <strong>RM</strong> de úlcera penetrante de<br />

aorta descendente con realce de la pared<br />

externa (flecha), que aparece desplazada de<br />

el cráter por el hematoma acompañante.


9 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Existe mucha controversia al respecto del pronóstico, algunas<br />

opiniones hacen referencia a un pronóstico peor que el de DA clásica<br />

16, 17, 18 , sin embargo existen otros autores que encuentran lesiones<br />

estables en el tiempo o con progresión muy lenta. De hecho,<br />

las UAP son muchas veces hallazgos ocasionales, sin síntomás clínicos,<br />

que prácticamente no varían o lo hacen con extrema lentitud 19 .<br />

La cirugía se propone en aquellas lesiones que cursan con dolor no<br />

controlable, HI en aumento e inestabilidad hemodinámica o en aquellas<br />

en las que se demuestra progresión tras un seguimiento estricto<br />

en el primer mes 17 , reservándose una actitud expectante para las<br />

UAP asintomáticas o aquellas que se asientan en pacientes con riesgos<br />

quirúrgicos graves, que deben someterse a controles sucesivos.<br />

Relación disección-hematoma-úlcera<br />

Realmente las relaciones entre estas tres entidades son evidentes<br />

y hay autores que las agrupan formando parte de la DA,<br />

que incluiría como variantes de la misma el HI, la DA clásica y<br />

la UAP 20, 21, 22 . O tros, sin embargo, las reúnen bajo otros nombres<br />

como el que encabeza este artículo, SAA, que englobaría<br />

estas tres entidades, que pueden ocurrir con un mecanismo<br />

fisiopatológico común o de forma independiente.<br />

Sigue existiendo discusión sobre el hecho de que el daño de la<br />

íntima esté en relación con complicaciones derivadas de la existencia<br />

de una placa de ateroma que se ulcera y pone en marcha<br />

el proceso. Los detractores de esta teoría 23 niegan esta asociación<br />

en base a los hechos siguientes:<br />

1. La aterosclerosis provoca atrofia y fibrosis de la media, y esto<br />

más que provocar la posibilidad de disección, la limitaría.<br />

2. La disección clásica es más común en la aorta ascendente<br />

(tipo A), en donde la ateromatosis es rara.<br />

3. Algunas disecciones clásicas están en relación con causas ajenas<br />

a la arteriosclerosis.<br />

Otros argumentan una inequívoca asociación de estas patologías:<br />

1. El grupo de población al que afectan con más frecuencia es<br />

el mismo: varones por encima de la sexta década con HTA.<br />

2. La localización de las lesiones es coincidente en gran número<br />

de ocasiones: más frecuente en aorta torácica descendente<br />

(disecciones tipo B, HI y UAP), que es un territorio<br />

de asiento habitual de las lesiones ateroscleróticas.<br />

3. Se ha documentado la evolución de UAP a DA y a HI 17 .<br />

4. Igualmente se ha documentado la evolución desde HI a UAP<br />

y a DA 15 .<br />

5. También ha sido publicado la evolución de una DA a HI 24 .<br />

Por todo lo anterior cabe deducir que en un importante grupo<br />

de pacientes, las tres entidades forman parte del espectro de una<br />

misma enfermedad, que presentan como causa subyacente la aterosclerosis<br />

con la ulceración, que pone en marcha el mecanismo<br />

de desarrollo de una de las tres manifestaciones. Igualmente la UAP<br />

es probablemente muy responsable de la formación de aneurismas<br />

saculares de aorta torácica y de la ruptura aórtica espontánea.<br />

Un grupo indeterminado de pacientes tiene otros mecanismos<br />

etiopatogénicos, sobre todo en aquella patología que afecta<br />

a la aorta proximal, en los cuales el daño intimal no necesariamente<br />

guarda relación con la aterosclerosis. Este grupo comprende<br />

un elevado número de anomalías, entre las que se encuentran<br />

las siguientes: regurgitación aórtica, válvula aórtica bicúspide,<br />

coartación aórtica, síndrome de Marfan, enfermedad de Takayasu,<br />

síndromes de Turner y Noonan, enfermedad poliquística del<br />

adulto, síndrome de Ehlers-Danlos y osteogénesis imperfecta.<br />

También parecen ser factores de riesgo la terapia con corticoides,<br />

el embarazo, la historia familiar de disección y las enfermedades<br />

del colágeno 22 . Por último, la iatrogenia (cirugía, cateterismos,<br />

etcétera) sería responsable de un número indeterminado de<br />

casos.<br />

CAUSAS DE ERRORES<br />

EN EL DI AGNÓSTICO<br />

Existen imágenes clásicas que son o pueden ser causas de errores<br />

(«pitfalls») y que conviene conocer, aunque sea de forma<br />

resumida25 .<br />

Artefactos lineales<br />

Debidos a interfases de alto contraste, movimientos cardíacos<br />

o material de alta atenuación fuera del paciente (cables, tubos,<br />

electrodos, etc.) o dentro de él (cables de marcapasos, prótesis<br />

cardíacas, etc.). Suelen verse como imágenes lineales que se<br />

proyectan sobre la aorta, sobre todo la torácica, simulando un «flap».<br />

Debemos tratar de minimizarlos evitando en lo posible objetos externos,<br />

pero son casi siempre identificables en la imagen cuando son<br />

revisadas cuidadosamente, cambiando la ventana, lo que permite<br />

identificar en muchas ocasiones que la imagen que simula el «flap»<br />

atraviesa la pared externa del vaso. Las reconstrucciones multiplanares<br />

demuestran la no continuidad de estas imágenes a través de<br />

la luz del vaso.<br />

Estructuras periaórticas<br />

El receso pericárdico superior puede simular disección o HI,<br />

lesiones adyacentes a la aorta también pueden ser confundidas con<br />

una doble luz (restos tímicos, fibrosis periaórtica, linfoma, etc.). La<br />

salida y división de estructuras vasculares del arco aórtico sometidas<br />

a efecto de volumen parcial pueden simular «flap» intimal. La<br />

solución siempre será la revisión sistemática de las imágenes y las<br />

reconstrucciones que permiten diferenciar estas estructuras.<br />

Movimientos de la pared aórtica y senos<br />

aórticos normales<br />

En la raíz de la aorta se producen imágenes lineales curvilíneas<br />

debido a los movimientos de la raíz aórtica con la sístole y la diástole,<br />

clásicamente se extienden entre las 12 y la 1 hasta las 6 o las<br />

7 en un hipotético reloj situado sobre la aorta. Estos artefactos tradicionalmente<br />

se reducen a uno o dos cortes sucesivos. Los senos<br />

de Valsalva pueden simular la íntima desplazada, pero su localización<br />

exclusiva en la raíz aórtica al nivel de la salida de la arteria<br />

coronaria izquierda permite descartarla.<br />

Variantes normales<br />

Clásicamente existe un discreto ensanchamiento de la luz de la<br />

aorta en la región del istmo, en el comienzo de la aorta descen-


dente; este ensanchamiento es típicamente anteromedial y de bordes<br />

obtusos, representa un hallazgo normal y no debe ser confundido<br />

con aneurismas traumáticos, que se asientan en la misma<br />

localización.<br />

CONCLUSIONES<br />

El radiólogo ocupa un papel fundamental en el manejo de pacientes<br />

con SAA, por ello es particularmente relevante el conocimiento<br />

de estas enfermedades y de sus claves diagnósticas. Debe<br />

tratar de responder a todas las cuestiones diagnósticas, que pueden<br />

aportar ayuda al clínico para la elección de la mejor opción<br />

terapéutica. Debe conocer los errores más comunes y tratar de<br />

evitarlos.<br />

En los casos de patología grave, donde los radiólogos nos sentimos<br />

presionados por los clínicos, debemos tratar de evitar sobre<br />

todo errores de precipitación que nos hagan caer en dos fallos frecuentes:<br />

— Realizar exploraciones técnicamente deficientes que dificultarán<br />

el diagnóstico.<br />

— Emitir un diagnóstico precipitado, antes de estudiar detenidamente<br />

las imágenes en la estación de trabajo.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Vilacosta I, San Román JA. «Acute aortic syndrome». Heart, 2001; 85:365-<br />

368.<br />

2. Mészáros I, Mórocz J, Szlávi J y cols. «Epidemiology and clinicopathology<br />

of aortic dissection. A population-based longitudinal Study over 27 years».<br />

Chest, 2000; 117:1271-1278.<br />

3. Mehta RH, Sduzuki T, Hagan PG y cols. «Predicting death in patients with<br />

acute type A aortic dissection». Circulation, 2002; 105:200-206.<br />

4. Sebastiá C, Pallisa E, Quiroga S y cols. «Aortic dissection: diagnosis and<br />

follow-up with helical CT». RadioGraphics, 1999; 19:45-60.<br />

5. Wolf KA, Herold CJ, Tempany CM, Parravano JG, Zerhouni EA. «Aortic<br />

dissection: atypical patterns seen at MR imaging». Radiology, 1991; 181:489-<br />

495.<br />

6. Pressler V, McNamara JJ. «Aneurysm of the thoracic aorta». J Thorac Cardiov<br />

Surg, 1985; 89:50-54.<br />

7. Fernández GC, Tardáguila FM, Durán D y cols. «Dynamic 3-dimensional<br />

contrast-enhanced magnetic resonance angiography in acute aortic<br />

dissection». Curr Probl Diagn Radiol, 2002; 31:134-145.<br />

8. LePage MA, Quint LE, Sonnad SS y cols. «Aortic dissection: CT features<br />

that distinguish true lumen from false lumen». AJR, 2001; 177:207-<br />

211.<br />

SÍN DRO ME AÓ RTIC O AG UDO 9 9<br />

9. Krukenburg E. «Baitrage zur frage des aneurysma disecans». Beitr Pathol<br />

Anat, 1920; 67:329-351.<br />

10. Vilacosta I, Martín de Dios R, González Pinto A. «Aortic intramural<br />

hematoma during coronary angioplasty: Insights into the pathogenesis<br />

of intramedial hemorrhage». J Am Soc Echocardiogr, 2000; 13:403-<br />

406.<br />

11. Wilson SK, Hutchins FM. «Aortic dissecting aneurysms: causative factors<br />

in 204 subjects». Arch Pathol Lab Med, 1982; 106:175-180.<br />

12. Murray JG, Manisali M, Flamm SD y cols. «Intramural hematoma of the<br />

thoracic aorta: MR image findings and their prognostic implication». Radiology,<br />

1997; 204:349-355.<br />

13. Choi SH, Choi SJ, Kim JH; Bae SJ; Lee JS, Song KS, Lim TH. «Useful<br />

CT findings for predicting the progression of aortic intramural hematoma<br />

to overt aortic dissection». J Comput Assist Tomogr, 2001; 25:295-<br />

299.<br />

14. Sueyoshi E,Matsuoka Y, Sakamoto I, Uetani M, Hayashi K, Naritmásu<br />

M. «Fate of intramural hematomaof the aorta: CT evaluation». J Comput<br />

Asisst Tomogr, 1997; 21:931-938.<br />

15. Sueyoshi E, Matsuoka Y, Imada T, Okimoto T, Sakamoto I, Hayashi K.<br />

«New development of an ulcerlike projection in aortic intramural hematoma:<br />

CT evaluation». Radiology, 2002; 224:536-541.<br />

16. Stanson AW, Kazmier FJ, Hollier LH y cols. «Penetranting atherosclerotic<br />

ulcers of the thoracic aorta: natural history and clinicopathologic correlations».<br />

Ann Vasc Surg, 1986; 1:15-23.<br />

17. Hayashi H, Matsuoka Y, Sakamoto I, Sueyoshi E, Okimoto T, Hayashi<br />

K, Matsunaga N. «Penetrating atherosclerotic ulcer of the aorta: imaging<br />

features and disease concept». RadioGraphics, 2000; 20:995-<br />

1005.<br />

18. Cook JP, Kazmier FJ, Arzulak TA y cols. «Penetrating aortic ulcer: pathologic<br />

manifestations, diagnosis and management». Mayo Clin Proc, 1988;<br />

63:718-725.<br />

19. Harris JA, Bis KG, Glover JL y cols. «Penetrating atherosclerotic ulcers<br />

of the aorta». J Vasc Surg, 1994; 19:90-99.<br />

20. Ledbeter S, Stuk JI, Kaufman JA. «Helical (spiral) CT in the evaluation of<br />

emergent thoracic aortic syndromes: traumatic aortic rupture, aortic<br />

aneurysm, aortic dissection, intramural hematoma, and penetrating atherosclerotic<br />

ulcer». Radiol Clin North Am, 1999; 37:575-589.<br />

21. Willens HJ, Kessler KM. «Transesophageal echocardiography in the diagnosis<br />

of diseases of the thoracic aorta. I. Aortic dissection, aortic intramural<br />

hematoma, and penetrating atherosclerotic ulcer of the aorta».<br />

Chest ,1999; 116:1772-1779.<br />

22. Svensson LG, Sherif BL, Eisenhauer C y cols. «Intimal tear without hematoma:<br />

an important variant of aortic dissection that can elude current<br />

imaging techniques». Circulation, 1999; 99:1331-1336.<br />

23. Roberts WC. «Aortic dissection: anatomy, consequences, and causes».<br />

Am Heart J, 1981; 101:195-214.<br />

24. Yoshino H, Kachi E, Matsue S y cols. «Transition from classic aortic dissection<br />

to aortic intramural hemorrage». Angiology, 2000; 51:971-975.<br />

25. Batra P, Bigoni B, Manning J y cols. «Pitfalls in the diagnosis of thoracic<br />

aortic dissection at CT angiography». RadioGraphics, 2000; 20:309-<br />

320.


12<br />

Tromboembolismo pulmonar: angiografía<br />

pulmonar con <strong>TC</strong> helicoidal y A<strong>RM</strong> 3D con contraste<br />

INTRODUCCIÓN<br />

La primera descripción del tromboembolismo pulmonar (TEP)<br />

es atribuida a Laenec en 1819, aunque fue Virchow en 1846<br />

quien estableció la relación entre trombosis venosa y TEP. Wharton<br />

y Pierson en 1922 describieron las primeras alteraciones radiológicas<br />

del TEP en una Rx de tórax1 . En relativamente poco tiempo<br />

la angiografía pulmonar con <strong>TC</strong> helicoidal se ha reconocido<br />

como un importante test diagnóstico para detectar el TEP central<br />

y segmentario 2, 3, 4 . La aparición de las <strong>TC</strong> helicoidal multidetector<br />

ha mejorado la seguridad de la angiografía pulmonar con<br />

<strong>TC</strong> helicoidal para la detección de coágulos a nivel subsegmentario5,<br />

6 .<br />

FISIOPATOLOGÍ A<br />

Jaime Fernández Cuadrado y M. Isabel Torres Sánchez<br />

La enfermedad tromboembólica, que engloba la trombosis<br />

venosa profunda (TVP) y el TEP, es un importante problema<br />

diagnóstico todavía no resuelto en el que están implicados numerosos<br />

factores de riesgo, algunos de ellos primarios o genéticos<br />

(mutación del factor V, déficit de antitrombina, proteína C…) y<br />

otros secundarios o adquiridos (inmovilización prolongada, tabaquismo,<br />

procesos oncológicos, toma de anticonceptivos…). Virchow<br />

describió una serie de factores que predisponían a la formación<br />

de trombos que constituyen su famosa tríada: a) daño<br />

endotelial, b) éstasis sanguíneo y c) hipercoagulabilidad 7 .<br />

Las consecuencias fisiopatológicas del TEP dependen del tamaño<br />

del émbolo y de la reserva cardiopulmonar del paciente. Hay<br />

dos consecuencias importantes del TEP:<br />

1. La obstrucción arterial pulmonar produce la liberación de<br />

agentes vasoactivos (serotonina, tromboxanos A2), que<br />

causan un incremento de la resistencia vascular pulmonar<br />

con aumento de la presión arterial y del espacio muerto<br />

alveolar y redistribución del flujo sanguíneo, creándose<br />

áreas de alteración del intercambio gaseoso que estimulan<br />

los receptores causantes de la hiperventilación alveolar.<br />

2. La isquemia distal del parénquima pulmonar. La oclusión<br />

de vasos de gran tamaño o de más del 60% del lecho arte-<br />

rial da como resultado un incremento súbito de la presión<br />

arterial y disminución del gasto cardíaco, con un fallo del<br />

corazón derecho con edema pulmonar e, incluso, la muerte.<br />

Si los vasos son pequeños el TEP puede pasar desapercibido.<br />

FRECUENCI A<br />

La incidencia real de esta enfermedad es desconocida. En<br />

EEUU existen unos 500.000 casos documentados cada año.<br />

Silverstein y cols. estiman la incidencia en 69 casos por cada<br />

100.000 habitantes 8 . La prevalencia del TEP en autopsias de<br />

pacientes hospitalizados oscila entre el 14-26%, de los cuales un<br />

tercio no se diagnostica previamente 9 . La frecuencia en autopsias<br />

en general está entre el 52-64% con técnicas de disección meticulosas<br />

y correlación microscópica 10 . El TEP, fundamentalmente,<br />

es una enfermedad de personas mayores. El incremento de la<br />

enfermedad tromboembólica con la edad es mayor en hombres<br />

que en mujeres.<br />

CLÍNICA<br />

Y TEST DE LA BORATORIO<br />

Las manifestaciones clínicas del TEP dependen del grado de<br />

extensión de la oclusión vascular y de la patología de base del<br />

paciente. El 97% de los pacientes debutan con: disnea de comienzo<br />

súbito, taquipnea, dolor de tipo pleurítico y hemoptisis. Ninguno<br />

de estos síntomas es específico, por lo que pueden aparecer en<br />

otras enfermedades. Los tests de laboratorio más usados son: la<br />

presión arterial de oxígeno (PaO 2), el gradiente alveolo-arterial de<br />

oxígeno y los niveles de dímero-D. Niveles normales de dímero-<br />

D excluyen enfermedad tromboembólica, mientras que niveles elevados<br />

deben ser interpretados en el contexto clínico del paciente.<br />

Los factores de riesgo genéticos están siendo investigados y pueden<br />

jugar un papel en el futuro dentro de los tests de laboratorio,<br />

especialmente el factor V Leiden que tiene una prevalencia del 3-<br />

6% en la población caucásica y está asociado a un incremento del<br />

riesgo de padecer trombosis.


1 0 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

ANGIOGRAFÍ A PULMONA R<br />

CON <strong>TC</strong> HELICOIDAL<br />

La <strong>TC</strong> helicoidal ha crecido rápidamente en popularidad como<br />

herramienta diagnóstica del TEP agudo. Es una técnica no invasiva<br />

que requiere sólo la inyección de un contraste yodado y una<br />

mínima colaboración del paciente y pone de manifiesto no sólo la<br />

circulación pulmonar sino también el resto de las estructuras pulmonares<br />

y mediastínicas, proporcionando alternativas diagnósticas.<br />

El protocolo de realización es muy importante para evitar fallos inherentes<br />

a la técnica. Se programa una espiral, si es posible que abarque<br />

todo el tórax o, como mínimo, desde el arco aórtico hasta<br />

2 cm por debajo de las venas pulmonares inferiores, en dirección<br />

caudocraneal o craneocaudal. En equipos de <strong>TC</strong> helicoidal con una<br />

sola corona de detectores el grosor de corte oscila entre 2-3 mm,<br />

pitch 2-1,6, incremento de reconstrucción de 1,5-2 mm. En los <strong>TC</strong><br />

multidetector se realizará colimación más fina dependiendo de la<br />

tecnología disponible (0,75, 1, 1,5 mm, etc.). Los Kv y mA se ajustan<br />

en función del grosor del paciente y se mantiene a éste con mascarilla<br />

de O 2 durante la exploración para facilitar la apnea. Se inyectan<br />

entre 100-125 ml de contraste IV no iónico (300 mg I/ml) a una<br />

velocidad de 3-4 ml/s. con un retardo entre 15-17 segundos o monitorizando<br />

la circulación pulmonar para calcular el tiempo exacto de<br />

tránsito y evitar artefactos por mal relleno de las arterias pulmonares.<br />

La venografía con <strong>TC</strong> puede realizarse en la misma exploración<br />

sin añadir contraste adicional y con muy pocos minutos más. Tiene<br />

la ventaja sobre el US de MMII de que permite visualizar el territorio<br />

ilíaco y la VCI. Aproximadamente un 17% de los pacientes tiene<br />

trombos en las venas abdominales y pélvicas y un 4% tiene trombos<br />

aislados en la VCI y/o ilíacas sin trombosis en MMII11 . No existe<br />

un único protocolo de realización, pero la mayoría efectúan una<br />

<strong>TC</strong> secuencial desde el diafragma hasta las rodillas con un grosor de<br />

corte de 5-10 mm y un desplazamiento de 20-50 mm después de<br />

tres minutos de comenzar la inyección de contraste IV.<br />

INTERPRETACIÓN<br />

DE LA IM AGEN<br />

Una óptima opacificación de los vasos pulmonares y un buen<br />

conocimiento de la anatomía broncovascular son la clave para<br />

una correcta interpretación de la angiografía pulmonar con <strong>TC</strong> helicoidal.<br />

Las imágenes axiales obtenidas directamente son de mejor<br />

calidad que las reconstrucciones multiplanares, pero estas últimas<br />

pueden ayudar a confirmar verdaderos defectos de repleción intravasculares.<br />

La consola de trabajo es esencial y nos ayuda en la interpretación.<br />

El TEP puede ser agudo o crónico. Cuando el émbolo se sitúa<br />

centralmente en la luz del vaso o lo ocluye totalmente (Fig. 12.1) se<br />

considera agudo. Si el émbolo se localiza excéntricamente, en contigüidad<br />

con la pared del vaso con o sin calcificación, se considera<br />

crónico (Fig. 12.2). Las estenosis abruptas, el afilamiento vascular<br />

semejando membranas, los defectos saculares y el patrón en mosaico<br />

son otros hallazgos que se pueden ver en el TEP crónico. Dependiendo<br />

de su localización, el TEP agudo se clasifica en central (arterias<br />

centrales y lobares) (Fig. 12.3) y periférico (arterias segmentarias<br />

y subsegmentarias) (Fig. 12.4). La prevalencia aproximada del TEP<br />

es del 51% en el territorio central, del 27% en el segmentario y del<br />

22% en el territorio subsegmentario aisladamente 12 .<br />

Figura 12.2. Embolismo<br />

pulmonar crónico.<br />

La <strong>TC</strong> helicoidal<br />

axial con contraste (3<br />

mm de colimación)<br />

demuestra una asimetría<br />

de tamaño<br />

entre ambas arterias<br />

lobares inferiores y un<br />

defecto de repleción<br />

excéntrico en la arteria<br />

lobar inferior izquierda.<br />

Figura 12.4. Embolismo<br />

agudo periférico<br />

en una paciente de 30<br />

años con disnea de<br />

comienzo súbito con<br />

antecedentes de toma<br />

de anticonceptivos y<br />

obesidad. La <strong>TC</strong> helicoidal<br />

axial con contraste<br />

(3 mm de colimación)<br />

muestra un<br />

trombo circular aislado<br />

en una arteria subsegmentaria<br />

del LSI.<br />

Figura 12.1. Embolismo<br />

pulmonar<br />

agudo. La <strong>TC</strong> helicoidal<br />

axial con contraste<br />

(3 mm de colimación)<br />

muestra defectos<br />

de repleción<br />

en ambas arterias<br />

pulmonares principales,<br />

con oclusión total<br />

de las arterias lobares<br />

inferiores.<br />

Figura 12.3. Embolismo<br />

agudo central<br />

en paciente de 50<br />

años con antecedente<br />

de cirugía previa<br />

15 días antes. La <strong>TC</strong><br />

helicoidal axial con<br />

contraste muestra un<br />

trombo en «silla de<br />

montar» entre ambas<br />

arterias principales.


TRO MBO EMBO LISMO PULMO N AR: AN G IO G RAFÍA PULMO N AR C O N <strong>TC</strong> HELIC O IDAL Y A<strong>RM</strong> 3D C O N C O N TRASTE 1 0 3<br />

FUENTES DE ERROR<br />

n gran número de errores en la interpretación de la angio-<br />

Ugrafía pulmonar con <strong>TC</strong> helicoidal deriva del desconocimiento<br />

de la anatomía y de las posibles fuentes de error13,14 . Las venas<br />

pulmonares no rellenas de contraste constituyen una de las principales<br />

causas de confusión. El efecto de volumen parcial de los bronquios,<br />

que acompañan a las arterias que no tienen una dirección<br />

vertical, puede simular un trombo. Un bronquio con paredes calcificadas<br />

y contenido mucoso puede simular un defecto de repleción<br />

intravascular. Los ganglios linfáticos aparecen como focos de<br />

bajo valor de atenuación de morfología triangular interpuestos entre<br />

la arteria pulmonar y el bronquio. Entre un 2-4% de las exploraciones<br />

son no concluyentes por artefactos de movimiento. El movimiento<br />

cardíaco también puede contribuir a degradar la imagen<br />

(artefacto fantasma). Un inadecuado realce de contraste, el artefacto<br />

lineal en la VCS, una ventana o centro incorrectos, así como<br />

las consolidaciones parenquimatosas y el derrame pleural pueden<br />

originar falsos positivos.<br />

SEGURIDA D DI AGNÓSTICA<br />

DE LA <strong>TC</strong> HELICOIDAL<br />

La sensibilidad de la <strong>TC</strong> helicoidal para el TEP central es del<br />

100%, sin embargo es inferior cuando se incluyen los vasos<br />

subsegmentarios (53-91%), concretamente con una especificidad<br />

entre el 81-100% 15 . Qanadli en un estudio de 204 pacientes encontró<br />

una sensibilidad del 90% con una especificidad del 94% y con<br />

un valor predictivo positivo del 94% y predictivo negativo del 90% 16 .<br />

Hay un amplio rango en la incidencia del TEP subsegmentario aislado,<br />

que varía desde un 5% en el estudio PIOPED hasta un 36%<br />

en otros estudios17 ; sin embargo el verdadero significado clínico de<br />

los pequeños émbolos aislados no ha sido demostrado aún. La<br />

angiografía pulmonar demuestra los vasos subsegmentarios en<br />

mayor detalle que la <strong>TC</strong> helicoidal, aunque la superposición de los<br />

pequeños vasos es un factor que reduce la concordancia interobservador<br />

al 45% para el territorio subsegmentario; siendo ésta en<br />

la <strong>TC</strong> helicoidal, para el mismo territorio, del 75-96%. Muchas instituciones<br />

incluyen la <strong>TC</strong> helicoidal como la primera herramienta<br />

diagnóstica en el estudio del TEP. Con la aparición de los <strong>TC</strong> helicoidal<br />

multidetector y la posibilidad de realizar la venografía con <strong>TC</strong><br />

helicoidal en la misma exploración, el papel de la <strong>TC</strong> helicoidal es<br />

mucho más importante. Se han publicado cambios en las arterias<br />

pulmonares y en el parénquima pulmonar después del TEP, habiéndose<br />

descrito, aunque las series son pequeñas, que el 48% se resuelve<br />

completamente, el 52% muestra cambios residuales en las arterias<br />

y el 13% desarrolla tromboembolismo crónico 18, 19 . En las<br />

trombosis venosas periféricas (TVP) en más del 50% de los pacientes<br />

persisten cambios residuales a los seis meses.<br />

RESONANCI A M AGNÉTICA<br />

EN EL TROMBOEMBOLISMO<br />

PULMONA R<br />

La angiografía por resonancia magnética (angio-<strong>RM</strong>) ha sufrido<br />

un espectacular desarrollo en el estudio de la patología vascular<br />

en los últimos años. Obtener imágenes de la vascularización pul-<br />

monar ha sido un reto por múltiples razones, como por ejemplo<br />

por los artefactos de susceptibilidad que se producen por las interfases<br />

aire-tejidos en el pulmón si el tiempo de eco (TE) no es lo suficientemente<br />

corto, así como por los artefactos por movimientos<br />

respiratorios y cardíacos que junto con la pulsatilidad arterial pueden<br />

causar borrosidad de las estructuras vasculares a estudio 20, 21 .<br />

Hasta hace pocos años se han estado empleando técnicas de<br />

<strong>RM</strong> convencionales (SE, T O F) con resultados frecuentemente<br />

pobres debido a los múltiples artefactos, especialmente de flujo;<br />

además eran exploraciones excesivamente largas por lo que nunca<br />

han sido incorporadas de rutina a la práctica clínica diaria 22 .<br />

Actualmente la utilización de secuencias de eco de gradiente<br />

rápidas con adquisición en 3D, en el plano coronal o sagital, junto<br />

con el uso de gadolinio, nos permite realzar la señal de la sangre<br />

debido al acortamiento de los tiempos de relajación T1, obteniendo<br />

un buen mapa de la vascularización pulmonar con elevada resolución<br />

en una apnea (Fig. 12.5).<br />

TÉCNICA<br />

R<br />

ecientemente el desarrollo de las secuencias de pulso y el<br />

incremento de intensidad de los gradientes nos permiten el<br />

uso de TR muy cortos, lo que facilita la adquisición de una imagen<br />

tridimensional con un número razonable de cortes en una sola<br />

apnea. Esto nos minimiza los artefactos de movimiento respiratorio,<br />

haciendo este abordaje ideal para obtener imágenes de la vascularización<br />

pulmonar22 .<br />

Es recomendable utilizar antenas phased array de torso ya que<br />

ofrecen una excelente relación señal/ruido 23 .<br />

Tras realizar un localizador con secuencias eco de gradiente<br />

rápidas con respiración libre, algunos autores recomiendan la realización<br />

de secuencias HASTE en apnea con el fin de ver posibles<br />

alteraciones en el parénquima pulmonar como infartos pulmonares<br />

o derrame pleural, además de servirnos para una mejor localización<br />

de la secuencia 3D 24 .<br />

Es importante recordar que para lograr imágenes diagnósticas<br />

de calidad es necesario adquirir los datos en apnea, por lo que la<br />

administración de oxígeno durante la prueba a pacientes habitualmente<br />

con función respiratoria comprometida puede ser de gran<br />

ayuda.<br />

El TE debe de ser el menor posible, en general menor a<br />

2-3 ms, con el fin de minimizar los artefactos por susceptibilidad<br />

magnética. El TR debe de ser menor a 5-6 ms para que se puedan<br />

obtener los datos mientras se contiene la respiración.<br />

Figura 12.5. Anatomía<br />

vascular: subvolumen<br />

MIP de una<br />

adquisición coronal en<br />

eco de gradiente 3D<br />

con contraste.


1 0 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

El grosor de corte debe de ser el menor posible, en general<br />

menor a 2-2,5 mm.<br />

La angio-<strong>RM</strong> 3D con contraste puede ser adquirida en cualquier<br />

plano. La adquisición coronal se usa para la mayoría de los<br />

casos, ya que las arterias de interés pueden estudiarse en una sola<br />

apnea. El plano sagital también puede utilizarse, realizando dos<br />

apneas con dos emboladas de contraste, una para cada pulmón 25 .<br />

En cuanto a la administración de contraste intravenoso, se obtienen<br />

buenos resultados utilizando de 20 a 40 ml/paciente (dosis<br />

recomendada por la mayoría de los autores) con un flujo de<br />

1,5-3 ml/s.<br />

La mayoría de los autores, inicialmente, usaban empíricamente<br />

dosis de contraste de 0,2 a 0,3 mmol/kg con buenos resultados<br />

en la práctica clínica. Hany y cols. probaron diferentes dosis de contraste<br />

en voluntarios sanos y demostraron que la relación señal/ruido<br />

en la arteria pulmonar principal aumenta con el incremento de la<br />

dosis de contraste. Con 0,05 mmol/kg sólo el 50% de los segmentos<br />

tenían contraste diagnóstico, pero el 89% eran visibles con<br />

0,1 mmol/kg, el 98% con 0,2 mmol/kg y el 99% con 0,3 mmol/kg 26 .<br />

Para optimizar la relación señal/ruido el relleno de las líneas centrales<br />

del espacio K, que define el contraste, debe realizarse durante<br />

el pico máximo de la concentración de gadolinio en las arterias<br />

pulmonares. Inicialmente la mayoría de los autores utilizaban un<br />

retraso de 10-15 s de forma empírica en todos los pacientes.<br />

Actualmente se utilizan métodos de detección del bolo para<br />

determinar el momento de la llegada del contraste y acoplarlo con<br />

el relleno de las líneas centrales del espacio K.<br />

INTERPRETACIÓN<br />

DE LAS IM ÁGENES<br />

Se debe hacer en una estación de trabajo capaz de realizar<br />

reconstrucciones multiplanares (MPR) e imágenes de MIP que<br />

nos permitan analizar cada arteria pulmonar más allá del nivel segmentario<br />

(Fig. 12.6).<br />

Aunque la mayoría de las anomalías vasculares se pueden diagnosticar<br />

en las imágenes fuente (particiones), a veces los émbolos<br />

se alojan en los puntos donde existe un cambio brusco de calibre,<br />

por ejemplo, en las bifurcaciones, siendo difícil en una fina sección<br />

aislada diferenciar una bifurcación normal de una que contenga un<br />

pequeño émbolo, porque sólo un pequeño componente del vaso<br />

se incluye en el corte. Es muy útil en esta situación obtener imágenes<br />

MIP. Pequeños subvolúmenes MIP de 1 a 2 cm son ideales,<br />

Figura 12.6. Adquisición<br />

coronal en secuencia<br />

HASTE: infarto<br />

pulmonar derecho<br />

que muestra alta señal.<br />

ya que muestran una imagen en perspectiva de los vasos bifurcándose.<br />

Subvolúmenes más grandes son menos útiles porque existe<br />

solapamiento de muchos vasos, aunque dan una buena visión de<br />

conjunto 27 .<br />

Sin embargo, debido a que frecuentemente existe un grado de<br />

relleno venoso no deseado, es útil obtener subvolúmenes MIP<br />

mayores para seguir los vasos hasta el hilio con el fin de diferenciar<br />

arterias de venas.<br />

Es importante solapar las imágenes para excluir los artefactos<br />

de amputación de los vasos que abandonan el volumen. El solapamiento<br />

nos asegura la continuidad de un vaso de un volumen a<br />

otro.<br />

Otras técnicas de manipulación, como la rotación o la reconstrucción<br />

multiplanar, generalmente nos ayudan a aumentar la seguridad<br />

para determinar la presencia o ausencia de émbolos 27, 28, 29 .<br />

SIGNOS DE EMBOLISMO<br />

PULMONA R<br />

Los signos más fiables de embolismo pulmonar son el defecto<br />

de llenado intravascular y el signo del émbolo en «raíl de tren»<br />

(Fig. 12.7).<br />

Otros signos, como la amputación de un vaso, no deben ser<br />

valorados de manera aislada, ya que en primer lugar es un signo<br />

inespecífico y puede ser por un artefacto porque el vaso se haya<br />

salido del volumen MIP sobre todo en los vasos subsegmentarios.<br />

Las irregularidades vasculares y la hipovascularización deben ser<br />

ignoradas si se presentan de forma aislada.<br />

El volumen entero MIP frecuentemente muestra signos de hipoperfusión,<br />

pero los émbolos pueden ser oscurecidos por el algoritmo<br />

MIP que reproduce múltiples cortes en una imagen.<br />

ESTUDIOS CLÍNICOS<br />

Se han publicado varios estudios prospectivos y ciegos que evalúan<br />

la precisión de la angio-<strong>RM</strong> 3D con contraste para detectar<br />

embolismo pulmonar, comparándola con la angiografía convencional.<br />

Un primer estudio publicado por Meaney y cols. 30 compara<br />

la A<strong>RM</strong> con la angiografía convencional en 30 pacientes. Otros<br />

como el publicado por Gupta y cols. 27 , por un lado, o el de Oudkerk<br />

y cols. 25 por otro, comparan esta técnica con la angiografía por<br />

sustracción digital en 36 y 141 pacientes, respectivamente. La sen-<br />

Figura 12.7. Embolismo<br />

pulmonar: defectos<br />

de llenado intraluminales<br />

bilaterales.


TRO MBO EMBO LISMO PULMO N AR: AN G IO G RAFÍA PULMO N AR C O N <strong>TC</strong> HELIC O IDAL Y A<strong>RM</strong> 3D C O N C O N TRASTE 1 0 5<br />

sibilidad de la angio-<strong>RM</strong> oscila en estas publicaciones entre el 77 y<br />

el 100% y la especificidad entre el 95 y el 98%. En todos los casos<br />

la sensibilidad decrece en lo que respecta a los émbolos subsegmentarios,<br />

cuya importancia, por otro lado, es origen de gran controversia<br />

22 . Si los pacientes con pequeños émbolos subsegmentarios<br />

aislados no son considerados clínicamente importantes, entonces<br />

la <strong>RM</strong> y la <strong>TC</strong> deben sustituir a la arteriografía convencional. Si fueran<br />

considerados como subsidiarios de tratamiento, utilizando estas<br />

dos técnicas, estaríamos infravalorando el diagnóstico de embolismo<br />

pulmonar.<br />

TÉCNICAS COMPLEMENTARIAS<br />

Y DIRECCIONES FUTURAS<br />

A<br />

lgunos autores sugieren que el estudio dinámico de perfusión<br />

con <strong>RM</strong> tras la administración de una pequeña dosis<br />

de contraste previa a la angio-<strong>RM</strong> 3D puede mejorar el diagnóstico<br />

del embolismo pulmonar 24, 28 . No se requiere una alta<br />

resolución espacial en este tipo de estudios, quedando asegurada<br />

la resolución temporal al utilizar equipos con altos gradientes.<br />

Las imágenes de perfusión se obtienen utilizando secuencias eco<br />

de gradiente 2D o 3D con TR y TE ultracortos, antes y después<br />

de la inyección intravenosa de contraste 31 . Las imágenes no realzadas<br />

se sustraen de las realzadas y la imagen final es un mapa<br />

selectivo de la perfusión pulmonar (Figs. 12.8 y 12.9). Además<br />

se pueden obtener curvas de captación intensidad-tiempo para<br />

describir el curso de la captación 28, 32 . La presencia de defectos<br />

de perfusión de manera aislada, sin otra evidencia de embolismo<br />

pulmonar, no nos ofrece más información que una gammagrafía<br />

de perfusión, sin embargo un defecto de perfusión relevante<br />

en un territorio vascular puede aumentar la precisión<br />

diagnóstica en hallazgos equívocos 20 .<br />

Resulta posible estudiar la ventilación pulmonar con <strong>RM</strong> utilizando<br />

gases nobles hiperpolarizados que nos permiten obtener<br />

imágenes de alta resolución espacial y temporal de los espacios<br />

aéreos del pulmón. También se pueden obtener imágenes de ventilación<br />

pulmonar utilizando oxígeno como agente de contraste<br />

paramagnético 33, 34 .<br />

El desarrollo de contrastes intravasculares de larga vida media<br />

puede ser de interés en el estudio de la vascularización pulmonar,<br />

y los avances son prometedores. Permiten obtener imágenes de<br />

alta resolución durante la respiración libre, con la ayuda de sincronización<br />

respiratoria o eco navegadores para eliminar los artefactos<br />

de movimiento respiratorio 22 .<br />

Figura 12.8. Estudio<br />

de perfusión normal<br />

utilizando técnicas<br />

de sustracción.<br />

LIMITACIONES Y ERRORES<br />

DE INTERPRETACIÓN<br />

La angio-<strong>RM</strong> está limitada en términos de resolución espacial y,<br />

por lo tanto, no es satisfactoria para detectar émbolos subsegmentarios.<br />

La resolución espacial y la cobertura completa del volumen pulmonar,<br />

que actualmente están restringidas, son las claves para mejorar<br />

la sensibilidad y la especificidad del diagnóstico del embolismo<br />

pulmonar28 . La mejora de las antenas nos ofrecerá una mayor relación<br />

señal/ruido. Además ya se están consiguiendo TR más cortos<br />

con las nuevas generaciones de gradientes que nos permitirán la<br />

cobertura total del tórax, incluyendo los vasos subsegmentarios en<br />

una sola apnea.<br />

La existencia de atelectasias o de derrame pleural puede dar<br />

lugar a una mala visualización de los vasos pulmonares. La superposición<br />

de arterias y venas puede presentar asimismo un problema,<br />

resultando útiles las MPR para evitarlo 35 .<br />

Los artefactos de susceptibilidad que ocurren por las interfases<br />

aire-tejidos pueden oscurecer el detalle de la imagen.<br />

Los artefactos de movimiento respiratorio y cardíaco pueden<br />

causar borrosidad, haciendo difícil el diagnóstico en el caso de embolismos<br />

segmentarios y subsegmentarios.<br />

Cuando un émbolo sólo es parcialmente obstructivo puede<br />

quedar oculto en un grosor MIP por problemas de volumen parcial,<br />

por lo que es muy importante valorar primero las imágenes<br />

fuente y ayudarnos de MPR.<br />

Si no existen otros signos definitivos, un defecto de perfusión<br />

de forma aislada no debe considerarse como prueba de embolismo<br />

pulmonar ya que puede ser visto en otras patologías como<br />

bullas, enfisema o invasión vascular por un tumor. Además estos<br />

defectos pueden ser posicionales, dada la tendencia a una mayor<br />

perfusión en las porciones dependientes del pulmón.<br />

CONCLUSIONES<br />

La angio-<strong>RM</strong> 3D con contraste es una técnica útil para obtener<br />

imágenes de las arterias pulmonares y es muy precisa para<br />

demostrar émbolos centrales, lobares y segmentarios, pero no es<br />

del todo fiable para demostrar émbolos subsegmentarios 27 .<br />

Una de las ventajas de la angio-<strong>RM</strong> 3D frente a otras técnicas<br />

diagnósticas como la <strong>TC</strong> es que utiliza contrastes no nefrotóxicos,<br />

los riesgos de reacción al contraste son muy bajos y no utiliza radiación<br />

ionizante 36-39 , por lo que es una técnica que ha demostrado<br />

Figura 12.9. Estudio<br />

de perfusión: Defectos<br />

de perfusión múltiples<br />

en ambos pulmones.


1 0 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

ser específicamente útil en pacientes con gammagrafía de V/Q de<br />

probabilidad indeterminada y contraindicación de uso de contrastes<br />

yodados 40 .<br />

Además, podemos realizar una venografía de miembros inferiores<br />

durante la misma exploración para valorar la presencia de<br />

TVP 28 .<br />

Un estudio de angio-<strong>RM</strong> con contraste puede ser completado<br />

con un estudio de perfusión, en el cual la presencia de un defecto<br />

de perfusión sin otra evidencia de embolismo pulmonar no ofrece<br />

más información que el estudio isotópico de perfusión, sin embargo<br />

puede aumentar la precisión diagnóstica en los casos de hallazgos<br />

equívocos 20 .<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Wharton LR, Pierson JW. «Minor forms of pulmonary embolism after<br />

abdominal operations». JAMA, 1922; 79:1904-1910.<br />

2. Remy-Jardin M, Remy J, Wattinel L, Giraud F. «Central pulmonary<br />

thromboembolism: diagnosis with spiral volumetric CT with the single<br />

breath-hold tecnique comparison with pulmonary angiography».<br />

Radiology, 1992; 185:381-387.<br />

3. Goodman L, Curtin JJ, Mewissen MW y cols. «Detection of pulmonary<br />

embolism in patients with urresolved clinical and scintigraphic<br />

diagnosis: helical CT versus angiography». AJR, 1995; 164:1369-1374.<br />

4. Remy-Jardin M, Remy J, Deschildre F y cols. «Diagnosis of acute pulmonary<br />

embolism with spiral CT: comparison with pulmonary angiography<br />

and scintigraphy». Radiology, 1996; 200:699-706.<br />

5. Schoepl UJ, Helmberger T, Holzknecht N y cols. «Segmental and subsegmental<br />

pulmonary arteries: evaluation with electronbeam versus<br />

spiral CT». Radiology, 2000; 214:433-439.<br />

6. Remy-Jardin M, Remy J, Baghaie F, Fribourg M, Artaud D, Duhamel<br />

A. «Clinical value of thin collimation in the diagnostic workup of pulmonary<br />

embolism». AJR, 2000; 175:407-411.<br />

7. Garg K. «CT of pulmonary thromboembolic disease». Radiologic clinics<br />

of North America, 2002; 40(1):111-122.<br />

8. Silverstein MD, Heit JA, Mohr D N, Petterson TM, O’fallon M, Melton<br />

LJ. «Trends in the incidence of deep vein thrombosis and pulmonary<br />

embolism». Arch Intern Med, 1998; 158:585-593.<br />

9. Stein PD, Henry JW. «Prevalence of acute pulmonary embolism among<br />

patients in a general hospital and at autopsy». Chest, 1995; 108:978-<br />

981.<br />

10. Morrel MT, Dunnills MS. «The post-morten incidence of pulmonary<br />

embolism in a hospital population». Br J Surg, 1968; 55:347-352.<br />

11. Loud PA, MD, Katz DS, MD, Bruce D N, MD, Klippenstein DL, MD<br />

y cols. «Deep venous thrombosis with suspected pulmonary embolism:<br />

detection with combined CT venography and pulmonary angiography».<br />

Radiology, 2001; 219:498-502.<br />

12. Monyé W, MD, Vanstrijen MJ, MD, Huisman MV, MD, Kief GJ, MD<br />

y Pattynama PM, MD (AN TELOPE). «Suspected pulmonary embolism:<br />

prevalence and anatomic distribution in 487 consecutive patients».<br />

Radiology, 2000; 215:184-188.<br />

13. Gotway MB, Patel RA, Webb R. «Helical CT for the evaluation of suspected<br />

acute pulmonary embolism: diagnostic pitfalls». J Comput Assist<br />

Tomogr, 2000; 24:267-273.<br />

14. Remy-Jardin M, Remy J, Artaud D, Fribourg M, Beregi JP. «Spiral CT<br />

of pulmonary embolism: diagnostic approach interpretative pitfalls and<br />

current indications». Eur Radiol, 1998; 8:1376-1390.<br />

15. Remy-Jardin M, Remy J. «Spiral CT angiography of the pulmonary circulation».<br />

Radiology, 1999; 212:615-636.<br />

16. Qanadli SD, Msc Mostafa el Hajjam, MD, Mesurolle B, MD, Bruckert,<br />

F, MD, Thierry Joseph, MD, Mignon F, MD y cols. «Pulmonary Embolism<br />

detection; prospective evaluation of dual section helical CT versus<br />

selective pulmonary arteriography in 157 patients». Radiology, 2000;<br />

217:447-455.<br />

17. Oser RF, Zuckerman DA, Gutiérrez FR y cols. «Anatomic distribution<br />

of pulmonary emboli at pulmonary arteriography: Implications for crosssectional<br />

imaging». Radiology, 1996; 199:31-35.<br />

18. Remy-Jardin M, Louvegny S, Remy J y cols. «Acute central thromboembolic<br />

disease: Post-therapeutic follow-up with spiral CT angiography».<br />

Radiology, 1997; 203:173-180.<br />

19. Remy-Jardin M, Remy J, Louvegny S y cols. «Airway changes in chronic<br />

pulmonary embolism: CT findings in 33 patients». Radiology, 1997;<br />

203:355-360.<br />

20. Meaney J, Johansson L, Ahlstrom H, Prince R. «Pulmonary magnetic<br />

resonance angiography». J Magn Reson Imaging, 1999; 10:326-338.<br />

21. Leung D, Debatin J. «Three-dimensional contrast-enhanced magnetic<br />

resonance angiography of the thoracic vasculature». Eur Radiol, 1997;<br />

7:981-989.<br />

22. Meaney J, Prince M. «Pulmonary MR Angiography». MRI Clin Am, 1999;<br />

7:393-409.<br />

23. Bongartz G y cols. «Pulmonary circulation». Eur Radiol, 1998; 8:698-<br />

706.<br />

24. Wielopolski P. «Magnetic resonance imaging techniques in the diagnosis<br />

of pulmonary embolism». IX International Workshop on magnetic resonance<br />

angiography and introductory course,1997; 51-60.<br />

25. Oudkerk M y cols. «Comparison of contrast-enhanced magnetic resonance<br />

angiography and conventional pulmonary angiography for the<br />

diagnosis of pulmonary embolism: a prospective study». Lancet, 2002;<br />

359:1643-1647.<br />

26. Hany TF, Schmidt M, Hilfiker PR y cols. «Optimization of contrast dosage<br />

for gadolinium-enhanced 3D MRA of the pulmonary and renal arteries».<br />

Magn Reson Imaging, 1998; 16:901-916.<br />

27. Gupta A, Frazer C y cols. «Acute pulmonary embolism: diagnosis with<br />

MR angiography». Radiology, 1999; 210:353-359.<br />

28. Kauczor H, Kreitner K. «Contrast-enhanced MRI of the lung». European<br />

Journal of Radiology, 2000; 34:196-207.<br />

29. Prince M, Grist T, Debatin J. «3D Contrast MR Angiography».1999; 41-<br />

52.<br />

30. Meaney J, Weg J y cols. «Diagnosis of pulmonary embolism with magnetic<br />

resonance angiography». N Engl J Med, 1997; 336:1422-1427.<br />

31. Hatabu H, Chen Q y cols. «Ventilation-perfusion MR imaging of the<br />

lung». MRI Clin Am, 1999; 7:379-392.<br />

32. Hatabu H. «MR pulmonary angiography and perfusion imaging: recent<br />

advances». Seminars in ultrasound, CT and MRI, 1998; 18:349-361.<br />

33. Salerno M y cols. «Hyperpolarized noble gas MR imaging of the lung:<br />

potential clinical applications». Eur J Radiol, 2001 Oct; 40(1):33-44.<br />

34. Ohno Y y cols. «Oxygen-Enhanced MR Ventilation Imaging of the Lung».<br />

AJR. Am J Roentgenol, 2001 Jul; 177(1):185-194.<br />

35. Kauczor H y cols. «Update on diagnostic strategies of pulmonary embolism».<br />

Eur Radiol, 1999; 9:262-275.<br />

36. Gotway M y cols. «Imaging evaluation of suspected pulmonary embolism».<br />

Current problems in diagnostic radiolog, 1999; 28:175-184.<br />

37. Dolz JL, Vilanova JC y cols. «Angioresonancia magnética 3D con contraste<br />

de la aorta y sus ramas. Aplicaciones clínicas de una nueva técnica<br />

angiográfica». Radiología, 1999; 41:155-164.<br />

38. Prince M. «Body MR angiography with gadolinium contrast agents». MRI<br />

Clin North Am, 1996; 14:11-24.<br />

39. Leung DA y cols. «Breath-hold, contrast-enhance, three-dimensional<br />

MR angiography». Radiology, 1996; 201:569-571.<br />

40. Neimatallah M y cols. «Gadolinium-enhanced 3D magnetic resonance<br />

angiography of the thoracic vessels». J Magn Reson Imaging, 1999; 10:758-<br />

770.


13<br />

Angio-<strong>RM</strong> y angio-<strong>TC</strong><br />

de miembros inferiores<br />

Julio Palmero da Cruz, Joaquín Gil Romero, Jorge Guijarro Rosaleny<br />

y Elena Lonjedo Vicent<br />

INTRODUCCIÓN<br />

En el presente capítulo vamos a tratar exclusivamente la patología<br />

arterial vascular periférica obliterante, producida la mayoría<br />

de las veces por causa ateromatosa. No vamos a considerar la<br />

patología aneurismática, en la que sabemos que la angio-<strong>RM</strong> y sobre<br />

todo el angio-<strong>TC</strong> son técnicas de imagen superiores a las demás,<br />

incluida la angiografía por sustracción digital (DSA).<br />

El diagnóstico de la patología arterial periférica obliterante se<br />

realiza básicamente por la clínica del paciente (claudicación intermitente),<br />

la exploración física (características del pulso arterial a diferentes<br />

niveles) y por la medida segmentaria de presión arterial (índice<br />

tobillo-brazo). Muchas veces el tratamiento es médico combinado<br />

con el ejercicio físico. De las técnicas disponibles para el estudio<br />

morfológico de la patología vascular arterial periférica (ultrasonidos<br />

Doppler-color, <strong>TC</strong> helicoidal, angio-<strong>RM</strong> y DSA), la DSA se sigue<br />

considerando como el gold standard para la evaluación de esta patología;<br />

sin embargo, es una técnica invasiva con ciertas limitaciones,<br />

no exenta de complicaciones relacionadas con la punción arterial<br />

y la administración de contraste iodados.<br />

Los estudios arteriales por imagen de miembros inferiores<br />

requieren el análisis de la aorta abdominal, del sector ilíaco y el arterial<br />

de ambos miembros inferiores, incluyendo la salida distal hasta<br />

la vascularización del pie. En ellos hemos de evaluar adecuadamente<br />

el grado y la longitud de las estenosis en los diferentes segmentos<br />

y obtener una información clara de dónde empieza y dónde acaba<br />

el vaso sano, para poder planificar correctamente una intervención.<br />

En los últimos años existen numerosas publicaciones referentes<br />

a la utilización de técnicas no invasivas, angio-<strong>RM</strong> y angio-<strong>TC</strong>,<br />

como alternativa a la DSA para el estudio de la patología arterial<br />

periférica. A éstas se les debe de pedir la misma información que<br />

a la DSA, y deben resultar suficientes para planificar una intervención.<br />

ANGIO- <strong>RM</strong><br />

En un principio se utilizaron las técnicas basadas en el desplazamiento<br />

de fase (PC) y realce por flujo (T OF), pero presentaban<br />

limitaciones importantes. En la actualidad la mayoría de estos<br />

problemas han sido resueltos con los equipos de alto campo de<br />

1,5 Teslas. Para la obtención de imágenes arteriales de alta calidad<br />

es necesario optimizar la técnica y deben ser considerados diferentes<br />

parámetros:<br />

1. Secuencias de pulso de adquisición rápida potenciadas en<br />

T1 (3D) eco de gradiente: incrementan la intensidad de<br />

señal del flujo sanguíneo tras la administración de contraste.<br />

2. Volumen y tiempo de inyección del contraste: a medida que<br />

aumenta la dosis de contraste mejora la calidad del estudio,<br />

disminuyen los artefactos y mejora la confianza diagnóstica;<br />

en este aspecto se han mostrado mejores las dosis de contraste<br />

de 0,3 mmol/kg que las de 0,1 mmol/kg 1 . El pico de<br />

concentración en sangre del gadolinio depende del tiempo<br />

de inyección del bolo de contraste, una inyección rápida de<br />

2-5 ml/s es la más adecuada.<br />

3. Retraso en la adquisición: es el factor más importante para<br />

la obtención de imágenes arteriales bien contrastadas y para<br />

que no presenten artefactos debidos a falta de homogeneidad<br />

del bolo y a tinción venosa.<br />

4. Tiempo de imagen y tiempo de apnea: el tiempo de imagen<br />

debe ser lo suficientemente corto para que pacientes<br />

incluso debilitados puedan mantener la apnea durante las<br />

adquisiciones en abdomen.<br />

5. Grosor de los cortes: cortes entre 1-2 mm son apropiados<br />

para el estudio de la aorta abdominal y los miembros inferiores.<br />

6. Selección de las bobinas: con la utilización de bobinas de cuerpo<br />

se pueden obtener imágenes de buena calidad en aorta<br />

abdominal, arterias ilíacas y arterias femorales; sin embargo,<br />

en el sector poplíteo y distal la utilización combinada de bobinas<br />

de superficie acopladas en fase (phase-array) mejora la<br />

obtención de una alta señal en los vasos más periféricos.<br />

7. La sustracción, necesaria para evitar las señales de fondo, es<br />

especialmente importante en miembros inferiores para eliminar<br />

la señal del gadolinio circulante en las venas, si se han<br />

realizado inyecciones previas del mismo como test, o para<br />

la adquisición de otras secuencias 2, 3, 4, 5 .<br />

La utilización de una técnica inapropiada puede provocar artefactos<br />

que limitan el diagnóstico. Los artefactos más comunes que<br />

nos podemos encontrar son:


1 0 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

1. Cobertura inapropiada, evitable controlando adecuadamente<br />

el volumen de adquisición tanto en proyecciones coronales<br />

como sagitales.<br />

2. Pseudodisección (línea central oscura en el vaso y paralela<br />

al mismo).<br />

3. Artefactos de fase (sombras paralelas al vaso con una intensidad<br />

de señal alta), en relación con el volumen y tiempo de<br />

inyección del contraste, el retraso en la adquisición y el tiempo<br />

de imagen y de apnea.<br />

En la enfermedad oclusiva de miembros<br />

inferiores se deben estudiar con gran precisión<br />

largos segmentos del cuerpo, visualizando<br />

claramente desde la aorta abdominal<br />

hasta la vascularización distal en el pie.<br />

Si la técnica se optimiza, encontramos en<br />

la bibliografía resultados diagnósticos similares<br />

entre la DSA y la angio-<strong>RM</strong>, cuando<br />

se estudian lesiones estenóticas hemodinámicamente<br />

significativas (mayores del<br />

50%) u oclusiones. La sensibilidad y la especificidad<br />

están entre el 92 y el 97% según<br />

las diferentes series. El problema de la<br />

angio-<strong>RM</strong> está en las estenosis del 50% o<br />

menores, que pueden ser sobrestimadas e<br />

interpretadas como estenosis mayores del<br />

50%. En los casos de estenosis menores<br />

del 50% la sensibilidad y la especificidad<br />

están entre el 70 y el 90% según las diferentes<br />

series 5, 6, 7 .<br />

Una de las limitaciones que se ha atribuido<br />

a la angio-<strong>RM</strong> es la dificultad que se<br />

cuentra para la valoración adecuada de los<br />

vasos más distales. Sin embargo, un estudio<br />

comparativo 8 entre la DSA (con una técnica<br />

optimizada y con inyecciones selectivas)<br />

y la angio-<strong>RM</strong> (con estudio específico del<br />

área de interés) revela salida distal con angio-<br />

<strong>RM</strong> en un 38% de los pacientes en los que<br />

no se había visualizado con la DSA, mostrando<br />

vasos pedios permeables adecuados<br />

para by-pass distal que no se habían visualizado<br />

en la DSA.<br />

En la valoración de la angio-<strong>RM</strong> se<br />

deben tener en cuenta los vacíos de señal<br />

causados por la existencia de clips quirúrgicos<br />

y de stents metálicos, los cuales pueden<br />

simular la existencia de estenosis severa.<br />

Respecto a los stents arteriales, producen<br />

mucho más artefacto de vacío de señal los<br />

stents de acero que los de nitinol, aunque<br />

en éstos tampoco puede ser valorada adecuadamente<br />

la estenosis intrastent 9, 10 (Figs.<br />

13.1-13.6).<br />

ANGIO-<strong>TC</strong><br />

La posibilidad de realizar estudios de<br />

angio-<strong>TC</strong> de miembros inferiores surge<br />

como consecuencia de las nuevas generaciones<br />

de <strong>TC</strong> helicoidal, siendo recomen-<br />

dable reducir al máximo el grosor de los cortes (3 mm o menos)<br />

y utilizar intervalos de reconstrucción con solapamiento de aproximadamente<br />

el 50%. Al mismo tiempo se requieren estudios que<br />

cubran grandes longitudes, desde la aorta abdominal hasta el pie,<br />

con una única inyección de contraste y adquirir las imágenes en fase<br />

arterial. Es conveniente la realización de un bolo de prueba de<br />

15 ml en el lugar elegido para calcular el pico máximo del contraste<br />

y determinar así el retraso en la adquisición. El contraste suele<br />

Figuras 13.1 y 13.2. Angio-<strong>RM</strong> y DSA del sector aorto-ilíaco en el que se aprecia estenosis<br />

de ilíaca común izquierda de aproximadamente el 90%. El estudio de DSA se realizó por abordaje<br />

femoral izquierdo, para realizar tratamiento endovascular con stent.<br />

Figuras 13.3 y 13.4. Angio-<strong>RM</strong> y DSA del<br />

sector ilíaco. Oclusión completa de ilíaca común<br />

e ilíaca externa del lado izquierdo. En la angio-<br />

<strong>RM</strong> se aprecia la repermeabilización en femoral<br />

común a través de arteria circunfleja. En la<br />

DSA la repermeabilización se visualizó en fases<br />

más tardías de la inyección de contraste.


Figura 13.5. Angio-<strong>RM</strong> del sector fémoropoplíteo.<br />

Oclusión de femoral superficial bilateral<br />

con repermeabilización en porción distal<br />

de las mismas. Ambas poplíteas son permeables,<br />

con lesiones ateromatosas difusas sin existencia<br />

de estenosis significativas.<br />

administrarse a un flujo de 3,5-4 ml/s por un volumen total de 130-<br />

180 ml 11-13 .<br />

El postprocesado de las imágenes adquiridas es fundamental<br />

para la obtención de imágenes diagnósticas. La presentación debe<br />

ser la misma que la de la DSA, pues estamos hablando de más de<br />

700 imágenes axiales fuente. La reconstrucción más habitual es la<br />

MIP (Proyección de máxima intensidad) y también, más actualmente,<br />

el volume rendering. La reconstrucción MIP puede mostrar<br />

el árbol vascular com-pleto en una única imagen, pero presenta<br />

algunas limitaciones. Los huesos y calcificaciones densas pueden<br />

ocultar la luz arterial. Cuando hay placas calcificadas extensas es difícil<br />

conseguir imágenes MIP con valor diagnóstico. La calcificación<br />

continua de la pared arterial puede producir un falso diagnóstico<br />

de permeabilidad, mientras que el proceso de borrado de las calcificaciones<br />

puede producir un falso diagnóstico de estenosis de alto<br />

grado u oclusión 14, 15 .<br />

Estudios recientes, comparando con la DSA 15 , hablan de una<br />

especificidad del 96,8 y 97,7% y una sensibilidad del 92,2 y 88,6%<br />

para detectar estenosis severas ( > 75%) y oclusiones, respectivamente.<br />

El menor porcentaje de sensibilidad se debe, en la mayoría<br />

de los casos, al diagnóstico incorrecto de permeabilidad arterial<br />

por parte de la <strong>TC</strong>, ocasionado por importantes calcificaciones<br />

vasculares difusas, aunque probablemente un número de estos seg-<br />

Figura 13.6. Angio-<strong>RM</strong> del sector distal. En<br />

el miembro derecho se aprecia poplítea<br />

permeable con permeabilidad de arteria tibial<br />

anterior sin existencia de lesiones significativas.<br />

Oclusión de tronco tibio-peroneo desde<br />

su origen con repermeabilización de arteria<br />

tibial posterior en su tercio proximal y repermeabilización<br />

de arteria peronea en su tercio<br />

distal. En el miembro izquierdo se aprecia<br />

poplítea permeable con permeabilidad de arteria<br />

tibial anterior con estenosis de aproximadamente<br />

el 50% en su tercio medio. Oclusión<br />

de tronco tibio-peroneo desde su origen<br />

con repermeabilización de arteria peronea.<br />

No existe repermeabilización de arteria tibial<br />

anterior.<br />

AN G IO -<strong>RM</strong> Y AN G IO -<strong>TC</strong> DE MIEMBRO S IN FERIO RES 1 0 9<br />

mentos estarían permeables, pero no<br />

habrían sido visualizados en la DSA debido<br />

a la insuficiente opacificación vascular<br />

distal por una oclusión o artefacto de movimiento<br />

(Figs. 13.7-13.10).<br />

DISCUSIÓN<br />

Desde que aparecieron hace 10 años<br />

las primeras publicaciones sobre<br />

angio-<strong>RM</strong>, los avances en los equipos, las<br />

técnicas empleadas y la utilización de contrastes<br />

han hecho de la angio-<strong>RM</strong> una técnica<br />

alternativa real a la DSA en la valoración<br />

de la enfermedad arterial vascular<br />

periférica. En la actualidad existen muchos<br />

artículos comparando la angio-<strong>RM</strong> con la<br />

DSA, obteniendo resultados muy parecidos<br />

en cuanto al diagnóstico de las lesiones<br />

arteriales obliterantes, sobre todo si<br />

las lesiones corresponden a estenosis<br />

hemodinámicamente significativas. La posibilidad<br />

de sobrestimar, con la angio-<strong>RM</strong>,<br />

lesiones estenóticas inferiores al 50% nos<br />

podría inducir en ciertos casos a planificar<br />

tratamientos de lesiones que no son<br />

hemodinámicamente significativas. Este<br />

problema queda obviado si se tiene en<br />

cuenta que estas lesiones son tratadas de<br />

forma endovascular, mediante angioplastia<br />

o stent, por lo que se realiza siempre un<br />

estudio arterial en el mismo acto, pero previamente<br />

al tratamiento endovascular.<br />

La angio-<strong>RM</strong> se está comparando con<br />

la DSA como referencia estándar en<br />

ausencia de una técnica más precisa16 ; sin<br />

embargo, hay que considerar también las<br />

limitaciones de la DSA. En las lesiones arteriales no concéntricas<br />

existen limitaciones provocadas por la proyección realizada en la<br />

DSA, muchas veces en un único plano. Asimismo, hay vasos de<br />

salida distal permeables que no son visualizados en la DSA, incluso<br />

selectiva, por problemas de artefactos de movimiento y de salida<br />

y dilución del contraste; sin embargo, como se demuestra en<br />

algunas publicaciones, estos vasos pueden ser vistos con la angio-<br />

<strong>RM</strong>, modificando así la actitud terapéutica y evitando amputaciones8<br />

.<br />

La cuestión es si la angio-<strong>RM</strong> está en condiciones de sustituir<br />

totalmente a la DSA en el diagnóstico de la patología arterial periférica<br />

y con ésta planificar una intervención quirúrgica.<br />

En el momento actual, con los equipos de última generación y<br />

con una optimización de la técnica disponible, la angio-<strong>RM</strong> es la<br />

técnica adecuada para el estudio arterial de los miembros inferiores,<br />

evitando en la mayoría de los casos la realización de DSA. Se<br />

consigue utilizar una técnica no invasiva, que no necesita la radiación<br />

ionizante y el uso de contrastes nefrotóxicos.<br />

Estudios preliminares con equipos de 3 Teslas 17 y otros estudios<br />

realizados mediante los nuevos contrastes con doble concentración<br />

de gadolinio19 presentan resultados en los que puede mejorar significativamente<br />

la calidad de los estudios de angio-<strong>RM</strong> a nivel periférico.


1 1 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figuras 13.7 y 13.8. Angio-<strong>TC</strong> de aorta abdominal y miembros inferiores<br />

y reconstrucción MIP en coronal y sagital. Permeabilidad de los<br />

sectores estudiados sin existencia de lesiones significativas.<br />

La angio-<strong>TC</strong> es de utilidad en pacientes que no son candidatos<br />

a la realización de una angio-<strong>RM</strong> y no tienen accesos adecuados<br />

para la realización de la DSA. Tiene ventajas respecto a la angio-<br />

<strong>RM</strong> en los enfermos portadores de prótesis intraarteriales, pudiéndose<br />

valorar la permeabilidad de las mismas sin existencia de artefactos,<br />

asimismo, evitamos los artefactos producidos en los pacientes<br />

que son portadores de clips quirúrgicos. El gran inconveniente de<br />

la angio-<strong>TC</strong> es la presencia de calcificaciones importantes, especialmente<br />

en los troncos distales, que hacen muy difícil la valoración<br />

de la permeabilidad de los mismos tanto en las reconstrucciones<br />

MIP como en las imágenes fuente.<br />

La angio-<strong>RM</strong> y la angio-<strong>TC</strong> tienen la ventaja de ofrecer toda la<br />

información de tejidos y órganos (vascular y no vascular), esto es<br />

de especial interés en algunas patologías obliterantes de miembros<br />

inferiores, como el atrapamiento poplíteo, producido por una variante<br />

anatómica en la localización de la arteria poplítea que provoca<br />

compresión muscular de la misma. Nos permiten tanto el estudio<br />

de la luz arterial como de la causa del atrapamiento al recurrir a las<br />

imágenes fuente. Ambas técnicas permiten visualizar modelos tridimensionales,<br />

desde cualquier ángulo, para ver mejor una estenosis<br />

o un vaso específico.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

Figuras 13.9 y 13.10. Angio-<br />

<strong>TC</strong> en el que se aprecia oclusión<br />

de poplítea en segunda porción,<br />

con repermeabilización de la salida<br />

distal en tibial anterior permeable<br />

y tronco tibio-peroneo, con<br />

permeabilidad de tibial posterior<br />

y peronea. El resto del estudio no<br />

presenta alteraciones.<br />

1. Thurnher SA, Capelastegui A, Herraiz del Olmo F, Dondelinger RF,<br />

Gervás C, Jassoy AG, Keto P, Loewe C, Ludman C N, Marti-Bonmati<br />

L, Meusel M, Palmero da Cruz J, Pruvo JP, Sanjuan VM, Vogl T. «Safety<br />

and Effectiveness of Single- versus Triple-Dose Gadodiamide Injectionenhanced<br />

MR Angiography of the Abdomen: A Phase III Double-Blind<br />

Multicenter Study». Radiology, 2001; 219:137-146.<br />

2. Watanabe Y, Dohke M, Okumura A, Amoh Y, Ishimori T, Oda K, Hayashi<br />

T, Hiyama A, Dodo Y. «Dynamic Subtraction Contrast-enhanced MR<br />

Angiography: Technique, Clinical Applications, and Pitfalls». Radiographics,<br />

2000; 20:135-152.<br />

3. Ruehm SG, Hany TF, Pfammatter T, Schneider E, Ladd M, Debatin JF.<br />

«Pelvic and Lower Extremity Arterial Imaging Diagnostic Performance<br />

of Three-Dimensional Contrast-Enhanced MR Angiography». AJR, 2000;<br />

174:1127-1135.<br />

4. Shetty AN, PhD, Bis KG, MD, Duerinckx AJ, MD, PhD,Narra VR, MD.<br />

«Lower Extremity MR Angiography: Universal Retrofitting of High-


5. Field-Strength Systems with Stepping Kinematic Imaging Platforms-<br />

Initial Experience». Radiology, 2002; 222:284-291.<br />

5. Huber A, Scheidler J, Wintersperger B, Baur A, Schmidt M, Requardt<br />

M, Holzknecht N, HelmbergerT, BillingA, ReiserM. «Moving-table MR<br />

angiography of the peripheral runoff vessels: comparison of body coil<br />

and dedicated phased array coil systems». AJR Am J Roentgenol, 2003<br />

May; 180(5):1365-1373.<br />

6. Sueyoshi E, MD, Sakamoto I, MD, Matsuoka Y, MD, Ogawa Y, MD,<br />

Hayashi H, MD, Hashmi R, MD, Hayashi K, MD. «Aortoiliac and Lower<br />

Extremity Arteries: Comparison of Three-dimensional Dynamic Contrast-enhanced<br />

Subtraction MR Angiography and Conventional Angiography».<br />

Radiology, 1999; 210:683-688.<br />

7. Visser K, MSc, Myriam Hunink MG, MD, PhD. «Peripheral Arterial<br />

Disease: Gadolinium-enhanced MR Angiography versus Color-guided<br />

Duplex US-A Meta-analysis». Radiology, 2000; 216:67-77.<br />

8. Kreitner KF, Kalden P, Neufang A, Düber C, Krummenauer F, Küstner<br />

E, Laub G, Thelen M. «Diabetes and Peripheral Arterial O cclusive<br />

Disease Prospective Comparison of Contrast-Enhanced Three-Dimensional<br />

MR Angiography with Conventional Digital Subtraction». AJR,<br />

2000; 174:171-179.<br />

9. Hilfiker PR, Quick HH, Debatin JF. «Plain and covered stent-grafts: in<br />

vitro evaluation of characteristics at three-dimensional MR angiography».<br />

Radiology, 1999; 211:693-697.<br />

10. Link J, MD, Steffens JC, MD, Brossmann J, MD, Graessner J, PhD,<br />

Hackethal S, MD, Heller M, MD. «Iliofemoral Arterial O cclusive<br />

Disease: Contrast-enhanced MR Angiography for Preinterventional<br />

Evaluation and Follow-up after Stent Placement». Radiology, 1999;<br />

212:371-377.<br />

11. RydbergJ, Buckwalter KA, Caldemeyer KS y cols. «Multisection CT:<br />

scanning techniques and clinical applications». Radiographics, 2000;<br />

20:1787-1806.<br />

12. Rubin GD, Schmidt AJ, Logan LJ, Sofilos MC. «Multidetector row CT<br />

AN G IO -<strong>RM</strong> Y AN G IO -<strong>TC</strong> DE MIEMBRO S IN FERIO RES 1 1 1<br />

angiography of lower extremity arterial inflow and runoff: initial experience».<br />

Radiology, 2001; 221:146-158.<br />

13. Rubin GD, Shiau MC, Leung AN y cols. «Aorta and iliac arteries: single<br />

versus multiple detector row helical CT angiography». Radiology,<br />

2000; 215:670-676.<br />

14. O fer A, Nitecki S, Linn S y cols. «Multidetector C T angiography<br />

of peripheral vascular disease: a prospective comparison with intraarterial<br />

digital substraction angiography». AJR, 2003; 180:719-<br />

724.<br />

15. Martin M, Tay K, Flak B y cols. «Multidetector C T angiography of<br />

the aortoiliac system and lower extremities: a prospective comparison<br />

with digital substraction angiography». AJR, 2003; 180:1085-<br />

1091.<br />

16. Gates J, Gordon Hartnell J. «Optimized Diagnostic Angiography in<br />

High-Risk Patients with Severe Peripheral Vascular Disease». Radiographics,<br />

2000; 20:121-133.<br />

17. Leiner T, De Vries M, Hoogeveen R, Vasbinder GB, Lemaire E,<br />

Van Engelshoven JM. «Contrast-enhanced peripheral MR angiography<br />

at 3.0 Tesla: Initial experience with a whole-body scanner<br />

in healthy volun-teers». J Magn Reson Imaging, 2003 May; 17(5):609-<br />

614.<br />

18. Manke C, MD, Nitz WR, PhD, Djavidani B, MD, Strotzer M, MD,<br />

Lenhart M, MD, Völk M, MD, Feuerbach S, MD, Link J, MD. «MR<br />

Imaging-guided Stent Placement in Iliac Arterial Stenoses: A Feasibility<br />

Study». Radiology, 2001; 219:527-534.<br />

19. Goyen M, Herborn CU, Vogt FM, Kroger K, Verhagen R, Yang F, Bosk<br />

S, Debatin JF, RuehmSG. «Using a 1 M Gd-chelate (gado-butrol) for<br />

total-body three-dimensional MR angiography: Preliminary experience».<br />

J Magn Reson Imaging, 2003 May; 17(5):565-571.<br />

20. Soto JA, Munera F, Morales C y cols. «Focal arterial injuries of the proximal<br />

extremities: helical CT arteriography as the initial method of diagnosis».<br />

Radiology, 2001; 218:188-194.


INTRODUCCIÓN<br />

14<br />

Angio-<strong>RM</strong> y angio-<strong>TC</strong><br />

de las arterias renales<br />

Ramiro Méndez Fernández y Joaquín Ferreirós Domínguez<br />

El estudio de las arterias renales es frecuente en la radiología clínica,<br />

debido a que la presencia de estenosis en las mismas es<br />

una causa tratable y relativamente frecuente de HTA y, en ocasiones,<br />

de disminución de la función renal1 . La exploración diagnóstica<br />

de referencia es la arteriografía con un catéter intraarterial (ASDIA),<br />

técnica que además en muchos pacientes puede servir también<br />

para el tratamiento, mediante la dilatación de las estenosis a través<br />

de globos o colocación de endoprótesis. Sin embargo, la elevada<br />

prevalencia de HTA en la población condiciona que el número de<br />

personas en las que clínicamente se sospecha una posible etiología<br />

vasculorrenal sea muy elevado. Por ello es deseable hacer un<br />

cribado en este grupo de pacientes con un procedimiento diagnóstico<br />

menos cruento, y así practicar una ASDIA sólo a los pacientes<br />

que se beneficien de las posibilidades terapéuticas de la técnica.<br />

Como criba se han utilizado distintas técnicas de imagen como<br />

urografía intravenosa, gammagrafía renal sin o con inhibidores de<br />

la enzima conversora de angiotensina, ecografía-Doppler, angio-<br />

a b c<br />

grafía con sustracción digital por vía venosa (ASDIV) y, finalmente,<br />

<strong>TC</strong> y <strong>RM</strong>.<br />

Aunque todas estas técnicas demostraron cierta utilidad en series<br />

de pacientes, su aplicación generalizada en la clínica no tuvo siempre<br />

el mismo éxito, ya sea por la baja validez de los resultados, la<br />

dificultad para conseguir imágenes óptimas en todos los pacientes<br />

o por la necesidad de cateterización venosa central en la ASDIV.<br />

Sólo desde la segunda mitad de los años noventa, con la introducción<br />

de la <strong>TC</strong> helicoidal y de la angio-<strong>RM</strong> con gadolinio, se ha conseguido<br />

una prueba que permite obtener imágenes diagnósticas de<br />

las arterias renales en prácticamente todos los pacientes, con una<br />

inyección de contraste en una vena periférica 2-5 .<br />

Otro grupo de personas que necesitan una valoración detallada<br />

de la vasculatura renal son los individuos sanos que se ofrecen<br />

como potenciales donantes de uno de sus riñones (Fig.14.1). Esta<br />

situación es infrecuente en España (donde la mayoría de los injertos<br />

renales proceden de cadáveres), pero no es así en otros países,<br />

como podemos deducir del gran número de artículos publicados<br />

sobre el tema 6 . También en los nefrópatas que recibieron un<br />

trasplante renal las complicaciones vasculares son frecuentes, y<br />

Figura 14.1. Estudio de angiografía y urografía por <strong>RM</strong> en una potencial donante de riñón. En el estudio angiográfico se visualizan dos arterias<br />

renales derechas (a) y una bifurcación precoz de la arteria renal izquierda (b, flecha), lo que hace que no sea una candidata ideal para<br />

donar uno de sus riñones. En la fase urográfica del estudio (c) se identifican unos sistemas excretores renales normales.


1 1 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

cuando se sospecha es necesaria una detallada valoración de las<br />

arterias y venas del injerto renal.<br />

En general, para que una técnica de imagen sea útil en la valoración<br />

completa de estos tres grupos de pacientes es necesario que<br />

demuestre:<br />

— La morfología de las arterias renales desde la aorta al menos<br />

hasta el hilio renal (Fig. 14.2), zona en donde las posibles<br />

estenosis son tratables.<br />

— La presencia o ausencia de arterias renales accesorias o<br />

polares, así como su anatomía.<br />

— La presencia de asimetrías en el flujo sanguíneo renal.<br />

— El tamaño y grosor del parénquima de los riñones.<br />

— Asimismo, son de interés, según el caso, la detección de<br />

posibles anomalías en el drenaje venoso o en el sistema<br />

excretor del riñón nativo o trasplantado y la estimación de<br />

la función de filtrado renal.<br />

Todos estos datos son evaluables de forma sencilla e incruenta<br />

mediante angiografía por <strong>RM</strong> o <strong>TC</strong>, por lo que, hoy por hoy, son<br />

las técnicas de imagen preferidas en la evaluación diagnóstica de<br />

pacientes con HTA presuntamente vasculorrenal, en trasplantados<br />

con sospecha de problemas vasculares y en potenciales donantes<br />

de uno de sus riñones. Además, en la exploración con <strong>TC</strong> o <strong>RM</strong><br />

se pueden detectar tumores insospechados en el riñón o en las<br />

glándulas suprarrenales, que pueden condicionar también la HTA<br />

o modificar el manejo del paciente 7, 8 .<br />

ANGIO- <strong>RM</strong><br />

En los primeros años de los noventa surgen las secuencias de<br />

angio-<strong>RM</strong> sin contraste iv, basadas en el «fenómeno de entrada»<br />

(T OF: time of flight) o en el contraste de fase de los protones<br />

que se mueven por el flujo sanguíneo. Ambas técnicas (en 2D o<br />

a b<br />

c<br />

Figura 14.2. Aneurisma de la arteria renal.<br />

En la MIP de una angio-<strong>RM</strong> se identifica un<br />

aneurisma de 12 mm de diámetro en la arteria<br />

renal derecha. El paciente había sufrido una<br />

nefrectomía izquierda previa por un tumor renal.<br />

3D) se utilizaron<br />

para estudiar las<br />

arterias renales, y<br />

en algunas series<br />

se publicaron<br />

resultados aceptables.<br />

Sin embargo,<br />

la aplicación clínica<br />

no fue muy extensa.<br />

Las arterias<br />

renales están<br />

rodeadas de grasa<br />

y se mueven en<br />

cada respiración,<br />

por lo que estas<br />

secuencias, que<br />

tienen tiempos de<br />

adquisición de<br />

varios minutos,<br />

muchas veces dan<br />

imágenes con tan-<br />

tos artefactos que las hacen inservibles para el diagnóstico. Además,<br />

la pérdida de señal por desfase de los protones en zonas con<br />

flujo turbulento exagera las estenosis y puede producir falsas imágenes,<br />

por lo que la especificidad es baja. Son estudios largos y sólo<br />

son realmente válidos cuando se consigue demostrar unas arterias<br />

renales normales.<br />

A partir de la segunda mitad de los noventa se desarrolla la<br />

angio-<strong>RM</strong>, utilizando una secuencia eco de gradiente rápido 3D<br />

spoiled (con destrucción de la magnetización transversal residual) y<br />

un bolo de gadolinio iv. En esta técnica la imagen vascular depende<br />

del gran acortamiento del T1 de la sangre que produce el gadolinio<br />

en su primer paso por el árbol arterial, por lo que la pérdida<br />

de señal por flujo turbulento apenas se manifiesta. Además, el corto<br />

Figura 14.3. Arterias renales normales en pacientes con HTA. Un estudio normal de angio-<strong>RM</strong> (a) o angio-<strong>TC</strong> (b y c) en un paciente hipertenso<br />

descarta la presencia de estenosis en las arterias renales, evitando la angiografía con catéter intraarterial. La imagen d es una angio-<strong>RM</strong><br />

en una mujer hipertensa con enfermedad de Takayasu en la que se identifican unas arterias renales normales, aunque existe una oclusión completa<br />

de la aorta abdominal, justo por debajo del origen de las mismas.<br />

d


a b c<br />

Figura 14.4. Estenosis de arteria renal, en dos pacientes distintos. a y b) angio-<strong>TC</strong> (multidetector,<br />

4 canales) de una mujer con hipertensión arterial donde se identifica una arteria<br />

renal derecha normal (a) y una estenosis significativa próxima al ostium de la arteria renal<br />

izquierda (b, flecha) (Cortesía de la Dra. Jiménez Jurado.). c y d) angio-<strong>RM</strong> de un varón hipertenso.<br />

En la MIP (c) se observa una estenosis significativa en el tramo inicial de la arteria<br />

renal derecha (punta de flecha), con una dilatación postestenótica. En la reconstrucción oblicua<br />

(d) se valora mejor el grado de estenosis y se identifica una arteria polar inferior en el<br />

riñón izquierdo (flecha).<br />

tiempo de adquisición de la secuencia permite obtenerla durante<br />

una pausa respiratoria del paciente, lo que reduce muchísimo los<br />

artefactos por movimiento. Desde los inicios de su aplicación clínica<br />

se comprobó que con esta técnica se pueden conseguir imágenes<br />

arteriográficas de calidad en casi todos los pacientes y que su<br />

sensibilidad y especificidad para la detección de estenosis hemodinámicamente<br />

significativas (en general se consideran así cuando se<br />

pierde más del 50% del diámetro) de las arterias renales superan<br />

el 90% cuando se contrasta con el patrón oro angiográfico 9-12 . La<br />

reproducibilidad interobservador de la angio-<strong>RM</strong> 3D con contraste<br />

es también muy buena13 y, al menos en las primeras publicaciones,<br />

es algo menor la concordancia con la ASDIA en la medición<br />

del porcentaje de estenosis, debido fundamentalmente a la menor<br />

resolución espacial<br />

de las imágenes de<br />

a<br />

<strong>RM</strong>. Nos en-contramos<br />

pues con<br />

una técnica de<br />

imagen «poco invasora»<br />

que permite<br />

discriminar de<br />

forma fidedigna a<br />

los pacientes que<br />

se beneficiarán de<br />

una revascularización<br />

de sus riñones<br />

(Figs. 14.3 a, b, c y<br />

d y 14.4 a, b, c y<br />

d). Si a esto sumamos<br />

la au-sencia<br />

de radiaciones ioni-<br />

b<br />

zantes y que los<br />

quelatos de gadolinio<br />

son seguros<br />

en enfermos con<br />

AN G IO -<strong>RM</strong> Y AN G IO -<strong>TC</strong> DE LAS ARTERIAS REN ALES 1 1 5<br />

función renal disminuida<br />

(al menos<br />

en dosis hasta 0,3<br />

mmol/kg de<br />

peso), podemos<br />

considerarla como<br />

la prueba ideal de<br />

cribado previa al<br />

tratamiento con<br />

catéter intraarterial<br />

o, en ocasiones,<br />

al quirúrgico. En<br />

cuanto a sus limitaciones,<br />

además<br />

de las propias de la <strong>RM</strong> (marcapasos, claustrofobia, precio, disponibilidad...),<br />

están la necesidad de una perfecta sincronización entre<br />

la adquisición de las imágenes y el tránsito del bolo de contraste y<br />

la colaboración del paciente manteniendo la apnea, lo que puede<br />

plantear problemas en sordos, niños o pacientes que no pueden<br />

colaborar. Los artefactos por fenómenos de flujo no suelen ser<br />

importantes, pero sí pueden limitar el estudio los elementos o las<br />

prótesis metálicas que porte el paciente (Fig. 14.5 a).<br />

La evolución de la técnica de <strong>RM</strong> en los últimos años (gradientes<br />

de campo más potentes y rápidos, nuevas formas de muestreo<br />

del espacio k, interpolación en la reconstrucción de las imágenes,<br />

antenas de varios canales e imagen en paralelo...) ha<br />

permitido mejorar la resolución espacial de las imágenes en los<br />

tres ejes (vóxel de aproximadamente 1 mm3 ), disminuir el tiempo<br />

de adquisición (y, por tanto, de apnea, de 30-40 s a 10-20 s)<br />

y reducir la dosis de contraste (de 0,3 a 0,1 mmol/kg). Además,<br />

la introducción de bombas de inyección y técnicas de detección<br />

automática de la llegada del contraste facilitan la realización de los<br />

estudios 14 d<br />

. Estos avances se traducen en una mejor visualización<br />

de arterias de menor calibre (ramas arteriales o arterias polares<br />

menores de 2 mm) y en una más precisa estimación del grado<br />

Figura 14.5. Pacientes con estenosis de arteria renal tratada con endoprótesis. La valoración<br />

del segmento de arteria renal dilatado con una endoprótesis de acero es imposible en angio-<br />

<strong>RM</strong> (a, punta de flecha) y difícil en angio-<strong>TC</strong> multidetector (b, punta de flecha), debido<br />

a los artefactos que produce el elemento metálico. <strong>Imagen</strong> B cortesía del Dr. Caniego<br />

Monreal.


1 1 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

de estenosis (Fig. 14.6). Esto no quiere decir que sea necesario<br />

disponer del último equipo para conseguir estudios de calidad<br />

diagnóstica. Lo más importante es el cálculo preciso del tiempo<br />

de tránsito desde la vena periférica a la aorta, dato que se puede<br />

adquirir de forma sencilla inyectando un bolo de prueba de 1-2<br />

ml de contraste, empujado por 30 ml de suero, y repitiendo una<br />

imagen potenciada en T1. Luego, para la adquisición de la angio-<br />

<strong>RM</strong> 3D, el tener un equipo más «lento» condicionará una localización<br />

más precisa del volumen explorado, una apnea más larga<br />

del paciente y un poco más volumen de contraste; pero los resultados<br />

suelen ser buenos.<br />

El que la adquisición sea 3D y con vóxeles casi isométricos<br />

hace que el postprocesamiento de la imagen permita medir el<br />

diámetro de la arteria renal en cualquier plano y punto de su recorrido,<br />

aspecto en el que claramente la angio-<strong>RM</strong> supera a la ASD.<br />

Se han publicado muchos trabajos sobre el tipo de postprocesado<br />

más útil 15 , hecho un tanto artificioso hoy en día cuando en<br />

una estación de trabajo podemos hacer reconstrucciones multiplano,<br />

MIP e imagen volumétrica o endoscópica a la vez. Lo que<br />

sí es importante es que, aunque las imágenes fuente sean bonitas,<br />

el manejo posterior de las mismas en la estación de trabajo<br />

suele ser necesario para buscar arterias polares o divisiones tempranas,<br />

medir con precisión el grado de estenosis y seguir el trayecto<br />

de arterias sinuosas o anatomías<br />

complejas, que son especialmente frecuentes<br />

en riñones trasplantados (Figs. 14.6<br />

y 14.7).<br />

Además de las imágenes angiográficas<br />

3D de gran resolución espacial, con <strong>RM</strong><br />

se pueden obtener imágenes más funcionales.<br />

Así, se pueden hacer arteriografías<br />

por <strong>RM</strong> «multifásicas» pero con menor<br />

resolución espacial, se puede medir el flujo<br />

sanguíneo de cada riñón con técnicas de<br />

contraste de fase o con gadolinio y se puede<br />

estimar la filtración glomerular en función<br />

de la excreción de contraste 16-18 .<br />

Todas estas técnicas son prometedoras<br />

para estimar la significación hemodinámica<br />

de una estenosis arterial, así como<br />

para intentar predecir mejor qué pacientes<br />

se beneficiarán de una revascularización<br />

y cuáles no; pero, a día de hoy, nos<br />

seguimos basando fundamentalmente<br />

en criterios anatómicos, como son el<br />

porcentaje de disminución de la luz arterial<br />

y la longitud y grosor del parénquima<br />

renal 19, 20 .<br />

Figura 14.6. Estenosis de arteria renal en un<br />

trasplante en bloque pediátrico. Paciente con<br />

un trasplante en bloque de los dos riñones de<br />

un donante menor de cinco años, que desarrolla<br />

HTAl. En las reconstrucciones oblicuas de<br />

la angio-<strong>RM</strong> (a y b) se identifica una arteria<br />

normal del riñón medial y dos arterias renales<br />

en el riñón lateral, mostrando una estenosis en<br />

el origen de la arteria polar superior. Estos<br />

hallazgos se confirmaron con la angiografía con<br />

catéter (c y d, proyecciones oblicuas derecha<br />

e izquierda).<br />

ANGIO-<strong>TC</strong><br />

Desde la irrupción de la <strong>TC</strong> helicoidal se inicia la técnica llamada<br />

angio-<strong>TC</strong>, que se resume en la adquisición de cortes finos<br />

sobre la región estudiada del árbol arterial durante el paso por la<br />

misma del bolo de contraste yodado que inyectamos en una vena<br />

periférica. El procedimiento es pues similar al reseñado en la angio-<br />

<strong>RM</strong> 3D con gadolinio, salvando las diferencias físicas entre <strong>TC</strong> y <strong>RM</strong><br />

y las diferencias químicas entre los medios de contraste. Además,<br />

la adquisición en la <strong>RM</strong> suele ser coronal, incluyendo en el volumen<br />

toda la aorta abdominal y sus ramas, mientras que en la <strong>TC</strong><br />

los cortes son axiales y se ciñen más al área renal. Otra divergencia<br />

es el volumen de contraste: en la angio-<strong>RM</strong> inyectamos 15-25<br />

ml a 2 ml/s y en la <strong>TC</strong> solemos utilizar 120-150 ml a 3-4 ml/s7 .<br />

Desde los primeros trabajos se comprobó que la angio-<strong>TC</strong> es<br />

una técnica eficaz para diagnosticar lesiones vasculares de la aorta<br />

y sus ramas, alcanzando cifras de sensibilidad y especificidad de alrededor<br />

del 95% para estenosis de más del 50% de la luz de las arterias<br />

renales, con una elevada concordancia entre observadores7, 21 .<br />

Para la valoración de las arterias renales se suelen emplear grosor<br />

de corte de 2-3 mm, factor de paso (pitch) de 1,5 a 2 y reconstrucción<br />

con superposición (dos cortes por cada giro del tubo) 7, 22 .<br />

a b<br />

c d


Figura 14.7. Angio-<strong>RM</strong> normal en dos<br />

pacientes trasplantados renales que desarrollaron<br />

HTA y disminución de la función renal.<br />

a) Trasplante sencillo. b) Trasplante doble, bilateral.<br />

La sincronización de la adquisición con el<br />

paso del contraste es también clave, aunque<br />

más fácil que en la <strong>RM</strong> debido al mayor<br />

volumen de contraste y tiempo de inyección.<br />

Las bombas de inyección y la detección<br />

automática de llegada del bolo de contraste<br />

facilitan la realización del estudio 23 ,<br />

pero la mejora es escasa cuando se emplean<br />

volúmenes grandes de contraste 24 .<br />

El postprocesamiento de las imágenes<br />

en una estación de trabajo es incluso más<br />

necesario que en la <strong>RM</strong>, ya que en las imágenes<br />

de <strong>TC</strong> el contraste entre las arterias<br />

y los restantes tejidos es menor. Muchas<br />

veces es necesario evitar la superposición<br />

de estructuras óseas o de placas de ateroma<br />

calcificadas sobre la luz de las arterias,<br />

por lo que las reconstrucciones multiplano<br />

o volumétricas son más útiles que una MIP<br />

de todo el volumen (Fig. 14.3 b).<br />

La resolución en el plano de corte de las<br />

imágenes de <strong>TC</strong> es superior a la <strong>RM</strong> y, si el<br />

paciente colabora, no suelen presentar artefactos<br />

de importancia. La introducción de los<br />

equipos de <strong>TC</strong> multicorte, con el progresivo<br />

aumento del número de canales, ha permitido<br />

reducir el grosor de corte (alrededor<br />

de 1 mm) y el tiempo de adquisición. Esto<br />

mejora la detección de arterias de fino calibre<br />

(polares y ramas) y aumenta la precisión<br />

en la medición del grado de estenosis (Fig.<br />

14.4 c y d) 25 . La disminución del tiempo de<br />

adquisición permite reducir el volumen de<br />

contraste yodado inyectado, midiendo de<br />

forma precisa el tiempo de tránsito e inyectando<br />

suero fisiológico tras el bolo de contraste.<br />

Sin embargo, la <strong>TC</strong> multicanal no ha<br />

disminuido la dosis de radiación al paciente,<br />

sino que incluso con frecuencia la aumenta<br />

respecto a la <strong>TC</strong> monocanal debido a la utilización<br />

de pitch (del haz de Rx) menores<br />

que uno y al efecto penumbra.<br />

CONCLUSIÓN<br />

La angio-<strong>TC</strong> y la angio-<strong>RM</strong> son dos técnicas<br />

de imagen que, con una inyección de<br />

contraste en una vena periférica, permiten<br />

valorar las arterias renales con una elevada<br />

validez y fiabilidad en relación con la angiografía<br />

con catéter intraarterial 29 . Ambas técnicas<br />

dan también información acerca del<br />

parénquima renal y con ellas se pueden<br />

estudiar igualmente las glándulas adrenales,<br />

a b<br />

a b<br />

c d<br />

AN G IO -<strong>RM</strong> Y AN G IO -<strong>TC</strong> DE LAS ARTERIAS REN ALES 1 1 7<br />

Figura 14.8. Estenosis en arteria renal de un<br />

riñón trasplantado. Paciente con trasplante renal<br />

y deterioro de la función renal. En las MIP (a) y<br />

oblicua (b) de la angio-<strong>RM</strong> se observa una estenosis<br />

significativa próxima al origen de la arteria<br />

del injerto renal, confirmada con la ASDIA (c)<br />

y dilatada a continuación (no mostrado). En la<br />

fase urográfica de la angio-<strong>RM</strong> (d) se identificó<br />

además una dilatación pielocalicial moderada<br />

por una estenosis en la anastomosis ureterovesical.


1 1 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

lo que puede tener interés en pacientes con HTA de causa no aclarada<br />

8 . En los pacientes trasplantados o potenciales donantes de<br />

riñón es importante el estudio de las venas y el sistema excretor<br />

renal, que puede hacerse con cualquiera de las dos técnicas, obteniendo<br />

imágenes en fases más tardías (Figs. 14.1 c, 14.8 d). Ambas<br />

técnicas pueden sustituir al estudio de ASDIA diagnóstico y sirven<br />

como guía para el tratamiento percutáneo, permitiendo reducir la<br />

duración del mismo y el volumen de contraste yodado 30 .<br />

La angio-<strong>RM</strong> tiene la clara ventaja de no emplear radiaciones<br />

ionizantes ni contrastes nefrotóxicos, por lo que debe ser la primera<br />

elección, especialmente en pacientes con función renal disminuida,<br />

jóvenes o en aquellos que pueden sufrir exploraciones radiológicas<br />

repetidas (Figs. 14.7 y 14.8) 22, 26, 27 . La <strong>TC</strong> es una alternativa perfectamente<br />

válida para el diagnóstico en función de la disponibilidad<br />

de la <strong>RM</strong> o cuando ésta esté contraindicada. Es deseable la comparación<br />

periódica de las imágenes de angio-<strong>TC</strong> o angio-<strong>RM</strong> de<br />

algunos pacientes con las de ASDIA para así elegir la técnica de postprocesamiento<br />

que permita medir con más precisión el grado de<br />

estenosis y aprender a reconocer posibles artefactos.<br />

Tras el tratamiento percutáneo es importante el seguimiento<br />

periódico, ya que la tasa de reestenosis es alta. La evaluación de la<br />

luz de arterias renales después del tratamiento con angioplastia<br />

puede hacerse con angio-<strong>RM</strong>, pero si se colocan endoprótesis<br />

metálicas (mallas de acero), lo que actualmente es más frecuente<br />

en el tratamiento de las estenosis próximas al ostium arterial, el artefacto<br />

por susceptibilidad magnética impide valorar la luz con esta<br />

técnica (Fig. 14.5). En estos pacientes se están consiguiendo resultados<br />

esperanzadores con angio-<strong>TC</strong>, empleando equipos multicanal<br />

y realizándose cortes muy finos 28 .<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Safian RD, Textor SC. «Renal artery stenosis». N Engl J Med, 2001;<br />

344:431-442.<br />

2. Prince MR, Narasimhan DL, Stanley JC y cols. «Breath-hold gadoliniumenhanced<br />

MR angiography of the abdominal aorta and its major branches».<br />

Radiology, 1995; 197:785-792.<br />

3. Rubin GD, Dake MD, Napel SA, Mc Donnell CH, Jeffrey RB jr. «Threedimensional<br />

spiral CT angiography of the abdomen: initial clinical experience».<br />

Radiology, 1993; 186:147-152.<br />

4. Halpern EJ, Rutter CM, Gardiner GA jr y cols. «Comparison of Doppler<br />

US and CT angiography for evaluation of renal artery stenosis».<br />

Acad Radiol, 1998; 5:524-532.<br />

5. Qanadli SD, Soulez G, Therasse E y cols. «Detection of renal artery stenosis:<br />

prospective comparison of captopril-enhanced Doppler sonography,<br />

captopril-enhanced scintigraphy and MR angiography». AJR, 2001;<br />

177:1123-1129.<br />

6. Halpern EJ, Mitchell DG, Wechsler RJ, Outwater EK, Moritz MJ, Wilson<br />

GA. «Preoperative evaluation of living renal donors: comparison of<br />

CT angiography and MR angiography». Radiology, 2000; 216:434-439.<br />

7. Wittenberg G, Kenn W, Tschammler A, Sandstede J, Hahn D. «Spiral<br />

CT angiography of renal arteries: comparison with angiography». Eur<br />

Radiol, 1999; 9:546-551.<br />

8. Tello R, Chaoui A, Hymphrey M y cols. «Incidence of adrenal masses<br />

in patients referred for renal artery stenosis screening MR». Invest Radiol,<br />

2001; 36; 518-520.<br />

9. Thornton MJ, Thornton F, O'Callaghan J y cols. «Evaluation of gadolinium<br />

enhanced breath-hold MR angiography in the diagnosis of renal<br />

artery stenosis». AJR, 1999; 173:1279-1283.<br />

10. De Cobelli F, Venturini M, Vanzulli A y cols. «Renal arterial stenosis: prospective<br />

comparison of Doppler US and breath-hold, three-dimensional,<br />

dynamic, gadolinium-enhanced MR angiography». Radiology, 2000;<br />

214:373-380.<br />

11. Bongers V, Bakker J, Beutler JJ, Beek FJ, de Klerk JM. «Assessment of<br />

renal artery stenosis: comparison of captopril renography and gadolinium-enhanced<br />

breath-hold MR angiography». Clin Radiol, 2000; 55:346-<br />

353.<br />

12. Shetty AN, Bis KG, Kirsch M, Weintraub J, Laub G. «Contrast-enhanced<br />

breath-hold three-dimensional magnetic resonance angiography in<br />

the evaluation of renal arteries: optimisation of the technique and pitfalls».<br />

J Magn Reson Imaging, 2000; 12:912-923.<br />

13. Gilfeather M, Yoon HC, Siegelman ES y cols. «Renal artery stenosis:<br />

evaluation with conventional angiography versus gadolinium-enhanced<br />

MR angiography». Radiology, 1999; 210:367-372.<br />

14. Riederer SJ, Bernstein MA, Breen JF y cols. «Three-dimensional contrast-enhanced<br />

MR angiography with real-time fluoroscopic triggering:<br />

design specifications and technical reliability in 330 patient studies». Radiology,<br />

2000; 215:584-593.<br />

15. Fink C, Hallscheidt PJ, Hosch WP y cols. «Preoperative evaluation of<br />

living renal donors: value of contrast-enhanced 3D magnetic resonance<br />

angiography and comparison of three rendering algorithms». Eur<br />

Radiol, 2003; 13:794-801.<br />

16. Lee VS, Rusinek H, Noz ME, Lee P, Raghavan M, Kramer EL. «Dynamic<br />

three-dimensional MR renography for the measurement of single<br />

kidney function. Initial experience». Radiology, 2003; 227:289-294.<br />

17. Coulam CH, Lee JH, Wedding KL y cols. «Noninvasive measurement<br />

of extraction fraction and single-kidney glomerular filtration rate with MR<br />

imaging in swine with surgically created renal arterial stenoses». Radiology,<br />

2002; 223:76-82.<br />

18. De Haan MW, Kouwenhoven M, Kessels AG, van Engelshoven JM.<br />

«Renal artery blood flow: quantification with breath-hold or respiratory<br />

triggered phase-contrast MR imaging». Eur Radiol, 2000; 10:1133-1137.<br />

19. Binkert CA, Debatin JF, Schneider E y cols. «Can MR measurement of<br />

renal artery blood flow and renal volume predict the outcome of percutaneous<br />

transluminal angioplasty?». Cardiovasc Intervent Radiol, 2001;<br />

24:233-239.<br />

20. Leung DA, Hagspiel KD, Angle JF, Spinosa DJ, Matsumoto AH, Butty S.<br />

«MR angiography of the renal arteries». Raiol Clin North Am, 2002;<br />

40:847-865.<br />

21. Kaatee R, Beek FJ, de Lange EE y cols. «Renal artery stenosis: detection<br />

and quantification with spiral CT angiography versus optimised digital<br />

subtraction angiography». Radiology, 1997; 205:121-127.<br />

22. Rankin SC, Jan W, Koffman CG. «Noninvasive imaging of living related<br />

kidney donors: evaluation with CT angiography and gadolinium-enhanced<br />

MR angiography». AJR, 2001; 177:349-355.<br />

23. Prokop M. «Protocols and future directions in imaging of renal artery<br />

stenosis: CT angiography». J Comput Assisst Tomogr, 1999; 23 (suplemento<br />

1):101-110.<br />

24. Sheiman RG, Raptopoulos V, Caruso P, Vrachliotis T, Pearlman J. «Comparison<br />

of tailored and empiric scan delays for CT angiography of the<br />

abdomen». AJR, 1996; 167:725-729.<br />

25. Pannu HK, Fishman EK. «Multidetector computed tomographic evaluation<br />

of the renal artery». Abdom Imaging, 2002; 27:620-625.<br />

26. Vosshenrich R, Fisher U. «Contrast-enhanced MR angiography of the<br />

abdominal vessels: is there still a role for angiography?». Eur Radiol, 2002;<br />

12:218-230.<br />

27. Ferreirós J, Méndez R, Jorquera M y cols. «Using gadolinium-enhanced<br />

three-dimensional MR angiography to assess arterial inflow stenosis after<br />

kidney transplantation». AJR, 1999; 172:751-757.<br />

28. Behar JV, Nelson RC, Zidar JP, De Long DM, Smith TP. «Thin-section<br />

multidetector CT angiography of renal artery stents». AJR, 2002;<br />

178:1155-1159.<br />

29. Willmann JK, Wildermuth S, Pfammatter T y cols. «Aortoiliac and renal<br />

arteries: prospective interindividual comparison of contrast-enhanced<br />

three-dimensional MR angiography and multi-detector row CT angiography».<br />

Radiology, 2003; 226:798-811.<br />

30. Sharafuddin MJ, Stolpen AH, Dixon BS, Andresen KJ, Sun S, Lawton<br />

WJ. «Value of MR angiography before percutaneous transluminal renal<br />

artery angioplasty and stent placement». J Vasc Interv Radiol, 2002; 13:901-<br />

908.


INTRODUCCIÓN<br />

15<br />

Angio-<strong>TC</strong> y angio-<strong>RM</strong><br />

de las arterias viscerales<br />

La angio-<strong>TC</strong> y la angio-<strong>RM</strong> representan dos alternativas no invasivas,<br />

que compiten fuertemente entre ellas, frente a la arteriografía<br />

en el estudio de las arterias viscerales.<br />

Hoy en día la excelente resolución de los equipos multicorte y<br />

la gran velocidad de adquisición de los mismos hacen de la angio-<br />

<strong>TC</strong> la primera prueba diagnóstica ante la sospecha de isquemia<br />

mesentérica.<br />

La demostración de la anatomía de la circulación visceral es fundamental<br />

en la cirugía del trasplante hepático tanto en el donante<br />

como en el receptor. Tanto la angio-<strong>RM</strong> como la angio-<strong>TC</strong> pueden<br />

ser utilizadas para este propósito.<br />

ANATOMÍ A VASCULA R<br />

MESENTÉRICA<br />

El tronco celíaco (<strong>TC</strong>E) es la rama más cefálica de la aorta<br />

abdominal. Está formado por la arteria esplénica, la hepática<br />

y la gástrica izquierda, aunque son frecuentes las variantes<br />

como la salida independiente de la arteria esplénica y la hepática<br />

o el nacimiento de la arteria hepática derecha de la arteria<br />

mesentérica superior. El conocimiento de estas partes juega un<br />

papel determinante en la cirugía del trasplante. Las tres arterias<br />

del <strong>TC</strong>E participan en la circulación gástrica, y esta rica circulación<br />

hace muy infrecuente la isquemia gástrica. Las arterias pancreático<br />

duodenales, ramas de la arteria hepática, tienen importantes<br />

conexiones con la arteria mesentérica superior (AMS)<br />

(Fig. 15.1).<br />

La AMS nace inmediatamente por debajo del <strong>TC</strong>E y da origen<br />

a tres ramas distales a la arcada pancreático duodenal: la arteria cólica<br />

media, la íleo-cólica y la cólica derecha.<br />

La arteria mesentérica inferior (AMI), la de calibre más fino y la<br />

más distal, presenta conexiones con la AMS a través de la arcada<br />

de Riolano y la arteria marginal de Drummond. Estas anastomosis<br />

son muy variables y algunos individuos carecen de las mismas, lo<br />

que los hace más susceptibles a la isquemia del colon si se desarrollan<br />

lesiones arteriales proximales.<br />

Rosa Bouzas Sierra<br />

TÉCNICA DE LA ANGIO-<strong>TC</strong><br />

PA RA LAS A RTERI AS<br />

VISCERALES<br />

A<br />

Figura 15.1. Angio-<br />

<strong>TC</strong> de la circulación<br />

visceral normal. VR: se<br />

visualizan adecuadamente<br />

las tres ramas,<br />

el <strong>TC</strong>E AMS y AMI,<br />

permeables. Nótese la<br />

excelente definición<br />

de las ramas yeyunales<br />

de la AMS.<br />

unque las técnicas pueden variar según los diferentes equipos<br />

existe consenso en utilizar el menor espesor de corte<br />

posible. Se obtienen buenos resultados con espesores de corte<br />

por debajo de 3mm y reconstrucción de las imágenes cada milímetro<br />

o menos si el espesor de corte es de 0,50 a 1,5 mm, como<br />

en el caso de los equipos multicorte.<br />

Es necesario utilizar flujos de 4 ó 5 ml/s para la inyección de<br />

contraste intravenoso iodado no iónico (CIV) y asegurar el tiempo<br />

de retraso mediante un test previo con una pequeña cantidad de<br />

contraste o utilizar alguno de los métodos automáticos que detectan<br />

la llegada del bolo de contraste intravenoso que existen en el<br />

mercado, asegurando una fase arterial pura.<br />

El paciente no tomará ninguna preparación oral e ingerirá únicamente<br />

agua, evitando cualquier contraste oral positivo que dificultaría<br />

el tratamiento de las imágenes.<br />

Como en todo estudio que requiere un tratamiento de imagen<br />

posterior, la utilización de filtros de reconstrucción blandos disminuirá<br />

el ruido de la imagen, favoreciendo el postproceso. El<br />

campo de exploración (FOV) debe ser ajustado para minimizar el<br />

tamaño del píxel, sobre todo en aquellos equipos con hélices simples<br />

o detectores duales.


1 2 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

El tratamiento de imagen fundamental es el volume rendering<br />

(VR), y en ocasiones especiales la MIP.<br />

Después de la fase arterial se adquiere una fase venosa, ya<br />

que en muchas ocasiones es necesario evaluar tanto el sistema<br />

arterial como el venoso y los parénquimas sólidos. La fase venosa<br />

requiere un retraso de entre 50 y 80 segundos de la inyección<br />

del medio de contraste y se puede adquirir con un espesor de<br />

corte mayor.<br />

TÉCNICA DE LA ANGIO- <strong>RM</strong><br />

PA RA LAS A RTERI AS<br />

VISCERALES<br />

Igual que con la angio-<strong>TC</strong>, la angio-<strong>RM</strong> requiere la utilización<br />

de contraste intravenoso. La disminución de los tiempos de adquisición<br />

ha reducido los artefactos por movimientos respiratorios. La<br />

mayoría de los autores utilizan dosis entre 0,1-0,2 mmol de gadolinio/kg<br />

de peso corporal. Muchos radiólogos prefieren realizar planos<br />

coronales en la primera adquisición y obtener un mapa de la<br />

circulación abdominal para elegir las proyecciones necesarias; las<br />

proyecciones MIPs son las más utilizadas aunque, al igual que en la<br />

<strong>TC</strong>, el VR gana terreno.<br />

La <strong>RM</strong> no es por ahora una herramienta válida en el enfermo<br />

crítico, ya que todavía es una exploración «lenta», pero es una alternativa<br />

útil en situaciones no urgentes o crónicas 1 .<br />

INDICACIONES<br />

PA RA EL ESTUDIO<br />

DE LA CIRCULACIÓN<br />

VISCERAL<br />

Isquemia mesentérica aguda (IMA)<br />

La Sociedad Americana de Gastroenterología publicó en el año<br />

2000 una guía para el manejo de la isquemia intestinal y en ella considera<br />

que un paciente con riesgo de IMA es el que presenta dolor<br />

abdominal severo persistente durante dos o tres horas sin que sugiera<br />

otro proceso abdominal, como colecistitis, diverticulitis, etc. Estos<br />

pacientes deben ser evaluados y tratados en base a una IMA 2, 3 .<br />

La mortalidad de la IMA se mantiene alta sin haber cambiado<br />

significativamente en los últimos setenta años, con rangos que oscilan<br />

entre 59-93% 4 .<br />

Realizar el diagnóstico temprano antes del infarto intestinal se<br />

reconoce como el factor más importante para disminuir la mortalidad<br />

5 .<br />

Llevar a cabo el diagnóstico temprano de IMA es difícil y requiere<br />

una alta sospecha clínica, ya que los síntomas son inespecíficos y<br />

muchos pacientes cuando acuden al hospital tienen síntomas subagudos,<br />

una fase clínica intermedia entre la inicial, caracterizada por<br />

intenso dolor, y la fase de necrosis intestinal 6 . La sensibilidad de la<br />

angio-<strong>TC</strong> con equipos helicoidales simples reflejada en la literatura<br />

de la segunda mitad de la década de los noventa oscilaba entre el<br />

64% de la serie de Tourel 7 y el 82% de la serie de Klein 6 . La angio-<br />

<strong>TC</strong>, desde la aparición de los equipos multicorte, es capaz de demostrar<br />

la anatomía vascular mesentérica, incluso en vasos de pequeño<br />

calibre, y mejora la visión de la pared del asa intestinal, por lo que<br />

algunos autores la proponen como la primera exploración ante la<br />

sospecha de IMA, aunque todavía no hay series publicadas 8 . En una<br />

comunicación personal presentada en el congreso nacional de la<br />

SERAM 2002 donde se analizaba el valor de la angio-<strong>TC</strong> para detectar<br />

la oclusión vascular en 17 pacientes con IMA la sensibilidad resultó<br />

del 95% con un equipo de dos anillos de detectores.<br />

Una ventaja importante de la angio-<strong>TC</strong> frente a la arteriografía<br />

es que puede filiar otras causas de abdomen agudo 6 .<br />

La causa de la isquemia mesentérica puede ser arterial, venosa<br />

o no oclusiva. El origen más frecuente de IMA es el émbolo de<br />

la AMS (Fig.15.2), asociado a problemas <strong>cardiovascular</strong>es, lo que<br />

causa el 50% de los episodios isquémicos. Por otro lado, la trombosis<br />

de la arteria mesentérica (Fig.15.3) como causa de isquemia<br />

aguda es menos frecuente 9 . La trombosis venosa representa sólo<br />

el 10% de las isquemias, es frecuente que se asocie a factores predisponentes,<br />

estados de hipercoagulabilidad, que pueden ser identificados<br />

hasta en un 60% de los casos 10 . La isquemia por causas<br />

no oclusivas es debida a un bajo flujo en arterias no obstruidas, en<br />

general en relación con un bajo gasto cardíaco independientemente<br />

de cuál sea su etiología 9 .<br />

Dadas las posibles causas arteriales y venosas de la IMA, como<br />

ya se ha explicado en el apartado de técnicas, es necesario realizar<br />

el estudio en dos fases: una arterial y otra venosa. El análisis tanto<br />

de las imágenes axiales como de las 3D con VR ofrece información<br />

Figura 15.3. IMA.<br />

Angio-<strong>TC</strong>. VR sagital,<br />

varón de 63 años con<br />

dolor abdominal.<br />

Oclusión de la AMS<br />

por trombosis, nótese<br />

el afilamiento de la<br />

AMS en el origen de<br />

la oclusión, existe<br />

circulación vicariante<br />

paralela en curso a la<br />

AMS, hallazgo en<br />

relación con la cronicidad<br />

de la lesión<br />

estenosante. En la<br />

cirugía se evidenció<br />

una necrosis del colon<br />

derecho e izquierdo.<br />

Figura 15.2. IMA.<br />

Angio-<strong>TC</strong>. VR coronal,<br />

mujer de 67 años en<br />

fibrilación auricular,<br />

que acude a urgencias<br />

por dolor abdominal.<br />

Oclusión de la AMS<br />

por émbolo, nótese el<br />

amplio calibre de la<br />

AMS en el origen de la<br />

oclusión en relación<br />

con embolia aguda,<br />

comparar la morfología<br />

con la figura 15.3.<br />

Existe una arcada de<br />

Riolano.


del estado de la vasculatura y de las asas intestinales, la MIP en proyección<br />

sagital de la fase arterial ofrece buenos resultados para<br />

demostrar la oclusión vascular, aunque hoy en día ha sido sustituida<br />

por el VR por la mayoría de los autores dada la facilidad de obtención<br />

que ofrece este último 8 .<br />

Signos en la angio-<strong>TC</strong> de IMA<br />

Entre los signos podemos destacar trombosis arterial o venosa,<br />

gas intramural, gas en sistema venoso portal (Fig.15.4), ausencia<br />

focal de realce de la pared del asa e infartos hepáticos o esplénicos<br />

7 . Excluyendo la trombosis vascular los signos citados<br />

corresponden a una fase tardía de la IMA de necrosis intestinal. En<br />

los casos comunicados por nuestro grupo además de la oclusión<br />

vascular demostrada en el 95% de los casos (16 de 17), el signo<br />

más frecuente de las asas intestinales fue el íleo exudativo (11 de<br />

17) (Fig.15.5), siendo infrecuentes los otros signos nombrados.<br />

Factores pronóstico en la IMA<br />

Entre los factores pronóstico la trombosis venosa tiene mejor<br />

predicción que la arterial.<br />

La localización del émbolo es importante. Los émbolos mayores,<br />

aquellos proximales a la rama ileocólica de la AMS, tienen peor<br />

pronóstico que los menores o distales a la rama ileocólica. Los<br />

émbolos menores representan sólo el 15% de los episodios embólicos.<br />

Por último, la vasoconstricción distal al émbolo es un factor<br />

determinante en el establecimiento de la isquemia intestinal y la acidosis<br />

metabólica induce vasoespasmo y agrava el cuadro al hacer<br />

ineficiente la circulación colateral que se establece al inicio del episodio<br />

embólico 10 . Hasta ahora se consideraba que la <strong>TC</strong> no podía<br />

analizar el vasoespasmo distal al émbolo 10 , sin embargo nuestro<br />

grupo ha relacionado la presencia de vasos distales a la oclusión<br />

permeables en la angio-<strong>TC</strong> con un desenlace favorable del episodio<br />

isquémico. Estos vasos se analizaban mejor en el VR que en la<br />

MIP o las imágenes axiales, por tanto creemos que la angio-<strong>TC</strong> tiene<br />

un papel capital en la valoración del vasoespasmo (Fig.15.6).<br />

Isquemia mesentérica crónica (IMC)<br />

La IMC es una entidad rara, difícil de diagnosticar, que tiene<br />

como expresión clínica la angina intestinal. Se caracteriza por dolor<br />

postpandrial y pérdida de peso, que en ocasiones se acompaña de<br />

Figura 15.4. IMA.<br />

Gas ectópico en el sistema<br />

venoso me-sentérico.<br />

AN G IO -<strong>TC</strong> Y AN G IO -<strong>RM</strong> DE LAS ARTERIAS VISC ERALES 1 2 1<br />

diarrea, náuseas o vómitos. La causa más habitual es la ateromatosis<br />

de las arterias viscerales. La consecuencia de la IMC es la malabsorción<br />

severa y los episodios de isquemia aguda, si ésta no es tratada<br />

adecuadamente 11 .<br />

La ateromatosis de las arterias viscerales es en muchas ocasiones<br />

asintomática, no hay ningún test específico para la IMC, es necesario<br />

por ello excluir otras causas de dolor abdominal antes de establecer<br />

un diagnóstico de IMC. La angio-<strong>TC</strong> multicorte es capaz de<br />

evaluar la cavidad abdominal y excluir diagnósticos como el cáncer<br />

de páncreas y obtener a la vez imágenes angiográficas. Una angio-<br />

<strong>TC</strong> normal descarta una IMC.<br />

En la mayoría de los pacientes con IMC al menos dos de las<br />

tres arterias viscerales están afectadas con una estenosis mayor al<br />

50% o se encuentran ocluidas 2, 11, 12 .<br />

El signo angiográfico más característico que acompaña a las estenosis,<br />

habitualmente proximales, es la colateralidad, demostrándose<br />

gruesas arcadas gastroduodenales (Figs.15.7 y 15.8) o conexiones<br />

entre la AMS y la AMI por la arcada pericólica de Riolano<br />

(Fig.15.9) y la arteria marginal de Drummond. Cuando las tres arterias<br />

están afectadas la circulación colateral se establece por las arterias<br />

frénicas, lumbares o vasos pélvicos 11 .<br />

Aneurismas de las arterias viscerales<br />

Figura 15.5. IMA.<br />

Íleo exudativo. El marco<br />

cólico está dilatado<br />

con su luz llena de<br />

líquido, no hay engrosamiento<br />

de la pared<br />

del asa. La imagen corresponde<br />

al mismo<br />

paciente de la figura<br />

15.3.<br />

Figura 15.6. IMA. Angio-<strong>TC</strong>.<br />

VR corte coronal de un modelo<br />

sólido con dos tejidos: en blanco<br />

tejidos con densidad alta que<br />

corresponden a vasos opacificados;<br />

en gris tejidos con densidades<br />

de partes blandas, lo que<br />

nos permite distinguir el trombo<br />

blando y relacionarlo con la luz<br />

del vaso opacificado, obsérvese<br />

la localización del trombo en la<br />

bifurcación del vaso, el calibre<br />

aumentado del vaso en el lugar<br />

del émbolo agudo y la existencia<br />

de vasos distales al émbolo<br />

permeables, vasos blancos.<br />

Los aneurismas de las arterias viscerales son raros. Los pacientes<br />

con cirrosis e hipertensión portal pueden desarrollar aneurismas<br />

de la arteria esplénica, entre el 7 y el 10%. El aneurisma esplénico<br />

en el cirrótico tiene un elevado riesgo de ruptura tras el<br />

trasplante hepático al disminuir la presión venosa portal y elevarse


1 2 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figura 15.8. IMC.<br />

Angio-<strong>TC</strong>. VR coronal<br />

con exclusión de la<br />

aorta abdominal. Mismo<br />

paciente de la<br />

figura 15.7. Excelente<br />

visión de la arcada<br />

pancreático-duodenal<br />

y su conexión con la<br />

AMS debajo del nivel<br />

de la oclusión.<br />

Figura 15.7. IMC.<br />

Angio-<strong>TC</strong>. VR sagital.<br />

Varón de 70 años con<br />

episodios de dolor<br />

abdominal postpandrial.<br />

Oclusión de la<br />

AMS y AMI, ambas<br />

en sus orígenes, existen<br />

gruesas colaterales<br />

en la arcada pancreática<br />

duodenal.<br />

Existe una oclusión del<br />

sector ilíaco derecho,<br />

es frecuente la coexistencia<br />

de lesiones obliterantes<br />

en múltiples<br />

territorios vasculares.<br />

la presión en la arteria hepática. Su detección es importante pues<br />

la arteria esplénica no se visualiza en la cirugía del trasplante de<br />

forma rutinaria 13 .<br />

Los aneurismas de la AMS representan el 5,5-8% de los aneurismas<br />

abdominales, el 60% son micóticos; aunque los de etiología<br />

arteriosclerótica son menos frecuentes su incidencia aumenta<br />

en las últimas décadas (Fig.15.10). Hasta el 20% de los mismos<br />

debutan con hemorragia catastrófica, por lo que la cirugía electiva<br />

está indicada en todos los aneurismas de la AMS 14 .<br />

En mi experiencia una de las maniobras de postproceso más<br />

útiles para el análisis de la circulación visceral es el uso de las herramientas<br />

de corte en el VR, consiguiendo un corte coronal donde<br />

la aorta abdominal está excluida de la imagen (Figs.15.8 y 15.10),<br />

lo que permite el análisis de la circulación visceral desde todos los<br />

ángulos de visión, definiendo adecuadamente los vasos de entrada<br />

y salida en los aneurismas mesentéricos y ofreciendo la información<br />

necesaria para las técnicas quirúrgicas de revascularización.<br />

Estudios de la circulación hepática pretrasplante<br />

Existen algunos hallazgos importantes que tienen consecuencias<br />

para la planificación quirúrgica del trasplante hepático<br />

Figura 15.9. IMC.<br />

Angio-<strong>TC</strong>. VR oblicuo.<br />

Oclusión de la AMS<br />

en su origen, estenosis<br />

del ostium del<br />

tronco celíaco y AMI.<br />

Se visualiza una arcada<br />

de Riolano entre la<br />

AMS y la AMI.<br />

Figura 15.10. Aneurisma<br />

de 5 cm de la AMS.<br />

Angio-<strong>TC</strong>. VR con exclusión<br />

de la aorta abdominal con<br />

una visión posterior y cefálica.<br />

Aneurisma de una<br />

rama de la AMS y múltiples<br />

lesiones ateromatosas<br />

de la circulación visceral.<br />

La visión posterior demuestra<br />

un vaso de salida en<br />

relación con la arcada<br />

pancreático-duodenal.<br />

que la angio-<strong>TC</strong> o angio-<strong>RM</strong> pueden evidenciar: estenosis del<br />

<strong>TC</strong>E, arteria hepática de pequeño calibre, nacimiento de la arteria<br />

hepática desde la mesentérica superior y aneurismas esplénicos<br />

13 .<br />

La importancia de diagnosticar la estenosis del <strong>TC</strong>E es evitar<br />

futuras complicaciones en el árbol biliar, ya que la arteria hepática<br />

es el único soporte arterial de la vía biliar. La causa más frecuente<br />

de la estenosis es la compresión del tronco por las fibras<br />

mediales del ligamento arcuato del diafragma.<br />

Las arterias hepáticas de escaso calibre podrían hacer fracasar<br />

el injerto hepático por escaso flujo. Esta situación ocurre<br />

cuando la arteria hepática no presenta un tronco común,<br />

existiendo múltiples arterias hepáticas con calibres menores de<br />

3 mm. En esta situación puede ser necesario un injerto aortohepático<br />

13 .<br />

El estudio de la circulación hepática debe incluir dos fases:<br />

la arterial y la portal. El objetivo en el estudio portal pretrasplante<br />

es la detección de anomalías congénitas de la vena porta que pueden<br />

complicar la disección del hilio hepático, como su ausencia o<br />

trifurcación o el nacimiento de la rama portal derecha anterior de<br />

la vena porta izquierda o una rama portal derecha posterior naciendo<br />

directamente de la vena porta 15 . También es importante la<br />

detección de la trombosis portal y su extensión o la existencia de<br />

aneurismas de la vena porta en relación con la hipertensión<br />

portal que puede requerir la escisión quirúrgica antes del<br />

trasplante 13 .


BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Trompeter M y cols. «Non-occlusive mesenteric ischemia: etiology,<br />

diagnosis, and interventional therapy». Eur Radiol, 2002; 12:1179-<br />

1187.<br />

2. Brandt LJ, SJ Boley. «AGA technical review on intestinal ischemia». American<br />

Gastrointestinal Association. Gastroenterology, 2000; 118:954-<br />

968.<br />

3. American Gastroenterological Association Medical Position Statement:<br />

guidelines on intestinal ischemia. Gastroenterology, 2000; 118:951-<br />

953.<br />

4. Mamode N, Pickford I, Leiberman P. «Failure to improve outcome in<br />

acute mesenteric ischaemia: seven-year review». Eur J Surg, 1999;<br />

165:203-208.<br />

5. Voltolini F y cols. «Acute mesenteric ischemia. Analysis of 47 cases». Minerva<br />

Chir, 1996; 51:285-292.<br />

6. Klein HM y cols. «Diagnostic imaging of mesenteric infarction». Radiology,<br />

1995; 197:79-82.<br />

7. Taourel PG y cols. «Acute mesenteric ischemia: diagnosis with contrastenhanced<br />

CT». Radiology, 1996; 199:632-636.<br />

AN G IO -<strong>TC</strong> Y AN G IO -<strong>RM</strong> DE LAS ARTERIAS VISC ERALES 1 2 3<br />

8. Fishman EK. «From the RSNA refresher courses: CT angiography: clinical<br />

applications in the abdomen». Radiographics, 2001; 21:3-16.<br />

9. Rha SE y cols. «CT and MR imaging findings of bowel ischemia from<br />

various primary causes». Radiographics, 2000; 20:29-42.<br />

10. Bruel JM, Taourel PG, Pradel JA. «The query corner». Abdom Imaging,<br />

1998; 23:334-336.<br />

11. Cognet F y cols. «Chronic mesenteric ischemia: imaging and percutaneous<br />

treatment». Radiographics, 2002; 22:863-879; discussion 879-<br />

880.<br />

12. Odurny A, Sniderman KW, Colapinto RF. «Intestinal angina: percutaneous<br />

transluminal angioplasty of the celiac and superior mesenteric arteries».<br />

Radiology, 1988; 167:59-62.<br />

13. Nghiem HV, Jeffrey RB Jr. «CT angiography of the visceralvasculature».<br />

Semin Ultrasound CT MR, 1998; 19:439-446.<br />

14. Pulcini G y cols. «Aneurysms of the superior mesenteric artery». Ann<br />

Ital Chir, 2002; 73:129-136.<br />

15. Gallego C y cols. «Congenital and acquired anomalies of the portal<br />

venous system». Radiographics, 2002; 22:141-159.<br />

16. Draganov P, Lazarchick J, Portwood G. «Mesenteric vein thrombosis<br />

secondary to protein S deficiency». Am J Gastroenterol, 1999; 94:3616-<br />

3619.


INTRODUCCIÓN<br />

16<br />

Troncos supraaórticos<br />

(Eco, <strong>TC</strong>, <strong>RM</strong>)<br />

Julián Vicente del Cerro González y Jesús López Lafuente<br />

La arteria carótida y, concretamente su bifurcación, es probablemente<br />

el vaso sanguíneo más frecuentemente estudiado<br />

en la práctica clínica; no por la variedad de sus patologías, sino<br />

por la importancia de las consecuencias que se pueden derivar<br />

de una de ellas, la estenosis secundaria a aterosclerosis.<br />

El infarto cerebral es la manifestación clínica más importante de<br />

la aterosclerosis carotídea y causa frecuente de morbimortalidad en<br />

todo el mundo. Algunos autores estiman su prevalencia en el 2,5%<br />

para hombres y el 1,6% para mujeres, que aumenta hasta el 11,6<br />

y el 10,5%, respectivamente, por encima de los 85 años1 . En España<br />

la mortalidad por enfermedad cerebro-vascular es la segunda<br />

causa de muerte en varones y la primera en mujeres2 .<br />

En el 80% de los casos las manifestaciones clínicas de la estenosis<br />

carotídea se producen por embolismo de material necrótico<br />

originado en las placas de ateroma 3 o por trombo formado en<br />

el flujo turbulento inmediatamente distal a la estenosis 4 , y en el<br />

resto por repercusión hemodinámica. Las placas de ateroma se<br />

desarrollan en sitios anatómicos específicos debido probablemente<br />

a que en ellos el flujo se vuelve anormalmente lento, lo que facilita<br />

el depósito de trombina y plaquetas 5 .<br />

La endarterectomía carotídea ha demostrado ser un procedimiento<br />

eficaz en prevenir el infarto cerebral en pacientes con estenosis<br />

sintomática severa ( > 70%), con resultados más restrictivos<br />

en estenosis moderada (50-70%) 6-8 o en pacientes asintomáticos 9 .<br />

Estudios recientes demuestran también la utilidad de la angioplastia<br />

con colocación de stent para algunos de estos pacientes 10 .<br />

Aunque la angiografía con sustracción digital (ASD) está considerada<br />

como la técnica de referencia en el diagnóstico de la pato-<br />

logía de los troncos supraaórticos 11-12 , los recientes avances tecnológicos<br />

en ultrasonidos (US), <strong>TC</strong> y <strong>RM</strong>, unidos al mayor costo y riesgo<br />

de la angiografía, hacen que, cada vez con más frecuencia, se<br />

identifiquen candidatos quirúrgicos basándose en estudios no invasivos,<br />

que permiten determinar tanto la presencia y el grado de estenosis<br />

como valorar las características de la placa de ateroma.<br />

US DOPPLER<br />

El papel del US en la valoración de la enfermedad arterial carotídea<br />

ha evolucionado considerablemente en la última década,<br />

llegando incluso al punto de ser utilizado como la única prueba de<br />

imagen previa a la endarterectomía. Aunque por ahora la mayoría<br />

de estudios se apoyan en otras pruebas no invasivas y en algunos<br />

casos se sigue realizando ASD para confirmar el diagnóstico 12, 13 .<br />

El examen ecográfico Doppler de las arterias carótidas se realiza<br />

con sonda lineal multifrecuencia de 5-10 MHz. Se debe realizar<br />

un estudio sistematizado, comenzando en modo B en distintos planos<br />

con la finalidad principal de valorar la existencia y características<br />

de las placas14-17 ; seguido del uso de las diferentes modalidades de<br />

color (Doppler Color, Power Doppler18-20 o modo B-Flow 21 ) para<br />

determinar la presencia de estenosis de la luz y turbulencias, analizar<br />

la dirección exacta del flujo (que no siempre es paralelo al vaso)<br />

y, finalmente, realizar un análisis espectral mediante el Doppler pulsado,<br />

cuyos parámetros ayudan a cuantificar el porcentaje de estenosis,<br />

lo que determinará la posible actuación quirúrgica (Fig. 16.1).<br />

La utilización de contrastes ecográficos favorece la visualización y<br />

caracterización de la placa y ayuda a analizar directamente la luz residual<br />

del vaso22 . Es importante conocer las características que diferencian<br />

la carótida interna y la externa (Tabla 16.1), tener siempre<br />

TABLA 16.1<br />

Características que ayudan a diferenciar carótida externa e interna<br />

Localiz ación C alibre Patrón especial Ramas cervicales***<br />

A CI Posterolateral M ayor Baja resistencia* N o<br />

A CE Anteromedial Menor Alta resistencia** Sí<br />

*** Flujo diastólico persistentes.<br />

*** Flujo diastólico escaso o ausente.<br />

*** Probablemente el signo de mayor valor.


1 2 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Figura 16.1. Estudio eco-Doppler Color, en el que se observa una<br />

placa lisa de predominio hipoecogénico, que produce estenosis en origen<br />

de carótida interna, registrándose una velocidad pico de 297 cm/s<br />

que tradujo una ratio con carótida común cercana a 6. Datos que<br />

orientan a una estenosis > 70%.<br />

presente que el ángulo Doppler no debe sobrepasar los 60º y no<br />

confundir arteria y vena vertebral evitando un falso diagnóstico de<br />

robo de subclavia.<br />

La caracterización de la placa de ateroma puede jugar en un<br />

futuro un papel más importante al actual. La ecoestructura de la<br />

placa de ateroma se correlaciona fundamentalmente con la sintomatología,<br />

más que con el grado de estenosis 14 , de forma que la<br />

presencia de placas heterogéneas se relaciona con sintomatología<br />

cerebrovascular, placas hipoecogénicas con afectación retiniana<br />

(amaurosis fugax) y placas hiperecogénicas con status asintomático.<br />

Sólo se ha podido demostrar correlación entre hemorragia<br />

intraplaca con apariencia hipoecoica, mientras que la presencia de<br />

un alto contenido lipídico o de calcificación no parece tener rela-<br />

a b c<br />

ción directa con la apariencia ultrasonográfica 15 , aunque otros relacionan<br />

un alto contenido lipídico con las placas hipoecoicas y con<br />

un mayor riesgo de ACVA 16 . En relación con la clasificación clásica,<br />

las tipo 1 y 2 se relacionan con sintomatología cerebrovascular<br />

y las tipo 3 y 4 suelen ser asintomáticas 17 (Fig. 16.2). Las características<br />

de la superficie de la placa se relacionan con sintomatología<br />

neurológica aguda 23 , siendo la ulceración la anormalidad más importante<br />

en este sentido, para cuya detección tanto el US como la<br />

ASD presentan escasa sensibilidad y especificidad, mientras que se<br />

favorece su visualización con el Power Doppler y con el uso de<br />

contrastes ecográficos 20, 22 .<br />

Los principales trabajos 7, 8 sobre el beneficio de la endarterectomía<br />

en la estenosis carotídea gradúan ésta, basándose en los<br />

hallazgos en la angiografía, si bien ambos estudios utilizan distintos<br />

puntos de referencia (Fig. 16.3); Nicolaides 24 intenta clarificar estas<br />

discrepancias y correlacionar ambas con los criterios Doppler. La<br />

principal finalidad del Doppler consiste en cuantificar las velocidades<br />

alcanzadas en las zonas de mayor estenosis de la arteria carótida<br />

interna y relacionarlas con las velocidades en la carótida común.<br />

Sin embargo, el importante solapamiento entre la relación de la<br />

velocidad pico sistólica (VPS), la velocidad final diastólica (VFD) y de<br />

la ratio entre ACI y AC C con distintos porcentajes de estenosis 12<br />

ha hecho que se adopten múltiples criterios de valoración del análisis<br />

espectral para determinar el grado de estenosis carotídea 25, 26 ;<br />

sirva como muestra y guía el recogido en la tabla 16.2 12 . En ciertos<br />

casos, además, se pueden generar falsos diagnósticos infra o<br />

sobreestimando la estenosis; pueden existir fallos de índole general,<br />

como la presencia de dificultades técnicas, fallo en la revisión<br />

del espectro o variantes anatómicas; o bien errores específicos,<br />

como las lesiones en tándem, velocidades pseudonormales por<br />

estenosis críticas estenosis contralateral, etc. 27 . Por todo ello y hoy<br />

por hoy, se aconseja que primero se validen los datos mediante<br />

TABLA 16.2<br />

Criterios de referencia para valorar las estenosis<br />

carotídeas por análisis espectral Doppler<br />

Estenosis (%) VPS (cm / sg) Ratio VPS A CI / A C C<br />

< 50 < 150,0 < 2,5<br />

50-69 150,0-225,0 2,5-4,0<br />

> 69 > 225,0 > 4,0<br />

Figura 16.2. Múltiples placas de predominio hiperecogénico en bulbo y origen de carótida interna. a) <strong>Imagen</strong> longitudinal de ecografía en modo<br />

B. b) Corte axial de <strong>TC</strong> donde se observa engrosamiento y calcificación circunferencial de la pared arterial. c) <strong>TC</strong> helicoidal con reconstrucción<br />

MIP en el que se puede apreciar cómo la presencia de múltiples placas calcificadas rodeando el vaso dificulta la valoración de su luz.


ACE<br />

B<br />

ASD en cada centro y que en la práctica diaria se utilicen otras técnicas<br />

no invasivas para apoyar los hallazgos del US Doppler.<br />

<strong>TC</strong> Y <strong>RM</strong><br />

A<br />

C<br />

ACC<br />

ACI<br />

Figura 16.3. Métodos de medición<br />

de la estenosis carotídea<br />

según los trabajos de los grupos<br />

Nascet 7 y ECST 8 . a) Diámetro<br />

mínimo residual en la zona de<br />

estenosis. b) Diámetro estimado<br />

de la ACI a nivel de la lesión. c)<br />

Diámetro de la ACI más allá de<br />

una posible dilatación postestenótica.<br />

El porcentaje de estenosis se<br />

calcula según la fórmula: (B-A)/B<br />

x 100% 8 o (C-A)/C x 100% 7 .<br />

La <strong>TC</strong> y la <strong>RM</strong> son las técnicas de imagen con las que se puede<br />

lograr un estudio más completo de todos los vasos cervicales<br />

y eliminar la necesidad de otras técnicas más invasivas con fines<br />

diagnósticos. La <strong>TC</strong> ha mostrado buena correlación con otras técnicas<br />

(<strong>RM</strong> y angiografía) a la hora de valorar el grado y longitud de<br />

las estenosis carotídeas 28 . El problema de la cobertura de todo el<br />

territorio cervical con un único estudio se ha reducido gracias al<br />

desarrollo y extensión de la tecnología helicoidal; diversos grupos<br />

han propuesto protocolos que, en general, se basan en cortes de<br />

3 mm cada 3-5 mm y reconstrucciones de 1 mm. Los estudios<br />

incluyen, además, la elaboración posterior de las imágenes en una<br />

estación de trabajo con diferentes tipos de software (3D, reformateo<br />

multiplanar en MIP, volume rendering, sombreado de superficie)<br />

28, 29 . Los mejores resultados en la valoración de la estenosis<br />

Figura 16.4. Paciente de 81 años en estudio por episodios de AIT con sospecha<br />

de afectación derecha. a) <strong>Imagen</strong> de Doppler color en la que se aprecia un estrechamiento<br />

filiforme compatible con estenosis crítica en un segmento de 4 cm de<br />

la carótida interna derecha. Al encontrarse la arteria permeable, el paciente es<br />

un posible candidato para endarterectomía. b) <strong>Imagen</strong> de secuencia TOF en 3D<br />

que no resulta concluyente dando la impresión de una oclusión completa de la<br />

arteria. El estudio TOF en 2D no resultó valorable por estar muy artefactuado. c)<br />

La reconstrucción volumétrica parcial en MIP del estudio de angio-<strong>RM</strong> con contraste<br />

y centro elíptico demuestra el tenue paso de contraste y el relleno del territorio<br />

distal de la carótida interna derecha. d) La arteriografía convencional con<br />

inyección selectiva muestra una excelente correlación con la angio-<strong>RM</strong>.<br />

TRO N C O S SUPRAAÓ RTIC O S (EC O , <strong>TC</strong> , <strong>RM</strong>) 1 2 7<br />

carotídea se obtenían en aquellas lesiones en rangos de 0-29% y<br />

mayores a 50% estenosis, con una mayor limitación a la hora de<br />

diferenciar entre estenosis moderadas (50-69%) y severas ( ><br />

70%) 29 . Las imágenes axiales mostraban mayor grado de precisión<br />

que las imágenes reformateadas, aunque la presencia de extensas<br />

calcificaciones no supuso generalmente un obstáculo insalvable,<br />

sino más bien un motivo de tiempo adicional de manipulación de<br />

imágenes. Además, la angio-<strong>TC</strong> presenta una excelente capacidad<br />

para el análisis de las placas de ateroma y para la valoración de la<br />

presencia de ulceraciones, en algunos casos superior a la angiografía<br />

convencional 28 (Fig. 16.2).<br />

La angio-<strong>RM</strong> ha sufrido notables cambios durante los últimos<br />

años que la han convertido en una técnica con grandes posibilidades<br />

para el estudio de los troncos supraaórticos. Las secuencias de<br />

<strong>RM</strong> sensibles al flujo convencionales (T OF 2D y 3D, y contraste<br />

de fase) presentan algunas limitaciones que reducen la posibilidad<br />

de que se conviertan en un potencial sustituto de la angiografía convencional.<br />

La técnica T OF y sus variantes (por ejemplo, MO TSA)<br />

se basan en las diferencias entre los tejidos en movimiento (la sangre)<br />

y los estacionarios cuando ambos son sometidos en un mismo<br />

volumen a pulsos con tiempo de repetición corto que impiden la<br />

relajación del tejido estacionario y eliminan su señal. Las principales<br />

limitaciones de esta técnica son la pérdida de señal en zonas de<br />

flujo lento, en vasos paralelos al plano de estudio y en áreas de flujo<br />

turbulento, lo que puede magnificar las estenosis e impedir la diferenciación<br />

entre estenosis críticas y oclusiones (Figs. 16.4 y 16.5).<br />

Además de sus limitaciones inherentes, tanto el T OF como el contraste<br />

de fase son secuencias relativamente largas (varios minutos<br />

en función del volumen a cubrir), lo que hace que frecuentemente<br />

se vean degradadas por artefactos de movimiento 30-33 . El desarrollo<br />

de secuencias con contraste ha permitido superar parte de estos<br />

problemas, son secuencias cortas (variantes de eco de gradiente)<br />

cuyo contraste depende del acortamiento del T1 de la sangre por<br />

el contraste y, por tanto, no se ven influidas por turbulencias o flujo<br />

lento 30 . Se suelen adquirir en forma tridimensional como un volumen<br />

coronal que permite evaluar toda la circulación carotídea desde<br />

el cayado aórtico hasta incluso el polígono de Willis (Fig.16.5) 34 .<br />

Para obtener estudios con suficiente contraste y resolución se debe<br />

prestar especial atención a dos aspectos: volumen a cubrir y sin-<br />

a b c d<br />

AC E<br />

AC I


1 2 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

a b<br />

a b<br />

cronización de la llegada del contraste. El volumen a estudiar se<br />

suele determinar a partir de secuencias T OF o similares previas,<br />

ajustando los parámetros para un adecuado compromiso entre el<br />

volumen a estudiar y la resolución deseada. La sincronización de la<br />

llegada del contraste intenta no sólo lograr el mayor realce de las<br />

estructuras vasculares respecto al tejido estacionario sino también<br />

evitar en lo posible la interferencia de las estructuras venosas (dado<br />

que la «ventana» temporal entre arterias y venas cervicales es peque-<br />

Figura 16.5. Estudio de <strong>RM</strong> normal en una<br />

paciente de 36 años con una lesión bulbar sospechosa<br />

de posible origen vascular. a) <strong>Imagen</strong><br />

coronal obtenida a partir de técnica TOF. Hay<br />

buena delimitación de la anatomía de ambas<br />

carótidas, pero en los vasos paralelos al plano<br />

de imagen la señal se satura notablemente. b)<br />

Fase arterial de un estudio de <strong>RM</strong> con contraste<br />

y centro elíptico del relleno del espacio K que<br />

muestra una excelente cobertura de todo el<br />

territorio arterial cervical. Aunque se puede<br />

apreciar cierta superposición venosa, no impide<br />

una valoración diagnóstica, sobre todo si<br />

además se manipulan las imágenes en una<br />

estación de trabajo con diferentes programas<br />

de reconstrucción.<br />

Figura 16.6. En un estudio preoperatorio de una paciente de 46 años la exploración clínica sugería una posible coartación aórtica. Durante<br />

el estudio para confirmarlo se apreciaron alteraciones que motivaron la realización de un estudio de <strong>RM</strong> angiografía de TSA. a) La imagen TOF<br />

no permite valorar adecuadamente el origen de los TSA. Se apreciaba, sin embargo, ausencia de señal en la arteria vertebral izquierda. b) El<br />

estudio de contraste demuestra la ausencia de flujo en el segmento proximal de la subclavia izquierda con relleno del territorio distal por una<br />

vertebral con flujo invertido (fenómeno de robo de la subclavia). La ausencia de flujo en el TOF se debe a la banda de saturación superior que<br />

trata de eliminar el flujo venoso de sentido descendente. c) <strong>Imagen</strong> de Doppler color que confirma la inversión del flujo vertebral respecto al<br />

carotídeo.<br />

c<br />

ña, al impedir la barrera hematoencefálica la salida del contraste).<br />

Para establecer el tiempo de circulación se han empleado técnicas<br />

con buenos resultados, como el bolo de prueba, las técnicas de<br />

disparo automático y el lanzamiento de la secuencia guiado por<br />

fluoroscopia 30, 34-41 . Las técnicas de resolución temporal (repetición<br />

en varias ocasiones del volumen desde el mismo momento de la<br />

inyección de contraste) garantizan una fase arterial sin solapamiento<br />

venoso, pero tienen la limitación de una menor resolución al


tener que ajustar sus parámetros con el fin de reducir el tiempo de<br />

duración de cada fase (7-10 segundos). El desarrollo del denominado<br />

llenado del espacio k con centro elíptico ha supuesto una gran<br />

ventaja en el estudio de los troncos supraaórticos. Esta modificación<br />

técnica, basada en primer lugar en el llenado de las líneas centrales<br />

del espacio k responsables del contraste, reduce por sí misma<br />

la superposición venosa, al cumplirse el tiempo de circulación previamente<br />

calculado, y permite que las secuencias no se vean comprometidas<br />

temporalmente (25 s-1 min por volumen estudiado)<br />

con una mayor resolución 30, 35, 39-41 . Análogamente a la <strong>TC</strong> el postprocesado<br />

de las imágenes (MIP, reformateo, 3D, técnicas de supresión<br />

análogas a las de la ASD) resulta esencial para obtener la máxima<br />

información posible.<br />

Diversos trabajos comparativos han establecido que la angio-<strong>RM</strong><br />

por sí sola, o fundamentalmente asociada a la ecografía, es<br />

una alternativa válida en el estudio de los troncos supraaórticos.<br />

Permite resolver la mayoría de las cuestiones necesarias a la hora<br />

de plantear el tratamiento (detección de estenosis susceptible de<br />

endarterectomía, lesiones tándem, diferenciación entre estenosis<br />

crítica y oclusión, dirección del flujo...) (Fig. 16.6) y teniendo en<br />

cuenta su sensibilidad y especificidad permite obviar la mayor parte<br />

de las arteriografías diagnósticas convencionales, eliminando sus<br />

riesgos potenciales 42-45 .<br />

Diversos autores han señalado además las posibilidades de caracterización<br />

de los componentes de la placa de ateroma que ofrece la<br />

<strong>RM</strong>. Para que dicha caracterización sea adecuada es imprescindible<br />

una combinación de secuencias y ponderaciones (T1, T2, DP) con<br />

las que se puedan establecer los diferentes componentes de la lesión.<br />

Se han adaptado las clasificaciones histológicas a las características de<br />

la técnica, pero aún siguen existiendo algunas limitaciones, principalmente<br />

a la hora de evaluar las placas y engrosamientos más superficiales<br />

46-48 .<br />

En conclusión, pensamos que la investigación básica inicial para<br />

el estudio de los troncos supraaórticos es la ecografía. En aquellos<br />

casos con hallazgos positivos o poco claros se debería realizar posteriormente<br />

una <strong>RM</strong> con contraste siempre que se disponga de la<br />

técnica adecuada. La combinación de estas dos exploraciones permite<br />

reducir drásticamente el número de angiografías convencionales<br />

con fines puramente diagnósticos, que quedaría reservada<br />

para casos muy puntuales (por ejemplo, si no se puede realizar <strong>RM</strong>)<br />

e incluso disminuiría más si tuviéramos a nuestra disposición tecnología<br />

<strong>TC</strong> adecuada (<strong>TC</strong> helicoidal) 35 . El papel de la <strong>TC</strong> aún puede<br />

cobrar mayor protagonismo con el desarrollo de nuevas tecnologías,<br />

como la <strong>TC</strong> multicorte.<br />

BIBLIOGRAFÍ A<br />

1. Bots ML, Looman SJ, Koudstaal PJ, Hofman A, Hoes AW, Grobbee DE.<br />

«Prevalence of stroke in the general population». The Rotterdam study.<br />

Stroke, 1996; 27:1499-1501.<br />

2. Olalla MT, Medrano MJ, Sierra MJ, Almazán J. «Mortalidad por enfermedad<br />

cerebrovascular en España». Rev Neurol, 1999; 29:872-878.<br />

3. Mohr J, Gautier J, Pessin M. «Internal carotid artery disease». En: Barnett<br />

H, Mohr J, Stein B, Yatsu F (eds). Stroke. New York: Churchill Livingstone,<br />

1992; 285-335.<br />

4. Beal M, Williams R, Richarddson E, Fischer C. «Cerebral embolism as a<br />

cause of transient ischemic attacks and cerebral infarction». Neurology,<br />

1981; 31:860.<br />

5. Zarins C, Giddens D, Balasubramanian L y cols. «Carotid plaques localized<br />

in regions of low flow velocity and shear stress». Circulation, 1981;<br />

64:44.<br />

TRO N C O S SUPRAAÓ RTIC O S (EC O , <strong>TC</strong> , <strong>RM</strong>) 1 2 9<br />

6. Barnett HJM, Taylor DW, Eliasziw M y cols. «For the North American<br />

Symptomatic Carotid Endarterectomy Trial Collaborators. Benefit of<br />

carotid endarterectomy in patients with symptomatic moderate or severe<br />

stenosis». N Eng J Med, 1998; 339:1415-1425.<br />

7. The North American Symptomatic Carotid Endarterectomy Trial. «Surgical<br />

results in 1415 patients». Stroke, 1999; 30:1751-1758.<br />

8. European carotid surgery trialist’s collaborative group. «MRC European<br />

carotid surgery trial: interim results for symptomatic patients with severe<br />

(70-99%) or with mild (0-29%) carotid stenosis». Lancet, 1991;<br />

337:1235-1243.<br />

9. Executive Committee for the Asymptomatic Carotid Atherosclerosis<br />

Study. «Endarterectomy for asymptomatic carotid artery stenosis». JAMA,<br />

1995; 273:1421-1428.<br />

10. «Endovascular vs surgical treatment in patients with carotid stenosis in<br />

the Carotid and Vertebral Artery Transluminal Angioplasty Study (CAVA-<br />

TAS): a randomised trial». Lancet, 2001; 357:1729-1731.<br />

11. Thiele B, Young J, Chikos P y cols. «Correlation of arteriographic findings<br />

and symptoms in cerebrovascular disease». Neurology, 1980;<br />

30:1041-1046.<br />

12. Grant E, Duerinckx A, El Saden S, Melany M y cols. «Ability to use Duplex<br />

US to quantify internal carotid arterial stenoses: Fact or fiction?» Radiology,<br />

2000; 214:247-252.<br />

13. Oliveira M, André Ch, Silva F, Cortes R, Feraz R. «Internal carotid artery<br />

stenosis. Comparison of duplex scan and magnetic resonance angiography<br />

with digital subtraction angiography». Arq neuropsiquiatr, 2001;<br />

59 (3-B):665-671.<br />

14. Aburahma A, Wulu J, Crotty B. «Carotid plaque ultrasonic heterogeneity<br />

and severity of stenosis». Stroke, 2002; 33:1772-1775.<br />

15. Tegos T, Sohail M, Sabetai M y cols. «Echomorphologic and histopathologic<br />

characteristics of unstable carotid plaques». Am J Neuroradiol,<br />

2000; 21:1937-1944.<br />

16. Polak J, Shemanski L, O’Leary D y cols. «Hypoecoic plaque at US of the<br />

carotid artery: An independent risk factor for incident stroke in adults<br />

aged 65 years or older. Cardiovascular health study». Radiology, 1998;<br />

208:649.<br />

17. Gray-Weale A, Graham J, Burnett J, Byrne K, Lusby R. «Carotid artery<br />

atheroma: comparison of preoperative B-mode ultrasound appearance<br />

with carotid endarterectomy specimen pathology». J Cardiovasc Surg,<br />

1988; 29:676-681.<br />

18. Bluth E, Sunshine J, Lyons J, Beam C y cols. «Power Doppler Imaging:<br />

Initial evaluation as a screening examination for carotid artery stenosis».<br />

Radiology, 2000; 215:791-800.<br />

19. Koga M, Kimura K, Minematsu K, Yamaguchi T. «Diagnosis of internal<br />

carotid artery stenosis greater than 70% with Power Doppler Duplex<br />

sonography». Am J Neuroradiol, 2001; 22:413-417.<br />

20. Steinke W, Ries S, Artemis N, Schwartz A, Hennerici M. «Power Doppler<br />

Imaging of carotid artery stenosis. Comparison with Color Doppler<br />

Flow Imaging and angiography». Stroke, 1997; 28:1981-1987.<br />

21. Umemura A, Yamada K. «B-mode Flow imaging of the carotid artery».<br />

Stroke, 2001; 32:2055-2057.<br />

22. Droste D, Jurgens R, Nabavi D y cols. «Echo contrast-enhanced ultrasound<br />

of extracranial internal carotid artery high-grade stenosis and occlusion».<br />

Stroke, 1999; 30:2302.<br />

23. Polak J. «Carotid ultrasound». En: Update on ultrasonography. Radiol Clin<br />

of North America. Saunders, 2001; 39(3):569-589.<br />

24. Nicolaides A, Shifrin E, Bradbury A y cols. «Angiographic and Duplex<br />

grading of internal carotid stenosis: Can we overcome the confusion?».<br />

Journal of endovascular surgery, 1996; 3:158-165.<br />

25. Moneta G, Edwards J, Chitwood R. «Correlation of North American<br />

Symptomatic Carotid Endarterectomy Trial (NASCET) angiographic definition<br />

of 70% to 90% internal carotid artery stenosis with duplex scanning».<br />

J Vasc Surg, 1993; 17:152-159.<br />

26. Hunink M, Polak J, Barlan M, O’Leary D. «Detection and quantification<br />

of carotid artery stenosis: efficacy of various Doppler velocity parameters».<br />

AJR, 1993; 160:619-625.


1 3 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

27. Romero J, Lev M, Chan S-T, Connelly M y cols. «US of neurovascular<br />

occlusive disease: Interpretive pearls and pitfalls». Radiographics, 2002;<br />

22:1165-1176.<br />

28. Randoux B, Marro B, Koskas F y cols. «Carotid artery stenosis: prospective<br />

comparison of CT, three-dimensional gadolinium-enhanced MR,<br />

and conventional angiography». Radiology, 2001; 220:179-185.<br />

29. Anderson GB, Ashforth R, Steinke DE y cols. «CT angiography for the<br />

detection and characterization of carotid artery bifurcation disease».<br />

Stroke, 2000; 31:2168-2174.<br />

30. Lecrerc X, Gauvrit JY, Nicol L, Pruvo JP. «Contrast-enhanced MR angiography<br />

of the craniocervical vessels: a review». Neuroradiology, 1999;<br />

41:867-874.<br />

31. De Marco JK, Schonfeld S, Keller I y cols. «Contrast-enhanced carotid<br />

MR angiography with commercially available triggering mechanisms<br />

and elliptical centric phase encoding». AJR, 2001; 176:221-227.<br />

32. Jäger HR, Moore EA, Bynevelt M y cols. «Contrast-enhanced MR<br />

angiography in patients with carotid artery stenosis: comparison of two<br />

different techniques with an unenhanced 2D time-of-flight sequence».<br />

Neuroradiology, 2000; 42:240-248.<br />

33. Sardanelli F, Zandrino F, Parodi RC y cols. «MR angiography of internal<br />

carotid arteries: breath-hold Gd-enhanced fast imaging with steady-state<br />

precession versus unenhanced 2D and 3D time of flight techniques».<br />

J Comput Assist Tomogr, 1999; 23(2):208-215.<br />

34. Carr JC, Ma J, Desphande V y cols. «High-resolution breath-hold contrast-enhanced<br />

MR angiography of the entire carotid circulation». AJR,<br />

2002; 178:543-549.<br />

35. Wutke R, Lang W, Fellner y cols. «High-resolution contrast-enhanced<br />

magnetic resonance angiography with elliptical centric k-space ordering<br />

of supra-aortic arteries compared with selective x-ray angiography».<br />

Stroke, 2002; 33:1522-1529.<br />

36. Sundgren PC, Sundén P, Lindgren A y cols. «Carotid artery stenosis:<br />

contrast-enhanced MR angiography with two different scan times compared<br />

with digital substraction angiography». Neuroradiology, 2002;<br />

44:592-599.<br />

37. Serfaty JM, Chirossel P, Chevallier JM y cols. «Accuracy of three-dimensional<br />

gadolinium-enhanced MR angiography in the assessment of<br />

extracranial carotid artery disease». AJR, 2000; 175:455-463.<br />

38. Remonda L, Senn P, Barth A y cols. «Contrast-enhanced 3D MR angiography<br />

of the carotid artery: comparison with conventional digital substraction<br />

angiography». AJNR Am J Neuroradiol, 2002; 23:213-219.<br />

39. Huston III J, Fain SB, Wald JT. «Carotid artery: elliptic centric contrastenhanced<br />

MR angiography compared with conventional angiography».<br />

Radiology, 2001; 218:138-143.<br />

40. Fellner FA, Fellner C, Wutke R y cols. «Fluoroscopically triggered contrast-enhanced<br />

3D MR ASD and 3D time-of-flight turbo MRA of the<br />

carotid arteries: first clinical experiences in correlation with ultrasound,<br />

x-ray angiography and endarterectomy findings». Magn Reson Imaging,<br />

2000; 18:575-585.<br />

41. Huston III J, Fain SB, Riederer SJ y cols. «Carotid arteries: maximizing<br />

arterial to venous contrast in fluoroscopically triggered contrast-enhanced<br />

MR angiography with elliptic centric view ordering». Radiology,<br />

1999; 211:265-273.<br />

42. Phan T, Huston III J, Bernstein MA y cols. «Contrast-enhanced magnetic<br />

resonance angiography of the cervical vessels: experience with<br />

422 patients». Stroke, 2001; 32:2282-2286.<br />

43. Johnston D C, Eastwood JD, Nguyen T y cols. «Contrast-enhanced<br />

magnetic resonance angiography of carotid arteries: utility in routine<br />

clinical practice». Stroke, 2002; 33:2834-2838.<br />

44. Nederkoorn PJ, Mali WP, Eikelboom BC y cols. «Preoperative diagnosis<br />

of carotid artery stenosis: accuracy of non-invasive testing». Stroke,<br />

2002; 33:2003-2008.<br />

45. El-Saden SM, Grant EG, Hathout GM y cols. «Imaging of the interal<br />

carotid artery: the dilemma of total versus near total occlusion». Radiology,<br />

2001; 221:301-308.<br />

46. Cai JM, Hatsukami TS, Ferguson MS y cols. «Classification of human<br />

carotid atherosclerotic lesions with in vivo multicontrast magnetic resonance<br />

imaging». Circulation, 2002; 106:1368-1373.<br />

47. Yuan C, Mitsumori LM, Beach KW y cols. «Carotid atherosclerotic<br />

plaque: non-invasive MR characterization and identification of vulnerable<br />

lesions». Radiology, 2001; 221:285-299.<br />

48. Serfaty JM, Chaabane L, Tabib A y cols. «Atherosclerotic plaques:<br />

classification and characterization with T2-weighted high-spatialresolution<br />

MR imaging-An in vitro study». Radiology, 2001; 219:403-<br />

410.


Preguntas de la monografía<br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 1*<br />

1.1. ¿Qué es la fracción de eyección del ventrículo izquierdo?<br />

a) Volumen de sangre del ventrículo izquierdo en sístole.<br />

b) Volumen de sangre del ventrículo izquierdo en diástole.<br />

c) Porcentaje de volumen diastólico del ventrículo izquierdo que es bombeado en sístole.<br />

d) Volumen de sangre residual en el ventrículo izquierdo tras la sístole.<br />

e) Volumen de sangre que es bombeada desde el ventrículo izquierdo en sístole.<br />

1.2. ¿Qué representa la perfusión miocárdica?<br />

a) Cantidad de sangre que llega e irriga el miocardio.<br />

b) Cantidad de sangre que llega a los ventrículos.<br />

c) Cantidad de sangre que es bombeada por la aorta.<br />

d) Cantidad de sangre que llega a la aurícula izquierda.<br />

e) Cantidad de sangre que es bombeada por la arteria pulmonar.<br />

1.3. ¿Qué indica el término viable en relación al miocardio?<br />

a) Tejido miocárdico no afectado tras un infarto.<br />

b) Tejido miocárdico con una alteración de su función irrecuperable tras un infarto.<br />

c) Tejido miocárdico con una alteración de su función pero susceptible de recuperarse.<br />

d) Tejido miocárdico necrosado tras un infarto.<br />

e) Tejido miocárdico no vascularizado.<br />

1.4. ¿Cuál es la técnica de elección para el diagnóstico de la displasia arritmogénica del ventrículo derecho?<br />

a) <strong>TC</strong>.<br />

b) Ecografía transtorácica.<br />

c) Ecografía transesofágica.<br />

d) <strong>RM</strong>.<br />

e) SPECT.<br />

1.5. ¿Qué anomalía valvular se asocia a los aneurismas de aorta?<br />

a) Insuficiencia válvula mitral.<br />

b) Estenosis válvula aórtica.<br />

c) Estenosis válvula tricúspide.<br />

d) Válvula aórtica bicúspide.<br />

e) Insuficiencia válvula aórtica.<br />

* Respuestas en www.seram.es


1 3 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 2*<br />

2.1. ¿Qué plano puede utilizarse para cuantificar los volúmenes del ventrículo derecho?<br />

a) Eje corto.<br />

b) Axial.<br />

c) Sagital.<br />

d) Coronal.<br />

e) Son correctas a y b.<br />

2.2. La función cardíaca regional puede cuantificarse mediante:<br />

a) El cálculo del engrosamiento miocárdico absoluto.<br />

b) El índice de engrosamiento sistólico del miocardio.<br />

c) Técnicas de marcaje del miocardio.<br />

d) El cálculo de los volúmenes.<br />

e) Son correctas a, b y c.<br />

2.3. La masa del ventrículo derecho:<br />

a) Se cuantifica mejor por eco que por <strong>RM</strong>.<br />

b) Se cuantifica mejor por cateterismo que por <strong>RM</strong>.<br />

c) La <strong>RM</strong> es la mejor técnica de imagen para su cuantificación.<br />

d) La asociación de los hallazgos de eco y cateterismo es mejor que la información obtenida con <strong>RM</strong>.<br />

e) La asociación de los hallazgos con isótopos y Eco es mejor que la información obtenida con <strong>RM</strong>.<br />

2.4. La masa miocárdica normal en adultos oscila entre los siguientes valores:<br />

a) Ventrículo izquierdo entre 92 y 190 gramos.<br />

b) Ventrículo izquierdo entre 190 y 290 gramos.<br />

c) Ventrículo derecho entre 23 y 26 gramos.<br />

d) Ventrículo derecho entre 50 y 100 gramos.<br />

e) Son correctas a y c.<br />

2.5. En el estudio de las valvulopatías:<br />

a) La <strong>RM</strong> es más precisa que el eco para el análisis morfológico de las válvulas.<br />

b) La <strong>RM</strong> no permite cuantificar la severidad de las valvulopatías.<br />

c) La <strong>RM</strong> puede ser útil como complementaria de la eco.<br />

d) La <strong>RM</strong> permite realizar análisis semicuantitativo y cuantitativo de la severidad de las valvulopatías.<br />

e) Son correctas c y d.<br />

* Respuestas en www.seram.es


PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 3*<br />

3.1. Las miocardiopatías primarias:<br />

a) Son aquellas en las que se puede definir la etiopatogenia.<br />

b) Son aquellas en las que no es posible definir la etiopatogenia.<br />

c) Son aquellas que se clasifican según su fisiopatología.<br />

d) Incluyen la MCH, MCA, MCR y MCD.<br />

e) Son correctas b, c y d.<br />

3.2. Respecto a la hipertrofia del miocardio, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?<br />

a) Puede deberse a múltiples causas.<br />

b) Su identificación es suficiente para establecer el diagnóstico de MCH.<br />

c) Es el criterio morfológico principal de MCH.<br />

d) En la MCH la hipertrofia puede ser focal, multifocal o difusa.<br />

e) Existen casos de MCH sin hipertrofia.<br />

3.3. Respecto a la miocardiopatía arritmogénica, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?<br />

a) Los hallazgos de <strong>RM</strong> son suficientes para establecer el diagnóstico.<br />

b) Se caracteriza por reemplazamiento graso o fibrograso del miocardio.<br />

c) Nunca provoca dilatación ventricular.<br />

d) No es de carácter hereditario.<br />

e) Son falsas c y d.<br />

3.4. La miocardiopatía dilatada se caracteriza por las siguientes características, excepto una; ¿cuál de las siguientes<br />

afirmaciones es falsa?<br />

a) Aumento del diámetro diastólico.<br />

b) Aumento del diámetro sistólico.<br />

c) Aumento de la fracción de eyección.<br />

d) Aumento de la masa miocárdica.<br />

e) Disminución de la contractilidad del miocardio.<br />

3.5. Respecto a la miocardiopatía restrictiva, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?<br />

a) La <strong>RM</strong> es útil para el diagnóstico diferencial entre MCR y pericarditis constrictiva.<br />

b) La ecografía es la técnica de elección para establecer el diagnóstico.<br />

c) La MCR puede ser primaria o secundaria.<br />

d) La amiloidosis puede ser causa de una MCR.<br />

e) Son frecuentes la insuficiencia mitral y tricúspide.<br />

* Respuestas en www.seram.es<br />

PREG UN TAS DE LA MO N O G RAFÍA 1 3 3


1 3 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 4*<br />

4.1. Respecto a los factores pronósticos de la miocardiopatía isquémica, indique cuál de los siguientes enunciados es<br />

cierto:<br />

a) La viabilidad miocárdica tiene una gran importancia en los pacientes con infarto agudo.<br />

b) La recuperación de la disfunción ventricular no se relaciona con la presencia de miocardio viable.<br />

c) La disfunción ventricular izquierda severa es un factor de evolución favorable.<br />

d) La supervivencia mejora conforme aumenta la edad.<br />

4.2. ¿Cuáles de los estándares actuales de viabilidad miocárdica es más exacto?<br />

a) Los estudios isotópicos con radiotrazadores como el 201 talio o los compuestos tecneciados ( 99m Tc sestamibi, 99m Tc tetrofosmin).<br />

b) La ecocardiografía con infusión de dobutamina o de milrinona.<br />

c) La tomografía computarizada de alta velocidad de adquisición y sincronismo cardíaco.<br />

d) La <strong>RM</strong> con medios de contraste paramagnéticos.<br />

4.3. Respecto al uso de las técnicas de adquisición en paralelo para mejorar la imagen de <strong>RM</strong> cardíaca, ¿cuál de las<br />

siguientes afirmaciones es cierta?<br />

a) Permiten reducir el número de fases del ciclo cardíaco estudiadas.<br />

b) Permiten reducir la cobertura espacial.<br />

c) Permiten reducir el tiempo de adquisición.<br />

d) Permiten aumentar el tamaño del voxel.<br />

4.4. Respecto a la perfusión miocárdica en <strong>RM</strong>, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es cierta?<br />

a) Se evalúa con una secuencia dinámica potenciada en T2*.<br />

b) Se obtienen tras la inyección de un medio de contraste extracelular cuyo primer paso por la circulación es principalmente intravascular.<br />

c) Se adquieren las imágenes al principio de la sístole.<br />

d) Se obtienen las imágenes en los tres ejes principales del corazón.<br />

4.5. Respecto a los estudios tardíos de viabilidad en <strong>RM</strong>, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es cierta?<br />

a) Se realizan con secuencias que presentan una baja resolución temporal y espacial.<br />

b) Las secuencias volumétricas EG potenciadas en T1 con preparación tisular mediante un prepulso de inversión son las más adecuadas.<br />

c) El tiempo de inversión se ajusta para maximizar la señal del contraste, mientras que el TE se acorta para minimizar la señal del<br />

miocardio.<br />

d) Debido al lavado miocárdico normal, hay que esperar siempre al menos 30 minutos tras la inyección para delimitar el área no<br />

viable.<br />

4.6. Todas las pruebas existentes de viabilidad presentan un número de «segmentos viables según el test» cuya función<br />

no mejora tras la revascularización. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones explica estos falsos resultados?<br />

a) La permeabilidad del vaso o del injerto, evaluada mediante angiografía coronaria tras el tratamiento, no es un factor relevante.<br />

b) La valoración postoperatoria muy temprana de la función puede estar mediatizada por la presencia de aturdimiento postquirúrgico.<br />

c) Suede ocurrir una brusca recuperación retrasada hasta 12 a 14 meses después de la revascularización.<br />

d) La presencia de un remodelado severo con dilatación ventricular antes de la revascularización no limita la recuperación de la función<br />

tras la misma.<br />

* Respuestas en www.seram.es


PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 5*<br />

5.1. De las técnicas empleadas para la detección de isquemia miocárdica:<br />

a) La ecocardiografía de estrés es una de las técnicas más empleadas en la actualidad para la valoración de la perfusión miocárdica.<br />

b) La ergometría es la técnica más utilizada ya que los cambios electrocardiogáficos preceden al resto de las alteraciones en los procesos<br />

isquémicos.<br />

c) Los estudios de cardiología nuclear permiten la detección de defectos de perfusión subendocárdicos, no demostrados por otras<br />

técnicas.<br />

d) La resonancia magnética es capaz de evaluar tanto las alteraciones de la perfusión como de la contractilidad secundarias a la isquemia.<br />

e) La angiografía convencional es la prueba de referencia ya que demuestra tanto las lesiones de las arterias coronarias como su<br />

repercusión sobre la perfusión miocárdica.<br />

5.2. En los estudios de perfusión miocárdica mediante resonancia magnética:<br />

a) Se prefiere la adquisición de secuencias SE T1 debido a su mayor resolución anatómica.<br />

b) Se recomienda la utilización de tiempos de inversión largos para anular la señal del miocardio.<br />

c) El incremento de la intensidad de señal obtenido con agentes de contraste extracelulares resulta de una combinación de componentes<br />

de perfusión y difusión.<br />

d) Se utilizan dosis de altas de contraste para aumentar las diferencias de intensidad de señal entre el tejido sano e isquémico.<br />

e) La elevada resolución espacial y temporal de los estudios de resonancia magnética posibilita la cuantificación de la perfusión miocárdica.<br />

5.3. En los estudios de contractilidad miocárdica bajo estrés farmacológico mediante resonancia magnética:<br />

a) La delimitación de los bordes endocárdicos es mejor con las secuencias de eco de gradiente con incoherencia en la magnetización<br />

transversal que con las secuencias eco de gradiente de precesión en el estado estacionario.<br />

b) Es recomendable retirar los betabloqueantes que constituyan parte del tratamiento habitual del paciente, al menos 24 horas antes<br />

del estudio.<br />

c) La prueba se considera positiva cuando se alcanza el 85% de la frecuencia cardíaca máxima teórica.<br />

d) La obtención de imágenes en tiempo real con las secuencias eco de gradiente de precesión en el estado estacionario aumentan<br />

la resolución espacial.<br />

e) La prueba no se interrumpirá hasta que se detecten alteraciones contráctiles.<br />

5.4. Respecto a los fármacos empleados en los estudios de estrés cardíacos:<br />

a) No se ha validado ningún fármaco que pueda evaluar de forma óptima las alteraciones de la perfusión y de la contractilidad miocárdica<br />

en un único estudio.<br />

b) La adenosina alcanza su efecto máximo a los 15 minutos del inicio de su infusión.<br />

c) La infusión de dobutamina se interrumpe 2-3 minutos antes de cada incremento de dosis.<br />

d) La dobutamina actúa principalmente mediante la provocación de la redistribución del flujo coronario.<br />

e) El dipiridamol produce taquicardia refleja por aumento de la resistencia vascular coronaria.<br />

5.5. En el análisis de los resultados de los estudios de contractilidad:<br />

a) La aplicación del marcado miocárdico, aunque útil, aumenta considerablemente el tiempo de adquisición de las imágenes.<br />

b) El marcado miocárdico aporta líneas fijas de referencia que permiten cuantificar el movimiento mural.<br />

c) Con el análisis de las imágenes obtenidas con marcado miocárdico es posible valorar la función cardíaca regional.<br />

d) La delineación precisa del borde endocárdico en un solo plano permite la estimación del volumen de eyección y de la fracción<br />

de eyección.<br />

e) El trazo de los contornos endocárdicos y epicárdicos no es posible si existen regiones miocárdicas con movimiento discinético.<br />

* Respuestas en www.seram.es<br />

PREG UN TAS DE LA MO N O G RAFÍA 1 3 5


1 3 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 6*<br />

6.1. Principales indicaciones de la <strong>RM</strong> en cardiopatías congénitas:<br />

a) Visualización de arterias pulmonares centrales: calibre y confluencia.<br />

b) Anomalías de aorta torácica.<br />

c) Detección de CIA y CIV.<br />

d) Evaluación de anomalías venosas y cardiopatías complejas.<br />

e) a, b y d son ciertas.<br />

6.2. La angio-<strong>RM</strong> postgadolinio 3D es la mejor secuencia para la:<br />

a) Valoración de insuficiencias valvulares.<br />

b) Valoración de fracción de eyección.<br />

c) Evaluación de retornos venosos anómalos y anomalías de aorta torácica, así como la valoración de la permeabilidad de conductos<br />

postquirúrgicos.<br />

d) Cuantificación de flujo.<br />

e) Dos o más de las anteriores son ciertas.<br />

6.3. ¿Cómo se puede determinar el situs auricular?<br />

a) Por la morfología de los bronquios principales.<br />

b) Por la morfología de las orejuelas auriculares.<br />

c) Por la relación de las arterias pulmonares centrales con su bronquio correspondiente.<br />

d) Por la posición del hígado, estómago y bazo.<br />

e) Todas las anteriores son ciertas.<br />

6.4. ¿Cuál de estas afirmaciones es cierta?<br />

a) La única anomalía vascular que cursa con impronta esofágica anterior es la arteria subclavia derecha aberrante.<br />

b) Las anomalías del arco aórtico que suelen ser sintomáticas son el doble arco aórtico y el arco aórtico derecho con arteria subclavia<br />

izquierda aberrante.<br />

c) La ecografía es superior a la <strong>RM</strong> para visualizar la coartación de aorta torácica.<br />

d) La interrupción del arco aórtico más frecuente ocurre en la región postductal.<br />

e) Todas las anteriores son falsas.<br />

6.5. ¿Cuál de estas afirmaciones es cierta?<br />

a) Asplenia cursa con isomerismo izquierdo (ambos bronquios principales de morfología izquierda) y frecuente ausencia de la porción<br />

hepática de la cava inferior.<br />

b) La transposición de los grandes vasos (D-transposición) cursa con situs inverso,<br />

c) En la tetralogía de Fallot hay discontinuidad entre las válvulas aurículo-ventriculares (mitral y tricúspide) y ambas válvulas semilunares<br />

(aórtica y pulmonar).<br />

d) El ventrículo derecho morfológico y la aorta están situados en el mismo lado en el 95% de corazones normales y patológicos<br />

(regla de Van Praagh).<br />

e) Todas las anteriores son falsas.<br />

* Respuestas en www.seram.es


PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 7*<br />

7.1. Indique la respuesta falsa en relación al estudio cardíaco por <strong>TC</strong> multicorte:<br />

a) Es imprescindible adquirir las imágenes de forma sincronizada con el ECG cardíaco.<br />

b) Con equipos de cuatro canales los estudios en pacientes con ritmo cardíaco superior a 70 latidos por minuto estarán artefactazos<br />

por movimiento.<br />

c) Los equipos de 16 canales permiten colimaciones de corte menores de 1 mm.<br />

d) El uso de navegadores para la adquisición de la imagen con sincronización respiratoria mejora la fiabilidad diagnóstica.<br />

e) El <strong>TC</strong> multicorte es más fiable que el <strong>TC</strong> de haz de electrones (EBCT) para medir el calcio coronario.<br />

7.2. Indique la respuesta falsa en relación al estudio cardíaco por <strong>TC</strong> multicorte:<br />

a) La sincronización cardíaca prospectiva produce menos radiación.<br />

b) La sincronización retrospectiva permite reconstruir cualquier fase del ciclo cardíaco.<br />

c) Cuanto mayor sea el ritmo cardíaco más corta será la adquisición y menos artefactos tendrá la imagen.<br />

d) Es recomendable reconstruir varias fases del ciclo cardíaco y evaluar cada arteria separadamente.<br />

e) La medición de la placa calcificada coronaria es un índice de riesgo coronario.<br />

7.3. ¿Cuál de las siguientes no es una indicación clínica de la <strong>TC</strong> multicorte?<br />

a) Valoración de permeabilidad de bypass coronario.<br />

b) Valoración de permeabilidad de stent coronario.<br />

c) Valoración de estenosis significativa en región proximal de arterias coronarias.<br />

d) Estudio de anomalías congénitas de arterias coronarias.<br />

e) Estudio de perfusión y viabilidad miocárdica.<br />

7.4. ¿Qué método diagnóstico considera de elección en el seguimiento de pacientes con enfermedad de Kawasaki<br />

para valorar la existencia de aneurismas en arterias coronarias?<br />

a) <strong>RM</strong>.<br />

b) <strong>TC</strong> multicorte.<br />

c) Ecografía.<br />

d) Angiografía (coronariografía).<br />

e) Exploración física (auscultación).<br />

7.5. Indique la respuesta falsa en relación al estudio de las arterias coronarias mediante resonancia magnética:<br />

a) La adquisición de la imagen se realiza sincronizada con el latido cardíaco en fase diastólica.<br />

b) La utilización de navegadores es la técnica más útil para suprimir los movimientos respiratorios.<br />

c) Una de las principales indicaciones clínicas es el estudio de permeabilidad de los stent coronarios.<br />

d) La <strong>RM</strong> detecta mejor que la coronariografía el trayecto anómalo de las arterias coronarias.<br />

e) La <strong>RM</strong> tiene un gran potencial en el estudio y caracterización de la placa arteriosclerótica.<br />

* Respuestas en www.seram.es<br />

PREG UN TAS DE LA MO N O G RAFÍA 1 3 7


1 3 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 8*<br />

8.1. ¿Qué parte de la placa de ateroma produce el cuadro trombótico agudo?<br />

a) La cápsula fibrosa.<br />

b) El centro lipídico.<br />

c) El engrosamiento intimal.<br />

d) La calcificación de la pared.<br />

e) La ruptura intimal.<br />

8.2. ¿Qué señal tiene el centro lipídico en las imágenes de la <strong>RM</strong>?<br />

a) Hipointenso en secuencias potenciadas en T2.<br />

b) Hiperintenso en secuencias potenciadas en T2.<br />

c) Isointenso en secuencias potenciadas en T2.<br />

d) Hipointenso en secuencias potenciadas en DP.<br />

e) Hipointenso en secuencias potenciadas en T2 e hipointenso en secuencias DP.<br />

8.3. ¿Cuál es la etiología de la placa de ateroma?<br />

a) Infecciosa por la participación de determinados gérmenes como la Chlamydia pneumoniae.<br />

b) La hipertensión arterial.<br />

c) El tabaco.<br />

d) La hiperlipidemia.<br />

e) Todas las anteriores.<br />

8.4. ¿Qué efecto tiene la apoptosis celular?<br />

a) Produce la curación de la placa de ateroma.<br />

b) Produce el centro lipídico por la muerte celular de los monocitos.<br />

c) Produce la calcificación de la placa.<br />

d) Favorece el transporte transmebrana del colesterol.<br />

e) Elimina el exceso de colesterol de la pared vascular.<br />

8.5. ¿Qué métodos de imagen se pueden utilizar actualmente para detectar precozmente una placa vulnerable?<br />

a) La ecografía intravascular.<br />

b) La ecografía Doppler-color<br />

c) La <strong>RM</strong>.<br />

d) <strong>TC</strong> multidetectores<br />

e) Todos los anteriores.<br />

* Respuestas en www.seram.es


PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 9*<br />

9.1 ¿Cuál es el tumor cardíaco que se sitúa habitualmente en situación paravalvular?<br />

a) Mixoma.<br />

b) Paranganglioma.<br />

c) Fibroelastoma papilar.<br />

d) Fibroma.<br />

e) Linfoma.<br />

9.2. Un trombo intracavitario subagudo normalmente...<br />

a) Está calcificado en la práctica totalidad de las ocasiones.<br />

b) Es hiperintenso en secuencias cine-<strong>RM</strong>.<br />

c) Se realza tras la administración de contraste intravenoso con frecuencia.<br />

d) Es hipointenso en spT2.<br />

e) Es hipointenso en spT1.<br />

9.3. La forma de afectación metastásica cardíaca más frecuente es:<br />

a) Extensión retrógrada linfática.<br />

b) Masa intramural.<br />

c) Masa intracavitaria.<br />

d) Extensión por contigüidad.<br />

e) Extensión transvenosa.<br />

9.4. El tumor cardíaco que más frecuentemente presenta un componente hemorrágico es:<br />

a) Angiosarcoma.<br />

b) Linfoma.<br />

c) Fibroma.<br />

d) Sarcoma indiferenciado.<br />

e) Paranganglioma.<br />

9.5. Una masa calcificada en el septo interventricular en un neonato probablemente es:<br />

a) Mixoma.<br />

b) Rabdomioma.<br />

c) Fibroma.<br />

d) Fibroelastroma papilar.<br />

e) Lipoma.<br />

* Respuestas en www.seram.es<br />

PREG UN TAS DE LA MO N O G RAFÍA 1 3 9


1 4 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 10*<br />

10.1. Es cierto sobre la agenesia del pericardio…<br />

a) Es más frecuente en el lado derecho del pericardio.<br />

b) La agenesia completa del pericardio es la más frecuente.<br />

c) La estructura más frecuentemente herniada a través de defectos del pericardio es la orejuela derecha.<br />

d) La agenesia del hemipericardio izquierdo es la más frecuente.<br />

e) Sitúa al corazón íntegramente en el hemitórax derecho.<br />

10.2. Las pericarditis constrictivas no cursan con:<br />

a) Engrosamiento pericárdico.<br />

b) Aumento de tamaño de aurículas y ventrículos.<br />

c) Pico de llenado ventricular rápido.<br />

d) Signos de hipertensión venosa sistémica.<br />

e) Mismas presiones sistólicas en las cuatro cámaras cardíacas.<br />

10.3. La localización más habitual de los quistes pericárdicos es:<br />

a) En el seno cardiofrénico izquierdo.<br />

b) En el ápex.<br />

c) Detrás del ventrículo izquierdo.<br />

d) Detrás de la orejuela izquierda.<br />

e) En el seno cardiofrénico derecho.<br />

10.4. Sobre los derrames pericárdicos es cierto que:<br />

a) La cantidad de líquido pericárdico normal es de 130-150 ml.<br />

b) La densidad en la <strong>TC</strong> permite diferenciar entre derrames pericárdicos benignos y malignos.<br />

c) Las acumulaciones lentas de líquido pericárdico suelen provocar taponamiento cardíaco.<br />

d) En general, son hipointensos en T1 y T2.<br />

e) Los derrames asociados a linfangiomas son hiperintensos en T1.<br />

10.5. Sobre los tumores pericárdicos es falso que:<br />

a) Los angiosarcomas cardíacos tienen tendencia a invadir el pericardio.<br />

b) El mesotelioma pericárdico representa el 20% de todos los tumores pericárdicos primarios.<br />

c) Las metástasis pericárdicas son más frecuentes que los tumores pericárdicos primarios.<br />

d) La afectación pericárdica y cardíaca por invasión directa es típica del carcinoma broncogénico.<br />

e) Los linfomas cardíacos primarios tienen tendencia a invadir el pericardio.<br />

* Respuestas en www.seram.es


PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 11*<br />

11.1. Ante la existencia de dolor torácico de causa presumiblemente aórtica debemos explorar:<br />

a) La aorta ascendente y descendente.<br />

b) La aorta torácica y la abdominal hasta después de la salida de las renales.<br />

c) Desde los troncos supraaórticos hasta las ilíacas primitivas.<br />

d) La aorta torácica y los trocos supraaórticos.<br />

e) Desde el cayado hasta las arterias renales.<br />

11.2. El factor etiológico más frecuentemente asociado con el síndrome aórtico agudo es:<br />

a) La obesidad.<br />

b) El tabaco.<br />

c) El síndrome de Marfan.<br />

d) La cardiopatía isquémica.<br />

e) La hipertensión arterial.<br />

11.3. La disección aórtica debe tratarse:<br />

a) Siempre mediante cirugía.<br />

b) Con cirugía las de tipo A y las de tipo B pueden manejarse conservadoramente.<br />

c) Son quirúrgicas o no, dependiendo de la etiología.<br />

d) Deben operarse dependiendo de la estabilidad hemodinámica.<br />

e) Nunca son quirúrgicas.<br />

11.4. La relación de disección, hematoma intramural y úlcera penetrante:<br />

a) Está siempre presente.<br />

b) Son siempre espectro de la misma enfermedad.<br />

c) No existe relación entre ellas.<br />

d) Sólo la clínica es similar.<br />

e) Existe a menudo relación entre ellas pero pueden ser independientes.<br />

11.5. La existencia de tractos lineales con forma de tela de araña en una de las luces de una disección la identifica<br />

como:<br />

a) Luz falsa.<br />

b) Luz verdadera.<br />

c) No tiene valor para identificarlas.<br />

d) Puede verse indistintamente.<br />

e) Las respuestas c y d son correctas.<br />

* Respuestas en www.seram.es<br />

PREG UN TAS DE LA MO N O G RAFÍA 1 4 1


1 4 2 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 12*<br />

12.1. ¿Cuál de las siguientes forma parte de la tríada de Virchow?<br />

a) Hipercoagulabilidad.<br />

b) Déficit de antitrombina.<br />

c) Aumento de la presión arterial.<br />

d) Hiperventilación alveolar.<br />

e) Hipoventilación alveolar.<br />

12.2. ¿Cuál de los siguientes síntomas aparece en aproximadamente el 97% de los pacientes con TEP agudo?<br />

a) Tos.<br />

b) Síncope.<br />

c) ICC.<br />

d) Disnea de comienzo súbito.<br />

e) Taquicardia.<br />

12.3. ¿Cuál de los siguientes hallazgos en la radiografía de tórax es el más frecuente en el TEP agudo?<br />

a) Elevación diafragmática.<br />

b) Derrame pleural uni o bilateral.<br />

c) Atelectasia.<br />

d) Signo de Westermark.<br />

e) Signo de la joroba de Hampton.<br />

12.4. De los siguientes, ¿cuál es el signo menos fiable de embolismo pulmonar en <strong>RM</strong>?<br />

a) Defecto de llenado en arterias pulmonares principales.<br />

b) Defecto de llenado en arterias lobares y segmentarias.<br />

c) Signo del émbolo en «raíl de tren».<br />

d) Amputación de una rama segmentaria.<br />

e) Amputación de un vaso subsegmentario.<br />

12.5. ¿Cuál de las siguientes aseveraciones es falsa?<br />

a) Las secuencias HASTE ayudan a visualizar alteraciones del parénquima pulmonar.<br />

b) El relleno de las líneas centrales del espacio K debe realizarse durante el pico máximo de la concentración de contraste.<br />

c) Los pequeños subvolúmenes MIP son poco útiles para la interpretación de las imágenes de <strong>RM</strong>.<br />

d) Los planos coronal y sagital son los más utilizados para la adquisición de la secuencia eco de gradiente 3D.<br />

e) La <strong>RM</strong> no es muy satisfactoria para detectar émbolos subsegmentarios.<br />

* Respuestas en www.seram.es


PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 13*<br />

13.1. Con respecto a la patología arterial periférica, sólo una de las siguientes aseveraciones es correcta:<br />

a) El diagnóstico de la patología arterial obliterante periférica se realiza exclusivamente por la medida segmentaria de la presión<br />

arterial.<br />

b) La clínica es poco útil para el diagnóstico de esta entidad.<br />

c) El angio-<strong>TC</strong> es la técnica de imagen considerada el «gold standard».<br />

d) La angio-<strong>RM</strong> y la angio-<strong>TC</strong> son superiores a la angiografía en el diagnóstico de patología aneurismática.<br />

e) La angiografía es la técnica más útil, por ser escasamente invasiva.<br />

13.2. Una de las siguientes no es correcta con relación a la angio-<strong>RM</strong>:<br />

a) Las secuencias T1 (3D) en eco de gradiente incrementan la intensidad de señal del flujo sanguíneo tras la administración de contraste.<br />

b) En general, aumentando la cantidad de contraste mejora la calidad del estudio.<br />

c) El retraso en la adquisición es el factor más importante para obtener imágenes bien contrastadas.<br />

d) La calidad de los estudios en angio-<strong>RM</strong> es independiente de la capacidad de mantener la apnea de los pacientes.<br />

e) Para el estudio de miembros inferiores son útiles cortes de 1-2 mm de grosor.<br />

13.3. Señale la aseveración que considere correcta:<br />

a) Los artefactos de fase son sombras paralelas al vaso con una intensidad de señal alta.<br />

b) La pseudodisección es otro de los artefactos que puede aparecer en los estudios de angio-<strong>RM</strong>.<br />

c) Las estenosis menores del 50% pueden ser sobrevaloradas en los estudios de angio-<strong>RM</strong>.<br />

d) La angio-<strong>RM</strong> puede visualizar salida distal en algunos pacientes en los que no se ha visualizado por angiografía por substracción<br />

digital.<br />

e) Todas son correctas.<br />

13.4. Una de las siguientes no es correcta en relación con los estudios de angio-<strong>TC</strong>:<br />

a) El grosor de los cortes es suficiente de unos 5 mm, sin necesidad de solapamiento.<br />

b) En general, el contraste se administra entre 3-4 ml/s.<br />

c) La reconstrucción MIP puede ofrecer el árbol vascular de los miembros inferiores en una única imagen.<br />

d) La presencia de calcio suele dificultar el valor diagnóstico de las imágenes en la reconstrucción MIP.<br />

e) En las estenosis severas ( > 75%) y oclusiones, su sensibilidad es de aproximadamente el 90%.<br />

13.5. Con relación a los estudios de imagen en la patología arterial de miembros inferiores, sólo una de las siguientes<br />

es incorrecta:<br />

a) La angiografía DSA puede no visualizar vasos distales cuando en realidad están permeables.<br />

b) La angio-<strong>RM</strong> puede evitar en la mayoría de los casos la realización de la DSA.<br />

c) La angio-<strong>RM</strong> está especialmente indicada en pacientes portadores de prótesis intraarteriales.<br />

d) La angio-<strong>TC</strong> y la angio-<strong>RM</strong> son técnicas menos invasivas que la DSA.<br />

e) Las calcificaciones vasculares pueden ocasionar un falso diagnóstico de permeabilidad en los estudios de angio-<strong>TC</strong>.<br />

* Respuestas en www.seram.es<br />

PREG UN TAS DE LA MO N O G RAFÍA 1 4 3


1 4 4 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 14*<br />

14.1. ¿Cuál de los siguientes factores técnicos es el más importante para una buena angiografía por <strong>RM</strong> renal?<br />

a) Un TR muy corto (gradientes de campo potentes y rápidos).<br />

b) Una lectura «centrada» del espacio k.<br />

c) Supresión de la señal de la grasa.<br />

d) Sincronización de la adquisición con el paso del gadolinio por la aorta.<br />

e) Hacer imágenes basales como «máscara» para sustracción.<br />

14.2. En la práctica de angiografías renales la <strong>TC</strong> multicanal puede mejorar a la de un solo corte en todos los siguientes<br />

puntos, excepto uno, ¿cuál es?<br />

a) Permite reducir el tiempo de apnea del paciente.<br />

b) Puede utilizarse un menor volumen de contraste.<br />

c) El paciente recibe una menor dosis de radiación.<br />

d) Pueden hacerse cortes más finos.<br />

e) Puede mejorar la valoración de arterias tratadas con endoprótesis metálicas.<br />

14.3. ¿A cuál de los siguientes pacientes no haría una angio-<strong>RM</strong>?<br />

a) Valoración de una estenosis tratada percutáneamente con endoprótesis metálica.<br />

b) Paciente con insuficiencia renal moderada.<br />

c) Paciente con insuficiencia renal importante en hemodiálisis.<br />

d) Trasplantado renal.<br />

e) Reacción previa a la inyección de contraste yodado.<br />

14.4. ¿En qué aventaja la angio-<strong>RM</strong> a la angio-<strong>TC</strong>?<br />

a) No utiliza radiaciones ionizantes.<br />

b) El medio de contraste es menos nefrotóxico.<br />

c) Tiene mayor resolución espacial.<br />

d) Es una técnica mucho más rápida y sencilla.<br />

e) Son correctas A y B.<br />

14.5. ¿De qué tipo es la principal secuencia de pulsos que se usa para la angio-<strong>RM</strong> con gadolinio<br />

a) Eco del espín 2D potenciada en T1.<br />

b) Eco de gradiente 3D potenciada en T1.<br />

c) Eco del espín rápida potenciada en T2.<br />

d) Eco de gradiente potenciada en T2*.<br />

e) Eco de gradiente con contraste de fase.<br />

* Respuestas en www.seram.es


PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 15*<br />

15.1. ¿Cuál es la causa más frecuente de IMA?<br />

a) Trombosis arterial.<br />

b) Trombosis venosa.<br />

c) Fallo cardíaco.<br />

d) Embolismo arterial.<br />

e) Cáncer de páncreas.<br />

15.2. En relación a la TVM, ¿cuál de estas afirmaciones es cierta?<br />

a) Representa el 60% de los episodios de IMA.<br />

b) Tiene mejor pronóstico que la trombosis arterial.<br />

c) Se asocia a estados de hipercoagulalilidad en menos del 20% de las ocasiones.<br />

d) Tiene peor pronóstico que la embolia de la AMS.<br />

e) Ninguna de las anteriores.<br />

15.3. ¿Qué afirmación es cierta en la IMA?<br />

a) El émbolo menor en la AMS es proximal a la rama ileocólica.<br />

b) Los émbolos distales a la rama ileocólica de la AMS tienen peor pronóstico que los proximales.<br />

c) La presencia de vasoconstricción distal a la oclusión no influye en el pronóstico de la IMA.<br />

d) La acidosis metabólica es un factor desencadenante del vasoespasmo.<br />

e) La IMA no oclusiva representa el 60% de los episodios de isquemia.<br />

15.4. Respecto a la IMC, ¿qué afirmación es falsa?<br />

a) La IMC se caracteriza por dolor abdominal y pérdida de peso.<br />

b) La malabsorción severa es una consecuencia de la IMC.<br />

c) Una angio-<strong>TC</strong> normal no descarta la IMC.<br />

d) La causa más frecuente de IMC es la ateromatosis de las arterias viscerales.<br />

e) La estenosis de dos arterias viscerales puede ser causa de IMC.<br />

15.5. ¿Cuál de estas afirmaciones es cierta?<br />

a) Los aneurismas de la AMS no son una indicación de cirugía.<br />

b) La causa más frecuente de aneurismas de la AMS es la ateromatosa.<br />

c) La arcada de Riolano es una conexión entre las arterias pancreaticoduodenales y la AMS.<br />

d) La compresión del tronco celíaco por el ligamento arcuato del diafragma puede causar estenosis de la vía biliar en el injerto hepático.<br />

e) El tronco celíaco no influye en la vascularización de la vía biliar.<br />

* Respuestas en www.seram.es<br />

PREG UN TAS DE LA MO N O G RAFÍA 1 4 5


1 4 6 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

PREGUNTAS DEL CA PÍTULO 16*<br />

16.1. ¿Cuál es la causa más frecuente de los síntomas secundarios a estenosis carotídea?<br />

a) La disminución del flujo sanguíneo.<br />

b) La hemorragia intraplaca.<br />

c) El embolismo de material necrótico que se desprende de la propia placa o de trombo formado en el flujo turbulento postestenótico.<br />

d) Las placas calcificadas nunca producen síntomas.<br />

e) Todas son ciertas.<br />

16.2. ¿Cuál es la principal diferencia entre carótida interna y externa que ayuda a su diferenciación en ecografía Doppler?<br />

a) El patrón de flujo de alta resistencia en carótida interna.<br />

b) El patrón de flujo de baja resistencia en carótida externa.<br />

c) La presencia de ramas colaterales en carótida interna.<br />

d) La presencia de ramas colaterales en carótida externa.<br />

e) No se pueden distinguir por ecografía.<br />

16.3. ¿Cuál de los siguientes datos es el de menor valor a la hora de graduar una estenosis carotídea con ecografía<br />

Doppler?<br />

a) La velocidad pico sistólica a nivel de la estenosis o inmediatamente distal.<br />

b) La velocidad pico sistólica de la carótida interna en un área sin estenosis.<br />

c) La ratio de velocidades pico sistólicas entre la tomada a nivel de la estenosis y en carótida común en un área sin estenosis.<br />

d) La velocidad final diastólica a nivel de la estenosis o inmediatamente distal.<br />

e) Todas son igual de válidas.<br />

16.4 Entre las limitaciones de la técnica TOF se encuentran:<br />

a) La larga duración de la secuencia.<br />

b) La susceptibilidad a artefactos por movimiento.<br />

c) La saturación del flujo de vasos paralelos al plano de imagen<br />

d) La dificultad para diferenciar entre estenosis crítica y oclusión.<br />

e) Todas las anteriores son limitaciones del T OF.<br />

16.5. Señale la premisa falsa<br />

a) La asociación de US y <strong>RM</strong> angiografía permite obviar la realización de gran número de angiografías convencionales.<br />

b) La angio-<strong>RM</strong> con contraste emplea secuencias de mucha más duración temporal que el T OF.<br />

c) El centro elíptico es una mejora técnica con el que se mejora la resolución de contraste.<br />

d) Los estudios de <strong>RM</strong> con contraste permiten reformateos multiplanares.<br />

e) Es básico en la <strong>RM</strong> con contraste sincronizar la llegada del mismo con la adquisición de las secuencias.<br />

* Respuestas en www.seram.es


A<br />

Accidente cerebrovascular isquémico, 76<br />

Ácidos grasos, 40<br />

Acrónimos de algunas de las secuencias, 12<br />

Adelgazamiento mural, 42<br />

Adenosina, 48, 51<br />

Adhesión de las plaquetas, 76<br />

Adquisición de imagen<br />

sincronizada con el electrocardiograma, 70<br />

con sincronización cardíaca, 71<br />

Agenesia del pericardio, 88<br />

Agente<br />

de contraste, 48<br />

quimiotáctico, 76<br />

Alta resolución espacial, 71<br />

Alteraciones de la contractilidad miocárdica, 51<br />

Amiloidosis, 34, 35<br />

cardíaca, 30, 36<br />

Aminofilina, 48, 49<br />

Análisis<br />

cualitativo<br />

de la contracción del miocardio, 22<br />

del movimiento ventricula, 54<br />

de la perfusión, 50<br />

de resultados, 49, 52<br />

semicuantitativo, 53<br />

Anatomía y patología cardíaca por segmentos, 61<br />

Aneurismas, 121<br />

de arterias coronarias, 72<br />

de la AMS, 122<br />

de la arteria esplénica, 121<br />

y disecciones aórticos, 61<br />

Angina<br />

intestinal, 121<br />

severa, 44<br />

Angio-<strong>RM</strong>, 107, 108, 109, 110, 113, 114, 117,<br />

118, 119, 120, 127, 129<br />

Angio-<strong>RM</strong> 3D, 105, 115, 116<br />

Angio-<strong>TC</strong>, 107, 108, 110, 116, 117, 119, 120,<br />

121, 127<br />

multicorte, 121<br />

Angiografía<br />

con sustracción digital (ASD), 125<br />

coronaria, 69<br />

por <strong>RM</strong>, 14<br />

Angioplastia con balón, 69<br />

Angiosarcoma, 82, 90<br />

Índice analítico<br />

Anillos vasculares, 60<br />

Anomalía<br />

de Ebstein, 65<br />

de Uhl, 33<br />

de las coronarias, 63<br />

venosas sistémicas y pulmonares, 65<br />

Antagonistas del calcio, 51<br />

Antenas o bobinas, 11<br />

de superficie, 11<br />

phase array, 11<br />

Aorta, 8, 58<br />

coartación de la, 58<br />

diámetro de la, 8<br />

máximo de la aorta ascendente, 9<br />

disecciones de, 8<br />

patología aórtica aguda, 8<br />

pseudocoartación de, 59<br />

Aplicaciones clínicas, 70<br />

Apoptosis celular, 76<br />

Arcada pericólica de Riolano, 121<br />

Arco aórtico, 60<br />

derecho con arteria subclavia izquierda aberrante,<br />

60<br />

de Turner, 61<br />

doble, 60<br />

Ehlers-Danlos, 61<br />

izquierdo con arteria subclavia derecha aberrante,<br />

60<br />

Marfan, 61<br />

Noonan, 61<br />

Área valvular efectiva, 23<br />

Arritmia, 70<br />

Artefacto, 12<br />

envolvimiento o aliasing, 12<br />

por flujo lento, 12<br />

Arteria<br />

carótida, 125<br />

circunfleja, 69<br />

coronaria<br />

derecha, 69<br />

izquierda, 69<br />

única, 72<br />

descendente anterior, 69<br />

marginal, 69<br />

de Drummond, 121<br />

mesentérica<br />

inferior (AMI), 119<br />

superior (AMS), 119<br />

pulmonar, 9, 58<br />

izquierda aberrante (pulmonary artery sling),<br />

58<br />

patología de las, 9<br />

renal, 113<br />

Arteriografía con un catéter intraarterial (ASDIA),<br />

113<br />

Arteriosclerosis, 75<br />

Arteritis de Takayasu, 61<br />

Asa ventricular, 62<br />

derecha (D loop), 62<br />

izquierda (L loop), 62<br />

ASD, 116<br />

ASDIA, 118<br />

Asplenia, 62<br />

Atenolol, 70<br />

Ateromatosis de las arterias viscerales, 121<br />

Aterosclerosis carotídea, 125<br />

Aterotrombosis, 76<br />

Atrapamiento poplíteo, 110<br />

Atresia<br />

o estenosis pulmonar severa, 62<br />

pulmonar, 63<br />

Aurículas, 6<br />

derecha, 17<br />

izquierda, 18<br />

Ausencia de la porción hepática de la cava inferior,<br />

62<br />

B<br />

β-bloqueante, 70<br />

Banda moderadora, 18<br />

Betabloqueantes, 51<br />

Biopsia endomiocárdica, 34<br />

Bypass coronarios, 71<br />

C<br />

Calcificación, 70<br />

Calcificaciones, 8<br />

intratumorales, 79<br />

Canal aurículo-ventricular, 62<br />

Cápsula<br />

fibrosa, 76, 77<br />

rota, 76<br />

Captaciones tardías, 41


1 4 8 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

Carcinoma, 83<br />

hepatocelular o broncogénico, 83<br />

renal, 83<br />

Cardiología nuclear, 47<br />

Cardiopatía<br />

isquémica, 47<br />

congénita, 57, 65<br />

etiología, 57<br />

incidencia, 57<br />

mortalidad, 57<br />

compleja, 63<br />

izquierda-derecha, 58<br />

Cascada isquémica, 47<br />

Células espumosas, 76<br />

Centro lipídico, 76<br />

CIA, 57<br />

Cine-<strong>RM</strong>, 12<br />

Cinética de los medios de contraste, 50<br />

Circulación visceral, 119<br />

Clasificación de, 94<br />

De Bakey, 94<br />

Stanford, 94<br />

tipo, 94<br />

A, 94<br />

B, 94<br />

Coartación<br />

aórtica, 61, 98<br />

y transposición de grandes vasos, 57<br />

Codificación de la velocidad, 12<br />

Colesterol-LDL, 76<br />

Complejo de Carney, 79<br />

Comunicación<br />

interauricular, 62<br />

interventricular, 63<br />

Concordancia<br />

aurículo-ventricula, 63<br />

Conmoción<br />

miocárdica, 39<br />

o aturdimiento miocárdico, la hibernación, 39<br />

Constricción pericárdica, 89<br />

Continuidad por la ácigos, 62<br />

Contracción ventricular, 41<br />

Contractilidad, 3, 4, 42<br />

del miocardio, 3<br />

miocárdica, 53<br />

Control de permeabilidad de stents, 71<br />

Crista terminalis, 17, 83, 84<br />

Criterios<br />

diagnósticos de la MCA, 30<br />

morfológicos y funcionales<br />

de la MCD en <strong>RM</strong>, 33<br />

de la MCH en <strong>RM</strong>, 28<br />

de la MCR en <strong>RM</strong>, 35<br />

para el diagnóstico de MCA, 31<br />

Cuantificación<br />

de la masa miocárdica, 28<br />

de los volúmenes de las aurículas, 21<br />

tridimensional de la motilidad miocárdica, 22<br />

Curvas de, 12<br />

de intensidad de señal respecto al tiempo, 50<br />

flujo/tiempo, 12, 13<br />

velocidad/tiempo, 12, 13<br />

D<br />

D-malposición, 64<br />

Derrame<br />

metastásico, 83<br />

pericárdico, 89<br />

quiloso, 90<br />

Desplazamiento miocárdico, 54<br />

Diagnóstico<br />

de MCA, 33<br />

diferencial, 33, 35<br />

Dímero-D, 101<br />

Dipiridamol, 48, 49, 51<br />

Discordancia<br />

aurículo-ventricular, 63<br />

ventrículo-arterial, 63<br />

Disección aórtica (DA), 93, 94<br />

aguda, 94<br />

hematoma-úlcera, 98<br />

Disfunción<br />

diastólica, 29<br />

ventricular izquierda severa, 39<br />

Displasia arritmogénica del ventrículo derecho,<br />

30<br />

Distensibilidad del miocardio, 29<br />

Divertículos pericárdicos, 88<br />

Doble vena cava superio, 65<br />

Dobutamina, 22, 40, 50, 53<br />

Doppler, 125<br />

DSA, 107, 108, 109<br />

Divertículo (Kommerell), 60<br />

E<br />

Eco navegador corrector, 72<br />

Ecocardiografía, 47<br />

de estrés, 47<br />

Ecografía, 8, 129<br />

especificidad, 8<br />

sensibilidad, 8<br />

transesofágica, 79<br />

Efecto<br />

Pasteur, 40<br />

secundario, 51<br />

Émbolos subsegmentarios, 105<br />

Endarterectomía carotídea, 125<br />

Endocarditis<br />

bacteriana, 61<br />

de Löffler, 35, 36<br />

Endotelio vascular, 75<br />

Enfermedad<br />

<strong>cardiovascular</strong>, 1<br />

de Davis, 36<br />

de Kawasaki, 72<br />

de Takayasu, 98<br />

endomiocárdica, 36<br />

isquémica del corazón, 69<br />

poliquística del adulto, 98<br />

tromboembólica, 101<br />

Engrosamiento<br />

del pericardio, 36<br />

miocárdico absoluto, 22<br />

Ergometría, 47<br />

Esclerosis tuberosa, 80<br />

Esofagograma, 60<br />

Espacio k, 41<br />

Espectroscopia, 42<br />

Esquema<br />

de las arterias coronarias, 69<br />

de segmentos, 4<br />

cardíacos, 5<br />

irrigación, 5<br />

Estenosis, 71, 108<br />

arterial, 72<br />

carotídea, 126<br />

de alto grado, 71<br />

de arteria renal, 115<br />

de arterias coronarias, 72<br />

pulmonar, 62<br />

supravalvular aórtica, 59<br />

valvulares, 23<br />

vasculares, 76<br />

Estimación cualitativa, 52<br />

Estrías grasas, 76<br />

Estudio<br />

«multifase», 70<br />

de medición de calcio coronario, 70<br />

de perfusión, 48, 106<br />

con isótopos, 47<br />

de contractilidad, 50<br />

de contractilidad bajo estrés, 52<br />

Evaluación<br />

de la función cardíaca, 63<br />

postquirúrgica, 65<br />

Exploración de arterias coronarias, 70<br />

F<br />

F-desoxiglucosa, 40<br />

Factor de flujo, 75<br />

Factor V Leiden, 101<br />

Falsa luz, 93<br />

Fármacos, 50<br />

vasodilatadores, 48<br />

Fenómeno<br />

de robo, 48<br />

trombótico, 76<br />

Fibroelastoma papilar, 80<br />

Fibroma, 81<br />

cardíaco, 30<br />

Fibrosarcoma, 82<br />

Fibrosis<br />

endomiocárdica, 35, 36<br />

intersticial progresiva, 33<br />

Flap, 94<br />

intimal, 94<br />

íntimo-medial, 94<br />

Fleblolitos, 81<br />

Fracción de eyección, 3, 20, 21, 39, 53<br />

Fuerza, 3<br />

postllenado, 3<br />

prellenado, 3<br />

Función, 3, 18<br />

cardíaca, 3, 18<br />

global, 20<br />

regional, 22<br />

del ventrículo derecho, 21<br />

miocárdica regional, 54<br />

valvular, 22<br />

ventricular izquierda, 3<br />

G<br />

Gasto cardíaco, 20, 21<br />

Glucosa, 40<br />

Gradiente de presión transvalvular, 23<br />

Grosor del miocardio, 19<br />

H<br />

Hallazgos<br />

funcionales típicos de la MCD, 34<br />

morfológicos y funcionales de la MCA en <strong>RM</strong>,<br />

32<br />

Hamartoma, 80<br />

Hemangioma, 81<br />

Hematoma intramural (HI), 93, 94


Hemocromatosis, 34<br />

Hemorragia en el infarto, 43<br />

Hidrato de cloral, 57<br />

Hipercaptación miocárdica, 43<br />

Hipertensión arterial pulmonar, 58<br />

Hipertrofia, 28<br />

apical, 28<br />

basal septal, 28<br />

concéntrica, 28<br />

de la pared lateral, 28<br />

lipomatosa del septo interauricular, 80<br />

miocárdica, 19<br />

Homogénea o transmural, 43<br />

HTA, 113<br />

I<br />

Íleo exudativo, 121<br />

IMA, 121<br />

<strong>Imagen</strong><br />

con sincronización respiratoria clásica, 71<br />

dinámica de perfusión, 40<br />

en paralelo, 41<br />

en tiempo real, 52<br />

Impronta esofágica anterior, 60<br />

Incarceración miocárdica26., 88<br />

Índice<br />

de engrosamiento sistólico, 22<br />

de motilidad ventricular, 52<br />

de reserva de perfusión, 50<br />

Infarto, 42<br />

crónicos, 42<br />

transmural, 42<br />

de miocardio, 39, 78<br />

intestinal, 120<br />

recientes, 42<br />

subendocárdicos, 43<br />

Infiltración grasa del miocardio, 32<br />

Infundíbulo<br />

muscular, 62<br />

o tracto de salida, 18<br />

Insuficiencias valvulares, 23<br />

Integridad de membrana, 40<br />

Interrupción<br />

de la cava inferior con continuación por la ácigos,<br />

65<br />

del arco aórtico, 59<br />

Intervención<br />

de Fontan, 66<br />

de Jatene o arterial switch, 66<br />

de Mustard y Senning, 66<br />

Isomerismo, 62<br />

derecho, 62<br />

izquierdo, 62<br />

Isquemia, 30<br />

mesentérica<br />

aguda (IMA), 120<br />

crónica (IMC), 121<br />

L<br />

L-malposición, 64<br />

Lactato, 40<br />

Leiomiomatosis intravenosa, 81<br />

Leiomiosarcoma, 82<br />

Linfangioma, 90<br />

Linfoma, 83, 90<br />

B tipo Burkitt, 83<br />

no Hodgkin, 83<br />

primarios cardíacos, 90<br />

Lipoma, 80, 90<br />

cardíaco, 80<br />

Lipoproteínas, 76<br />

Liposarcoma, 82, 90<br />

Luz, 8, 94<br />

criterios, 95<br />

falsa, 8, 94, 95<br />

verdadera, 8, 94, 95<br />

M<br />

Macrófagos, 76<br />

Mapas paramétricos, 53<br />

Marcadores de miocardio variable, 40<br />

Marcaje del miocardio, 22, 34<br />

Masa<br />

cardíaca, 79<br />

del ventrículo derecho, 20<br />

del ventrículo izquierdo, 20<br />

miocárdica, 3, 19<br />

ventricular, 53<br />

MCR obliterativa, 36<br />

Medición del calcio coronario, 70<br />

Melanoma, 83<br />

Mesotelioma, 90<br />

Metabolismo miocárdico, 40<br />

Metaloproteinasa, 76<br />

Metástasis cardíacas, 83<br />

Métodos, 20<br />

área-longitud, 21, 53<br />

biplano, 20<br />

de Penn, 20<br />

de Simpson, 23<br />

directo, 20<br />

indirectos, 20<br />

MIBG, 81<br />

Milrinona, 40<br />

Miocardio, 5, 39, 40<br />

aturdido, 5, 39, 52<br />

hibernado, 5, 39, 40, 52, 53<br />

marcaje del, 14<br />

negro, 13<br />

viable, 39<br />

Miocardiopatías, 27<br />

clasificación, 27<br />

arritmogénica, 27, 30<br />

diagnóstico, 30<br />

incidencia, 30<br />

dilatada, 27, 33<br />

hipertrófica, 27<br />

primarias, 27<br />

restrictiva, 27, 35, 89<br />

secundarias o específicas, 27<br />

específicas, 36<br />

MIP, 120<br />

Mixoma, 79<br />

de la aurícula izquierda, 79<br />

Morbilidad y mortalidad, 1<br />

Morfología cardíaca, 16<br />

análisis de la, 16<br />

Motilidad miocárdica, 34<br />

Muerte súbita, 81<br />

Músculos papilares, 18<br />

N<br />

N-amonio, 40<br />

Navegadores, 71<br />

Necrosis miocárdica, 42<br />

Nifedipino, 51<br />

Nitroglicerina, 51<br />

Núcleo lipídico, 77<br />

O<br />

Obstrucción<br />

del tracto de salida del ventrículo izquierdo, 63<br />

dinámica del tracto de salida del ventrículo<br />

izquierdo, 29<br />

trombótica aguda, 76<br />

Ojos de buey, 53<br />

Orejuela, 17<br />

izquierda, 18<br />

Osteogénesis imperfecta, 98<br />

Osteosarcoma, 82<br />

P<br />

ÍN DIC E AN ALÍTIC O 1 4 9<br />

Paragangliomas, 81<br />

Patología arterial periférica obliterante, 107<br />

Perfusión, 4, 105<br />

del miocardio, 30<br />

análisis, 43<br />

reducción, 43<br />

miocárdica, 40, 41<br />

técnicas para evaluar, 4<br />

Pericardio, 18, 87<br />

Pericarditis, 27, 88<br />

constrictiva, 27, 89<br />

por toxicidad farmacológica, 83<br />

postradioterapia, 83, 89<br />

urémica, 88<br />

Persistencia del ductus, 63<br />

PET, 40<br />

Placa<br />

arteriosclerótica, 72<br />

blanda, 78<br />

calcificada, 72, 78<br />

coronaria, 70<br />

de alto riesgo, 78<br />

de ateroma, 75, 76, 77, 78, 126, 129<br />

clasificación clínica de la, 75<br />

fases evolutivas, 75<br />

fase I: hiperplasia intimal, 75<br />

fase II: placa vulnerable, 76<br />

fase III y IV: ruptura de la placa, 76<br />

fase V: placas fibrosas, 76<br />

fibrosa, 77<br />

formación de la, 76<br />

vulnerable, 71, 77<br />

Planos<br />

de estudio, 14<br />

de imagen, 2<br />

cuatro cámaras, 2, 16<br />

dos cámaras o eje largo, 2<br />

eje corto, 2, 16<br />

de marcado, 54<br />

intrínsecos, 15<br />

eje largo del ventrículo izquierdo, 15<br />

horizontal (tres cámaras), 15<br />

vertical, 15<br />

dos cámaras aurícula derecha (aurícula<br />

derecha-ventrículo derecho, 15<br />

dos cámaras aurícula izquierda-ventrículo<br />

izquierdo, 15<br />

eje largo vertical-tracto de salida del<br />

ventrículo izquierdo, 15<br />

ortogonales, 14<br />

axial, 14<br />

coronal, 14


1 5 0 IMAG EN C ARDIO VASC ULAR AVAN ZADA: <strong>RM</strong> Y <strong>TC</strong><br />

sagital, 14<br />

oblicuo, 14<br />

Polisplenia, 62<br />

Procedimientos no invasivos, 1<br />

Prótesis intraarteriales, 110<br />

Protocolo<br />

de estudio, 49, 52<br />

de viabilidad miocárdica, 41<br />

Proyección de máxima intensidad, 109<br />

Pseudodisección, 108<br />

Pseudomasas, 83<br />

Q<br />

Quiste<br />

broncogénico, 81<br />

pericárdicos, 88<br />

broncogénicos, 88<br />

hidatídicos intrapericárdicos, 88<br />

teratomas, 88<br />

tímicos, 88<br />

R<br />

Rabdomioma, 80<br />

Rabdomiosarcoma, 82<br />

Raíl de tren, 104<br />

Receso retroaórtico, 87<br />

Reconstrucción multiplanar, 70<br />

Red<br />

de Chiari, 18<br />

venosa de Chiari, 83<br />

Reentrada, 95<br />

Reformateo multiplanar en MIP, 127<br />

Regla<br />

de R. Van Praagh, 62<br />

de Simpson, 20, 21, 53<br />

Relación con las arterias, 49<br />

Remodelamiento positivo, 76<br />

Resolución temporal, 12<br />

Resonancia magnética, 2<br />

aplicaciones, 2<br />

Retorno venoso anómalo pulmonar, 62, 65<br />

parcial, 65<br />

total, 65<br />

y sistémico, 62<br />

Revascularización, 44<br />

coronaria, 39<br />

Ritmo cardíaco, 70<br />

<strong>RM</strong>, 8, 47, 103, 127<br />

especificidad, 8<br />

indicaciones de la, 57<br />

sensibilidad, 8<br />

Rx tórax, 1<br />

S<br />

Sangre, 12, 22<br />

brillante, 12<br />

negra, 12, 22<br />

Sarcoidosis, 34, 35, 36<br />

Sarcomas, 82, 83, 90<br />

indiferenciado, 82, 83<br />

Secuencias, 11<br />

con doble eco, 77<br />

con doble pulso de inversión, 77<br />

potenciadas en T2, 78<br />

de cine-<strong>RM</strong> con codificación de la velocidad,<br />

22<br />

de perfusión, 48, 49<br />

eco de gradiente, 12<br />

de precesión en el estado estacionario, 52<br />

en apnea, 11<br />

espín-eco, 12<br />

2D o 3D Eco Planar (EPI), 72<br />

3D, 103, 127<br />

en apnea, 72<br />

Sedación, 57<br />

Segmentarias del ventrículo izquierdo, 52<br />

Segmento<br />

acinético, 52<br />

discinético, 52<br />

hipocinético, 52<br />

hipoquinético, 44<br />

miocárdico, 49<br />

Seno de Valsalva<br />

izquierdo, 69<br />

derecho, 69<br />

Septo, 17<br />

interauricular, 17<br />

interventricular, 18<br />

Signo<br />

de Kussmaul, 89<br />

del Mercedes-Benz, 94<br />

Sincronización, 11<br />

cardíaca, 72<br />

con navegadores, 71<br />

entre el electrocardiograma (ECG), 11<br />

respiratoria, 12<br />

prospectiva, 70, 72<br />

Síndrome, 61<br />

aórtico agudo (SAA), 93<br />

de Brugada, 33<br />

de Dressler, 88<br />

de Ehlers-Danlos, 98<br />

de Gorlin, 81<br />

de Marfan, 96, 98<br />

de Noonan, 98<br />

de Turner, 98<br />

del ventrículo izquierdo hipoplásico, 64<br />

hipereosinofílico, 35<br />

Situs, 61, 63<br />

ambiguo o heterotaxia visceral, 62<br />

inverso, 62<br />

solitus, 61, 63<br />

Subendocárdica, 43<br />

Subvolumen MIP, 71<br />

Supresión de los movimientos respiratorios, 71<br />

T<br />

Tamaño de las cavidades, 18<br />

<strong>TC</strong>, 8, 102, 127<br />

especificidad, 8<br />

helicoidal, 102, 113<br />

multicorte, 117, 129<br />

multidetector, 78<br />

de arterias coronarias, 69<br />

por haz de electrones, 70<br />

sensibilidad, 8<br />

Técnica<br />

de perfusión, 13<br />

retrospectiva, 70<br />

T OF, 127<br />

TEP, 101<br />

Teratocarcinoma, 90<br />

Teratoma, 90<br />

Tetralogía de Fallot, 63<br />

T OF: time of flight, 114<br />

Tomografía computarizada, 1<br />

aplicaciones, 2<br />

Transmural, 43<br />

Transposición<br />

de grandes vasos, 62, 63, 64<br />

D, 62<br />

L, 62, 63<br />

Trasplante hepático, 119, 122<br />

Tríada clásica, 79<br />

Triángulo de la displasia, 30<br />

Tromboembolismo pulmonar, 103<br />

Trombos intracardíacos, 83<br />

Trombosis<br />

de la arteria mesentérica, 120<br />

vascular aguda, 76<br />

venosa, 120<br />

profunda (TVP), 101<br />

Tronco<br />

celíaco, 119<br />

supraaórtico, 58<br />

Truncus arterioso, 58, 63<br />

tipos, 64<br />

I, 64<br />

II, 64<br />

III, 64<br />

IV, 64<br />

Tumor<br />

benigno, 79<br />

cardíaco primario, 79<br />

pericárdico, 90<br />

U<br />

Úlcera aterosclerótica penetrante (UAP), 93, 95<br />

primer dinámico, 96<br />

segundo dinámico, 96<br />

US Doppler, 125<br />

USPIO, 77<br />

V<br />

Valoración<br />

de la reserva contráctil, 40<br />

postoperatoria, 44<br />

Valores<br />

de la masa del miocardio, 21<br />

normales<br />

de la masa, 20<br />

de medidas cardíacas, 3<br />

pediátricos normales, 63<br />

Válvulas cardíacas, 6<br />

aórtica, 7, 98<br />

bicúspide, 61, 98<br />

estenosis de la, 7<br />

insuficiencias de la, 7<br />

síndrome de Marfan, 7<br />

senos de Valsalva, 7<br />

de Eustaquio, 18, 83<br />

de Tebesio, 18<br />

enfermedad valvular cardíaca, 7<br />

mitral, 7<br />

estenosis de la, 7<br />

enfermedad reumática, 7<br />

insuficiencia, 7<br />

pulmonar, 7<br />

estenosis de la, 7<br />

tricúspide, 7<br />

estenosis de la, 7<br />

Valvulopatía, 22<br />

Vasoespasmo, 121<br />

Velocidad de infusión, 70


Vena<br />

cava superior bilateral, 62<br />

pulmonar, 9<br />

Ventana aórtico-pulmonar, 64<br />

Ventrículo, 2, 18<br />

derecho, 5, 18<br />

anatomía del, 5<br />

cálculo del volumen, 6<br />

de doble salida, 62, 63<br />

disfunción, 6<br />

displasia arritmogénica del, 6<br />

fallo cardíaco, 6<br />

infarto del, 6<br />

izquierdo, 3<br />

único, 62, 63, 64<br />

Vessel tracking, 71<br />

Viabilidad, 4<br />

aquinesia o disquinesia, 4<br />

miocárdica, 39, 40<br />

Volume rendering, 71, 109, 120, 127<br />

Volumen<br />

de eyección, 53<br />

Z<br />

diastólico, 20<br />

latido, 20, 21<br />

del ventrículo derecho, 21<br />

sistólico, 20<br />

telediastólico, 21<br />

telesistólico, 21<br />

ventricular, 3, 20, 53<br />

Zonas disfuncionantes, 52<br />

ÍN DIC E AN ALÍTIC O 1 5 1

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!