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epente, se agachó frente a mí a nivel de la vista.<br />
—Entonces tendría que estar aliviado de saber que lo que me dijeron hace sólo una<br />
hora es falso. Que no fuiste tú la que agarró a una chica del pelo y la tiró de la silla en la<br />
sala de estar común.<br />
Abrí la boca para negarlo, pero mis protestas murieron. Mierda. Siempre había alguien<br />
encantado de delatar a la gente.<br />
—¿Comprendes la precaria posición en la que te encuentras? —su firme mirada se<br />
clavó en la mía— ¿Lo estúpido que es el que unas simples palabras te lleven a la violencia?<br />
Tirar a Lea de la silla había sido estúpido, pero ella me había cabreado.<br />
—Estaba hablando de mi madre.<br />
—¿Y eso importa? Piensa en ello. Sólo son palabras y las palabras no significan<br />
nada. La acción sí. ¿Vas a pelearte con todo aquel que diga algo sobre ti o tu madre? Si<br />
es así, deberías ir haciendo las maletas ya.<br />
—Pero—<br />
—Va a haber rumores, rumores ridículos sobre por qué tu madre se fue. Por qué<br />
no volviste. No puedes pelearte con todo aquel que te moleste.<br />
Incliné la cabeza hacia un lado.<br />
—Podría intentarlo.<br />
—Álex, necesitas concentrarte en volver al Covenant. Ahora mismo estás aquí<br />
como un favor. Quieres venganza contra los daimons ¿verdad?<br />
—¡Sí! —mi voz se volvió violenta al apretar los puños.<br />
—¿Quieres poder salir y luchar contra ellos? Entonces tienes que centrarte en el<br />
entrenamiento en vez de en lo que la gente diga sobre ti.<br />
—¡Pero ella dijo que yo fui la razón por la que mamá murió! —escuchar mi voz<br />
me afectó, tuve que mirar hacia otro lado. Era débil. Vergonzoso. Débil y vergonzoso<br />
no estaban en el vocabulario de un Centinela.<br />
—Álex, mírame.<br />
Dudé antes de hacerlo. Por un momento, la dureza de su expresión se suavizó.<br />
Cuando me miró así, realmente creí que había entendido mi reacción. Quizá no estaba<br />
de acuerdo con ello, pero por lo menos entendió por qué lo hice.<br />
—Sabes que no había nada que pudieses hacer acerca de lo que le ocurrió a tu<br />
madre —sus ojos buscaron mi cara—. Lo sabes, ¿verdad?<br />
—Debería haber hecho algo. Tuve todo el tiempo y debería haber llamado a alguien.<br />
Quizá entonces… —me pasé la mano por el pelo y respiré profundamente—.<br />
Quizá nada de esto habría pasado.<br />
—Álex, no podías haber sabido que iba a acabar así.<br />
—Pero sí que lo sabía —cerré los ojos, sintiendo un nudo en el estómago—. Todos<br />
lo sabemos. Es lo que ocurre cuando abandonas la seguridad de la comunidad. Sabía<br />
que ocurriría, pero tenía miedo de que no la dejasen volver después de haberse ido. No<br />
podía… dejarla sola ahí fuera.<br />
Aiden se quedó en silencio tanto rato que pensé que se había ido de la habitación,<br />
pero entonces sentí su mano en mi hombro. Abrí los ojos, volviendo la cabeza y miré<br />
abajo hacia su mano. Sus dedos eran largos y parecían gráciles. Mortales, imaginé.<br />
Pero ahora eran amables. Como si no tuviese control sobre mí misma, miré sus ojos<br />
plateados. No pude evitar que me recordase a lo que pasó entre nosotros en la fábrica.<br />
Repentinamente, Aiden me soltó. Se pasó una mano por el pelo, parecía inseguro