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dome, mientras se dirigía hacia Aiden—. Si aún pretendes tenerla lista para el inicio de<br />
las clases, quizá quieras trabajar su actitud y asegurarte de que la próxima vez te haga<br />
caso. Si continúa así, fracasará.<br />
Sin quitarme los ojos de encima, le inclinó la cabeza a Aiden cortésmente.<br />
Rabié en silencio hasta el momento en que Marcus desapareció.<br />
—¿Qué demonios le habré hecho yo? —me froté el cuello distraídamente—. ¡Podía<br />
haberme roto el brazo!<br />
—Si te hubiese querido romper el brazo, lo habría hecho. Te dije que te quedases<br />
callada, Álex. ¿Qué esperabas de Marcus? ¿Pensabas que era un simple vago purasangre<br />
que necesitaba protección? —su voz salpicaba sarcasmo.<br />
—¡Bueno, lo parece! ¿Cómo se supone que iba a saber que su secreto era ser un<br />
Rambo con vaqueros?<br />
Aiden vino hacia mí, me alcanzó y me cogió de la barbilla.<br />
—Deberías haberlo sabido porque te dije que no le presionases. Y aun así lo hiciste.<br />
No me escuchaste. Fue un Centinela, Álex.<br />
—¿Qué? ¿Marcus fue un Centinela? ¡No lo sabía!<br />
—Intenté decírtelo —Aiden cerró los ojos y me soltó la barbilla. Dándose la vuelta,<br />
se pasó una mano por el pelo—. Marcus tiene razón. No estarás lista para el curso si<br />
no me escuchas —suspiró—. Por esto es por lo que nunca podría ser Instructor o Guía.<br />
No tengo paciencia para esta mierda.<br />
Esta era una de las veces que sabía que tenía que callarme, pero no podía. Enfadadísima,<br />
lo seguí por las esterillas.<br />
—¡Te estoy escuchando!<br />
Se dio la vuelta.<br />
—¿Qué parte has escuchado, Álex? Te dije específicamente que no le presionaras.<br />
Si no puedes escucharme, ¿cómo puede cualquier otro, incluido Marcus, esperar que<br />
escuches a tus Instructores durante el curso?<br />
Tenía razón, pero estaba demasiado avergonzada y enfadada para admitirlo.<br />
—Sólo lo hizo porque no le gusto.<br />
Soltó un ruido de exasperación.<br />
—No tiene nada que ver con si le gustas o no, Álex. ¡Tiene todo que ver con el<br />
hecho de que no escuchas! Te has pasado mucho tiempo ahí fuera donde podías defenderte<br />
fácilmente de los mortales, pero ya no estás en el mundo mortal.<br />
—Ya lo sé. ¡No soy estúpida!<br />
—¿En serio? —sus ojos destellaron furia plateada—. Estás por detrás de todos los<br />
de aquí. Incluso los pura-sangre que vendrán al colegio en otoño tendrán conocimientos<br />
básicos sobre cómo defenderse. ¿Sigues queriendo ser una Centinela? Después de<br />
lo que me has mostrado hoy, dudo que sea el caso. ¿Sabes lo que distingue a un Centinela?<br />
Obediencia, Álex.<br />
Sentí cómo me sonrojaba. El repentino brote de lágrimas cálidas me escoció en los<br />
ojos. Pestañeé y me alejé de él.<br />
Aiden maldijo entre dientes.<br />
—No… intento avergonzarte, Álex. Pero estos son los hechos. Sólo hemos entrenado<br />
durante una semana y aún tienes un largo camino por delante. Tienes que<br />
escucharme.<br />
Una vez que estuve bien segura de que no iba a ponerme a llorar, me enfrenté a él.