Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Pedro Páramo<br />
Juan Rulfo<br />
-No duerme, pensando en usted.<br />
-Pero si él tiene de dónde escoger. Abundan tantas muchachas bonitas en Comala.<br />
¿Qué dirán ellas cuando lo sepan?<br />
-Él sólo piensa en usted, Dolores. De ahí en más, en nadie.<br />
-Me hace usted que me den escalofríos, don Fulgor. Ni siquiera me lo imaginaba.<br />
-Es que es un hombre tan reservado. Don Lucas Páramo, que en paz descanse, le llegó<br />
a decir que usted no era digna de él. Y se calló la boca por pura obediencia. Ahora que él<br />
ya no existe, no hay ningún impedimiento. Fue su primera decisión; aunque yo había<br />
tardado en cumplirla por mis muchos quehaceres. Pongamos por fecha de la boda pasado<br />
mañana. ¿Qué opina usted?<br />
-¿No es muy pronto? No tengo nada preparado. Necesito encargar los ajuares. Le<br />
escribiré a mi hermana. O no, mejor le voy a mandar un propio, pero de cualquier manera<br />
no estaré lista antes del 8 de abril. Hoy estamos a 1. Sí, apenas para el 8. Dígale que<br />
espere unos diyitas.<br />
-Él quisiera que fuera ahora mismo. Si es por los ajuares, nosotros se los<br />
proporcionaremos. La difunta madre de don Pedro espera que usted vista sus ropas. En<br />
la familia existe esa costumbre.<br />
-Pero además hay algo para estos días. Cosas de mujeres, sabe usted. ¡Oh!, cuánta<br />
vergüenza me da decirle esto, don Fulgor. Me hace usted que se me vayan los colores. Me<br />
toca la luna. ¡Oh!, qué vergüenza.<br />
-¿Y qué? El matrimonio no es asunto de si haya o no haya luna. Es cosa de quererse.<br />
Y, en habiendo esto, todo lo demás sale sobrando.<br />
-Pero es que usted no me entiende, don Fulgor.<br />
-Entiendo. La boda será pasado mañana.<br />
Y la dejó con los brazos extendidos pidiendo ocho días, nada más ocho días.<br />
«Que no se me olvide decirle a don Pedro -¡vaya muchacho listo ese Pedro!-, decirle que<br />
no se le olvide decirle al juez que los bienes son mancomunados. "Acuérdate, Fulgor, de<br />
decírselo mañana mismo."»<br />
La Dolores, en cambio, corrió a la cocina con un aguamanil para poner agua caliente:<br />
«Voy a hacer que esto baje más pronto. Que baje esta misma noche. Pero de todas<br />
maneras me durará mis tres días. No tendrá remedio. ¡Qué felicidad! ¡Oh, qué felicidad!<br />
Gracias, Dios mío, por darme a don Pedro». Y añadió: «Aunque después me aborrezca».<br />
-Ya está pedida y muy de acuerdo. El padre cura quiere sesenta pesos por pasar por<br />
alto lo de las amonestaciones. Le dije que se le darían a su debido tiempo. Él dice que le<br />
hace falta componer el altar y que la mesa de su comedor está toda desconchinflada. Le<br />
prometí que le mandaríamos una mesa nueva. Dice que usted nunca va a misa. Le<br />
prometí que iría. Y desde que murió su abuela ya no le han dado los diezmos. Le dije que<br />
no se preocupara. Está conforme.<br />
-¿No le pediste algo adelantado a la Dolores?<br />
-No, patrón. No me atreví. Ésa es la verdad. Estaba tan contenta que no quise<br />
estropearle su entusiasmo.<br />
-Eres un niño.<br />
«¡Vaya! Yo un niño. Con 55 años encima. Él apenas comenzando a vivir y yo a pocos<br />
pasos de la muerte.»<br />
-No quise quebrarle su contento.<br />
-A pesar de todo, eres un niño.<br />
-Está bien, patrón.<br />
24