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Revista Nana #03

El parto, una orquesta hormonal Actividad física en el postparto Construyendo salud ¡Y el mío es Superman! ¿Por qué llora mi bebé? Tradición musical en el hogar Basta de falsas etiquetas Leer es Crecer Sábados en la Biblioteca Recomendaciones.

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más que el otro, la comparación puede generar<br />

en los padres preocupaciones que<br />

les impliquen estar atentos a determinados<br />

factores del desarrollo y crecimiento<br />

de sus hijos. Estas preocupaciones presentadas<br />

a un profesional de la salud, pueden<br />

por un lado resolver nuestras dudas y tranquilizarnos<br />

con información estadística sobre<br />

las edades en las que se supone que<br />

empiezan a caminar, a hablar, a sacar los<br />

dientes, etc. Por otro lado, podemos encontrar<br />

un problema real que requiera alertar<br />

a los servicios médicos para realizar<br />

los seguimientos y controles necesarios.<br />

Considero que siempre es mejor encontrar<br />

y atacar un problema lo antes posible.<br />

Tenemos que concienciarnos de que los niños<br />

no son clones, cada uno tiene sus tiempos<br />

y formas. En mi caso, con dos niños en<br />

casa puedo asegurar que los tiempos han<br />

sido muy distintos en uno y otro, incluso<br />

siendo hermanos, con los mismos padres y<br />

con solo dos años de diferencia.<br />

Me parece muy beneficiosa la comparativa<br />

si se mantiene en un nivel de intercambio<br />

sano de información entre padres.<br />

El problema puede venir cuando se<br />

hace extensible a los niños.<br />

Hablo de niños más grandes,<br />

en los que utilizamos<br />

la comparativa<br />

como medio de enseñanza:<br />

“Mira qué<br />

bien come Juanito”,<br />

“Mira qué bien se viste<br />

Juanito”, “Mira qué<br />

bien habla Juanito”, “Mira<br />

qué bien se lava los dientes<br />

Juanito”... ¡pues todos odiaríamos<br />

a Juanito!<br />

con un juguete en la mano pidiendo que se<br />

lo comprara. El padre, ya un poco cansado,<br />

responde que no. El niño indica que su<br />

hermano mayor sí se estaba llevando un<br />

juguete y preguntó porqué el no podía hacerlo.<br />

Su padre responde: “Será porque a tu<br />

hermano lo queremos más”.<br />

Vaya comparativa educativa ¿verdad?<br />

Creo que como padres tenemos la obligación<br />

de buscar contestaciones más constructivas<br />

y saludables. Si en lugar de salir<br />

del paso con una comparación, intentamos<br />

explicarnos y hablamos con esa personita<br />

que tenemos delante, no solo lograremos<br />

un vínculo más fuerte y le estaremos dando<br />

herramientas para su futuro, sino que<br />

hasta habrá veces en las que nos daremos<br />

cuenta que ni siquiera nos convencemos a<br />

nosotros mismos.<br />

Cada niño es especial en algo. Está en nosotros,<br />

los papás y las mamás, tomarnos el<br />

tiempo para detectar ese algo y apoyarlos,<br />

destacando lo bueno y olvidándonos de las<br />

comparativas•<br />

Leandro Trilnick<br />

Graduado de Papá en 2009<br />

Master de Papá en 2012<br />

Reflexiones<br />

Hace un tiempo, estaba en una juguetería<br />

buscando un regalo y me encontré con<br />

la siguiente escena que me dejó marcado:<br />

Una papá con dos hijos, de aproximadamente<br />

siete años y cinco años. El menor<br />

de ellos perseguía al padre casi llorando<br />

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