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Revista Nana #03

El parto, una orquesta hormonal Actividad física en el postparto Construyendo salud ¡Y el mío es Superman! ¿Por qué llora mi bebé? Tradición musical en el hogar Basta de falsas etiquetas Leer es Crecer Sábados en la Biblioteca Recomendaciones.

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do”, “travieso”, “el que nunca atiende en<br />

clase”, etc., el niño va a tender a satisfacer<br />

las expectativas del adulto y a comportarse<br />

como tal, incluso acrecentando<br />

estos comportamientos, esto se conoce<br />

como el efecto Pigmalión. Llega a ser tan<br />

grave que en muchas ocasiones el adulto<br />

increpa al niño ANTES de que el niño<br />

haga nada, dando por hecho lo que va a<br />

hacer.<br />

• no se tiene en cuenta los sentimientos<br />

de los niños, son “ciudadanos de segunda”.<br />

Si algo debe tener en cuenta la psicología<br />

es que los síntomas son aliados,<br />

pistas que nos permiten llegar a la causa<br />

del problema. Pero esto no ocurre, se ha<br />

llegado al absurdo de priorizar poner fin<br />

al síntoma sin tener en cuenta la causa y<br />

por supuesto sin solucionar el problema,<br />

que aparecerá por otro lado. Para esto se<br />

utiliza alegremente todo tipo de medicación.<br />

Si un niño presenta por ejemplo<br />

problemas de concentración en clase, la<br />

tendencia es diagnosticarle y medicarle,<br />

no ver si puede estar viviendo una situación<br />

de abuso, maltrato, o simplemente<br />

que no reciba amor en casa.<br />

Todo esto no se suele tener en cuenta.<br />

Del mismo modo que el sueño natural de<br />

un bebé es catalogado de trastorno de<br />

sueño y modificado con métodos muy dañinos<br />

para el desarrollo psicológico y el<br />

cerebro infantil porque dormir menos no<br />

encaja con los trabajos de los padres y la<br />

baja por maternidad es del todo insuficiente,<br />

frente a un comportamiento natural<br />

en un niño se diagnostican trastornos<br />

como el TDAH porque en nuestro sistema<br />

sólo encajan los niños tranquilos, obedientes<br />

y fáciles de manejar que más tarde se<br />

transformen en el mismo tipo de adultos.<br />

Y se les suministran medicamentos como<br />

anfetaminas, medicamentos peligrosos<br />

que no sólo afectan a su desarrollo cerebral<br />

(afectan a la percepción y a la cognición<br />

en un cerebro en formación), sino que<br />

pueden provocar entre otras cosas accidentes<br />

cardiovasculares o incluso muerte<br />

súbita.<br />

Lo habitual es que esos niños acaben etiquetados<br />

y medicados en unos años preciosos<br />

para el desarrollo cerebral. Se les<br />

roba su vida. Algunos incluso pueden convivir<br />

con esta lacra toda ella. Otros que hubiesen<br />

podido sanar con un enfoque y un<br />

tratamiento adecuado, como en el caso de<br />

los reflejos un programa de inhibición de<br />

reflejos, o una terapia auditiva, no pueden<br />

curarse en la edad en que pueden hacerlo<br />

porque son etiquetados erróneamente<br />

y continúan así toda su vida (por ejemplo<br />

si son diagnosticados de autismo y simplemente<br />

tenían un problema de audición, o<br />

de nuevo reflejos primarios sin inhibir).<br />

Es muy triste que los padres no podamos<br />

confiar así como así en los profesionales<br />

que velan por la salud de nuestros hijos,<br />

pero es la realidad. Hay que buscar profesionales<br />

adecuados, debidamente formados,<br />

que se dejen de protocolos sin sentido<br />

y vean la persona que hay en el paciente.<br />

Hay cientos, miles de niños diagnosticados<br />

de modo erróneo. Quizá tu hijo sea uno<br />

de ellos y al leer esto descubras que no le<br />

pasa nada, o que la causa es otra. Quizá tu<br />

hijo aun no ha sido diagnosticado y decides<br />

informarte bien•<br />

Crianza<br />

inquieto<br />

Laura Perales Bermejo<br />

Psicóloga infantil<br />

www.crianzaautorregulada.com<br />

21

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