21.06.2017 Views

Híkuri.press Número 1

Híkuri.press Crónica, Arte, Cultura es la versión impresa de www.hikuri.press. Circula como periódico mensual desde San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

Híkuri.press Crónica, Arte, Cultura es la versión impresa de www.hikuri.press. Circula como periódico mensual desde San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

www.hikuri.<strong>press</strong> | no. 1 | 1 de mayo de 2017<br />

[ La única cosa más sublime que el amor es un taco de suadero bien preparado ] 15<br />

El pez por la boca<br />

Alberto Chanona Velasco<br />

Escritor, Editor, Creativo /<br />

El paraíso perdido de Joao Luiz<br />

¡Al pastor! El trompo gira<br />

y gira y cuando se detiene,<br />

el filo del cuchillo<br />

tajante sobre la carne<br />

calientita. Y un trozo de<br />

piña voladora. Con una<br />

salsa verde o roja o de<br />

habanero puro.<br />

Hace siete años la crisis nos dejó<br />

en la lona. Juntamos nuestras<br />

cosas y nos fuimos a vivir a esa<br />

otra sucursal del Infierno que la buena<br />

gente llama Tuxtla. Pensamos, mi compañera<br />

y yo, que la casa ahí heredada (y por<br />

la cual no debíamos pagar renta) supondría<br />

un respiro en nuestra economía. Con<br />

suerte, además, al tratarse de una ciudad<br />

más grande, tal vez podríamos conseguir<br />

empleo estable. Nada de eso ocurrió. Porque<br />

como es sabido, en México la crisis<br />

no es un evento pasajero, sino un estilo<br />

de vida, una condición natural, un estigma,<br />

una mala voluntad de la suerte, algo<br />

así 1 . Aun así, como no todo puede ser tan<br />

malo, ni uno tan menso que no busque<br />

alivio para sus males, el consuelo llegó<br />

rápidamente en forma de nuevas amistades<br />

y de comida. Y a veces las dos juntas,<br />

como sucedió con Joao Luiz, un taquero<br />

brasilero de quien resultamos vecinos.<br />

De tripa, de ojo, de<br />

cachete, de lengua, o los<br />

más exóticos: de gusano<br />

de maguey, de zats, de<br />

nucú, de chapulines.<br />

Pero también los más<br />

comunes, de frijoles,<br />

chicharrón, queso, arroz<br />

o lo que se te ocurra.<br />

¿Verdad, Diego?<br />

Alfred Pennyworth es un<br />

personaje de ficción de<br />

la DC Comics que aparece<br />

frecuentemente en la<br />

serie Batman. Fue presentado<br />

en Batman N°<br />

16 (abril/mayo de 1943)<br />

creado por el escritor<br />

Bob Kane y el dibujante<br />

Jerry Robinson. Es el fiel<br />

mayordomo de Bruce<br />

Wayne (Batman). Es de<br />

origen británico y llegó<br />

a trabajar a la mansión<br />

Wayne cuando Bruce<br />

era un niño. Después del<br />

asesinato de los padres<br />

de Bruce, prácticamente<br />

asumió su crianza y, de<br />

hecho, es su principal<br />

figura paterna.<br />

Quizá cualquiera que haya pasado por<br />

ahí, supone que hay en el apocalipsis<br />

–o debería haber– un apartado especial<br />

dedicado a Tuxtla. Pero no cualquiera<br />

imagina que la lenta agonía del comal de<br />

asfalto es solo soportable, y a menudo<br />

gratificante, por la comida que emerge<br />

de las prodigiosas cocinas, mercados,<br />

taquerías, fondas, marisquerías y miles<br />

de estanquillos tuxtlecos, donde día a<br />

día, noche a noche, se apelotona la febril<br />

muchedumbre de infelices condenada a<br />

habitar la ciudad y clamar hasta el fin del<br />

mundo por un plato, una ración diaria –la<br />

que sea– de motivos para vivir. Y la polis,<br />

qué más, maltratada y todo, se la entrega<br />

con incomprensible, injustificado amor.<br />

Como sea, quiero decir que a pesar de<br />

la crisis, engordamos mucho en Tuxtla.<br />

Pero no tanto por su descomunal oferta<br />

de sabores –que la tiene, ya dije–, como<br />

por la amistad de Joao Luiz.<br />

En un mundo justo, Joao habría<br />

inundado las bibliotecas con su cultura<br />

gastronómica tejida alrededor de la resurrección<br />

de la carne en su muy peculiar<br />

versión. En éste, en cambio, le alcanzó<br />

para viajar de Rio Grande do Sul a Chiapas<br />

y oficiar misa cada noche, de miércoles a<br />

domingo, tras su plancha de taquero. Su<br />

delicado genio en asuntos de carne, sin<br />

embargo, estaba –como está aún, espero–<br />

fuera de toda duda.<br />

En Tacolandia –que así se llamaba el<br />

templo de Joao Luiz, frente a mi casa en la<br />

Calle Central–, pasé muchísimas noches<br />

del terrible 2011. Acudía con la familia,<br />

alguna que otra vez. Y otras tantas pasaba<br />

yo solo al localito, antes de volver a casa,<br />

nomás por saludar y conversar un rato.<br />

Solíamos platicar de películas o chismear<br />

sobre los giros que daban las exploraciones<br />

arqueológicas de cierto alcalde<br />

Siempre fui carnívoro igual que se hereda la religión de la familia:<br />

sin saber por qué. Pero bajo la guía de Joao Luiz la piedra bruta de<br />

mi alma de especista 4 se hizo menos bruta.<br />

tuxtleco. Pero lo que más nos gustaba era<br />

hablar de animales o, más bien, de la carne<br />

de los animales, lo cual era muy bueno<br />

para mí, porque con tal de demostrar<br />

sus afirmaciones –que por lo demás yo<br />

no tenía por qué poner en duda–, con la<br />

velocidad de una catástrofe, Joao atacaba<br />

ferozmente una pieza del animal sobre<br />

la plancha, sin dar tregua a los argumentos.<br />

¡Zas! ¡Pum! ¡Zoc! Y en menos de diez<br />

minutos terminaba yo con tres o cuatro<br />

tacos en la barriga y otros tantos para<br />

llevar (“para que no te regañe la familia”)<br />

envueltos en papel. Y nunca me los cobró.<br />

Lea bien. En 2011. En una crisis. Nunca.<br />

De ese tamaño era la fe de Joao Luiz en<br />

las verdades que elegía defender, en un<br />

mundo hecho de mentiras y, ya se sabe,<br />

de infelicidad 2 .<br />

Siempre fui carnívoro igual que se hereda<br />

la religión de la familia: sin saber por<br />

qué 3 . Pero bajo la guía de Joao Luiz y su<br />

modo de argumentar cuchillo en mano, la<br />

piedra bruta de mi alma de especista 4 se<br />

hizo menos bruta (o más brutal, según se<br />

vea), y no hubo suculencia en el cerdo –<br />

accidentes de cocción y fritura incluidos–<br />

cuya exploración no emprendiera con<br />

vergonzosa voluptuosidad. No es improbable,<br />

por ejemplo, que durante los meses<br />

posteriores al hallazgo del cachete (una<br />

carnita que parece flotar sobre una capa<br />

de grasa gentil y sabrosa), lo haya comido<br />

con la misma devoción que un monaguillo<br />

traga hostias un domingo.<br />

Y así fue, hasta que un día la crisis y las<br />

necesidades terrenales del Maestro, quiero<br />

decir, de Joao, lo orillaron a trabajar<br />

como cocinero en un lujoso restaurante<br />

de carnes y cerró su taquería. Como era<br />

de esperar, los precios de la nueva carta<br />

separaron al fin lo que la virtud unió y no<br />

volví a verlo.<br />

Al poco tiempo, su local fue ocupado<br />

por una lavandería y luego por una fonda<br />

y después quién sabe cuánto más. Mi casa<br />

ahí sigue, envejeciendo mal y sin nosotros.<br />

Porque la siguiente polvareda nos<br />

echó también a otra calle, y luego a otra<br />

ciudad, a otras mentiras, al mismo país,<br />

donde la crisis da y quita, y nos arroja a<br />

cualquier parte como basuritas, mientras<br />

comemos tacos, mientras todavía comemos,<br />

antes de que por fin, ora sí, nos lleve<br />

un día la chingada.<br />

1. es un estigma / una mala voluntad de la<br />

suerte / una sal que me llueve a cada paso<br />

dado / una maligna calle que se alarga y se<br />

alarga / impidiéndome llegar hasta la casa<br />

/ y aunque la quiero entrañablemente / ella<br />

me embiste como una oscura carcajada: / tal<br />

hablo de mi vida. —Joaquín Vásquez Aguilar.<br />

2. Deje de leer a Cioran, madure y sufra<br />

con decencia, por favor: busque en internet<br />

“La vida es un sueño”, del compositor cubano<br />

Arsenio Rodríguez (1911-1970).<br />

3. Esa frase es un robo evidente de la de<br />

Bernardo Soares (a.k.a. Fernando Pessoa),<br />

en el Libro del desasosiego: “He nacido en un<br />

tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían<br />

perdido la creencia en Dios, por la misma<br />

razón que sus mayores la habían tenido: sin<br />

saber por qué. Y entonces, porque el espíritu<br />

humano tiende naturalmente a criticar porque<br />

siente y no porque piensa, la mayoría de<br />

los jóvenes ha escogido a la Humanidad como<br />

sucedáneo de Dios. Pertenezco, sin embargo,<br />

a esa especie de hombres que están siempre<br />

al margen de aquello a lo que pertenecen,<br />

no ven sólo la multitud de la que son, sino<br />

23 de febrero de 1962.<br />

Marilyn Monroe comió<br />

dos tacos, además,<br />

bebió jugo de carne,<br />

probó unas chalupas y<br />

quesadillas de flor de<br />

calabaza, papa, queso y<br />

huitlacoche.<br />

“Aunque no sabía de<br />

qué estaba hecha cada<br />

cosa, se comió todo lo<br />

que le trajeron”, aseguró<br />

Rafael Guillén, dueño del<br />

restaurante taurino El<br />

Taquito, en la Ciudad de<br />

México.<br />

también los grandes espacios que hay al lado.<br />

Por eso no he abandonado a Dios tan ampliamente<br />

como ellos ni he aceptado nunca a la<br />

Humanidad. He considerado que Dios, siendo<br />

improbable, podría ser; pudiendo, pues, ser<br />

adorado; pero que la Humanidad, siendo<br />

una mera idea biológica, y no significando<br />

más que la especie animal humana, no era<br />

más digna de adoración que cualquier otra<br />

especie animal. Este culto de la Humanidad,<br />

con sus ritos de Libertad e Igualdad, me ha<br />

parecido siempre una resurrección de los<br />

cultos antiguos, en que los animales eran<br />

como dioses, o los dioses tenían cabezas de<br />

animales”.<br />

4. Al parecer, eso que llamamos ‘especismo’<br />

es lo que nos hace considerar que<br />

el homo sapiens tiene más derechos que<br />

cualquier otra especie; o bien que hay unas<br />

especies más dignas de consideración que<br />

otras; como por ejemplo que está bien comernos<br />

un cochi, pero no a un perrito. O algo<br />

así. Pero para qué lo desinformo. Si le interesa<br />

el tema, mejor vaya y lea Liberación animal,<br />

de Peter Singer.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!