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Híkuri.press Número 1

Híkuri.press Crónica, Arte, Cultura es la versión impresa de www.hikuri.press. Circula como periódico mensual desde San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

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www.hikuri.<strong>press</strong> | no. 1 | 1 de mayo de 2017<br />

[ El viaje està en uno mismo ] 9<br />

PRESS<br />

Crónica<br />

Por Alejandro Alarcón Zapata<br />

VISTA DE WIRIKUTA . Fotografía Alejandro Alarcón Zapata.<br />

Crónica interminable sobre<br />

el zumbido de la galaxia<br />

Todo comenzó con la necesidad<br />

de andar caminos, de encontrar<br />

quién sabe qué cosas; mejor<br />

dicho, de buscar quién sabe qué rumbos.<br />

Inspirado por Castaneda, las historias de<br />

don Juan y don Genaro, además de los<br />

paisajes mágicos del México profundo,<br />

comencé un camino que me llevó, de<br />

una hasta seis veces por año, con un par<br />

de intervalos en más de veinte años, a la<br />

tierra sagrada de Wiricuta, en el Altiplano<br />

Central Potosino.<br />

¿1990? La primera vez, y luego muchas<br />

veces, lleno de expectativas y apego por<br />

las cosas de acampar y el agua, terminé<br />

fundido por el peso de las mochilas y los<br />

garrafones, abatido, sin aire, entre cielos<br />

prístinos e infinitos.<br />

El sol casi sólido sobre el pellejo. La<br />

cuesta de los arrepentidos fue sólo una,<br />

en las serranías de mis penitencias. No<br />

es pues la gran hazaña. Siempre cansado,<br />

sediento, doblegado, quedé tumbado muchas<br />

veces en los caminos y extravíos del<br />

matorral desértico, polvoriento, derrotado,<br />

con ganas de vomitar, con la tripa<br />

torcida, el último de la fila. Muchas veces<br />

regresaba de noche, incluso de madrugada,<br />

tropezando.<br />

Noches después, cerca del poblado<br />

de El Mastranto, en la boca de la Cañada<br />

de Colores, el espíritu del desierto nos<br />

cantó una hermosa melodía a través de<br />

la campana de una cabra. Fue sublime y a<br />

la vez efímera, como el sonido del viento<br />

seco entre ramas y espinas. Una canción<br />

tocada desde el violín de un marakame<br />

wirrarika. De aquí soy, me dije, y así fue<br />

muchas veces, el híkuri me enseñó su<br />

medicina, su ternura y mi locura más<br />

ecuánime.<br />

Cómo narrar una crónica que se pierde<br />

en la inmensidad de las noches, en el<br />

susurrar continuo de la galaxia, en el<br />

canto de los coyotes y los gallos que trae<br />

el viento, en las estrellas con sus caminos,<br />

como rieles marcados en un mapa, con<br />

todo y ruido de trenes; en el andar sólo<br />

y acompañado, por el desierto mexicano<br />

de San Luis Potosí y en las montañas de la<br />

Sierra de Catorce.<br />

Andar, leguas, lenguas de sol y polvo.<br />

Rocas espinas, plantas minerales, reptiles<br />

vegetales y raíz.<br />

EL DIABLO Y YO NOS CONOCIMOS<br />

No vaya a pensar el lector que me ando<br />

pirateando al Sabines. Pero puedo decir

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